Crítica emitida en Cartelera 1030-sábados de 20-22hs. Radio Del Plata AM 1030
Una remake emotiva pero sin impronta La película "Inseparables" es la remake argentina del film francés "Amigos Intocables", la cual fue adaptada adecuadamente a la idiosincrasia argentina, manteniendo el sentido del humor y la emotividad presentes en la pieza original. Por Denise Pieniazek Inseparables (2016) narra el impredecible vínculo entre Felipe (Oscar Martínez) un adinerado empresario, quien años atrás se ha quedado tetrapléjico, y su nuevo asistente terapéutico de origen humilde. Tras los constantes cambios de personal, Felipe decide contratar a Tito (Rodrigo de la Serna) quien no se ha postulado para ese puesto, pero llama su atención mediante su indócil carácter. A Felipe le interesa el modo de ser de Tito porque está cansado de que le tengan piedad, razón por la cual lo contrata a prueba, iniciando así lo que será una amistad inquebrantable. Inseparables es la transposición argentina del film francés Amigos Intocables (Intouchables, 2011) escrito y dirigido por Olivier Nakache y Eric Toledano. La adaptación del guión fue realizada por el mismísimo director Marcos Carnevale. Ambos relatos están basados a su vez en una historia real, que transcurrió entre el francés Phillippe Pozzo di Borgo (autor del texto El segundo aire) y su acompañante Abdel Yasmin Sellou, un inmigrante argelino en París con antecedentes penales. Al respecto es pertinente mencionar que en dicho sentido el film francés cambió el origen del ayudante, de argelino (África del norte) a senegalés (África occidental), haciendo una ingeniosa transgresión al interpretar dicho papel un actor negro. Allí reside la originalidad de Amigos Intocables, ya que no sólo incluía una diferencia de nacionalidad y de clase entre los personajes, sino también una diferencia étnica. En contraposición, en Inseparables la diferencia entre Tito y Felipe sólo es de clase. Al preguntarle en la conferencia de prensa a Carnevale por dicha elección, el director explicó que “no quería construir un estereotipo de un joven de la villa 31”. Además el director consideró que eso hacía más extensa la brecha entre ambos personajes, lo cual haría menos verosímil la amistad. En consecuencia, él decidió que Tito sea un joven de Lugano, con calle pero con cierta cultura y emocionalidad también. A pesar de la buena adaptación del guión, sobre todo en los aspectos trasladados a la idiosincrasia argentina y la comicidad, Inseparables en cuanto a lo estético pierde originalidad e innovación. Incluso algunas secuencias están copiadas plano por plano de la versión original. Sin embargo, lo cierto es que a nivel narrativo funciona y produce tanto diversión como emoción. Al respecto uno de sus protagonistas, Martínez dijo que justamente le interesaba de la película no la “grandilocuencia estética” sino lo “intimista”. Las excelentes actuaciones de Oscar Martínez y Rodrigo de la Serna hacen de ellos un dueto perfecto y equilibrado. El vínculo entre ambos resulta totalmente verosímil y profundamente conmovedor, evidenciando un aprendizaje mutuo de los personajes. Salvando las distancias, se puede relacionar ambos largometrajes con la aclamada Perfume de Mujer (1992), en la cual un joven asistía a un ciego formando también una gran amistad. Hasta la llegada del joven, el personaje interpretado por Al Pacino estaba profundamente deprimido al igual que Philippe/Felipe, y luego de conocerse se cambiarán la vida mutuamente. Incluso es vital la escena del auto de alta gama a gran velocidad, recurso que también está presente en las otras dos películas anteriormente mencionadas. Es sabido que lo humano y los vínculos emocionales son de interés para Carnevale, quien tiene como estilema en varios de sus largometrajes un dúo como protagonista central del film, y en éste, su noveno largometraje, ambos aspectos están presentes. Al realizar una mirada macro de Inseparables, una lectura sociológica posible es que los ricos y pobres se necesitan mutuamente. cine » nota Críticas | Publicado el 17 de agosto de 2016 a las 08:23 hs. Una remake emotiva pero sin impronta La película "Inseparables" es la remake argentina del film francés "Amigos Intocables", la cual fue adaptada adecuadamente a la idiosincrasia argentina, manteniendo el sentido