Un viaje hacia la redención En 2014 Federico Sosa dirigió Yo sé lo que envenena y Contra Paraguay (2013), donde deja entrever un humor bastante particular y hasta diría absurdo, pero del todo agradable. Tampoco es tan grande es la nueva película de este director, que tiene como objetivo principal el amor y aceptación. No por nada se estrenó justo en el día de San Valentín. La historia tiene como protagonista principal a Lola (Paula Reca) que recibe un llamado inesperado, donde le anuncian que su padre -el que creía muerto hace tiempo- le dejó una herencia en Mar del Plata. Sorprendida por la noticia, Lola recurre a su novio actual para contarle, pero no sirve de nada, ya que él no la atiende por teléfono. Por algo suceden las cosas, dicen y sin querer (ponele) el celular marca el número de Teo (Andrés Ciavaglia), su ex pareja. A partir de ahí, la historia que era contada por la protagonista, empieza a tener una segunda mirada tras la llegada de Teo, un pibe treintañero que vive entre el desorden, en casa de sus padres y con la idea de ser un cineasta, aunque un poco frustrado. Él está acompañado por su hermana que, a pesar de estar en plena recuperación por las drogas, tiene las visiones mas claras que su hermano. En el viaje que emprenden a Mar del Plata, Lola se encuentra, además de la herencia, con la historia que dejó su padre, con quien nunca generó un vínculo demasiado afectivo. Desde ese entonces, la vida que creía resulta con un trabajo estable, auto, casa y una pareja consolidada, se desmorona un poco, sobre todo porque quien la acompaña en ese momento es Teo, su ex. Ahí se replantea muchas cosas, si vale la pena volver a lo que no pudo ser en su momento, por ejemplo. Tampoco tan grandes hace alusión a la vida que llevan después de los 30 años. Muchas veces la edad no tiene nada que ver con las acciones que llevan adelante algunas personas. Además de centrarse en el amor, también hay lugar para la aceptación por sobre todas las cosas. Si bien es una película de comedia romántica, el humor no cae en lugares comunes y eso hace que se distinga de las demás. Las actuaciones son impecables y la música pegadiza se complementa perfectamente con las escenas que van acompañadas.
Cuando el cine filma la realidad Atenas es la nueva película del director y escritor César González (Diagnóstico Esperanza, 2013), (¿Qué puede un cuerpo?, 2014), quien tiene una atracción por llevar a la pantalla grande el mundo que hay detrás de las villas. En esta nueva entrega, como no podía ser de otra manera, la historia está contada desde la mirada de una persona que lo único que quiere es reinsertarse en la sociedad, a pesar de no haber hecho las cosas bien. Después de haber salido de la cárcel, tras estar cuatro año y seis meses, lo único que desea es obtener otra oportunidad para no repetir su pasado. Ahora, la pregunta es: ¿Podrá lograrlo o la sociedad la condenará para siempre? Pese haber cumplido su condena. Pérsefone (Débora González) es una joven de apenas 20 años, que sale de estar presa, tras haber cometido un delito por robo a mano armada, en un local de Flores. Al salir en libertad de la penitenciaria de Ezeiza, con una bolsa en la mano que contiene alguna de sus pertenencias, camina sin rumbo alguno sin saber qué hacer, ni a dónde ir. Creo, a veces, que las personas que están presa de su libertad, se sienten más contenidas adentro que afuera, ya que la estigmatización y la mirada condenatoria, por parte de la sociedad, los acecha sin disimulo. “Estoy triste”, dice Perse (así la apodaron después, ya que su nombre resultaba largo y difícil de pronunciar para algunos) ante la psicóloga que visita, para sentirse un poco más comprendida, ante tanta adversidad que pasa esos días fuera de la rutina carcelaria. “Estoy triste”, dice con la cabeza agacha y no hay respuesta del otro lado. Esa escena es fuerte e impactante. Ahí se puede ver el fiel reflejo de la