Ulises de la Orden, el hombre detrás de las cámaras en la excelente "Tierra adentro" (documental que estuvo muchísimos meses en cartel sobre la campaña del Desierto y sus consecuencias), en esta oportunidad aborda una temática compleja, actual y de consecuencias inciertas para la salud de la población, en el futuro: el riesgo del uso de los agroquímicos en cultivos de soja en nuestro país. La acción se encuadra y tiene como punto de apoyo, un caso que sirve como referencia casi universal del problema, en la provincia de Córdoba. En el Barrio Ituzaingó Anexo, hacia fines de 2001, los vecinos comenzaron a notar que sus coterráneos, caminaban con pañuelos ocultando calvicies y algunos chicos usaban barbijos. Como era una escena repetida, un grupo de mujeres comenzó a recorrer el lugar y registrar en un mapa los diferentes casos y las enfermedades que habían contraído esas personas, para empezar una línea que las llevaría a detectar un nexo común. La contaminación del aire y el agua, producida por productos destinados a proteger e inmunizar los cultivos de soja en un predio justo al lado del barrio. El Ministerio de Salud de la provincia, tomando nota de los hechos después de muchas protestas, ordenó análisis y a la vista de los resultados, las madres organizadas, comenzaron una tarea titánica para denunciar el hecho y llevar a juicio a los responsables. Como se imaginarán, este problema afecta muchos intereses, dado que la soja viene ganando todos los terrenos en nuestra Argentina actual, dado su gran precio por tonelada en el mercado internacional. Es el grano de moda, por su altísimo rendimiento y bajo costo de producción. O sea, todos sabemos que el negocio es cosechar soja y venderla a un buen precio. Pero para eso, el cultivo debe ser resistente y químicamente se lo ha "protegido", con productos que en el ser humano, pueden producir cancer, leucemias, problemas respiratorios, etc... El juicio en cuestión era contra los propietarios de la tierra y el fumigador (el hombre que volaba la avioneta, simplemente) pero detrás, estaba expectante, toda la industria agrícola exportadora. Porque la cuestión de fondo, es la que más interesa: identificar a los responsables de un hecho doloso es un tema, pero empezar a plantear que estos pesticidas con los que se fumiga atentan directamente contra la salud de la población y deberían dejar de usarse, es otra. Siempre está el argumento, de que como en el mundo hay hambre, este desarrollo químico que hace a los cultivos resistentes aseguraría que el mundo tuviera acceso a estos granos para alimentarse. Preguntamos, eso, sucede en la práctica? Cuáles son los mecanismos que usan las grandes compañías para generar más y más divisas? Son moralmente lícitos? El documental registra, desde encumbrados funcionarios en distintas partes del mundo, hasta Premios Nobeles alternativos y especialistas en nutrición. Con una filosofía de búsqueda de caminos alternativos, De la Orden va delineando en la selección del material, mientras dedica un valioso tiempo al juicio en la provincia mediterránea y la reflexión de todos los protagonistas. El trabajo es excelente a todas luces. El relato atrapa, concientiza y va más lejos, proponiendo en boca de los entrevistados, de nuevas líneas de acción. No se queda en la denuncia, sino que genera material de debate interno, en cualquier espectador que decida acercarse a él. El registro de entrevistas, la cuidada edición y los valiosos testimonios, hacen de "Desierto Verde", uno de los mejores documentales del año. Para ver, pensar, debatir y actuar.
El alimento que no miramos Desierto Verde pone de manifiesto una problemática casi invisible: las consecuencias del monocultivo. En los últimos años, países como Argentina y Brasil comenzaron a exportar toneladas y toneladas de soja, principalmente a China, como forraje. Ulises de la Orden (Río Arriba, Tierra Adentro) analiza la situación a partir de un caso particular, el del Barrio Ituzaingó Anexo, en la provincia de Córdoba, que sufrió -y sufre todavía- la fumigación con agrotóxicos en campos de soja que se encuentran pegados a barrios residenciales. Este caso es paradigmático porque ha llevado a juicio a dos productores rurales gracias a la fuerza de un grupo llamado Madres de Ituzaingó, conformado por nueve mujeres que han perdido a sus hijos o tienen familiares con agroquímicos en la sangre producto de la contaminación que generan los pesticidas en tierra, aire y agua...
