"Gilda, No Me Arrepiento De Este Amor"... ni de esta gran película El jueves se estrena en los cines argentinos la biopic de la legendaria cantante de música tropical. Nuestra crítica, en esta nota Muchos años pasaron desde que nació como proyecto hasta que, finalmente, vio la luz como película. Y, por fin, hay que decir que la espera valió la pena. Es que "Gilda, No Me Arrepiento De Este Amor", el film sobre la vida de la legendaria cantante argentina de música tropical, no sólo es una grata sorpresa, sino, también, una suma de grandes aciertos. El primero de ellos es la historia que elige contar, y cómo elige contarla. Obviamente, la historia es la vida de Gilda, pero está narrada sobre la estructura de lo que se conoce como el "camino del héroe" (en este caso, de la heroína). Así, vemos el recorrido realizado por la cantante desde que era tan sólo Míriam Alejandra Bianchi, una maestra jardinera de Devoto, para convertirse en Gilda, luchar y esforzarse mucho por lograr tener una carrera en el duro y machista mundo de la cumbia, hasta lograr el reconocimiento del público, la masividad y, finalmente, un aura de "santa" obtenido post mortem. La narración es clara y entretenida, y da la sensación de que nada le falta ni le sobra. A su vez, elude golpes bajos y facilismos, sin perder emotividad. El segundo es el momento en que este opus ve la luz. Estrenada para la prensa el mismísimo día en que se cumplieron 20 años del fallecimiento Gilda, la película no sólo da la impresión de ser oportuna (en el buen sentido de la palabra), sino que el paso del tiempo le aporta a la biografía y las canciones de la cantante un mayor grado de interés, empatía con el espectador y, por momentos, impacto. A su vez, llega en un momento de madurez actoral de varios de sus protagonistas, sobre todo de Natalia Oreiro y Lautaro Delgado, y en un gran momento del cine argentino en general, tanto a nivel artístico como comercial. En tercer lugar, pero no menos importante, otra gran virtud de esta biopic es contar con la dirección de Lorena Muñoz (que también co-escribió el guión junto a Tamara Viñes), quien habitualmente se desempeña como realizadora en el campo del documental. La investigación que realizó para esta película, su amor por la historia y su ojo para la "no ficción" le dan al film una impronta realista, detallista en cuanto a los rasgos de época y totalmente respetuosa de la figura retratada, a la vez que personal. Y, claro, femenina y sensible. Por otro lado, y como ya adelantamos de alguna manera líneas atrás, las actuaciones de todo el elenco son de buenas para arriba, siendo las más destacadas la de los mencionados Oreiro (quien, a su vez, cantó con su propia voz todos los éxitos de Gilda de manera más que aceptable) y Delgado, como también las de Javier Drolas y Roly Serrano. Pero, repetimos, todos los actores y actrices cumplen con creces su labor, hasta los no profesionales (como los músicos sobrevivientes de la banda de Gilda que se representan a sí mismos). Mención aparte para la dirección artística de la película, impecable y atenta a todos los detalles (con las escenas en boliches bailables y shows en vivo a la cabeza de toda la película), a todos los rubros técnicos y a la producción en general, de gran despliegue y calidad. En conclusión, una película merecida para una de las artistas populares más importantes de las últimas décadas en la Argentina y necesaria para el cine nacional, llevada a cabo, quizás, de la mejor manera posible. Enhorabuena.
Escuadrón Suicida: los héroes más malos del mundo, en un film bastante ídem Tras la duramente criticada "Batman v Superman: El Origen de la Justicia", DC vuelve a dar otro paso en falso en la pantalla grande Decepción. Esa es la palabra con la que quien escribe estas líneas sintetiza la sensación que le quedó al terminar de ver "Escuadrón Suicida". Es que la película que lleva a la pantalla grande al equipo de supervillanos más célebre de los comics tenía todo, desde el vamos, para romperla. Y así lo vendía desde su híper costosa, cuidada y duradera campaña publicitaria. Pero, lamentablemente, el resultado final dista (y mucho) de cumplir con las expectativas generadas. Esta nueva apuesta de Warner Bros. y DC Entertainment para comenzar a erigir con los personajes de DC Comics un universo cinematográfico como el construido por Marvel (su rival directo) falla en varios aspectos. Pero el principal radica en no hacerle justicia a los personajes y la historia que tenían para contar (o que, al menos, podían haber contado), justamente por priorizar el mencionado intento de construcción de "universo". ¿A qué nos referimos con esto? Básicamente, a que la película se preocupa más por hacer aparecer personajes (mientras más, pareciera que mejor), referencias y ligazones a otras películas (algunas a muchos meses de estrenarse) que a contar una historia que cierre y pueda generar algún tipo de impacto emocional en el espectador. Y en este afán por hacer guiños a los fans de las historietas originales y por superpoblar de "apariciones estelares" la película, el tiempo que queda para desarrollar y llevar a buen puerto una historia se hace muy