sociedad (sobre todo de una profesional) que se hace a un lado cuando una persona cuenta lo que verdaderamente siente. Los problemas no solamente pueden terminar en lo material, la psiquis también es importante y hay gente que todavía no lo entiende. Tras ese encuentro con la psicóloga y a pesar de haber salido bastante mal de ahí, conoce a una mujer que desde el primer momento que la conoce, le brinda un apoyo y contención, ofreciéndole un lugar en su casa, sin malas intenciones. Junto a ella pasa unos días menos tristes y comienza a rehacer su vida de a poco. Salen a buscar trabajo y también un poco de comida. Se hace difícil, teniendo en cuenta que las dos pasaron años de su vida en la cárcel. Comienza la estigmatización, la discriminación y desesperación. Ante la vulnerabilidad de una persona que no tiene absolutamente nada, aparecen quienes sacan provecho de ahí, con la intención de satisfacer sus deseos personales y sobre todo sus bolsillos a costa de los demás, sin importar que pase después. Atenas retrata todo eso: el abuso de poder, las diferencias entre clases sociales, la exclusión y la marginalidad que existe, lamentablemente, en personas que tienen bajos recursos. La película más bien no despliega grandes aires, está filmada muy caseramente y eso hace que sea aún más buena porque coindice con lo que te están contando. Hay primeros planos que trasmiten la sensación de tristeza que hay en los ojos de esos personajes, con la intención de generarte algo: incomodidad y alguna que otra sensación que los dejará con sabor amargo. César González retrata perfectamente la vida que se lleva en las villas,
Debajo del mar No todo es lo que parece. Si hacen una lista de películas donde intervienen criaturas que viven debajo del mar, la gran mayoría se sentirán a gusto o atraídos por esos personajes como, por ejemplo, una sirena. Porque la intención siempre fue mostrar una imagen divertida o, en su defecto, atractiva. Pero acá, el director Svyatoslav Podgaevsky (La novia, 2017) quiso demostrar lo contrario: toma a un personaje que ya conocían y lo lleva hacia el lado oscuro, le pone su toque terrorífico. La sirena (Mermeid) es la nueva película del director ruso, que ya incursionó en este género hace un tiempo. La historia comienza con una voz en off, acompañada de imágenes que ayudan a la construcción del relato. Esta sirena tiene como objetivo destruir cualquier relación donde haya un hombre de por medio. Una vez que llegan al lugar indicado, cruzan el muelle y se sumergen en el lago, ella los encandila, los besa y ahí comienza el calvario que deben enfrentar antes de su muerte. Marina (Viktorya Agalakova) y Roma (Efim Petrunin) son una pareja que están a punto de casarse y conviven hace rato. Él es nadador y compite en torneos. Ella no sabe nadar y su prometido hará lo posible para ayudarla con eso. Una noche uno de sus amigos (Nikita Elenev) lo lleva a la casa de Roma, donde vivía cuando era niño, para festejar su último día de soltero. Lo que parecía ser una fiesta entre amigos, mujeres y alcohol, termina de una manera distinta con la llegada de la sirena, una criatura que enamora a los chicos con la intención de llevarlos al Reino de Muerte debajo del agua. La historia está bien y va al punto. No tiene demasiadas vueltas, ni utiliza escenas de relleno. Desde el comienzo de la película se van a dar cuenta cuál es su enfoque y para llegar a eso no genera contradicciones. Si bien no es una de las mejores de este género y, seguramente, pase desapercibida luego de su estreno, cumple con lo que promete en el trailer (y eso que casi siempre pasa lo contrario), pero tampoco el director busca que sea uno de esos films que quedará en la retina de los espectadores. ¿Ojos que no ven corazón que no siente? Lo que busca es entretenerlos durante hora y cuarenta y también asustarlos un poco, sobre todo a esos que se dejan llevar por un impulso. Eso si da más miedo.
