Una desmedida pasión "Han pasado treinta años, pero lo recuerdo todo como si fuera ayer" -el conde Vronsky da inicio a su relato-, herido en un hospital militar ruso, durante la guerra ruso-japonesa y bajo el cuidado del Doctor Sergey Karenin, hijo de Anna. El director y guionista Karen Shakhnazarov, nos ofrece una versión cinematográfica de la novela de Tolstoi, que surge de la mini serie de 8 episodios hecha para la televisión rusa. El film cuenta la historia de amor entre Anna Karenina (Elizaveta Boyarskaya) y el Conde Vronsky (Maksim Matveyev). Anna es de la alta sociedad rusa de fines del siglo XIX, madre de un niño y casada con Alexis Alexándrovich Karenin (Vitaly Kishchenko), un hombre poderoso. Conoce al Conde en un tren y surge entre ellos una inevitable pasión, Anna se confiesa ante su marido y pide el divorcio, éste no se lo concede y en represalia la aparta de su hijo. La sociedad aristócrata repudia a Anna, considerándola adultera. La producción es sobresaliente y la fotografía, de gran belleza y elegancia, nos reproduce esa época de forma singular. El vestuario y la escenografía se ajustan a la historia de manera impecable contando con actuaciones deliciosas mientras que el guion no es astuto y genera aburrimiento en el desarrollo, al remontarnos al pasado a través de flashbacks, y regresar al presente escasas veces, lo cual se torna denso. Una estructura dramática con cierta reminiscencia a Titanic (1997). Anna Karenina: La historia del Conde Vronsky (Anna Karenina, 2017) es una historia clásica y antigua, aunque muy actual si hablamos de infidelidad, machismo e hipocresía.
Una extensa película que vuelve a la historia de los amores escritos por Tolstoi pero con una interesante vuelta de tuerca. En 1904, durante la guerra ruso-japonesa el jefe del hospital un adulto Sergey Karenin, el hijo de Anna, descubre que un oficial herido es nada menos que el Conde Vronsky, el hombre que enamoró a su madre. Y en medio del caos de una retirada forzosa, ese hijo atormentado por el suicidio que marcó su vida interroga al hambre para averiguar los porqués de una historia pasional y trágica. Ese punto de partida le permite al director Karén Shakhnazarov volver sobre la famosa historia e indagar como los recuerdos dependen de cada protagonista para armar un pasado que se escurre inevitablemente en un presente. Con filmaciones en los majestuosos estudios MOSFILM, con una impecable reconstrucción de época, grandes actores y una visión especial de una aristocracia siempre hipócrita que rechaza el rol de la mujer adultera, mientras permite “aventuras” y “amantes” siempre que sean en secreto y sin condena social para los hombres. Presentada por el Cine Cosmos, la DAC (Directores Argentinos Cinematográficos), y la Casa de Rusa en Buenos Aires.
Clásico ruso publicado entre 1875 y 1877 por León Tolstoi, "Anna Karenina" fue llevada al cine en incontables versiones, desde el período del cine mudo hasta contemporáneamente, cuando el escritor inglés Tom Stoppard la adaptó para la versión que Joe Wright dirigió con Keira Knightley. El premiado director ruso Karen Shakhnazarov ("Tigre blanco") realiza una adaptación libre del clásico. Treinta años después de los sucesos relatados en la obra de Tolstoi, las relaciones prohibidas de Ana Karenina (bella mujer casada perteneciente a la nobleza rusa) y un oficial del ejército son relatadas a pedido del hijo de Karenina por el oficial Vronsky, amante de su madre. Con el fondo de la guerra ruso-japonesa ambos hombres se reencuentran; uno, médico de la pobre guarnición militar perdida en Manchuria; el otro, oficial herido en batalla, convalesciente en el lugar. Con un patético fondo bélico, ante el pedido de Sergei Karenin, abandonado niño por las circunstancias que desataron la pasión de su madre por otro hombre, el espectador revive la historia de Ana Karenina. SOBRESALIENTE El director Shakhnazarov tomó dos obras, la inmortal "Anna Karenina" de Tolstoi y "En la guerra japonesa" de Vikenti Veresayev, contemporáneo del escritor de Isnaia Poliana, para dar vida a esta película. "Anna Karenina. La historia del conde Vronsky" mantiene la esencia del drama ruso, donde se asiste a la destrucción de una mujer por una pasión amorosa prohibida que la sociedad de la época condena. La protagonista no tolera esa condena social y tiempo después, ya viviendo con Vronsky pero separada de su hijo ante los obstáculos que le impone su marido para acordar el divorcio, y lo que ella imagina que está ocurriendo con su situación amorosa, cae en la desesperación. Es notable la reconstrucción de época que incluye no sólo locaciones y el deslumbrante baile en palacio, sino eventos tradicionales como carreras de caballos, una escena de la opera "Norma" de Bellini ("Casta Diva"), las costumbres de dueños y servidores de la clase alta antes de la Revolución de 1917, espectaculares batallas y la loca carrera de Karenina hacia la estación en una escena al más puro estilo romántico de fin de siglo. Shakhnazarov logra con la sugestiva atmósfera (mágica fotografía, diríamos que "psicológica", al volcar el sentimiento humano sobre la imagen), los caracteres y diálogos que reproducen el original en una singular traducción al castellano, materializar un ícono de la culpa y la redención. El filme es un sutil aggiornamiento del clásico con actores inolvidables. A las correctas interpretaciones de Max Matveyev (Vronsky) y Kirill Grebenshchikov (Sergei, hijo de Ana), se suman las sobresalientes caracterizaciones de Elizaveta Boyarskaya en una pasional Anna y Vitaly Kishenko, un Karenin cortado a cuchillo.
