Una película atrapante En la quinta entrega de la saga, el director J. A. Bayona da una vuelta de tuerca a la historia y logra un original filme de monstruos Cuatro años después que el parque temático Jurassic World fuera destruido por los dinosaurios, la Isla Nublar está ahora abandonada por los humanos, mientras los gigantescos reptiles intentan sobrevivir por sí mismos en la jungla. Cuando el volcán de la isla comienza a tener actividad, Owen Grady (Chris Pratt) y Claire Dearing (Bryce Dallas Howard) organizan un equipo de rescate para salvar a aquellos dinosaurios que han quedado con vida tras la extinción. La misión tendrá consecuencias inesperadas. El español J. A. Bayona le da nueva vida a la serie, dividiendo el metraje en dos, una primera parte clásica en la isla, con escenas de alto impacto, acción a raudales y efectos imponentes; y una segunda parte más intimista, casi gótica, en la que los dinosaurios protagonizan un oscuro cuento de hadas en el que se transforman en "el cuco debajo de la cama". El realizador logra generar tensión, suspenso y momentos de terror cargados de adrenalina sin apelar en demasía a los efectos digitales. La fotografía, los decorados, la música y actuaciones, están al servicio de una historia que atrapa y se despega de los lugares comunes. A la vez, el filme, homenajea a las primeras entregas, colocando en la película al profesor Ian Malcolm (impagable Jeff Goldblum), quien termina oficiando, como las anteriores veces, de voz racional entre tanta locura y ambición por parte de los infaltables empresarios/científicos inescrupulosos. Más allá del entretenimiento, la historia se reserva un mensaje claro sobre los peligros de la manipulación genética y un bienintencionado discurso ecológico. Aunque cuenta con algunos momentos truculentos, es un filme muy disfrutable tanto para niños como para adultos, con climas "ochentosos" tan de moda en los últimos tiempos, y momentos que remiten a clásicos modernos como Stranger Things. La vida se abre camino, y esta saga también. Larga vida a los dinosaurios.
La nueva película del francés Pascal Laugier resulta una verdadera gema de horror moderno cargada de momentos que crispan los nervios Una madre y sus dos hijas heredan el caserón de una tía fallecida, una vivienda lúgubre plagada de antiguos e inquietantes muñecos. La primera noche en la nueva morada, las mujeres deben enfrentar a dos intrusos que tocan a la puerta, unos psicópatas sedientos de sangre que intentarán someterlas. Tras escapar de esa experiencia traumática, la historia continúa varios años después con una de las niñas se convierte en una exitosa escritora. Al regresar a aquella casa, descubre terroríficos secretos que la remontan a aquella fatídica velada. Sin las secuencias explícitas de Martyrs (su película más famosa), el realizador Pascal Laugier logra construir una pesadilla fílmica plagada de momentos de puro horror. De todas formas, el gore está presente en la historia, al igual que ciertas secuencias de tono onírico que agudizan la experiencia. Película “Pesadilla en el infierno” Película “Pesadilla en el infierno” Hay además, una buena construcción de los personajes protagónicos, desde los dos salvajes atacantes hasta el trío de mujeres, obteniendo un contrapunto entre las dos hermanas dibujadas una como muy pasiva y la otra, con carácter avasallante. El argumento se guarda muchas sorpresas, incluido un inteligente giro que hace virar la trama hacia lugares insospechados. La dirección de arte, cargada, barroca, al igual que la presencia de los fantasmagóricos muñecos de porcelana recrean cierta atmósfera de "laberinto del terror" de feria que remonta inmediatamente a los slashers de los setenta, filmes que obviamente han inspirado al director. Película “Pesadilla en el infierno” Película “Pesadilla en el infierno” Excelente fotografía que aprovecha los claroscuros y las sombras expresionistas para que los sustos esparcidos durante todo el metraje funcionen. Con un ritmo más europeo que los clásicos del género, pero con pulso firme, Pesadilla en el infierno es una original y efectiva película de horror que desafía la valentía de los espectadores. Miedo.
