“La noche de 12 años”, de Alvaro Brechner Por Jorge Bernárdez La noche de la que habla el título corresponde al tiempo que pasaron detenidos de manera ilegal tres de los principales jefes del grupo revolucionario uruguayo Tupamaros. Los tres fueron capturados en operativos de las fuerzas armadas de ese país y por distintas razones en lugar de ser “abatidos” por las fuerzas de seguridad, se les reservó una especie de limbo con la que las fuerzas armadas del Cono Sur se manejaron y que en el caso de la Argentina, dejó una palabra que se transformó en cierta forma un emblema de la represión: Desaparecido. Después de ser liberados los protagonistas de esa historia fueron dirigentes de la democracia que volvió a instalarse en la llamada Suiza del Sur, y demostraron ser un ejemplo de resiliencia. Eleuterio Fernández Ruidobro, Mauricio Rosencof y José Pepe Mugíca vivieron esos doce años incomunicados de sus familias -salvo por momentos en que alguien de la estructura militar pudo arreglar algún encuentro- y sus captores recibieron la orden de no dirigirles la palabra. El director Alvaro Brechner (Mal día para pescar, Mr. Kaplan) elude los caminos fáciles de la demagogia y confía en el cine para contar la historia. Desde el primer momento en que apenas se sabe quién es quién y nos muestra el día a día de los detenidos, el relato es notable, confía en la imagen y trabaja el sonido de manera que el espectador se vea sumergido en la tenebrosa cotidianidad de esa prisión clandestina en la que los detenidos apenas tienen tiempo de asentarse para ser trasladados nuevamente. Los militares los torturan, los cambian de celdas, les crean falsas ilusiones, los humillan y son bestiales, aunque no todo es terror y aunque parezca mentira, hay espacio para ciertos toques de humor. Si la dirección de la película se demuestra virtuosa en el manejo de los tiempos cinematográficos, los actores se dejan llevar y le ponen el cuerpo a la caracterización de los tres prisioneros con actuaciones ajustadas y en los que se ve notablemente en sus cuerpos los doce años de cautiverio, así que el trabajo de Antonio de la Torre, Chino Darín (aquí la entrevista con el actor argentino) y Alfonso Tort resulta ejemplar y se lucen por igual. Sobre el final la película se vuelve un poco más pedestre y si bien no es que deje de confiar en el relato, se apoya un poco más en la emotividad de la historia real apoyado en la exquisita voz de Silvia Pérez Cruz. Es posible que La noche de 12 años tenga una exitosa carrera hacia los premios Oscar y será, si lo gana, una acto de justicia, pero no va a cambiar en nada si gana o no, porque lo más importante es que la película demuestra que se puede hacer cine político sin que justamente, el componente político supere al cine y esa es una buena noticia. LA NOCHE DE 12 AÑOS La noche de 12 años. Uruguay/España/Argentina/Francia, 2018. Dirección: Alvaro Brechner. Intérpretes: Antonio de la Torre, Chino Darín, Alfonso Tort, Cesar Troncoso, Mirella Pascual, César Bordón, Silvia Pérez Cruz y Soledad Villamil. Guión: Alvaro Brechner, basado en el libro Memorias del calabozo, de Mauricio Rosencof y Eleuterio Fernández Huidobro. Fotografía: Carlos Catalán. Música: Federico Jusid. Edición: Irene Blecua y Nacho Ruiz Capillas. Dirección de arte: Daniela Calcagno y Laura Musso. Sonido: Nacho Royo-Villanova, Martín Touron y Eduardo Esquide. Distribuidora: Energía. Duración: 123 minutos.
