Cocktail Tarantinesco Presentada por Quentin Tarantino y dirigida por RZA, quien también encarna al personaje principal, el filme tiene todos los componentes de las películas de Tarantino: es bizarra, sangrienta, hay esclavos negros, chinos, malvados, música de los 70´s y mujeres hermosas que saben pelear. Básicamente, la historia relata una pelea entre clanes, situada en China en el siglo XIX, donde una traición desencadena una serie de hechos en los que los protagonistas, que son unos cuantos, se verán afectados. En el medio hay mucho oro por robar, personajes sanguinarios, un burdel por el que tarde o temprano pasan todos los protagonistas, y acción a rolete. Por cosas del destino, en ese pueblo chino hay un herrero negro (RZA), encargado de crear sofisticadas armas, y un forastero inglés y habilidoso (Russell Crowe), que recién al final de la historia sabremos para quien juega. La película tiene de todo, pero básicamente podríamos decir que es una película de artes marciales, de esas con peleas que parecen increíbles, con chinos voladores, cuidadas coreografías, escenarios donde el color rojo manda y jarrones para romper a patadas. Las actuaciones son sólidas, destacándose Crowe y Lucy Liu, como la dueña de un colorido burdel donde pasa de todo. Si bien la estética es sublime, bizarra, pero cuidada hasta el extremo -con decorados detalladísimos-, tiene elementos de cine barato setentoso; como malos que se rien mucho y actúan realmente mal, y una historia con elementos surrealistas. Es una película visualmente sobrecargada, con escenas que recuerdan mucho a "Kill Bill", muy dinámica, y con un guión que no podría superar a la más barata de las películas de Bruce Lee. La historia es tan sangrienta como entretenida, con todos los elementos absurdos que abundaban en el cine de una época que Tarantino conoce bien y sabe combinar.
Un avioncito perseverante Ya es sabido que a Disney se le ha dado por reciclar ideas. Es así como "Aviones" se ha tornado en la nueva versión de "Cars", esta vez con alitas. Dusty es un pequeño avión fumigador, cuyo sueño es entrar a una competencia internacional de alta velocidad. Pero siempre le han dicho que no servía para eso, que debía resignarse y quedarse en su lugar, un pueblo tranquilo al que sobrevuela todos los días fumigando las cosechas junto con su compañero Leadbottom. Pese a no haber sido diseñado para volar a grandes velocidades -y además temerle a las alturas-, Dusty lograr entrar a la ansiada competencia con la ayuda de sus amigos: Skipper, un viejo avión naval, y Dottie, una camioneta mecánica que se da maña para todo. Ya en la carrera, Dusty descubre que no todos juegan limpio, y que las cosas no son tranquilas y confiables como en su pueblo, pero gracias a su valor y perseverancia sigue compitiendo, convirtiéndose en fuente de inspiración para todos aquellos que son más pequeños o diferentes a la mayoría. Lo entretenido de la historia lo aporta el dinamismo de la competencia, donde los aviones deben atravesar el mundo, volando sobre todo tipo de paisajes. Es allí donde se luce el 3D y lo colorido de la estética. Si bien la película es muy entretenida, dinámica y puede ser disfrutada por los más chicos, no aporta nada nuevo al cine de animación, y tampoco innova demasiado en lo narrativo. La estética es muy similar a la de "Cars", por no decir igual, y la historia es una más de aquellas donde el protagonista debe enfrentarse a varias adversidades, para luego vencerlas, y dejarles a los pequeños espectadores una enseñanza y un mensaje positivo; el que puede resumirse en una frase de Dusty : "Somos aquellos que queremos hacer más de lo que se espera de nosotros".
