Un cuerpo travesti viejo, escorzado, que dispara la necesidad de mantener viva la memoria de una comunidad diezmada, censurada, adoctrinada, negada. Sama relata en primera persona las vivencias que compartió con Malva y entre ambas entrelazan la información necesaria para posicionar la diversidad sexual en otro lugar.
Buceando entre huellas El contexto es el de una Argentina prejuiciosa, que no acepta la diversidad sexual y con preconceptos hacia personas como Malva Solis, quien no tuvo una vejez digna. Falleció agotada de tanto luchar por sus derechos e identidad y nos dejó una gran enseñanza de vida. Con nombre de flor (2018) es un documental sobre la vida de Malva, -apodo que le pusieron en la cárcel de Devoto-, una persona travesti que tenía una doble vida, falleció a los 95 años superando la edad promedio travesti en Argentina. Nacida en Chile, -lugar al que nunca regresó-, Malva emigró de joven hacia Argentina, casi todos sus amigos ya partieron. Describía a la vejez como el final del conducto, lo bueno es, a veces, el reconocimiento de la gente, le dicen abuela con dulzura y ya no con insultos. No se puede movilizar como antes, aunque ya ni el deseo por moverse la acompañe. La directora y guionista Carina Sama tuvo la idea de documentar a Malva hasta con dificultad, dado su cansancio físico, puesto que de vez en cuando le solicitaba movilizarse a la cama para descansar y continuar el relato desde allí. Esto le quitó la posibilidad de lograr mejores planos, sobretodo sobresalir en el trabajo de iluminación. En tal caso, lo que prepondera aquí es su relato que cobra más fuerza. El documental inicia con una excelente fotografía y música. Se valió de su testimonio y confesiones a modo de respuestas a sus preguntas en primera persona, fotos, videos de archivo en blanco y negro, documentos periodísticos de tv y radiales, además de algunas reconstrucciones. Los planos que resultan más interesantes son los de la vejez, primeros planos de manos, arrugas faciales, bastón, y el paso lento, connotando el cansancio de sus duros días. En su caso, no eligió el camino de la prostitución, -a pesar de la cultura represiva y de desprecio por ser quien era-, los valores inculcados por su familia y el respeto hacia ella misma, le dieron la herramienta para ganarse el pan trabajando de costurera. "A través de la animación, recurso que utiliza al comienzo y más adelante-, nos comunica una muestra de lo intrínseca que puede ser la vida para una persona tratada como diferente, representada de forma muy inteligente, a través de un huella digital en un D.N.I. cuyos surcos se transforman en un laberinto personal."
ras el documental Madam Baterflai la cineasta mendocina vuelve al ruedo con otro filme que navega, documenta y profundiza los conflictos y tensiones que padeció el colectivo travesti. Repara y recupera la lucha contra el castigo, penalización y agresión que tuvo la comunidad tanto en regímenes dictatoriales y democracia. Por. Florencia Fico. Proyectarán documentales sobre mujeres travestis en la Manzana de ... El argumento del documental “Con nombre de flor” se basa en la figura de Malva quien tiene 95 años y es trans, ella pasó la vida promedio estimada para su comunidad. Relató sus experiencias frente a cámara como referente del colectivo. Se halla el enigma y argumenta sus tarea militante de trascendencia y el revuelo que provocó en la sociedad. Malva reside en un Hogar de ancianos en Buenos Aires y posee las dolencias de su edad que la empiezan a aquejar. Mantiene su hogar en Villa Urquiza y cuenta cómo fue su traspaso a pie desde su Chile natal, dejando atrás sus orígenes, desarrollando otras conexiones y oficios: cocinera, vestuarista y escritora. Ella murió una semana antes de iniciar la película pero se relacionó con la realizadora un año y medio a quien le dio una serie de entrevistas en profundidad. Con nombre de flor y la vulnerabilidad de las personas migrantes ... La directora Carina Sama recrea un documental con una fórmulas míxtas en el que combina imágenes domésticas, un reportaje a Malva como oradora principal de su vida y sus preguntas frente a cámara, secuencias con documentación de ella y los artículos amarillistas sobre la comunidad trans. La voz de los comunicadores radiales y material adudiovisual de archivo que continúa la linea de discriminación y criminalización que difundían en su