Tanto en un sitio como el otro, veremos las excavaciones y la identificación de los cuerpos a través del trabajo de arqueólogos y forenses, mientras exploraremos lo que conocen hoy, tanto un grupo de adolescentes en Corea del Sur como de Argentina al respecto. Ambos grupos de jóvenes harán trabajos en sus escuelas sobre el tema, entablarán lazos y tendrán la oportunidad de intercambiar conocimientos y percepciones sobre el pasado. Paralelamente, podremos escuchar testimonios de los/as sobrevivientes del horror y de las madres de aquellas víctimas que fueron desaparecidas. Los testimonios de las madres que tanto en Corea del Sur como en Argentina aun reclaman por justicia y quieren saber qué pasó con sus hijos e hijas, probablemente sea unas de las cuestiones que más impacta del documental, junto con el reconocimiento de que fueron gobiernos, aunque dictatoriales, los que ejercieron la violencia y la represión, por lo que aun hoy se exige la reparación por parte del estado.
Inspirado en hechos reales, el film de Emmanuel Courcol nos habla de la frustración, las decepciones y las tristezas en contextos de encierro y la posibilidad de su superación a través del arte, en este caso la interpretación. Tanto para Etienne como para el grupo de reclusos, el teatro se volverá un medio para experienciar la libertad y de explorar posibilidades en la vida. Etienne, por su parte, parece estar aprisionado dentro de sus propias frustraciones. A la vez que no se encuentra justamente en su mejor momento como actor, no se encuentran en del todo buenos términos con su hija. los reclusos, por la otra, aunque no terminamos de conocer del todo la historia de cada uno y el por qué terminaron en prisión, resultan en un grupo de personajes bastante coral, carismático y cómico. El grupo logra representar muy adecuadamente muchas de las actitudes y muchos gestos de personas en contexto de encierro y con cierta marginalidad social, por lo que transmiten las amarguras, inseguridades y decepciones de personas agotadas por esperar una segunda oportunidad. Será cuando Etienne consiga la autorización para realizar una gira teatral fuera de la cárcel, que tanto el actor como los reclusos, verán la posibilidad de prosperar y de tener un horizonte en la vida.
“Skinamarink, El despertar del Mal”, trata sobre la peor pesadilla de la infancia: el abandono. A través de una perspectiva absolutamente experimental y al mismo tiempo algo onírica pero gélida, Kyle Edward Ball buscará llevar al extremo ese sentimiento para poner énfasis en la sensación de inseguridad y la potencial soledad. Al respecto, lo interesante, es el film no solo logra recrear el abandono que podríamos decir físico, es decir, esa falta de esa persona, en este caso, quien debe cuidar de los niños, sino también el abandono emocional, el que sin dudas deja una cicatriz en psíquica. El miedo invadirá a los niños, quienes buscarán en todo momento a esa persona que vela por su seguridad, mientras en las palabras que intercambian entre ellos sienten cada vez más próxima una presencia que en cada escena se hace más escalofriante. En ese punto, puede decirse que el terror (el todo), en cada momento estará en la parte, y la parte estará también en el terror.
¿Qué tiene que ver esto con la familia Shazam? La magia que le otorga los poderes a Billy y a sus hermanos y hermanas viene de los dioses griegos, sin dudas este será el disparador de una gran disputa entre ambas familias, que se enfrentarán en una batalla épica por sus superpoderes, sus vidas y el destino de su mundo… Con su tono relajado, bastante cómico y definitivamente familiar, esta segunda entrega de ¡Shazam! nos habla de la relevancia de permanecer junto a la familia y a nuestros seres queridos. En este sentido es un film que nos recuerda la importancia de la confianza mutua para construir vínculos y pone en evidencia que solo es posible luchar contra las adversidades si crecemos juntos/as, puesto que solo así podemos llegar a ser más fuertes. Al mismo tiempo que veremos a la familia Shazam a través de una aventura mágica y épica, notaremos cómo Billy deberá aprender a confiar en sus hermanos/as y cómo ellos/as deberán comprometerse con sus acciones y con la humanidad.
Durante los 111 minutos que dura el documental, veremos al grupo de mujeres pasar por diferentes etapas; desde momentos de comunión y luchas en las que se prestarán apoyo mutuo, a las situaciones más difíciles en las que las rupturas se volverán inevitables para terminar enfrentadas y elejarse definitivamente. Si bien puede decirse que en el documental ocurre prâcticamente de todo, “Domadoras de dragones” resulta en un retrato de la fortaleza de un grupo de mujeres que remará por una nueva oportunidad, y que tarde o temprano logrará “domar” ese dragón para empoderarse y volver a sentirse vivas en la tragedia personal, que en el fondo, también se vuelve social. Las mujeres “domadoras” encontrarán en el remo un lugar seguro que las llevará mucho más lejos de lo que se imaginan. El remo en bote de dragón se volverá su forma de vida, y su vida, se volverá el remo, siempre en comunidad.