El segundo spin-off de Star Wars expande el Universo y resulta una agradable sorpresa Han Solo, el personaje interpretado por el mítico Harrison Ford, es uno de los más queridos y carismáticos del universo creado por George Lucas. Por eso, la idea de un filme sin el actor clásico que le dio vida en 4 largometrajes parecía una apuesta arriesgada. Sin embargo, Han Solo: una historia de Star Wars es una sólida película de aventuras que se nutre de la estética setentosa y retro de la saga original y que al igual que Rogue One se coloca un escalón por encima de los nuevos episodios de la serie. El filme presenta los orígenes de Han; su encuentro con su compañero de ruta Chewbacca; su primer cara a cara con Lando Calrissian; cómo se convirtió en piloto; y cómo consiguió el Halcón Milenario. Muchas de las acciones y anécdotas que se mencionaron en los episodios clásicos aquí toman cuerpo de manera natural y con muchos guiños para los fans y eruditos de la saga. De todas maneras, no es una película que deje afuera a los neófitos, por el contrario, la acción, el humor, los personajes y el romance, la hacen una historia inclusiva muy disfrutable. Play Alden Ehrenreich, en la piel de Solo logra un gran trabajo, no se limita a una imitación de Ford, por el contrario, si bien hay gestos y formas de moverse que reconocemos inmediatamente, el intérprete compone con personalidad a este "bandido irresistible". El elenco que lo acompaña no puede ser más sólido: Woody Harrelson (cada vez actúa mejor) como su mentor; Emilia Clarke (sensual y misteriosa); y sobre todo Donald Glover en el papel de Lando, el más atractivo de los personajes y quien se roba alguno de los mejores momentos. Ron Howard, un director de la vieja escuela, recrea una estética de western "a lo Sergio Leone" para algunas de las escenas de acción, momentos que incluyen un espectacular "robo a un tren" que mantendrá al espectador al borde de la butaca. La fotografía en tonos terracota y marrones, más el grano de la película y la sordidez de los escenarios redondean una dirección de arte de calidad, lejos de los artificios de los decorados digitales tan de moda en el género. Hay una secuencia muy lograda, en las trincheras en medio de un combate cuerpo a cuerpo, que parece extraída de un filme bélico, pero se extrañan algunas batallas espaciales y un poco más de información sobre el Imperio. Más allá de los detalles y de la inclusión de algún personaje de manera forzada, el filme es entretenido y respetuoso de los mitos Star Wars. Una historia de iniciación que augura una nueva saga paralela. Sí, Han hay uno solo… y en esta película está su espíritu.
"Deadpool 2", o como ser un superhéroe malhablado La segunda aventura fílmica del mutante de traje rojo y negro es más salvaje, divertida y original que su predecesora y además contiene una escena post créditos antológica Deadpool es un héroe muy especial. Sanguinario, con un humor negro bastante border, protagonista de acciones políticamente incorrectas, es la oveja negra de la familia Marvel. En la primera cinta que le tocó protagonizar, el hombre debajo de la máscara rojinegra, Ryan Reynolds logró algo impensado, un tremendo éxito de crítica y taquilla con un filme clasificado con una R (es decir apta para mayores de 18 años). Play Sin el triunfo de Deadpool no hubiera sido posible una película como Logan, y por eso el personaje encarnado por Reynolds, especialista en "romper la cuarta pared" se lo recuerda a la audiencia cada vez que puede. ¡Hace bien! Esta segunda cinta de la saga, profundiza las bromas y chistes sarcásticos al mundo "serio" de los superhéroes. Además suma personajes tan bizarros como irresistibles (un cuerpo de elite denominado X-Force que ya merece su propia aventura fílmica), secuencias de alto impacto, efectos especiales de gran despliegue visual y una banda de sonido hermosa que contrasta con la brutalidad que refleja la pantalla. El argumento es una excusa, pero de todas formas, tiene un buen desarrollo, Cable, una especie de soldado del futuro viaja en el tiempo para asesinar a un niño mutante aparentemente inocente (sí, la trama recuerda a Terminator y Deadpool se encarga de subrayarlo) Josh Brolin vuelve a lucirse con este "villano" menos poderoso que Thanos pero igual de imponente. Ryan Reynolds parece haber nacido para interpretar este personaje, disfruta y hace disfrutar, histriónico, se carga la película al hombro y la lleva a buen puerto. Ryan Reynolds Ryan Reynolds La violencia explícita, la sangre generada por CGI y las referencias sexuales no permite el visionado del público menor, pero pese a eso y aunque parezca una contradicción, el filme promueve a su manera, un mensaje familiar y de camaradería. La alegría y diversión no terminan con el fundido a negro final. Deadpool 2 contiene una de las mejores secuencias postcrédito de toda la historia Marvel. Un momento de humor autorreferencial que por sí solo vale el precio de la entrada. Larga vida a Deadpool.