momento la prensa. Además suma la animación como paratexto que sirve de herramienta de representación simbólica de los obstáculos y avasallamiento al colectivo travesti. Estreno 28 de agosto Cine.Ar TV/Cine.Ar Play: 'Con nombre de flor ... El guión de Sama compone una narrativa dinámica y empática, donde la escucha a Malva es el puntapié para significar las problemáticas, que tuvo y tienen que afrontar la comunidad trans. El texto de Carina expone un ensayo argumentado que expone las condiciones deficitarias en las que se encuentra el colectivo, la precariedad, la invisibilización, la discriminación y desprecio social. Por un lado, el documental demuestra la represión estatal y el encarcelamiento en la Cárcel de Devoto donde las detenían, amenazaban, torturaban hasta las secuestraban. Por edictos absurdos como: “mendicidad y vagancia”, “orinar en la vía pública”, ” ostentación de identidad de género” y “embriaguez”; dichas medidas eran tomadas en etapas de dictadura y democracia. Adelanto del documental Con nombre de flor – Funcinema Por otro, las publicaciones en los medios de comunicación reforzaban y alimentaban la exclusión cuando periodistas redactaban con una visión cargada de preconceptos y calificativos despectivos y ofensivos. También se agrega la lucha activa de Malva como referente y militante en la agrupación Maricas Unidas Argentinas (MUA) en la cual se juntaban muchas del colectivo para juntar dinero y alimento para las hermanas presas en Devoto, asimismo se creó un boletín informativo que detallaba las liberaciones y las situaciones que experimentaban en su entorno. En su núcleo se creó una jerga para prevenirse de las detenciones o razzias policiales o militares; ya que muchos oficiales las perseguían en forma encubierta y los ladrones que las amenazaban. Una militante trans de 95 años | El Cohete a la Luna La realizadora Sama describe cómo al sector trans se le expulsó del sistema sanitario y educativo. A su vez el maltrato y enojo por parte de la Iglesia con su colectivo. La animación de Hernán Bressan funcionó como un recurso muy creativo para exhibir la zona laberíntica que debían atravesar la comunidad, las notas periodísticas humillantes, insultantes y malintencionados. La dirección fotográfica a cargo de la misma Carina Sama empleó planos cerrados para provocar una esena de confianza e intimidad. Los planos detalle en los anteojos y su andar con el bastón el paso del tiempo. Aprovechó la técnica del escorzo; la cual da una visión más tridimencional; propia de las artes plásticas para desarrollar un encuadre que rompe las pautas tradicionales. Con estas hermosas imágenes del Fondo... - Archivo de la Memoria ... Como bien le dijo la escritora y activista trans Marlene Wayar “Quienes salimos de la norma observamos el mundo de una forma más compleja y tenemos que traducir esa complejidad a la simplicidad de: hombre – mujer , papá – mamá. Pero hay otro dialogo aprendido. (…) A preservarnos, a conservar esa pose y sabemos cómo tensionar esa perspectiva domesticada”. En si poner en crisis el hegemónico sistema con eje binario y el incrustado determinismo genital. La música original de Félix Sama empleó una instrumentación a base de pianos para hacer mas intensas las sensaciones dramáticas; y maracas o panderetas para dar un clima festivo; en los lugares donde las trans se sentían libres. En los carnavales, en el ambiente teatral y en los shows que hacían en la cárcel en sus pabellones. Las melodías, el vestuario o la costura, la interpretación, el mundo lúdico y la danza. Las discotecas y el Delta de Tigre eran espacios para aprovecharlos como espacios de refugio para la celebración y exteriorización de la recreación y el espíritu festivo. Con nombre de flor" un documental de Carina Sama - YouTube El documental se afianza con una modalidad reflexiva y realista con la simpatía de Malva y la directora Carina Sama con giros poéticos y analíticos. Generan una crítica sobre la falta de inclusión social, las medidas ilegales, represivas y caprichosas de las autoridades gubernamentales, las malas prácticas periodísticas y la segregación por parte de la Iglesia. Puntaje:90
