Espectacularidad sin sentido con autos que corren a velocidades infernales y piruetas increíbles. No esperen otra cosa de Rápidos y Furiosos 8, porque es la encarnación del pochoclo del cine actual. Nadie esperaba a que una película que tratase sobre un policía encubierto investigando a un corredor de picadas ilegales se terminase transformando en un híbrido entre Misión Imposible, María la del Barrio y Avengers y llenando de plata a la gente de Universal. Pero bueno, acá está con su octava entrega hasta el día de la fecha, con un cast de personajes muy variados y con un baggage propio La familia está más asentada que nunca, los miembros del equipo de Dominic Torreto (Vin Diesel, son ahora parte de una especie de agentes secretos motorizados del gobierno que viven al margen de la ley pero cumpliendo misiones resguardando la seguridad del mundo. Todo parece tranquilo hasta que Cipher (Charlize Theron, Mad Max: Fury Road) llega para sacudir el mundo del corredor más respetado de todos y lo volverá en contra de su tan amada familia. La trama dialoga entre momentos cómicos, de acción y bastante oscuros, por momentos la película es conciente de su identidad y decide elevar la vara de la estupidez pochoclera aún más, lo cual le sienta de maravilla. Es en los momentos donde la trama empieza a oscurecerse cuando la película flaquea, cuando en ciertos puntos algunas acciones de los personajes se tornan demasiado violentas, bajando a tierra de un cachetazo al espectador. Aquí el film es fiel a su naturaleza de melodrama de telenovela del mediodía y, si bien a primera vista es muy exagerado y desentona, son decisiones concientes que ya forman parte del espíritu de la franquicia. La comedia es básica y predecible, con algunos momentos algo hilarantes pero fugaces, y se da en base a los personajes de la trama, la mayoría chatos como tapa de motor. Los únicos que destacan son Vin Diesel, con un Torreto reluctante y un poco más expeditivo que en las anteriores entregas, y Jason Statham, con un timing cómico bastante pulido e impresionantes escenas de acción. La villana de turno, Cipher, interpretada por Charlize Theron, es una especie de super hacker llevada al extremo, capaz de controlar un ejército de autos cual serpiente gigante por la ciudad de Nueva York. Algo muy exagerado, pero otra cosa no puede esperarse de esta franquicia hoy en día. La cinematografía podría considerarse como una mezcla entre un videoclip musical, muy bien editado y con planos impactantes, y una película pornográfica protagonizada por autos. Claramente esto es una decisión buscada y no se le puede reprochar a la película por ser fiel a su identidad, pero merece la pena reconocer que el registro aquí es estilo sobre substancia, y Rápidos y Furiosos 8 es consciente de ello. Y como película para apagar el cerebro y tener una experiencia de entretenimiento cinematográfico cumple con ganas. El tercer acto es lo que mejor de la película, el momento donde la misma abraza con fuerza su espíritu pochocloexplosivo y brinda escenas estúpidamente brillantes, sólo posibles en esta franquicia. Los primeros dos actos cuentan con momentos similares, pero son las secuencias de diálogo y melodrama lo que enlentece el ritmo, resultando que la pregunta en la cabeza del espectador sea, ¿cuánto falta para que se empiecen a pegar o se suban a un auto de nuevo?
