En un pequeño pueblo, los padres amenazan a sus hijos con la leyenda del Patalarga para no ser molestados a la hora de la siesta. Sin embargo Teto, Maru y Ramón, un audaz trío de adolescentes, comenzarán a investigar la existencia de ese extraño ser y descubrirán que se trata de alguien que debió esconderse de la vista de los demás por su extravagante apariencia y que posee un corazón bondadoso. El grupo pondrá a descubierto las maldades del intendente del pueblo y se ganará el afecto de los vecinos. Con esta tierna historia, la directora Mercedes Moreira elaboró un film animado que habla de amistad y de comprensión a partir de esos tiernos personajes.
Desde el ala más independiente del cine argentino llega esta producción infantil que transcurre en un típico pueblo del interior, donde conviven tres amigos del colegio que en común tienen la voluntad de no dormir la siesta, algo que sus padres prohíben bajo la amenaza del temible Patalarga. Desde ya que los chicos descreen de su existencia, pero se llevarán una buena sorprenda cuando, tratando de encontrarlo, descubran que efectivamente es real. Lo que no es real es su maldad. Por el contrario, es una víctima del intendente del pueblo, un hombre corrupto y engreído –cualquier similitud con la realidad no es pura coincidencia- al que Favio Posca presta su voz. Lo que sigue es el intento de esos chicos de dar a conocer la verdadera historia del personaje, quitándole así su aura maldita frente a una comunidad que lo mira de reojo. Un intento que la directora Mercedes Moreira muestra con ritmo narrativo y solvencia técnica, creando un universo particular a través de la animación cut out. El resultado es un film de aventuras pequeño y genuino, que no subestima a su audiencia y entretiene con nobleza.
Juegos a la hora de la siesta ¿En qué momento los adultos decidieron crear un complejo entramado de figuras horribles, espantosas, para asustar a los más pequeños y disuadirlos de jugar en horarios en los que supuestamente deberían descansar? El Patalarga (2019) de Mercedes Moreira, recupera aquellas leyendas urbanas que circulaban entre niñes, y que además configuraban un enorme universo disciplinario que buscaba la quietud infantil en la siesta. El cuco, el viejo de la bolsa, el patalarga, nos atemorizaban para que nadie hiciera aquello que no se deseaba o se esperaba. Moreira, hábilmente, trabaja con la idea de una pequeña ciudad, gobernada por Chanchurro, un inescrupuloso y corrupto alcalde, que nada tiene que envidiarle a la clase política actual, aquella que prefiere, cuando no, llenar sus bolsillos con dinero antes de escuchar a sus ciudadanos. Un grupo de amigos verá cómo la tranquilidad de sus días se modifica con la revelación que el patalarga, es, en realidad, alguien que existe. De hacer bromas, mostrarse escépticos, y molestar al resto por su inocente creencia, a darse cuenta que sí existe, el relato configura su espacio para desarrollar la historia, una en la que posteriores revelaciones, alianzas entre personajes enfrentados, y, la certeza de que hay algo detrás de ese siniestro personaje que sirve para avanzar la historia. Con belleza, y la técnica del cut out, Moreira construye escenarios, personajes, fondos, realistas y verosímiles y revela, en el cuidado proceso, detalles que para los espectadores más avezados y nostálgicos, disfruten y sorprendan. La animación, el cuidado doblaje en intérpretes como Charo López, Fabio Posca, Inés Efron y Julián Lucero, entre otros, y su irreverente propuesta acorde a los tiempos que corren, terminan por construir una propuesta inteligente y reveladora, que deconstruye roles, géneros y discursos homogeneizadores y panfletarios. En tiempos en los que una vez más se releen viejas caricaturas para denunciar su bajada de línea, por el contrario, esta película fresca, diferente y políticamente incorrecta, revela verdades sin eufemismos, se posiciona ideológicamente ante el mundo y propone desde lo lúdico herramientas para que cada espectador pueda deshacer esquemas y estereotipos. Niños que utilizan vestimentas unisex, celestes y rosas sólo reservados para detalles de los escenarios, la denuncia de la construcción de campañas políticas y la revelación de su artificio en ellas, van cimentando las bases de la potente, entretenida y bella película, que además brinda una lectura de la realidad. Film inteligente y honesto, que evita caer en lugares comunes, El Patalarga es un relato revelador sobre aquello que la animación local puede lograr en materia de propuesta discursiva, alejada de estructuras normalizadoras y centrales, que en el fondo, son aquellas que sirven para potenciar, empoderar y transmitirles libertad a les niñes.
