El ocaso de un gran político Con una aguda y nada complaciente mirada, en la que se destaca un valioso trabajo de investigación, Víctor Laplace se permite mostrar la vulnerabilidad de un líder como Juan Domingo Perón, próximo a cumplir 77 años. Laplace en el papel del ex presidente y Federico Luppi, como el médico catalán Antonio Puigvert, se lucen en excelentes interpretaciones. En su triple papel de coguionista, codirector y protagonista, Víctor Laplace, que hace el papel de Juan Domingo Perón, cuenta -desde la ficción, a la que incluye una serie de datos históricos-, como fue la vida del ex presidente, durante su exilio en la quinta "17 de Octubre", en Puerta de Hierro, Madrid, España, desde fines de la década de 1950 a principios de 1970. Con una aguda y nada complaciente mirada, en la que se destaca un valioso trabajo de investigación, Víctor Laplace se permite mostrar la vulnerabilidad de un líder como Perón, próximo a cumplir setenta y siete años. El resultado es un lúcido aporte a uno de las facetas más oscuras del peronismo, cuando luego de la Revolución Libertadora, Perón se exilia en Panamá, país en el que le presentan a la bailarina Isabel Martínez (a quien el llamaría Chabela), con la que más tarde se casó y formó un hogar en España. TRAMA INTIMISTA "Puerta de Hierro...", es un filme intimista, que se propone retratar a un Perón filosófico, que se cuestiona y trata de entender los por qué de algunos comportamientos, como los derramamientos de sangre y las luchas políticas. Pero a la vez se observa extremadamente vulnerable, cuando su mujer, Isabel Martínez, luego de un viaje a la Argentina, regresa convertida en una fanática de un líder espiritual llamado "Daniel", que no es otro que José López Rega (en una excelente composición actoral de Fito Yanelli), quien se "filtra" en la quinta "17 de Octubre", hasta lograr no solo manipular al matrimonio Perón, sino hasta convertir a Isabel en una fanática que mostraba su sesgo más demencial cuando no tenía a "Daniel" a su lado. Laplace a través de su guión ilustra con trazos definidos esa relación y se ve a Perón como un hombre lúcido, pero cuyo cuerpo ya no le respondía -debido quizás a un cáncer- incapaz de impedir que López Rega dejará de apretar sus "tentáculos" en torno a la pareja. Ni siquiera su amigo Jorge Antonio (Javier Lombardo) logra convencer a Perón para que lo eche de la casa y lo cierto es que el ex presidente temía perder a Isabel si tomaba esa decisión. ESCENA CONMOVEDORA Otra escena memorable de la película, tal vez la más conmovedora, es la que enfoca la angustia de Perón cuando en el living de su casa y casi en penumbras, observa el cadáver ultrajado de Evita. Esta situación de una visible desolación adquiere el vigor dramático de una novela latinoamericana enmarcada dentro del realismo mágico. Lo que entrega Laplace a lo largo de su filme, es que la quinta "17 de Octubre" fue el sitio de una serie de intrigas (por el que desfilaron desde Héctor J. Cámpora, hasta Rodolfo Galimberti y el gremialista Augusto Timoteo Vandor, entre otros), que más tarde signaron el regreso de Perón a la Argentina el 20 de junio de 1973, para que se postulara a una tercera presidencia, que ganaría por el sesenta y dos por ciento de votos, para morir dieciocho días después, el 1 de julio de 1974. Víctor Laplace en el papel de Perón y Federico Luppi, como el médico catalán Antonio Puigvert, se lucen en excelentes interpretaciones.