Marvel volvió a los cines con Doctor Strange, con todo lo bueno y lo malo que eso implica. Afortunadamente, esta vez el bien le gana al mal, pero por poco. La megacorporación se decanta por la magia y hechicería para traer un film con la promesa de mostrar un rincón más oscuro de su universo. Con Scott Derrickson en la dirección y Benedict Cumberbatch con la capa de levitación puesta, ¿es ésta la propuesta diferente que tanto prometió y vendió el estudio? Contrario a lo que se especulaba respecto a la trama, esta es una película sobre el origen del personaje. Cómo el doctor Stephen Strange, un neurocirujano adicto al éxito, descubre las artes arcanas para fines egoístas pero termina cambiando su camino por uno más altruista, digno del futuro Hechicero Supremo. Y aunque ya las historias de orígenes estén gastadísimas, el resultado final escapa de los clichés y presenta una fórmula conocida pero que funciona. El elenco que presenta el filme puede funcionar a un nivel superficial, porque otorga color y dinamismo, pero en un segundo análisis, muchas figuras no terminan de cerrar con la historia. El problema más a la vista es el personaje de Rachel McAdams, quien interpreta a la enfermera Christine Palmer, el cual no sirve más que para fomentar el crecimiento del protagonista, sin lograr tridimensionalidad narrativa. O un clásico marvelita, el villano sin profundidad o con la suficiente para dar sentido a la trama. Mads Mikkelsen hace un digno trabajo, pero en términos de calidad, Kaecilius no termina de transformarse en un personaje memorable. Quedará en el limbo del olvido junto con otros villanos de la franquicia como Ronan o el Mandarín. Otra cosa a la que nos tiene acostumbrados Marvel Studios es a la comedia desmedida. Y ya cansa. Con tanta promesa de una película diferente a las demás, se comete el error de siempre: humor forzado que no adiciona nada. Los chistes pocas veces son vehículos narrativos de la personalidad del personaje, como sucedía por ejemplo en la primera Iron Man. La presentación de personajes es algo a remarcar dentro de los logros del film. Si bien esto denota que el guión está bien construido, también es gracias a las interpretaciones de los actores. Aunque ninguno de los actores interpreta a los personajes originales de las historietas, sí hacen un gran trabajo con la versión adaptada para el Universo Cinematográfico de Marvel. Por ejemplo, Stephen Strange no tiene el complejo de Dios con el fue creado por Steve Ditko y Stan Lee en sus primeras historias. Esta versión, como la mayoría de las versiones de las películas, está más edulcorada, lo que no significa que Benedict Cumberbatch no haga un gran trabajo con este papel. Pero por más bien que estén presentados los personajes, la realidad es que esta primera historia del Doctor parecería ser una promesa de lo que se vendrá. Pocos personajes se ven realmente desarrollados, simplemente existen y no hay crecimiento dentro de la trama para algunos. La película da la sensación de dar lo justo y necesario con su historia, por más giros interesantes que tenga, lo cual no está mal, pero es jugar seguro. Marvel ya demostró con Guardianes de la Galaxia (2014) que salirse de la regla le funcionaba. Esta era una película para jugar con los límites y salirse del status quo. El film escapa a algunos clichés del género pochoclero y presenta varios giros argumentales que le dan personalidad, gracias a la metida de mano del mismo director. Derrickson se destaca por su labor con la elección de planos en las escenas de acción: las secuencias más espectaculares parecen salidas de un viaje psicotrópico digno de las viñetas de Steve Ditko, famoso por ser uno de los pioneros en el arte psicodélico. Las estructuras arquitectónicas, los ríos y autos se desdoblan para crear un cuadro muy similar al estilo del artista M.C. Escher, con perspectivas retorcidas. Todo esto le da una personalidad, pero no la suficiente para destacarse del resto de sus hermanas en el MCU. Si algunos creían que Doctor Strange: Hechicero Supremo sería la nueva Guardianes de la Galaxia de Marvel, ya pueden cerrar esas dudas. Strange tiene la misma calidad a la que Marvel tiene acostumbrado al público, grandes valores de producción, montones de guiños y buenas actuaciones. A eso hay que sumar un buen guión y una impresionante dirección, pero los males de siempre y una oportunidad perdida le pesan. Esta película podría resumirse mejor como una promesa por una mejor secuela, una promesa disfrutable.