del humor y la emotividad presentes en la pieza original. Por Denise Pieniazek Inseparables (2016) narra el impredecible vínculo entre Felipe (Oscar Martínez) un adinerado empresario, quien años atrás se ha quedado tetrapléjico, y su nuevo asistente terapéutico de origen humilde. Tras los constantes cambios de personal, Felipe decide contratar a Tito (Rodrigo de la Serna) quien no se ha postulado para ese puesto, pero llama su atención mediante su indócil carácter. A Felipe le interesa el modo de ser de Tito porque está cansado de que le tengan piedad, razón por la cual lo contrata a prueba, iniciando así lo que será una amistad inquebrantable. Inseparables es la transposición argentina del film francés Amigos Intocables (Intouchables, 2011) escrito y dirigido por Olivier Nakache y Eric Toledano. La adaptación del guión fue realizada por el mismísimo director Marcos Carnevale. Ambos relatos están basados a su vez en una historia real, que transcurrió entre el francés Phillippe Pozzo di Borgo (autor del texto El segundo aire) y su acompañante Abdel Yasmin Sellou, un inmigrante argelino en París con antecedentes penales. Al respecto es pertinente mencionar que en dicho sentido el film francés cambió el origen del ayudante, de argelino (África del norte) a senegalés (África occidental), haciendo una ingeniosa transgresión al interpretar dicho papel un actor negro. Allí reside la originalidad de Amigos Intocables, ya que no sólo incluía una diferencia de nacionalidad y de clase entre los personajes, sino también una diferencia étnica. En contraposición, en Inseparables la diferencia entre Tito y Felipe sólo es de clase. Al preguntarle en la conferencia de prensa a Carnevale por dicha elección, el director explicó que “no quería construir un estereotipo de un joven de la villa 31”. Además el director consideró que eso hacía más extensa la brecha entre ambos personajes, lo cual haría menos verosímil la amistad. En consecuencia, él decidió que Tito sea un joven de Lugano, con calle pero con cierta cultura y emocionalidad también. A pesar de la buena adaptación del guión, sobre todo en los aspectos trasladados a la idiosincrasia argentina y la comicidad, Inseparables en cuanto a lo estético pierde originalidad e innovación. Incluso algunas secuencias están copiadas plano por plano de la versión original. Sin embargo, lo cierto es que a nivel narrativo funciona y produce tanto diversión como emoción. Al respecto uno de sus protagonistas, Martínez dijo que justamente le interesaba de la película no la “grandilocuencia estética” sino lo “intimista”. Las excelentes actuaciones de Oscar Martínez y Rodrigo de la Serna hacen de ellos un dueto perfecto y equilibrado. El vínculo entre ambos resulta totalmente verosímil y profundamente conmovedor, evidenciando un aprendizaje mutuo de los personajes. Salvando las distancias, se puede relacionar ambos largometrajes con la aclamada Perfume de Mujer (1992), en la cual un joven asistía a un ciego formando también una gran amistad. Hasta la llegada del joven, el personaje interpretado por Al Pacino estaba profundamente deprimido al igual que Philippe/Felipe, y luego de conocerse se cambiarán la vida mutuamente. Incluso es vital la escena del auto de alta gama a gran velocidad, recurso que también está presente en las otras dos películas anteriormente mencionadas. Es sabido que lo humano y los vínculos emocionales son de interés para Carnevale, quien tiene como estilema en varios de sus largometrajes un dúo como protagonista central del film, y en éste, su noveno largometraje, ambos aspectos están presentes. Al realizar una mirada macro de Inseparables, una lectura sociológica posible es que los ricos y pobres se necesitan mutuamente. A pesar de las pocas diferencias con su versión original y los malos actores extras, que no logran desviarnos para nada del excelente trabajo interpretativo de Martínez, de la Serna y Alejandra Flechner, la película logra emocionarnos con un vínculo maravilloso que trasciende los prejuicios sociales. Inseparables será proyectada en la Selección oficial del Festival de Venecia en la sección Cinema Nel Giardino el 3 de Septiembre del presente año. Otra primicia respecto al largometraje es que la distribuidora Gaumont ha hecho una oferta para la distribución mundial del film.