Desierto verde es el nuevo documental de Ulises de la Orden (Río Arriba, Tierra Adentro), que trata sobre el uso de los agroquímicos en Argentina y en el mundo. El lado oscuro de los agroquímicos A fines del año 2001, una vecina del barrio Ituzaingó Anexo de Córdoba empezó a notar que había muchos niños enfermos. Empezó a charlar con otras madres del barrio y se pusieron a investigar. Rápidamente llegaron a la conclusión de que el avión que fumigaba el campo estaba envenenando el agua y la tierra del barrio Ituzaingó Anexo. Once años después llegaría el juicio a los productores y al fumigador del campo, primer juicio en nuestro país que puso en discusión el uso de los agroquímicos en los cultivos. desiertoverde slide-1 Esta es la historia que se sigue a lo largo del documental, alternada con entrevistas a distintos especialistas, tanto aquellos que son parte de la industria agropecuaria, como aquellos que critican duramente al monocultivo de soja. Los primeros sostienen que la transgénesis y la biotecnología son el futuro, y que ésta es la manera de alimentar a más bocas, quienes lo critican sostienen que se está mal nutriendo y envenenando a la población. La industria de las semillas transgénicas y los agroquímicos es un área de la biotecnología que avanza muchísimo más rápido que la legislación que regula su uso. Agroquímicos/Agrotóxicos desiertoverde slide-4Desde el comienzo la película elige la postura crítica hacia los agroquímicos. Es un documental duro, pero no deja desahuciado al espectador, sino que se muestran alternativas al problema de los cultivos transgénicos. Incita a mirar un poco a nuestro alrededor y a tener una postura más crítica respecto de los cultivos. En general, la información está presentada de manera muy clara y didáctica, y es importante ya que abundan los conceptos científicos y técnicos sobre la cuestión. El seguimiento del juicio me parece muy interesante, a pesar de que ya sabía su resolución. La película tiene buen ritmo y estructura. También hay que destacar la variedad de entrevistados de todas partes del mundo que aparecen. La fotografía es adecuada, no se destaca, y la musicalización está bien utilizada. Conclusión Desierto verde es un documental contundente, que abarca un tema complejísimo como lo es el monocultivo de la soja en nuestro país y el uso agroquímicos y semillas transgénicas. Rescata los testimonios de un juicio que marcó un precedente para nuestro país, y retrata la emotiva lucha de las madres que se pusieron al hombro la salud de todo un barrio y le hicieron frente al poder económico de la ciudad. Un documental tan inquietante como necesario. - See more at: http://altapeli.com/review-desierto-verde/#sthash.sJ4zClTQ.dpuf
Sembrar conciencia Hay dos imágenes lo suficientemente potentes para comprender con cierta vastedad el problema que atraviesa la temática abordada por el documental Desierto Verde, de Ulises de la Orden (Río arriba, 2004): los rostros de las consecuencias de la utilización de agroquímicos y agrotóxicos para mejorar el rinde del suelo y por otro la fachada de la Bolsa de Chicago donde se definen prácticamente las reglas del mercado actual que rigen los sistemas económicos de los países desarrollados y en vías de desarrollo. Ambas realidades también se conectan intrínsecamente con una mirada micro y otra macro sobre el mismo fenómeno, pero el origen del problema tanto desde un enfoque como desde otro responde al factor dinero. Entonces la primera pregunta que deja planteado este documental, didáctico, de edición agil, es de carácter ético o moral más que económica o coyuntural y que puede resumirse en cuestionar precisamente la idea de progreso en detrimento de la destrucción del medio ambiente y de vidas humanas como parte del daño colateral