“Slender Man”, de Sylvain White Por Jorge Bernárdez Las redes ya crearon su propio personaje que saltó el mundo virtual para instalarse como mito urbano. Slender Man es una criatura fantasmal que se dedica a secuestrar y desaparecer chicos y jóvenes. Lo que empezó como una creepy pasta, un juego tipo cadáver exquisito en los foros del portal especializado Something Awful en 2009, se volvió mito popular, serie de HBO y película. La serie se llama Cuidado con Slender Man y se apoya en el caso real de dos chicas de 12 años que apuñalaron 19 veces a una amiga porque pensaron que era una enviada de la criatura imaginaria. Más allá de narrar el caso analiza los efectos que puede tener en ciertas personalidades la influencia de las redes. Lo cierto es que todos los antecedentes de Slender Man son mas interesantes que la película, que se queda un poco a mitad de camino. Lo bueno del relato es que no sigue el rumbo de las películas de terror de última generación, que parecen conformarse con ser muestrarios de mutilaciones, en cambio, el camino elegido es el de seguir los efectos que invocar a Slender Man produce en un grupo de amigas que tras ver el video que circula en las redes y seguir las instrucciones, se ven afectadas emocionalmente. Slender Man es apenas una especie de apertura a la historia, si se quiere un infomercial de un personaje que bien manejado puede volverse un clásico, pero eso todavía está por verse. Esta película es apenas una muestra gratis de un mito que merecía algo más. SLENDER MAN Slender Man. Estados Unidos, 2018. Dirección: Sylvain White. Guión: Victor Surge. Intérpretes: Joey King, Julia Goldani Telles, Jaz Sinclair, Annalise Basso, Alex Fitzalan, Taylor Richardson, Javier Botet, Jessica Blank, Michael Reilly Burke, Kevin Chapman. Producción: Bradley J. Fischer, Robyn Meisinger, William Sherak, Sarah Snow y James Vanderbilt. Distribuidora: Sony. Duración: 93 minutos.
“Pie pequeño”, de Karey Kirkpatrick y Jason Reisig Por Jorge Bernárdez Pasen y vean la aldea de los yetis, porque el yeti existe y no está solo, vive en comunidad. El lugar se ubica allá por las cumbres del Himalaya y se encuentra suspendida sobre un piso de nubes debajo de las cuales no hay nada. La leyes de la comunidad se sostienen sobre unas leyes talladas en piedra que son reguardadas por un guardián que lleva las piedras colgando de su cuerpo, las analiza y si es necesario, las explica o las modifica, aunque eso es poco común porque por algo está talladas en roca, para que sean difíciles de borrar. La comunidad amanece cada día gracias a que todas las mañanas uno de ellos se lanza con una catapulta y con su cabeza hace sonar un gong, que despierta al caracol de fuego, que es el Sol para que camine por el cielo. El hijo del despertador oficial del caracol se llama Migo y es un Yeti joven orgulloso de que su destino sea suceder a su padre en la misión de despertar al caracol. Así pasan los días en la alegre comunidad yeti. Abajo de las nubes que sostienen a la aldea, está el mundo real y en el Percy trata de sobrevivir como explorador y showman televisivo. Por un lado está su vocación que es defender el mundo natural y por otro, el duro negocio del mundo del espectáculo. Percy tiene un plan, subirse al Himalaya para encontrar al yeti, pero por las dudas tiene preparado un disfraz para fraguar ese encuentro. El día en que Migo debuta como despertador de su comunidad Percy está con su avión por la zona y el destino hace que se crucen y que Migo conozca a Pie pequeño, una especie que las piedras de la ley dicen que no existe, así que Migo vuelve a la aldea, cuenta ese encuentro y el resultado es que lo expulsan de la aldea. Migo y Percy se vuelven amigos impensados, el humano le abrirá la cabeza a parte de los yetis, pero ahí viene la sorpresa, porque todo el relato Yeti se sostiene en hechos del pasado que vinculaban a los Yetis con los “pies pequeños”. Así las cosas, Pie pequeño de repente se vuelve una película sobre teología, sobre la post verdad, sobre los riesgos de pensar por uno mismo y sobre las dificultades de la inclusión. No vamos a descubrir ahora que el cine animación ya no es un tema menor y que mediante los “dibujitos” se puede hacer buen cine y hacer pensar sin aburrir al espectador adulto, por cierto Pie pequeño es de esas películas y ya no se puede decir que sean una sorpresa. PIE PEQUEÑO Smallfoot. Estados Unidos, Dirección: Karey Kirkpatrick y Jason Reisig. Guion: Karey Kirkpatrick y Sergio Pablos.Distribuidora: Warner. Duración: 96 minutos.