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Una screwball comedy posmoderna. Permitidos, la última película de Ariel Winograd, conocido principalmente por Cara de Queso: Mi Primer Ghetto (2006), Mi Primera Boda (2011) y Sin Hijos (2015), narra la crisis de pareja entre Camila y Mateo. Desde los créditos se hace una síntesis del vínculo alegre y alocado entre ambos mediante el recurso del back-projecting, con un recorrido en moto que funciona como metáfora del trayecto de la pareja, situándonos así en el universo de la taquillera dupla compuesta por Lali Espósito (Camila) y Martin Piroyansky (Mateo). En una de las secuencias iniciales la pareja va al cine, produciéndose así el fenómeno del “cine en el cine”, en donde los novios de la ficción (dentro del gran relato) se separan como metáfora que anticipa la futura crisis, creando estructuralmente dos niveles de lectura. Inmediatamente después de esa escena, en una conversación con otra joven pareja amiga, hablan de sus “permitidos” y lo que para Camila será una fantasía, Mateo lo tomará muy en serio. A partir de allí la felicidad de dicha relación, que ha ido creciendo con el tiempo, hará que se trastabillen todos los proyectos de una vida juntos. Una vez planteado el problema, Permitidos despliega una sucesión de casualidades, enredos y mentiras que parece no tener final. Este último aspecto es el que nos permite, junto con su tono de comedia, vincularla a la screwball comedy. Dicho género, surgido durante el cine clásico norteamericano, fue reinterpretado en Argentina por directores como Carlos Schlieper, recibiendo el nombre de “comedia sofisticada”, “alocada” o “de enredos”. En esta screwball comedy posmoderna las redes sociales jugarán un papel fundamental, evidenciando la relevancia que han cobrado las mismas en la vida cotidiana. Recurso “de moda” que en el cine nacional quizás ha comenzado con el episodio de “Bombita” de Relatos Salvajes (2014). Entre los enredos es notable la cita a una de las películas románticas más reconocidas de los últimos lustros, cuando Mateo se inmiscuye en el rodaje de una actriz a quien venera, lo que remite a una escena de Un Lugar Llamado Notting Hill (1999). Lo paradoja de quien escribe fue azarosamente haber visto justo el día anterior -mediante el portal Odeon, el “Netflix nacional”- el film El Crítico (2013), en el cual su protagonista, un crítico de cine, odia las comedias románticas, ya que considera que están construidas a fuerza de clichés y situaciones extrañamente idílicas. En este caso, Permitidos por momentos se burla adecuadamente de los clichés de las películas románticas, utilizándolos a favor, pero por otro lado abusa de los mismos, sobre todo llegando el final. En consecuencia, esta comedia romántica que ha comenzado de forma perspicaz y entretenida, entrada la mitad se vuelve algo reiterativa y pierde su potencia original: llegando el desenlace falsea encanto, abusando de los enredos y extendiéndose en consecuencia más de lo que “debería”. A pesar de ello, la propuesta resulta entretenida para el espectador, haciéndole pasar un buen rato y divirtiéndolo gracias a su constante comicidad. Los que esperan ver cantar a la estrella teen del momento, Lali Espósito, estarán satisfechos no sólo por una escena en la que efectivamente canta con ímpetu, sino también porque la comedia siempre le queda muy bien. La interpretación de Piroyansky es más que correcta pero no deslumbrante como en otras oportunidades. Con respecto al resto del elenco coral, hay un abuso de cameos que saturan al espectador. Sin embargo, cabe destacar el excelente casting, no sólo en los personajes principales sino también en los secundarios, como los padres de la pareja: en el caso de Camila, su padre (Guillermo Arengo), y en el caso de Mateo, la típica “idishe mame” (Miriam Odorico), resaltando así -al elegir los géneros opuestos- los vínculos edípicos, pues la madre de Camila no aparece y tampoco el padre de Mateo. La exageración es una constante en toda la película, en donde no sólo abundan los cameos y enredos, sino que además nos encontramos con un final apoteósico.
