Un libro que reúne los cuentos más conocidos del mundo corre peligro en esta co-producción hispano-argentina dirigida por Juan Pablo Buscarini, el mismo de Cóndor Crux y El inventor de juegos. El Ratón Pérez y los guardianes del libro mágico (promocionada en otros mercados como La gran aventura de Los Lunnis y el libro mágico debido a la popularidad de los muñecos surgidos de la televisión española) combina acción real, muñecos similares a Los Muppets y animación digital, en un universo de colores destinado a niños de muy corta edad. “Todo lo que imaginás existe”, le dice el abuelo a Mar, la niña de nueve años que se lanza a salvar el mundo de fantasía cuando el malvado Narciso Crudo (Bruno Oro) y su fiel ayudante Alfred, un dron combativo, quieren destruirlo Junto a sus amigos Los Lunnis y Lucrecia, la guardiana del libro, Mar y los suyos entran en sus páginas y viven aventuras. De este modo, desfilan personajes populares como el mago Merlín; Pinocho (acá como un vende autos); Alicia; el Mago de Oz; el Rey Arturo, de Excalibur; y el Flautista de Hamelín. ¿Y dónde está el Ratón Pérez? El simpático roedor, que tuvo dos películas en 2006 y 2008, aparece recién casi a la hora de proyección, como un personaje de reparto, en medio del grupo de amigos que vive la aventura desde el comienzo. Acá el personaje colecciona dientes de celebridades, mientras el resto queda hipnotizado por la música del flautista de Hamelín. Crudo asegura que la fantasía “no debe existir”, mientras el relato conjuga cuadros de baile (en un fábrica oscura y mecanizada) con canciones, entre ambientes cotidianos (en el colegio cohabitan humanos y muñecos en un claro mensaje de igualdad e inclusión) y también en los mundos mágicos que surcan desde el cielo. Como si faltaran criaturas, también hay un dragón en esta ensalada de universos fantásticos que cuenta con correctos rubros técnicos (hay fluidez entre los diferentes registros), pero sobrevuela su tono mágico y didáctico a escasa altura.
El amor por los cuentos de una niña hace que siempre piense en ese mundo de fantasía hasta que sus amigos los lunnis le advierten que la imaginación que da vida a esos cuentos peligra por un malvado que trae conflictos irresueltos de su infancia. Zambullidos en ese mundo aparecerán Pinocho, el Mago de Oz (el único actor argentino del film), el rey Arturo, Merlín, el flautista de Hamelín y otros, mientras buscan impedir que el mal triunfe. La presencia del roedor miomorfo se hace esperar hasta bien avanzada la trama, aunque domina su última parte. Buena amalgama entre muñecos, actores y animación en una fábula pensada para que los más pequeños tengan una aproximación a esos personajes de todas las infancias.
Ratón en fuga Hubo un tiempo en el cine argentino en donde la coproducción permitía la consolidación de productos dentro y fuera del territorio, potenciando historias, con una clara integración de filmografías hermanas, ajenas entre sí, pero con un idioma que posibilitaba el encuentro y la realización. Así, la importación y exportación de talentos (infinidad de casos de actores y actrices que viajaban a protagonizar historias al exterior), la retroalimentación de la industria, y, principalmente, el fortalecimiento de equipos que trascendieran las propuestas y las convirtieran en ejemplos de realizaciones exitosas en todos los sentidos, marcaron el ritmo de una época. El Ratón Pérez y los guardianes del libro mágico (La gran aventura de Los Lunnis y el libro mágico, 2018) es una muestra clara que no siempre la ecuación anteriormente descripta puede ser buena, y mucho menos, fortalecer y respetar formatos, cuando se menosprecia al espectador, subestimando su capacidad de entendimiento por tratarse de un público mayoritariamente infantil como en esta historia. Juan Pablo Buscarini (El inventor de juegos), está detrás de esta historia, que sigue en sintonía con aquel relato basado en el clásico de Pablo De Santis que llevó al cine con solvencia hace unos años y que estimulaba la incorporación de la lectura y lo lúdico como catalizador de narraciones que en la nostalgia de otros tiempos, tiempos asociados a la niñez, los juegos en la vereda, a los clásicos libros de cuentos, permitían la exploración de géneros cinematográficos industriales. El principal problema de El Ratón Pérez y los guardianes del libro mágico es su identidad, en un relato que no puede encauzar las líneas que la trama abre, y que en la fascinación por multiplicar ideas, termina por dividir y restar oportunidades al cuento que cuenta con una estructura narrativa muy simple. Mar es una niña que ha sido transformada por los relatos que su abuelo le ha contado. Cuando una tarea del colegio la empuja a enfrentarse ante sus compañeros con su verdadero mundo interior, un viaje al mundo de la literatura en busca de un libro mágico, le devolverá la fe en sus sueños. “Existe si existe en tu imaginación” le dice el abuelo a Mar al pasar, y Buscarini se basa en esa frase para construir un relato atiborrado de ideas, que en la mala facturación de escenarios y participación de los verdaderos protagonistas de la historia, Los Lunnies, suerte de Muppets españoles, reporta una falencia de origen, el poder contar una historia clara para aquellos que se acerquen a la propuesta y, principalmente, mostrar al Ratón Pérez, quien aparece en la historia recién en el minuto 55 del relato.