Barroca y épica continuación de los hechos imaginados por Tolstoi y llevados varias veces al cine. La estructura de telenovela y la excesiva duración resienten la lograda producción y calidad de las actuaciones.
La novela Anna Karenina de Leon Tolstoi 1875- 1887, fue llevada al cine, varias actrices encarnaron este atrapante personajes: Mariya Germanova, Sophie Marceau, Greta Garbo, Vivien Leigh, Tatiana Samoilova, y Keira Knigtley, entre otras. La actriz rusa Elizaveta Boyarskaya encarna a Anna Karenina en una versión para la televisión rusa de varios capítulos. Su narración comienza cuando vemos a Anna Karenina está en la estación tren de Moscú, allí conoce casualmente al conde, Aleksis Vronsky (Max Matveev), militar y es un noble rico. Pero Anna es una mujer comprometida está casada con un burócrata gubernamental Karenin (Vitaliy Kishchenko) padres de un niño Sergey Karenin. Pero a partir de aquel momento sus corazones quedan flechados y unidos, Vronsky y Anna, viven un amor prohibido, la alta sociedad los juzga y vamos conociendo mas a cada uno de los personajes a través del flashback porque la trama los sitúa en distintos años. El film tiene un toque especial porque está narrada a través de dos miradas, por el hijo de Anna ya adulto Sergey Karenin (Kirill Grebenshchikov), que se encuentra con un oficial herido que es nada menos que el Conde Vronsky, quien amo a su madre con locura. En medio del caos porque tiene de fondo la guerra ruso-japonesa ellos reviven su juventud, el amor y la tragedia. Además otro de los personajes pero en la actualidad es una adolescente china, de nombre Chengshuang (“nacida en primavera”), resulta entrañable. La reconstrucción de época es impecable, estupendos interiores, vestuario, música y bailes de salón, de gran despliegue, atractiva atmósfera y tremendas batallas, además se habla del amor, la hipocresía, el machismo, la política y con correctas actuaciones. Su narración es clásica y en actualidad resulta algo antigua, ante un guión poco sólido, resulta un poco aburrido, se comienza a sentir su extensa duración y en distintos momentos se termina mirando el reloj.
El cine tiene esa magia particular como arte en la que hay películas que pueden tener un guion lento y largo pero la belleza lograda en las imágenes y el sonido hace que la trama quede en un segundo plano. Basada en la novela de Tolstoi, “Anna Karenina” tiene diversas versiones cinematográficas de varios países; este es el caso de la del ruso Karen Shakhnazarov. El film cuenta la historia de amor entre Anna Karenina con el Conde Vrosky. Ella es una mujer de la alta sociedad rusa de fines del siglo XIX, casada con Alexis Alexándrovich Karenin, un hombre bastante cuestionable, sino despreciable. Ella conoce al Conde a través de su madre en un tren y entre vaivenes de eventos de la nobleza comienzan a desarrollar un amorío que atravesará la historia. De una forma tanto extraña como interesante, la aventura nos llega por voz del Conde en plena guerra entre los imperios ruso y chino en 1904. La narración comienza con un primer acto que capta rápidamente nuestra atención y una fotografía de primer nivel. El problema está en el segundo acto, que el relato se vuelve denso y parece dejar de lado la intención de lograr empatía con éste. Se torna confuso lo que se cuenta en ambos momentos desarrollados, y la historia se siente chata, sin profundidad alguna. En el tercer acto recupera ritmo y produce interés, pero, al ser tan largo el segundo, como espectadores podemos habernos perdido los por qué de semejante final. Sin embargo, tiene una producción destacable. Lo visual, desde los vestuarios a la escenografía genera en la pantalla una asimilación a la época que con la banda sonora producen escenas bonitas que parecen extraídas de la época con una gran belleza. En conclusión, si bien “Anna Karenina” carece de un guion que nos mantenga tensos e interesados en la narración, estéticamente no tiene nada que ser reprochado. Es como contemplar un cuadro escuchando música clásica durante dos horas. Puede llegar a aburrir pero es muy bello.