"Warcraft" no sólo es la digna adaptación de una franquicia de videojuegos que se necesitaba. Es fantasía medieval pura construida excelentemente, algo que al medio cinematográfico se le estaba escapando hace tiempo. Los videojuegos son un terreno difícil para las películas. Más allá de la inseguridad económica que genera el encarar estas adaptaciones, siempre se han dividido entre ser lo más fiel posible al material original o utilizarlo como excusa para narrar una historia distinta. Warcraft viene a cambiar esto, encontrando un equilibrio sin igual de la mano de Duncan Jones, director de Moon y Source Code, acompañado de Travis Fimmel, Tobby Kebbel, Paula Patton, Dominic Cooper, Ben Foster y Ben Schnetzer. La historia narra los eventos que originaron la guerra entre Orcos y Humanos en la tierra de Azeroth. Los primeros, salvajes clanes de guerreros despiadados, escapan de su mundo natal Draenor, una estepa desolada por la mano de su líder, el hechicero Gul´Dan; su objetivo de encontrar un nuevo mundo donde habitar. Los Humanos deberán descubrir los secretos que esconde la oscura magia del brujo orco y encontrar la manera de salvar los reinos de Azeroth. El conflicto de la película no sirve como su motor principal de avance, todo se profundiza gracias al excelente desarrollo de personajes. He aquí la principal fortaleza del film: el equilibro que se genera gracias a los individuos de cada bando. Aunque la película carezca de un protagonista central, la trama se divide entre dos grandes exponentes de ambas razas: por un lado, Durotar (Tobby Kebbel), jefe del clan orco Frostwolf, quien se ve inmerso en la disyuntiva de traicionar a su raza o condenar nuevamente a otro mundo con su destrucción; luego está Anduin Lothar (Travis Fimmel), comandante de las fuerzas militares humanas que tratará de defender su tierra natal y a sus seres queridos a toda costa. La travesía que realizan estos dos personajes se ven reforzadas por el gran reparto secundario que completa al largometraje. Ninguno de los mismos se ven forzados en la trama ni sobreexpuestos, todos tienen un papel que cumplir y lo hacen de manera correcta y funcional. Aunque mucho de esto no tiene que ver con las interpretaciones de los actores, las cuales no son malas pero dejan sabor a poco. Por eso, el fuerte del film se encuentra en la historia que cada uno de ellos cuenta y cómo funciona en el todo. Las caracterizaciones que sí valen la pena mencionar son las de los personajes generados por computadora. Aunque muchos de los Orcos sean animados, en algunos se utilizaron actores reales como base para traducir en la pantalla grande sus movimientos y expresiones. Es impresionante la humanidad y profundidad, así como también el salvajismo y brutalidad que se puede demostrar en los rostros, miradas y gestos de cada uno ellos, llegando al nivel de superar las interpretaciones de las personas reales. Con respecto a los efectos especiales, vale la pena aclarar que en ningún momento defraudan. Es cierto que en los primeros tráilers podía notarse un poco la falta de calidad en el CGI, pero el producto terminado resulta una fusión perfecta entre efectos prácticos y digitales. Traducir un mundo de videojuegos a la pantalla grande y que parezca no sólo creíble, sino poco exagerado y funcional, es una tarea titánica. Los diseños de personajes, armaduras, razas, edificaciones, la magia y sus colores, nada llega hasta el punto del ridículo o la falta de imaginación, todo parece creíble. Pero al mismo tiempo, cada uno de estos detalles refuerzan la idea de que este mundo es el mundo de Warcraft. Esto eleva muchísimo el desempeño de Duncan Jones a la hora de elegir los planos y narrar la historia que él ayudó a desarrollar, contentando con guiños a los fanáticos y nunca insultando la inteligencia del espectador. Más que una adaptación, sin importar las actuaciones mediocres ni el alargamiento del guión, Warcraft es una película hecha y derecha digna de ser vista tanto por amantes del material original como por entusiastas del género fantástico.