Dirigida por Juan Pablo Buscarini, (“Pérez, el Ratoncito de tus Sueños”, “El arca de Noé”, “El Inventor de Juegos”, y “Tini: El Gran Cambio de Violetta”) el Ratón Pérez es una aventura que fusiona niños, al Ratón Pérez (aunque aparezca casi a la hora de proyección), y a los Lunnis (famosos en España) en animación con personajes reales. La película, una coproducción argentino-española, está puramente orientada al público más menudo, por su temática, que recurre a “Alicia en el País de las maravillas”, “El mago de Oz”, “Pinocho”, “El Flautista de Hamelín” y “El Ratón Pérez”, por supuesto, sumado a algunas canciones. La trama gira en torno a Mar, una niña que ama los cuentos y deja de creer en ellos porque es burlada por sus compañeros por su gran imaginación. Los simpáticos muñecos la ayudarán, mediante un viaje, a combatir al villano, coleccionista de dientes, haciéndole ver otra realidad. La historia es simple y colorida, pero no alcanza. ---> https://www.youtube.com/watch?v=sKpPDYU8Obw DIRECCIÓN: Juan Pablo Buscarini. ACTORES: Carla Chiorazzo, Bruno Oro, Clara Alonso. GUION: Gorka Magallón. FOTOGRAFIA: Rodrigo Pulpeiro. MÚSICA: Vanessa Garde. GENERO: Familiar , Animación . ORIGEN: España, Argentina. DURACION: 80 Minutos CALIFICACION: Apta todo público DISTRIBUIDORA: Buena Vista FORMATOS: 2D. ESTRENO: 30 de Mayo de 2019
A diez años largos de su última aparición cinematográfica ha vuelto el ratón Pérez, aunque ya no como protagonista. Pero sigue siendo un héroe, y un viejo sabio. Además, aquí nos muestra algo notable: su colección universal de dientes, in- cluyendo un colmillo de Drácula y otro de un dragón muy importante para los Lunnis. Ellos, junto a una niña, son los verdaderos protagonistas de esta película mayormente española. ¿Y quiénes son ellos? Pues, los parientes peninsulares, algo lejanos, de los Muppets. En España tienen discos, espacios televisivos, publi- caciones y películas. Ésta, allá se estrenó como “La gran aventura de los Lunnis y el Libro Mágico”. ¿Y por qué es mágico ese libro? Bueno, porque encierra todas las historias de fantasía que en el mundo han sido. La niña está creciendo y tiene vergüenza de creer en fantasías. Pero hay alguien peor: un grandulón que las combate porque una vez, cuando era chiquito, el ratón Pérez se llevó el diente y no le dejó la moneda. Narciso Crudo se llama el tipo, que viene a ser el malo de la película. La obra tiene su encanto para los más pequeños, una impecable combinación de títeres, personas, trucos y efectos digitales, algunas canciones medio insulsas y varios personajes invitados, como un Pinocho ya grande (¿a qué puede dedicarse? ¡es vendedor de autos usados!) y el Mago de Oz, a cargo del argentino Tomás Pozzi. Director, otro argentino, Juan Pablo Buscarini, el de la primera parte del ratón Pérez.
