Estreno Star Wars: El despertar de la fuerza de J.J Abrams La película mas esperada del año, Star Wars: El despertar de la fuerza de J.J Abrams. Terminó el hermetismo con el que se blindó el estreno de Star Wars: El despertar de la fuerza. Los trailers develaban apenas los rostros de los protagonistas y poco más. El resto era pura expectativa, que en la era de internet y de información instantánea, no está mal conocer a medida que se va desarrollando la historia, de que se trata la cosa. En ese sentido, toda esta campaña de hábil marketing que rodeó a esta entrega remite también a situarse en la época en que fue estrenada la trilogía primitiva, en la que no existía la web y todo era puro asombro al momento de entrar al cine. Y si bien se conocía que Mark Hammill, Carrie Fisher y Harrison Ford participaban de este proyecto, no se sabían mayores detalles en cuanto a de que manera aparecerían. Y lo visto tiene mucho de nostalgia, con la mayor de las dignidades. Pero también evadiendo la aparición episódica, ya que forman parte de la acción, sin que ello signifique que su presencia está puesta con calzador. Treinta años más tarde de lo que se cuenta en El regreso del Jedi, el núcleo narrativo se centra en la búsqueda de Luke Skywalker, el último Jedi, que ha desaparecido. Un hábil piloto de la Resistencia, Poe Dameron (Oscar Isaac) esconde información sobre un mapa en un robot, el nuevo BB-8, antes de ser capturado por el nuevo villano Kylo Ren (Adam Driver). BB-8 perdido, se encontrará con Ren (Daisy Ridley), una chatarrera que vive en el planeta Jakku. A la vez hay un storm-trooper de la Primera Orden que decide desertar, Finn (Jhon Boyega). Cuando Finn y Ren se escapan en un destartalado Millenium Falcon comienza la acción que no conviene contar. El director J: J. Abrams aceptó la tarea de dirigir este episodio VII de Star Wars, no era sencillo conformar a todos, pero quien revitalizara Star Trek y a la vez dirigió la genial Super 8 (que tenía tanto espíritu de los Films de aventuras de los ’80) parecía inevitable para llevar a cabo este proyecto. Junto con los guionistas Michael Arndt y Lawrence Kasdan (que a la vez escribió los guiones de los episodios V y VI), Abrams transformó a la historia en una suerte de remake, reboot y secuela sin traicionar el espíritu de aventuras, situaciones de escape imposible, western espacial con costado heroico, sin desdeñar los conflictos familiares, presentes en la original. Sin abusar de efectos especiales, volviendo a utilizar escenarios naturales y maquetas, lo clásico y lo nuevo conviven Star Wars: El despertar de la fuerza. Lo nuevo de la mano de un dúo protagónico llevado a cabo por una mujer y un afroamericano. Y lo clásico, ahora con un toque Disney, un robot (BB-8) que es casi un perrito faldero, una mascota, mezcla de Wall-e y pelota de futbol mundialista. La relectura de R2-D2 con mayor poder de deslizamiento. Y un estilo intermedio que da mayor plasticidad a criaturas que antes eran muñecos algo rústicos y ahora son realizados con tecnología de captura de movimientos como los interpretados por Lupita Nyong’o (Maz Kanata) o Andy Serkis (el Lider Supremo Snoke). Gran divertimento, humana y entrañable de principio a fin. No está mal que esta entrega sea demagógica como primer paso a una nueva trilogía. Deja en claro que tiene mucho por mostrar, con el ojo puesto en el futuro, pero sin olvidar de dónde viene y cuales son sus cimientos. Por que ahora Star Wars comparte el reinado, y amenaza con robarle el cetro, que ostentan las series televisivas, en cuanto a narrar en forma episódica con la diferencia que vuelve a colocar al CINE en una sala a oscuras, con las características de ritual. La misa más grande del mundo, con fieles alrededor de todo el planeta, asistiendo enfervorizados a venerar su religión.
