En un puerto de Francia hay lugar para rehacer la vida Esta es una historia de amor inusual, de dos seres solitarios, de sentimientos callados, que intentan rehacer sus vidas como pueden. En "El amor de Tony", la directora Alix Delaporte eligió a una mujer y un hombre que se mueven en ciertos márgenes. Ella, Angle, se encuentra en libertad condicional, nunca se explica bien por qué fue a parar a la cárcel. El es Tony, un pescador, que tiene un pequeño barco y trabaja en un puerto de Normandía, junto a su madre y su hermano. Tony, hace poco tiempo atrás, perdió a su padre que desapareció en el mar. Angle, en apariencia tiene una única preocupación, poder insertarse nuevamente en la sociedad y recuperar a su pequeño hijo, cuya tenencia está en manos de sus abuelos. Ella tendrá que demostrar que tiene casa y marido y un hogar constituído para recuperar al niño y eso la llevara a concretar algo que en apariencia parece imposible: conquistar a un pescador bastante hosco, poco expresivo en sus sentimientos y que no se entrega así nomás a cualquier mujer. EN LA BUSQUEDA El filme es lento, pero no monótono, la directora se detiene en registrar la minuciosidad y la sutileza que pone en cada una de sus expresiones, el personaje de Angle, a cargo de una muy sensible Clotilde Hesme. Por eso la cámara de Alix Delaporte sigue a Angle en situaciones de búsqueda constante, se la ve sufrir en silencio cuando es rechazada, cuando las autoridades del penal sospechan de lo que ella dice, o cuando la abogada le pregunta para qué la va a ver si todavía no sabe cuándo se va a casar, lo que le permitiría volver a tener a su hijo a su lado. "El amor de Tony" devela la mirada de una directora que sabe muy bien como registrar desde el detalle de la ropa, hasta el costumbrismo típico de unas mujeres que se mueven a la par de los pescadores descargando pesados cajones de las embarcaciones y vendiendo luego el contenido en los mismos muelles. En la película se destacan también las actuaciones de Grégory Gadebois, un actor que se dice pertenece a la Comédie Francaise; o en un pequeño pero muy simpático personaje, a la española Lola Dueñas.
Una venganza bien justificada El filme parece una ironía a la crisis que vive actualmente la tierra del presidente Barack Obama. Por eso el tema que enfoca la película ha tocado a fondo a la sociedad norteamericana, lo que despierta un interés extra. Ben Stiller y Eddie Murphy son dos comediantes de efecto seguro en la platea. Ellos saben muy bien que su misión es divertir y entretener. Y con esta fórmula como meta, protagonizan esta comedia, que resulta original al elegir como telón de fondo, lo que se esconde en una de las torres más lujosas de Nueva York, en la que habitan no pocos excéntricos millonarios. "Robo en las alturas" parece una ironía a la crisis que vive actualmente la tierra del presidente Barack Obama. Por eso el tema que enfoca la película ha tocado a fondo a la sociedad norteamericana, lo que despierta un interés extra. Aunque cabe aclarar que Brett Ratner, el director, dio todo para que el mecanismo de la comedia funcionara a la perfección, aunque si se la mira bien, lo que sucede tiene su cuota de tragedia. A MAL TIEMPO... Pero como se dice vulgarmente "al mal tiempo buena cara", acá todos se confabulan y demuestran lo que puede hacer un grupo de "indignados" para recuperar el dinero que un estafador disfrazado de elegante señor, les ha sustraído en plena cara. La historia tiene un núcleo central interesante. Un financista millonario de Wall Street vive en una torre de Manhattan, que bien podría ser la Trump Tower. De ese edificio se encarga un gerente que sabe estar en todo y complacer a los extravagantes millonarios que lo ocupan. Entre estos se ubica Arthur Shaw, quien en apariencia es una persona amable, que todos aprecian, pero luego terminarán odiándolo. Como el hombre conoce de finanzas, el gerente del consorcio y hasta el portero que todos los días le abre la puerta, le confían sus ahorros para descubrir más tarde que el hombre, como en un pase de magia, hizo desaparecer todo el dinero. GERENTE Y LADRON A partir de esa mala noticia interviene el FBI, hay un arresto domiciliario en la torre para el estafador y es llamado a escena un ladrón de vuelo corto, que es amigo de infancia del gerente... Porque los empleados y el gerente tratarán de recuperar lo que puedan del dinero que les fue robado que podría estar en la torre. Desde entonces lo que pasa parece una versión modernizada de "Los desconocidos de siempre", la película de Mario Monicelli que diera fama a Mastroianni y Gassman. Con buenos recursos narrativos, un ritmo que no declina y teniendo como fondo el famoso desfile neoyorquino del Día de Acción de Gracias, se suceden disparatadas secuencias que invitan a la diversión, junto a un equipo actoral de primer nivel. Porque además de Eddie Murphy y Ben Stiller, están Alan Alda, Casey Affleck, Matthew Broderick, Téa Leoni y hasta la famosa actriz de "Preciosa", Gabourey Sidibe, como una experta en abrir resistentes cajas de caudales.