“Milla 22”, de Peter Berg Por Jorge Bernárdez Mark Wahlberg es hoy uno de los mejores actores de películas de acción que se pueden conseguir en el presente, mientras que Iko Uwais es una estrella de cine y maestro de artes marciales nacido en Indonesia. Wahlberg y Uwais juntos son dinámica, tanto que no termina de estrenarse en distintos mercados la primera película que filmaron juntos y ya se asegura que habrá secuela. Pero ocupémonos de Milla 22 que es la producción que los unió, una millonaria aventura que junta productores occidentales con Huayi Brothers Media Corp, una enorme empresa de multimedios nacida en Beijing. James Silva (Wahlberg) es el principal integrante de un grupo comando experto en operaciones de guerra en teatros de operaciones donde se supone que no hay guerra. En el comienzo se muestra una misión en tierra estadounidense que termina bastante mal y enseguida pasamos a una operación que se lleva a cabo 18 meses después de aquella. El equipo de Silva viaja a Indonesia donde un agente de seguridad de ese país asegura tener la clave que desconecta un aparato explosivo. Pero el trabajo se transforma una verdadera trampa donde el pequeño equipo comando se ve obligado a luchar contra todos para sacar a Li Noor (Uwais), el agente asiático en cuestión. El clima de sospechas crece y las acciones de acción, con buena coreografía, corridas y explosiones, copan la parada. Si bien el relato de Peter Berg puede tornarse confuso, Milla 22, es deudora del clima de paranoia que al público de esta clase de historias ya se le ha vuelto común a partir de la serie de las películas de Jason Bourne y de series como Homeland y 24. El enemigo está en todos lados y lo que se ve no siempre es precisamente la verdad y en ese sentido, Milla 22 cumple y dignifica, MILLA 22 Mile 22. Estados Unidos, 2018. Dirección: Peter Berg. Guión: Lea Carpenter. Intérpretes: Mark Wahlberg, Lauren Cohan, Iko Uwais, John Malkovich, Ronda Rousey, Carlo Alban, Natasha Goubskaya, Sam Medina, Keith Arthur Bolden, Jenique Hendrix. Producción: Peter Berg, Mark Wahlberg y Stephen Levinson. Distribuidora: Diamond Films. Duración: 94 minutos.
“Sangre blanca”, de Bárbara Sarasola-Day Por Jorge Bernárdez Martina (Eva de Dominici) cruza la frontera entre la Argentina y Bolivia junto a su novio Manu transportando droga dentro de sus cuerpos, son “mulas” de ocasión, que para hacerse de algo de dinero aceptaron tomar el riesgo. Manu muere por culpa de la rotura de una de las cápsulas que tiene en sus intestinos y Martina entrega lo que portaba, pero sus contratantes le dicen que tiene que entregarlo todo y tiene poco tiempo para hacerlo. Desesperada, Martina llama a su padre, el detalle es que Martina nunca tuvo relación con él, así que este se sorprende al escucharla decir desde el otro lado del teléfono: Soy tu hija. Le cuesta un poco, pero el padre ausente asume que le debe una ayuda, pero el trato es sencillo: él le promete darle una mano a cambio de no volver a verla. Sangre blanca es un una tensa narración de tono policial pero sin policías. No se sabe demasiado de los protagonistas, de hecho de Martina apenas sabemos que viajaba con el novio y llevaba droga para ganar plata. Del padre de ella interpretado Alejandro Awada apenas sabemos que porta un doble apellido y que tiene una familia que no conoce la existencia de esa hija que lo llamó desde la frontera para que la ayude. Bárbara Sarasota Day dirige con mano sólida y mete al espectador de lleno en un relato que confía en si mismo y sobre todo confía en Eva de Dominici y su caracterización de un personaje que se puede mostrar frágil por momentos, pero que es una manipuladora artera. La hora y media de película centrada en la relación entre ese duo de padre e hija que se desconfía mutuamente y que deben negociar con narcotraficantes para poder volver cada uno a su vida. Noventa minutos tensos, de violencia contenida en la frontera de Salta con Bolivia, sostenidos por la actuación la pareja protagónica y un guión que evita la tentación de cancherearla y se remite a narrar. Un ejercicio cinematográfico que se agradece. SANGRE BLANCA Sangre Blanca. Argentina, 2018. Dirección y Guión: Bárbara Sarasola-Day. Elenco: Eva de Dominici, Alejandro Awada, Sergio Prina, Rakhal Herrero. Producción: Bárbara Sarasola-Day, Diego Dubcovsky y Federico Eibuszyc. Distribuidora: Buena Vista. Duración: 96 minutos.