Acción, tensión y vértigo en "Rescate en Entebbe" El filme del brasileño Jose Padilha recrea el secuestro y rescate de un grupo de israelíes en la Uganda de Idi Amin 27 de junio de 1976. Un avión de Air France con 248 pasajeros, la mayoría israelíes, es secuestrado por terroristas y simpatizantes de la causa palestina, tomando rumbo a Entebbe, en Uganda. Los extremistas mantuvieron durante siete días a los rehenes en un sector inutilizado del aeropuerto, hasta que Israel aprobó una peligrosa misión de rescate, que posteriormente fue calificada como la misión mejor ejecutada de la historia. El director Jose Padilha, responsable de películas como Tropa de Élite o la nueva versión de RoboCop, recrea con precisión y ritmo un hecho histórico en los convulsionados años setenta. El realizador nos introduce en la intimidad del grupo terrorista haciendo base en dos personajes: Wilfried Böse (Daniel Brühl) y Brigitte Kuhlmann (Rosamund Pike), alemanes de una organización de izquierda armada. Y tiene como premisa la planificación del rescate por parte de los israelíes con las discusiones y dudas de Shimon Peres (Eddie Marsan) y Yitzhak Rabin (Lior Ashkenazi). Play De esta forma, la narración navega entre "los dos bandos" intentando no caer en el maniqueísmo (con la peligrosa consecuencia de justificar por momentos las razones de los terroristas y presentarlos como idealistas incomprendidos). Hay también un relato paralelo que sigue a la novia de uno de los soldados involucrados en la misión, una historia que sirve para descomprimir y a la vez cargar de tintes dramáticos el inteligente guión. Desde la puesta, Padilha elige acertadamente un estilo documental, con cámara en mano, seguimiento de personajes y un montaje vertiginoso, fusionado con algunas escenas de danza (que en un osado y anticlimático recurso) funciona como alegoría del momento que se intenta recrear. El filme funciona como un thriller con toques de acción, momentos de tensión realmente logrados, sin la crudeza de otros trabajos del brasileño, con precisión, calidad artística, políticamente incorrecta, pero con mucha humanidad.
Una comedia diferente sobre un adolescente gay La película de Greg Berlanti se introduce en el interior de una comunidad estudiantil para contar el conflicto interno de un joven preocupado por el qué dirán Simón es un chico de 17 años con una familia que lo ama y todo lo que pueda querer o necesitar al alcance de la mano. Sin embargo, algo lo preocupa: es gay y no sabe como decírselo ni a sus padres, ni a sus amigos. Él siente que revelar su verdadera esencia causará el rechazo y las burlas de todos a su alrededor. Cuando comience a ser extorsionado por alguien que ha descubierto su "secreto", su vida cambiará radicalmente y deberá luchar contra sus propios prejuicios. Play A diferencia de otras historias que han tocado temas similares y se desarrollan en ámbitos escolares, con tintes más trágicos, Yo soy Simón es una comedia luminosa, que en su tono casi naif, revela algunas de sus muchas virtudes. Sin la necesidad de apelar a escenas crudas o de extremo bullying, el filme deja claro su mensaje sobre la inclusión y la aceptación de la propia identidad. La modernidad de la puesta y los escenarios no impiden que la película remita a clásicos de los ochenta como El Club de Los Cinco, un filme al que Greg Berlanti parece homenajear en más de una secuencia. Este atractivo exponente del género "coming of age" cuenta con todos los tópicos que se esperan: un protagonista empático (fantástica labor de Nick Robinson); una amiga confidente; profesores variopintos y padres preocupados por el bienestar de sus hijos. Pero jamás cae en la caricatura y los estereotipos, luce natural y creíble. Cálida, encantadora, la película es un clásico instantáneo con la que nuevas generaciones de espectadores se sentirán identificados, emotiva, sin caer en golpes bajos. Todos somos Simón.