de un discurso monolítico, reaccionario y peligroso, fundamentado en base a la ignorancia y a los intereses más que a la empírica, y que postula desde su falsedad la defensa del progreso para beneficio de la humanidad futura cuando en realidad descarta notoriamente a esa misma parte que argumenta defender. A grandes rasgos, la complejidad del mundo moderno y el avance de las tecnologías han modificado diferentes paradigmas sociales e introducido nuevos desafíos a las sociedades, entre ellos el problema de la alimentación mundial, asignatura crítica que muy pocos países o Estados buscan remediar simplemente porque no es rentable para sus objetivos económicos y políticos, tratándose de la sobrepoblación que acrecienta la brecha entre ricos y pobres. A esa ecuación nefasta se le suma una variable ligada a la economía, la ley de la oferta y la demanda y a caballo de ésta la regulación de los precios en los mercados de capital. Una de las mayores ofertas la constituye el sector de la alimentación desde el punto de vista de tratarse de una necesidad básica pero también a partir de los hábitos y las costumbres de las sociedades en el consumo de determinados alimentos. Parte de ese escenario tiene un actor fundamental que hoy significa proporcionalmente la mayor demanda para el sector alimentario porque China -en menor medida Europa- necesita importar alimentos para su consumo interno. Esa es una de las causas que conlleva las consecuencias de la explotación de los monocultivos como la soja y que provocan además de la destrucción del suelo y el medio ambiente la necesidad de mejorar las semillas para hacerlas resistentes a las plagas en corto tiempo. Esas semillas que incorporan genes –de ahí el término transgénicas- producto de la manipulación originan cambios no mensurables en el ecosistema pero además incorporan sustancias de alta toxicidad que luego son consumidas por animales o directamente seres humanos en pequeñas proporciones, que con el correr de los años detonan diversas enfermedades como por ejemplo la leucemia. También la exposición en zonas en las que se aplican agrotóxicos trae aparejada la misma pesadilla y es en ese punto crucial donde se detiene Desierto Verde, en la documentación con testimonios de primer nivel de distintos especialistas acerca del flagelo de los agroquímicos en complemento con la historia real de las madres del Barrio Ituzaingó Anexo de la provincia de Córdoba, quienes fueron a juicio contra dos productores por el uso de agroquímicos en campos lindantes con zonas residenciales en las que fallecieron habitantes por presentar claros indicios de envenenamiento o restos de agroquímicos en su sangre. Ulises de la Orden explora las consecuencias del boom sojero en Argentina desde dos puntos de vista completamente antagónicos pero no se queda en la anécdota para salir en busca de un contexto más abarcador y global donde entran a tallar voces reconocidas como la de la física india Vandana Shivana para extender un manto de luz frente a tanto oscurantismo e ignorancia respecto a verdades o axiomas que procuran tapar el sol con las manos. La cara oculta de la palabra rentable o desarrollo sustentable tan de moda en discursos políticos de distintas extracciones es miseria, enfermedad y muerte. Desierto verde es un alegato contundente y valiente, que afecta intereses por lo que su visionado y estreno resulta más que obligatorio para saber dónde estamos parados no sólo en materia ecológica sino ideológica en base a los números de la economía o las políticas de Estado cómplices que intentan callar realidades no tan venturosas y que no hacen más que preguntarse si las semillas pueden sembrar conciencia cuando los campos ya están completamente arrasados por el pragmatismo y el capitalismo.