Uno de los grandes estreno de esta semana es Pacto Criminal de Scott Cooper (La Ley del más fuerte), con Johnny Depp. James “Whitey” Bulger (Jhonny Depp) comandó, durante casi dos décadas, los negocios ilegales en Boston. A cambio de debilitar a la mafia italiana, se relaciona con un antiguo amigo de la infancia, John Connolly (Joel Edgerton) que trabaja en el FBI. Además, el primero tiene un hermano menor Billy (Benedict Cumberbatch), presidente del Senado por Massachussetts. Pacto criminal es la historia del ascenso y caída de todos ellos. Las comparaciones con Los infiltrados, de Martin Scorsese son inevitables, pero Copper y sus guionistas logran diferenciar ambos films, sobre todo por que el material de base no es ficcional, sino que se trata de hechos reales. El intercalado de las declaraciones de los detenidos hace aún más verosímil lo retratado. La performance de Johnny Depp es poderosa y abrumadora, en un personaje bipolar que va desde el querido miembro de la comunidad irlandesa que ama a las viejitas del barrio, se deja ganar a las cartas por su anciana madre, para pasar a ser al más sádico asesino. O al acosador mas frío. En ese sentido, la escena en la que se mete en la habitación de la esposa de Connolly para sutilmente hostigarla, es uno de los tantos picos de tensión del film. Pero a pesar de que el actor de Piratas del Caribe, tan proclive al disfraz, logre una caracterización hechizante detrás del maquillaje, el resto del elenco está a la altura de la vara de Depp. En una película que es casi coral por el entramado de relaciones criminales y sociales, también se destacan Joel Edgerton (director y actor de El regalo, actualmente en cartel), el muy de moda Benedict Cumbertbatch, Kevin Bacon, Jesse Plemons y Julianne Nicholson (como la esposa de Connolly). Alguno de ellos seguramente logrará una nominación al Oscar en la próxima entrega. El director Scott Cooper sabe como manejar actores y ya demostró su solvencia posibilitando que Jeff Bridges ganara una estatuilla de la Academia por Crazy heart. Policías que se comportan como gángsters, mafiosos que son miembros respetados entre su comunidad, políticos que coquetean con la ilegalidad y criminales que sufren tragedias personales aún mayores que las que provocan, conforman el entretejido que hace al atractivo de Pacto criminal. Esta Misa negra (tal es la traducción del título original) quizás no innove demasiado en lo referente a retratar las distintas mafias, en medio de las italianas, latinas, rusas, chinas o irlandesas, en este caso. Pero es eficaz en mantener la tensión y posibilita disfrutar de un puñado de los mejores actores del panorama actual.
Hoy llega a los cines la última producción de Guillermo del Toro (Titanes del Pacifico, El Laberinto del Fauno), La Cumbre Escarlata. Edith Cushing es una aspirante a escritora que debate su amor entre un amigo de la infancia y un enigmático inglés recién llegado a Búfalo, que busca inversionistas para su maquina de extracción de arcilla. Además, el inventor ha llegado con su hermana, gélida y algo siniestra. Cuando el padre de la joven muere en extrañas circunstancias, ella se traslada a Inglaterra, a vivir con ellos en una decadente mansión gótica, donde aparecerán los fantasmas del pasado. Guillermo del Toro realizó una película que es mas una historia de amor con toques sangrientos, que de horror en el sentido que viene desarrollando el cine en los últimos tiempos, con su parafernalia de demonios y cámara en mano. El creador de El espinazo del diablo elige un tono calmo, elegante y opulento para narrar su cuento. En ese sentido, el realizador de El laberinto del fauno, homenajea a los productos de la factoría Hammer, cuyo responsable, Michael Carreras decía que sus películas de bajo costo y alto rendimiento eran como cuentos de hadas. Que Cushing sea el apellido de la protagonista es clave para entenderlo, la palidez de los dos hermanos, y el deliberado poco uso de tecnología por computadora, que le dan una apariencia más artesanal, a la antigua. Se vale también de algunas licencias en el uso de anacronismos: una muy antigua casa gótica con ascensor, máquinas de escribir, automóviles y algún aparato de grabación que quizás sean posteriores a la época victoriana en que transcurre la historia. La mixtura de todos estos elementos dan como resultado una atmosfera que es clave para envolver climáticamente lo que es en definitiva un entramado de pasiones