Luchas obreras y sindicatos Una parte importante de la historia argentina, la que hace referencia a las luchas obreras en la década de 1970, es retratada por el trío de directores Violeta Bruck, Gabi Jaime y Javier Gabino, a través de una mirada dramática, épica, que a la vez invita a observar paralelos entre el pasado y el presente. Bruck, Jaime y Gabino no solo incluyen en su documental testimonios de distintos líderes obreros, se preocuparon por darle a su película matices audiovisuales que escapan a muchos filmes de características similares. CON ANIMACION Entre ellos se destaca la inclusión de interesantes dibujos animados (creados por Matías Otamendi) para hacer más didáctico, lo que detallan algunos líderes sindicales, al referirse a la explotación de los trabajadores, en muchas de las fábricas del interior del país. En "Memoria para reincidentes" hay momentos intensos, vibrantes y en los directores hubo una clara preocupación por abrir una amplia paleta de imágenes, en las que coinciden desde la llegada de Juan Domingo Perón a Ezeiza (en junio de 1973), hasta el clásico discurso del ex presidente, cuando acompañado de López Rega y su mujer, Isabel Martínez, echó a la agrupación Montoneros de la Plaza de Mayo (1º de mayo de 1974), en defensa de las corrientes de sindicatos más tradicionales. El filme hace hincapié a través de los testimonios, de las diferentes corrientes de defensa del trabajador, desde clasistas, a agrupaciones ligadas a la izquierda. FRISO HISTORICO El amplio friso histórico que abarca la película parte de 1969, con imágenes del Cordobazo, hasta 1976 y se detiene en cuatro historias, separadas geográficamente por su clima político y social. Importantes testimonios aportaron Francisco Páez y Gregorio Flores (los que fallecieron poco después del rodaje), que representaban a los obreros de Fiat Concord, en 1971. A ellos se suman otros relatos que dan cuenta de lo que sucedía en las fábricas de la zona norte del gran Buenos Aires (Astarsa, Del Carlo, Lozadur, Matarazzo), bajo el gobierno de Perón y la experiencia de Villa Constitución, en Santa Fé, huelga que fue declarada como un complot contra su gobierno, por Isabel Perón, en 1974.
Inseparables, más allá de la vida Del argentino Gaspar Noé, radicado desde hace años en Francia, llega este nuevo filme, tan desolador e inquietante como sus anteriores "Solo contra todos" (1991) y la más comercial "Irreversible" (2002). En "Entrar al vacío" Noé se centra en la vida de dos hermanos, que van a probar suerte a Tokio. No se sabe si huyen de algo. Quizás lo hacen por la simple curiosidad de saber cómo es vivir dentro de una cultura distinta. El vende droga y ella trabaja como stripper en un local nocturno. El afecto que une a los dos jóvenes roza el incesto y el muchacho Oscar (Nathaniel Brown), le prometió a Linda (Paz de la Huerta), su hermana, que nunca se iba a separar de ella, aunque estuviese muerto. Más tarde se verá que la promesa logra cumplirse. LOS CONSEJOS Mientras el chico es real, su hermana le aconseja que deje de frecuentar a un amigo mayor que él, porque éste lo va a terminar convirtiendo en un drogadicto. Oscar no es de aceptar consejos y así termina muerto en el baño sucio de un extraño local. A partir de ese momento, el joven se transforma en un espíritu omnipresente que acompaña y observa a Linda desde cierto más allá. Ese aspecto es ilustrado mediante tomas cinematográficas en las que la cámara se ubica en ángulos de visión tan diversos como atractivos. La historia por momentos va y viene entre el pasado y el presente y algunas imágenes muestran lo que fue la vida de Linda y Oscar en su infancia, con padres bastante especiales, a los que el chico espía mientras tienen sexo. LAS IMAGENES "Entrar al vacío" es una película que desconcierta. Por momentos parece perder su ritmo narrativo, para destacar solo extraños juegos lumínicos, o cinéticos, en los que tanto los objetos como los personajes se deforman, se deconstruyen y se vuelven a armar. Esas imágenes le indican al espectador, que eso es lo que está viendo Oscar, el joven protagonista de origen estadounidense. Si bien los personajes principales son dos, puede decirse que la misma ciudad de Tokio, se impone como un tercer protagonista con su estética llena de carteles multicolores, luces de neón y espacios no demasiado amplios. "Entrar al vacío" incluye como en filmes anteriores de Noé, escenas de sexo, drogas, marginalidad y muertes. Lo curioso es que a pesar de esa extraña sensación de destrucción, de hacer sentir al espectador que es testigo del infierno de dos jóvenes, resulta una película cautivante, que ejerce una hipnótica fascinación por su manera de encuadrar las escenas y de "espiar" a sus personajes, en medio de un entorno por momentos asfixiante.