El mundo del cine, el país de la fantasía o el reino de los cuentos siempre se ve amenazado por algún tirano que los quiere hacer desaparecer. En el film de “El Ratón Pérez y el libro mágico de los cuentos” también pasa lo mismo. A raíz de eso, una pequeña niña llamada Mar, que ama los cuentos, acude a pequeños muñecos animados, los Lunis (muñecos españoles muy populares, del estilo de los Muppets) y al Ratón Pérez para salvar ese reino del amenazador Crudo. Ella ama ese mundo, porque su abuelo le ha inculcado un tremendo amor por los libros y las fantasías. “El Ratón Pérez y los guardianes del libro mágico”, coproducción entre Argentina y España, es una película para chicos de Juan Pablo Buscarini, conocido también por realizar otros films como “Cóndor Crux” (1999) o “El inventor de juegos” (2014), basado en la novela homónima de Pablo De Santis. Es decir, que el director tiene experiencia en este género. Si bien esta película está orientada a un público más infantil, adopta recursos para ser disfrutada por toda la familia. Se explotan más los elementos visuales para estas generaciones hiperconectadas, haciendo mucho hincapié en el montaje y en las imágenes. El mismo es muy bueno, ya que consigue una buena fusión entre los actores reales, los muñecos y la animación. Aunque esto retrasa la aparición del Ratón Pérez, que es más un actor de reparto que un protagonista. Por su parte, los diálogos sorprenden también a los adultos, a pesar de estar adaptados para los más chicos. En síntesis, “El Ratón Pérez y los guardianes del libro mágico” es una película disfrutable para toda la familia, donde existe una excelente mixtura entre lo musical, los actores y los muñecos. Con muy buena fotografía y buen montaje, narra la lucha para demostrar que la fantasía existe.
Lo primero que llama la atención es que en esta película el ratón del título apenas aparece en la mitad y con un papel secundario. En España llama “Los Lunnis” que son los muñecos que acompañan a la protagonista humana en su aventura, que tiene que ver más con el film. Una nena de nueve años con un abuelo que le lee todos los cuentos infantiles y le asegura que todo lo que imaginamos existe, lleva a la protagonista primero al enojo, cuando en la escuela se burlan de sus convicciones, y luego a la aventura con sus compañeros de trapo. Ingresaran a un mundo mágico donde aparecen personajes que solo ella reconoce por su cultura en narraciones infantiles y además un señor poderoso, otrora un niño al que le cercenaron la fantasía y se transformó en un hombre que quiere destruirla. Con canciones y trajes vistosos, todo el film se parece más a un espectáculo teatral infantil. La parte visual es lo más notorio; un gran diseño de producción de colores pastel donde se integran bien los distintos personajes. Lo mejor del trabajo del director Juan Pablo Buscarini. El ratón de los dientes tiene una aparición especial, que salva un poco a la historia ingenua del film, que aquí se resaltó para recordar sus films anteriores que tuvieron más éxito.
El ratón Perez y los guardianes del libro mágico es un film para niños que busca reivindicar la importancia de los libros y la fantasía. Mar es una niña de nueve años llena de imaginación. Escucha con atención y respeto a su abuelo, el librero, de quien aprendió el amor por los cuentos, los libros y la fantasía. Pero sus maestros y sus compañeros de colegio se burlan de ella cuando en una clase elige como animal favorito al dragón. Decepcionada, quiere dejar de leer y olvidarse de esos relatos. Pero entre sus compañeros también hay unos muñecos –sí, muñecos- que no permitirán que esa decepción se apodere de Mar y la llevan a conocer el mundo de los cuentos. Estos muñecos son los verdaderos protagonistas de la historia, y no el Ratón Pérez. Los Lunnis, tal es su nombre, son un exitoso programa infantil español. Acá el Ratón Pérez aparece en el último tercio de la historia. El villano es Crudo, un hombre obsesionado con el libro y enojado desde su infancia con la fantasía. Cuando los héroes y el villano entran a ese mundo, aparecerán muchos personajes, desde Don Quijote de la Mancha a Pinocho, pasando por El mago de Oz, el Rey Arturo y Alicia del país de las maravillas. Gran homenaje a los cuentos, a la literatura y la importancia de la imaginación. Pero también bastante limitada desde el aspecto visual y con canciones que no superan el promedio de un programa de televisión.