Pueblo chico, infierno grande Ruleta Rusa, la nueva película de Eduardo Meneghelli, aplica a esa frase. Rudy (Gabriel Peralta) viaja desde Buenos Aires para visitar el pueblo donde vivió cuando era niño y a su tía. Todo iba bien hasta la muerte de su padre, un militante de los 70, y a raíz de eso abandonó el lugar, casi por obligación. Años después regresa para lograr un objetivo en particular: venganza. Sus tierras y las de todo el pueblo fueron usurpadas por el ex intendente Parra (Quique Liporace), quien celebra las desgracias ajenas y, al igual que todo político, promete mucho y hace poco. Lo único que tiene en claro es su obsesión por el poder y a costa de lo que sea, incluso de sus propios hijos. Maru (Abril Sánchez) es hija de Parra y aunque no parezca, se da cuenta de que su padre deja mucho que desear y por ende se enfrenta a él, enamorándose de Rudy, el joven que busca venganza por la muerte de su padre. ¿Podrá conseguirlo? La trama está bien, es interesante, pero cae en lugares comunes. Romeo y Julieta cuenta la historia de dos jóvenes que se amaron y a pesar de no tener la aprobación de ninguna de sus familias, siguieron igual, prosperó el amor. En Ruleta rusa intentan reflejar esto entre Rudy y Maru, pero termina en un cliché. La idea de romantizar algo dentro de una pelea por territorios y una venganza de por medio, no resulta atractiva. En este film encontrarán un despliegue de temas que lo sentirán cercano a la historia política argentina y actual también. Sobre todo tocarán el problema del juego y las adicciones, cosa que nunca termina bien. Aires de libertad y anhelo por conseguir lo que el pasado les quitó, será el puntapié inicial de Ruleta rusa.
La magia sigue intacta En julio de 2011 se estrenó la última película de Harry Potter: Las Reliquias de la muerte parte 2 (Harry Potter and The Deathly Hallows – Part 2) y los fanáticos, al igual que los actores y todo el equipo que formó parte de la saga, creada por J.K Rowling, se sintieron devastados por el fin de un ciclo que los acompañó durante años. Algunos crecieron a la par de los personajes y los acompañaron durante todo el proceso de maduración. Otros, en cambio, se sumaron después a todo este universo mágico, pero no importa porque Harry Potter no discrimina a nadie. A pesar de que los libros escritos por Rowling sean catalogados como infantiles o juveniles, Harry Potter puede ser leído por cualquier persona, sin importar las edades. Sin embargo, dos años más tarde -para ser exactos en 2013- Rowling anunció que iba a producir una trilogía de Animales Fantásticos y dónde encontrarlos, el libro que escribió bajo el pseudónimo de Newt Scamander, donde detalla más en profundidad sobre las criaturas mágicas que aparecen en la historia del niño que sobrevivió. Aquellos que estén metidos en este universo y hayan leído los libros y cualquier otra información relacionada a la saga, saben que la cabeza de Rowling tiene mucho para dar: en vez de realizar tres, finalmente se convirtió en una saga de cinco películas dirigidas por David Yates, quien realizó las últimas cuatro películas de Harry Potter. La idea con estas películas es seguir manteniendo en auge al mundo mágico, con la intención de introducir a nuevos personajes, algunos que ya conocimos en los libros y películas, pero que no obtuvieron su cuota de relevancia. Además el contexto cambia bastante, esto ocurre mucho antes de lo que vieron en Harry Potter, la magia en los años 20 que tiene su particularidad impronta. En la primera entrega de Animales fantásticos y dónde encontrarlos (Fantastic Beasts and Where to Find Them, 2016) conocieron a Newt Scamander (Eddie Redmayne) un magizoólogo que se encarga de mantener a criaturas mágicas poco comprendidas por la sociedad, adjuntándolas dentro de su maleta. Él, al igual que Hagrid, tiene un amor y dedicación especial por esos animales. Imposible no quererlo. Además, aparecieron personajes nuevos como Tina Goldstein (Katherine Waterston), una ex aurora que trabajó para el MACUSA (Magicongreso Único de la Sociedad Americana) y su hermana Queenie Goldstein (Alison Sudol), una dulce y simpática bruja experta en Legeremancia (poder para comprender y leer la mente). También hubo lugar para los muggles o los No-Maj, (término que se usa en Estados Unidos para referirse a personas sin magia) y allí entra Jacob Kowalski (Dan Floger), quien trabaja en una fábrica de enlatados y sueña con tener su propia pastelería para no depender más de un trabajo que lo esclaviza. Un muggle muy adorable al que todos aspiramos ser algún día. A Jacob no le llegó la carta que deseamos, pero sí fue tocado con la varita. Animales fantásticos y los crímenes de Grindelwald Teniendo en cuenta como terminó Animales fantásticos y dónde encontrarlos, y