Intensa propuesta que adapta un cuento de Stephen King en donde uno de los miedos más profundos de los seres humanos, el miedo a la oscuridad, es reinventado a partir del relato de dos hermanas que mientras “duelan” a su madre deben lidiar con una visita bastante particular. Efectiva
Boogeyman tal vez no sea una película memorable de terror ni quede en el recuerdo entre los estrenos más notables del género del 2023, sin embrago con todas sus debilidades sobresale como la mejor producción que se hizo hasta la fecha con la figura del Cuco. Una criatura mitológica que dentro del cine contaba con dos trilogías que nunca llegaron a tener demasiada popularidad. La primera, que robaba de manera descarada elementos de El exorcista y Halloween, surgió en 1980 y pese a las malas críticas fue un éxito comercial que se aseguró dos continuaciones en 1983 y 1994. Hoy se las puede disfrutar como placeres culposos de aquellos años. Luego el monstruo reapareció en el 2005 en una producción con Lucy Lawless y Emily Deschannel que no presentaba grandes ideas más allá de algunos jumpscares redundantes. Pese a todo tuvo una recaudación decente y consiguió dos continuaciones realizadas exclusivamente para el dvd. La nueva versión es una adaptación libre de un cuento de Stephen King que Disney iba a destinar a su basurero online que es la plataforma Hulu, donde a veces terminan buenas producciones como Prey de la saga Depredador. Luego que el film obtuviera reacciones muy positivas en las funciones de testeo decidieron darle una oportunidad en los cines. La obra del director británico Rob Savage es lo más competente que se hizo en torno a la figura del Boogeyman gracias a un tratamiento decente del suspenso y las ambientaciones de terror. Desde la escena inicial donde se presenta a la criatura el relato construye muy bien la intriga del conflicto donde también influyó la presencia de un reparto que brinda interpretaciones convincentes. Sobresalen especialmente las dos figuras juveniles, Sophie Thatcher (de la serie Yellowjackets) y Vivien Lyra Blair, quien viene de encarnar a la mini princesa Leia en la serie Star Wars: Obi-Wan Kenobi. Ambas consiguen que sus personajes sean convincentes y gracias al dominio de la tensión del director el espectáculo resulta entretenido. El problema que le impide a Boogeyman ser una mejor película también lo presentó la producción del 2005. La trama nunca termina de explorar la mitología de la criatura con la que se podría haber hecho algo más interesante. La película presenta además un cambio brusco de tono como si en la mitad del rodaje hubieran decidido contar una historia diferente. El film comienza como un misterio sobrenatural con tintes de horror psicológico y luego se vuelve más genérica cuando se adentra en el terreno clásico de los monstruos. Al menos los efectos especiales son decentes y la labor de Savage cuida ese aspecto. Lo más desconcertante de Boogeyman es el tema de Elvis (Burning Love) que suena en los créditos finales y no pega en absoluto con la historia que se presenta. En fin, borren de la mente el nombre de Stephen King y Boogeyman es una propuesta que zafa para pasar el rato con un espectáculo de este tipo.
Entre con cierta expectativa a ver este film porque venía con buenos comentarios. Y eso en una película de terror es mucho decir. Debo aclarar que me gustó pero tampoco me encanto. Esto es porque no posee ninguna innovación. Asimismo, el título elegido se nota que fue para generar algún tipo de ruido y/o gancho en el público norteamericano. Porque no tiene absolutamente nada que ver con el mito urbano. De hecho, hay algunas producciones bajo ese mismo título (y derivados) más fieles, aunque tampoco buenas. Rob Savage, quien viene de dirigir Host (2020) labura bien, pero se luce menos que en su ópera prima. Es más, el film funciona mejor construyendo los climas en los dos primeros actos que cuando delibera todo el tercero. Sobre el elenco hay que destacar el breve rol de David Dastmalchian, ideal para este tipo de personajes (gente perturbada). Y también tenemos a Vivien Lyra Blair, niña actriz de carrera en ascenso y que hace poco interpretó a la joven Princesa Leia en la serie Obi-Wan Kenobi. Los jump-scares están a la orden del día al igual que los clichés. No molestan. En resumen, Boogeyman: Tu miedo es real, es un film de terror que está bien para pasar el rato en una sala de cine ya sea en plan de amigos o en una cita.