Los chicos se dan una fiesta Director de videos de música pop y dance, el inglés Nima Nourizadeh, hijo de padres hindúes, se animó a su opera prima con "Proyecto X". Su filme es ideal para el segmento adolescente, que sólo busca pasar un buen momento, observando lo que son capaces de hacer tres chicos de su misma edad, cuando los padres de uno de ellos se ausentan por un fin de semana. Para "Proyecto X", el director eligió una estética de "cámara en mano", con narrración fragmentada y una serie de situaciones que parecen ir a la deriva de una historia sin mayores pretensiones. Es que el filme no intenta ser ni moralista, ni aleccionador, solo muestra lo que le sucede a un chico algo tímido de diecisiete años, cuando deja que un audaz amigo le organice su fiesta de cumpleaños y otro registre cada uno de sus pasos con una cámara. EL PROTAGONISTA "Poder sin límites" que se vió hace algunas semanas atrás, también la protagonizaban tres jóvenes y se sostenía a través de una estética similar, con la diferencia que se ubicaba en el terreno de la ciencia ficción y no en el género de comedia. Thomas (cuyo actor se llama Thomas Mann, igual que el escritor) es un muchacho algo introvertido, todo lo contrario de Costa, que es arremetedor, no retrocede ante nada y sabe cómo convocar chicas y chicos a una reunión y convertir el agasajo en una megafiesta. Aunque lo que no sabe el muchacho, lógicamente, es lo que puede llegar a suceder, cuando cientos de jóvenes invaden todos los rincones de una casa, consumen drogas, bailan y beben sin control. Lo interesante de observar de "Proyecto X", es cómo un segmento juvenil de los Estados Unidos, se deja arrastrar a una especie de infierno, con incendio de casas, incluído. El filme da cuenta, con estilo "nervioso", de lo que son capaces de hacer algunos "nerds" y jóvenes "cool" cuando están solos. Cómo es su relación con los vecinos, los padres, la policía y de qué manera defienden sus derechos. La película está contada con un lenguaje bastante anárquico y con tres protagonistas jóvenes: Thomas Mann, Oliver Cooper y Jonathan Daniel Brown, que son para tener en cuenta en el futuro.
La cosmopolita Buenos Aires Desde las diez de la mañana hasta el amanecer del otro día, en la city porteña suceden innumerables cosas. En ella están los que ahullan ‘cambio, cambio!’, hasta la señora que grita ‘a los bebitos argentinos morochos y rubios’ y exhibe unos mini muñecos que mueven su cabeza. Pero más allá está la peluquería de un legendario hombre del céntrico barrio porteño, por la que desfilaron grandes figuras, lo que le permite al director Sebastián Martínez hacer un paralelo entre el presente y el pasado de un zona emblemática de Buenos Aires. CALLE DE LOS CINES ‘Centro’ es un documental que tiene ritmo propio, el que le otorga la misma gente que va y viene sin parar con destinos anónimos, el de los manequíes inmutables en las vidrieras en liquidación, o el stencil en una pared que recuerda la desaparición de Julio López. Pero si se gira por Lavalle se levantan algunos cines que languidecen, como intentando recordar que esa fue la calle de la pantalla grande, en una época floreciente de la Argentina. Ahora muchos de ellos son el recinto de cultos evangelistas y la cámara de Martínez sigue, registra, desnuda, hace una toma sin que el enfocado se dé cuenta. La policía apresa a un ladrón al que la gente apostrofa y el hombre devuelve el insulto diciendo que es padre de dos hijos. Sebastián Martínez hizo un buen trabajo de indagación para darle al espectador una mirada amplia de lo que es el centro porteño hoy, entre casas de cambio, los que ofrecen una parrillada económica en plena Florida y mujeres maduras, y hombres que les van a la par, que intentan aprender a bailar tango. El director también se detiene en dar cuenta de la nueva inmigración argentina, con aportes de Bolivia, Paraguay y Brasil, todo parece caber en este filme, igual que en la Argentina de hoy. La madrugada exhibe otro mundo, el de los restos de comida, el de la gente que duerme en la calle, o el de alguna chica que espera un cliente en una esquina. De Sebastián Martínez se conoció previamente ‘París Marsella’. ‘Centro’ es una road-movie porteña, tan fascinante, como sorprendente.