Los hilos que mueve el poder Es un valioso trabajo cinematográfico, en el que sus directores, sin perder de vista el contenido político de su docudrama, logran mantener el interés del espectador hasta redondear un conmovedor y contundente alegato sobre la trágica muerte del militante. El 20 de octubre de 2010, la muerte del joven militante del partido Obrero, Mariano Ferreyra conmovió a la opinión pública. El hecho se produjo, según lo muestra este docudrama, en un enfrentamiento entre trabajadores tercerizados de los ferrocarriles que fueron despedidos y un grupo de la Unión Ferroviaria. La película "¿Quién mató a Mariano Ferreyra?" está basada en el libro de Diego Rojas y detalla de los hechos en los que perdió la vida el militante. En ella se sigue paso a paso como hilo narrativo la figura de ficción de un periodista, Andrés Oviedo, personificado por Martín Caparrós, quien trabaja en una revista de actualidad y a quien su jefe -al que llama "el petiso", y con el que sólo se comunica por teléfono-, le encarga una nota en la deberá señalar quién, o quiénes fueron los culpables de la muerte de Ferreyra. TRAS EL CULPABLE Oviedo que está convencido que detrás de lo que le ocurrió al joven están los oscuros hilos del poder que se remontan a años atrás, comienza una investigación, que dará como resultado un posible culpable, pero cuando se lo señala a su jefe, éste decide despedirlo, porque esa verdad atentaría contra los intereses de la publicación (que recibe ayuda del gobierno). Pero luego de su despido el cronista sigue trabajando por su cuenta en el caso y consigue una entrevista clave con uno de los representantes de los ferrocarriles, que le otorga un aval extra a su investigación. Finalmente logra su recompensa, cuando una editorial decide publicarle su trabajo en formato de libro. Un acierto de la película es la mezcla entre personajes de ficción, como el periodista Andrés Oviedo (Martín Caparrós), o su hija Ana Oviedo (Lucía Romano), con personas reales -familiares o amigos del verdadero Mariano Ferreyra- que aportan su testimonio sobre la muerte del muchacho. PROLIJA NARRACION El relato incluye los aportes de algunos de los trabajadores despedidos, fotografías, o fragmentos de documentales, como "La próxima estación" de Fernando Solanas, o "Los traidores" de Raymundo Gleyzer. "¿Quién mató a Mariano Ferreyra?" es un valioso trabajo cinematográfico, en el que sus directores, sin perder de vista el contenido político de su docudrama, logran mantener el interés del espectador, gracias a un estilo narrativo, que se apoya en escenas breves, precisas, que en sí mismas, encierran un conmovedor y contundente alegato sobre la trágica muerte del militante. Convincente, inquietante, con esa cuota extra de sutil nerviosismo ante los obstáculos que se le presentan, es lo que aporta la magnífica actuación de Martín Caparros, en el papel de Andrés Oviedo.
Un dulce verano en la Bretaña Julie Delpy en su triple papel de actriz, directora y guionista logra un filme que se apoya en bien elaborados detalles, que le permiten una narración fluída y a la vez entretenida. A su lado, se lucen en brillantes actuaciones la pequeña Lou Alvarez, Bernardette Lafont y la admirable Emmanuelle Riva. Una comedia algo disparatada, pero efectiva en mostrar lo que pasa con una familia numerosa, cuyos miembrose se reencuentran en la casa de una de las abuelas, es lo que muestra este filme, por momentos conmovedor y entretenido de Julie Delpy, que transcurre en la Bretaña. Delpy, que también es actriz y se la vio en dos filmes tan exitosos y emblemáticos como "Antes del amanecer" y "Antes del atardecer", en la que compartió el protagónico con Ethan Hawke, logra en "Verano del "79", elaborar un guión por momentos chispeante. La elaboración que Delpy hace de las situaciones y la descripción, a veces, como en un "vuelo rasante", de sus personajes, de varias generaciones, permite una radiografía de un momento de Francia en 1979. POR SIEMPRE RIVA Los principales protagonistas de la película son, la misma Delpy, en el papel de Anna, madre de la pequeña Albertine (Lou Alvarez), e hija de Jean (Eric Elmosnino), a los que se une madame Prévost, a cargo de la siempre deliciosa actriz que es Emmanuelle Riva. La pareja, la niña y la abuela viajan de París, a la región de Bretaña, al noroeste del país, a la casa de la madre de Jean, que se llama Amandine (Bernadette Lafont). En esa gran casa de campo, en la que se reencuentran nietos, sobrinos, cuñados y cuñadas, se suceden una serie de situaciones, que tienen como telón de fondo, el temor a la caída de los restos de la estación espacial norteamericana Skylab a la Tierra, lo que ocurrió, precisamente, en 1979. ALMUERZO COPIOSO Poco después, a lo largo de un entretenido almuerzo, se producen acaloradas discusiones entre los familiares que simpatizan con el socialismo y los que están en contra. Mientras los más pequeños de la familia, se divierten tratando de conocerse unos a otros. De este modo aparece un niño que ama las muñecas, o puede verse a Albertine (Lou Alvarez) que descubre el primer amor, en un chico rubio, que conoció en la playa. "Verano del "79" tiene la cualidad de escapar a la melancolía para intentar descubrir ciertos conflictos ligados al pasado que definen a algunos de los hombres de la familia, como ocurre con el abuelo Hubert (Albert Delpy), que padece de cierta locura senil, o con Fredo (Jean-Louis Coulloch) uno de los cuñados, que no se resigna a vivir alejado de las filas del ejército francés. Julie Delpy en su triple papel de actriz, directora y guionista logra un filme que se apoya en bien elaborados detalles, que le permiten una narración fluída y a la vez entretenida. A su lado, se lucen en brillantes actuaciones la pequeña Lou Alvarez, Bernardette Lafont y la admirable Emmanuelle Riva.
