El regreso de un gigante El robot, quien animó la infancia de legiones de niños durante los ochenta, regresa a la pantalla grande en un filme que combina nostalgia con nuevas técnicas animadas Tras años de paz, la humanidad nuevamente está en peligro cuando el Dr. Infierno regresa e intenta apoderarse de un gigantesco robot que ha aparecido en el interior del Monte Fuji. Koji Kabuto debe salir de su retiro para subirse nuevamente a Mazinger Z e impedir el fin del mundo. Valiéndose de una animación brillante, estilizada y moderna, el realizador Junji Zhimizu trae de regreso a todos los personajes que hicieron de esta serie un objeto de culto. Por supuesto, algunas cosas se han aggiornado: los personajes femeninos lucen sensuales y voluptuosos (en los ochenta no eran tan explícitos), los masculinos transpiran testosterona, y los robots parecen más gigantes y amenazantes que en aquel entonces. Dr. Infierno está acompañado por dos secuaces inolvidables: el Conde Decapitado (con su analogía nazi a flor de piel) y el Barón Ashler (mitad hombre/mitad mujer). Juntos forman un verdadero "team" del mal que aún sigue funcionando y causando pavor. Por el lado de los buenos, Koji mantiene una relación con Sayaka que presenta varios giros inesperados a lo largo de la trama. Lo que no ha cambiado es la hermandad entre el héroe y "el mecha" que lo hizo grande. Cuando Koji se sube a su planeador Pilder (un temprano antecedente al dron) y se une a Mazinger ambos son uno solo, un solo cuerpo, una sola mente que supera el tiempo y el espacio. De fondo, entre el argumento básico de acción, aventuras y ciencia ficción, el libreto se reserva varios mensajes sobre la ecología y la necesidad de cuidar los recursos naturales, y también algunas pinceladas sobre la inteligencia artificial y el peligro de la energía nuclear. Lamentablemente, algunas secuencias de mal gusto sobre la violencia de género pueden resultar un pésimo ejemplo para los espectadores más pequeños, una mancha oscura en un filme que en líneas generales resulta atractivo. Mazinger saliendo del fondo de la pileta, lanzando puños, utilizando los rayos fotónicos, corriendo y saltando entre los pinos japoneses: imágenes, que como en un viaje en el tiempo, regresan a la pantalla y a las retinas vidriosas de espectadores que con más de cuarenta años se sentirán niños al menos durante 95 minutos de proyección.
Otro tesoro del cine paraguayo Los directores de la genial “7 Cajas” dirigen este filme que plantea una búsqueda del tesoro plagada de acción, adrenalina y mucho humor negro Manu es un canillita que sobrevive en un barrio humilde de Asunción. Cuando su abuelo le regala un antiguo libro que contiene las coordenadas para hallar un antiguo tesoro, el adolescente se unirá a un grupo variopinto de buscadores para encontrar las joyas que pueden cambiar su vida. Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori vuelven a dirigir otra original y entretenida cinta ambientada en un poblado al borde de la inundación en donde toda clase de personajes pintorescos conviven en un clima de realismo mágico digno de García Márquez. Hay detrás de la historia un mito que se forjó en plena Guerra de la Triple Alianza, la de varios tesoros enterrados en distintos lugares de Paraguay y distintas cuadrillas de exploradores cavando en su búsqueda. Con esta premisa, el filme mantiene un ritmo que crece en intensidad a medida que los protagonistas se acercan a la verdad detrás de los datos marcados en un misterioso mapa. En el camino, el humor será una parte fundamental para empatizar con los personajes. El vértigo y la tensión crecen a medida que avanza el metraje, retratadas con una cámara nerviosa que nos hace partícipes de las vivencias de los buscadores. El hecho de que un filme paraguayo llegue a las salas comerciales ya es un fenómeno para aplaudir, pero además, si tiene la calidad y originalidad de esta propuesta la alegría es doble. Los buscadores es más que un filme de aventuras, es un retrato sobre el temple y carácter de los que menos tienen y sobre la concreción de los sueños.