Tom Cruise: otro hombre araña Esta es la cuarta película de la saga del agente especial Ethan Hunt y tal vez, en la que el "justiciero solitario" asume mayores riesgos, debido a que un fallo en la misión anterior, hace que el presidente de la Nación, le quite su apoyo. Pero éste es tan sólo un dato, que en lugar de convertir en pesimista a Hunt, le otorga un mayor vigor y adrenalina para continuar con la misión que se impuso, demostrar que él es el único capaz de proteger a su país, los Estados Unidos, de un posible y letal enfrentamiento entre dos potencias. Cada una de las sagas de "Misión imposible..." contó con un director distinto. En este caso se eligió al director Brad Bird, que tiene entre sus créditos dos películas de animación: "Ratatouille" y "Los increíbles". Pero esto en lugar de restarle capacidad a este profesional de renombre y provocarle cierto temor al tener que enfrentar una franquicia de ficción, con un actor de la talla de Tom Cruise, le produjo lo contrario.Bird demuestra que lo suyo es transmitir una enloquecida adrenalina al espectador, a través de una serie de secuencias de acción avasallantes, que no dan respiro al público, a la vez que por momentos, y no está mal, la estética la acerca a un típico video juego. ISION FALLIDALo que ocurre con Ethan Hunt (Tom Cruise) en esta entrega, es que el hombre fue víctima de un engaño y falló en una misión que tuvo que llevar a cabo en el Kremlin, lo que provocó una explosión de tal magnitud en la Plaza Roja, de Moscú, que se pareció a un terremoto.Eso hizo que el agente quedará prácticamente despedido. Pero eso no imposibilitó que Ethan quisiera averiguar lo qué paso. Si a esto se le suma que una traficante de diamantes sorprendió a un agente amigo suyo y lo mató, lo que el agente prepara para sus enemigos, promete ser letal. El filme tiene los más diversos escenarios, va de Rusia, a los Estados Unidos y Dubai. En esas locaciones Brad Bird, desde la dirección, logró hacer que su cámara "volara por el aire" para captar, por ejemplo, a un Tom Cruise balanceándose en el vacío, en la cara externa de un edificio de Dubai de más de ciento treinta pisos. O que uno de sus agentes, se arriesgue a obtener una pieza de un reactor a punto de convertirlo en cenizas.Esta nueva "Misión imposible" es ideal para los que admiran las películas de acción, de vértigo, y el funcionamiento de armas y trucos de alta sofisticación y tecnología, y lógicamente, para los que aman esta franquicia fílmica, que promete ya una quinta entrega.Buena fotografía y meritorias actuaciones de Tom Cruise, Jeremy Renner, Paula Patton y Simon Pegg, cierran este nuevo capítulo de "Misión imposible".