Un hombre desesperado entra a la casa de un terapeuta con una historia, dice no ser el culpable de haber matado a sus hijos, también tiene una extraña obsesión con los armarios. Así de livianita comienza Boogeyman: niños, muerte, sangre. Will Harper (Chris Messina) es el terapeuta, está atravesando el duelo por la reciente muerte de su esposa y eso lo mantiene un poco alejado de la relación con las hijas que, a la vez, sobrellevan el dolor por la muerte de su madre con algunos problemas. Conflictos adolescentes en el caso de Sadie (Sophie Thatcher), la más grande, y miedos nocturnos en el caso de Sawyer (Vivien Lyra Blair), la menor. Después de la visita de Lester al consultorio, en la casa de los Harper, la pequeña Sawyer comienza a experimentar el acoso de algo que no puede explicar. Es así como Sadie aborda la investigación del caso de la familia Billings e irá descubriendo que esos miedos, aunque la terapeuta de su hermana menor los trate como imaginarios, son reales. Esta nueva película de terror casi no tiene nada de nueva, sin embargo, con motivos ultra repetidos, logra ser efectiva. Tendrá que ver con la dirección de Rob Savage (Host), quien consigue una buena ambientación en cuanto a lo visual y no abusa de los efectos sonoros que en las últimas películas del género fuerzan el susto. Con un comienzo fuerte respetando la estructura que propone “El Coco” de Stephen King (cuento en el que se basa este film), el resto de la película se irá cocinando lentamente entre los problemas de comunicación de Will, la tensa relación de Sadie con sus amigas y los miedos de Sawyer. La adaptación estuvo a cargo de un grupo de escritores y el guion final es de Mark Heyman, premiado por El Cisne Negro (2010). En ellos recayó el desafío de crear una historia secundaria con réplicas de la mística original y creo que, hasta cierto punto, lo logran. El problema últimamente son los monstruos, qué difícil. En el cuento, del año 1973, es una cosa con cabeza de espantapájaros y bueno, ya sabemos que esto se reiteró muchísimo en el cine de terror, por suerte hace un tiempo no lo vemos. Este Coco es más humano, tiene que ver con la rescritura del cuento, sin embargo, cuando se logra ver… no lo sé, Rick. Las actuaciones están muy bien, sobre todo Vivien Blair (la pequeña Leia de Obi Wan Kenobi), vuelve a conseguir esa mezcla de ternura y coraje en una historia sin demasiadas vueltas, que alcanza al espectador con algunos sustos genuinos, además de entretener.
Cuando los terrores primarios infantiles se ponen en relieve y casi todo lo que ocurre es fuera de campo, ya hay más de una batalla ganada en el género del terror. El mito del hombre de la bolsa en labios de padres conservadores y los placares o roperos abiertos que puede albergar cualquier tipo de monstruos, cuando se cansaron de “habitar” debajo de la cama, son los ingredientes de esta pelí muy bien realizada por Rob Savage (Host) para la adaptación de un cuento corto de Stephen King. En la historia un psicólogo cuando termina su agenda atiende a un extraño que ruega ayuda, se deja convencer de atenderlo fuera de su rutina. Ese hombre que cuenta aterrorizado que es acusado sin razón de matar a sus hijos, porta y deja en la casa a una entidad maligna. Esa que se alimenta del sufrimiento de las víctimas y es lo es lo que les pasa a los niños cuando los adultos no prestan atención. Lo demás es susto muy bien logrado, con un buen elenco y efectos de sombra y oscuridad que ponen tensión aumentada con efectos sonoros perfectos. Mientras la criatura no se ve, aunque es un buen trabajo de la dirección de arte, el suspenso y el terror funcionan mucho mejor. Un film que disfrutaran los amantes del género que eleva la calidad media baja que suele estrenarse cada semana. Una que da miedo en serio.
Boogeyman se esfuerza por llevar una historia temáticamente ligera hacia una conclusión satisfactoria. Un enemigo aterrador se convierte en otra metáfora del trauma del duelo, gracias a una mitología amplia y vaga. Savage y el talentoso elenco abordan estos personajes con una seriedad intensa, creando buenos momentos de escalofríos
Boogeyman: Tu Miedo es Real de Rob Savage se mueve entre la adaptación y la irreverencia, entre el respeto al original y la búsqueda de su propia identidad. La diferencia entre la película y el cuento es conceptual: donde King insinuaba lo sobrenatural, Savage grita: “es real”. Uno sugiere, el otro muestra: ese es el límite que separa al arte del periodismo, al erotismo de la pornografía. En definitiva, el tema de Boogyeman son los fantasmas que produce la incapacidad de elaborar el duelo. Pero la versión de Savage es postmoderna, desmitificadora, y el Hombre del Saco se vuelve un materialista didáctico, con un problema de excesiva concreción, en oposición al original de King.
