All good stories start with a misunderstanding* ¿Qué hacemos con el dilema de valorar obras sobre figuras maternas tan cuestionables cuando la mamá es dadora de todo origen y todo mito? Atravesándolo o explorándolo desde la ausencia como hacen The Cry of Granuaile*, Camuflaje y Julia no te cases, tres maneras del cine para abordar lo mítico y verificable. En la introducción del Pequeño diccionario de cinema para mitómanos amateurs de Miguel Cane, este queda diferenciado desde sus matices. Ahí mitomanía no es solamente mentira o la manera de deformar historias. También consiste en la necesidad de vivir a través de tales narraciones y la tendencia a admirar exageradamente a personas, cosas y en estos casos, hechos. Las tres películas que nos convocan trabajan con acepciones de distintos mitos. Una narra uno fundacional, otra uno materno y la tercera uno histórico. El mito entonces será, al menos para este texto y a partir de aquel libro, la necesidad de entendernos a través de la reelaboración pasada. Para encontrar un lugar en el mundo hace falta, no solo el arquetipo y sus connotaciones simbólicas. También hay que convocar distintas perspectivas y reacciones frente a lo narrado. La ficción irlandesa de Donal Foreman narra el esfuerzo de una realizadora norteamericana y su entorno para reinterpretar las historias alrededor de Granuaile. La obra dirigida por Jonathan Perel ubica de protagonista al escritor Félix Bruzzone para conversar sobre los desaparecidos en Campo de Mayo, incluida su madre. Y la de Pablo Levy narra la vida personal de Julia, la mujer que de niña soñó con ser ‘solo’ madre y esposa. En la obra de Foreman, varias voces susurran, releen y reformulan a Grace O’Malley desde su contexto geográfico e histórico. Todos los personajes, expertos y pueblerinos, narran pasajes de esta reina de Umaill. Lo interpretan con la leve ingenuidad y espectacularidad típicas del cine hollywoodense de la que quieren burlarse sin saña. En la de Perel, Bruzzone, con voz en off, camina y habla con quienes testimonian sus experiencias en el campo de concentración durante 1976. Además en los incisos el escritor reflexiona, también fuera de campo, sobre su deporte cotidiano, correr. Hay algo en esta figura del corredor en la obra que provoca asociar con la naturaleza homónima de esta palabra. Quien corre aquí refuerza, con el desplazamiento de la cámara, una idea de ‘lugar personal’, flexible y frágil. Así se intuye un pasadizo a las carencias o escondites que la mirada de Bruzzone sugiere y muchas veces calla. El deportista se mueve en un dentro y fuera múltiples: el Campo de la historia verificable, el del cine y el del ejercicio. En estas escenas su voz jadea y la cámara en mano se acentúa. Tales pistas reflejan, como él señala, una franca huida hacia la vejez y hacia la infancia. Ello dependerá de su relación espacial con los trenes que atraviesan el Campo de Mayo. Por otra parte, Julia se narra a ella misma desde las contradicciones e ignorante de que está quedando un registro. Solo al final de la obra sabrá que su hijo ha utilizado esos audios. Para darle fuerza, Diego Marcone, el diseñador de sonido, aprovecha dos vibraciones diferentes en la voz de Julia. Así este dispositivo explora con sencillez la infidelidad y los matices en este retrato documental, aún si es la misma protagonista quien se (d)enuncia. En medio de tales diferencias, con el propio funcionamiento de los mitos comienzan las similitudes. Si el rol primero de la madre es gestar, estos tres realizadores reelaboran la maternidad como motor, ausencia y, finalmente, productiva contradicción. Así Camuflaje reelabora desde la elisión. Sin sensiblería Perel reconstruye la desaparición de su mamá a través de las experiencias de otros en el Campo de Mayo, incluidas dos madres. …Granuaile, por su parte, trabaja a su protagonista con todos los materiales al alcance, incluidos sueños, versiones opuestas y también conflictos con la madre fallecida. Julia… hace lo respectivo acentuando el valor del cine en todo esto: haber heredado en soledad historias como los Gritos y susurros de Bergman, o a la Francesca de Los puentes de Madison. Al final, como ocurre para nosotros espectadores, la primera persona en plural incluye a realizadores y protagonistas. La experiencia cinematográfica es, en gran medida, comunal para su realización y recepción. De manera similar, la madre como figura íntima, histórica, contradictoria y múltiple moviliza procesos de los que todos, guste o no, somos deudores.