Desde una perspectiva absolutamente oinírica y a modo de una comedia que por momentos tiende al suspenso, el film juega todo el tiempo entre lo que es real y lo que es una ilusión dentro del mismo pacto ficcional. ¿Qué es lo inventado? ¿Quiénes son ‘Los Inventados”? Al respecto, puede decirse que la construcción narrativa del film promueve que el espectador y la espectadora se anime a bucear junto con Lucas dentro de lo que experiencia, para preguntarse por el significado de la realidad y de lo que se considera parte de la fantasía, de la imaginación y de la ficción. ¿Es Lucas el único que se da cuenta de que hay gente que desaparece o es a él al que todes quieren engañar?
El film de Lukas Dhont nos habla del significado de crecer en una sociedad en la que hoy, si bien hemos avanzado mucho en términos de aceptación a la diversidad y en una apertura sexual más allá de la heteronormatividad, aún hoy puede resultar muy complejo reconocer lo que somos o lo que queremos ser y qué es lo que veraderamente deseamos. Es, en este punto, que el film pone el acento en la mirada de le otre, del que dirán y de cuánto nos afecta y nos reprime. Con mucho cuidado y tacto y sin caer en clichés, el film nos permite profundizar en la complicidad de dos niños que se están descubriendo a sí mismos y a su sexualidad de una manera muy sensible y sútil. Al respecto, quizá lo más interesante que se plantea desde el guion, es que más allá de que empaticemos o no con lo que les pasa y lo que sienten los personajes, deja que el espectador y la espectadora saque sus propias conclusiones respecto de su intimidad y de cómo a cada uno les afecta esa mirada de le otre.
“La Residencia” trata sobre el origen de las ideas creativas y de cómo el arte puede volverse la propia identidad, puesto que en el fondo un relato siempre resulta en la narración de nosotros/as mismos/as. En el caso del film, esta idea se vuelve una hipérvole, que muy correctamente aprovechada desde la misma dirección y desde lo que propone el guion, logra volverse un largometraje un thriller psicológico repleto de suspenso y de mucha angustia. Más allá de la truculencia y de la tensión con las que se presentan la mayoría de las escenas (las cuales se vuelven cada vez más torcidas y complejas), el film hace eco en la diyuntiva de si es posible separar el arte del artista. Ana se vuelve Violeta. Violeta sin dudas tiene mucha de Ana. La pregunta de si es posible separar al artista de su arte, tambien se ve reflejada en Holden, quien también parece que no ha conseguido desprenderse de su obra, por lo que ha tenido problemas para difundir su trabajo. Holden quiere deshacerse materialmente de las copias de su novela, la destrucción de lo que lo hace “escritor” parece ser su esencia. Má allá de abordar el proceso creativo de Ana, en “La Residencia”, Holden resulta central, no solamente por su relación con Ana, con quien se identificará prácticamente desde el principio y con quien tendrá una relación de complicidad, sino porque encarna otro de los tópicos que subyacen al proceso creativo y a las artes en general: el maestro excesivamente riguroso y exigente capaz de llevar al límite a sus discípulos/as. Es en esta exigencia extrema que transmite Holden a sus residentes y la obsesión misma de Ana con su novela donde reside el suspenso, la tensión y la auto-tortura psicológica, lo que podríamos concebir como el verdadero nudo del film.
Atrapada en el interior del mundo cuántico, la familia va a terminar explorando esa tierra misteriosa, mientras tendrá que interactuar con extrañas e inimaginables criaturas, relieves imposibles y paisajes absolutamente bizarros. Las circunstancias llevarán a Scott y su familia se embarquen en una aventura más allá de los límites de la imaginación, mientras fortalecen sus lazos y aprenden a confiar más profundamente entre ellos y ellas. Ant-Man and The Wasp: Quantumania nos habla de la familia, de los legados y de la importancia de recordarnos los/as unos/as a los/as otros/as que, ante las adversidades y los obstáculos, podemos contar con nuestros seres queridos. Sin dudas, el tema de la familia es una marca registrada de la franquicia Ant-Man y la nueva entrega no es la excepción. Janet y Hank cumplen un rol dinamizador en la trama, tanto en cuanto a la construcción de los vínculos dentro del grupo familiar como en la acción a lo largo del film.
“El Ucumar”, de Octavio Revol Molina. Crítica Pese a la ya bastante explorada historia del típico grupo de científicos/as que van en busca de un cierto fenómeno o un animal autóctono, lo que los lleva a internarse en un bosque que los llevará a su perdición, “El Ucumar” redefine a la típica historia de terror para abordar una leyenda del norte de nuestro país probablemente poco conocida para el público en general. Si bien que el film puede llegar a recordar el mito del hombre lobo, tan extendido en la cultura anglosajona y en el cine hollywoodense, “El Ucumar” regionaliza el género de terror y le otorga un tinte local para revalorizar nuestras leyendas argentinas y recordarnos que las múltiples culturas de nuestro país tienen mucho para contar.