Traten de ir descansados a ver la nueva versión de The Boogeyman, o, como le pusieron acá, Boogeyman: Tu miedo es real. El café en las venas es necesario para no dormirse ante los planos con poca luz que se suceden con ese profesionalismo técnico que a veces se confunde con calidad cinematográfica. La película dirigida por Rob Savage está basada, como otras, en El coco, el cuento de Stephen King recopilado en el libro El umbral de la noche, y cuenta con un elenco relativamente talentoso, como Sophie Thatcher en el papel de Sadie Harper, Vivien Lyra Blair como la pequeña Sawyer Harper y Chris Messina como Will Harper, el padre psiquiatra y viudo que trata de superar la reciente pérdida de su mujer. Un buen día llega a casa de los Harper un tal Lester Billings (David Dastmalchian) para pedirle ayuda psiquiátrica a Will, y para confesarle que mató a sus tres hijos (si no leyeron el cuento de King, háganlo porque es genial). Ante la incómoda situación, Will llama a la policía para informar sobre el extraño Lester, quien trae consigo un fantasma que queda en la casa para aterrorizar a la familia, fundamentalmente a las niñas. En principio, la película es sobre el duelo, sobre lo tormentoso y terrorífico que puede ser perder a un miembro importante de la familia. Tanto la adolescente Sadie (quien además es maltratada por sus compañeras en el colegio) y la niña Sawyer tratan de sobrellevar el duelo como pueden, con la ayuda y la compañía del padre Will, quien también hace lo que puede. Savage no es del todo fiel al cuento, ya que es de los que creen que las adaptaciones no tienen que respetar el espíritu de la fuente. El problema es que no toda película bien hecha (a nivel técnico) es buena. Esta está bien realizada, pero es apenas buena porque su terror se sostiene en la trillada fotografía con poca luz y en la construcción de un suspenso que se desarrolla a fuego lento mientras se dosifican los sustos. El juego con las luces que se prenden y se apagan y esa pelota luminosa que se desplaza por debajo de la cama para alumbrar son recursos que no están mal, pero que cansan al ser tan mecánicos, como si a los responsables no se les ocurriera otra manera de representar el terror. Boogeyman: Tu miedo es real tiene muchas escenas bajo la luz de las velas, como si más que buenos técnicos y guionistas, necesitara electricistas. Aburre un poco que los focos se rompan para justificar una oscuridad que, a veces, no pide estar en la película y que no necesariamente significa atmósfera o clima acorde a la situación. Sin embargo, es un digno exponente del subgénero de hombres de la bolsa monstruosos y del subgénero que lleva libros o relatos de Stephen King a la pantalla grande. King es garantía de éxito, por más fallidas que sean sus adaptaciones. Su genio siempre es más poderoso que la falta de creatividad de quienes lo adaptan. Es por eso que Boogeyman: Tu miedo es real funciona, además de mantener el suspenso con personajes que tratan de huir del monstruo y que aprenden a cerrar la puerta del placar antes de ir a dormir.
Entre las sombras, otra vez Todos los que conocemos y atesoramos la carrera de Stephen King sabemos que uno de sus mejores libros y sin duda alguna su mejor antología de relatos cortos es El Umbral de la Noche (Night Shift, 1978), quinto volumen publicado luego de las novelas Carrie (1974), El Misterio de Salem’s Lot (Salem’s Lot, 1975), El Resplandor (The Shining, 1977) y Rabia (Rage, 1977), esta última su trabajo inaugural bajo el seudónimo de Richard Bachman. El Umbral de la Noche, de hecho, fue su primera colección de cuentos y tan grande fue el impacto de esos 20 relatos que hasta el día de hoy continúan inspirando múltiples proyectos cinematográficos y televisivos, desde los inefables Dollar Babies, léase las adaptaciones que el señor suele permitir a cambio de apenas un dólar mientras que los responsables no lucren comercialmente con el resultado y él mantenga los derechos del texto de turno, hasta films variopintos como por ejemplo Los Niños del Maíz (Children of the Corn, 1984), de Fritz Kiersch, Los Ojos del Gato (Cat’s Eye, 1985), antología de tres historias a cargo de Lewis Teague, Ocho Días de Terror (Maximum Overdrive, 1986), del propio King, Las Tumbas Malditas (Graveyard Shift, 1990), de Ralph S. Singleton, Ellos Pueden Volver (Sometimes They Come Back, 1991), de Tom McLoughlin, Alianza Macabra (The Mangler, 1995), de Tobe Hooper, e incluso El Hombre del Jardín (The Lawnmower