La amistad en tiempos difíciles En "Caballo de guerra" Steven Spielberg cuenta la historia de iniciación, de un caballo y de su joven dueño, que construyen, podría decirse, un lazo de dependencia mutua, que resulta inalterable a lo largo del tiempo. Las primeras escenas del filme, muestran a un hombre de campo que ha tomado de más, que compra un potrillo en una subasta y paga por él una cifra abultada para su presupuesto. Sus vecinos le dicien que el animal es poco dócil y que resultará inservible para arar el campo. Albert, el hijo del hombre de campo, logra entrenar a Joey y a partir de eso la empatía entre el muchacho y el caballo se vuelve férrea. TRISTE DESPEDIDA Pero es una época de conflito y para incorporarse a la que sería la Primera Guerra Mundial el Ejército británico necesitaba caballos que demostraran fuerza y coraje, y Joey tiene esas cualidades. Así entre lágrimas de despedida de Albert, Joey pasa a manos de soldados ingleses que irán a la guerra, por lo que el animal, más tarde, ya en tierra alemana estará predestinado a vivir una odisea épica cuando su joven amigo vaya a buscarlo. Con "Caballo de guerra" Spielberg destaca el valor de la amistad, la lealtad, los afectos y la unión familiar. Su película refleja lo que pocas han hecho: demostrar que los animales a veces suelen comportarse "humanamente" y que su sensibilidad encierra un instinto fraterno poco conocido. VISION AMPLIA La historia está contada desde diversos ángulos, tanto desde el lado del adolescente que entrenó a Joey, como desde el mismo animal, mientras en medio de los dos se desarrolla la guerra. Pero la película no tiene acento bélico, ni tampoco partidista, sólo pretende contar las peripecias por las que atraviesa un caballo cuando en la guerra se peleaba todavía con sable y se necesitaban animales de carga para arrastrar el pesado armamento, por lo que muchas veces ellos morían. A través de una narración clásica, de gran efecto dramático, Steven Spielberg consigue hacer de su filme un inteligente retrato sobre la amistad en tiempos difíciles. Con una exquisita fotografía -además de la belleza de los animales elegidos-, se destacan las actuaciones del joven Jeremy Irvine, como Albert y Emily Watson, en el papel de la madre.