Hay, dentro del cine nacional, un saludable movimiento tendiente a visibilizar una temática que había permanecido silenciada por mucho tiempo y que tanto desde el ámbito documental como de las películas de ficción, comenzó a abrirse a los espectadores de modo tal de ingresar al universo trans, dejando absolutamente de lado todos los prejuicios, preconceptos y los estereotipos. Es así como en 2011 aparece “Mia” de Javier Van der Couter, hace pocos meses se estrenó el último film de Campusano “Bajo mi piel morena” o también fue el turno de la sorprendente “Marilyn” de Martín Rodríguez Redondo, todos ejemplos de abordaje de la temática trans desde sus historias de ficción con un fuerte anclaje en hechos reales. Los testimonios más potentes aparecen también en las producciones documentales que mostraron al colectivo LGTBQ y su inclusión dentro de la enseñanza en “MOCHA, nuestra lucha – su vida- mi derecho” (Francisco Quiñones Casas- Rayan Hindi, 2018) donde se muestra la cotidianeidad de la primera escuela del mundo orientada a la inclusión de travestis y transexuales dentro de un Bachillerato Popular que funciona en el barrio de Chacarita, o con “Reina de Corazones” (Guillermo Bergandy, 2016) donde a través de sus manifestaciones artísticas, la Cooperativa Ar/Tv Trans logra sacar del mundo de la prostitución a las chicas que participan en ella. Con un sesgo más intimista encontramos la deliciosa historia personal que vimos en “CANELA, sólo se vive dos veces” de Cecilia del Valle o los testimonios que aparecen en “El laberinto de las lunas” de Lucrecia Mastrángelo, sobre la maternidad con una mirada transgénero, trabajos que van abriendo nuevas ventanas de exploración con espacios de catarsis personal, de reflexión, de realidad y de este modo, zambullirnos en otras historias de vida tal como lo ha hecho la propia Carina Sama en su opera prima “Madam Baterflai” (2014) con un collage compuesto por cinco historias que hablan de la construcción de la identidad, del amor y fundamentalmente de la libertad. Sama ahora vuelve sobre este mismo eje en este nuevo estreno en la plataforma www.cine.ar/play, “CON NOMBRE DE FLOR”, que nos trae la historia de Malva quien con 95 años, se convierte en un rara avis no solamente por su historia personal, su resistencia activa y su lucha por sostener su condición en momentos extremadamente complejos de la historia política de nuestro país, sino que también, con su edad, logra casi triplicar la esperanza promedio de vida trans. Si la vemos, charlando frente a la cámara en el parque del hogar de ancianos de un pueblo de la provincia de Buenos Aires donde residía, jamás podríamos imaginar(nos) la historia que se esconde detrás de esa anciana que en la superficie parece un poco cascarrabias pero que se la adivina, a simple vista, con una historia interesante y con mucho mundo en sus espaldas. Sama explora y llega a lo profundo, a desnudar a Malva y a que abra su alma, recorriendo su historia, con momentos de honesta intimidad en sus visitas a aquella casa de Villa Urquiza que todavía conservaba y a la que iba durante sus fines de semana. Allí recorrerán diferentes momentos que Malva lúcidamente reconstruye, explica, revive dentro de su multifacético cosmos dentro del mundo del espectáculo, como escritora o cuando haca alarde de sus dotes como vestuarista, dentro del auge de la revista porteña o del cabaret. A tan sólo una semana de comenzar a filmar ese documental que Sama soñaba, Malva fallece y deja algunas horas de entrevistas donde, a pesar de la sensación de retrato incompleto que invade a la realizadora, poniendo manos a la obra logra recomponer toda su historia, desde algunos momentos en la infancia, pasando por el abandono de su Chile natal, el mundo del teatro, la cárcel y las detenciones por su propia condición, la violenta exclusión frente al intento de acceso al mundo de la educación y de la salud, las fiestas de los Carnavales hace más de sesenta años donde mostrarse de esa forma era verdaderamente transgresor –con abundante material fotográfico del carnaval del ’63-, sus amores vedados y fundamentalmente su militancia de vida. Una historia que cuenta con el común denominador del sufrimiento por la invisibilidad y la criminalización a la que fueron y son sometidas las personas trans, el abuso de autoridad, la falta de amparo legal, un Estado represor y expulsivo y que además muestra cómo, a través del tiempo, tanto la lucha de Malva como de tantas otras mujeres ha permito comenzar a ganar derechos, ser respetadas y valoradas. Sama acompaña amorosamente el recorrido en este arco que se traza