"Hope Springs" o “Que voy a hacer con mi marido” (¿Quién elige estos nombres?) es una comedia dirigida por David Frankel (El diablo viste a la moda y Marley y yo), escrita por Vanessa Taylor, que hasta esta película solo había escrito guiones para televisión, que trata sobre un matrimonio de más de treinta años en el cual la pasión hace años dejó de existir. Por supuesto la fortaleza del film no yace ni en la dirección (la edición sobre todo es pésima) ni en el guión, que es un tanto trillado, sino en las actuaciones. El matrimonio está compuesto por nada más y nada menos que Meryl Streep y Tommy Lee Jones, que intepretan a Kay y Arnold respectivamente. La falta de pasión, de afecto y de cariño es demasiado para Kay por lo que decide hacer algo al respecto. Sin consultarle a su marido compra pasajes de avión para asistir a la clínica de parejas del Dr. Feld (Steve Carrell) que queda en un pequeño pueblo al norte de los Estados Unidos llamado Hope Springs. Arnold luego de quejarse en repetidas ocasiones decide asistir a lo que será una semana de terapia de parejas intensiva en donde se descubrirán a ellos mismos como individuos y como pareja. Con un interesante uso de la música, aunque en general no es del estilo que yo suelo escuchar, realmente contribuye a la creación de la atmósfera en que se desarrolla el relato y con un pintoresco pueblo de Maine como fondo lo que realmente termina por destacarse es el reparto. Y no me voy a cansar de repetirlo. Meryl Streep como siempre está casi perfecta, y si bien no es uno de los papeles en los cuales más se ha lucido últimamente, realmente logra una buena performance como una mujer con frustraciones, miedos, timidez, pero con la esperanza de salir adelante. En general el currículum de esta señora es tan vasto como brillante que podría actuar de árbol en la obra de jardín de infantes de su nieta (futura nieta) y alguna nominación recibiría; para ganar algún premio tal vez debería interpretar algo un poco más animado como un sol, por poner un ejemplo. Aún así no sé si va a recibir una nominación a los Oscars, no es el tipo de papel que la academia suele reconocer. A los Golden Globes probablemente sí reciba, y excepto que alguna otra actriz se luzca en alguna comedia o musical, puede llegar a llevárselo a su casa. El tiempo dirá. Y uso esta última oración en el párrafo para aclarar que no soy fanático de ella, no es una actriz que me guste, pero sin lugar a dudas es una de las mejores actrices de nuestros días, una cosa no quita la otra. Tommy Lee Jones tan bien se luce, como el marido mal humorado, tacaño, quejumbroso y taciturno, que disfruta sus noches viendo programas de golf. Con grandes momentos de comedia y de drama realmente no podría pensar en alguien que interpretase mejor el papel. En muchos aspectos el rol es similar al del Agente K en la saga de “Hombres de Negro” y es tal vez el papel que mejor le pega. Steve Carrell es el más desaprovechado de los tres principales, sobre todo en su faceta cómica. Debo admitir que como fanático de “The Office” (la versión estadounidense, aunque creo que no hace ni falta aclarar) me cuesta mirar a este tipo a la cara y no reírme, por lo que prácticamente todo lo que haga va a producir diversión en mi organismo. Tal vez por esta razón lo eligieron para el rol, tener que contarle cosas íntimas y privadas a alguien que ya su cara produce risa genera situaciones hilarantes. En general redondea una actuación aceptable, con algunas escenas realmente divertidas. El resto del reparto si bien posee algunos nombres importantes como Elisabeth Shue (Volver al futuro 2 y 3 y Leaving Las Vegas) son prácticamente cameos, considerando la importancia del rol y el tiempo en pantalla que poseen. Si bien Hope Springs es una típica comedia de Hollywood, aún así no deja de ser una buena comedia, y por sobre todas las cosas no deja de divertirnos, entretenernos y de hacernos pensar, sobre todo para alguien como yo que concibe a la idea del matrimonio como un tanto ridícula y arbitraria y por supuesto para todas las parejas que viven situaciones similares a las expresadas en el film. Si querés disfrutas de buenas actuaciones de grandes actores, si querés divertirte y pasar un buen rato Hope Springs es definitivamente una película para vos.