En Camuflaje (Premio Especial del Jurado en la Competencia Argentina) Jonathan Perel vuelve a inquietarse con lo que sugieren espacios vinculados a la última dictadura, aunque ahora no con la parquedad y el perturbador despliegue de datos irrefutables de Responsabilidad empresarial (2020) sino a través de Félix Bruzzone, joven escritor y corredor que, mientras recorre las instalaciones de Campo de Mayo, intenta encontrar allí vestigios de su funesto pasado como campo de detención ilegal (donde estuvo su madre desaparecida), haciéndose preguntas e intercambiando dudas e impresiones con distintas personas, vinculadas de una u otra manera al lugar. Utilizando términos que bien se adaptan a la afición del protagonista por correr, puede decirse que el film de Perel es un saludable ejercicio. No tan pulido quizás, pero que contagia al espectador los interrogantes que asaltan a Bruzzone y lo llevan a compartir sus sensaciones.
En un lugar emblemático, un personaje dialoga con los habitantes mientras intenta reconstruir la pesadilla que habitó cada rincón de aquello que hoy es un ambiente supuestamente ajeno al pasado. Perel una vez más indaga en el ayer para entender qué mirada tenemos sobre nuestra historia.
Jonathan Perel y una nueva mirada sobre las secuelas de la dictadura y las consecuencias que cayeron en nuestras vidas. Esta vez con el escritor Felix Bruzzone, hijo de desaparecidos, que en el 2006 se instaló cerca de Campo de Mayo. Tiempo después descubrió que su madre desapareció en ese lugar, en una instalación apodada “el campito” de la que solo quedan los cimientos. Sobre esto el escritor creo su novela e inspiró una obra de teatro. Pero aquí lo que muestra Perel, pegado a las carreras contiguas del protagonista es captar esa necesidad de recuperación de memoria, de percibir girones de un pasado que intentó ocultarse, de apropiarse de alguna manera de los escenarios del terrorismo de estado, buscando un eco casi inasible. De correr a la par de la memoria viva, de detalles y terribles hechos, de indicios y verdades comprobadas. De intentar pisar, retener, comprobar los rumores de tanta vida sesgada.
Lo primero que se ve en Camuflaje son los pies de alguien corriendo descalzo sobre el asfalto. Luego descubriremos que se trata de Félix Bruzzone, reconocido escritor, entusiasta runner y protagonista absoluto de este documental con algunos elementos cercanos a la ficción. Bruzzone vive desde hace mucho tiempo en una casa muy cerca de la base militar de Campo de Mayo, en principio sin saber que allí, en el centro clandestino conocido como El Campito, estuvo Marcela, su madre desaparecida. A partir de esa ¿coincidencia?, Bruzzone empieza a indagar -en cámara y desde la voz en off- en su propia historia, en la del lugar y en la de la gente que lo frecuenta. Los encuentro de Bruzzone van desde un desarrollador inmobiliario que trata de valorizar la zona hasta una sobreviviente de El Campito que a partir del trabajo con una asociación intenta sin suerte plantar un memorial, pasando por tres artistas que interactúan con o “intervienen” las barracas abandonadas, un amigo de infancia o una chica que junta tierra del lugar para luego enfrascarla y venderla como souvenir a turistas, imitando a los pedazos del Muro de Berlín que se recogieron durante su caída y aún hoy se siguen comercializando. Rodeado por un paraíso natural (una reserva no precisamente cuidada en la que hay hasta gigantescas tortugas), Campo de Mayo es un lugar tenebroso y misterioso por múltiples motivos que Camuflaje se encarga en analizar desde lo geográfico hasta, claro, lo humano o incluso lo gremial, ya que allí desaparecieron buena parte de las comisiones obreras de los '70. En una de las tantas incursiones (ilegales, ya que se tratan de terrenos militares), Perel y Bruzzone se topan con unos soldados. Cuando todo apunta a un momento de extrema tirantez, interviene el productor Pablo Chernov y todo termina en un intercambio bastante amable y civilizado. Sin embargo, ese momento simboliza también las tensiones y contradicciones que un proyecto de estas características, dimensiones y alcances emocionales genera. Running, simulación 3D y un impactante cierre cinematogáfico y simbólico con la Killer Race, una intrincada carrera de resistencia con elementos de crossfit e impronta militar que se desarrolla en el lugar, forman parte de la experiencia por momentos lúdica, catártica, ensayística y política de Camuflaje, un film mucho menos denso y programático que los trabajos previos de Perel, pero no por eso menos inteligente o estimulante.