La lucha aún continúa Ulises de la Orden (Tierra Adentro, 2011 y Río arriba, 2005) documenta en Desierto verde (2013) la lucha de un pueblo afectado severamente por el uso de agro-químicos; el puntapié para una reflexión de aristas más complejas. La cadena alimenticia es un proceso presente en la vida de todo ser vivo. Desde una perspectiva cultural, es un proceso complejo y tiene connotaciones políticas. Desierto verde parte del juicio que le iniciaron los damnificados de Ituzaingó, un pueblo cordobés, a los responsables de haber regado amplísimos campos de soja con peligrosos agromíquicos. Tan peligrosos que produjeron varias enfermedades (todas ellas muy graves), además de la muerte de un considerable número de personas. Pero, poco a poco, Ulises de la Orden amplía el panorama y pone en imagen una complejísima red económica, biotecnológica y política. Su trabajo hace foco en los modos de consumo de nuestra modernidad y las terribles consecuencias que generan cuando le dan la espalda al bienestar en pos de la rentabilidad. Desierto verde, en sus concisos 85 minutos, despliega merced a un riguroso montaje (no confundir con "efectista") una cantidad de voces que representan todos los estadios en la producción y los procesos de industrialización utilizados para la explotación de la soja, el "boom" económico de varios países (entre ellos, Argentina). Aparecen empleados gubernamentales, agentes educativos, militantes ecologistas, científicos. Un gran acierto: todos ellos de primerísimo nivel y de distintas procedencias. Si la concisión en los noticieros suele estar marcada por la fácil rotulación y el mensaje unidireccional, aquí se informa al espectador y se lo prepara para que él mismo analice el tema en cuestión. Impacta el dolor generado en el pueblo afectado, tanto en el juicio como en las secuencias de la vida cotidiana, y es indudable que no podría ser de otra forma. El realizador se cuida de no exponer pornográficamente el drama de estas personas y elige a modo de sinécdoque un grupo representativo de testimonios y, en especial, la historia de una niña que tuvo cáncer pero que -como advierten los médicos- tal vez pueda volver a enfermarse "mañana o en veinte años". Como antecedente mencionamos El mundo según Monsanto (Le monde selon Monsanto, 2008), otro implacable trabajo. Aquí, Marie Monique Robin (escritora del libro homónimo que antecedió al documental) aporta su mensaje. Tanto aquel film como éste ponen el acento en la avaricia de un sistema mucho más grande que rige el destino de la humanidad. Y ofrecen una nueva perspectiva de cambio, para que la alimentación mundial realmente sea un derecho respetado.
Concientizar con herramientas nobles La película aborda el tema del monocultivo intensivo o el problema de la alimentación mundial y su relación con la especulación en los mercados financieros globales. Pero nunca pierde de vista el costado humano de quienes sufren los “daños colaterales”. “En toda producción de alimentos hay siempre algún costo. En el cultivo con agroquímicos es el riesgo para la salud de la población, pero sin los agroquímicos no podríamos producir la cantidad de alimentos que necesitamos.” Quien habla es el profesor Hoi Shan Kwan, de la Universidad China de Hong Kong, una de las voces que se escuchan en el documental Desierto verde. No pasarán demasiados minutos hasta que alguien lo contradiga, virtud de un documental que, a pesar de dejar bien en clara su posición –a partir de una tesis argumentativa–, evita en todo momento el tono panfletario. Las películas de Ulises de la Orden, director de Río arriba y Tierra adentro, se ubican cómodamente en el territorio del documental clásico: entrevistas a cámara, dosificación de la información, concepto de reportaje. Y entre sus intenciones no parece estar la de abrir nuevos caminos estéticos en el terreno del “cine de lo real”. Pero en todos ellos (Desierto verde no es la excepción) hay un robusto trabajo de investigación y montaje que, sumado a la honestidad intelectual y un rechazo por las estridencias o la búsqueda del impacto instantáneo, termina gestando piezas que logran informar y concientizar con herramientas