Se alquila En esta comedia italiana, tres desconocidos en busca de un alquiler barato terminan compartiendo un piso en Roma. Domenico (Marco Giallini), un agente inmobiliario que ha conocido el éxito pero lo perdió todo en el juego; Fulvio (Pierfrancesco Favino), un crítico de cine que perdió su trabajo y ahora debe dedicarse a escribir chimentos; y Ulisses (Carlo Verdone), quien fue productor musical y ahora tiene una disquería de vinilos, con la que no le va demasiado bien. El tema de desconocidos compartiendo un mismo departamento ha funcionado muy bien en varias ocasiones y sobre todo en sitcoms. A diferencia de la mayoría de las comedias donde los que comparten piso son jóvenes buscando el rumbo de sus vidas, en este caso son tres hombres que han pasado los cuarenta, que perdieron trabajos, sus familias, están endeudados, y más que buscar el rumbo de sus vidas, parecen haberlo perdido hace rato. La comedia se basa en el patetismo de sus personajes, y en el absurdo de su convivencia, planteando varios gags y situaciones graciosas, la mayoría bastante predecibles, relacionadas a las diferentes personalidades y al choque entre ellos tres. Hacia la mitad de la historia, cuando los personajes ya deberían ir resolviendo sus conflictos, la película deja un poco de lado la comedia, y se convierte en una especie de drama con moraleja, sobre la importancia de la familia y los verdaderos valores, mas allá de lo material. Así queda expuesto un guión flojo, que más allá de enredos y lugares comunes no hace reír demasiado, y se torna meloso y previsible al cerrar la historia. Con una linda fotografía de Roma y París, música un tanto insoportable y tres notables comediantes -hay que destacar que las actuaciones son buenas– que no han podido hacer demasiado con un guión pobrísimo y personajes muy estereotipados. La película no termina de cerrar por ningún lado; es una comedia simple, que se vuelve pretenciosa al tratar de hacer una reflexión sobre la crisis económica y las crisis personales de sus protagonistas, sin lograr ninguna de las dos.
Estas nominado Luciano (Aniello Arena) está casado, tiene tres hijos, es dueño de una pescadería, y vive en un conventillo, rodeado de familiares. Es extrovertido, se lleva bien con todo el mundo, y tiene una particular manera de atender a sus clientes. El destino lo cruza con un ex participante del show televisivo "Gran Hermano" que ahora se dedica a hacer "presencias" en eventos, y queda maravillado por la fascinación que el personaje despierta en todos, por esa fama que parece alcanzable para cualquiera, que se logra solo por aparecer en televisión, sin necesitar -aparentemente- ningún talento. A partir de la insistencia de su familia, Luciano se presenta al casting para el programa, y queda preseleccionado. La ansiedad por ser elegido se vuelve cada vez mayor, hasta ser lo más importante en su vida. Todo lo demás va quedando de lado, y el afán por participar del show lo devora de a poco. La esperada llamada no llega, y la obsesión parece convertirse en locura, a punto de sentirse observado, y de creer que cada una de sus acciones está siendo evaluada, que de sus actos cotidianos dependerá la ansiada llamada para poder entrar a la famosa casa de la televisión. Filmada de forma cercana y realista, con una estética grotesca que sigue de cerca cada detalle y cada gesto del protagonista, la película refleja con crudeza su realidad y la de quienes lo rodean, en un barrio de clase baja. El clima de la película se torna por momentos denso y angustiante, haciendo que parezca más extenso de lo que es. Aniello Arena interpreta magistralmente a un hombre común, quien de a poco va perdiendo contacto con la realidad, y Matteo Garrone, una vez más, logra plasmar una realidad bien cruda, sin pretención de hacer una reflexión acerca de la televisión de hoy, si no más bien, la de retratar a esos seres anónimos, con vidas grises, que están del otro lado del televisor.