Misterio de la casa embrujada Con un guión cuyos diálogos resultan poco convincentes, el filme tiene acertadas actuaciones de Lola Berthet, Luis Ziembrowski y Jimena Anganuzzi. Jorge (Gabriel Goity) vive con su mujer Alicia (Lola Berthet) en las afueras de Buenos Aires. Mientras caminan por una calle cerca de su casa, él le dice a ella que va a hacer un viaje y Alicia le responde que tiene miedo. Alicia (Lola Berthet) presiente que va a suceder algo. Al regresar a la casa, en el jardín tiene la sensación de ver a dos chicas con la boca ensangrentada y varias horas después, mientras está acostada al lado de su marido, sufre una pesadilla y se despierta sobresaltada. Intenta despertarlo a Jorge y al hacerlo descubre que el hombre respira con dificultad y de su boca sale sangre. Poco después él muere. "La memoria del muerto" de Valentín Javier Diment parte de éstas primeras escenas para ir desarrollando un argumento sobre el género de terror, que a lo largo de la historia, va a involucrar a varios hombres y mujeres de distintas edades. LOS INVITADOS Apoyándose en la clásica idea de "la casa embrujada", los guionistas concretan un filme, en el que a medida que van apareciendo los distintos personajes, se van sucediendo una serie de sorpresas. La historia continúa cuando Alicia, convoca a una reunión a los amigos de su marido, con la excusa de leerles el testamento que dejó el difunto, en el que habla de cada uno de ellos. Luego de leerles esa especie de carta que dejó Jorge, Alicia le dice a los convocados que los invitó a pasar la noche con ella y recordar al muerto, porque de esa manera está convencida que Jorge, al que considera el amor de su vida va a resucitar. El resto de los invitados hace silencio y se miran unos a otros, pensando que la ausencia, hizo que Susana entrara en cierto estado demencial. Pero a medida que pasan los minutos, se suceden una serie de hechos bastante aterradores, que obliga a cada uno a enfrentarse a sus conflictos más temidos. LOS FANTASMAS En complicidad con Hugo (Luis Ziembrowski), Susana intentará tenderles una trampa a cada uno. La primera es hacerle creer a Ivana (Lorena Vega), que su hija muerta se encuentra en el jardín; o reprocharle a Mauro (Rafael Ferro), el haber iniciado a Jorge en la droga y en negocios oscuros. Así se van sucediendo los conflictos, los que al final arrinconan a cada uno a un callejón sin salida, en el que terminarán perdiendo la vida, sin poder saber si el muerto finalmente resucitó o no. "La memoria del muerto" tiene algunos impactantes efectos especiales, como es la aparición de fantasmas que entran y salen de las habitaciones, o cuando de la cara de uno de los invitados comienza a brotar sangre de sus ojos y de su boca. Con un guión cuyos diálogos resultan poco convincentes, el filme tiene acertadas actuaciones de Lola Berthet, Luis Ziembrowski y Jimena Anganuzzi.
