Los alimentos que van mutando A diferencia del filme anterior, basado en un libro de Judy y John Barrett, especialistas en dibujos animados, muy popular entre los chicos de 1978, esta nueva película gira en torno del protagonista original, el joven inventor Flint, al que se le agrega un nuevo personaje, Chester V. Como se recuerda, en la primera película, Flint logró transformar el agua en hamburguesas, que comienzan a caer del cielo como si fuera lluvia. El problema es que algo falla y la lluvia de alimentos desencadena una "tragedia alimenticia" mundial. Flint Lockwood y Sam Sparks, la presentadora televisiva que lo ayudó en la primera película, también lo hará en ésta, cuando vean que los restos de comida que cayeron en Swallow Falls, crearon mutantes pero alimenticios. MAQUINARIA MAGICA Chester V, el director de la compañía verde, que se ocupará de limpiar la isla empleará a Flint. Como Flint no encuentra la manera de ser útil y nadie ha vuelto a la isla, es enviado a esta para recuperar la célebre máquina de comida de la primera película. El asunto es que al tratar de solucionar la situación y estar en contacto con los divertidos mutantes, Flint se da cuenta que éstos no son de temer y junto a ellos decide encarar una acción arriesgada. "Lluvia de hamburguesas 2..." mantiene la línea de comedia lunática de la primera entrega, incluye abundantes chistes, situaciones graciosas y juegos de palabras no siempre con brillantes resultados después de la traducción correspondiente y encantará a los más chicos, con los pequeños seres "de diseño alimenticio", lease hamburguesas que caminan, frutillas con ojos y demás. La lograda presentación de Chester V, como un remedo del famoso Steve Jobs, algunas alusiones a filmes como "Parque Jurásico" forman parte de las concesiones a los mayores, que también pueden disfrutar de esta película junto a los más chicos.
Un asesino más que misterioso Su protagonista es un hombre joven y taciturno escondido en un barrio marginal. Se llama Marcial (Joaquín Furriel), es el sereno de un depósito de una fábrica, en la que desde lo alto y a través de una ventana observa lo que sucede en el barrio. Su mirada por momentos se detiene en algunos chicos, en una pareja, o en las pandillas de jóvenes de la zona. Hasta que aparece la persona que espera. Es entonces cuando actúa. Antes hubo algunas llamadas misteriosas que hablaban de alguien al que había que vigilar y matar. Lo concreto es que Marcial parece haber encontrado al sujeto que esperaba. La muerte de ese joven desconocido, cambiará al menos por un tiempo sus costumbres. Su vida oscilará a partir de ese momento entre los encuentros con Miriam (Maricel Alvarez), una mujer joven del barrio, madre soltera, con una niña, Malena (Candela Liuzzo), las lacónicas conversaciones con algún misterioso patrón y la muy reciente situación que lo ubica dentro de la casa de su víctima y su padre Román (Alejandro Urdapilleta), un viejo que muestra cierto estado senil y se encuentra reducido a una silla de ruedas y que muchas veces confunde a Marcial con su hijo. LA HISTORIA La extraña circunstancia de este asesino a sueldo tratando de establecer nuevas relaciones y su paulatina conversión a un hombre casi normal, es la historia que presenta el realizador argentino Alejandro Montiel ("Extraños en la noche") en su nueva película. "Un paraíso para los malditos" es un policial negro con tintes psicológicos, que muestra un comienzo sugestivo y misterioso, que parece prometer mucho más, de lo que termina contando. Un desarrollo narrativo con blancos y negros, sumados a situaciones algo confusas, van opacando el resultado final del guión de esta historia, que se va "deshilachando" y olvida otorgarle un desenlace a determinados hechos. Entre lo más acertado de esta nueva producción local, se destaca Alejandro Urdapilleta, en el papel de Román, el viejo, con una actuación trabajada al detalle, que no deja de despertar admiración. Maricel Alvarez, que asume el personaje de Miriam, una "chica común", conquista son su verosimilitud y simpatía. Mientras que Joaquín Furriel, de sugestiva máscara, le aporta a su Marcial, el asesino, una vital cuota de misterio.