Sabados de súper Argento Con la estructura del Drácula clásico, sin grandes innovaciones en la historia, Argento presenta al mítico vampiro con una mezcla de terror, sangre, erotismo y algo de héroe romántico. Ya conocemos la historia pero aún así nos engancha desde el comienzo con esos elementos clásicos que siempre funcionan, al menos al principio de la película. Jonathan (Unax Ugalde) viaja al castillo del conde Drácula (Thomas Kretschmann) para trabajar como bibliotecario. En esta versión el conde es una especie de beneficiario del pueblo y tiene con sus pobladores un pacto de silencio, es por eso que a pesar de los asesinatos que suceden por las noches nadie parece reaccionar. Mientras tanto Mina (Marta Gastini), la esposa de Jonathan, se hospeda en la casa de su amiga Lucy (Asia Argento), quien comienza a mostrar conductas extrañas. Lo que comienza de forma bastante dinámica, antes de la primera mitad de la historia ya comienza a aburrir un poco, especialmente por lo acartonado del relato, lo molesto de las voces dobladas al inglés, y el tono tipo novela de la tarde que va tomando la historia. A pesar de la buena fotografía de algunas escenas, la película no tarda mucho en volverse bizarra, con todos los elementos Argento. Técnicamente el filme es precario, con terror tipo pomarola, de ese donde la sangre salta desde la pantalla de forma no muy realista; y no podían faltar, y esta vez en 3D, personajes femeninos (hija de Argento incluida) para los que cualquier escena amerita quedarse en tetas. La estética es bastante teatral, y entre tanto candelabro, mazmorra y Drácula vestido de largo -con música de película de terror de los años 50-, es imposible no recordar aquellas tardes de Sábados de Súper Acción. Un capítulo aparte merecen las transformaciones del Conde, quien aquí no solo se convierte en murciélago, sino también en lobo, lechuza y hasta en un extraño insecto verde absolutamente descolgado del resto de la estética de la película, como si alguien se hubiera equivocado de decorado. En cuanto a las interpretaciones, la mayoría bastante sobreactuadas, el único que logra credibilidad y hacer interesante a su personaje es Rutger Hauer, en la piel de doctor Van Helsing. Muchas versiones, y de todo tipo, se han hecho del célebre vampiro; tratándose de Argento uno esperaba alguna vuelta un poco más interesante. Bizarra, pero un poco más interesante.
Hippie con fines de lucro Luego de su muerte, a los cincuenta y pico, y en el mejor momento de su carrera, Steve Jobs se convirtio en un ídolo de multitudes, una especie de rockstar que había dejado este mundo. Gente que un año antes no sabía quién era, ponía su foto en el muro de Facebook o tuiteaba sus frases. La película comienza con la presentación del iPod, con un auditorio aplaudiendo a Jobs, y festejando otro logro más de su empresa. Steve muestra una gran capacidad de oratoria, y presenta el nuevo producto de forma épica, hablando no solo de los logros técnicos y de diseño, sino de los sueños que se pueden alcanzar. Luego la película vuelve en el tiempo, y lo vemos en sus años universitarios, como un estudiante bohemio, que andaba descalzo y a pesar de su gran capacidad intelectual parecía no poder encajar en ninguna parte, cursaba estudios muy diversos, que combinaba con experiencias de ácido y viajes a la India. Una vez abandonados sus estudios, el mercado laboral tampoco parecía tener un lugar para él, hasta que descubre que lo suyo no es trabajar para otros, sino lanzarse a poner en práctica sus propios proyectos y su ilimitada capacidad de crear. Es así como Apple nace en el garage de la casa de sus padres, con un grupo de apasionados geeks, de los que sin dudas él es el líder, no solo porque es quien tiene las ideas, sino también -como descubre por esos años- una enorme capacidad de negociar, de insertarse en el mercado, y de hacer dinero. Con Ashton Kutcher en la piel de Jobs, lookeado para la ocasión y llevando a cabo una correcta interpretación, con algunos gestos muy logrados -como el caminar o los nervios reflejados en el movimientos de las manos-, la película recorre la vida del fundador de Apple, mostrándolo no solo como un genio -que es el modo en que obviamente lo ve la sociedad norteamericana- sino también como un tipo que tenía sus miserias, comenzando por un ego demasiado grande. La película no escatima detalles para mostrar sus excentricidades, su obsesión por el trabajo, la falta de comprensión hacia los demás, y un perfeccionismo que finalmente quedó reflejado en sus productos. Pero sin embargo no terminamos de entender del todo el por qué de sus actitudes, y nos quedamos en la superficie, con una enorme cantidad de particularidades, sin entender del todo qué pasa dentro de ese personaje tan complejo. Sin dudas los mejores