el arresto a Gellerd Grindelwald (Johnny Depp), Los Crímenes de Grindelwald está situado en 1927, un tiempo después del final de la primera entrega. Grindelwald será trasladado a una cárcel europea para ser condenado en los Estados Unidos, lugar donde cometió varios delitos. Durante ese momento, el mago más tenebroso y poderoso, se las ingenia para escapar y reunir, de una vez por todas, a un séquito de magos y brujas que apoyen su idea: dominar y controlar el mundo mágico, por encima del de los muggles. ¿Podrá lograrlo? Newt Scamander parece ser el encargado para frenar a Grindelwald y detener toda esa locura que tiene en mente, sobre todo porque quiere reclutar a Creedence (Ezra Miller) y mantenerlo de su lado por conveniencia. Estén atentos a eso que es una pieza clave en esta nueva entrega. Todo se complica un poco porque Scamander violó unas reglas en su visita anterior a los Estados Unidos y, por ende, viajar al exterior se volverá caótico. Pero las reglas, ¿Para qué fueron hechas? Para desobedecerlas, parece. O al menos Albus Dumbledore (Jude Law) así lo prefiere, ya que no tiene en cuenta la prohibición que hicieron desde el Ministerio de Magia y manda al magizoologo a Francia para destruirle los planes a Grindelwald, ya que él no puede enfrentarlo. ¿El fin justifica los medios? Buena pregunta, pero compleja de responder. Todo tiene un motivo, pero dependerá mucho para qué quieren usarlo. Newt Scamander deberá responder eso y así como lo ven medio tímido, cabizbajo y en una posición neutral ante la batalla que se avecina, él ya tomó una decisión. 10 puntos para Hufflepuf. Durante dos horas y un poco más, verán algunos guiños relacionados a las películas y libros de Harry Potter. Hogwarts, profesores, clases que harán que se acuerden de escenas particulares de alguna de las otras entregas, todo eso se podrá ver en Animales fantásticos: los Crímenes de Grindelwald. Desde ya, si son muy fanáticos del mundo de Rowling, se van a emocionar y hasta se les pondrá la piel de gallina, ya que la música acompaña esos planos y son clave para sentirse, otra vez, parte del universo mágico. Además de la historia, los nuevos personajes, las nuevas criaturas que aparecen y las escenas que contienen humor (son pocas a comparación de la primera), la película no resultó ser una gran revelación. Puede que sea mejor que la primera, porque convengamos que Animales Fantásticos y dónde encontrarlos es el puntapié de algo más interesante. Por eso no abunda demasiado la oscuridad, ni peleas, es más bien light. En cambio, en Los crímenes de Grindelwald, vamos con la intención de ver eso y más también. No quiere decir que no suceda, pero quizás no resulte como lo esperaban. Tal vez sí, eso quedará a criterio de cada uno. Hay historias de personajes sumamente enriquecedores que quedan en segundo plano, no intervienen demasiado y eso hace que la trama pierda su equilibrio. Introducen nuevos papeles, pero no les dan el lugar que merecen, faltó explotarlos más. Cabe destacar que quedan tres películas más para ir desarrollándolos, pero espero que no se queden cortos. Si bien la estética, los efectos y la llegada de nuevas criaturas (las van a amar) hacen que la película sea un poco más llevadera, aún así le faltó más información. Son muy pocas las cosas que sorprenden dentro de esta nueva entrega. Los efectos cada vez se vuelven mejor, sobre todo teniendo en cuenta que los que conocían en la anterior saga, quedan un poco atrasados y acá eso remonta bastante. Respecto a la elección de actores está bien logrado. Eddie Redmayne como Newt Scamander sigue siendo sumamente acertado y correcto, otro no podía haberlo hecho mejor. El resto de los personajes acompañan muy bien, aunque quizás tienen menos participación que en la primera. Acá van a observar mejor a Johnny Depp quien tuvo su corta aparición en la anterior. Sabemos que a Depp todo le sienta bien, pero en este caso su labor me resultó poco atractiva, esperaba más por ser un mago al que la gran mayoría teme. Jude Law metiéndose en la piel de Dumbledore bastante bien, tiene las mañas y características que conocemos de ese personaje, siempre tan sutil para criarte como cerdo para el matadero. En definitiva, Los crímenes de Grindelwald logra transportarlos al mundo mágico y pasearlos un buen rato por algo que creían nunca más ver en pantalla grande. A pesar de lo mencionado anteriormente, la película es atractiva de apreciar y disfrutar. Quizás, insisto, se queda corta con todo lo que tienen para mencionar como lo hicieron en el trailer, pero una vez metido en el film te llevan para otro lado. A veces, querer entusiasmar y enganchar al público enseñándoles algo que no sabían como, por ejemplo, lo de Nagini, hubiese estado mejor que se sepa ahí dentro de la sala.