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"Sangre de mi sangre: narración sublime" La película "Sangre de mi sangre", premiada en el Festival de Cine de Venecia, se estrenó finalmente en nuestro país. Es un film hermoso a nivel visual y complejamente poético a nivel narrativo, que homologa dos tiempos como metáfora de la circularidad de la vida. Por Denise Pieniazek El anteúltimo film del director Marco Bellocchio, Sangre de mi sangre (Sangue del mio sangue, 2015), está estructuralmente dividido en dos partes; o dos partes y un epilogo que compendia ambos tiempos, según como se interprete. La primera sección está ambientada al norte de Italia en el siglo XVII, específicamente en un convento que tiene su propia prisión. La segunda parte utiliza la misma locación de la prisión de Bobbio pero en la actualidad, es decir que lo que varía es la temporalidad mientras la espacialidad permanece. Bellocchio sabe manejar de forma sutil y poética las metáforas visuales comenzando la primer parte del relato con una escultura de una mujer rezando al lado de una cruz de cemento. Imagen que sintetiza el contenido de este primer episodio, en donde una joven llamada paradójicamente Benedetta es juzgada por seducir y llevar a la muerte al confesor de dicho monasterio. Benedetta debe pasar por varias pruebas complejas probando su espíritu, por lo cual su accionar quedará limitado como el de esa primera escultura. Pues ella, tal como dicen en el film, “es la imagen de la Magdalena, llora y no habla”. Al igual que en Vincere (2009), otro largometraje del director, una mujer es juzgada injustamente y torturada sin piedad alguna en un universo en donde los hombres mandan. Hay algo en los juicios a Bendetta y su postura que puede remitir al tratamiento de mártir de la protagonista en La pasión de Juana de Arco (1928) de Dreyer. Bellocchio no es sólo un gran conocedor de la historia de su país, sino también del cine europeo, por ende el film estará lleno de relaciones intertextuales. Hay algo visual en la estética del convento y de ese universo de las pasiones que nos remite, aunque desde otra poética, a algunos episodios de El Decameron (1971) de Pasolini. cine » nota Críticas | Publicado el 09 de agosto de 2016 a las 01:30 hs. Sangre de mi sangre: narración sublime La película "Sangre de mi sangre", premiada en el Festival de Cine de Venecia, se estrenó finalmente en nuestro país. Es un film hermoso a nivel visual y complejamente poético a nivel narrativo, que homologa dos tiempos como metáfora de la circularidad de la vida. Por Denise Pieniazek El anteúltimo film del director Marco Bellocchio, Sangre de mi sangre (Sangue del mio sangue, 2015), está estructuralmente dividido en dos partes; o dos partes y un epilogo que compendia ambos tiempos, según como se interprete. La primera sección está ambientada al norte de Italia en el siglo XVII, específicamente en un convento que tiene su propia prisión. La segunda parte utiliza la misma locación de la prisión de Bobbio pero en la actualidad, es decir que lo que varía es la temporalidad mientras la espacialidad permanece. Bellocchio sabe manejar de forma sutil y poética las metáforas visuales comenzando la primer parte del relato con una escultura de una mujer rezando al lado de una cruz de cemento. Imagen que sintetiza el contenido de este primer episodio, en donde una joven llamada paradójicamente Benedetta es juzgada por seducir y llevar a la muerte al confesor de dicho monasterio. Benedetta debe pasar por varias pruebas complejas probando su espíritu, por lo cual su accionar quedará limitado como el de esa primera escultura. Pues ella, tal como dicen en el film, “es la imagen de la Magdalena, llora y no habla”. Al igual que en Vincere (2009), otro largometraje del director, una mujer es juzgada injustamente y torturada sin piedad alguna en un universo en donde los hombres mandan. Hay algo en los juicios