Man, 1992), aquella recordada y errática odisea de Brett Leonard que no tenía demasiado que ver con el cuento homónimo aunque aprovechaba el vínculo con el escritor cual producto exploitation. Boogeyman: Tu Miedo es Real (The Boogeyman, 2023), opus de Rob Savage, es el último agregado a la lista y sinceramente uno muy mediocre que vuelca hacia el ya anacrónico J-Horror en su acepción estadounidense mainstream lo que originalmente fuera una historia diminuta y perfecta sobre una serie de infanticidios cometidos por el Cuco u Hombre de la Bolsa o Boogeyman, leyenda con múltiples interpretaciones a lo largo del planeta que sirve para asustar a los nenes e instarlos a que se porten bien, caso contrario serán secuestrados por la criatura misteriosa en cuestión, la cual hace de la convivencia su arma porque vive en las habitaciones de nuestra casa y se alimenta del temor primordial de la niñez a lo que acecha debajo de la cama o adentro del armario. La protagonista es Sadie Harper (Sophie Thatcher), una adolescente que vive con su hermana pequeña Sawyer (Vivien Lyra Blair) y su padre psicólogo Will (Chris Messina) y que se quedó sin progenitora hace poco por un accidente automovilístico, por ello perdió contacto con su amiga escolar Bethany (Madison Hu), la cual a su vez la reemplazó con un grupito de allegadas bastante soberbias y/ o burlonas. Cuando se suicida en la casa familiar un tal Lester Billings (David Dastmalchian), paciente de Will que afirma que un monstruo nocturno mató a sus tres hijos, las hermanas comienzan a ser acosadas por esa horripilante criatura que imita voces, se esconde en las penumbras del hogar compartido, le teme a la luz más tenue de una vela o un encendedor y efectivamente “juega” con el pánico de sus presas porque se alimenta de su espanto y dolor. Savage, aquel de las insoportables Host (2020) y Dashcam (2021), dos bodrios que tenían por contexto a la pandemia del coronavirus y seguían al pie de la letra los postulados de las screenlife/ películas de escritorio y del agotado found footage/ metraje encontrado, mucho no puede hacer con el esquemático y en ocasiones paupérrimo guión de Mark Heyman, aquel de El Cisne Negro (Black Swan, 2010), de Darren Aronofsky, e Irremediablemente Juntos (The Skeleton Twins, 2014), de Craig Johnson, y del equipo de Scott Beck y Bryan Woods, los mismos de Un Lugar en Silencio (A Quiet Place, 2018) y mamarrachos como Nightlight (2015), Haunt (2019) y 65: Al Borde de la Extinción (65, 2023), en suma los responsables máximos de una película que se acopla a muchísimas más alrededor del doble leitmotiv de los fantasmas/ entidades inmateriales que acechan entre las sombras y de las parentelas sufrientes o en crisis que deben recuperarse de un suceso ultra traumático -casi siempre una muerte en la ruta, cero originalidad de por medio- y luchar para sobrevivir contra esta presencia que se encapricha con ellos sin mayor explicación, un esquema que en el caso de Boogeyman: Tu Miedo es Real incluye una representación dual de lo femenino adulto ausente porque por un lado tenemos a Rita (Marin Ireland), la ex esposa de Lester y una mujer dispuesta a utilizar a Sadie como carnada para cargarse al Boogeyman por haber reventado a sus vástagos, y por el otro lado se ubica la madre fallecida de las chicas, Cara (Shauna Rappold), cuyo espíritu acude a socorrerlas cuando en el desenlace lo necesitan. Para colmo Boogeyman: Tu Miedo es Real viene a sumarse a otras traslaciones lamentables recientes de obras literarias de King en sintonía con El Teléfono del Señor Harrigan (Mr. Harrigan’s Phone, 2022), de John Lee Hancock, Llamas de Venganza (Firestarter, 2022), de Keith Thomas, Los Niños del Maíz (Children of the Corn, 2020), de Kurt Wimmer, y la aburrida serie Castle Rock (2018-2019), triste pelotón que cae bajo el peso específico del conjunto inmediatamente previo, el de las superiores Doctor Sueño (Doctor Sleep, 2019), faena de Mike Flanagan, En la Hierba Alta (In the Tall Grass, 2019), de Vincenzo Natali, Cementerio de Animales (Pet Sematary, 2019), de Kevin Kölsch y Dennis Widmyer, 1922 (2017), de Zak Hilditch, y aquel díptico de It (2017) e It: Capítulo Dos (It: Chapter Two, 2019), ambas de Andy Muschietti. El desempeño de Thatcher, actriz de la excelente Prospect (2018), de Christopher Caldwell y Zeek Earl, y las series Yellowjackets (2021-2023) y El Libro de Boba Fett (The Book of Boba Fett, 2021-2022), es realmente muy bueno pero el film resulta demasiado lento, meloso, torpe, solemne, redundante e incapaz de crear remates originales o eficaces para las múltiples situaciones de suspenso, casi todas supeditadas a la patética e hiper previsible catarata de jump scares, esos que se ven venir a kilómetros de distancia. La prolijidad y la falta de imaginación de Savage y sus guionistas acumulan planteos trillados e inverosímiles que no molestan aunque tampoco apasionan o siquiera están destinados a permanecer en la memoria de cada espectador circunstancial…