Un pequeño secreto de familia Cuando uno lee el título "Cuestión de tiempo" y sabe que la noción de tiempo aparece como ingrediente de ciencia ficción, quizás piense que la película tendrá algo de "Volver al futuro", pero nada más erróneo. Quizás esté más cerca de "El día de la marmota", de Bill Murray por su buen humor y la sencilla historia de amor. El asunto es así. Tim (Domhnall Gleeson), un pelirrojo medio tímido, integrante de una excéntrica y encantadora familia, cumple veintiún años y su padre lo cita para revelarle el "secreto de la familia". Como uno ya está acostumbrado a que estos secretos pasen por "ser vampiro" o tener el desgraciado deber de buscar alguna venganza en tierras extrañas, no está preparado para oír esto de que "los hijos varones de las familia pueden repetir el tiempo", o sea, si uno no está contento con lo que le pasa, vive, vuelve al pasado y cambia su actuación en él. EXCUSA DIVERTIDA El "pequeño secreto" actúa por algunos minutos como divertida excusa para las aventuras amorosas del bueno de Tim, pero enseguida la cosa se dispara hacia el punto central de la película: el amor y la familia. Y eso es simplemente esta película británica, una historia sobre los sentimientos, la vida y el verdadero valor que debemos darle al tiempo. Escrita y dirigida por el guionista de "Cuatro bodas y un funeral", en esta historia se puede encontrar de todo, momentos encantadores, buen humor, alguna que otra pavada, pero todo con estilo y buena onda. Además, tiene estupendos actores como Domhnall Gleeson (Tim), la canadiense Rachel McAdams (Mary) y Bill Nighy (Dad), que se roba todas las escenas en que participa. Un elegante diseño de producción y atractivas locaciones, son parte de esta exquisita comedia interesante de ver.
Larga carrera de un sicario Richard Kuklinski (Michael Shannon) seguramente no pensó que sería famoso. Era un simple inmigrante polaco que trabajaba en el negocio de la carne, tenía dos padres abusadores y quería mejorar en su trabajo. La vida le dio una esposa, tres hijos, un buen status económico y entre cien y doscientos cincuenta víctimas, resultante de su carrera de sicario. El récord lo hizo famoso cuando lo descubrieron. Esa es la historia que vemos en pantalla, los detalles de sus trabajos para mafiosos, la continuidad de su carrera de asesino frío, no sólo por la carencia de remordimientos, sino porque acostumbraba a guardar los cadáveres en congeladores, hasta hacerlos desaparecer, o desmembrarlos con algún cómplice. De Kuklinski observamos sus crímenes y su devoción como esposo y padre, aunque la devoción no era para tanto, porque en la vida real su mujer sufrió varios ataques, pero al director israelí Ariel Vromen le debe haber parecido más atractivo hacerlo pasar por una suerte de Doctor Jekyll y Mr. Hyde con doble personalidad bien definida, el asesino malo y el marido y padre bueno. Carrera peligrosa si las hay y prolongada a lo largo de más de veinticinco años. RELACIONES MAFIOSAS El filme se basa en "El hombre de hielo. La verdadera historia de un asesino a sangre fría", de Anthony Bruno. Es una película de género, clásica, negra, no demasiado sangrienta y para nada "gore". Sólo algún difunto de vez en cuando, destinado a algún frigorífico casero. Hay acción moderada, uno que otro enfrentamiento, relaciones mafiosas, momentos familiares tranquilos. Los actores son buenos, empezando por Michael Shannon (Richard Kublinski), siguiendo por Ray Liotta (Roy Demeo), como un jefe mafioso y la reaparecida Winona Ryder (Deborah Pellicotti), con voz mimosa e imagen de buena esposa, capaz de disfrutar una vida de primer nivel en un hogar con tres niños, sin preguntar demasiado sobre los trabajos de un marido casi siempre ausente. "The iceman" tiene un correcto nivel formal, es medianamente entretenida y sin mayores sorpresas, incluye una narración tradicional.
