¡Esto es guerra!:
“This means What The F…”
Extraño titular para un filme nada extraño. La expresión archiconocida del país del norte viene a colación con sorpresas, eventos inesperados o desentendimientos que conllevan a situaciones de delirio entre otras acepciones a los términos enunciados en lengua anglosajona. Es entonces cuando nos replanteamos el significado de la expresividad que casi enunciamos a los gritos y comprendemos que sí, es desconcierto y desengaño aquello que vulgarmente se manifiesta de cuerpo presente ante una falta de respeto tal como Esto es Guerra.
Cuenta la leyenda que dos agentes de la C.I.A.: FDR y Tuck Henson (los mejores, porque si no, etcétera), permanecen unidos en una amistad de hierro hasta que la aparición de una mujer, Lauren Scott, y el posterior enamoramiento desenfrenado de ambos personajes, los enfrenta para iniciar una guerra interna, donde vemos como todo el potencial de inteligencia y militar de la organización más explotada y a la vez más secreta de Estados Unidos, es utilizado para fines meramente personales sin respeto al universo que los necesita; mientras, a su vez, resuelven el caso de un potencial criminal que intentará por todos los medios asesinarlos por frustrar sus malévolos planes. Pintoresco, ¿no? No.
1. A Little respect. Si hay algo que rebosa en una película tan ambiciosa y que recuerda a fracasos estilísticos que imitan la bazofia como Señor y Señora Smith (Mr. & Mrs. Smith; Estados Unidos; 2005), Se Busca (Wanted; Estados Unidos, Inglaterra; 2008) y lo peor del serial Misión Imposible (Mission: Imposible; Estados Unidos; 1996-2000-2006-2011) es la intención malsana de querer crear cine, reinventar cine y abrir una tendencia en el cine. En todo arte es harto conocida la cuestión de un a-b-c en esencia que rige el universo estable y principal desde los parámetros lógicos de construcción. También es sabido que dichos parámetros deben romperse y experimentarse para lograr un cine considerado en si propio, como cine y como arte. Esto es Guerra se burla de esto y, como si fuera moda contemporánea, pretende retrotraerse al cine clásico: no de manera cinematográfica, es decir, narrando en imágenes, sino enunciando puros textos sin base ni justificación que conllevan un desconocimiento tal del mismo, que resulta increíble la poca revisión aparente de un guión en forma compleja en términos de versiones del mismo. Un fragmento de El Joven Frankenstein (Young Frankenstein; Estados Unidos; 1974) no hace al cine, eso que se llama cine.
2. Increíble acción y reacción. “Dícese de aquello que no puede creerse”, al ser increíble es falaz desde su planteamiento, entonces develamos el por qué de tal afirmación acusadora. Es que Esto es guerra detalla un entrenamiento, una ejecución y una habilidad que, si el filme hubiese abierto el juego desde una introducción, sería fácilmente asequible al gusto, a la contemplación, y no haría ruido al momento del goce del séptimo sentido que remite a lo artístico liso y llano. En sí mismo, el filme, se descree y, al no creerse, promueve una reacción adversa similar para con el espectador, por consiguiente la no creencia es directamente proporcional a la no-creación de un producto. Gancho no será jamás sinónimo de giro y, captación de masas por modelos atractivos, no será jamás sinónimo de éxito.
3. Interprétame. Caracterización como elemento constitutivo, plus técnica y belleza en términos sociales, de la empatía general. La carencia de factores tales se corresponde con una falta de visión del todo representante y narrativo, dentro de una curva que descompone el dramatismo, la comedia y el género. Esto es Guerra vuelve al uso y abuso del recurso cliché para ascender/descender (de ustedes depende) hacia la grada o abismo de un éxito injustificado. Es que no existe metodología alguna que verse sobre la falta de empatía como acercamiento a la otredad, entonces el filme se compone de puro egocentrismo y fe en sí mismo, más que en la apertura al público en cuestión quien es el que juzga de forma natural el proceso inicio-fin.
Esto es Guerra es símbolo y signo de una falla que es recurrente en el Hollywood actual. Es espectáculo a costa de la risa y burla de los agentes concurrentes. Es desesperación tras el espejo de la tranquilidad. La apariencia no es realidad y la realidad es insoportable. La cinematografía es otra cosa, es aquello en disputa sin significante alguno en la obra perfecta. This Means War, dentro del a-b-c, solo sigue repitiendo la caligrafía imperfecta de una A mal escrita.
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