Deporte contra viento y marea La actuación de Brad Pitt es admirable, tiene adrenalina, contagia entusiasmo y transmite el carisma de un buen manager deportivo. A su lado se desenvuelve un meritorio Jonah Hill, como el teórico en matemáticas. Basado en la novela de un periodista de finanzas, el filme sigue los pasos de un ex jugador de béisbol que logra convertir un fracaso en un éxito. Brad Pitt se mueve como pez en el agua en esta historia que hace al implacable mundo del deporte, el que parece no tener grises, sino solo blancos y negros: o se gana o se pierde, no hay más. La película es típicamente estadounidense, en intentar traducir en imágenes ese viejo concepto de que se puede llegar a la cima, desde el lugar más ignorado. Eso es lo que le ocurre a un equipo de pueblo, los Oakland A"s, cuando van perdiendo uno a uno sus mejores jugadores, los que emigran tentados por las grandes ofertas de clubes más importantes y de grandes ciudades. El filme está basado en la historia real del ex jugador de béisbol Billy Beane, papel al que Pitt le pone sus entrañas. Billy Beane llegó a un momento de su carrera que no rendía al nivel que su equipo requería y decidió retirarse a tiempo para emprender otra tarea, no menos competitiva, la de ser el gerente general del mismo club. CAMINO A SEGUIR Lo cierto es que como sucede siempre, cuando un perdedor intenta abrirse camino, al comienzo nadie le cree. Solo la tenacidad, la valentía y el convencimiento de que se está en el camino correcto puede llevar a un hombre al triunfo, como ocurre en este caso. Billy Beane se pregunta qué hacer cuando su equipo pierde a los mejores jugadores y no sabe cómo reemplazarlos. Más aún cuando el club no tiene el dinero suficiente para contratar otras figuras en ascenso. Frente a semejante desafío Beane decide tomar un atajo en el camino y para hacerlo contrata a un egresado en matemáticas de Harvard. Un joven que no sabe nada de deporte, pero sí de teorías numéricas y si Beale le pone el cuerpo a las dificultades, el novato que ingresa al club para ayudarlo, pone su inteligencia al servicio de contratar a jugadores desechados por la mayoría, a los que elige por sus cualidades intrínsecas, más que por el lugar que deben ocupar en la cancha. EL EXITO El resultado no se hace esperar y las primeras planas de los diarios, como en sus mejores épocas comienzan a ocuparse de los Oakland. Pero a Billy Beane no le será nada fácil tener que lidiar con un caprichoso y arrogante jefe de campo y mucho menos con jugadores que fueron estrellas en un momento y en el presente deben adquirir una nueva cuota de confianza. "El juego de la fortuna" tiene buenos puntos a destacar. Reúne algo de suspenso, pero escapa a los cánones de sólo ver festejar los logros de los jugadores en la cancha. Aunque hay muy buenas escenas de acción y vértigo en el césped, el director Bennett Miller prefirió mostrar la "cocina" de las negociaciones y dejar correr su cámara en mostrar los aciertos y reveses, de un gerente deportivo, que entre peleas, pérdidas y ansiedades se mantiene firme en sus convicciones. La actuación de Brad Pitt es admirable, tiene adrenalina, contagia entusiasmo y transmite el carisma de un buen manager deportivo. A su lado se desenvuelve un meritorio Jonah Hill, como el teórico en matemáticas.
Una notable experiencia de vida La película de González-Rubio hereda lo mejor del cine documental y antropológico y lo hace con recursos cinematográficos muy austeros y muy precisos. La "opera prima" del cineasta belga Pedro González-Rubio habla de una experiencia intransferible, la de un padre y un hijo. El hombre le enseña al niño algunos de los secretos de la vida a través de la convivencia diaria con la naturaleza. Se dice que en los primeros años de vida han cosas que dejan marcas para siempre y esta historia desde ese punto de vista es una apuesta inigualable al amor y a la vida humana. En "Alamar" todo parece coincidir para que el espectador pueda creerse partícipe de una sensación única: que es posible sentirse uno más dentro de la inmensidad del