Al realizar una película de ficción se sigue un guión previo, el que durante el rodaje puede, o no, irse modificando parcialmente en ciertos diálogos o puestas en escena, porque es realmente en el set de filmación sonde se realizan los ajustes funcionales al tema, historia, concepto y estética previsto en el proyecto original.
Muy distinto es el proceso que se sigue en la planificación y desarrollo de una obra documental. Comienza con un escorzo global de los aspectos generales del entramado debidamente tratado, para luego encarar la investigación pertinente a fin de reunir el material preexistente necesario (cuando corresponda), y cumplir un plan de rodaje del material original imprescindible, elaborando entonces el guión que tendrá su ajuste definitivo en el proceso de compaginación. En muchas ocasiones, en esa sala se dejan elementos sin resolver, cosas que quedan en el tintero, merodeando en la cabeza del director el cómo o el por qué no se pudo solucionar ese inconveniente.
Éste nuevo documental de Sergio Wolf, trece años después del estreno de “Yo no sé que me han hecho tus ojos” (2003), codirigida junto a Lorena Muñoz, retoma la historia de quién se convirtió en una leyenda de la música argentina, la cantante de tangos Ada Falcón, quien en 1942, luego de grabar el tango que le da el título a éste documental, abandona su exitosa carrera y se va a vivir con su madre a Salsipuedes, provincia de Córdoba, a un Convento de monjas, donde ella se consagra a Dios y jura no volver a hablar más.
El disparador que motiva a Wolf a darle una vuelta de tuerca a la misma historia es la pérdida del registro sonoro de la primera entrevista, pues no obstante contar con las imágenes carece de las voces, por lo que esa escena que era muy importante no pudo ser incluida en el film del 2003, a lo que se sumaba el hecho de que el realizador no se acordaba lo que le había narrado la cantante. Ello lo impulsa a toma la decisión de ponerse en movimiento para tratar de dilucidar, desentrañar, lo que le había contado Ada Falcón.
Sergio Wolf desempolva la vieja lata con el fílmico, pide ayuda a técnicos, vuelve a Salsipuedes a desandar el camino hecho 18 años antes, le consulta a Edgardo Cozarinsky cómo solucionar el problema, incluso contrata a una lectora de labios para poder rearmar esa escena. En el recorrido todo el esfuerzo lo hace para cerrar definitivamente la historia, completar lo que falta, volver a hacerla hablar a Ada Falcón. Porque el mérito que tuvieron en su momento Lorena Muñoz y Sergio Wolf fue lograr convencer a la cantante para que rompa su promesa del silencio eterno, poder filmarla y entrevistarla sin condicionamientos.
Ada Falcón a través de los años construyó un mito porque siempre hubo preguntas sin respuestas, si en pleno estrellato abandonó todo por culpa del desengaño amoroso que tuvo con Francisco Canaro, si se cansó del éxito y el glamour, o de la farándula de la época, y tomó esa drástica y definitiva decisión en su vida, tal vez las respuestas estaban en esa cinta de sonido perdido.
Pero quizás el aura de misterio que siempre rodeó su vida impida que su voz salga del convento.