Unos gemelos que se las traen El estadounidense Adam Sandler está muy bien acompañado en esta nueva comedia en la que participan Al Pacino y Santiago Segura. En "Jack y Jill", Sandler, que también es coguionista de esta nueva "travesura" fílmica, apeló a una fórmula que siempre produce un buen efecto, aprovechar el estado de confusión que surge a partir de que sus protagonistas son dos gemelos que él interpreta. Jack es un reconocido ejecutivo de cuentas de una agencia de publicidad, que vive en Los Angeles con su mujer y sus hijos. En apariencia su vida sigue un cauce normal, aunque con algunas crisis económicas en la empresa en la que se desempeña. Pero si ese es un tema de preocupación para Jack, más tarde éste pasara a un segundo plano, cuando llegue a su casa su hermana Jill, la que aún permanece soltera y vive con sus padres en la vieja casa familiar. VISITA INESPERADA Jack decide armarse de paciencia y pasar el Día de Acción de Gracias con su familia y su hermana. Los gemelos hace un tiempo que no se ven y si bien Jack tiene una determinada imagen de Jill, jamás iba a pensar que ambos iban a intervenir en tantos líos juntos. Uno de ellos y quizás el más logrado es el encuentro entre Al Pacino, Jack y Jill, que termina siendo desopilante. Ocurre que Jack debe contratar a Pacino para una publicidad, quien aunque utiliza su nombre, compone el personaje de un actor famoso, que padece cierta confusión mental. Lo curioso es que cuando Jack se encuentra con Pacino, para convencerlo de que acepte hacer la publicidad, el actor de "El Padrino" también conoce a su gemela Jill y se enamora perdidamente de ella, lo que provoca una serie de situaciones equívocas y gags sin desperdicio. "Jack y Jill" no tiene un guión demasiado elaborado, porque Sandler, como lo hace siempre se apoya en gags que a veces rozan lo escatológico, lo que siempre tiene efecto eficaz entre sus fans. En este filme la risa está asegurada por partida doble, porque Sandler además de ser Jack asume el papel de su gemela Jill.
La aventura es casi infinita Con una muy buena fotografía, magníficos planos de cámara y gran estilo narrativo, el filme tiene además sorprendentes actuaciones de Asa Butterfield, como Hugo, Ben Kingsley (Mélies) y Sacha Baron Cohen, como el inspector de la estación. El libro de Brian Selznick en el que está basada esta película, le resultó ideal a Martín Scorsese para incursionar por primera vez en el cine 3D. La historia de ese niño huérfano, al que su padre -un restaurador de nivel museo-, le deja como herencia una muñeca mecánica, a la que el chico intenta hacer funcionar, porque cree encierra un secreto, le permitió al director de "El aviador" mostrar una historia trascendental sobre los orígenes del cine. Con esta película, Scorsese que se permite redescubrir la figura de Georges Mélies, el pionero de la narración cinematográfica, que parece querer decirnos que más allá de los avances de la técnica y la tecnología, si la imaginación del director y guionista no tienen nada que decir los que hacen pierde su mayor significado: trasladar al espectador a otros mundos, invitarlo a vivir una aventura irreemplazable a través de imágenes animadas, de sonido y voces. RARA HERENCIA Hugo Cabret -quien parece extraido de "Los miserables" de Víctor Hugo o de alguno de los libros de Dickens-, luego de la muerte de su padre, es adoptado por un tío borracho, que al poco tiempo muere, pero le deja como herencia al niño el oficio de mantener en horario los relojes de la estación de Montparnasse, en el París de las décadas de 1920 y 1930. En ese lugar, en una tienda de juguetes, que Cabret entabla relación con Georges Mélies. A partir de ese encuentro vivirá una serie de aventuras que lo llevarán a enfrentarse a un divertido inspector de la estación en cuyo laberíntico techo el niño vive. Asimismo se hará amigo de la hija adoptiva del bondadoso dueño de la juguetería; de un fanático coleccionista que le hará descubrir no sólo el secreto de su muñeca sino que lo iniciará en los orígenes del cine con las maquetas animadas de Mélies y con los primeros documentales de los hermanos Lumiere. MUNDO INTERMINABLE "La invención de Hugo Cabret" es como el acto de un ilusionista, en el que el espectador, a través de los ojos del niño va descubriendo un "mundo" infinito y abierto a riesgosas travesuras. Esta nueva película de Scorsese es un homenaje a la familia, a los sueños de la niñez y permite el reencuentro con un realizador admirable por su capacidad narrativa y por como utiliza la técnica y la pone al servicio de una historia nada convencional. Con una muy buena fotografía, magníficos planos de cámara y gran estilo narrativo, "La invención..." tiene además sorprendentes actuaciones de Asa Butterfield, como Hugo, Ben Kingsley (Mélies) y Sacha Baron Cohen, como el inspector de la estación.