corto. Ni hablar del que resta para generar algún tipo de empatía con los personajes. Queda claro, a esta altura, que el guión a cargo de David Ayer (también director del film) no funciona, al menos por lo que quedó reflejado en el resultado final. Y decimos esto porque muchas veces lo que termina viéndose en la pantalla puede ser bastante diferente a lo escrito en el papel antes del rodaje y la edición, y más en blockbusters de este tipo, en el que estudios y múltiples productores suelen "meter mano" por sobre la del realizador, y no de la mejor manera muchas veces. No por nada Jared Leto, quien tuvo la difícil tarea de meterse en la piel del Guasón (interpretado la última vez de manera genial por el hoy fallecido Heath Ledger), se quejó recientemente de los importantes cortes que sufrieron las apariciones de su personaje en el montaje final. Sea como sea, los baches y defectos son notorios, y generan confusión en algunas escenas, previsibilidad en varios momentos y hasta ciertas contradicciones. A su vez (y esto va de la mano con la dirección), los chistes no terminan de generar el efecto deseado en muchos momentos y los personajes y su potencial quedan a mitad de camino. En cuanto a las actuaciones, si bien son aceptables tampoco son descollantes. El mencionado Leto y Margot Robbie se destacan por sobre el resto, pero también porque tienen los personajes más interesantes (el Guasón y su novia, la carismática y demente Harley Quinn), aunque, por ende, los más desaprovechados. Will Smith, Joel Kinnaman y Viola Davis interpretan a los suyos de taquito, y el resto pasa desapercibido, con todo lo bueno y lo malo que eso implica. ¿Qué destacar, entonces, como positivo en "Escuadrón Suicida"? Sin duda su factura técnica, pero sobre todo su cuidada estética, acorde con el impacto visual generado desde el vamos en la campaña publicitaria. Lindo vestuario y maquillaje, lindos colores, linda fotografía, lindas secuencias... y no mucho más. Lástima (también) que las canciones del soundtrack sean tan trilladas y hayan sido tan mal usadas y dosificadas, porque el impacto estético hubiera sido mucho mayor y mejor. En definitiva, otro paso en falso en materia cinematográfica para DC que, al igual que como fue "Batman v Superman: El Origen de la Justicia" (y como viene la mano), de seguro será un éxito comercial. La pregunta es, ¿hasta cuándo estos yerros seguirán siendo negocio?
Tarantino vuelve y revisita su propia obra Este jueves llega a los cines argentinos uno de los eventos cinematográficos del año (que en realidad es de 2015, pero bueno): "Los 8 Más Odiados", la nueva película de Quentin Tarantino. Y lo es, justamente, por llevar la firma de su director y guionista, uno de los pocos autores con todas las letras que mantienen su vigencia y nivel en Hollywood, algo para nada fácil de lograr. Para este octavo film (y, posiblemente, su antepenúltimo, teniendo en cuenta que anunció varias veces que tras su décima película se retirará), el bueno de Quentin vuelve a sumergirnos en un escenario de otra época, como lo hizo en sus últimas películas ("Django Sin Cadenas" y "Bastardos Sin Gloria") y a diferencia de sus primeras, urbanas y contemporáneas, con los que saltó a la fama. En esta ocasión, la historia transcurre varios años después de la Guerra de Secesión en Estados Unidos, durante una dura tormenta de nieve en Wyoming. En este contexto, un grupo de personas (los "8" a los que hace referencia el título más uno) se resguardan en una posada, esperando que el mal clima pase para continuar con su viaje. Pero claro, no son personas cualquiera: tenemos a un caza-recompensas (Kurt Russell) y a su prisionera, pistolera y asesina (Jennifer Jason Leigh, en un gran papel); a otro caza-recompensa, ex esclavo y ex soldado de las tropas del Norte (Samuel L. Jackson); a un rebelde confederado y nuevo sheriff de un pueblo (Walton Goggins); a un verdugo inglés y muy educado (Tim Roth), a un sereno y misterioso cowboy (Michael Madsen); a un anciano, ex general de los confederados (Bruce Dern); a un conductor de diligencia (James Parks) ; y al encargado del lugar, un mexicano con pocas pulgas (Demián Bichir). Y, claro, no será una noche cualquiera: el encierro y una sospecha despiertan la paranoia en algunos de estos personajes, la cual se justificará luego de la manera más sangrienta. ¿Qué podemos decir de "Los 8 Más Odiados"? Sobre todo, que es una buena película, que exuda "tarantinismo" en cada uno de sus fotogramas. Pero, nobleza obliga, que es una película con más de un punto en contra. A ver, que se entienda: es casi imposible que Tarantino haga una mala película, y este octavo film es otra muestra de ello. Pero, sin dudas, "Los 8..." es una de las menos sólidas de su excelente filmografía. ¿Cuáles son sus falencias? En primer lugar, su longitud. Si bien los diálogos y la forma de contar de Quentin siempre son destacables (y esta vez tampoco son la excepción), para una película situada un 80% en una misma locación, sus más de tres horas de duración se sienten. Uno puede disfrutar cada uno de sus segundos (sobre todo, si es fanático del realizador), pero da la sensación de que lo mismo podría