En blanco y negro y en fílmico, el veterano Philippe Garrell filma el drama amoroso de una pareja de documentalistas con economía de guerra cuya armonía conyugal –marcada por la apatía de él y el amor incondicional de ella- se resquebraja con la irrupción de una amante. Elegante y leve, un estudio de las relaciones que, sin embargo, impone cierta distancia producto de la dificultad para entender y empatizar con los personajes y sus decisiones.
Después de sufrir un accidente en la ruta, una mujer despierta en un bunker encerrada con un hombre –el grande en todo sentido John Goodman- que asegura que hubo un ataque y el exterior está contaminado. Cruce de Spielberg con Hitchcok y Stephen King, lo que sigue es pura vocación por el entretenimiento, con un ritmo y una tensión que no decaen hasta el increíble final. El trailer de Avenida Cloverfield 10: entretenimiento, ritmo y tensión Cinéfila hasta la médula, la nueva criatura producida por J. J Abrams –que no tiene temáticamente nada que ver con Cloverfield- hace un inteligente uso de la ambigüedad. ¿Es esto lo que parece? ¿Qué es lo peligroso, el adentro o el afuera, quedarse o salir? Elijan su propia metáfora sobre los tiempos que vivimos y los distintos relatos sobre la realidad.
Para esperar la llegada de su bebé, una pareja se muda a una casa en un viñedo. La idea es encontrar paz y alejarse del ruido, pero la mujer empieza a tener visiones terroríficas que nadie más ve. La torpeza de la puesta, televisiva y pobre, y unas actuaciones muy irregulares, le juegan rotundamente en contra.
Basada en la historia real y en el documental que registró la lucha de la policía de la policía Laurel Hester, enferma de cáncer, para que su pareja, Stacey Andree pudiera cobrar su jubilación. Aunque los realizadores no vuelan más allá del principio, desarrollo y fin esperables -y algo remanidos-, la convicción y la fuerza de las estupendas Julianne Moore y Ellen Page, bien acompañadas por el resto del elenco, hace de este alegato por la igualdad sexual un drama recomendable.
Hay un complot para matar a todos los líderes mundiales y secuestrar al presidente estadounidense. Para evitar el desastre, están los agentes del servicio secreto Mike Banning -Gerald Butler-. Un estrepitoso policial, acumulador de balas, explosiones, planos y con un discurso fuertemente maniqueo. Sí, ya la viste. Y es la secuela de Ataque a la Casa Blanca, con los mismos actores.
El clásico de Kipling que amamos amar en la infancia merecía que las nueva tecnología del cine honrara la historia de Mowgly como lo hace esta nueva versión. Es cierto, los animales hablan, pero apenas nos sumergimos en esa selva, un mundo cinematográfico que algunos han comparado con el de Avatar. Las secuencias de acción son simplemente deslumbrantes. En la versión original, las voces de Bill Murray, Scarlett Johansson y Ben Kingsley le suman calidez y humor.
Ivo es un señor mayor que vive solo, con un vecino, en una plantación de mandarinas. La guerra entre georgianos y chechenos convierte ese terreno en zona de enfrentamientos. Uno de ellos sucede frente a sus ojos, y quedan dos sobrevivientes, soldados de distinto bando que en su casa se recuperan de las heridas. ¿Hay lugar para la solidaridad y la camaradería en el absurdo de una guerra? ¿Hasta dónde se puede mantener la humanidad en la carnicería humana? Un manifiesto antibélico bello y entrañable en una película a la vieja escuela que fue nominada al Oscar.
El director Martín Shanly filmó a su hermana interpretando a Juana, alumna de un colegio inglés de lo que parece ser zona norte de la ciudad de Buenos Aires. Juana es una nena normal pero le va mal en el estudio. Saca pésimas notas y -sin caer en bullying o maltrato-, no encaja entre sus compañeros. En su universo de clase media alta, las maestras impacientes y una madre presente pero un poco "en otra", aíslan a Juana en un mundo que, con buen criterio cinematográfico, el director no explica ni cierra del todo. Una más que interesante ópera prima.
Tres amigos españoles viajan en una camioneta hacia París para reencontrarse con algunas mujeres con las que les pasaron cosas, importantes o casi olvidadas. En una hora, el joven director Jonás Trueba (hijo de Fernando) regala una comedia viva, encantadora y dulcemente melancólica, con algunas escenas desopilantes en su observación de las relaciones entre los sexos y los idiomas.
Con sensibilidad y compromiso, la directora Virginia Croatto recoge los testimonios de un grupo de adultos que fueron niños de La Guardería, una casona en La Habana donde los dejaron sus padres, militantes montoneros, para preservarlos mientras preparaban la contraofensiva. Algunos jamás volvieron a sus progenitores, desaparecidos por los militares. Esa experiencia creó entre ellos un lazo que se mantiene en el tiempo. El documental consigue algo curioso en tiempos de grietas políticas: mostrar sin juzgar, y desde una mirada afectiva, involucrada, los efectos de la política en la vida de las personas y un episodio de nuestra historia reciente.