Un colorido personaje urbano El cineasta Tomás Lipgot tiene la cualidad de descubrir personajes que viven con intensidad y ejercen cierta fascinación en el espectador a través de lo que hacen, por muy distintas razones. A Tomás Lipgot se le debe el documental "Ricardo Becher: recta final" sobre el fallecido cineasta Ricardo Becher ("El Gauchito Gil") y "Fortalezas". Durante el rodaje de la última en la que hace un recorrido por cárceles y distintas instituciones, descubrió a Moacir, en el Hospital Borda. Moacir es un hombre brasileño, de sesenta y ocho años, que se radicó en la Argentina, en 1984, siguiendo sus sueños de convertirse en músico y dar a difundir sus temas. Pero su enfermedad -sufrió de esquizofrenia paranoide- se lo impidió. Ahora recuperado vive en un hotel del barrio de Constitución y está en el proceso de grabar un disco. En su filme Tomás Lipgot mezcla documental y ficción y es el mismo Moacir, el protagonista. A través de las distintas escenas el cineasta se encarga de mostrar el backstage de esa grabación, que en el entorno de la película, el conocido músico y actor Sergio Pangaro hace el papel de productor de la placa. HERENCIAS La cámara de Lipgot sigue los pasos del artista brasileño por las calles que camina todos los días en el barrio sur. Lo retrata en las grabaciones, en sus diálogos con los que se le cruzan a su paso, en las charlas con su productor (Sergio Pangaro) en la ficción y deja que su voz despierte cierta admiración en el que lo ve. Moacir es un personaje de cierta originalidad, que usa peluca en sus actuaciones y viste de trajes de colores claros, los que le otorgan una imagen algo glamorosa, que parece coincidir con esos ritmos que trasladan al espectador, hasta las décadas del "40, o más atrás de la música tropical. Moacir, protagonista y músico, le otorga una particular identidad a sus canciones que heredan elementos del samba, el bolero y de la música del carnaval. Gracioso, divertido, seductor, Moacir, es un artista a redescubrir en este filme, en el que su director parece sentirse algo deslumbrado con la elección de un personaje tan típicamente urbano y de singular musicalidad.
Poder añejo y una dura vejez Lo que impresiona es la reflexión del poder. Cómo nada permanece. Cómo hasta el más déspota y fuerte está condenado a envejecer y convertir la soberbia de algunos momentos, en el desamparo y la soledad del final. Con el guión de la escritora Abi Morgan, "La dama de hierro" intenta adentrarse en la vida de Margaret Thatcher, Primera ministro del Reino Unido durante un período de once años (1979-1990). Su férrea política de privatizaciones, la intervención de los sindicatos, las críticas al presupuesto fiscal, una rígida política, desconfiando de una posible Unión Europea y la guerra de Malvinas, fueron acciones que hicieron surgir el nombre de "dama de hierro", por el que se la conoce. El filme de Phyllida Lloyd toma a la que fuera primera dama, retirada, ya aquejada por enfermedades de la vejez, que, a través de flashbacks, evoca momentos de su vida. EN EL PASADO Así se asiste a momentos de su pasado como hija de un negociante que aquí se lo convierte en un simple almacenero, cuando la realidad habla de sus tareas de concejal, párroco metodista y dueño de dos almacenes. Se alude a su orgullo de haber logrado el título universitario de abogada (tuvo también un bachelor en química), su incorporación a la política ayudada por su esposo, y posteriormente las acciones que la llevaron a convertirse en la primera mujer que ostentó el título de Primera ministro de Gran Bretaña. La película parece aprovechar el tono de la enfermedad mental de la protagonista para fragmentar información, no profundizar demasiado en los hechos de gobierno y subrayar, eso sí, ese pragmatismo y dogmatismo que llevaron a su gobierno de tintas gruesas, de diálogos casi imposibles y decisiones exasperadas (caso Malvinas al que ni las cuestión económica, ni cierta desmesura en las dimensiones de los contrincantes, algo así como David y Goliat, en terreno libre o los esfuerzos de Alexander Haig lograron torcer las pétreas decisiones de la Thatcher). GANADORA SEGURA Si la película no excede las líneas de una película tradicional, el brillo de una extraordinaria actriz puede hacer olvidar la trama y reservar la mirada para seguirla hipnóticamente en todos sus momentos. Porque eso pasa con Meryl Streep, segura ganadora del próximo Oscar. Su presencia opaca todo lo que se forma a su alrededor, hasta la notable labor de Jim Broadbent y las muy destacadas de Olivia Colman y Susan Brown. Su rostro, su posición corporal de joven y vieja, su insipidez, esa falta de simpatía natural que tuvo la imagen de Thatcher, todo convence en esta increíble actuación. Ver la mirada vieja de una señorona en tren de demencia y continuar observándola cuando la mirada se rejuvenece en un segundo y parece reflexionar en lo peligroso de ese viaje mental, es un experiencia para el espectador que ame el cine. Lo que impresiona es la reflexión del poder. Cómo nada permanece. Cómo hasta el más déspota y fuerte está condenado a envejecer y convertir la soberbia de algunos momentos, en el desamparo y la soledad del final. Si algo faltó en este filme, es quizás grandeza. Pero sin embargo Phyllida Lloyd, la directora, tuvo que ver en la elección de actores y se dedicó a lograr los nejores momentos al declive de una personalidad que se niega a ser vencida.