Un vértigo lleno de glamour El filme de Ron Howard narra la rivalidad entre el que luego sería Tricampeón Mundial de Fórmula 1 (F1), Niki Lauda y James Hunt, que no sólo fue piloto de carreras, sino comentarista automovilístico de televisión. Cada uno representaba una escudería líder: Lauda, a la Ferrari, Hunt a la británica, Mc Laren. "Rush, pasión y gloria" se ubica en la década de 1970, cuando la Fórmula 1 estaba en todo su esplendor y presentaba un mundo de glamour y sofisticación en el que el automovilismo tenía un puesto de honor. Esos grandes pilotos del mundo, de personalidades opuestas, concentraban, sin embargo, la adrenalina del riesgo y para ellos también su profesión parecía descontar la inclusión de la muerte. UN PRECEDENTE La película permite meterse en ese mundo de la vertiginosidad, donde pueden convivir con igual furor un amante del placer y el riesgo como James Hunt (Chirs Hemsworth) y un obsesivo "señor del método" llamado Niki Lauda (Daniel Brühl). Con el abrumador referente de la recordada "Grand Prix" (1966) de John Frankenheimer, la música de Jarré y figuras como Yves Montad y James Garner, el director Ron Howard, se lanzó al mundo de los motores y al delirio de la velocidad, enquistado en ese fervor cercano a la muerte, pero inusualmente vivo, que reviven los seguidores de ese deporte y sus admiradores. Capaz de lidiar con la esquizofrenia de un Premio Nobel ("Una mente brillante"), Howard sorprende con una historia profunda, que describe la pasión de dos antagonistas y el mundo común que los enfrenta. EN LOS BOXES El vértigo de dos personalidades fuertes se hace simbiosis en ese filtro de las carreras filmadas como los dioses, recurriendo a lo real y lo virtual, sumado a la intimidad de los boxes y la temporada en que Niki Lauda "murió y renació" en Nurburgring (1976), en un accidente que destrozó parte de su cuerpo y su rostro, pero que no fue obstáculo para que, menos de un mes y medio después, volviera al furor de los motores y las pistas del mundo. "Rush, pasión y gloria" reúne un interesante y multiestelar equipo con el australiano Chris Hemsworth, alejado de su papel del carilindo "Thor", convertido en el atractivo James Hunt y Daniel Brühl, como Niki Lauda. Junto a ellos se destacan Olivia Wilde, como la mujer de Hunt y Alexandra Maria Lara, como Marlene Lauda.
Una comedia con varios logros Nada parece interesarle a Duncan (Liam James) en esa suerte de parque temático que su madre Pam (Toni Collette) y Trent (Steve Carell), el novio eligieron para veranear. Ni los juegos acuáticos, ni los muñecos de barro (símil enano de jardín), herencia de los Padres fundadores, escapan de esa sensación de pasado de moda que los inunda. Es que Duncan entró en la adolescencia y son pocos con los que puede tener cara de pocos amigos, porque no tiene padre y su madre no hace otra cosa que complacerlo. Además está la anfitriona, amiga de su mamá, cuarentona simpática con hijo imposible, que mira al norte y al sur. Todo parece imposible de aguantar, hasta que aparece el divertido Owen (Sam Rockwell), cuidador que le cae muy bien a Duncan y también a su vecina adolescente. Entonces se produce el cambio. GAGS DIVERTIDOS El filme tiene de todo. Gags divertidos, reflexiones sobre los adolescentes y sus problemas, asuntos de pareja y la difícil situación de organizar un veraneo con amigos y parientes ensamblados. "Un camino hacia mí" tiene personajes extravagantes como el bañero Owen, estupendo Sam Rockwell, la cuarentona bromista (muy bien Allison Janney), el insoportable "novio de mamá", un correcto Steve Carell, al que se suma Lewis (Jim Rash), el quejoso amigo de Owen, que tomó un trabajo de temporada en el balneario cinco años atrás. "Un camino hacia mí" es una comedia fresca, que con su fluidez, ternura y humanidad atrapa. Como ocurría en la inolvidable "Pequeña Miss Sunshine", en la que también actuaba la impecable Toni Collette, es una inteligente observación de la familia universal y sus hijos adolescentes.