La película sigue a Félix, un joven que busca armar un rompecabezas alrededor del complejo militar Campo de Mayo. Allí se vivieron muchos momentos claves de la historia argentina y en la última dictadura fue un centro clandestino de detención donde la madre de Félix estuvo detenida y finalmente desaparecida. Aunque la película falla en la claridad de explicar correctamente todo lo que cuenta, es el estilo moderno que propone lo que la lleva a eso. El horror aparece, pero no con suficiente fuerza. Camuflaje es un documental que hace un esfuerzo por salirse de los lugares comunes, tratando de aportar muchas entradas para completar el cuadro que intenta realizar. Eso la vuelve por momentos muy forzada, incluso ridícula, con cierta incapacidad para editar y evitar escenas que sobran y no aportan absolutamente nada. Peca de excesos, pero no de carencias. Su duración excesiva es en parte porque el ego del director le hace creer que todo lo filmado vale la pena. Hay muchas grandes películas que logran construirse en base a la ausencia y teniendo en cuenta el tema de esta película, uno imagina que el director, Jonathan Perel lograría eso. No lo consigue, así cómo tampoco conmueve en lo más mínimo. Pero Perel elige la frialdad como método y por lo tanto no puede considerarse un error, lo que sí es una falencia es plasmar la mencionada ausencia. Pasa demasiado tiempo en líneas externas, charlando con personajes sin interés alguno, incluso con un marcado compendio de pavadas. Otro esfuerzo por recuperar la memoria de la década del setenta, algo que el cine argentino viene haciendo hace cuarenta años, sin llegar casi nunca a una mirada compleja o completa del tema. Bajo la mirada sesgada de cineastas nacionales, seguimos girando en falso sin aportar nada nuevo. Camuflaje parece intentar algo más, pero no le alcanza.
El escritor Félix Bruzzone encarna a un corredor obsesionado con Campo de Mayo, la unidad militar más grande de Argentina. Es también el lugar donde desapareció su madre en 1976 y el principal centro clandestino de detención, tortura y exterminio durante la última dictadura. La película seguirá a Félix en su búsqueda de personajes que le permitan adentrarse y explorar este lugar tan cargado de historia. El filme es casi circular,
"Camuflaje", de Jonathan Perel: la memoria y otros significados El escritor Félix Bruzzone -o su personaje- dialoga con personas que tienen a Campo de Mayo como parte de su día a día. “Hay una contradicción muy grande. Uno dice 'qué lindos los campos y la arboleda', pero lo que sucedía ahí era siniestro. Siempre me dio miedo”, le dice su tía al escritor Félix Bruzzone. El “ahí” al que refiere la señora es Campo de Mayo, el predio ubicado en el corazón del noreste del conurbano cuyas seis mil hectáreas lo convierten en una de las guarniciones militares más grandes de la Argentina. Bruzzone compró hace más de quince años un terreno para construir su casa muy cerca de allí, sin saber que en “El campito”, el centro clandestino de detención que funcionó en aquel lugar durante la dictadura cívico-militar iniciada en 1976, había sido visto por última vez su madre Silvia, secuestrada cuando él tenía apenas tres meses. Alrededor de esos espacios cargados de muerte y dolor, pero también de una flora y fauna que, ante la falta de controles, han conformado un ecosistema propio, el escritor –mejor dicho, el personaje con mucho de él que compone el escritor– despunta su pasión por el running. Pero, ¿qué es Campo de Mayo? ¿Cómo conviven los vecinos con ese pulmón verde? ¿Qué huellas del pasado quedaron en el presente? ¿Cuáles son las particularidades que genera en la dinámica urbana la presencia de un predio de 28 kilómetros de perímetro que, más allá de sus secretos, tiene sus alambres permeables a quien quiera traspasarlos? Preguntas que atraviesan a Félix y, por lo tanto, a Camuflaje, la película que lo tiene como protagonista y está dirigida por Jonathan Perel, un realizador que ha hecho de los espacios vinculados a la dictadura el gran tema de su obra. Basta con repasar los principales títulos de su filmografía: El predio (2010) consistía en una serie de planos fijos del interior de la ESMA, al tiempo que en 17 Monumentos (2012) aplicó esa misma mecánica para registrar la cantidad de tótems del título con la leyenda “Memoria, Verdad y Justicia” ubicados en distintos centros clandestinos de detención a lo largo del país. Luego fue el turno de Toponomia (2015), que repasada documentos oficiales sobre una serie de pueblos tucumanos fundados por los militares, de Responsabilidad empresarial (2020), en la que Perel viajaba hasta la puerta de varias empresas que conformaron la pata civil de la dictadura para, mientras la cámara se detenía en sus fachadas desde el interior de un auto, narrar en off fragmentos de las causas judiciales que las involucran. A toda esa vertiente