¿Cómo se construyen nuestros recuerdos? ¿Cómo se configura nuestra memoria? Lo que recordamos ¿es exactamente lo que sucedió? Con esta premisa comienza esta interesante y ambiciosa propuesta del director chileno Sebastián Brahm, que si bien no termina por estar a la altura de las circunstancias, sigue siendo un film original y atrayente. En su ópera prima, Brahm nos sumerge en un mundo donde tenemos a Roberto Román (Cristián Carvajal), un importante investigador de la memoria humana que a los 27 años publicó una teoría sobre la “migración cortical” que le valió fama y celebridad entre sus colegas. Luego de varios años en el extranjero retorna a la universidad en la que se formó, donde se encuentra con sus viejos amigos y amores. Sivia (Paola Giannini) su ex novia, ahora sale con José Luis (Alexis Moreno), su mejor amigo. Su novia actual Inés (Julia Martínez Rubio) es argentina y vive en Argentina, por lo que no puede estar siempre para acompañarlo. Y él, Roberto, vuelve a vivir en la casa de su madre (Shlomit Baytelman) quién comienza un romance con un romance con su jefe, (el jefe de su hijo) interpretado por Pablo Krögh. Roberto junto con su nuevo ayudante y aprendiz Javier Torres (Camilo Carmona) trabajan en esta teoría de que los recuerdos migran de ubicación en el cerebro una vez que se hacen consientes, pero Javier le dice que en realidad los recuerdos no migran sino que se combinan. El momento en que dos recuerdos se unen para formar uno nuevo es llamado momento “Eureka”. En ese momento Roberto se da cuenta de que su teoría estaba equivocada, lo que lo lleva a realizar una serie de experimentos en los cuales se desencadenarán una serie de recuerdos que le mostrarán al protagonista que él mismo había sido víctima de esta unión entre recuerdos, y de que de hecho no tiene tanto de que enorgullecerse. Con una carrera estancada y cuando su último artículo fue rechazado, en ese momento se da cuenta de que la mayoría de sus logros no sucedieron exactamente como él lo recuerda, y que la teoría que lo hizo célebre, bueno digamos que usó a uno de sus amigos de inspiración con la misma. Con una interesante propuesta cinematográficamente hablando, la película nos lleva por los recuerdos de Roberto, omitiendo y agregando hechos. Una propuesta que termina por cansar al espectador, más que impresionarlo. Otro problema surge con el acento obviamente chileno, de los actores. En el cine donde me tocó presenciar el film, el audio no era óptimo, estaba demasiado alto, por lo que saturaba, y se hizo realmente difícil comprender la mayoría de los diálogos. Para finalizar yo hubiese preferido, y esto es mi opinión, que el relato se centre más en lo científico y académico, que en lo personal. Pero dado que el slogan que utiliza el film es “una película de ciencia y ficción”, está claro cuál era la intención del director. En fin, para ser una ópera prima es cuando menos interesante, y aunque falle en varios aspectos, existen varias razones para tener esperanza de que Sebastián Brahm va a ser un importante director en Chile, y definitiva uno a tener en cuenta.
Cuando leí el título de la película pensé que se trataba sobre Australia. Sí, el hecho es que había leído un libro titulado “En las antípodas” de Bill Bryson, y este trataba sobre Australia, básicamente sobre su viaje hacia este país. Yo honestamente pensé que en todo el mundo se conocía a Australia como Las Antípodas, por el hecho de estar al otro lado del mundo´, al otro lado del mundo para los estadounidenses, pero bueno, en general tienden a controlar la forma de pensar, o por lo menos de nombrar e incluso ver las cosas en el resto de nosotros. En realidad Estados Unidos tiene solo dos pequeñas zonas con antípodas Hawái con Botsuana como se verá en el documental y pequeños espacios de Dakota del Norte y Colorado con ciertas pequeñas islas del océano Índico, pero bueno, se entienden las licencias, y por qué este tipo con el mejor trabajo que se me puede ocurrir (viaja por el mundo y luego escribe sobre ello) decidió titular su libro de esa manera. Así que yo leí un libro entero sin saber que era específicamente una antípoda, y como buen hombre post moderno y si bien hoy en día todo está a