George Clooney, galán y padre La película a grandes rasgos es un melodrama, con paisajes por momentos tan bellos como exóticos, pero no hay un uso turístico de esas imágenes, sino que acompañan a los protagonistas en una serie de secuencias, que por momentos tocan el absurdo con un humor sutil, que se desprende del propio entorno cotidiano La novela inspirada en su familia, de la escritora hawaiana Kaui Hart Hemmings, fue la elegida por George Clooney para volver delante de las cámaras. En "Los descendientes", Clooney, es un padre de familia, al quien un accidente sufrido por su mujer logra modificar radicalmente su rutina de abogado, y de padre de dos hijas, una de diez años y otra de diecisiete. La mujer de Matt King (Clooney) tuvo un choque trágico mientras iba en una lancha y los daños sufridos, según los médicos podrían ser irreversibles. A partir de esto, King, que ha pasado la mayor parte de su vida detrás de su escritorio, ignorando, quizás, a su familia, se ve sometido a una serie de trámites y de responsabilidades que para él son nuevas y no sabe cómo resolver. VIEJO SECRETO Pero ese no será el único contratiempo que vivirá el protagonista. Lo que irá descubriendo a medida que pasan los días, hará que se enfrente a sus propias debilidades, sus temores más primarios y sus dudas. Y lo peor es que muchas de los problemas con los que no sabe cómo lidiar, tendrá que resolverlos sobre la marcha. King igual que otros miembros de su familia tienen unos tatarabuelos que vivieron toda la vida en Hawai y son cruza entre la clase alta nativa y de los misioneros que llegaron a unas tierras de una belleza que hace enmudecer al que las ve. "Los descendientes" es en apariencia la historia de una familia, o mejor dicho de un padre, con su mujer en el hospital y de dos hijas, pero la novela de Hemmings, toma como punto de partida ese hecho, para hacer un interesante despegue hacia los contornos que permiten observar cómo se mueve el poder en las islas y además pone en práctica aquello de "pueblo chico, infierno grande". Esto hará que más tarde el padre sea sorprendido por un secreto que lo hará trastabillar en sus decisiones más importantes. MELODRAMA Y HUMOR La película a grandes rasgos es un melodrama, con paisajes por momentos tan bellos como exóticos, pero no hay un uso turístico de esas imágenes, sino que acompañan a los protagonistas en una serie de secuencias, que por momentos tocan el absurdo con un humor sutil, que se desprende del propio entorno cotidiano. El guión a cargo del mismo director logra transformar esta saga familiar, en una serie de interesantes circunstancias, que permitirán desnudar no solo la personalidad de los isleños en Hawai, sino que dejará ver cómo se van tejiendo los hilos del poder, los sesgos psicológicos de los personajes y el pesos de los legados familiares. Un George Clooney más maduro, consigue una valiosa actuación junto a Shailene Woodly, en el papel de la hija.