universo. Como cuando se observa a los protagonistas viviendo en un lugar tan paradisíaco y agreste, como el Banco Chinchorro, en México, una zona en la que los corales, en el fondo del mar, resultan un espectáculo de belleza conmovedora. TRES GENERACIONES Hasta ese lugar, para visitar al abuelo, van Natan de cinco años y su padre, un descendiente de mayas, que se enamoró de una italiana y juntos tuvieron ese pequeño. Este vivirá el tiempo que muestra el filme, con su padre y ya sobre el final, aparece en Italia con su madre. ¿Por qué se separaron estos padres? Porque el amor parece resultar muy efímero, cuanto se da entre culturas tan distintas y una vez pasado el rato de novedad, de descubrimiento del uno hacia el otro, eso que parecía para toda la vida, llega rápidamente a su fin. Pero lo que intenta reflejar González-Rubio es una herencia de vida, la de un abuelo a su hijo y la de éste a su retoño. Tres generaciones de hombres que viven en una casucha de madera en mar abierto y casi desnudos salen todos los días a pescar para vivir. Cuando llueve es simple: el abuelo lee viejos libros y el padre y su hijo juegan. TESORO UNICO El pequeño Natan en esos primeros años de su vida junto a su padre, adquirirá un tesoro único, que nadie le podrá arrebatar. El hombre le enseña al pequeño a comunicarse con los animales (la escena de la pequeña garza blanca es un hallazgo cinematográfico, por su simpleza y su significado), a amar a la naturaleza y a no temerle a un mar, que es para disfrutar y convivir con él, como si fuera un miembro más de la familia. "Alamar" parece un documental de National Geographic, tiene una fotografía del mismo director que resulta avasallante y exquisita por los escenarios elegidos y a la vez sus protagonistas actúan con tal naturalidad, que la cámara parece ausente en el rodaje. La película de González-Rubio hereda lo mejor del cine documental y antropológico y lo hace con recursos cinematográficos muy austeros y muy precisos.
Una ácida y tierna comedia negra El cineasta despliega toda su artillería de personajes que se parecen "nerds" o "freaks", en este filme que se lee como una aguda sátira a la sociedad estadounidense y en particular a la comunidad judía. Los prejuicios del norteamericano de clase media es un tema recurrente en la filmografía del estadounidense Todd Solondz. Como en "Felicidad", en este filme que se conoce ahora, aunque es de 2009, el tema de la pederastia vuelve a aparecer en el hogar de una familia de origen judío. Solondz lo aborda en tono de una comedia tan corrosiva, como tierna y es capaz de hacer un ácido contrapunto entre la ingenuidad del hijo y la perversidad de la madre. En "La vida en tiempos difíciles", un padre sale de la cárcel luego de cumplir una condena acusado de ser un pederasta; mientras sus hijos, uno universitario y dos más pequeños rehacen su vida junto a su madre y el nuevo novio que la mujer les presenta como si fuera el hombre de sus sueños. UN PROVOCADOR El director se vuelve un provocador furtivo a través de dos escenas que son jugadas de una manera muy simple, pero que alcanzan un intenso impacto en el espectador por su humor negro. Una de ellas es cuando le madre (Allison Janney) intenta convencer al hijo, que se puede ser gay, a través del simple roce de la mano de un hombre, o de un informal apretón de manos. Por eso aconseja: "no dejes que te toquen". Otro item es lo que vive el hijo al concluir la ceremonia de su Bar Mitzvah, cuando toma conciencia de algunas de las falsas creencias transmitidas por esa madre, que por momentos parece desenvolverse en la vida en un estado de constante alucinación. El cineasta despliega toda su artillería de personajes que se parecen "nerds" o "freaks", en este filme que se lee como una aguda sátira a la sociedad estadounidense y en particular a la comunidad judía. El equipo actoral resulta admirable y el absurdo de muchas de sus situaciones hacen que el público se pregunte si debe reír o ponerse serio, frente a lo que dicen y hacen estos insólitos personajes, imaginados por el director norteamericano.