un click de distancia, no fui capaz de hacer ese click, y por varios meses y puede que años estuve equivocado en un aspecto de mi vida, en uno de millones, pero por lo menos no lo estoy más. Una antípoda es el punto en el planeta exactamente opuesto a otro punto. O sea son dos puntos que están lo más lejos que se puede estar en este pequeño mundo que vivimos. Ya que más del 70% de La Tierra está compuesta por agua, estos puntos son bastantes escasos. “Vivan las antípodas” trata sobre 8 de ellos, 4 pares de antípodas Desde la soledad de un pequeño paraje en Entre Ríos (Argentina) hacia la inmensidad de Shanghái, desde una casa que quedó aislada en medio de un mar de lava petrificada donde un hombre vive con su perro, hasta un pequeño poblado de Botsuana donde la gente interactúa con elefantes, leones, hipopótamos, y quien sabe cuántos animales más, desde una montaña en España donde no divisamos vida humana, pero si gran cantidad de vida animal y vegetal hasta una playa en Nueva Zelanda donde una ballena quedó varada en la costa y el pueblo lucha por devolverla al mar y desde una pequeña casa a la costa del lago más profundo del mundo , el Baikal, en Rusia donde una madre recibió la visita de su hija que estudia en un colegio lejos de su casa, hasta un punto en la Patagonia Chilena, que no está especificado pero que a mí me parece ser las Torres del Paine donde un hombre se pasa el día junto a ovejas, mirando cóndores, etc., este documental nos embarca por un viaje alrededor del mundo, viendo los contrastes, y no tantos que existen entre dos locaciones del planeta, que se encuentran a un mundo de distancia. El documental carece de narrativa tradicional. Los documentales suelen contar con una voz un narrador con voz en off, o no, o con entrevistas, o por lo menos con ciertos textos, imágenes, que nos expliquen qué está pasando. Este documental apenas si posee algunas palabras escritas y no mucho más. Si bien se nos muestran varios personajes que entablan conversaciones, o realizan actividades, estás son mínimas. Básicamente el documental es un cúmulo de imágenes, de paisajes, de recursos cinematográficos. Nos muestran dos lugares en el mismo momento, el amanecer y el atardecer, en invierno, y el verano, pero no más. Es un sueño para un geógrafo, para un viajero del mundo, puede que le recuerde experiencias, pero para una persona común y corriente, si es que eso existe, el mismo puede tornarse un tanto denso. En definitiva es algo distinto a lo que estoy acostumbrado, no por eso malo, sino simplemente más difícil de apreciar, un tanto extraño de acuerdo a mis parámetros, pero posee una premisa interesante, y podemos disfrutar de grandes imágenes, de paisajes soñados de lugares hermosos.
En un pueblo donde el tiempo no pasa y donde la gente se olvida de morir, donde se pueden contar los habitantes con los dedos de las manos y donde pareciese que cada día se fundiese en el siguiente, transcurre esta interesante historia. Madalena (Sonia Guedes), la encargada de hacer el pan para todo el poblado, tiene una vida extremadamente rutinaria y nostálgica, un día se presenta de la nada una joven llamada Rita (Lisa Fávero), que no se sabe ni de dónde vino, ni hacia dónde va. Rita es una fotógrafa que al parecer está escapando del mundo, silenciosa, observadora y discreta, en un principio es recibida con cierta reticencia y escepticismo, pero con el tiempo logrará que los diferentes habitantes se vayan abriendo, cuenten sus historias y se dejen fotografiar. Y no es un punto menor el aspecto de las fotografías ya que las que toma, algunas con métodos rudimentarios, otras con una cámara de este milenio, no solo son de una belleza impresionante, sino que también poseen relevancia narrativa. La fotografía del film, me refiero a la cinematografía en este caso, es impresionante cuando menos. Debido a que el pueblo no poseía luz eléctrica, Lucio Bonelli (director de fotografía) decidió trabajar sin ninguna fuente de luz artificial mientras filmaba, y el resultado es la más simple y pura magnificencia. Durante la noche tenemos planos con gran contraste donde solo se ve las proximidades a la fuente de luz, y por el día podemos apreciar la paleta de colores