Dos gigantes en plena acción Nunca se imaginó Ray Breslin (Sylvester Stallone) que iba a caer en semejante antro. Maleantes de todo tipo, asesinos y hampones de la peor calaña. El está acostumbrado a este tipo de situaciones, pero también hay un límite. Breslin es el señor top de la seguridad carcelaria. Como la abogacía no le daba demasiado resultado, se dedicó a la seguridad y su libro es un best seller que se disputan los directores de prisiones. Hasta que se mete la CIA y el pobre Breslin cae como un preso vulgar para saber cuáles son los problemas de seguridad de una gran prisión. Breslin está preparado para luchar, fugarse, disimular, además fue uno de los que diseñó la prisión, pero la cosa viene fea y si no fuera porque Emil Rottmayer (Arnold Schwarzenegger), un grandote de apellido alemán se le acerca, la cosa hubiera sido peor. Además hay un médico en la prisión, Kyrie (Sam Neill), que no termina de pasarse al grupo de los malos. TRUCOS Y ALGO MAS El filme es simple, diríamos elemental, con mucha violencia, enfrentamiento de grandotes versus grandotes, algunos trucos para escaparse que no son nada del otro mundo y que Houdini hubiera despreciado y dos fuertes personalidades unidas por primera vez en la vida cinematográfica. Son Sylvester Stallone como Ray Breslin y Arnold Schwarzenegger, en el papel de Emil Rottmayer, los reyes de la acción hollywoodense se encuentran por primera vez en una película con más de sesenta años, varias veces millonarios, padres de varios hijos y ex esposas. Los dos muestran un óptimo estado físico y se enfrentan con el sádico de Hobbes (Jim Caviezel). Nada nuevo bajo el sol, pero lo necesario para entusiasmar a los fans del cine de acción.
La vuelta de la chica poseída Nueva adaptación de la película "Carrie", de Brian de Palma (1976), el filme no ofrece casi diferencias con la protagonizada por Sissy Spacek y Piper Laurie. La chica es la que ya conocimos, hija de una fanática religiosa, maltratada por sus compañeras de colegio, capaz de desarrollar facultades telekinéticas que van a convertirse en armas de defensa de todo tipo de ataques, hasta llegar a una verdadera orgía de procedimientos mágicos, no solamente dirigidos a los que la atormentaron. El filme de Kimberly Peirce, la directora de la singular "Los chicos no lloran", mantiene la línea narrativa de la producción de De Palma, que adaptó la novela de Stephen King, pero no aporta elementos nuevos, multiplica eso sí los rituales mágicos, convierte casi en una bruja a la protagonista y los efectos especiales, utilizados a partir de la escena del baile, adquieren un lugar especial dentro del filme. La directora muestra el "bullyng" (el "acoso escolar" en la época de "Carrie") al que es sometido la chica Carrie y logra impactar con la poderosa y bien lograda escena del baño, donde la adolescente cree que va a morir al ver sangre que fluye de su cuerpo y es escarnecida por sus compañeras de curso. EL FAMOSO BAILE Kimberly Peirce subraya también la escena del baile con su carga de horror, acentuada por la levitación del auto de los chicos malos. "Carrie" mantiene el interés del equipo juvenil, sin alcanzar la fuerza interpretativa de los protagonistas de la primera versión. Chloë Grace Moretz, la chica de la versión norteamericana de "Dejame entrar", es Carrie, Julianne Moore se mete en el papel de Margaret, la madre fanática que en la otra versión era personificada por Piper Laurie y Gabrielle Wilde, descendiente de Enrique VIII en la vida real es Sue, que intenta mejorar su relación con Carrie haciendo que su novio la acompañe a la fiesta. El papel de novio, que en la otra versión era interpretado por John Travolta, aquí tiene el rostro de Alex Russell. Bien el nivel formal, especialmente el diseño de producción, pero sin alcanzar la densidad de la original de Brian de Palma. Quizás esta Carrie le guste a los más jóvenes, con su mega carga de emociones y su equipaje de efectos especiales.