Terror más allá de las máscaras Diez años después de "Los Extraños" llega esta secuela que retoma el clima y la tensión de aquella gema del horror independiente La fórmula es la misma que en la primera parte, solo que en vez de una pareja de jóvenes, en esta oportunidad es una familia la que debe sobrevivir al acoso de tres sanguinarios enmascarados en un camping de casas rodantes. Como en aquella película protagonizada por Liv Taylor aquí también hay una apuesta por el crecimiento de la tensión a medida que avanza la trama. El realizador Johannes Roberts nos presenta a los personajes, desarrolla un conflicto intrafamiliar y una vez que el espectador empatizó con todo esto, arranca una cacería humana en la que parece no haber lugar para esconderse. Play Los psicópatas, camuflados detrás de inquietantes máscaras, hacen de su silencio y elaborado sadismo, una marca de autor que los coloca en el mismo escalón que los grandes nombres del slasher como Michael Myers o Leatherface. El gran trabajo de iluminación, que presenta claroscuros ideales para los sustos y golpes de efectos, se suma a la excelente idea de un escenario tan tétrico como efectivo: las casas rodantes, movilidad y hogar de nómades a los que nadie parece extrañar, un parque de atracciones para los asesinos en cuestión. También la música, que incluye ritmos de los ochenta y los efectos sonoros, fundamentales para marcar la atmósfera de espanto, están a la altura de las circunstancias, redondeando una producción impecable en todos los rubros técnicos y artísticos. Más allá de cierto regodeo en los homenajes a filmes clásicos, Los Extraños: Cacería Nocturna es una efectiva secuela, un filme que redobla la apuesta y que logra mantener en vilo al más valiente de los espectadores.
De Hogwarts a la "Jungla" El ex Harry Potter, le pone el cuerpo a este thriller selvático basado en hechos reales Jungla tiene como base la historia real de Yossi Ghinsberg, un joven aventurero que vivió para escribir un bestseller de memorias sobre su aventura en el interior de la selva Boliviana. Daniel Radcliffe, quien se hizo popular por su trabajo en la exitosa saga de Harry Potter, encarna a un joven israelí que tras años en el servicio militar decide salir a la aventura en la exótica Latinoamérica. Si no fuera porque realmente sucedió, se podría decir que el encuentro de Yossi con otros dos extranjeros y un misterioso guía, suena a lugar común. Lo cierto es que la expedición sale mal, y pronto cada uno de los exploradores deberán luchar por sobrevivir. El director australiano Greg McLean exhibe su catálogo de clichés provenientes del thriller de horror entre las que ha hecho interesantes películas como El Cazador de Wolf Creek, para narrar esta historia en la que no faltan tribus salvajes, alucinaciones, furia de la naturaleza y bichos venenosos. Menos gore y visceral que sus anteriores filmes, Jungla parece quedar a medio camino entre el terror y el drama épico. Daniel Radcliffe es sin dudas quien mejor sale parado, su trabajo físico y de composición sobresale del resto del elenco. El argumento, poco elaborado y nada sorpresivo no lo ayuda, y la película termina funcionando como un catálogo sobre la brutalidad y las ganas de sobrevivir. En los rubros técnicos, si algo se destaca en el filme, es la fotografía que permite el lucimiento de los decorados naturales, transformando a la selva en otro personaje de la historia (aunque por momentos parezca más un bosque que un ámbito tropical). En la balanza, la película tiene más en el debe que en el haber, salvo en la primera parte destinada a mostrar lo telúrico de la zona, nunca se siente real y hasta termina pareciendo más extensa de lo que es. Ni la "magia" de Radcliffe logra hacer entretenido este intento de aventura en el "peligroso" tercer mundo.