de un pueblo abandonado en el medio de la frondosa selva amazónica. El manejo de la cámara, con pocos movimientos, planos estáticos y largos, alternados con ciertos momentos de cámara en mano, también es un acierto importante, que contribuye a generar la sensación de rutina, de que poco sucede, de que lo que sucedió este día no difiere en nada a lo que sucedió al día anterior, y al anterior y al … La música colabora con el desarrollo de la atmósfera de un pueblo abandonado en el tiempo y el espacio, y excepto por la escena donde vemos a Rita bailar al ritmo del poderoso riff de “Take me out” de Franz Ferdinand , mientras lo escucha en su ipod, solo escuchamos música de tiempos pasados y lugares lejanos. En su ópera prima Julia Murat (directora), nos logra exponer de manera impresionante las desesperanzas de los habitantes de un pequeño pueblo que tuvo sus mejores días, quienes simplemente se conforman con su vida conocida, y viven sin soñar, o por lo menos sin exponer que sueñan con poder modificar sus destinos. Durante los 98 minutos que dura el film nos transportamos a ese pueblo, vivimos la historia que nos están contando, nos olvidamos del mundo en que vivimos cada uno de nosotros, para vivir en este poblado, y disfrutamos este viaje hacia el medio de la nada, y hacia las diferentes personas que aparecen en este relato. Una obra maestra de pies a cabeza, y una directora a la cual le voy a seguir el rastro. Si les gusta el “cine arte”, este es un film para ustedes
De la mano de Diego Kaplan (Igualita a mi) nos llega esta divertida y liviana comedia con las actuaciones de Adrían Suar, Julieta Díaz, Carla Peterson, Juan Minujín y Alfredo Casero. Cuenta la historia de un determinado momento en la vida de dos parejas amigas, una de ellas, la de Suar y Díaz, asentada, tradicional y con un hijo adolescente, la otra, Minujín y Peterson, más liberal, pasional e innovadora. Una noche festejando Betina, el personaje de Peterson, le confiesa a Emilia, Díaz, que ella y Richard, Minujín, llevaban varios años siendo swingers , y allí radicaba el secreto por el cual poseían tanta pasión. Luego de varias idas y venidas, discusiones y más, logran convencer a Diego (Suar), quien era el más renuente de los cuatro, a probar un intercambio de parejas, lo que significará un antes y un después para todos los involucrados. Si bien la película resultó ser algo similar a lo que relativamente me esperaba, ya que la presencia de los actores mencionados anteriormente, y la dirección de Kaplan, de quién solo había visto Igualita a mí y por pura casualidad en un viaje de colectivo, ya que en general este tipo de cine no entra en mis preferencias, el film resulta muy placentero, llevadero, y sobre todo entretenido y divertido. Ahí yace su principal fortaleza, y es que logra hacerte reír. Sobre todo Suar, que tiene un don especial para hacer esos papeles medio de pavo, y por supuesto Casero, quien interpreta a un desopilante organizador y anfitrión de las fiestas swingers, donde ambas parejas asisten. Los principales problemas del relato, son; en primer lugar, hacernos creer que de hecho Suar y Minujín, son dos médicos reconocidos en cardiología, aunque este problema no es muy trascendente. Y por último hay momentos donde el relato es inconsistente, se utiliza el recurso de la leyenda “tanto tiempo después” en dos ocasiones, y realmente no ayuda al relato, en realidad lo perjudica, al modificar la atmósfera que se estaba creando, lo que lleva a un final, que yo no encontré reconfortante, desde lo narrativo, y desde lo técnico Para finalizar es un film no para toda la familia, ya que el tema que trata hace que el mismo tenga un tono bastante sexual, pero sí que prácticamente todo el mundo puede disfrutar. Me refiero a que no es un film para ir con la familia, ya que puede llegar a resultar incómodo. No es una película que me gustaría ver con mis padres, así como creo que en general los padres no quisieran llevar a sus hijos a verla. Es preferible, para evitar momentos de vergüenza, que cada uno la vea por su lado. En fin es una película liviana, simple, divertida, entretenida y fácil de apreciar, que si estás en el ánimo de algo así, vas a pasar un buen rato.