Un gratificante encuentro familiar El filme forma parte de ese enorme caudal de inmigrantes que alguna vez llegaron a la Argentina y cuyos descendientes que viven en nuestro país, quizás, no intentaron nunca conocer las raíces de su familia. El documental del argentino Hernán Belón, tiene por protagonista a Grace Spinelli (también coautora del guión), de origen libanés, quien a partir de varias cartas que encuentra en la casa de su tía abuela, decide rastrear el origen de su bisabuelo Mohammed. Este, a los sesenta años, luego de vivir en Buenos Aires por varias décadas, volvió a Kfar Kila, el pueblo en el que nació, ubicado a varios kilómetros de la ciudad de Beirut, en el Líbano. "Beirut-Buenos Aires-Beirut" abre y cierra un círculo en el que Grace Spinelli comienza a averiguar datos de su bisabuelo, desde que llegó a la Argentina, hasta que murió en Kfar Kila, en cuya tumba, ubicada en el cementerio local, ella leerá "El Havy Mohammed Musa Haitan, de Kfar Kila murió el 9 de junio de 1980". La cámara de Hernán Belón sigue los entusiasmados pasos de Grace, con la intención de averiguar si en el pueblo en el que nació su bisabuelo aún se encuentran familiares que puedan hablar de él, de lo que ocurrió en los últimos años. CARTAS EMOTIVAS Previo a su viaje a Beirut, en Líbano, Grace hizo traducir las cartas que tenía y a partir de eso descubrió a un hombre de una gran sensibilidad y de profundos afectos hacia su familia. Esas mismas lecturas la impulsan a seguir adelante y emprender ese viaje de redescubrimiento de sus ancestros, con la intención de conocer a los familiares que estuvieran en Líbano. La llegada de Grace primero a Beirut y luego a Kfar Kila, la hizo descubrir a la mujer otro mundo. En Beirut vio no sólo las casas destruidas por las guerra, también notó la intensa separación que hay entre cristianos y musulmanes. Días después cuando logra que un hombre que habla inglés la lleve al pueblo de su bisabuelo, la cara de Grace se ilumina al ser recibida tan calurosamente por familiares y amigos que conocieron a Mohammed. "Beirut-Buenos Aires-Beirut" forma parte de ese enorme caudal de inmigrantes que alguna vez llegaron a la Argentina y cuyos descendientes que viven en nuestro país, quizás, no intentaron nunca conocer las raíces de su familia.
Los riesgos de la convivencia l filme es un producto hecho exclusivamente para reírse de las tonterías que cualquiera es capaz de hacer frente a una cámara. Propone una buena fórmula: reír, sin tener que pensar demasiado. El resultado es efectivo. Una comedia en la que se parodia a los filmes de terror como "Actividad paranormal", es la propuesta del actor y guionista Marlon Wayans. Marlon Wayans quien trabajó en la disparatada "Scary movie", con este nuevo filme que lo tiene por protagonista sigue esa línea de producciones, que sin mayores exigencias y apoyadas en una serie de efectivos gags y un contenido algo escatológico, todo destinado al público adolescente. "¿Y dónde está el fantasma? es una descarada burla a "Actividad paranormal", incluídas algunas escenas que parecen copiadas de aquél filme, en el que una pareja se mudaba a una nueva casa que estaba poseída por un extraño fantasma. Los protagonistas principales de esta historia son Kisha (Essence Atkins) y Malcolm (Marlon Wayans). Ambos conforman una pareja y han decidido vivir juntos. La chica se muda a la casa de él y a partir de su llegada comienzan a sucederse una serie de situaciones que sobresaltan la atención de ambos. EXTRAÑOS RUIDOS Extraños ruidos que se escuchan en la noche, puertas que crujen, cuerpos que parecen levitar en el aire, son parte de los hechos que despiertan los temores más humanos en Kisha y Malcolm. Frente a esta situación, el muchacho decide colocar cámaras en cada rincón de la casa, para que registran todo lo que sucede a lo largo de las veinticuatro horas del día, con el fin de desentrañar el tipo de fenómeno que los afecta. En "¿Y dónde está el fantasma? no existe una preocupación formal, ni tampoco la idea de contar una historia demasiado elaborada. El filme es un producto hecho exclusivamente para reírse de las tonterías que cualquiera es capaz de hacer frente a una cámara. Sólo que en este caso el humor más desprejuiciado se acentúa cuando un extraño fantasma, que el espectador nunca logra conocer, se escabulle por debajo de las sábanas de la cama de sus protagonistas y los obliga a tener relaciones sexuales, sin que ellos recuerden nada de lo sucedido al despertarse. "¿Y dónde está el fantasma? propone una buena fórmula: reír, sin tener que pensar demasiado. El resultado es efectivo.