Un ratón en España Antes de continuar escribiendo hay que hacer una aclaración importante. La película que acá y en toda Latinoamérica conoceremos como El ratón Pérez y los guardianes del libro mágico, es en verdad una película española, estrenada a principios de este año en el país ibérico, llamada La gran aventura de Los Lunnis y el libro mágico. ¿A qué se debe este cambio? A que Los Lunnis son poco o nada conocidos fuera de España, y se pensó en un título que sea atractivo para vender en varios países. ¿Por qué no ponerle Ratón Pérez también en España, siendo que la historia original de ese personaje en verdad data de ese país? Porque el Ratón Pérez dista mucho de ser el protagonista de esta película ¿Un título caza bobos? Los Lunnis es un programa de la TVE, que se emite ininterrumpidamente desde 2003 con mucho éxito y varias repeticiones. Se trata de una serie compuesta por sketchs protagonizados por coloridos títeres, al mejor estilo Los Muppets, para un público infantil de la primera etapa. Quienes lo hayan podido ver sabrán de su humor ultra naïf, sus historias bien simple, y su didactismo para enseñar diferentes cuestiones al estilo de Elmo o Plaza Sésamo. El ratón Pérez y los guardianes del libro mágico es su séptima película, y la primera en co-producción con Argentina. Probablemente, la inclusión de El ratón Pérez en este asunto tenga que ver con la elección de su director, el experto Juan Pablo Buscarini, director de las dos películas anteriores del personaje. Mar en el país de las maravillas literarias El ratón Pérez y los guardianes del libro mágico cuenta la historia de Mar (Carla Chiorazzo), una niña a la que su abuelo le contaba cuentos clásicos todas las noches. Mar es maltratada por sus compañeros en el colegio por creer que las fantasías son reales, tal como le dijo su abuelo. Aún su maestra, a la que no se muestra como alguien malvado, la expone de modo denigrante frente a sus compañeros por esta cuestión. Por lo cual, ella decide abandonar esa creencia y guardar todos los libros y juegos de su habitación. En el universo en que transcurre El ratón Pérez y los guardianes del libro mágico, Los Lunnis conviven en natural armonía con los humanos, como si fuesen uno más, aunque algunas frases nos dan a entender que son diferentes, especiales. Los Lunnis son niños muy coloridos, para nada realistas y muy inocentes. Son los compañeros de colegio y únicos amigos de Mar, sin ningún tipo de presentación o explicación previa. Paralelamente, hay un personaje, Crudo (Bruno Oro), director de una fábrica con una estética muy similar al expresionismo ruso, que debe cumplir con un legado familiar. Descree de todo lo que sea fantástico y quiere apoderarse del mundo de la fantasía para terminar con él. Para cumplir su cometido, Crudo debe poseer un libro en el que se encuentran todos los cuentos; y para abrirlo necesita de un objeto y una palabra mágica, “Apetesembre”. Cuando finalmente Crudo se salga con las suyas y entre al mundo de las fantasías, Lucrecia (Lucrecia, la animadora del programa de Los Lunnis) deberá convocar a Mar y a Los Lunnis como guardianes del libro, para que también ingresen a ese mundo y vuelvan las cosas a su lugar; pero para eso, primero, Mar debe volver a creer. Todas las historias, todas Este marco será el puntapié para una aventura en la cual, por un lado Mar y Los Lunnis, y por otro Crudo (a los que más tarde se les sumarán los personajes de El mago de Oz), transiten ese colorido mundo y se vayan encontrando a cada paso con diferentes personajes de cuentos y novelas juveniles clásicas que los guiarán hasta el destino final en la búsqueda del preciado objeto. León, Hombre de hojalata y Espantapájaros de El mago de Oz, Alicia de la novela de Lewis Carrol, El rey Arturo y Merlín, Pinocho, Passepartout de La vuelta al mundo en Ochenta días, entre otros, son presentados con vueltas de tuerca y bastante gracia (sobre todo un Pinocho vendedor de autos usados). ¿Y El ratón Pérez? Habrá que esperar casi llegado el final para velo como otro de esos encuentros, aunque su relevancia en la resolución sea algo más importante que la del resto; pero lejos está de cumplir un rol protagónico como sugiere el título local. El ratón Pérez y los guardianes del libro mágico, buenas intenciones Las intenciones de El ratón Pérez y los guardianes del libro mágico son claras y nobles. Trata de acercar la literatura