La película se nos presenta con la leyenda “Basada en una historia real”, para luego seguir con una gran escena inicial, donde el manejo de la música, y de la cámara es brillante y podemos disfrutar la magnitud del poderoso sonido del motor de un Maserati. Luego de esto comienza una interesante secuencia de créditos, esta vez al sonido de la alegre y festiva “September” de Earth, Wind and Fire, que va a marcar lo que será el tono del relato en general. Esta comedia dramática llegó a ser la segunda película francesa más exitosa en este país, después de “Bienvenidos al Norte”, que para ser honesto ni siquiera la conozco, y cuenta con la dirección de la dupla gala Olivier Nakache y Eric Toledano. Trata sobre un carismático inmigrante francés, amante de la música de los 80, llamado Driss, interpretado por un genial Omar Sy que asiste a una entrevista para ser el cuidador de Philippe (François Cluzet) un millonario cuadripléjico, simplemente para obtener una firma que demuestre que está buscando trabajo; necesita tres firmas para tener derecho a cobrar un subsidio. Por supuesto, para beneficio de la historia Driss es contratado pese a ser el menos capacitado de todos los candidatos, y sobre todo pese a ser quien menos interesado está en obtener dicho puesto. Según mi punto de vista Philippe lo contrata para su propia diversión, para ver qué sucede y cómo se adapta, siendo esto una especie de experimento. La historia es relativamente común en el cine, dos personas de edades y ámbitos diferentes, totalmente apuestas en los papeles, logran entablar una amistad, beneficiándose ambos de la misma, se ha mostrado varias veces en celuloide, por ejemplo en Good Will Hunting, Finding Forrester, Gran Torino, entre muchas otras. Pero aún así, trillada y todo, es una gran película, con actuaciones brillantes, escenas en las que nos reímos a más no poder, un gran despliegue musical y una fotografía bastante interesante son todos puntos fuertes en el film. El mismo nos recuerda lo importante que puede llegar a ser una persona en nuestras vidas. Yo creo que nuestras vidas están cambiando todo el tiempo, pero hay momentos de inflexión, y muchas veces estos momentos son cuando nos relacionamos con otra persona. Si bien la secuencia inicial está muy bien realizada, no suelo coincidir con esa manía que existe hoy en día de comenzar los relatos por el final. Si bien los saltos temporales durante un relato en general lo hace más dinámico, cuando una película no va a ser compleja, narrativamente hablando, me refiero a un relato lineal en su mayoría, no veo la necesidad de no empezar una historia por el lugar más lógico, el principio, o por lo menos lo que arbitrariamente decidimos que es el principio. Pese a esto la película es una gran comedia dramatice, con un tono alegre, una historia de amistad, que intenta enseñarnos a no prejuzgar y sobre todo a arriesgarse e intentar vivir la vida al máximo. Una de esas películas que les suele gustar a todo el mundo, y para mi sorpresa también a mí.
Debo aclarar desde un principio que no soy muy fanático del cine de terror. Si bien me encanta esa sensación en el cuerpo que uno experimenta cuando está a punto de suceder algo relativamente malo, el cine de terror no me la produce, esencialmente porque me suelo tensionar tanto viendo las películas que no me terminan por asustar. Además de esto me encuentro varias veces recordándome que lo que estoy viendo es ficción, por lo que el efecto de engaño en el que consiste el cine no se produce. Todo comenzó con “El proyecto Blairwitch”, para luego varios años después terminar con otros superéxitos de taquilla como “Rec” y “Actividad paranormal”. El género de falso documental, o de metraje encontrado (found footage) es el género de moda en cine y ya emigró del género de terror para ir a la acción como en “Cloverfield” o “Chronicle”, o incluso a la comedia como en “Proyecto x”. Este sub-género se ve beneficiado con los progresos tecnológicos que permiten cámaras de video cada vez más pequeñas, de mejor resolución y accesibles, además del fenómeno de youtube, donde cada vez más gente filma más momentos de su vida, para luego hacerlos públicos. En este contexto tecnológico se entiende cada vez más que tengamos películas como Emergo. Esta película es el debut en el cine de Carles Torrens, un joven director español, y cuenta con el guión y la producción de Rodrigo Cortés, director de la más que interesante y claustrofóbica “Buried”. Básicamente consiste en un grupo de tres personas que se dedican a cazar fantasmas, el líder del grupo, el Dr. Helzer, interpretado por Michael O'Keefe, el “técnico” Paul Ortega (Rick Gonzalez) y la “secretaria” Ellen Keegan (Fiona Glascott). Ellos utilizan los medios tecnológicos más avanzados, además de registrar todo en sus innumerables cámaras de video, para cazar, o por lo menos lidiar con los diferentes fenómenos paranormales a los que se tengan que enfrentar. En esta ocasión acuden a un departamento habitado por una familia compuesta por el padre, interpretado por Kai Lennox, la hija adolescente, Gia Mantegna, y el más joven de todos, Damian Roman, donde suceden fenómenos inexplicables todo el tiempo; ruidos, llamadas telefónicas, objetos que se mueven, o que se rompen, todo esto sin explicación aparente. Durante el transcurso de la película se nos muestran una gran parafernalia de artilugios tecnológicos utilizados para dar con estos espíritus, además de diferentes teorías de lo que puede estar pasando (caza embrujada, demonios, fantasmas, polgerteist, etc.), y ahí radica uno de los problemas del film. Es como si quisieron incluir todos los tipos de eventos paranormales que se han mostrado en el cine e incluirlos en una película. Igual este es uno de los tanto problemas; los diálogos se desarrollan de manera poco natural, lo que lleva a que las actuaciones parezcan amateurs, y si bien muchas veces el filmar con cámara en mano con movimientos bruscos y de cerca puede disimular la mala coreografía de una escena particular (sino miren el 90% de las escenas bélicas del cine), en esta ocasión, en el clímax de la película queda bastante claro que la escena no está bien realizada. Igual hay que tener en cuenta a que apunta una película. No todas apuntan a ser clásicos del cine, y esta ciertamente no va en esa dirección. Si estás buscando una película para entretenerte, pasar el rato, y pegarte un par de buenos sustos (uno de ellos fue el más grande que yo recuerde haber tenido), ciertamente esta película es para vos.