Confesiones de hombres solos Es una comedia irónica, en la que el director logra mostrar el desconcierto de varios hombres ante una realidad que se les impone, sin que sepan como encontrar una salida a cas nada. Desnudar las debilidades e inseguridades de un grupo de hombres, que viven en una ciudad como Barcelona, en la España actual, es el tema abordado por el catalán Cesc Gay en este filme, cuyo guión coescribió con Tomás Aragay. En su anterior película, "En la ciudad", ambos creadores se habían dedicado a desmenuzar lo que ocurría en la vida de un grupo de amigos, hombres y mujeres, de unos treinta años. Aquel retrato coral, contado a través de distintos protagonistas se traslada, de algún modo, a "Una pistola en cada mano", en la que en cinco capítulos el director se encarga de demostrar que el "reino" actual es de las mujeres. SOLO UNA LETRA En esta película los personajes masculinos llevan sólo el nombre de una letra: Javier Cámara es "S"; Ricardo Darín es "G", o Leonardo Sbaraglia asume el papel de "J", pero las mujeres se llaman Sara, María, Elena o Mamen. "Una pistola en cada mano" cuenta con dos avales importantes, un guión elaborado hasta el mínimo detalle, que le exige a cada actor un amplio compromiso emocional y el equipo de artistas elegido, los que a través de sus personajes logran momentos realmente conmovedores. Para ilustrar mejor algunas de las situaciones, vale la pena contar algunos instantes de estas vidas. El primero es jugado por "S" (Javier Cámara), quien regresa a la casa de su mujer Elena (Clara Segura), con la intención de llevarse sus cosas y descubre que ella está embarazada de su amante y se burla de él, cuando le dice que a pesar de la separación no puede dejar de soñar con ella. LAS EMOCIONES Otra escena que desnuda a los protagonistas es la que les tocó en suerte a "E" (Eduard Fernández) y "J" (Leonardo Sbaraglia), dos ex compañeros de una empresa, en la que uno quedó desempleado y el otro logró construir una sólida base económica, pero no puede lidiar con sus depresiones. Aunque tal vez la más conmovedora de las secuencias es la que está a cargo de un siempre extraordinario Ricardo Darín, como "G", a quien su mujer engaña y Luis Tosar, en el papel de "L", al que el primero le termina confesando su dolor en una plaza. "Una pistola en cada mano" es una comedia irónica, en la que el director logra mostrar el desconcierto de varios hombres ante una realidad que se les impone, sin que sepan como encontrar una salida a cas nada
La atracción menos esperada El siempre eficaz Robert De Niro, en el papel de Adrián, un profesor de arte estadounidense hará reír y disfrutar al público cuando se muestre ingenuamente enamorado de la bella Viola (Monica Bellucci). El filme transmite el "sabor" de las viejas comedias italianas, con su humor pícaro e ingenuo a la vez. El director italiano Giovanni Veronesi filmó dos películas anteriores a las que llamó "Manuale d"amore 1" y "Manuale d"amore 2". El actual es "Manuale d"amore 3", que en la Argentina se tradujo como "Las edades del amor". En ésta, como en sus anteriores historias, el cineasta, intenta hablar del amor en sus múltiples facetas, a la vez que demostrar que para enamorarse, lógicamente, no hay una edad precisa. "Las edades del amor" se divide en tres segmentos: "Juventud", "Madurez" y "Más allá". En "Juventud" se muestra el traspié que da Roberto (Riccardo Scamarcio), un joven y ambicioso abogado, que está por casarse con Sara (Valeria Solarino), pero en el camino se le cruza Nicol (Laura Chiatti), la que parece dejar "flechado" al muchacho y le hará descubrir una realidad, tal vez negada. EN LA MADUREZ En el segundo "Madurez", el ritmo es más calmo y menos turbulento que en el primero. En éste, su protagonista es Fabio (Carlos Verdone), un presentador de televisión que parece estar felizmente casado desde hace veinticinco años con la misma mujer, pero al que por esas cuestiones del azar, se le cruza en el camino Eliana (Donatella Finocchiaro), la que primero parece un amor algo pasajero, pero más tarde se convierte en un conflicto a resolver. Por último en "Más allá", el siempre eficaz Robert De Niro, en el papel de Adrián, un profesor de arte estadounidense hará reír y disfrutar al público cuando se muestre ingenuamente enamorado de la bella Viola (Monica Bellucci). Adrián es un hombre curioso, introvertido y solitario, que viaja a Roma por unas clases y hace amistad con Augusto (Michele Placido), el portero de la casa en la que se hospeda, de cuya hija Viola, se termina enamorando, la que despertará en él sensaciones prácticamene olvidadas. "Las edades del amor", transmite el "sabor" de las viejas comedias italianas, con su humor pícaro e ingenuo a la vez.