Un mundo ideal La nueva película de Disney El Cascanueces y los Cuatro Reinos, inspirada en El cascanueces y el rey de los ratones de E.T.A Hoffmann, tiene como protagonistas a Mackenzie Foy (hija de Bella y Edward Cullen en la saga Crepúsculo), Keira Knightley (su más reciente participación en Colette: liberación y deseo), Morgan Freeman, Helen Mirren y Eugenio Derbez, entre otros. Si bien la historia no tiene como objetivo priorizar el ballet en su totalidad, logra darle su impronta, encarnando una trama un tanto atractiva, pero que no despliega un gran potencial. Clara (Foy) es una jovencita diferente, con una mirada y apreciación sobre las cosas, sobre la vida y su alrededor, que llamará la atención no sólo de su madre. Con un guiño a Alicia en el país de las maravillas, la protagonista se encuentra con un ratón que roba una llave que le dejó su madre, buscando una intención: salvar lo que ella no pudo. Ella no tiene muy claro lo que debe hacer, pero si mantener consigo ese elemento. A partir de ahí, comienza una aventura un tanto alejada de la realidad en la que vive, pero esto es Disney, un mundo ideal. Al pasar al otro lado, Clara se encontrará con personajes muy simpáticos y otros no tanto. Unos buscarán paz, orden y armonía, otros, en cambio, poder para beneficiarse, no importa a costa de qué. En ese maravilloso mundo existen tres reinos: el de las Nieves, el de las Flores y el de los Dulces, encarnado por el Hada de Azúcar (Knightley), quien se alegra de inmediato al ver la imagen de Clara. Estos reinos están enfrentados a Mamá Ginger, quien es la causante de que ese ratón le arrebate la llave. ¿Para qué la querrá? Es importante dejar en claro algo: no todo es lo que parece. La historia, como mencioné anteriormente, no está mal pero tampoco es de lo mejor. Si bien los guiños a diferentes películas (porque además de Alicia en el país de las maravillas, encontré una mención a Toy Story), hacen que El cascanueces y los cuatro reinos se conecten con tramas antes vistas y eso mantiene en vilo cada secuencia. Volviendo a la trama y sus componentes, las actuaciones y personajes están bien logrados. Quizás lo que no gustó tanto fue que no explotarán más a la protagonista, siento que siempre se queda en su papel de rostro aniñado y angelical, incluso cuando tiene que ponerse al mando de la situación y tomar otra postura. Cabe destacar que algunos efectos dejan mucho que desear y sorprende que, proviniendo de Disney, no hayan explotado eso un poco más. Claramente no es una película que vayan a recordar como una de las mejores de esta compañía. Más allá de estas cuestiones, la película logra su cometido: entretener. Es una propuesta excelente para ir acompañados por niñxs.