“Viaje inesperado”, de Juan José Jusid Por Jorge Bernárdez El viaje inesperado del que habla el título es es el de un padre con su hijo a Bolivar, el pueblo donde creció Pablo (Pablo Rago) para retomar un diálogo perdido tres años atrás cuando el padre se fue a trabajar a Río de Janeiro. Cuando empieza la película, Pablo camina por Río acompañado de una carioca con la que está en pareja y suena el celular para traerle noticias de la vida que dejó en la Argentina. Ana (Cecilia Dopazo) lo llama para contarle que el hijo de ambos está pasando por una fase insoportable y que acumula situaciones conflictivas en el colegio. Pablo entonces deja todas sus ocupaciones para ir a ver que está pasando con ese hijo al que dejó en su momento y que ya tiene 16 años. Andrés (Tomás Wicz) es el adolescente conflictivo y es cómo la mayoría de los chicos de esa edad, insoportable, nada pero no muy distinto al resto salvo por un par de arrebatos violentos. El reencuentro entre el padre y el hijo no es fácil, pero el adolescente no tiene más remedio que dejarse llevar al pueblo donde creció el padre y al que hace treinta años que no vuelve. Mejor no ahondar en lo que pasa allí pero todo termina con el adolescente internado con un coma alcohólico y un padre asaltado por dos “viudas negras”. A partir de ese momento comienza el camino de la recuperación y del diálogo que llevara a que el hijo conozca detalles de la vida del padre y que finalmente se llegue al centro de la trama, es decir, el bullying que sufre el pibe. Juan José Jusid trabajó con testimonios de jóvenes para tratar el tema y asegura que es una de las más personales que ha filmado. El veterano director convocó a Pablo Rago y a Cecilia Dopazo para que asuman el rol de padres del adolescente que interpreta Tomás Wicz, que es sobre quien recae el peso dramático de la historia y lo lleva con soltura. Los tres guionistas entre los cuales está el propio Jusid, no alcanzan a darle mucho vuelo a la historia a la hora de llegar a los momentos culminantes, donde algunas cuestiones del viaje al pueblo y los pases de factura familiares no terminan de cerrar. Muchas veces las buenas intenciones no alcanzan para llevar adelante un hecho artístico y es un poco lo que ocurre con Viaje inesperado, que aprovecha un camino que se va abriendo en el tema de las coproducciones con Brasil que esperemos que no se interrumpa pero que encuentre vehículos más afortunados. VIAJE INESPERADO Viaje inesperado. Argentina, 2018. Dirección: Juan José Jusid. Intérpretes: Pablo Rago, Cecilia Dopazo, Tomás Wicz, Valentina Etchegoyen, Déborah Nascimento, Mario Alarcón. Guión: Juan Jose Jusid, Cesar Gomez Copello, Oliver Kolker. Fotografia: Juan Carlos Lenardi.
“Soledad”, de Agustina Macri Por Jorge Bernárdez Soledad Rosas era joven incorfomista, no se sentía cómoda en el medio burgués en que le tocaba vivir cuando salió de viaje a los 22 años, en un periplo organizado por sus padres que trataban de entender a esa hija que no se amoldaba a nada de lo conocido. En ese viaje Soledad conoció al amor de su vida Edo y junto a él se inició en una forma de vida alternativa, guiada por ideales anarquistas bien concretos lo que la llevó a vivir como “squater” y a comprometerse con el tema del cuidado de la naturaleza y la calidad de vida. Allí abrazó el ideario vegano y la práctica la urinoterapia conformando un tono, una visión particular del mundo acompañada por hechos concretos. En ese camino de compromiso conoció a Edo en el grupo anarquista al que se unió para luego involucrarse en una lucha concreta contra un complejo ferroviario que el estado italiano quería instalar en Turin. A partir de ese compromiso la policía y la Justicia pusieron la atención sobre las actividades de los anarquistas y comenzaron a vigilarlos. Esa vigilancia se hizo efectiva a través de seguimientos telefónicos y de espías en las calles de Turín. A partir de ahí comenzó el armado de una causa que incluyó llamados grabados con otro grupo anarquista violento y la alarma cuando se detectó la compra de material que podía usarse para actos terroristas. Lo que siguió fue una brutal intervención estatal, cárcel y tortura de los militantes y el suicidio