Boogeyman: Tu Miedo es Real” trae consigo el desafío de otorgar una voz y una vida a una criatura de profusa identidad literaria. “El Coco” o “El Hombre de la Bolsa”, tales son sus nombres de referencia en español, titulan a una historia corta de Stephen King, publicada por primera vez en la edición de marzo de 1973 de la revista erótica “Cavalier” y luego recopilada en la colección antológica de cuentos “El Umbral de la Noche”. Medio siglo después, el escritor nativo de Maine continúa siendo uno de los preferidos para directores de terror y sci fi a la hora de llevar a la gran pantalla sus obras. Su conexión con el arte cinematográfica es profusa: “La Zona Muerta” (David Cronenberg, 1983) “Doctor Sueño (Mike Flanagan, 2019), “It” (Andy Muschietti, 2017), “Carrie” (Brian De Palma, 1976), “Misery” (Rob Reiner, 1990) y “El resplandor” (Stanley Kubrick, 1980), son algunas de las más logradas. Dueño de un cuerpo de trabajo literario que al ser trasladado al cine ha producido resultados dispares, King no cesa en despertar interés inagotable.. Rob Savage, el novel director de “Host” (2020), se propone hacerle justicia, llevando a cabo una artesanal tarea tras de cámaras. Con intenciones de explorar un drama real como es el tema del duelo y las formas del lidiar con el dolor, ‘Boogeyman’ habita los oscuros rincones de la mente. La ausencia de luz reproduce el propio miedo, a medida que el film deja espacio para las analogías y la interpretación desde un perfilamiento netamente psicológico. Una atmósfera efectivamente lograda pone en marcha la idea de un ser aterrador que acecha a niños desobedientes, y cuya popularidad ha sido transmitida de generación en generación. La criatura, amenazante, aguarda en las sombras. Savage lleva a cabo, de modo simplista, la decimotercera adaptación de una de las obras más leídas de King. Una familia comienza a experimentar fenómenos paranormales en su propia casa; la leyenda urbana ha cobrado vida por enésima ocasión. Una presencia tenebrosa, oscura y sombría añade temor instantáneo. La extraña entidad no tarda en ingresar a la casa; las muertes se acumulan. Los ojos brillantes de modo intenso agregan el toque y la dimensión sobrenatural como marca de autor. El rasguido de garras afiladas acaba consumando la acertada fórmula; una fuerza malévola porta el maleficio del cual es mejor deshacerse. El monstruo se alimenta de aquello no hablado.
Llevada al cine a partir de un relato breve de Stephen King, Boogeyman: tu miedo es real se suma con recursos bastante modestos a una tendencia reciente (y creciente) desde la cual el miedo se construye desde la pantalla a partir de la materialización de algunos traumas instalados en la conciencia de sus protagonistas. En este caso, una representación del duelo entendido como castigo eterno para quienes sufrieron alguna pérdida muy cercana sin haber hecho nada para evitarla. El dolor inconsolable mezclado con una culpa imposible de mitigar. Ese “hombre de la bolsa” tan invocado para intimidar a los chicos que se portan mal pasa de la apariencia a la realidad cuando un hombre agobiado llega a la casa de un psicólogo y le dice sin vueltas que un ser horripilante mató a sus hijos. No es una visita más para el anfitrión: acaba de enviudar y el vínculo con sus propias hijas (una de ellas adolescente) se desbarranca en medio de un cuadro de desequilibrios emocionales. El horror se instala en el hogar del terapeuta de un modo bastante previsible. No hay mucho más que mirar cómo las nuevas víctimas, personificadas con gran decisión por Sophie Thatcher (Yellowjackets) y Vivien Lyra Blair, cargan sobre sus espaldas con todos esos miedos. Hay pocas ganas de salir de los lugares comunes para la creación de una atmósfera de pesadilla, ilustrada todo el tiempo por golpes de efecto visuales y sonoros. Quedan como modesto consuelo algunos sustos genuinos expuestos en el tramo final. Con todo, no redimen al cuadro general de su medianía.