Una oportunidad "Perdida" La película nacional con Luisana Lopilato, encara un género poco visitado por el cine vernáculo, pero las flojas actuaciones y un guion desparejo la hacen naufragar Pipa es una joven policía que trabaja en el departamento de trata de personas de la policía federal. Hace catorce años, la desaparición de su mejor amiga Cornelia en un viaje de estudios, la marcó a fuego. Ahora algunos elementos del pasado vuelven a su vida para atormentarla y empujarla a investigar qué fue lo que ocurrió con la chica desaparecida. Basado en una novela de la periodista Florencia Etcheves, Perdida es un relato que se enmarca dentro del thriller de suspenso, un género poco frecuente en nuestra filmografía, con mucha aceptación entre los concurrentes a las salas. Lamentablemente, el guion, plagado de diálogos imposibles, personajes secundarios poco desarrollados y vueltas de tuercas inverosímiles no ayudan al clima de tensión e intriga que la trama necesita para funcionar. El director Alejandro Montiel cumple en los apartados técnicos, dotando al filme de una estética en tonos fríos y una paleta de colores en la gama de los azules (gentileza del fotógrafo Guillermo Nieto) que transmiten el clima opresivo que se espera de un tema tan sórdido como este. Sin embargo, falla en la dirección de actores, pieza fundamental para la credibilidad de la obra. El elenco recita sus diálogos en un tono declamativo, "tirando texto" más que componiendo. Luisana Lopilato logra un gran trabajo físico, destacándose en las escenas de acción, pero luce afectada en los momentos dramáticos. Los únicos puntos altos en el rubro actoral se lo reservan Oriana Sabatini, como una hacker (eso sí, demasiado inspirada en Lisbeth Salander); y la española Amaia Salamanca, que hace gala de su oficio para salir bien parada. Para que un filme de suspenso mantenga al espectador atento y al filo de la butaca es necesario desarrollar la intriga el máximo tiempo posible, algo que aquí no sucede, rápidamente descubrimos quién es quién y los giros argumentales están lejos de ser sorpresivos. Perdida era una buena oportunidad para demostrar que en nuestro país el cine de género es posible… habrá que esperar otra película y no perder las esperanzas.
Del videojuego al cine La adaptación de un popular "fichin" de los ochenta, presenta a Dwayne Johnson haciendo frente a un trío de animales gigantescos. Davis Okoye (Dwayne Johnson) es un especialista en primates que mantiene un vínculo cercano con George un gorila albino. Cuando este simio comienza a crecer desmesuradamente por una mutación genética, Okoye deberá encontrar la razón detrás de este cambio y además enfrentar a otras bestias gigantescas que fuera de control amenazan a la raza humana. Adaptar el video juego Rampage a la pantalla grande parecía un reto difícil, principalmente porque no hay una historia clásica detrás de ese mítico arcade, solo animales gigantescos destruyendo ciudades. Sin embargo el director Brad Peyton ha conseguido una de las mejores cintas basadas en personajes surgidos de las consolas. Play Valiéndose del carisma de Dwayne Johnson, un guion que bucea en los experimentos genéticos, las posibilidades que da la técnica de captura de movimiento para crear a un George muy gestual, y los efectos digitales para hacer creíbles los momentos de "cine catástrofe" Rampage es sin dudas un exponente fílmico cargado de acción y buenas ideas. El lobo gigante y el cocodrilo, al igual que el simio blanco, nada tienen que envidiarle a King Kong o Godzilla, todos lucen temibles y son protagonistas de secuencias que son pura tensión. Brad Peyton (R) y Dwayne Johnson en la premiere de “Rampage” en Los Angeles, California (Crédito: Reuters/Mario Anzuoni) Brad Peyton (R) y Dwayne Johnson en la premiere de “Rampage” en Los Angeles, California (Crédito: Reuters/Mario Anzuoni) El filme no es el clásico entretenimiento familiar naif, por el contrario se reserva algunos momentos sangrientos y de terror que mantendrán a los espectadores más sensibles en la punta de la butaca. Pese a esto, también hay humor, y un mensaje políticamente correcto sobre el peligro de la manipulación genética. Johnson se sigue consolidando como el héroe de acción de esta generación, un título del que no reniega y levanta durante todo el metraje cual estandarte. Rodeado de un elenco muy sólido, se destaca la presencia de Naomi Harris, actriz que proviene de un tipo de cine más independiente y de autor, que se mueve con naturalidad entre los efectos especiales y la devastación que presenta la película y Jeffrey Dean Morgan que con su humor sarcástico encarna a un "Negan" de traje y corbata y sin bate. Rampage: Devastación es una película pochoclera tan gigante como las bestias que la protagonizan. Y está bien.