nobles. El tema central de Desierto verde es complejo y problemático y no se reduce simplemente al uso de pesticidas modernos y sus consecuencias, a corto o largo plazo, en la salud de los consumidores. Cuestiones como el monocultivo intensivo, que produce gigantescas cantidades de granos pero destruye radicalmente el ecosistema que lo sostiene, o el problema de la alimentación mundial y su relación con la especulación en los mercados financieros globales son entrelazados con claridad y eficacia. A pesar de ello, el documental nunca pierde de vista el costado humano, personal (íntimo, incluso) de aquellos afectados directa o indirectamente por estas prácticas. El punto de partida para el análisis de estos factores es el no tan famoso caso de los vecinos de Ituzaingó Anexo, un barrio en el sudeste de Córdoba que limita con terrenos agrícolas. En ese lugar se vienen dando casos de cáncer (en particular, leucemia), tanto en adultos como en niños, además de diversas enfermedades congénitas, como consecuencia del uso de agroquímicos en la zona. Luego de ser desoídas durante años, un grupo de mujeres del barrio lograron llamar la atención de las autoridades y la prensa y llevar a juicio a tres de los responsables de la utilización imprudente de tóxicos. El film deja asimismo en claro, en boca de un entrevistado, que esos personajes son débiles eslabones de una cadena que incluye intereses poderosísimos, entre ellos los de las empresas multinacionales (aporta un par de reflexiones Marie Monique Robin, autora del libro y el documental El mundo según Monsanto) y los gobiernos de una gran cantidad de países, encandilados con el enorme beneficio económico de cultivos intensivos como el de la soja o el trigo. Para ilustrarlo, De la Orden y equipo se trasladaron a China, la India, los Estados Unidos y Europa para intentar dar cuenta de ese complicado entramado, permitiendo que investigadores y técnicos, tanto independientes como empleados de las grandes empresas dedicadas a la investigación de granos transgénicos, aporten su punto de vista. Desierto verde esquiva los maniqueísmos y las miradas radicalizadas: el asunto va mucho más allá de las víctimas y villanos de turno. Al fin y al cabo, cada espectador del film tiene, en cierta medida, un grado de responsabilidad sobre el mundo en el que vivimos y, más aún, en el que les tocará vivir a nuestros hijos y nietos.
Las malditas fumigaciones Sí, claro, se trata de un documental de denuncia. De una denuncia atroz donde quedan al desnudo las muertes y las enfermedades incurables producidas por las fumigaciones que protegen al monocultivo. Pero no es una clásica denuncia al voleo, al estilo informe televisivo, ya que el trabajo de Ulises de la Orden (Río arriba, Tierra adentro) explora voces y territorios sobre el mundo actual y el motivo principal de alimentar al mundo sin fijarse en el costo humano. Por eso, Desierto verde se aleja de las convenciones y rutinas de esta clase de relatos –pese a que algunas de sus elecciones estéticas descansan en las cabezas parlantes– al bucear en los asesinatos producidos en el Barrio Ituzaingó Anexo de la provincia de Córdoba. Como si el realizador investigara al estilo detective privado las causas y consecuencias del horror, Desierto verde viaja por el mundo buscando voces que expliquen el desastre. Así, los testimonios oscilan entre el conocimiento minucioso y didáctico sobre el tema hasta el llanto y el dolor irremplazable de aquellas víctimas ocasionadas por decisiones ajenas. En algún punto también puede aducirse que se está frente a una película de juicio, ya que los responsables y victimarios son expuestos por la cámara al detalle, sin escamoteos sonoros y visuales. Allí se encuentran las dos partes, aquellas que aducen que Argentina (como también Brasil) podrían vivir de la soja y alimentar al mundo y no darles la razón a los "ecologistas perdedores". Pero, también, quedan los rostros tristes y acongojados de los familiares de los muertos. En ese lugar inteligente se ubica Desierto verde, no únicamente en la valiosa y veraz denuncia, sino en la posibilidad de plantear una serie de interrogantes que aun no tienen respuestas.