momentos de la película son aquellos que muestran los comienzos de la empresa, donde se logra transmitir la pasión con la que trabajaron. Del mismo modo queda reflejado cómo algunos de esos sueños se fueron transformando o desapareciendo cuando la empresa se convierte en lo que finalmente llegó a ser Apple, y los días de garage quedan en el pasado. Estamos ante un filme de una gran calidad, con muy buena fotografía, prolija por donde se la mire, y con muy buenas interpretaciones, entre las que se destacan Dermot Mulroney, interpretando a Mike Makkula, el primer inversor de Apple o podriamos decir "el primero que la vió", y Josh Gad quien interpreta a Steve Wozniak, el geek que acompaña a Jobs desde sus comienzos, para dejar la empresa cuando las cosas dejan de ser lo que eran. La película pretende reflejar la vida de un genio sin terminar de captar su complejidad, mostrando demasiados detalles que luego quedan en la nada, de los que no terminamos de entender las razones, pero dejando muy en claro que alguien que triunfa en este mundo del modo que Jobs lo hizo, no solo tiene que tener imaginación, capacidad de soñar y una gran inteligencia sino también un enorme pragmatismo, y una gran capacidad de adaptarse a un mercado que se come vivo a más de uno. Y que detrás de las computadoras de colores y el hombre del "Think different" hubo abogados, publicistas, acciones en la bolsa, y sobre todo, gente haciendo números.
Lo bueno si breve... En general todos nos creemos muy abiertos de mente, tolerantes, que sabemos valorar a las personas por lo que son, no por su apariencia. Pero si bien lo pensamos, no siempre es fácil ponerlo en práctica; nos quedamos más tranquilos cuando somos iguales al resto, cuando no sobresalimos ni tenemos nada diferente, eso nos hace sentirnos más seguros. La película cuenta la historia de Ivana (Julieta Díaz), una abogada exitosa, linda, alta, morocha, y siempre impecable, que por esas casualidades de la vida conoce a León (Guillermo Francella) a través de una charla telefónica y queda encantada con él. Pero el encanto dura poco, hasta que se conocen personalmente, y descubre que León mide tan solo un metro y treinta y cinco centímetros. Perseverante como pocos, León logra conseguir una segunda cita, y otra, y otra, hasta que de a poco comienzan una relación. En papeles, es el hombre perfecto; inteligente, profesionalmente exitoso, con mucha plata, generoso, y un tipo que sabe contenerla y cuidarla como nadie. Pero a pesar de todo eso, Ivana duda todo el tiempo, pone distancia, porque si bien puertas adentro todo es maravilloso, en la calle tiene que enfrentar miradas, burlas, comentarios, y la bronca de que las cosas no puedan ser perfectas, tan solo por cuarenta centímetros. Si bien la historia esta planteada en tono de comedia romántica, y no como un drama sobre las diferencias o la discriminación, tiene momentos bastante duros, y no podemos dejar de pensar mientras la vemos qué haríamos si estuviéramos en esa situación, o de recordar esas cosas de las que nos reímos bajito, porque sabemos que queda mal. Ambos actores se lucen tanto en las escenas graciosas como en las dramáticas, Julieta Díaz esta impecable, transmitiendo miedos y emociones contenidas que la desbordan. Guillermo Francella, por suerte, se muestra bastante alejado de las morisquetas y los gestos exagerados; puede demostrar lo que sufre por dentro un tipo al que todo parece costarle el doble que a los demás, que tiene que ser fuerte cada día para no perecer bajo burlas o miradas molestas, y que logró con esfuerzo suplir la falta de altura con inteligencia, talento y otras cuantas cualidades. En los roles secundarios Jorgelina Aruzzi se luce, como una secretaria entrometida y chismosa que dice todo lo que piensa, y sus diálogos son algunos de los puntos altos de la película. Planteada como una comedia, la película logra un buen equilibrio entre los momentos graciosos y los mas difíciles, como para que podamos reflexionar sobre situaciones complicadas, y a los 10 minutos estar riéndonos de nuevo. Pese a que el relato es bastante dinámico, el guión decae hacia el final, y la historia pierde un poco de tensión, probablemente por estar demasiado centrada en las dudas y los deseos de los personajes y no tanto en las reflexiones que la situación puede generar. Sumado a eso, la estética y la música, demasiado similares a las de una buena publicidad, le aportan a la historia un tinte algo superficial, con algunas imágenes que parecen salidas de un catalogo de viajes. Sobre un tema complicado, con algún que otro golpe bajito, la película deja un mensaje positivo, de alguien que a fuerza de voluntad a podido superar lo que -según se mire- le falta, y sobre eso construyeron una comedia romántica sólida, con muy buenas actuaciones.