haberse contado en bastante menos tiempo. En segundo lugar, su plot point, el cual falla en algún punto (valga la redundancia). El incidente tras el cual la trama toma la dirección que derivará en su final (que no contaremos para evitar "spoilers") no se entiende del todo bien, ni se explica demasiado. Lo que pasa después se comprende (y justifica) perfectamente, pero su disparador no es claro, y eso conspira con el resultado final. Y en tercer y último lugar, el abuso de "autorreferencialidad". Si bien puede decirse que Tarantino siempre inundó sus películas de referencias a films tanto ajenos (sobre todo) como propias -y que hizo de la referencia una marca personal que el espectador espera-, en esta ocasión las similitudes con "Perros de la Calle", su primer opus, son muchas, evidentes y hasta llegan a descolocar un poco. No las explicitaremos, pero quienes recuerden aquel grandioso debut las identificarán tanto en la propia trama como en varios planos. No obstante, y más allá de lo expuesto, todo lo bueno y distintivo de lo mejor del director vuelve a decir presente: la belleza estética, el montaje inteligente y creativo, la increíble música (esta vez a cargo del legendario Ennio Morricone), el exquisito soundtrack, las ideas y decisiones jugadas (y a veces polémicas y provocadoras), los impecables, interesantes y divertidos diálogos, los excelentes personajes construidos por actuaciones de igual tenor... En fin, como ya dijimos, es casi imposible que Tarantino haga una mala película, y "Los 8 Más Odiados" no rompe esa máxima. Eso sí: sus fanáticos la disfrutarán mucho más.
Sentimiento y nostalgia xeneize en pantalla grande Era raro que en un fútbol tan marketinero como el actual nadie lo hubiera hecho antes. Pero así fue, hasta ahora. Finalmente, se estrena en cines comerciales una película acerca de un club argentino. Y, como era de esperarse, ese club es Boca Juniors. "Boca Juniors 3D" es, básicamente, un documental que cuenta de manera fragmentada e incompleta (no podía ser de otra manera) los 110 años de historia de una de las instituciones futbolísticas más grandes e importantes del país y, claro que sí, del mundo entero. Y lo hace con un añadido que, a priori, parecía innecesario y efectista pero que, tras verlo en una sala, aporta un atractivo especial: el 3D. Para contar algunos de los hitos xeneizes más importantes de todos los tiempos, la película presenta a un personaje central, que oficia de una especie de presentador e hilo conductor de los distintos episodios seleccionados. Se trata de "Funes", un viejo hincha fanático y enciclopédico, que remite directamente a "Funes el memorioso" de Jorge Luis Borges. A través de su relato, de los testimonios de algunos de los principales ídolos boquenses y de una inmensa cantidad de imágenes y material de archivo, el film recrea las máximas alegrías conseguidas por el club y obvia la inmensa mayoría de sus sinsabores. De todas manera, y nobleza obliga, la intención de la película es clara y cumple más que bien: celebrar el hecho de ser hincha de Boca. Entre las virtudes de este opus, encontramos varias. Por un lado, su ritmo y edición. Que los hechos narrados no estén necesariamente en orden cronológico y que el montaje esté tan bien trabajado le aportan un dinamismo muy agradable. La película entretiene mucho y estructura su relato de manera acertada, logrando emocionar por momentos (si uno es hincha de Boca, claro). Por otro lado, su factura técnica y visual. No sólo está filmada (y suena) de manera excelente, sino que logra embellecer muchísimas imágenes de archivo de una manera muy destacable, ya sea mediante un perfeccionamiento del color o una edición con fines narrativos de las imágenes (cámara lenta, enfoques, etc.). En este sentido, el 3D juega un papel clave. No sólo está muy bien implementado, sino que logra transmitir la sensación de estar en la Bombonera, al ladito de los protagonistas. Mención aparte para una secuencia de cámara subjetiva que, de alguna manera, nos hace experimentar lo que vive un jugador al salir del vestuario hasta entrar a la cancha repleta. En cuanto a los puntos negativos, también hallamos algunos. Por un lado, "Funes". Si bien no está mal su inclusión y rol, por momentos sus intervenciones cansan un poco y hacen pensar en que las mismas tampoco eran tan necesarias. Por otro lado, lamentamos que Juan Román Riquelme, Carlos Bianchi y Diego Maradona no hayan sido entrevistados para la ocasión. Si bien los vemos y escuchamos a través de material de archivo, que no hayan dado su testimonio frente a las cámaras de los realizadores como sí lo hicieron Carlos Tevez, Martín Palermo, Guillermo Barros Schelotto y tantos otros (hasta Mauricio Macri) es una pena. Por último, aunque en relación con esto último, podemos criticar algunos focos y decisiones, como, por ejemplo, que Riquelme, considerado por la mayoría el máximo ídolo de toda la historia de Boca, tenga menos peso en el relato que otras glorias. No obstante, y más allá de estas posibles críticas en parte injustas, el resultado final es más que aceptable. Eso sí, si no sos de Boca, andá a ver la última de Francella u otra que tengas ganas.