Spielberg, en estado puro La nueva cinta del director de "Tiburón" es un deleite para los sentidos, un filme que une a las más nuevas tecnologías de narración con el espíritu retro de la década del ochenta En un futuro distópico en pleno año 2045, con un mundo en decadencia y las personas viviendo hacinadas en casas rodantes, el único escape que tienen los habitantes del planeta es un juego de realidad virtual llamado OASIS. El excéntrico creador de OASIS, es James Donovan Halliday (Mark Rylance), quien tras su muerte ha dejado tres acertijos escondidos en su creación, quien los encuentre heredará toda su fortuna. Así comienza una carrera entre Wade Watts (Tye Sheridan), un joven aficionado al videojuego, y varios competidores que deberán superar distintas pruebas si es que quieren hallar las tres llaves escondidas que les darán el triunfo. La novela original en la que se basa el filme fue escrita por Ernest Cline, un fanático del cine, la música y la cultura de los ochenta, que logró fusionar ciencia ficción con su pasión por esa década. El resultado fue una de las novelas más apasionantes y originales de los últimos tiempos, un texto que solo podía tener un realizador para su adaptación cinematográfica: Steven Spielberg. La actriz Olivia Cooke en la premiere de “Ready Player One” en Los Ángeles (REUTERS/Mario Anzuoni) La actriz Olivia Cooke en la premiere de “Ready Player One” en Los Ángeles (REUTERS/Mario Anzuoni) El director de Los cazadores del arca Pérdida es la piedra fundamental del séptimo arte en los ochenta, su cine marcó a toda una generación que creció en esos años y ha sido reverenciado y homenajeado en filmes como Súper 8 o series como Stranger Things. Entonces, Ready Player One funciona como un autohomenaje que el propio Spielberg se hace en un largometraje que es mucho más que un ejercicio de nostalgia. El largometraje nos devuelve al director de cine de aventuras y ciencia ficción que nos maravilló con Minority Report o más atrás con E.T. El extraterrestre potenciado al cien por cien. Ayudado por las nuevas tecnologías como el "motion capture", la película es un espectáculo visual sorprendente y frenético. La acción en vivo convive con la animación digital como si todo fuera parte de un mismo universo, en donde los intérpretes se mueven con soltura y logran empatizar con los espectadores. Steven Spielberg y los actores Tye Sheridan, Olivia Cooke, Lena Waithe, Philip Zhao, Simon Pegg, Win Morisaki y Ben Mendelsohn (REUTERS/Mario Anzuoni) Steven Spielberg y los actores Tye Sheridan, Olivia Cooke, Lena Waithe, Philip Zhao, Simon Pegg, Win Morisaki y Ben Mendelsohn (REUTERS/Mario Anzuoni) Además, el filme está tan plagado de personajes, imágenes, guiños e íconos de la cultura pop de los ochenta, que requiere sin dudas de un espectador muy atento para no perderse ninguna de las sorpresas que el realizador nos ha preparado. Como el propio Halliday de la historia, Spielberg también nos ha escondido varios "Easter eggs" por lo que el filme se disfruta tanto por su calidad técnica y artística como por su condición de "búsqueda del tesoro" virtual. Estamos sin dudas ante un verdadero acontecimiento cinematográfico, ver en un mismo filme al DeLorean de Volver al futuro, al Gigante de Hierro, RoboCop, Chucky, He-Man, King Kong, y un sinfín de personajes notables del cine, la televisión y las historietas, no es algo de todos los días. Ready Player One es moderna, osada y única, una película para que las nuevas generaciones de espectadores la sientan propia y cercana y los nostálgicos recuerden las épocas del cine en continuado. Un clásico de culto instantáneo.