de Edo, en largo proceso judicial en el cual Soledad se negó a tomar algunos atajos que los abogados le recomendaban y que estaban a su disposición por ser extranjera. Pero Soledad entendía que usar los artilugios legales de una sociedad a la que ella le había declarado la guerra era una traición a los ideales de su pareja. Soledad obtuvo el beneficio de una cárcel domiciliaria donde después de un tiempo se suicidó. Con el tiempo el estado italiano tuvo que admitir que no existían pruebas de las actividades delictivas del grupo al que habían pertenecido Sole y Edo. Esta historia fue investigada por el periodista Martín Caparrós y le sirvió para editar su libro “Amor y anarquía: la vida urgente de Soledad Rosas, 1974-1998”, que es la base para el guion de Soledad que dirigió Agustina Macri. La elección de Vera Spinetta para darle vida a Soledad no pudo ser más acertada, mientras que el resto del elenco se compone de actores argentinos de reconocida trayectoria como Luis Luque y Silvia Kutica más otros italianos. Soledad es una producción importante que cuenta una historia trágica y trata de entender a una joven argentina, que mientras vivió en la casa de los padres no había demostrado interés político alguno -la propia hermana de Soledad lo dice a cámara- y que al irse a Europa encontró al amor de su vida y una causa que terminó transformándolo en un símbolo de lucha para muchos grupos anarquistas europeos. La extrañeza de la familia se traslada en cierta forma al guión y si Vera Spinetta se mete de lleno en el retrato posible de Soledad Rozas y el guión se ajusta a los hechos, al espectador la historia se le vuelve confusa quizás porque falta algo del fuego que Soledad y Baleno encontraron dentro de ellos para enfrentar a la sociedad. El nervio anarquista desaparece un poco tras la historia de amor Vera Spinetta-Soledad se apodera de la película, pero la razón de Estado que se impuso y condenó a esos dos amantes se vuelve difusa. En la vida real Soledad Rozas escribió una carta (*) después de la muerte de Baleno que aparece en el libro de Caparrós y cuyo espiritu no termina de aparecer en la película, que de todas maneras es el retrato de una vida que encontró en el amor su razón de ser y su final, todo al mismo tiempo. SOLEDAD Soledad. Argentina/Italia, 2017. Dirección: Agustina Macri. Guión: Agustina Macri y Paolo Logli. Intérpretes: Vera Spinetta, Giulio Maria Corso, Marco Leonardi, Luis Luque, Marco Cocci, Silvia Kutika, Fabiana García Lago, Flor Dyszel, Julián Tello, Maurizio Lombardi. Producción: Rodrigo H. Vila y Alfredo Federico. Distribuidora: Buena Vista. Duración: 100 minutos. (*) “Compañeros y compañeras: La rabia me domina en este momento. Siempre he pensado que cada unx es responsable por sus actos, pero esta vez hay culpables y lxs quiero mencionar en voz alta, son aquellxs que mataron a Edo: el Estado, lxs jueces, lxs abogadxs, la prensa, el T.A.V., la policía, las leyes, las reglas y toda la sociedad de exclavxs que acepta este sistema. Siempre luchamos contra esta dominación y es por ello que hemos terminado en la cárcel. La cárcel es un lugar de tortura física y psíquica, aquí no se dispone de absolutamente nada, no se puede decidir a qué hora levantarse, qué comer, ni con quién hablar, ni con quién encontrarse, ni a qué hora ver el sol. Para todo hace falta hacer una solicitud, hasta para leer un libro. Ruido de llaves y cerraduras que se abren y se cierran, voces que no dicen nada, voces cuyo eco se escuchan en los pasillos fríos, zapatos de goma que no hacen ruido y una linterna que en los momentos menos pensados está ahí para controlar tu sueño, correo controlado, la palabra prohibida. Todo un caos, todo un infierno, toda la muerte. Así es como te matan día a día, despacio pero seguro para hacerte sentir más dolor. Por eso Edo ha decidido terminar abruptamente con este dolor infernal. Al menos él se permitió tener un último gesto de mínima libertad, de decidir él mismo cuando terminar con esta tortura. Entre tanto, me castigan a mí y me ponen en incomunicación. Eso significa no sólo no ver a nadie sino tampoco recibir ningún tipo de información, no tener una frazada para taparse. Ellxs tienen