El pecador de Ferrara
Welcome to New York (2013) es la película de Abel Ferrara protagonizada por Gerard Depardieu sobre el ex presidente del Fondo Monetario Internacional, que circuló por la web en la primera mitad del año, y tuvo una función especial en el pasado Festival de Cannes. Lejos de ser una película sobre el personaje y el hecho mediático específico, termina por ser un film con todos los tópicos del realizador de Un maldito policía (Bad Lieutenant, 1992).
El señor Devereaux (Gerard Depardieu) vive su vida desprejuiciadamente: fiestas de sexo y alcohol con prostitutas que no excluyen el ambiente laboral. Vemos al personaje en reuniones de trabajo donde ofrece a sus colegas secretarias/prostitutas que lo rodean continuamente. Viajes de negocios se prestan a lujuriosas orgías en hoteles cinco estrellas. La cámara registro de Ferrara es especial para captar la espontaneidad de tales sucesos desde The Blackout (1997) hasta Go Go Tales (2007).
Las inquietudes del Ferrara autor, tales como la redención, los excesos, el sexo y el poder como placer y condena, se ven reflejadas a la perfección en el caso público de acoso sexual que culminó con las parrandas del ex mandatario de la entidad bancaria internacional. Y no al revés. A Ferrara no le preocupa la veracidad de los hechos (lo aclara en un texto inicial), sino aquellas actitudes de la condición humana que llevan a una persona a realizar semejante acto. No hay justificación, ni relativismo moral: el personaje es mostrado de manera negativa desde el comienzo.
El suceso pasa en Nueva York, en un viaje de negocios con fiesta incluida, rutina habitual del señor Devereaux. La cámara sigue las orgías con algún que otro lujo de detalle. La oscuridad en las escenas marca el lado oscuro de la situación. Seres casi demenciales con los cuales el personaje Gerard Depardieu disfruta de forma animal. La mañana siguiente el hombre abusa de la mucama y es detenido en el aeropuerto cuando intenta volver a Francia. Aparecen por un lado la población multicultural de Manhattan, ligada a la clase trabajadora: la mucama es negra al igual que uno de los policías que lo detienen (el otro tiene rasgos orientales), así como los operarios de los servicios o quienes realizan trabajo físico en la calle. Por el otro, la escena de la detención es retratada con extensos pasillos carcelarios, y una iluminación que va decreciendo a medida que el personaje es humillado por los guardias cárceles. Una suerte de justicia a medias que Devereaux percibe de forma aleccionadora.
Ferrara realiza también un interesante trabajo con el cuerpo. Está el gran Gerard Depardieu aportando su fama de mujeriego y reluciendo su excesiva panza en cuanto desnudo implique el film, sin pudor ni vergüenza. Una suerte de Marlon Brando en El último tango en París (Last Tango in Paris, 1972), tan envidiable como despreciable. Las relaciones sexuales denotan poder, mediante la violencia ejercida de uno a otro. Sin llegar a ser relaciones sadomasoquistas, puede sentirse en el film “el peso” de un cuerpo –el de Depardieu- al dominar al otro. El peso del poder, del dominio, de la impunidad.
Los planos iniciales del film muestran edificios ligados al centro bancario de la ciudad, para luego abandonarlos y recordar al personaje público en algún que otro diálogo -"La pobreza es un negocio" dice en un momento- y nada más. El resto, trata sobre un personaje de esos que tanto le gustan a Ferrara, que vive de exceso en exceso sin poder controlarse ni querer hacerlo. Welcome to New York es una película con todos los condimentos transgresores del realizador, despareja por lapsos –como la extensa discusión con su ex mujer- pero muy ágil en su narración y efectiva en su cometido.