Las tortugas más famosas del cine y la televisión regresan de las alcantarillas para redimirse del fiasco del 2014. Las Tortugas Ninjas Adolescentes Mutantes tienen revancha en una segunda entrega de la saga de películas que tiene como productor al polémico Michael Bay. En esta ocasión, la película está dirigida por Dave Green y protagonizada por Pete Ploszek, Alan Ritchson, Noel Fisher, Jeremy Howard, Megan Fox y Will Arnett, y promete devolverle la alegría y aventuras que su predecesora le quitó a los personajes. Al tener en cuenta el desastroso primer capítulo de esta saga, resulta muy gratificante que esta secuela haya optado por arreglar gran parte de los desaciertos y horrores que sufrió su antecesora. Primero y principal, la trama se mueve en torno a las Tortugas, dejando en un rol secundario a Abril O’Neil, interpretada por Megan Fox, quien aparece sólo en algunas escenas como una ayuda paralela del equipo. Por el lado técnico, los hermanos mutantes ganaron muchísimo en su diseño perdiendo partes de sus atuendos que lo único que generaban en el pasado eran mareos y confusión durante las escenas de acción. Y con respecto al tono, esta película no se toma para nada en serio en ningún momento y con eso logra ganar muchísimo valor. Es una historia donde cuatro tortugas ninjas gigantes pelean contra un ser interdimensional con forma de cerebro en una nave que se construye a sí misma con un ojo en el techo. Fin. Cuando se sublevan muchos de los aspectos de la película a la idea de que “es malo a propósito”, las actuaciones y el guion comienzan a tener sentido. El elenco repite asistencia de la anterior entrega, sólo con la grata ausencia de Johnny Knoxville como la voz de Leonardo. A los viejos conocidos se les suman Bryan Tee, como un Shredder que cumple pero deja con ganas de más, Stephen Amell, interpretando al cabeza dura de Casey Jones, y Tyler Perry, como el brillante y perturbador Baxter Stockman. Las joyas de esta entrega son Gary Anthony Williams y Stephen Farrelly como los mutantes Bebop y Rocksteady. Una dupla que miles de fanáticos ansiaban por ver en la pantalla grande y que cumplen con creces en muchas de sus escenas. Sí, es posible sentarse por horas a señalar cada uno de los errores de guión, de las conveniencias e inconsistencias narrativas y de lo insostenible de la subtrama que pone en jaque el funcionamiento del equipo tortuga. Cuando una película omite explicaciones o tiene una excusa estúpida para justificarse, es porque, evidentemente, no se toma en serio a sí misma. Este es el caso de Fuera de las Sombras. Todo se disfruta si el público considera que es una película para niños y apaga sus cerebros durante dos horas para ver el largometraje como un capítulo cuádruple de la mítica serie de fines de los 80. Si la audiencia quiere explicaciones coherentes, una trama bien construida y buen desarrollo de personajes, puede dirigirse hacia la serie de animación que produce Nickelodeon. Aquí encontrará otra interpretación, más básica, más fantástica, más burda y no por eso menos válida. Hay que afrontarlo: nadie nunca escuchó las palabras “tortugas, ninjas, adolescentes y mutantes” en una misma oración y creyó que era la idea más brillante del mundo. Aunque quizás algún ejecutivo haya pensado que sería la idea más estúpidamente marketinera de la historia. Y así lo fue. Tortugas Ninja 2 Fuera de las Sombras es exactamente esto, una idea estúpida que no se avergüenza de sí misma. El espectador normal tendrá dos opciones: tildar la película de entretenimiento vacío e idiota o sumarse al disfrute y la diversión sin sentido al que el film apunta y logra capturar.
La saga de Star Wars no necesita introducción alguna. Sí, suena así de cliché, pero es la verdad, es la trilogía que cambió para siempre la industria del cine, la imaginación de incontables generaciones y los corazones de millones de fanáticos. La cultura pop de la actualidad fue forjada por el inabarcable universo de Star Wars y aunque quizás el legado se haya visto afectado por sus tres últimas incursiones en la pantalla grande, hoy comienza una nueva trilogía. Una revancha. El Despertar de la Fuerza comienza dando rienda suelta al legado poniendo al espectador en el medio de la acción y de una operación que parece concluir pero que sólo está por comenzar. Gran acierto de parte del director J.J. Abrams por empezar casi de la misma manera que lo supo hacer la clásica “Una Nueva Esperanza“. Y es que la parte más sólida de este filme es saber cómo mezclar los puntos más fuertes de los clásicos episodios IV, V y VI. Aunque quizás tome más de la primera película, las tres se sienten presentes en espíritu. Los homenajes a las películas previas merecen un párrafo aparte. Los planos, la paleta de colores, los tropos de personajes, los efectos prácticos, las razas extraterrestres y los vehículos retrotraen a un universo conocido pero que todavía hoy tiene potencial que explotar. La cantidad de guiños es inconmensurable y cada uno de ellos lleva a un territorio familiar distinto para nunca olvidarse del bagaje que esta película tiene detrás. Los fanáticos se sorprenderán y conmoverán por la cantidad de parafraseos al guión original, las vueltas narrativas y las clásicas e imponentes imágenes homenajeadas en una variada cantidad de planos. Los nuevos personajes y actores se llevan