histórico-espacial, Perel le suma aquí una dimensión humana inédita hasta ahora en sus trabajos. Esto implica, por un lado, un menor rigor formalista, una impronta más descontracturada, menos centrada en la exposición visual y la atención a los detalles arquitectónicos que en cómo esa todo eso dialoga con su entorno. Un diálogo por momentos armónico, en tanto se trata de un pulmón verde de dimensiones enormes que los vecinos aprovechan para recrearse, pero también tensado por lo simbólico. Por el otro, hay aquí un peso mayor de lo emocional que de lo maquinal, lo que se traduce en una aproximación más periférica –y por momentos lúdica– a su principal obsesión. De allí, entonces, que Bruzzone –a quien en la primera escena se lo ve corriendo descalzo por los alrededores de Campo de Mayo, como si quisiera establecer una conexión energética–, hable con una variopinta galería de personas que tienen al predio como una parte importante sus vidas cotidianas. Están, por ejemplo, unos amigos del barrio que recuerdan cómo, años atrás, podían encontrarse restos humanos en algunos sectores recónditos, una sobreviviente que intenta sin suerte colocar un memorial, jóvenes que entran a escondidas para hacer intervenciones artísticas, un vecino fascinado con cómo el abandono devino en una impensada diversidad natural o un atleta que busca desafíos físicos allí donde años ha imperó el horror y lo siniestro. Hay incluso una chica que encontró una forma de ganarse la vida enfrascando tierra para vendérsela en frasquitos a los turistas que se acercan hasta la Plaza de Mayo para ver las rondas de las Abuelas. “Si en Berlín te venden pedazos del muro, yo te vendo un poquito del campo de concentración más grande de la Argentina", justifica. Camuflaje, entonces, como una película sobre la memoria, sí, pero también sobre el significado que cada quien quiera darle.
La película comienza con un plano detalle de pies descalzos que corren y corren, la cámara sigue sus movimientos, mientras escuchamos el sonido agitado de esa persona que está ejerciendo la acción. Dicho sujeto es el protagonista, Félix Bruzzone, el escritor suele correr dentro del lugar Campo de Mayo, un sitio que significa mucho tanto para la historia del país como la suya propia. Es que allí ha desaparecido su madre durante la última dictadura militar, un suceso que él desconocía hasta hace poco tiempo. El hombre durante el transcurso de la película, recorrerá el sitio junto a diversos personajes. En un principio, con su abuela quien describe acertadamente lo que sucede alrededor de este lugar, ya que es un sitio bello si prestamos atención a la naturaleza que lo rodea, y al mismo tiempo, es un lugar siniestro que esconde el horror de una época de nuestra historia, donde se secuestró y torturó a personas. Félix establecerá conversaciones con diferentes personajes mientras recorren el lugar, muchos de ellos plantean diferentes posiciones que nos harán reflexionar sobre este espacio. Por ejemplo, qué se puede hacer en estos tiempos con ese sitio, ya que sigue en manos de los militares, y encierra un amplio y variado espacio natural, con diferentes animales. Los personajes que conversan con Félix son diversos, desde su entrenador, algunos vecinos del lugar, hasta una militante que cuenta su experiencia en la época donde sufrió torturas. Asimismo, unas chicas que suelen recorrer el espacio, investigando, quienes comúnmente son interrogadas por el personal militar del lugar, instante que queda registrado en pantalla ya que cuando recorren en ese momento de la película, el equipo de la misma (dejando en claro y visible todo el aparato cinematográfico que hay detrás, los micrófonos, la producción) es obligado a retirarse del lugar. Estas conversaciones y recorridos, se intercalan con las corridas del protagonista, lo vemos corriendo alrededor y dentro de Campo de Mayo, mientras su voz agitada nos relata diferentes pensamientos y un poco de su historia. Es que el escritor, al igual que muchos de los personajes, tienen muchas preguntas para hacerse, como por ejemplo, ¿por qué la gente se va a vivir cerca de Campo de Mayo? Una acción que él también ha ejercido, ya que ha comprado un terreno cerca de allí, sin saber en ese momento, que en ese mismo lugar había desaparecido su madre cuando él solo tenía tres meses de vida. Como dijimos previamente, la película se construye con los diálogos entre el protagonista y los diferentes personajes que se van presentando, intercalados con las reflexiones de Félix mientras corre en el lugar. Estos pensamientos son transmitidos al espectador que, al finalizar la película también se quedará pensando acerca de este espacio, que encierra la contradicción de un lugar bello con mucha naturaleza para que la gente pueda recorrer pero, al mismo tiempo fue escenario del horror en una época oscura en la historia de nuestro país.