Prolijo diario de una pareja Illan Ben Natan (Yossi Pollak) es un exitoso profesor de astrofísica en la Universidad de Haifa. Todo le sonrió en la vida, buenos padres, buena educación, una carrera con galardones. La única que falló en el mapa de su felicidad fue esa esposa tan querida y enferma, pero que le dejó el lugar a una alumna de la Universidad, mucho más joven que él, rubia y muy bella. Desde ese momento Illan supo que todo estaba bien, para siempre. Pero nada es para siempre, como dice la canción. Y ya van dos veces que no sabe qué hace su mujer a determinadas horas del día. Pero cuando la reencuentra, tanto amor y susurro, le hacen olvidar los huesos que ya comenzaron a dolerle y el cuerpo que no parece tan dispuesto a las continuas salidas nocturnas que exige Naomi (Melanie Peres). EL OTRO HOMBRE Nunca tendría que haberlo hecho, pero un día la siguió y supo y vio que había otro, muy joven, atractivo, Oded (Rami Heuberger) y hasta con un buen trabajo que le permite viajar y ganar dinero. Illan se desorienta, habla con su madre, más sabia por sus ochenta y cinco años y que nunca comprendió esa idea de buscar una compañera tan llamativa y joven. Y a pesar de sus consejos busca al hombre de Naomi, lo enfrenta y su mansedumbre y racionalidad estallan en pedazos. El profesor pierde la cabeza y reacciona desaforadamente. A partir de ese momento Illan Ben Natan y su esposa Naomi comienzan otra vida, se mudan y todo parece volver a la calma. El director Eitan Tzur logra un thriller psicológico trabajando los personajes con un guión minucioso y logrando sostener una narración que muestra todas sus cartas en la primera media hora de proyección. El sentimiento amoroso se desmenuza casi sin piedad, con gran austeridad de diálogos y un fatalismo interior. Amor y culpa entrelazan sus pasiones dando un sentido especial a la relación. Profunda y visceral interpretación del gran actor teatral Yossi Pollak (Illan), bien acompañado por Melanie Peres (Naomi) y un personaje que lo único negativo que presenta es su brevedad, Orna Porat, la infaltable madre judía que va a tener un desarrollo imprevisto en su personaje con un final de impacto. Quizá los últimos quince minutos no estén a la altura del relato cinematográfico disfrutado hasta ese momento, pero "La infiel", sigue siendo una película altamente recomendable.
Con humor y algo de violencia Salida de la famosa editorial Marvel, en 2008, con el nombre del nuevo sello Icon, "Kick-Ass", alcanzó éxito inmediatamente. Este cómic que pertenece al "área" de superhéroes como Superman, Batman o "El hombre araña", está basado en la creación de Mark Millar y tuvo como dibujante a John Romita. La promisoria historia del chico tímido, loco por las historietas, que se convierte en superhéroe para luchar contra el crimen, previo trabajo de campo, gimnasio incluído, se transforma en este "episodio 2", en una suerte de parodia, sin la originalidad de su primera entrega. BUENOS Y MALOS Nuevamente los protagonistas son Kick-Ass (Aaron Taylor-Johnson), Hit Girl (Chloë Grace Moretz), hija de un policía y Red Mist (Christopher Mintz-Plasse), que complica la situación. Pasó la época en que Hit y Kick querían ser simplemente adolescentes comunes, los mismos que estaban por graduarse como Mindy y Dave. Ahora todo se complica, cuando Dave quiere agruparse con otros superhéroes y cae en manos del Coronel Stars and Stripes (Jim Carrey) y nuevamente se produce el enfrentamiento de buenos y malos. Se suceden luchas intestinas, situaciones que se repiten, tórrida violencia y muchos Grrr! Paff! onomatopeyas clásicas del cómic con equivalente en acciones de sangre, golpe y destrucción. Esta secuela repite sin ninguna originalidad aventuras anteriores y no agrega nada nuevo, sino muchos golpes, insultos y situaciones insostenibles. Se añora una mayor presencia de Jim Carrey en su personaje del Coronel. En cuanto a la chica Chloë Grace Moretz (Hit Girl), sigue siendo la preferida de la historia por su personalidad y llegada al público. Hay humor, pero no tan ingenioso y el aspecto formal es muy bueno.