El infierno tan temido
Volvió el mejor cine de Abel Ferrara, el de los excesos y desmesuras varias, desde lo temático y formal. Aquel que no necesita bajar líneas, sino el que se protege en la exhibición de las miserias (físicas y morales) de un sector de la sociedad. El de Un maldito policía, El funeral, El rey de Nueva York y China Girl es el que retorna con Welcometo New York.
Para la gran vuelta contó con un monstruo actoral como Depardieu, ofreciendo su anatomía desnuda de 150 kilos o más, interpretando a un poderoso representante del FMI con pretensiones presidenciales que, debido a sus excesos en el sexo, ve cómo su carrera se va al demonio.
La película arranca con una entrevista a Devereaux (criatura basada en Dominique Strauss-Kahn), donde se concilian actor y personaje. Devereaux es un enfermo del sexo, un fanático de las prostitutas high-class y un animal de hoteles de lujo quien, debido a su voracidad, mete la pata con una empleada doméstica a la que –supuestamente– le exige una fellatio. A Ferrara se lo percibe cómodo registrando esas orgías que complacen a Devereax, pero también apostando a la crítica de un sistema de vigilancia y control que humilla al acusado por sus excesos (extraordinaria escena aquella de la captura y chequeo corporal previo a la prisión del personaje central).
Pero Welcometo New York no sólo corre el velo sobre la hipocresía del poder, como ocurre en el fagocitado cine de denuncia, ya que la aparición de la esposa del economista, Simone (Jacqueline Bisset y su seductora belleza otoñal), suma puntos a una película que le patea el trasero a la corrección política.En esos dos encuentros del matrimonio, el efectivo Ferrara se anima a describir a un matrimonio en crisis, endilgándose culpas uno al otro, desnudando flaquezas y contrariedades íntimas y públicas. Entre reproches y recriminaciones, la pareja todopoderosa que parece llevarse al mundo por delante se expone y queda en pelotas, tal como se lo observa a Depardieu en un par de escenas no tan breves.