prohibidas con el agregado, en dosis no muy grandes, de fantasmas. Fantasmas en este caso, no buscan venganza, sino advertencia. En la segunda mitad de la película la casa adquiere protagonismo como un personaje más. La mansión se están hundiendo en tierras arcillosas de color carmesí, como la sangre y por sus caños ¿las venas? corren aguas del mismo color. Es oscura, como los secretos que cobija y en su lobby principal tiene un gran agujero en el techo, por el que entra la nieve y un haz de luz, a la manera de las grandes catedrales góticas, rasgo que es uno de los principales en este estilo, para simbolizar la presencia divina. El elenco parece haber nacido para encarnar estos personajes. Mia Wasikowska, que saltara a la fama en Alicia en el país de las maravillas, se luce como quien en busca de su destino trágico, en pos de su deseo, desoye consejos. Jessica Chastain es lady Lucille, la perversa hermana de Thomas Sharpe (Tom Hiddleston). Ambos fríos y calculadores. Carter Cushing (Jim Beaver) es el padre de Edith y Charlie Hunnan, el eterno enamorado, que es además un médico que oficia casi de detective. Del Toro no ahorra preciosismos en el arte de la película, el vestuario, los peinados, los decorados y la fotografía son de un nivel tan alto de excelencia que abruman. Y en ciertos momentos todo ese esplendor corre el riesgo de opacar la historia. Para quienes se babean con estas maravillas, basta decir que existe un libro: Crimson Peak: The art of darkness, que muestra al detalle cada uno de los aspectos de antes mencionados.
Woody esta de vuelta con Hombre Irracional. Abe Lucas (Joaquin Phoenix) es un profesor de filosofía que llega a una universidad de Nueva Inglaterra cargado de cierta fama y mucho mito sobre su pasado. Allí entablará relación con dos mujeres: una es una colega contemporánea y casada, Rita Richards (Parker Posey) y otra, una alumna mucho más joven y no menos brillante, Jill Polard (Emma Stone). Una conversación escuchada por accidente en un bar, hace cambiar el rumbo de la vida de todos los personajes. Woody Allen es un señor a punto de cumplir 80, que lleva el envidiable ritmo de estrenar una película al año. Es lógico que su filmografía presente altibajos con semejante compás. Pero siempre se las ingenia para volver al lugar de cineasta genial que alguna vez ostentó. Luego de su periodo “turístico” (Vicky, Cristina Barcelona, Medianoche en Paris, A Roma con amor) cautivó con Blue Jazmine, dio un paso atrás con Magia a la luz de la luna y vuelve a demostrar estar en buena forma con Hombre irracional. Emparentada con Crímenes y pecados y Match point en su planteo sobre el aparente crimen perfecto, con diálogos inteligentes disparados a velocidad para ocultar que en el fondo todos los intelectuales y académicos, aunque citen a Kant, Heidegger, Kierkegaard y Sartre, buscan un motor que justifique la existencia humana. Y en ese sentido, cometer un crimen y no ser descubierto hace mutar toda la teoría filosófica en entretenido thriller. Allen elige mostrar iluminados y brillantes escenarios para contrastar con una mirada oscura, negra, que el argumento conlleva en sus densidades pesadas, en contraposición a la paleta de colores del director de fotografía Darius Khondji .Contrastes que también tienen sus personajes, la alumna es encantadora, de sonrisa luminosa, inteligente (nadie mejor que la magnética Emma Stone para personificarla) el profesor es alcohólico, caído en desgracia, algo impotente, bloqueado creativamente a la hora de escribir su libro, pero creativo al momento de decidir como matar a un juez que comete una injusticia. Joaquin Phoenix aporta con imperceptibles cambios posturales y una mirada siempre inquietante, los rasgos que su personaje requiere. En apariencia, Hombre irracional tiene pocos elementos, pero dos bruscas vueltas de tuerca bastan para marcar una diferencia entre cualquier cineasta del montón y aquel que a través de su obra deja al espectador el poder residual de reflexionar sobre el sentido de la vida, más allá de terminada la película. Y Allen es alguien que lo logra. En conclusión En apariencia, Hombre irracional tiene pocos elementos, pero dos bruscas vueltas de tuerca bastan para marcar una diferencia entre cualquier cineasta del montón y aquel que a través de su obra deja al espectador el poder residual de reflexionar sobre el sentido de la vida, más allá de terminada la película. Y Allen es alguien que lo logra.