a Bendetta y su postura que puede remitir al tratamiento de mártir de la protagonista en La pasión de Juana de Arco (1928) de Dreyer. Bellocchio no es sólo un gran conocedor de la historia de su país, sino también del cine europeo, por ende el film estará lleno de relaciones intertextuales. Hay algo visual en la estética del convento y de ese universo de las pasiones que nos remite, aunque desde otra poética, a algunos episodios de El Decameron (1971) de Pasolini. En varias oportunidades Sangre de mi sangre hace referencia a la trinidad o lo tríadico propio de la iconografía cristiana. En otras ocasiones el film se apoya más bien en la dualidad, no solo por los dos relatos y sus respectivos tiempos, sino también por utilizar la figura del doble y jugar con los pares. Un ejemplo de ello, es la figura de los hermanos de parecido físico en el primer relato, Fabrizio (el difunto que conocemos mediante un retrato) y su hermano Federico -interpretado por el hijo del director, Pier Giorgio Bellocchio- quien intenta hacer confesar a Bendetta. Las hermanas (Marta/María) que hospedan a Federico son otro ejemplo de dualismo, son muy parecidas entre sí a pesar de su diferencia de edad y poseen una belleza pictórica que nos remite a los retratos de Artemisia Lomi Gentileschi, una de las seguidoras de Caravaggio. Incluso ellas y Federico conforman en ocasiones nuevamente la trinidad. Otra posible relación intertextual puede pensarse en relación a la novela Rojo y Negro (1830) de Stendhal, ya que la igual que allí Federico debe elegir entre sólo dos posibles caminos: ser un soldado o un sacerdote. El segundo segmento de Sangre de mi sangre, ambientado en la misma ciudad pero en la actualidad, narra el misterio entorno a la figura de un hombre poderoso de la ciudad, pero a quien casi nadie puede ver. Es un mito local, algunos consideran al hombre un vampiro y ayuda a dicha construcción o metáfora, que sólo sale de noche, tiene muchos años de edad, y es caracterizado por momentos como Nosferatu (1922) -inclusive físicamente desde su nariz pronunciada-, guarda a su gato en un ataúd de satín bordeaux e incluso posee detrás de su cama la pintura “La Isla de los Muertos” (1886) de Arnold Böcklin, pintor simbolista. En este segundo momento del relato hay resabios del primero homologando pasado y presente, e incluso siguiendo la matriz cristiana al llamar a los sirvientes del conde Angelo y María. La mujer una vez más sufrirá: la esposa del conde no lo ve hace 8 años y él cruelmente no tiene interés en comunicarse con ella. Incluso como es propio de los vampiros se interesa por la “sangre joven” al quedar deslumbrado por una joven mesera. Llegando al final y recurriendo al montaje paralelo, el director se encarga de enfatizar la unión entre pasado y presente. Lo cual puede evidenciarse por las siguientes cuestiones: nuevamente habrá un personaje que se llama Federico, también interpretado por el mismo actor. Una vez más un comité de hombres decide por un destino: antes los sacerdotes, ahora la mafia. Asimismo, la homologación entre ambos tiempos es acentuada por la música de los cantos gregorianos pero con un estilo más actual. El film finaliza con una poderosa metáfora entre los protagonistas de ambos tiempos que deja pensando al espectador quién se preguntará entonces ¿Benedetta y el Conde están vivos o muertos? Ambigüedad ya expresada en los parlamentos del Conde: “no somos carne” y “no somos inmortales”. La circularidad entre el pasado y el presente en Sangre de mi sangre permiten pensar que Bellocchio está hablando de la historia política italiana, en donde ciertos misterios del pasado continúan marcando el presente, como así también los poderosos actores sociales. Por último, Sangre de mi sangre es un film que poderosamente no se cierra sobre sí mismo dando lugar a una perfecta semiosis infinita.
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