desde las primeras reuniones de la MUA (Maricas Unidas Argentinas) hasta los momentos más emblemáticos para los derechos del colectivo, como ha sido la sanción de la Ley del Matrimonio Igualitario. “CON NOMBRE DE FLOR” se constituye, como los otros trabajos que fueron antes mencionados, en un documental necesario para poder seguir visibilizando estas historias y generar nuevos espacios. Quizás pueda marcarse que peca de utilizar en exceso el recurso de la voz en off -precisa en los momentos donde invita a la reflexión, pero completamente prescindible en otros donde no suma dentro del relato-. Aún apegado a un esquema tradicional de entrevista + reconstrucción con material de archivo, el plus que genera Carina Sama al igual que en su trabajo anterior, es el don de sensibilizarse con su cámara y captar lo más profundo de la persona y del personaje, brindándole un lugar de respeto y honrando su historia, agradeciendo que en función a todo ese camino transitado por Malva y tantas otras compañeras, en el hoy sigue presente una construcción posible, difícil, pero absolutamente necesaria. POR QUE SI: «Sama explora y llega a lo profundo, a desnudar a Malva y a que abra su alma»
Se estrena en Cine.Ar TV el viernes 28 de agosto a las 18 y repite el sábado 30 a las 6.00 y a las 12.00. También a partir del 28 de agosto en la plataforma Cine.Ar Con este segundo largometraje de Carina Sama va tomando cuerpo esta trilogía documental de temática trans que se completa con Madame Baterflai (2013), ganadora de varios premios y menciones en diversos festivales, y La paloma, actualmente en producción. Uno de los primeros pensamientos que surgen al ver la historia de Malva, protagonista de esta historia, es que se ha convertido en un lugar común que las mejores historias argentinas son narradas en un formato documental. No se trata de ponernos melancólicos pero que grandioso fue participar de ese cine argentino de ficción incipiente de fines de siglo pasado que aprendía del formato documental y hacía uso de sus recursos estéticos (gran parte del llamado Nuevo Cine Argentino da cuenta de ese proceso) y por otro lado, que bello también la manera en que el documental acompañó esa inversión de roles produciendo documentales que no temían hacer uso de estrategias ficcionales ni de incluir la subjetividad del realizador. El referente más claro en este sentido, de seguro es la producción de Andrés Di Tella. Ahora bien, frente a estos movimientos narrativos, que ya tienen más de 20 años y que continúan, es válido preguntarse por dónde pasa hoy los aciertos documentales o, más que aciertos, los nuevos logros. Con nombre de flor realiza un racconto de la vida de Malva en un montaje de declaraciones de la protagonista, encuadres en escorzo, declaraciones en off de la propia realizadora, archivo de fotos personales e íntimas conjugados con archivos proveniente de los medios de comunicación de la época, condensados en unos pocos 62 minutos pero que contienen casi un siglo. En síntesis, lo que implicó vivir en sociedad durante el siglo XX siendo puto, homosexual, transexual o travesti (las especificaciones son irrelevantes en una época en donde la supervivencia prima más que la tipificación dentro de una minoría) ¿Qué es lo muestra realmente esto? Que el documental está narrando esas historias con las que no solo estamos en deuda, sino que son las que nos atraviesan actualmente como sociedad. Como señala el filósofo francés Jacques Rancière, en toda sociedad hay un reparto de lo sensible y que siempre hay algo que queda afuera de ese reparto. Algunas veces fueron los esclavos, pueden ser los inmigrantes ilegales, los refugiados y, desde ya, las minorías. Por supuesto, una historia, como la de Malva, merece ser narrada y escuchada en cualquier momento, pero de seguro tendrá mayor impacto si ese “excluido” del reparto tomó la palabra en algún momento y generó una escena de disenso. Porque cuando eso sucede se hace visible socialmente y es viable un cambio de percepción y de aceptación de la diversidad. Lo dicho anteriormente explica por qué el documental puede lograrse o puede ser escuchado con mucha mayor fuerza que si se hubiera filmado en el siglo XX, aún en democracia. Pero no explica por qué Con nombre de flor es en sí interesante. La historia de Malva permite dar cuenta de ese contexto previo al de una minoría que aún no tomó la