DUÉRMETE NIÑO, DUÉRMETE YA En 1978, Stephen King publicó su cuarto libro, un volumen de relatos titulado El umbral de la noche. Fue su primera colección de cuentos, y al día de hoy es considerada, con justicia, la mejor. De los veinte textos que componen el libro, cinco fueron adaptados al cine (una operación que se volvería habitual con casi todo lo publicado por el oriundo de Maine), incluyendo El Coco, que es el que nos interesa acá. Desde hace un tiempo, digamos, de It: Parte 1 para acá, las adaptaciones de sus obras establecieron un piso de producción que reporta resultados dispares. Y es que el universo King en el cine, salvo excepciones (El resplandor de Kubrick podría ser una), siempre mantuvo cierta condición clase B, una característica tanto formal como espiritual. Con el mainstream como soporte, las historias del bueno de Stephen corren el riesgo de volverse demasiado correctas, demasiado prolijas, y se sabe: muchas veces, el terror necesita del desorden y la suciedad. Dirigida por Rob Savage, Boogeyman: Tu miedo es real toma como centro al psicólogo William Harper (Chris Messina) y a sus dos hijas, Sadie (Sophie Thatcher) y Sawyer (Viven Lyra Blair), una familia arrasada emocionalmente luego de la muerte de la madre. Un día, un sujeto irrumpe en la casa de los Harper y le ruega al terapeuta que lo escuche. Su nombre es Lester Billings (David Dastmalchian), y se lo acusa de haber asesinado a sus tres hijos. Pero su versión es diferente: El asegura que “algo” se los llevó durante la noche, una entidad parasitaria que se fue alimentando progresivamente de su dolor. Luego de un hecho que conviene no adelantar, ocurre lo esperable. La criatura empieza a manifestarse en el nuevo hogar, primero como esa oscuridad bajo la cama de la pequeña Sawyer, y después de modo palpable, imposible de ignorar o descartar. Ampliando los límites del cuento (que transcurría en el consultorio y se sostenía a través de la conversación entre Harper y Billings), la película pone el foco en el drama familiar, duro y sin vueltas, durante la primera mitad. El padre que transita su duelo sin poder comunicarse con sus hijas, la hija adolescente que se niega a superar, y la niña, permeable a los miedos infantiles más primitivos. Aquello que acecha en la penumbra, el horror detrás de la puerta entreabierta del armario; el temor ancestral a aquello que no podemos ver, y que va a venir por nosotros mientras dormimos. El hombre de la bolsa, el Coco, etcétera. El acierto de Savage, al tiempo que nos vuelve testigos del dolor de la familia, es el de introducir al monstruo de manera paulatina, hasta podríamos decir lenta. Cuando el horror finalmente se imponga, los personajes y sus historias nos van a importar. El terror como prueba, o como reflejo, de un fondo emocional sincero, construido con paciencia. Una marca inconfundible, claro, de las creaciones de King. En el desarrollo de personajes, en la elección de las hijas como protagonistas (el padre, el adulto, reacciona casi demasiado tarde), y en la lucha clara entre el bien y el mal, Boogeyman: Tu miedo es real abraza las características del universo King y las convierte en reglas. Se entiende así que a la hora de arribar al final, la película pueda decantarse por un monstruo más directo (ya no tanto una entidad metafísica al estilo It, sino un bicho horrible y visible) y por una conclusión tan cursi como coherente. Porque, en definitiva, de lo que habla la película es de la muerte, del duelo y de la posibilidad de seguir adelante. Y lo hace en la forma de un film competente, que pese a su superficie mainstream no logra ocultar ese espíritu kingiano, capaz de espantar a los cínicos y a los miserables. Acá lo celebramos, y sí: Boogeyman: Tu miedo es real está lejos de ser una obra maestra, pero es una digna pieza nueva en el Universo Cinematográfico de Stephen King, a esta altura casi tan imponente y disfrutable como su base literaria.