Llega esta película inspiracional sobre un hombre que logró sobrevivir al atentado en la Maratón de Boston en 2013 El filme narra la historia real de Jeff Bauman, un joven repositor de supermercado que fue víctima de la furia terrorista en la mítica Maratón de Boston. El muchacho estaba allí alentando a su novia justo cuando dos extremistas hicieron estallar sendas bombas. La deflagración terminó amputándole ambas piernas. El largometraje retrata la batalla personal de Bauman por recuperarse y cómo su lucha se transformó en un símbolo para sus compatriotas. Jake Gyllenhaal es el protagonista de este drama que se centra en la lucha física y psicológica de un hombre que ve como su vida cambia en un instante. Pero, el filme no solo se centra en los esfuerzos personales de Bauman, también indaga en su relación con su madre alcohólica y su pareja (tremendas actuaciones de Miranda Richardson y Tatiana Maslany) y en la necesidad de la sociedad toda por encontrar un héroe entre tanta miseria. Play Una historia densa, difícil de digerir por momentos, que se descomprime con toques de humor negro, bien colocados por el guionista John Pollono que ha tenido como base la novela autobiográfica del propio Jeff Bauman. El director David Gordon Green también se luce en la dirección de actores, la puesta en escena, alejada del cliché, y sobre todo la atmósfera sórdida y de desesperanza que logra construir a la hora de retratar la comunidad en la que se mueven los personajes. A diferencia de Día del atentado con Mark Wahlberg que también se desarrollaba durante aquella maratón trágica, este filme está lejos de ser propaganda patriótica, por el contrario, es una pintura minimalista de como el hecho afectó el corazón de una familia de clase media/baja y los amigos que la rodean. Además, otra virtud del largometraje, no hay idealización del protagonista, que es un héroe, nadie lo duda, pero está alejado del estereotipo del "sueño americano" y es presentado con sus miserias, su lado oscuro, su pasado, pero también su humanidad. Es en definitiva, un pequeño cuento real, factible, verosímil, conmovedor…
Este reinicio de la saga basada en un popular videojuego, presenta a una heroína acorde a la época, una mujer astuta, valiente y lejos de la cosificación Lara Croft (Alicia Vikander) es una joven rebelde que decide averiguar qué ocurrió con su padre, desparecido hace siete años. La investigación la lleva a una isla remota, un lugar que esconde una tumba milenaria y un secreto que puede significar el fin de la humanidad. Roar Uthaug (La ola) dirige este nuevo inicio de la saga basada en un popular personaje de videojuegos. Esta Lara Croft es una millennial muy distinta a la compuesta por Angelina Jolie. Aquella versión, con una camiseta ajustada y shorts, hacía hincapié en las curvas de su protagonista, presentándola como una mujer de armas tomar tanto como un símbolo erótico. Todo ha cambiado en este renacimiento. Alicia Vikander está muy lejos de ser mujer/objeto, es inteligente, atlética y planta cara a cualquier villano que se le pare enfrente. La interpretación de la actriz sueca permite su lucimiento en las secuencias dramáticas como en aquellas en las que abunda la acción. La película contiene secuencias de aventuras selváticas que incluyen persecuciones, saltos al vacío, peleas a puño limpio y momentos dignos de Indiana Jones (algunos que ocurren dentro de la Tumba parecen claros homenajes a Los Cazadores del Arca Perdida). Si bien no encontramos ciertos tópicos que hicieron de Croft un personaje mítico de las consolas (por ejemplo el uso de sus dos pistolas) está más que claro que el filme es el inicio de una serie y que oficia como introducción a muchas otras futuras aventuras. Como ocurre con muchas adaptaciones de videojuegos, los diálogos no son muy elaborados, y algunas motivaciones de los personajes parecen poco creíbles, pero en líneas generales la película resulta entretenida y bien realizada. No es fácil encontrar papeles femeninos de carácter que sean protagonistas en el cine industrial y pochoclero, por lo que esta Lara Croft merece un aplauso ya solo por romper con este vetusto patriarcado fílmico.
Patinadas de la vida Esta comedia dramática retrata la vida de la patinadora sobre hielo más prometedora de los Estados Unidos y su enfermiza relación con su madre y esposo A principio de los noventa Tonya Harding (Margot Robbie) era una gran patinadora artística estadounidense, la segunda en la historia capaz de completar en competición un salto de triple axel. Tenía todo el talento para triunfar y ser una estrella, pero también debía lidiar con su falta de disciplina, con un marido golpeador y una madre castradora. En ese ámbito, Harding se vio involucrada en un escándalo policial cuando fue acusada de enviar a matones a golpear a su competidora más directa Nancy Kerrigan. Este biopic escrito por Steven Rogers y dirigido por Craig Gillespie, apela al más corrosivo humor negro para retratar la tragedia personal de una joven deportista. Margot Robbie ya ha demostrado que es más que una cara bonita, pero su transformación en Tonya, resulta cautivante. La actriz no solo logra cambiar su físico y moverse en la pista de hielo como una profesional del deporte, sino que además presenta diferentes registros de acuerdo al momento que le toca vivir a su personaje, pasando de la emoción a la desilusión, de ser una villana a una pobre niña en busca de un imposible "sueño americano". Y si lo de Robbie es para el aplauso, la performance de Allison Janney como la mamá de Tonya es sencillamente para la ovación. Una villana de antología, que en su maldad casi de caricatura, termina resultando amargamente simpática. Gillespie le da un tono retro a su realización, con una gran banda de sonido acompañando las secuencias y segmentos tragicómicos en los que los personajes rompen la cuarta pared. A la vez elige para relatar la trama, una serie de falsas entrevistas a los protagonistas, como para que el espectador tenga en claro que todo lo narrado está basado en hechos de la realidad. Cine independiente en espíritu y cuerpo, Yo soy Tonya luce sórdida y telúrica, es sin dudas una de las grandes películas de esta temporada, un ejercicio fílmico que no tiene en todo su metraje ni una sola "patinada" en falso.