clásica y el placer por leer a los más chicos. El modo en que lo hace no está mal y es bastante ingenioso. Un guiño en la habitación de Mar con un libro del Capitán Calzoncillos, historia con algunos puntos en común a esta, es simpática. Hay que sumar también que Buscarini ee un director experto en cine infantil, y logra una puesta algo plástica pero muy llamativa y efectiva, con buenos efectos, y que Los Lunnis interactúan aceitádamente. Pero todos sus logros se recienten por un tono demasiado infantil. Cualquier niño mayor a los seis años, ni hablar de los adultos, notará que El ratón Pérez y los guardianes del libro Mágico, en varios tramos los subestima. El humor de Los Lunnis es demasiado simple, con líneas de diálogos entre anticuadas y poco ingeniosas. También se trata de un musical, y salvo un cuadro coreografiado muy correcto en la fábrica, el resto de las canciones no son muy elevadas, se sienten viejas, y la entonación e interpretación de Carla Chiorazzo es perjudicial. A nuestra versión hay que sumarle un extraño doblaje en neutro hecho por los propios españoles, que nunca termina de sonar bien. Así como hay momentos muy simpáticos, hay varios tramos bastante irritantes que terminan por nivelar hacia abajo. Las anteriores entregas de El ratón Pérez cumplían con entretener eficazmente a chicos y grandes, de un modo muy logrado. Esta vez, Juan Pablo Buscarni pone empeño y talento, pero el material de origen al que la película está al servicio, Los Lunnis, hace que El ratón Pérez y los guardianes del libro mágico no sea una película tan satisfactoria como pudo haber sido.
Es cierto que es imposible hacerle frente a los tanques animados con los que Disney y otras megaproductoras atrapan la atención de grandes y chicos, pero definitivamente incluir en un mismo filme todos los registros infantiles no es el camino. Que en una misma escena convivan títeres con personajes animados y humanos entorpece, no solo lo visual sino también la fluidez de lo que se está contando. Y no porque de fotograma a fotograma se vea una estética diferente sino porque esta película en sí está más cerca de "Odisea Burbujas" (serie mexicana de los años "80) que de todo lo que impera en esta modernidad donde ya ningún efecto especial sorprende. Contradiciendo al título, que tiene más de marketing que de concepto de la película, "El Ratón Pérez y los guardianes del libro mágico" cuenta la historia de Mar (Carla Chiorazzo), una niña de nueve años que tras una desilusión escolar cree que ya es hora de abandonar toda la fantasía que aprehendió de los cuentos que le leyó su abuelo a lo largo de la infancia. Una intención que queda trunca cuando descubre los planes siniestros del malvado Narciso Crudo, quien pretende destruir la ilusión que encierra el libro madre que reúne todas las historias infantiles, y va en su rescate. Para ello cuenta con la colaboración de sus amigos Lunnis (muy parecidos a los Muppets), hasta dar con el Ratón Pérez, que los ayuda a encontrar el colmillo mágico, la clave de todo. ¿CUANDO LLEGA? Entre los muchos errores estructurales que podrían alentar que los niños quieran irse antes del cine se destaca un inentendible doblaje a un castellano entre mexicano, español y argentino (cada personaje habla su propio tono); la variación -cuadro a cuadro- en la proporción de los títeres con relación a la protagonista (a veces son más altos, a veces más bajos), hasta llegar a lo casi ilógico: la ausencia del Ratón Pérez en los primeros, soporíficos 55 minutos. Es que en definitiva no es su película, aunque el título en la Argentina así lo sugiera. Y así se vuelve doble el mérito del Ratón Pérez, que a partir del minuto 56, no solo recupera una película que estaba al borde del precipicio, sino que además ayuda a Mar y a sus amigos en su patriada final. Difícil entender cómo una película como ésta se estrena en pleno 2019, entre las inmensas y vertiginosas "Aladdín" y "Toy Story 4". Si pensaron que la forma artesanal sería la mejor contraposición se quedaron muy a mitad de camino. Por suerte, la figura de Pérez irrumpe para equilibrar las cosas, aunque el resultado siga quedando negativo.
La conforman baile, canciones, diversión, se encuentra llena de magia y fantasía que se va mezclando con la acción, con muñecos (similares a Los Muppets), varios personajes populares y la animación digital. Ideal para los más pequeños de la familia.