palabra y en donde, desde cierta lógica no hay mucha distinción entre los gobiernos de Perón, Rojas, Aramburu, Onganía, Videla o, lamentablemente, Alfonsín. Considerar que un grupo de argentinos, que no estaba cometiendo un delito, pero aún así era plausible de ser llevado a la cárcel de Devoto con el argumento que fuera necesario (embriaguez, orinar en la vía pública, ostentación de diferencia sexual, etc.) no es simplemente “triste”, es entender que no existía distinción en la percepción entre procesos de dictadura militares y procesos democráticos para cierta franja social. Hacia el final, la directora se pregunta “¿Cómo filmar lo que no se quiere ver ni escuchar?”. Una posible respuesta es que no se puede porque filmar es ver y escuchar, y mientras estemos ciegos y sordos, mientras no se haya generado una escena de disenso, mientras alguien no haya decidido tomar la palabra y generar un quiebre, será muy difícil hacer una representación con todo ello. Pero el formato documental parece estar a la cabeza respecto de lo “filmable”, un paso adelante respecto de lo que puede ser filmado. Pareciera que escuchan y ven mejor. Alguien podría decir que ficcionalizar la historia de Malva hubiera implicado una producción monetaria desmedida que hubiera demandado la reconstrucción de época de varias décadas. Seguramente, pero así y todo sigue siendo cierto que las preguntas que decide hacer Con nombre de flor escasean en la ficción. Con respecto a los detalles que narra la protagonista en relación a la creación de MUA (Maricas Unidas Argentinas), los tormentos persecutorios de las autoridades, la operatividad del Tigre como espacio de refugio, el rol del Carnaval, las cuestiones relativas a la identidad de género, son aspectos que es mejor conocerlos de primera fuente. Siéntese y ponga PLAY. CON NOMBRE DE FLOR Con nombre de flor. Argentina, 2019. Dirección y guión: Carina Sama. Producción: Sofía Toro Pollicino, Carina Sama. Edición: Camila Menéndez. Sonido: Diego Beremblum. Música original: Félix Sama. Animación: Hernán Bressan.
El recuerdo al final del camino. Malva, una travesti chilena de 95 años, se anima frente a la cámara de Carina Sama (directora de este documental) a contar toda una vida cargada de momentos sufridos, y a destacar entre ellos los más felices. Lo extraño y a la vez enriquecedor de este documental es que Malva muere a una semana de haber comenzado la filmación, dejando a la directora con solo 6 horas de entrevista, además de sus recuerdos y sus fotografías de antaño. Y es justamente ese breve rodaje (además del archivo), lo que será suficiente para ir tejiendo una historia que se remonta desde el año 1925, el nacimiento de Malva, hasta el fin de sus días. Esta es una película en donde el montaje intenta ser lineal, cronológico; bajo la idea principal de seguir los mismos pasos y recrear, a la vez, las escenas que la mente lúcida de Malva puede ofrecernos. En estos múltiples relatos se encuentran sus viajes, sus pasiones, sus trabajos, sus sueños. Sus necesidades de escapar del país, de sobrevivir a las cacerías homofóbicas. Estamos frente a uno de esos documentales en donde mientras la entrevista se lleva a cabo, se visten los espacios con imágenes de archivo o fotografías, con el objetivo de otorgarle un ritmo necesario al haber tan pocas horas de filmación. Y si bien un documental con tan escaso material podría verse en apuros, este sabe cómo salir adelante y forjar así una película que hasta por momentos se pierde del eje al haber tanto para contar. Y duele a la vez, escuchar como todos los recuerdos de una vida que está llegando a su fin sean tan oscuros. Pero Malva sabe cómo convivir con ellos, y es por eso que decide aferrarse a esos momentos en donde realmente fue libre, en donde realmente estuvo “viva”. Con Nombre de Flor es una película necesaria para dimensionar la aberración que significaba ser homosexual en el pasado. Es el testimonio de la travesti más longeva, el cual resulta ser el adecuado para recorrer con detalle todos los sucesos que esas personas debieron padecer por el simple hecho de no ser heterosexuales. La directora del film Carina Sama junto con la referente trans Marlene Wayar se encargan de darle vida a este rompecabezas documental en donde consiguen retratar de tan buena forma la vida vanguardista de Malva. Una vida travesti.
Texto publicado en edición impresa.