La denuncia ejemplar La deforestación, la desertificación de los suelos, el avance de la soja sobre la agricultura, el polémico monocultivo y, sobre todo, el uso de agroquímicos son los temas que plantea Desierto verde. Este documental de Ulises de la Orden (Río Arriba, 2004) es un brillante trabajo periodístico que acopia una multiplicidad de fuentes de varios puntos del globo. Pero el desafío de encarar un tema con tantas aristas se resuelve con una coherencia (y cohesión) narrativa acompañada por un trabajo de archivo notable y una cuidada presentación de los entrevistados. El documental toca varias campanas, no emite juicio de valor alguno y deja que la contundente información hable por sí sola. Así escucharemos la palabra de empresarios agropecuarios como Gustavo Grobocopatel y los testimonios de bioquímicos, médicos, ingenieros agrónomos como así también la explicación del negocio de la soja desde potencias importadoras como China e India. Desde este último país asoma la doctora Vandana Shiva quien, en forma clara y precisa, detalla las ventajas de la agroecología y confronta al negocio de la soja y sus usos. Lo fuerte de Desierto verde es el seguimiento del juicio hecho a dos productores rurales y un aerofumigador de agroquímicos en Ituzaingó, provincia de Córdoba. Algunos de sus habitantes sufrieron secuelas graves (y hasta mortales) por el supuesto abuso de fertilizantes y sus consecuencias: cáncer, tumores cerebrales, deformaciones y casos de leucemia. En este documental hay que prestar mucha atención a cada declaración y dato que se vierte. Es grave, es serio. Y emociona. Como el testimonio de Walter, que logró hacer enmudecer a la sala del tribunal con su duro presente. Una denuncia que sirve de ejemplo.
Desierto verde es uno de los primeros documentales que expone en toda su dimensión los múltiples riesgos de la utilización de agroquímicos para mejorar el rinde del suelo. Rodada en varias provincias de la Argentina, pero también en China, Hong Kong, Francia, la India, Canadá y los Estados Unidos, esta investigación contó con la participación de una veintena de expertos mundiales en el tema, quienes advierten no sólo sobre la deforestación, la desertificación y la contaminación de los suelos producto de un monocultivo como la soja (ya ocupa más del 50 por ciento de la superficie sembrada de nuestro país), sino también sobre la especulación de los operadores en la Bolsa de Chicago y, peor aún, sobre los problemas sanitarios que en algunos casos se genera en la población. En efecto, el director de las exitosas películas Río arriba y Tierra adentro registró íntegramente el juicio a productores que se realizó en Córdoba por el envenenamiento con pesticidas de decenas de personas (que en muchos casos luego murieron de cáncer) en la localidad del Barrio Ituzaingó Anexo, a raíz de las constantes fumigaciones aéreas en los campos lindantes. La acción pública de las madres de las víctimas -encabezadas por Sofía Gatica- resulta el aspecto más conmovedor (pero no el único) de este film que muestra la contracara, los daños colaterales de un progreso necesario, sí, pero que a veces se lleva por delante todas las barreras éticas y morales. La película -correcta en lo formal, didáctica en su objetivo, ágil en su narración y, por supuesto, muy cuestionadora desde un discurso ecologista y humanista- va de lo macro (cómo funciona el mercado a nivel mundial con China como principal importador de soja y otros alimentos) a lo íntimo sin caer en la declamación discursiva, sino aportando datos y testimonios. De la Orden entrevistó a muchos expertos en el tema (los franceses Gilles-Eric Seralini y Marie-Monique Robin, la india Vandana Shiva, el canadiense Pat Mooney, el estadounidense Frederick Kaufman y hasta Ricardo Lorenzetti, presidente de la Corte Suprema), pero también dio lugar a otras miradas en defensa de la agroindustria, como la del poderoso empresario Gustavo Grobocopatel o Gino Moretto, titular del Centro de Corredores de Cereales de Rosario. De la Orden nunca esconde su posición crítica, pero en el disenso, en la multiplicidad de voces, en el intercambio de ideas y puntos de vista sobre los logros y los excesos de la agricultura moderna surge una discusión que hoy se impone como necesaria y urgente.