La niñez en dos ruedas Los hermanos Dardenne (Jean Pierre y Luc), directores y guionistas de la película, comenzaron su carrera realizando documentales para luego sufrir una transición hacia el cine de ficción ya que de acuerdo con el mayor de los hermanos, Jean Pierre, “La realidad siempre es menos interesante que la ficción”. Han trabajado juntos por más de 20 años y han producido, dirigido y escrito películas como “El silencio de Lorna”, “El niño”, “Rosetta”, entre otras; cintas que por cierto no vi, lo que me hace dar cuenta de que tengo un poco abandonado el cine europeo. (Siempre pasa lo mismo, mientras más uno conoce, más se da cuenta de lo que no conoce). Este pasado en documentales marca su estilo cinematográfico actual, realista, dramático y con crítica social, y en “El niño de la bicicleta” esto queda claro desde la premisa. Cyril (Thomas Doret) es un chico de 11 años a quien su padre (Jeremie Renier) deja en un hogar infantil para que pase un mes allí, teóricamente esta estadía iba a durar solo ese período. Es por eso que pasado ese lapso de tiempo el niño comienza una frenética búsqueda de su padre, para luego enterarse de que este no solo se mudó, sino que también vendió la bicicleta que Cyril tanto quería. En esta búsqueda el chico cruza caminos con Samantha (Cecile De France), una peluquera quien siente lástima y ternura por él hasta el punto que accede a que Cyril se quede con ella los fines de semana. Ella lo intenta ayudar en la búsqueda de su padre, y sobre todo le intenta dar el amor que un chico sin madre (no sabemos qué paso con ella) y con su padre desaparecido, tanto necesita. El relato se amplifica con las emociones de esta asociación. En la mayoría de los casos suele haber conflictos cuando los chicos tienen roles importantes en las películas, más aún cuando son los protagonistas y tienen escenas cargadas de mucha emotividad. Esta película no es la excepción. No es que Thomas Doret esté mal en el papel de Cyril, sino que no logra ser ni consistente, ni convincente, y ya que es quien más tiempo está en pantalla, eso genera un problema. El libro no resuelve bien el sostén de algunas escenas y estan no lucen lo acabadas que podrían pensarse, de acuerdo a la naturaleza del conflicto en juego. En el debe, también hay que señalar que la manera en que se encara la temporalidad quizás no sea la mejor.. Más allá de que forme parte de la estrategia plantearlo así, el espectador necesita encuadre a la hora de organizar el tiempo cronológico (al menos en un relato como este). En el haber, la historia es interesante, el conflicto es bastante empático y la atmósfera, amable. Es evidente que toca nuestras fibras sensibles. Y más allá de algunos desniveles narrativos hay que reconocer que se disfruta sin mayores dificultades.. Es evidente que la película aborda un tema cercano, un tópico que nos incluye a todos, ya sea como padre o como hijo, y es la necesidad de amor, de cariño y de un núcleo familiar que tienen todos los chicos del mundo. Un niño debería preocuparse por divertirse, por jugar y no por los problemas del mundo exterior, ya va a tener tiempo para lidiar con ellos. Desde esa perspectiva, quizás "El chico de la bicicleta" puede constituirse en un llamado de reflexión sobre ciertas cuestiones universales en relación con la infancia.