El patalarga es una película de animación argentina apta para todo público, que cuenta con las voces de Favio Posca, Peto Menahem, Inés Efrón, Charo López, Azul Fernández, Julián Lucero y Tamara Kipper, la cual fue presentada en el 34º Festival de Mar del Plata. En un típico pueblo, les niñes son amenazadxs con la leyenda del temible Patalarga. Para les padres y madres, el Patalarga no es más que un ventajoso invento para que les niñes no molesten a la hora de la siesta. Sin embargo, Teto, Maru y Ramón descubrirán que el Patalarga en realidad sí existe. Contrariamente a su apariencia, el Patalarga es una bellísima persona y entablan un dulce vínculo de afecto. En este sensible film se trabaja a la animación desde el contenido discursivo no hegemónico mientras se van narrando las vicisitudes de tres amigues que se adentran a la aventura de desenmascarar el mito de El Patalarga en el pueblo. Este monstruo, invento urbano ancestral que acusa secuestrar a les niñes que no duermen la siesta, remonta a les espectadores a la propia infancia reviviendo a “El Viejo de la Bolsa”, “El Cuco” o “La Gitana”. Este factor recuerdo nos pone en relación vivencial con la trama, sin distinción de edad o género. Así mismo, el relato se construye desde una mirada infantojuvenil actual, donde se deconstruyen roles, géneros y discursos panfletarios desde la imagen misma, cimentando escenarios y personajes verosímiles a través de la técnica del recorte (cut out). Es una historia que terminará revelándonos verdades humanas e individuales sin intermediarios, entregándonos una marcada crítica social por sobre los manierismos de la política y sus accionares en busca de la perpetuidad en el poder personificada por Chanchurro; y poniendo en evidencia, a través de sus protagonistas adolescentes, que el futuro si será esperanzador si se deja en manos de las nuevas generaciones, libres de esquemas y estereotipos que atrasan y duelen. El Patalarga es una película de animación honesta y emotiva, que evidencia graciosamente la doctrina ejercida durante siglos por sobre la quietud infantil durante la siesta, pero con una fresca y divertida propuesta lejos de las estructuras heteronormativas logrando estimular el interés social de les niñes.
Texto publicado en edición impresa.
Escasean los largos animados argentinos, por lo que este, realizado con técnicas bastante orignales que implican fotografías y computadoras, es para prestarle atención. Un cuento sobre los miedos de la infancia y el descubrimiento de que las cosas no son exactamente como aparentan, con mensaje de inclusión y momentos muy creativos.
"El patalarga": héroes sin superpoderes “Su cara es de rata, olor a comadreja, sus patas son de cabra, su hambre de ballena”, reza la melodía dedicada a El Patalarga, el monstruo –primo cercano de El hombre de la bolsa– con el que los mayores asustan a los pequeños para obligarlos a dormir la siesta. La ópera prima de la realizadora argentina Mercedes Moreira parte de un idea estética atípica, no tanto por la concepción y manufactura en sí misma como por su oposición a las reglas de la animación infantil mainstream. Al menos la destinada a las salas de cine: en muchos productos televisivos la radicalización formal y narrativa suele ser más corriente. En lo que podría definirse como una suerte de doblaje inverso, el proceso creativo tomó como origen las voces de los talentos (Favio Posca, Peto Menahem, Inés Efrón, entre otros) para realizar sobre ellas el trabajo de animación, al tiempo que los trazos de las figuras y sus movimientos remiten inevitablemente al de las marionetas. El uso de fotografías reales para algunos objetos y fondos, como así también para animar los labios y dientes de los personajes, terminan conformando un universo audiovisual atractivo, precisamente por su rechazo a las formas y prácticas imperantes. La historia de El Patalarga –sencilla y sin demasiadas pretensiones, metafóricas o de otra índole– podría llenar las páginas de un libro infantil. Los protagonistas cursan los últimos tramos de la escuela primaria en un tranquilo pueblo del interior; son tiempos modernos y nadie cree ya en la leyenda negra del pueblo, aunque, ante la duda, los más chiquitos prefieren meterse en la cama a dormir la siesta antes que comprobar la veracidad de esos dichos. Excepto Teto, Maru y Ramón, quienes luego de algunas dudas y discusiones deciden investigar en el bosque cercano el origen de una extraña presencia que anda acechando en un callejón. El verdadero villano de la película no será la criatura en cuestión –un hombre de extrañas facciones que parece salido del contingente de freaks de Tod Browning– sino, convenientemente, el mismísimo intendente, un político de casta que además parece ser el hombre más rico del lugar. A partir de ese momento, el trío se transforma en un auténtico equipo de héroes sin superpoderes, además del último reservorio social de la defensa al derecho a ser diferente. Pensada sin duda para un grupo de espectadores de una edad inferior a los dos dígitos, la película ofrece, sin embargo, sus buenas dosis de guiños para los adultos acompañantes, con frases y referencias a tipos sociales fácilmente distinguibles (el papá ecologista, new age y vegano se transforma en gag recurrente). Si el “mensaje” es previsible y definitivamente biempensante, Moreira y su equipo de animadores se toman el trabajo de transformar la materia prima narrativa a partir de esa regla básica de la animación: a diferencia del cine con seres de carne y hueso, la estilización de las imágenes permite que hasta la fantasía más extrema parezca posible dentro del rectángulo de la pantalla.