UN PASADO QUE DUELE Una fotografía cuidada y armónica recorre los primeros planos. Son una gran caricia para amortiguar el dolor de una historia de rechazo. Ante una sociedad cruel, se planta la amorosidad de personas como Malva. El documental de Carina Sama recorre, a partir de la vivencia de una persona trans, una historia de violencia. Malva fue una vanguardista de la lucha por los derechos del colectivo. Menuda, de apariencia pequeña, Malva vive sus últimos años de vida abrazada a su identidad. Pero tuvo que llegar a vieja para poder emocionarse por el hecho de que la sociedad empezaba a hablar de los derechos de la comunidad trans. Aun con sus achaques, pudo, antes de morir, contar sus andanzas, su aventura para sobrevivir en la persecución. Malva se come la cámara desde los primeros minutos. Su personalidad tranquila, su tono paciente, su manera de mostrarse hacen que quien la vea se sienta en casa. Ella invita a que la escuchen desde su amabilidad. El documental es delicado en todos sus detalles. Cuida de su protagonista, la explora desde diferentes aspectos. Malva es las historias a las que accedemos; las angustias que aparecen con la cabeza en alto; la flexibilidad para no dejar de ser y poder ser; la compañera que pensó en cómo ayudar a las otras; la que tuvo que esconderse muchas veces y es otras tantas cosas más que no sabremos. Al ser un documental que logró hacerle entrevistas, Malva toma protagonismo, además de lo que dice, desde la postura y sus formas. Una autorreflexión que se da en el documental es la incomodidad para generar encuadres armoniosos tras tener que perseguirla en sus andanzas dentro de la casa. La vemos así acostada, porque los años la han dejado sin fuerzas. Y aquí aparece esta idea de plantear desafíos hasta para ser filmada. Sin embargo, todo se vuelve de lo más armonioso en su palabra y a través de la dirección de Sama. El documental complementa las narraciones de Malva con material de archivo. Aparecen algunos videos correspondientes a los años de los que se habla y fotografías de ella. Estos elementos nos permiten visualizar el ambiente, pensarla a la protagonista en aquellos lugares, en esa época. La animación es otro recurso que se utiliza. Ese entrar en sus huellas digitales que propone es acceder a esa identidad que luchó por ser. El personaje animado camina entre los obstáculos que se le van cayendo encima: el Estado la reprime, la sociedad en su mayoría avala esto, las instituciones abusan de su poder por encontrarla un delito peor que cualquier otro delito y la prensa se encarga de reforzar este odio, bajo el lema de la “anormalidad”. Aunque de pequeña duración, Con nombre de flor sabe condensar la información para hacer brillar a su protagonista. Los detalles y la forma en la que elige mostrar la vida y la palabra de Malva tienen fuerza e intensidad. El film tiene un qué muy atrayente, pero sabe darle el cómo para que luzca aún más.
Este documental de Carina Sama (Madam baterflai) realizado con un año y medio de entrevistas y mucho material de archivo tiene algo muy interesante y es que ese propio límite (la entrevistada falleció a la semana de comenzar las entrevistas) se hizo horizonte para encontrar algo del corazón del documental. Aprovechar lo que había filmado, como el resto de lo que nunca se había hecho, sirvió para entender el proceso creativo desde el lugar de las dificultades y de las victorias sobre ellas. Image for post La directora no deja de enunciarlo a lo largo de esta historia de Malva, una persona que se define biologicamente como hombre e internamente como mujer, cosa que hemos escuchado muchas veces seguramente, pero en su boca, porque Malva además tiene95 años, es algo especial, hasta conmovedor. Esa edad y una memoria prodigiosa que recuerda con detalle hechos, fechas, nombres de amigos, encarcelamientos (aunque fueron tantos), momentos importantes de la vida, y también los nombres exactos de los responsables en cada gobierno que la persiguió, desde su llegada de Chile en 1943 hasta la época de Kirchner. Sama entrevista a Malva en el geriátrico y en su casa, un hogar humilde que resulta un escenario prodigioso para el encuadre, tanto el de ese cuerpo anciano, frágil, pero que todavía tiene cierta agilidad, como el de un universo planteado desde la diferencia con la norma. Vejez y homosexualidad parece dos caras de la misma moneda. La propia directora justifica eso que el ángulo de la cámara genera en lo desencajado que Malva todo el tiempo marca. La historia de la homosexualidad en Argentina (pieza importante tambien el documental de Carlos Jáuregui, El puto inolvidable) transcurre frente a nuestros ojos: las persecuciones, los edictos policiales, la fundación del reducto en El Tigre. 200 fotografías dejó Malva para que el documental adquiera la dimensión de ese pasado personal y amoroso y para que conozcamos su historia. Bella historia para llevar al cine. Viernes 28 de agosto: CINE.AR TV — 18.00hs. Repetición: Sábado 29/08–6am y 12pm (TDA: Canal 22.4 / Cablevisión: Canal 39 y 300 / DIRECTV: Canal 512 / Telecentro: Canal 400 y 1049)Desde el 28/08 también en CINE.AR PLAY