Gran festejo en la Gran Manzana Aunque el guión resulta algo obvio, el resultado es una historia agradable de ver y con estrellas de primera línea. Luego de la exitosa "El día de los enamorados", a la guionista Katherine Fugate también le fue encargado el guión de "Año Nuevo", la que podría decirse es una secuela de aquella. Porque en "Año Nuevo" coinciden varias historias, quizás demasiadas, que adquieren el tono justo de acuerdo a la edad de cada uno de sus protagonistas. De este modo puede verse a Robert De Niro, en el papel de un reportero gráfico internado en un hospital público, a quien según sus medicos le quedan pocos minutos de vida; a una Michelle Pfeiffer que decide cansada de los reclamos inútiles de sus jefe, lo planta dando portazo y a Hilary Swank, entre tantos otros, que tiene a su cargo los preparativos de los festejos de la famosa convocatoria de la Bola de Año Nuevo de Time Square, que siempre para esa fecha puede verse en Nueva York y convoca a multitudes a un recital a cargo de una celebridad de la música. El director Garry Marshall se preocupó muy bien porque cada uno tuviera una buena escena para su lucimiento y en ese intento de equilibrio algunas tienen mejor ritmo que otras, pueden ser más divertidas o dramáticas, pero todas logran su cuota de humor, de contratiempos que finalmente se solucionan. FELIZ COINCIDENCIA Entre estos últimos también se ubica la popular Sarah Jessica Parker, que se disgusta con su hija adolescente; o Jon Bon Jovi, a quien le tocará cerrar la noche del año viejo, junto a su banda, mientras espera reconciliarse con su novia, una bella rubia que tiene una empresa de catering. A estos hay que sumar a Ashton Kutcher, casi desconocido y con barba, que se queda encerrado en un ascensor con una chica (la simpática Lea Michele) que debe hacerle los coros a Bon Jovi y no sabe si podrá llegar a la hora indicada al recital. En la película todos coinciden finalmente de uno u otro modo, en el famoso concierto de Time Square con el que recibirán el nuevo año y allí en medio de multitudes de personas en una Nueva York muy colorida, cada uno estará dispuesto a pasarlo lo mejor posible, asumiendo errores propios y ajenos, enamorándose por primera vez o quizás recibiendo el primer beso en unas horas que prometen ser inolvidables. Aunque el guión resulta algo obvio, el resultado es una historia agradable de ver y con estrellas de primera línea.
Un Robin Hood para el futuro El tiempo siempre ha sido un factor de preocupación para el hombre. En la actualidad, no sólo porque implica el irreversible y temido envejecimiento, también porque no alcanzan las horas, a veces, para producir todo lo que se necesita para vivir. Estos dos items son parte de "El precio del mañana", un thriller de ciencia ficción, de connotaciones ideológicas, que enfrenta a ricos y pobres, a partir de que unos y otros pertenecen a una sociedad, en la que el reloj biológico se detiene a los veinticinco años y sólo les queda un año de gracia, a los de menores recursos, para encontrar un trabajo que les permita ganar minutos, horas, para poder vivir un poco más. Porque en esa sociedad, en la que Will Salas, su protagonista es una especie de Robin Hood del futuro, el tiempo equivale al dinero. Se es millonario si se dispone de un siglo de tiempo, almacenado en la caja fuerte de un banco. El comienzo del filme aclara por qué Will Salas, se convierte en un justiciero. Ocurre que a su madre le quedan escasos minutos de vida en su reloj (el que como todos, lo lleva incrustado en uno de sus brazos) y llama a su hijo, para que la espere en la parada del micro que la trae de su trabajo. SUBIR LAS TARIFAS Pero como el micro subió de tarifa y la mujer no tiene cómo pagarla, corre por una calle y otra y cuando apenas le quedan pocos metros para alcanzar al chico, para que le traspase algo de tiempo, su reloj se detiene. Por lo que el muchacho se jura venganza y arremete contra los ricos. Una de las escenas más interesantes de la película es cuando el muchacho, seguro de ser un buen jugador, apuesta su escaso tiempo de vida con un millonario en una partida de póker. A partir de ese momento todo se transforma. Lo que sigue es una serie de escenas de acción que vive el joven héroe de esta historia, al que a partir de la mitad del filme, se le une una muchacha que aburrida de ser millonaria, apuesta a vivir una aventura única. Lo interesante para la mujer, es que en compañía del joven sentirá la adrenalina que corre por su cuerpo con tanta intensidad, que hasta percibe el vértigo de la muerte a la vuelta de una esquina, pero a la vez se anima a disparar un arma por primera vez. "El precio del mañana" tiene una buena cuota de acción, aceptables actuaciones de Justin Timberlake (mejor músico que actor) y Amanda Seyfried, junto a Cillian Murphy, un guardián del tiempo, que perseguirá a la pareja hasta lograr un desenlace a la medida de esta aventura que por momentos se vuelve algo monótona.