miedo de que yo me suicide. El mío es un aislamiento cautelar, lo hacen para “salvaguardarme”, y así no tener que asumir la responsabilidad si yo decidiera también ponerle fin a esta tortura. No me dejan llorar en paz, no me dejan tener un último encuentro con mi Baleno. Veinticuatro horas al día, un agente me custodia a cinco metros de distancia. Después de lo que pasó, lxs políticxs del partido verde que vinieron para darme su pésame y para tranquilizarme no se les ocurrió nada mejor que decirme que ahora seguramente todo se va a resolver más rápido, ahora todxs van a seguir con más atención el proceso y pronto te darán arresto domiciliario. Después de este discurso me quedé sin palabras, estaba sorprendida, pero pude preguntarles si se necesita de la muerte de una persona para conmover a un pedazo de mierda, en este caso el juez. Insisto, en la cárcel ya mataron a otrxs y hoy mataron a Edo, estxs terroristas con licencia para matar. Voy a buscar la fuerza de alguna parte, no sé de dónde, sinceramente ya no tengo ganas pero tengo que seguir, lo hago por mi dignidad y en nombre de Edo. Lo único que me tranquiliza es saber que Edo ya no sufre más. Protesto, protesto con mucha rabia y mucho dolor. Sole P.D.: Si el hecho de encarcelar a una persona es un castigo, entonces a mi ya me castigaron con el asesinato de Edo. Hoy empecé la huelga de hambre. Quiero mi libertad y la destrucción de toda esta institución carcelaria. La condena la voy a pagar todos los días de mi vida.
“Acusada”, de Gonzalo Tobal Por Jorge Bernárdez Acusada es la nueva película con Lali Esposito, que se promociona como una film de juicio pero que no es necesariamente eso porque digamos, el guión no es tampoco una elección típica como película para una estrella pop. Dolores Dreier (Lali Esposito) está acusada de haber asesinado a su mejor amiga y cuando empieza el relato ya han pasado dos años y medio de ese traumático suceso. El grupo familiar se encuentra bajo presión y es evidente que todos viven en función de lo que pasa con Dolores. El padre (Leonardo Sbaraglia) ha sacrificado buena parte del patrimonio familiar, la madre (Ines Estevez) perdió su trabajo en un hospital y hasta el hermano menor de la sospechosa encuentra su vida trastocada. Pese a la tensión la familia, parece comprometida con la situación y somete a las indicaciones del grupo de profesionales que la defienden. Pese a todo esto, Acusada se escapa de los lugares comunes de las películas del género y se apoya más en el personaje central, que es el clásico enigma que sería la autora del crimen. Es ahí donde Lali Esposito brilla y se transforma en el eje de todo y cumple su función sexy, una criatura que puede parecer indefensa y a la vez descarada. Su mirada por momentos es la de un animal acorralado y en otros mete miedo por su nivel de manipulación. Alrededor se entremezclan los intereses de quienes la rodean, la reacción del núcleo social en que se mueve la familia Dreier y las intrigas leguleyas de los abogados, tanto el de la defensa interpretado por Daniel Fanego -que este año acumula grandes interpretaciones-El ángel, la serie El marginal 2-, como el fiscal que interpreta Gerardo Romano, que trata de acorralar con sus preguntas y sus interpretaciones a la acusada. Gonzalo Tobal dirigió este puzzle que aparenta ser policiaco y claro, un courtroom -películas de juicio-, pero que finalmente es el retrato de una criatura inquietante interpretada por una de las pocas estrellas genuinas del espectáculo que tiene nuestro país. Al modo de una Tita Merello pop, Lali se puede manejarse con soltura en la comedia y también hacer de una posible asesina. Y está bien que sea un personaje digno de atención alrededor y que la película esté claramente centrado en él, en ella, Lali. ACUSADA Acusada. Argentina, 2018. Dirección: Gonzalo Tobal. Intérpretes: Lali Espósito, Leonardo Sbaraglia, Inés Estévez, Daniel Fanego, Gerardo Romano y Gael García Bernal. Guión: Ulises Porra y Gonzalo Tobal. Fotografía: Fernando Lockett. Música: Rogelio Sosa. Edición: Alejandro Carrillo Penovi. Dirección de arte: Sebastián Orgambide. Sonido: Guido Berenblum. Distribuidora: Warner Bros. Duración: 113 minutos.