Una comedia perfecta El genial Alex de la Iglesia dirige esta remake de una comedia italiana en la que un juego de "verdad/consecuencia" con los teléfonos celulares deriva en un conflicto de proporciones entre varias parejas amigas Con el marco de un extravagante eclipse de luna que parece haberse apoderado de la ciudad y que a la vez da la impresión de estar influyendo en las personalidades de todos los protagonistas, somos testigos de una cena entre varias parejas amigas. Alfonso (Eduard Fernández) y Eva (Belén Rueda) son los anfitriones de la velada. Los invitados son dos parejas más (una con varios años de convivencia y otra de recién casados) y un amigo soltero que jura que su novia está enferma y por eso no ha podido acudir. Todo transcurre con relativa normalidad hasta que, de pronto, surge una inocente idea. ¿Qué pasaría si los comensales dejaran sus celulares encima de la mesa, al alcance de todos? Llamadas, mensajes, chats, notificaciones de redes sociales, su vida entera compartida al instante sin tapujos y sin red. El juego se pone en marcha y las consecuencias pueden ser catastróficas. Esta brutal comedia sobre las relaciones, los secretos y la dependencia a las nuevas tecnologías, no podría haber tenido mejor realizador detrás de cámaras que Alex de la Iglesia. Su puesta en escena, hace que esta "obra teatral" resulte dinámica, frenética y muy intensa. Un verdadero dream-team de actores españoles se sacan chispas alrededor de una mesa que regada con buen vino y exquisiteces termina transformándose en la arena de un circo romano. Todos los intérpretes brillan (en especial Ernesto Alterio), y cada uno de ellos tiene su instante de lucimiento, pero en la interacción se dan los momentos más logrados, escenas de patetismo y surrealismo conyugal que resultan hilarantes. Los diálogos mordaces, las miradas cómplices, la tensión que crece a medida que avanza el metraje, un conjunto de virtudes que hacen del film un verdadero entretenimiento para adultos en el que muchos encontrarán situaciones y personajes con los que identificarse. La película italiana original en la que se basa esta remake era igual de buena e inteligente, pero sin dudas carecía del humor negro y salvaje que de la Iglesia suele volcar en sus creaciones. Con menos sutilezas que la cinta de Paolo Genovese pero mucho más delirio y acidez, esta versión resulta un interesante paso adelante en la filmografía del director vasco. Una tragicomedia que es necesario ver… con el teléfono móvil apagado.
Horror gótico Helen Mirren es la protagonista de esta historia de fantasmas y maldiciones con una historia real como base Sarah Winchester es una millonaria convencida de que está maldita. Después de la repentina muerte de su marido y su hijo, cree que las almas de todas las personas que murieron por culpa del famoso fúsil creado por su familia se dedican a perseguirla. Su obsesión la lleva a construir una gigantesca mansión en San José, California, para intentar ahuyentar a los espíritus malignos. El Dr. Price, contratado por los accionistas de la empresa Winchester, deberá dilucidar si Sarah está en sus cabales y resolver el misterio que encierran los cuartos de la Casa Winchester. Michael y Peter Spierig han escrito y dirigido este filme de atmósfera gótica, una historia de fantasmas muy bien lograda que, por decorados y estética, remite a los clásicos ingleses de la Hammer Films. La laberíntica casa del título (que en realidad existe en la zona de San José, California) sirve como surrealista locación para una trama densa e inquietante, en un filme que insinúa más de lo que muestra. Play Helen Mirren como Sarah Winchester mete miedo, su presencia de luto permanente, impone respeto y muchas veces causa más espanto que las propias apariciones. Como aquella terrorífica madre del vampiro que encarnaba Martita Hunt en Las novias de Drácula, esta viuda de caminar lento y mirada amenazante, es una incógnita. Los puntos bajos que pueda tener el filme, se ven opacados por la participación de tan tremenda intérprete, un lujo para cualquier película. Jason Clarke también logra ser convincente, su Dr. Price es el complemento perfecto para que la trama avance hacia un clímax en donde la superstición se dará la mano con la realidad. Sin ser una maravilla, La maldición de la Casa Winchester es una honesta película de aparecidos, que una vez finalizada, invita al espectador a investigar un poco más sobre esa exótica mansión y sus excéntricas habitaciones, para descubrir que algunos misterios de la vida real, superan ampliamente a la ficción.