Encontraron agua en Marte y Matt Damon llega en Misión rescate de la mano de Ridley Scott. Después de una feroz tormenta en Marte, el astronauta Mark Watney (Matt Damon) es dado por muerto por sus compañeros de tripulación. Apelando a su determinación por vivir y a su ingenio para sobrevivir, el hombre en cuestión, que además es botánico, espera a miles de kilómetros de distancia, que la NASA lo rescate, aunque eso lleve años. Allí donde Gravedad e Interestellar ponían solemnidad y filosofía barata, Misión rescate coloca humor y diversión, no exenta de suspenso desacartonado. Transitando dos géneros poco conciliables, en apariencia, la ciencia ficción y la comedia. Basada en una novela de Andy Weir, publicada por entregas, en internet, que se convirtió en un éxito en venta en e-book y en papel, fue transformada en guión por Drew Goddard (el coguionista de Lost y director de La cabaña del terror) situando la acción fundamentalmente en tres lugares: por supuesto, la principal, en Marte, en la NASA y en la nave Hermes, que está regresando a la Tierra luego del incidente de la tormenta en el planeta rojo. Para contar la vida del astronauta-naufrago en Marte, el film se vale de un simpático recurso, un video-blog grabado desde distintas cámaras del campamento que dinamiza el transcurrir de los días de un tipo que a lo Robinson Crusoe, debe lograr crear agua y hacer crecer plantas en un planeta hostil. Quizás desde The Big Bang theory, los nerds, los científicos, dejaron de ser, al menos para las pantallas, esos seres faltos de humor, para ubicarse en un lugar de persona común, son los tipos más inteligentes del planeta, pero también pueden escuchar la mas horrible música disco, como cualquiera del resto de los mortales. Y el uso de este género musical es uno más de los muchos meritos de la película. Matt Damon se eleva a la categoría de súper estrella planetaria, y ahora del Universo, al sostener un rol complejo, en solitario, con el peso de demostrar sus emociones y a la vez, sostenerlo con la acción física en Misión Rescate. El resto del cast aúna, desde distintas extracciones, uno de los mejores elencos de los últimos tiempos, comenzando por Jessica Chastain, Kristen Wiig, Jeff Daniels, Michael Peña, Sean Bean, Kate Mara, Sebastian Stan, Chiwetel Ejiofor y Mackenzie Davis. Ellos encarnan a distintos personajes, que deben tomar decisiones importantes desde cada uno de sus lugares, detrás de un escritorio, como directores de la Nasa, tripulando una misión, manejando la prensa de la agencia espacial o posponiendo sus vidas en pos de rescatar al astronauta varado. Y sin embargo, en contraste con el gran protagonismo de Damon, cada personaje está delineado para darle profundidad a quienes representan. Ridley Scott puede darse el lujo de entregar una película que se convierta en su tercer clásico de ciencia ficción para elavarlo a la categoría de film de culto, junto a Blade Runner y Alien. Misión Rescate lo hace acreedor de la triple corona. Un veterano del cine con una vitalidad envidiable. No hay duda de que estamos ante uno de los mejores estrenos del año. En conclusión Ridley Scott puede darse el lujo de entregar una película que se convierta en su tercer clásico de ciencia ficción para elavarlo a la categoría de film de culto, junto a Blade Runner y Alien. Misión Rescate lo hace acreedor de la triple corona. Un veterano del cine con una vitalidad envidiable. No hay duda de que estamos ante uno de los mejores estrenos del año.