Herencia de los mayores poetas Si bien el filme de Fernando Pérez, se centra en la figura de Juan Carlos "Tata" Cedrón, puede decirse que el documental también cuenta tangencialmente, aspectos que hace a la Argentina. El Cuarteto Cedrón se fue de nuestro país durante la dictadura militar. Invitados por Paco Ibañez, que los conoció en Buenos Aires y los llevó a tocar con él en Europa, el equipo liderado por "Tata" Cedrón, guitarrista, compositor y voz del grupo, tuvo tanto éxito en sus actuaciones, que finalmente y debido a los vientos en contra que se vivían en la Argentina, por aquellos años, consideraron que era mejor quedarse. AYER Y HOY En 2004 Cedrón regresa a Buenos Aires y del equipo original (dos de los músicos originales fallecieron) sólo quedó Miguel Praino. Actualmente el Cuarteto lo integran además de "Tata" y Praino, Roman Cedrón, en contrabajo y Miguel Angel López, en bandoneón. Entre la década de 1970 y la actualidad, el director Fernando Pérez, va haciendo un recorrido que relatado por Cedrón, incluye y detalla, lo sucedido por aquellos años de exilio, la llegada de Juan Gelman a París, la muerte de Jorge Cedrón (padre de la conocida cineasta Lucía Cedrón), director de "Operación Masacre" y el asombro siempre vigente del cuarteto por no entender, a veces, la aceptación de esa música y esa poesía que hablaba de una Buenos Aires, vista por poetas como Raúl González Tuñón (autor de Juancito Caminador, que da título al filme), Gelman y tantos otros. BUENOS AIRES-PARIS Escenas que marcaron una época, la que incluso puede verse en la vestimenta, en los cortes de cabello y un sonido en el que el tango se fusiona con otros acordes típicos de la música de Buenos Aires, parecen ser el secreto que aún hoy sigue atrapando la atención de europeos y porteños. Juan Carlos Cedrón es el guía que hilvana épocas, recorre las calles del barrio de La Boca, en el que vivió, la vieja edificación hoy cerrada del teatro que tenía con sus hermanos "El taller de Garibaldi"; o el lugar en el que estaba "Gotán", el café concert, de Paraná y Corrientes, que fundaron antes de irse a París y por cuyo escenario desfilaron desde Piazzolla, Alfredo Zitarrosa, Héctor Alterio, entre tantos otros. La inmigración pasada y presente, formas de mirar la ciudad y los porteños, el Riachuelo como testigo de una época y una música que llega a ámbitos populares -como una verdulería de barrio y sus vecinos- y también a otros, entre ellos los universitarios, son hoy el testigo de una herencia musical con la que Juan Carlos "Tata" Cedrón, Miguel Praino, Román Cedrón y Miguel Angel López, aún hacen emocionar al público, ya sea en el barrio de San Telmo, o en París.
Una mujer entre viejos fantasmas "Lo siniestro" deja a los personajes un poco a la deriva de las circunstancias y a pesar de la superficialidad en los diálogos, Paula Siero y Luis Ziembrowski logran convincentes actuaciones. Una situación vivida en su infancia, hace que una mujer joven vuelva a enfrentarse a temibles fantasmas de su niñez. El terror psicológico es parte de esta opera prima de Sergio Mazurek, en la que su punto de apoyo es la clásica historia de la casa embrujada, en la que se suceden una serie de hechos del pasado, que reviven en el presente de la protagonista, hasta hacerla perder cierto sentido de su realidad actual. Claro que el presente de Clara, no es demasiado auspicioso. Tiene un marido que la maltrata, la obliga a tener relaciones aunque ella no quiera y sus celos enfermizos hacen que la muchacha se sienta constantemente perseguida. Una abuela desaparecida, un abuelo que preanuncia su muerte y una serie de hechos inquietantes que se suceden en una vieja casa de campo, son parte de esta trama, a la que el director, a pesar de contar con un guión demasiado flojo en contenido, se preocupó por imprimirle una serie de climas que colaboran dentro de una historia, que carece de cierta claridad en sus resoluciones dramáticas. "Lo siniestro" deja a los personajes un poco a la deriva de las circunstancias y a pesar de la superficialidad en los diálogos, Paula Siero y Luis Ziembrowski logran convincentes actuaciones.