Los herbicidas de la muerte Las múltiples enfermedades y muertes, que traen aparejadas las fumigaciones mediante avionetas, que se le practican a las plantaciones de soja, a lo largo y a lo ancho de la Argentina, para los que viven cerca de esos sembrados y zonas aledañas, es lo que trata este documental. Ulises de la Orden, como Fernando "Pino" Solanas, con su "Tierra sublevada: oro impuro" (en la que denunció las minas a cielo abierto y la contaminación, que eso produce en los suelos), concreta un filme por momentos desolador. El cineasta parte de lo que ocurrió en el barrio Ituzaingó en la provincia de Córdoba, cuando las madres de la zona comenzarán a hacer sus denuncias, en 2001, a raíz de que sus hijos y otros chicos sufrían de leucemia, cáncer y otras enfermedades mortales. A los diez años lograron un juicio y la condena a los causantes fue leve. "Desierto verde", es un filme de denuncia, que debería ser exhibido en escuelas y centros barriales, porque toca el problema de la contaminación de alimentos que consumimos a diario y que es algo que nos compete a todos.
“What’s called scientific agriculture is actually an agriculture of ignorance. It’s an agriculture of ignorance because it uses the tools of warfare — instruments of war brought to agriculture, unaware of what they will do to our health when we eat this food,” states Dr. Vandana Shiva, from India, herself a recipient of the Right Livelihood Award (otherwise known as the Alternative Nobel Prize) when asked about the use of modern machinery and agrochemicals (such as pesticides). Her words are shared by many others, such as professor Gille-Eric Seralini, a specialist in molecular biology from France, and Argentina’s Walter Pengue, an agronomist who specializes in genetics and vegetable breeding. Their testimonies, with those of other scientists and scholars, are gathered in Argentine filmmaker Ulises de la Orden’s documentary Desierto verde, which focuses on the local production of genetically modified organisms (GMOs), such as soy bean, treated with glyphosate, a herbicide used to kill weeds without killing crops (this way, yields can increase up to 300 percent). More production, more profit, more business. Argentina is one of the world’s largest soy bean suppliers, which has fuelled spectacular economic growth. But not without a price. According to studies conducted with human cells and clinical observation, glyphosate is most likely to cause health problems when used in transgenic soy fields. This is exactly what started to happen in Barrio Ituzaingó, in the city of Córdoba, back in 2001. First, a small number of women lost their hair and there were kids with respiratory problems. Little by little, more cases became known. A group of women started going around the neighbourhood, marking the houses with severely ill people. The scenario was devastating: out of 5,000 neighbours, 200 had cancer, a good number of young men aged 18 to 25 had brain tumors, and 13 kids had leukemia. Then came death. As the cases multiplied, the women, under the name of Madres de Ituzaingó, organized protests and demanded an investigation, which was indeed conducted, concluding that one of the possible causes for the illnesses could be the fumigation planes flying directly over their houses, contaminating water supplies, soy fields and the air. The Madres de Ituzaingó demanded justice and managed to put the guilty parties on trial. But nobody listened to the mothers. They were referred to as lunatics. Nonetheless, they kept speaking up, and after 10 years of struggle, an unprecedented trial was finally held, changed the course of the events forever. Desierto verde exposes the facets and ramifications of the use of transgenic soy bean in Argentina and also chronicles the events that led to the trial. It confronts the testimonies of those in favour of using GMOs (the heads of multinational companies) with those affected by them. The film resorts to fragments from TV news shows and interviews with renowned personalities in the fields of medicine, biology and genetics. It features video excerpts from the trial, arguably the most compelling parts. From a formal point of view, the film is well scripted, professionally shot and skillfully edited, and it’s never confusing thanks to its clear narrative. However, it sometimes looks and feels like a TV news report. It’s not a mistake, it’s a production decision. The result is rather limited in scope. They rely too much on words, and in a very conventional manner, and they don’t provide much of a subtext or different discoursive modes. But, considering the need for awareness and debate on the use of GMOs in Argentina and the world at large, Desierto verde is helpful and timely — perhaps this is what it intended to be.