la mayoría de los laureles. Cada uno representa clásicas figuras retóricas, así como los personajes originales también supieron hacerlo, pero con una vuelta de tuerca que renueva el panorama. Finn y su búsqueda de un nuevo propósito, la travesía por encontrar el destino de Rey y el caído Kylo Ren. Mención especial para este último ya que no sólo nos muestra un lado desconocido de la Fuerza sino que cumple con las características del villano clásico de Abrams, colérico, agresivo y brutal. Aunque hay algún que otro personaje promocionadísimo y que no resulta muy presente a lo largo de la película, Star Wars puede permitirse algún bache en información o contexto. Porque la franquicia es así, forma parte de un universo, las historias detrás de algunos personajes, si es que hacen falta, vendrán pronto. Lo que sí podría tildarse de crítica es algunas cuestiones con respecto al guión. Si bien la clásica fórmula de “inicio, desarrollo y desenlace” se siente intacta hay momentos que parece que la trama se encuentra en un bucle y no avanza. El segundo acto está un poco estirado y cuando parece que el clímax se aproxima, surgen nuevos problemas que alargan un poco de más el desarrollo. Aunque sería mentir decir que esas escenas paralizan la fluidez del relato, no tienen importancia narrativa, ya que ningún momento de la trama es desperdiciado y cada escena tiene su función específica. Comienza una nueva aventura, una nueva trilogía y “El Despertar de la Fuerza” da un puntapié desde mitad de cancha que se convierte en gol. Así de sencillo. Una película especial para que fanáticos puedan gritar, entusiasmarse y llorar de la emoción, así como también que las nuevas generaciones puedan sumergirse por primera vez en esta increíble galaxia y que cambie para siempre sus vidas. Definitivamente estamos en casa, Chewie.
La apuesta de 20th Century Fox por expandir su elenco de superhéroes llega a los cines de la mano de Josh Trank. Con un elenco prometedor, un guión con potencial y una productora experimentada en materia superheróica, los Cuatro Fantásticos estrenan su primer reboot en el cine. Esta era la oportunidad de Fox por consagrarse como un verdadero rival de Marvel Studios, con personajes y mundos lo suficientemente fuertes como para plantarle cara al MCU. Una verdadera lástima que no haya sido suficiente para consagrar a esta legendaria franquicia. Protagonizada por Miles Teller, Kate Mara, Michael B. Jordan, Jamie Bell y Toby Kebbell, un cast bastante sólido si tenemos en cuenta el historial de cada uno. Si no fuera por el mediocre guión con el cual los actores debieron trabajar, su calidad podría ser reflejada de una mejor manera en el film. El desarrollo de personajes se ve aplanado por una historia que no tiene idea hacia dónde dirigirse, comenzando con una primera mitad insostenible, un nudo interesante y un desenlace más corto que los pantalones de la Mole. El cómic de los Fantastic Four es conocido y renombrado por ser el corazón mismo de Marvel. Sus personajes engloban todo lo que sus autores, la dupla de oro conformada por Stan Lee y Jack Kirby, soñaron con hacer en el mundo de las historietas. Viajes cósmicos, humanos comunes y corrientes salvando el mundo, historias de amor, acción, drama y aventura. Desgraciadamente nada de esto se ve reflejado en la pantalla grande. maxresdefault (1) No hay nada malo con un cambio de enfoque, de hecho la trilogía de Batman a cargo de Christopher Nolan supo dar sus frutos. El problema radica en una crisis de identidad en la cual se ve sumida la película, al querer priorizar el tono oscuro pierde puntos por el simple hecho de que los personajes no combinan efectivamente con el mismo. El resultado se torna una ensalada de oscuridad, poderes y genéricas frases hechas. 37069 Lo peor de todo es que durante el transcurso del largometraje se pueden notar ciertos puntos altos en la trama y las ideas que estaban detrás del proyecto. Existen leves momentos oscuros que suman mucho y son fieles a los cómics, pero la prolongación del tono es lo que flaquea a la hora de llevarlo a la pantalla. Los primeros 40 minutos son extremadamente difíciles de soportar, con unos personajes insertados uno por uno sin mucho contexto y a una figura paterna forzada que sólo sirve para tirar frases que sirvan a la hora de editar el trailer. A diez años de su debut oficial en la pantalla grande, los Cuatro Fantásticos siguen sin una identidad fiel y digna de su contraparte historietística. Los elementos superficiales del cómic pueden encontrarse pero la esencia del mismo brilla por su ausencia. Y lo peor de todo es que Marvel canceló la serie regular de los personajes para no generarle publicidad gratis a Fox.