Un cuento de hadas Nace una estrella (A Star Is Born) tuvo su origen en 1937 y luego le siguieron dos adaptaciones más, interpretadas por Judy Garland (1954) y Barbra Streisand (1976). La tercera es la vencida, dicen, aunque esta vez hay lugar para una más. Dirigida y protagonizada por Bradley Cooper, es la cuarta versión de Nace una estrella, y esta vez interpretada por Lady Gaga. Jackson Maine (Cooper) es un reconocido cantante, exitoso y famoso. Arriba del escenario despliega su arte y deja satisfecho al público. En cambio, abajo del escenario su vida es completamente distinta: se refugia en el alcohol y las drogas. A veces, toda persona necesita de una motivación para seguir adelante. Llámenle destino o como quieran, pero Jackson conoce a Ally (Gaga) y ahora ella será su refugio. Es una joven camarera, que está cansada de la rutina y lo único que desea es llegar al bar donde le permiten un lugar para hacer lo que más le gusta: cantar. Maine la descubre allí y le asegura que tiene potencial para dedicarse a eso. Ella, sin embargo, le retruca que no podrá hacerlo porque tiene una nariz fea y eso no cumple con el estereotipo establecido dentro de la industria musical, donde todo tiene que ser estéticamente bonito y perfecto. A partir de ahí, comienza la historia que los hará estremecer. ¿La fama tiene un costo? Claro que si. El talento puede ser apreciado, pero también bastardeado. Ally logra meterse en el mundo de la música con algunas condiciones a cumplir, que le cambiará la vida para siempre. Si bien es la cuarta adaptación, esta versión tiene su impronta y se asemeja más a la coyuntura actual. Parte desde la mirada de un artista que sufre y a pesar de creer que “lo tiene todo”, mantiene los mismos miedos que cualquier otra persona. Son humanos también, no por ser artistas hay que olvidarse de eso. Cooper y Gaga tienen una química increíble y eso se nota en la pantalla. A Cooper lo vieron haciendo comedía, drama, comedia romántica y todo le sienta bien. Como actor y, ahora director, no tiene nada que envidiarle al resto. La elección de Gaga fue acertada porque esa mujer desborda talento en todo lo hace. ¿Habrá algo que no le salga bien? Además de la química entre personajes, los planos y las interpretaciones de todos los que forman parte, hacen que la película sea digna de ser apreciada en pantalla grande. Punto aparte para la música. Los temas y las historia detrás de cada canción hará que sientan mucha empatía por Jackson y Ally. También sentirán esa sensación de agobio y encierro constante que viven los protagonistas. Quizás resulte un poco larga, hay escenas que son innecesarias y sirven de relleno. Sin embargo, todo eso se compensa con lo anterior mencionado. Una historia que invita a la reflexión y profundiza sobre cómo los productores ven a los artistas, que en vez de cuidarlos terminan exprimiéndolos a su conveniencia.
A esta ya la vimos antes Marito (Darío Lopilato) es un treintañero que lo único que hace de su vida es crear e inventar cosas. Su objetivo es armar un drone para que sea controlado por la mente humana. Quiere ser el nuevo Abert Einstein, aunque resulta un poco absurdo. Vive con sus padres, Helena (Mirta Busnelli) y Don Mario (Osvaldo Santoro), y es un tanto irresponsable. Todo cambia cuando a ellos les surge un viaje y deciden irse de vacaciones, pero sin su hijo. A partir de allí, arranca ¿Qué puede pasar?, dirigida por Alejandro Gruz y Andrés Tambornino. Marito tiene aires de adolescente, sobre todo cuando se trata de tomar decisiones y se deja influenciar por Peter (Grego Rosello), su mejor amigo. Al enterarse que los padres de su amigo se van y le dejan la casa sola, lo primero que hace es pensar en: fiesta, alcohol y chicas. En cambio, Marito lo único que quiere es seguir las indicaciones que le dejó su padre, quien no le tiene mucha confianza en lo que respecta a los quehaceres del hogar. Y tan equivocado no está. A las horas de partir, el padre lo llama avisándole que si algo les llegara a pasar, tanto a él como a su madre, durante el viaje, le dejó algo en un lugar de la casa y que por favor esté atento a eso. Y como es sabido, gracias a la inoperancia e irresponsabilidad de Peter, lo pierden y ahora deberán hacer lo imposible para conseguirlo. Tienen diez días para lograrlo y en ese trayecto se encuentran con una sensual y misteriosa mujer (Luciana Salazar) que les propone una idea que es buenísima para recuperar lo que perdieron. Pero la pregunta es, ¿harías lo que fuera por localizar algo? ¿A costa de qué? ¿Qué puede pasar? tiene guiños a películas de Hollywood, mayormente yankees, en relación a fiestas incontrolables que luego culminan en desastre. Allá te las pintan como algo hermoso, inolvidable, que deberías vivir alguna