Discutir y enfrentarse a la perspectiva domesticada Discutir y enfrentarse a la perspectiva domesticada. Algo de eso hay en el documental Con nombre de flor (2019), con dirección y guion de Carina Sama, en el que se cuenta, casi en su totalidad en primera persona, la historia de vida de una travesti ya anciana que comparte sus experiencias de vida (y las nociones respecto de la vejez) con la directora. Y es que la perspectiva domesticada es aquella que te presiona y te niega otra vertiente de ideas, una mirada diferente, y simplifica y coloca el amperímetro en dos niveles que solamente son blanco y negro, sin escalas. Así es como nos privamos de entender otras realidades y otras visiones de la sociedad y el mundo en que vivimos. Y es Malva quien, en su voz, nos acerca a ello en este relato de su vida. Los mandatos sociales (y políticos), el destrato, la realidad de los sometidos, todo eso cabía en la valija de la historia de la protagonista, en la intimidad de lo narrado. La animación, que incluye audios de noticieros de la época e imágenes de crónicas ¨policiales¨ en diferentes diarios atraviesan las huellas, que no son solamente digitales, y pinta de cuerpo entero (vaya paradoja) las circunstancias a las que las travestis de la época estaban sometidas. Como siempre, ocultas y señaladas como viciosos seres que alguien se encargaba de consumir. Las posiciones de cámara siguen al cuerpo maltrecho de Malva. ¿No es, acaso, tanto la intención como la necesidad del mensaje, seguir a la entrevistada, la fuente de la historia que se narra, en la posición que marca, la cual, claramente, no es nada más física? La creación de MUA (Maricas Unidas Argentinas), la distribución de un medio impreso de comunicación, la persecución de las bienpensantes autoridades e incautación de todos los periódicos en 1951, todos puntos distantes en la línea histórica que parecen no estar vigentes hoy. Pero sí. Casi 80 años han pasado de los hechos iniciales que Malva narra, un largo trayecto de cuestiones que atravesaron los diferentes momentos políticos y pocas cosas han cambiado en realidad. Ciertas perspectivas domesticadas siguen allí, dispuestas a hacerse carne, para este o cualquier otro tema que genere controversia o tenga intereses ocultos.
Llega a Cine.Ar TV y Cine.Ar Play el documental Con nombre de flor, dirigido por Carina Sama. Es el segundo dentro de la trilogía que comenzó con Madam Baterflai y terminará con La Paloma. La edad promedio de una persona trans es de 35 años. Malva logró ser una de las excepciones a ello y vivió hasta los 95 años. Es así que Carina Sama nos sumerge en la historia de la transexual más longeva del país. Para ello pone a Malva a relatar toda su historia en primera persona. Con nombre de flor nos traslada a los años 40, donde Malva comenzó con su militancia, y también da un repaso por sus últimos años de vida. Con nombre de flor consigue el testimonio en primera persona de lo que era (y es) ser trans en una sociedad aún machista, homofóbica y, claramente, transfóbica. Sin caer en el sensacionalismo (ni tampoco en lugares comunes), Carina Sama consigue darnos un relato crudo, que, sin quererlo, duele. Que no deja a nadie indiferente. El documental, además, está construido con diverso material de archivo. Las imágenes, vídeos y audios del pasado no sólo acompañan el relato de Malva, sino que les dan mayor peso a sus palabras. Los recortes de diarios (los dichos de la prensa en general) dejan en evidencia algo que muchos se niegan a reconocer: la transfobia dentro de la sociedad. Problemática que, pese a la conquista de diversos derechos, aún sigue presente. Con nombre de flor es un documental crudo, pero necesario. Sin caer en golpes bajos, evitando cualquier tipo de sensacionalismo, pone la piel de gallina. Carina Sama, a través del relato de Malva, deja en evidencia la transfobia (aún) latente en la sociedad argentina.