Una comedia original y divertida Jason Bateman y Rachel McAdams encabezan un elenco de grandes actores en esta comedia que fusiona de manera inteligente el humor brutal con una trama policial Varias parejas de amigos se juntan cada fin de semana para compartir distintos juegos de mesa. Cuando uno de ellos propone armar una "fiesta para resolver un misterio" todo se saldrá de control: uno de los integrantes del grupo es secuestrado realmente y los participantes no sabrán qué es real y qué es parte del juego. John Francis Daley y Jonatahn Goldstein son los responsables de esta divertida comedia para adultos, en donde no hay puntos bajos. El argumento (que retoma el tópico de las películas de enredos) aquí da un paso hacia adelante, involucrando al espectador en la trama para que se sienta parte del juego y pueda resolver el misterio. Jason Bateman y Rachel McAdams son pura química, una pareja que se complementa en el humor, las secuencias de acción y los momentos más disparatados. Claro que no están solos, Kyle Chandler sobresale como uno de los más histriónicos, al igual que Jesse Plemons como un inquietante policía freak.Noche de juegos La película está plagada de momentos memorables, secuencias que incluyen escatología, chistes chabacanos, sangre y hasta un perro cuya blancura inmaculada será corrompida en una escena ultra gore. Pero todo esto, que en otra película podría desembocar en un verdadero naufragio cinematográfico, aquí llega a buen puerto gracias a un ajustado e inteligente guion que hace del caos una virtud. Noche de juegos es una comedia lúdica, absurda, delirante y sobre todo irresistible.
Gerard Butler es un policía "políticamente incorrecto" que debe impedir que una súper banda de ladrones cometa el robo del siglo En los suburbios de Los Ángeles, un poderoso grupo de atracadores planea robar La Reserva Federal, para eso arman un estudiado plan. Mientras tanto la policía intentará adelantarse y desbaratar el asalto. Christian Gudegast (guionista de filmes de acción como Londres bajo fuego) debuta detrás de cámaras con esta entretenida historia en la línea de películas como Fuego contra fuego de Michael Mann. Gerard Butler es un alguacil de mano dura, que intenta por todos los medios descifrar y anticipar la jugada de una banda demasiado lista. Aquí su clásica sobreactuación funciona como una parodia al héroe de acción ochentoso que tan bien sabe componer. O´Shea Jackson como el hábil chofer de los cacos, se encuentra en el medio de ambos bandos (acosado por la policía para que sea informante y sus secuaces que algo sospechan) deberá moverse con sutileza si no quiere terminar atravesado tanto por las balas policiales como por el fuego amigo. Pablo Schreiber como el líder de los atracadores luce peligroso, es un delincuente con códigos tan o más inteligente que los servidores de la ley. Play El metraje (algo extenso de 140 minutos) avanza sumergiéndonos en el mundillo de los policías encubiertos, la intimidad de los ladrones y la planificación tanto del golpe como del plan para impedirlo. Los personajes están bien delineados y se nos permite conocer ciertos puntos de su intimidad y vida familiar para que podamos empatizar con cada uno de ellos. La elaborada puesta en escena remite al western en clave urbana, con los personajes preparándose para el "duelo final", una serie de secuencias muy bien montadas que nos llevan por un recorrido que incluye persecuciones, balaceras, tensión, y hasta algún momento de redención. Esto sin olvidar un giro argumental (un poco previsible), pero efectivo. El robo perfecto no será una película perfecta pero funciona, entretiene y jamás reniega de su esencia netamente pochoclera.