Almodóvar vuela hacia lo seguro Alejado de historias más vicerales y complejas como en "La Piel que Habito" Almodóvar vuelve a los ´80, hacia esos personajes increíbles y esa estética que lo hizo único, pero esta vez con la prolijidad y calidad que supo adquirir con los años. En esta película coral, los personajes se encuentran ocupando la cabina de primera de un avión con destino a México, pero que por un desperfecto técnico debe quedarse sobrevolando España hasta conseguir una pista donde hacer un aterrizaje de emergencia. Las horas pasan, la clase turista y las azafatas están dormidas, y los quisquillosos pasajeros de primera exigen saber qué es lo que está pasando; es entonces cuando comienzan a hostigar a los tres serviciales comisarios de abordo, al piloto y al copiloto. En esta ida y vuelta de secretos que no pueden ocultarse mucho tiempo, ataques de histeria, y confesiones mezcladas con alcohol y miedo a la muerte, los personajes desnudan sus almas y sus miserias entre las nubes, y descubren que algunos de ellos tienen mucho en común. Las relaciones que comienzan con exigencias y altanería, terminan en una especie de fiesta pre fin del mundo, donde sin quererlo los personajes terminan cambiando su destino. La película tiene todos esos detalles que no pueden faltar en una de Almodóvar: labios rojos, histeria, alguna que otra patada a la iglesia y a la doble moral, sexo como y con quien uno quiera, hombres con pantalones ajustados, gays sensibles, y mujeres alteradas pero con buen corazón. Como en aquellas primeras comedias ochentosas los personajes son insuperables: una vidente virgen, un comisario de abordo que no puede mentir, una dominatriz ex estrella de los 80, entre otros, con una estética roja y turquesa de fondo, que solo podría tener un avión almodovariano. Desde el principio sabemos que se trata de una comedia ligera, que no podemos esperar más que eso, reírnos durante toda la película. Pero según palabras del propio director, el avión es una metáfora de la realidad española de estos últimos años. Ahí es donde las cosas no terminan de cerrar. Si bien se hace referencia a ciertas situaciones sobre la política y la corrupción en España, está enfocado de un modo en que no terminamos de tomarlo en serio, y tampoco combina con el tono humorístico y absurdo que tiene el resto de la historia. Sin dudas son los tres comisarios de abordo, mejor conocidos como azafatos quienes sostienen la historia; la química entre ellos es fabulosa, los diálogos están a la altura de los mejores que ha hecho Almodóvar, y la escena en que hacen una coreografía con música de las Pointer Sisters, es simplemente sublime. Javier Cámara esta impecable, como siempre, al igual que Raúl Arévalo y Carlos Areces, quien tiene momentos increíbles rezando en un altar portátil, que parece un pequeño Ave Porco. Caótica y prolija al mismo tiempo, la película no tiene un guión brillante, pero tiene diálogos y personajes de esos que nos da la sensación que a esta altura el director ya puede crearlos en segundos, como solo él sabe hacerlo y siempre van a funcionar. Lo mismo hace con la música, con esos temas que luego pasan a la historia, y los escuchamos por primera vez en alguna de sus películas. El final es el que esperamos, pero funciona, y más allá de algún que otro lugar común, es una comedia muy original, que cuando se propone solo ser una comedia, sin desviarse hacia el drama o la critica social, lo logra, y con excelentes resultados.