“Hotel de criminales”, de Drew Pearce Por Jorge Bernárdez - Año 2028 en Los Angeles, un asalto a un banco sale mal y dos de los miembros de la banda van a esconderse al Hotel Artemis -que es justamente el título original de la película- que se maneja en un límite estrecho entre la comedia negra y el policial. El hotel está manejado por Jean (Jodie Foster) una enfermera que vive recluida porque sufre un caso severo de agorofobia. Lo que hace Jean junto a su ayudante Everest (Dave Bautista), es atender a un circuito selecto de delincuentes que pagan su cuota y cumplen reglas estrictas de privacidad, un poco como el hotel que regenteaba Ian McShane en John Wick: Pacto de sangre. Nadie conoce el nombre real de quienes buscan hospedaje en el Hotel Artemis. Jean sabe que violar las normas puede deparar desastres y pese a eso, ella misma llegado un punto de la historia viola el código para atender nada menos que a una policía. El elenco reúne al siempre efectivo y eléctrico Charlie Day junto a Zachary Quinto y Jeff Goldblum entre otros para llevar adelante una historia que presenta vueltas de tuerca y sorpresas que mejor no revelar. Todo lo que pasa dentro del hotel se vuelve cada vez peor, ya que la ciudad está en llamas por reclamos de los desclasados que luchan en un mundo horrible por el agua. A la hora del balance, la batidora de géneros funciona a medias, la película se queda a mitad de camino y queda la impresión de que hubo que editar bastante el resultado final. HOTEL DE CRIMINALES Hotel Artemis. Estados Unidos/Reino Unido, 2018. Dirección y Guión: Drew Pearce. Elenco: Jodie Foster, Sterling K. Brown, Sofia Boutella, Jeff Goldblum, Brian Tyree Henry, Jenny Slate, Zachary Quinto, Charlie Day, Dave Bautista, Kenneth Choi. Producción: Simon Cornwell, Stephen Cornwell, Marc Platt y Adam Siegel. Distribuidora: Diamond Films. Duración: 94 minutos.
“El año del León”, de Mercedes Laborde Por Jorge Bernárdez El año del León del que habla el título es el año de duelo que el lleva a Flavia ponerse en marcha tras la muerte sorpresiva de su pareja. Flavia (Lorena Vega) convivió ocho años con y cuando empieza la película, recibe a Mónica (Julieta Vallina), la ex esposa de su pareja que le pide que por unos días se quede con Lucía, la hija, porque ella tiene que ausentarse. Flavia recibe a la niña en su casa que es para la nena la casa de su padre. La relación entre ambas no es del todo fluida, pese a lo cual después de esa experiencia la nena vuelva a quedarse en lo de Flavia. Todos tratan de acomodarse a la nueva situación, la protagonista prueba reuniéndose con el mismo grupo de amigos que frecuentaba con León, pero que claramente eran más conocidos de él que de ella. La película va tocando distintos temas que hacen a la etapa del duelo, que por supuesto no es fácil ni para Flavia ni para la primera mujer ni tampoco para la hija que está terminando la escuela primaria. Favia pasa de la inacción a cierta búsqueda, odia su situación y no sabe qué hacer con esa nena que claramente pide ir a la casa del padre para sentir que de alguna manera está con él. La película de la directora debutante Mercedes Laborde sigue el ritmo del duelo del grupo familiar y el regreso de Flavia a tomar el control de su vida: En este tránsito aparece un viejo amigo casado que vive en el extranjero, conoce a un actor amigo de una amiga con él que tiene una relación que no se sabe si es circunstancial o puede desarrollarse y todo va apareciendo en el relato como para armar un rompecabezas que va a cerrar el círculo para contarnos ese año de León, en el que Flavia y todo lo que fue ese mundo familiar se reacomoda con avances, con peleas y tratando de sacar adelante las relaciones entre ellos. El año del León es un interesante comienzo para la carrera de Mercedes Laborde y muestra un elenco sólido de caras nuevas que se hacen cargo de sus personajes. Una película chica que entre tanto tanque y súper lanzamiento, que demuestra que todavía quedan historias para abordar en el cine y que no es necesario salvar todo el tiempo al mundo, también vale la pena acercarse a la vida de gente que intenta retomar el control de sus vidas. EL AÑO DEL LEÓN El año del León. Argentina, 2018. Dirección: Mercedes Laborde. Intérpretes: Lorena Vega, Malena Moiron y Julieta Vallina. Distribuidora: Primer Plano. Duración: 83 minutos.