Luces del pasado Con nombre de flor (2019), dirigido por Carina Sama, es un documental biográfico centrado en la figura de Malva, una travesti de 95 años. Reflexivo y de un estilo sobrio y dinámico, es un relato personal y sincero sobre la identidad y, al mismo tiempo, es un documento histórico sobre el mundo trans. A partir de un compendio de entrevistas, se sumerge en diversos temas relacionados con el mundo cotidiano y épocas pasadas, logrando así que, desde la figura de un retrato, se pueda tener una mirada sobre aquello que marca la historia de una vida. Malva nació en Santiago de Chile. Vive en un Hogar de ancianos en la provincia de Buenos Aires y, además, tiene una casa en Villa Urquiza que visita los fines de semana. Desde ambos lugares, va a construir su relato. El tema de la identidad será central, desde la manera como recibe su nombre “Malva” en la cárcel de Devoto donde tuvo que luchar para sobrevivir por ser gay, así como todo lo que trajo consigo el hecho de estar relacionado al mundo trans. Su personalidad le da forma a la película. Su caminar, sus respuestas, sus expresiones, sus frases y los cambios de tema y, así mismo, la manera de contar sus historias marca el ritmo desde el inicio. Una mirada en retrospectiva sobre lo que ha sido su vida hasta ese momento, sus anhelos, sufrimientos y alegrías, además de las distintas facetas que tuvo que realizar ya que también es la historia de su travesía hasta llegar a Buenos Aires. Es interesante que esta película es el resultado de los bocetos de una película que estaba por venir. Y esto porque antes de empezar la película que se iba a llevar a cabo, Malva fallece. Carina Sama debe construir la historia a partir de las entrevistas que le hizo pensando en un documental que harían después. Entonces es la historia de alguien que ya no está y que dejó su historia para que sea construida. Desde ese punto, el documental también es el relato personal de su directora que estaba trabajando la manera en cómo aproximarse a Malva. La idea de ir construyendo y descifrando la información que va recibiendo de su protagonista Y si bien logra en ese camino hacer una historia sobre la identidad, la película se plantea también como un retrato sobre la vejez, un documento sobre el cuerpo que llega a esa etapa de la vida con todas sus expresiones y sus rutinas personales. Y en este punto se suma a la idea de transformación y de travestismo presentes en la vida multifacética de Malva, que se había recibido en corte y confección, era escritora y cocinera. Actividades que llevaría a cabo entre otras, desde que empezó a trabajar. Las fotografías de Malva y el material de archivo histórico que aparecen para darle mayor dinamismo a las historias consiguen darle al documental un matiz sugerente y una impronta propia. El relato íntimo se convierte en la voz de otros personajes que ya no están. El recuerdo de ellos y de una época pasada en el mundo trans. Así se llega a ver lo que ocurre en la sociedad actual frente a lo vivido por Malva. Finalmente, la película enfrenta la dificultad de contar una vida. Siempre algo se escapa y Malva elige qué historias contar y otras dejar de lado. En ese camino, Carina Sama tiene la ayuda de la referente Trans Marlene Wayar para descifrar la información que posee, y esto porque Malva ya no está y sólo queda de ella el material grabado y el archivo fotográfico. Sin embargo, se consigue hablar de un periodo histórico a partir de la mirada de un solo personaje.
Carina Sama, la directora y guionista de este singular e imperdible documental, que contÓ con la referente Marlene Wayar, se encontró con un una mujer trans de 95 años que cuenta su historia, que se constituye en un misterio de sobrevivencia ( el promedio de vida trans alcanza a solo un tercio de su edad) . Ese testimonio tan vital y lúcido, de lenguaje sencillo y comprensión compleja habita este trabajo que casi queda inconcluso con la muerte de su protagonista, para transformarse luego en un realización ineludible. Desde su nacimiento en Chile, su cruce de los Andes a pie, al revés de la historia y de la gesta, hasta el atractivo de una Buenos Aires furiosamente discriminatoria, sus temporadas en la cárcel, su bautismo como Malva, la conciencia, la solidaridad, la voluntad de vivir a pesar de todo, esta mujer confiesa que ha vivido y sufrido. El relato y las reflexiones, la emoción que brota de una sobreviviente.
El documental se acerca con cariño y empatía a un ser literalmente extraordinario. Imperdible pelicula que nos atraviesa desde muy distintos lados y nos acerca a algo que siempre ha estado fuera de campo