La infancia y ciertas rutinas En su primera película, el argentino Ezequiel Yanco (1976) intenta aportar su propia mirada al mundo de la infancia, al enfocar la cotidianidad de dos hermanas gemelas de nueve años, que viven con sus padres, en Quilmes, en la provincia de Buenos Aires. A Martina y Micaela, lógicamente, resulta difícil diferenciarlas para el que no las conoce, pero su madre sí sabe cuál es cuál. Las niñas se mueven con comodidad frente a la cámara, como si estuvieran acostumbradas a hacerlo siempre. EL CASTING La espontaneidad de Martina y Micaela es lo que despierta el interés en el espectador, que es testigo de lo que ocurre con esas ellas, cuando se quedan solas en la casa y su madre les da indicaciones por teléfono, para que puedan cocinar y comer solas, en su casa mientras ella está trabajando junto al padre de las niñas en una remisería. En una ficha que Norma Ponzio, la madre de las chicas, llena en la computadora, a través de internet para enviar a un casting, uno se entera de que Martina y Micaela saben inglés y aprendieron danza, pero no actuación. "Los días" comienza con las niñas despertándose por la mañana con su madre insistiéndoles para que tomen el desayuno. Luego se las ve con su madre esperando turno para que les tomen fotos y las filmen en una sesión de casting. También juegan con una amiga y las tres se tiran el pelo, o parecen pelearse, y se oye a la madre que les grita que terminen con ese juego. A LA DERIVA Ezequiel Yanco seguramente pasó varios días junto a las gemelas a la búsqueda de algún instante, quizás trascendente, que le indique que tal vez hay algo distinto en esas niñas, que las diferencias del resto. Lo concreto es que eso nunca sucede y la cámara muestra el devenir en la vida de las pequeñas, que por momentos juegan con los cosméticos de su madre, como esperando el momento en que ellas también los usarán. El director y guionista, parece no saber cómo seguir y se tiene la sensación de que tampoco sabe qué quiere contar, que su cámara va a la deriva, repite secuencias, como cuando las niñas se despiertan o duermen juntas, o les da primeros planos, cuando se tiran del pelo. Lo cierto es que Martina y Micaela, parecen contar con un mundo propio, infranqueable y ajeno, que la cámara intenta captar, pero sin lograrlo.
La rara sensación de abandono Daniel Gimelberg ilustra muy bien el estado de insatisfacción de Nacho, magníficamente actuado por Nahuel Viale. La música de Luis Alberto Spinetta y Fito Páez, son otros aciertos de esta historia. De Daniel Gimelberg se vio hace varios años "Hotel room", que había filmado en codirección con el español Cesc Gay. En "Antes", Gimelberg, hace coincidir una serie de elementos que vuelven atractiva la historia presentada. El filme es un drama típico, que afecta a muchos jóvenes, ante la falta de referencias, el desengaño y las mentiras de los mayores, que en este caso conducen al protagonista Nacho (Nahuel Viale), a un callejón sin salida. La historia de Nacho cuenta un "antes" y un "después" y en algunos aspectos tiene que ver con una extraña sensación de abandono, que va poblando su existencia hasta hacerle perder el rumbo de su vida. Nacho, veinteañero, vive con su padres en una buena casa con pileta en el Gran Buenos Aires. Tiene un amigo íntimo, Tomás (Nahuel Pérez Biscayart), de cuya madre Valeria (Alejandra Flechner), estuvo enamorado en su adolescencia. EL OTRO AMIGO Nacho y Tomás tienen otro amigo, Matías (Martín Piroyansky), al que se suma Ana (Guadalupe Docampo), la novia de Nacho. En la primera parte de la película todo parece desarrollarse normalmente. Los chicos se reúnen alrededor de la pileta en la casa de Nacho, toman sol, mientras los mayores charlan. Pero poco después, cuando Nacho se entera de que Tomás (Nahuel Pérez Biscayart) se muda con su madre a otro lugar, una extraña sensación de desasosiego lo comienza a invadir. Ese sentimiento se acentúa aún más cuando surge la posible separación de sus padres, sumado a una deuda que no logra cobrar y lo obliga a la búsqueda de trabajo en el taller mecánico de un viejo conocido. La soledad, el consumo de cocaína, un asalto en la calle, acentúan una extraña sensación que invade la vida Nacho, quien ingresa en una angustia existencial, que lo obliga a buscar consuelo en su novia Ana. Daniel Gimelberg ilustra muy bien el estado de insatisfacción de Nacho, magníficamente actuado por Nahuel Viale. La música de Luis Alberto Spinetta y Fito Páez, son otros aciertos de esta historia.