vez en la vida, porque seamos realistas, quién nunca dijo: “Quiero ir a una fiesta de esas que muestran en las películas yankees”. Hay un guiño a esas cuestiones y lo bueno que tiene es que tampoco intentan imitarlas, sino bromear sobre eso. Si bien entra en el género de comedia, la película tiene un humor similar a lo que se veía en las películas de Olmedo y Porcel. Para no ir tan lejos, en Bañeros también se puede apreciar ese estilo. Chistes que ya pasaron de moda, poniendo a la mujer como carnada para lograr objetivos y ubicar a los hombres en un rol de un ser no pensante, que solo se rige por impulsos sexuales y deja mucho que desear. Si son de los que, todavía, consumen ese tipo de humor seguro les guste. De lo contrario, pueden aburrirse mucho. *Review de Silvia Molina
La mirada de los medios Dolores es acusada de matar a Camila, su mejor amiga de la infancia. Luego de dos años del asesinato, la joven de 21 años es la única implicada en el caso y, por ende, se llevará a cabo un juicio para determinar una condena. ¿Tendrá algo que ver? Todavía no hay respuesta a eso, pero sí hay que dejar en claro una cosa: la condena social, a veces, puede ser peor castigo que ir a la cárcel. El nuevo film de Gonzalo Tobal, luego de su ópera prima Villegas (2012), tiene como protagonista a Lali Espósito, Leonardo Sbaraglia, Inés Estévez, Daniel Fanego y cuenta con la participación especial de Gael Garcia Bernal, entre otros. Acusada ya fue vista en el Festival de Venecia y se estrena este jueves 13 de septiembre en los cines argentinos. Cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia. Acusada cuenta la historia de Dolores Dreier (Lali Espósito), una joven de clase media alta, que está implicada en un crimen. El problema da comienzo cuando difunden un vídeo de ella, a través de las redes sociales, y se ve envuelta en una exposición de la cual no está dispuesta a soportar. Algunos buscan causar algo o simplemente lo toman como chiste. El problema es cuando no son conscientes de lo que viene después. A veces, tus actos te condenan o lo que decís también puede jugarte una mala pasada. Una fiesta entre amigos, con exceso de alcohol y drogas, no siempre termina de la mejor manera. A raíz de eso, encuentran el cuerpo de Camila, asesinada en su propia casa donde se realizó la fiesta y desde ese entonces, la vida de Dolores se vuelve un caos y pasa de ser una chica rebelde a obedecer todo lo que le dicen a su alrededor, para vender una imagen puertas para afuera. ¿Pero qué pasa puertas adentro? Betina (Inés Estévez) y Luis (Leonardo Sbaraglia), padres de Dolores, son quienes se encargan de llevar adelante todo el proceso que su hija deberá enfrentar antes de su declaración para ver si dictan sentencia o no. Junto al abogado (Daniel Fanego), que contrataron para que se encargue del caso, guiarán paso a paso a la joven para que no tenga deficiencias a la hora de hablar ante el juez y ante una cámara. Dicen que un padre hace de todo por sus hijos, pero ¿Qué pasa si por querer ayudar se te va todo de las manos?. Desde que se dio a conocer el caso abundaron las especulaciones, sobre todo de los medios de comunicación, alimentando las opiniones de la gente, inclinándose de un lado o de otro, sin tener siquiera argumentos válidos. Eso no es para nada llamativo, ya que, constantemente, se ve a diario en la televisión y en redes sociales. Eso mismo llevó a Dolores a comenzar una vida distinta a la que tenía, antes del asesinato. Ahora vive encerrada en su casa, sin tener demasiada interacción con el mundo ya que todos la ven con otros ojos. Acusada tiene un buen arranque y cuenta con una buena elección de personajes. Lali Espósito encarando un papel diferente a lo que venía haciendo (comedia), para darle vida a un personaje dramático, por ser su primera vez, nada mal. ¿Habrá algo que no le salga bien? Está bastante acertada. Durante las dos horas que dura la película, verán diálogos cortos y hasta escenas donde abunda el silencio, que encaja perfectamente con la situación que están viendo. Daniel Fanego, quien hace de abogado, tampoco se queda atrás. Cualquier personaje que haga ese hombre, le sienta bien. Acusada despliega un abanico de temas muy interesantes y acordes a la coyuntura. La música está bien lograda y la historia en sí, también. Convengamos que no es una de esas que no se hayan visto antes. Sin embargo, logra atraparte y los hará sobresaltar de la butaca. Padres e hijos se replantearán algunas cuestiones si es que van juntos a verla: no solo sus actos y cómo enfrentan determinadas cuestiones, además el espectador se verá reflejado sobre todo en la opinión o la postura que toman ante una noticia que ven o leen, sin saber lo que realmente pasó. *Review de Silvia Molina