Este prolijo y artesanal trabajo realizado por Mercedes Moreira, con la técnica de cut out, una variante de la animación por stop motion, con cuidado preciso de los detalles, mucho aporte de los autores que grabaron sus voces conociendo a sus personajes, pero durante el proceso de filmación. El resultado tiene un encanto del ayer, por recurrir a viejas leyendas barriales o de pueblos chicos, donde un ser siniestro disciplinaba a los chicos, el hombre de la bolsa, leyendas autóctonas o este patalarga que obliga a los niños al odiado ritual de la siesta ya perdido en la locura del trabajo corrido de las grandes ciudades. Con esa apariencia del tiempo ido las ideas son actuales: los chicos, nenas y nenes a la par, descubrirán que ese monstruo existe y es un pobre “distinto” contratado por un político corrupto demasiado parecido a los de los tiempos actuales. El encanto de la película se subraya con el aporte de las voces de Favio Posca, Charo López, Inés Efron, Julián Lucero entre otros. El resultado es fresco y entretenido.
Crítica de “El Patalarga” de Mercedes Moreir Incontables son las historias que nos contaban en la infancia para dormir la siesta, por lo menos en Santa Fe (lugar donde vive quien escribe estas lineas) teníamos al Pombero que si uno osaba a salir e interrumpir la siesta te atrapaba, bueno algo así es la historia de “El Patalarga”. Por Esteban Jordan. Con una estética muy particular, poco vista en nuestro país (muy similar a la de una serie de dibujos animados de principios del 2000 llamada “Angela Anaconda”) se mezcla animación y dibujo con bocas y caras reales pero digitales. Un poco raro de explicar pero agradable y llamativo a la vista de los niños y niñas. El Patalarga busca entregar un mensaje muy claro y firme: No importa quienes seamos ni como sea nuestro cuerpo, todos valemos exactamente lo mismo, todos somos primero PERSONAS. A través de sus protagonistas nos introducimos en el mundo sin prejuicios de los mas pequeños y vivimos con ellos la aventura de descubrir quién es realmente el monstruo que atormenta a todos a la hora de la siesta. La película dura un poco más de 1 hora y se estrena el 5 de diciembre.Su directora es Mercedes Moreira y cuenta con las voces de Inés Efrón, Peto Menahem, Simon Duggan, Julián Lucero, Charo López, Azul Fernandez y Tamara Kipper entre otros. Más que recomendable para apoyar el cine infantil de nuestro país y llevar a los más pequeños y pequeñas a ver una entretenida película.
Película de animación argentina. En un pequeño pueblo, los niños son amenazados con la leyenda del temible Patalarga. Para los padres, el Patalarga no es más que un invento para que los niños no molesten a la hora de la siesta. Sin embargo, Teto, Maru y Ramon descubrirán que el Patalarga en realidad sí existe. Pero tal vez no sea el terrible monstruo que les contaron para asustarlos. Con aires de Tim Burton, la película tiene una buena historia, con ideas claras y nobles, pero a pesar de esto y de su originalidad en varios aspectos de la animación, las voces son un verdadero problema insalvable. Ninguna voz encaja con los personajes y se termina transformando en una distracción excesiva para un largometraje. Es posible que la historia y la técnica hubieran encontrado un mejor espacio en la duración de un cortometraje.
TODO POR LA SIESTA La siesta, ese ritual que ha caído un poco en desuso en las grandes ciudades pero que todavía sigue siendo una tradición en los lugares más pequeños. Por muchos adultos ha sido considerada como “sagrada” pero quizás los más pequeños son los que menos disfrutan de ella, de descansar por la tarde cuando prefieren salir a divertirse. Este sería el eje de El Patalarga, film de animación nacional que cuenta la historia de Teto, Maru y Ramón que pasan sus días pensando en el Patalarga, el monstruo del pueblo donde viven, que aparece a la hora de la siesta, obligándolos a dormir en esas horas de la tarde para no ser atrapados por la mítica criatura. Esta producción utiliza el fotocollage como principal recurso para llevar adelante una trama que tiene como objetivo esencial hablar sobre las relaciones infantojuveniles de una manera cercana y entretenida. Construye así un trabajo fresco, colorido, alegre y divertido, que narra una historia infantil que posee reminiscencias a la leyenda del “hombre de la bolsa” pero que resulta ser actual en todo momento; hablándole a los niños con naturalidad, sin tratarlos como seres inferiores y mostrando protagonistas que a pesar de su corta edad pueden tener la sapiencia y picardía necesarias sin perder su carácter infantil. De paso, se abordan temas como la política, la discriminación y la amistad, sin alcanzar una profundidad compleja pero con la dosis justa para hacer entender el mensaje y la visión que se quiere transmitir. Se suman el buen uso del recurso tecnológico junto con las voces en manos de Favio Posca y Peto Menahen, entre otros, que le aportan un mayor atractivo a la narración, provocando que el trabajo crezca y que El Patalarga se convierta en una producción donde no solo los niños se entretienen, resultando un film disfrutable de principio a fin para todo el mundo.