Contra el olvido El documentalista estadounidense Robert Bahar y la española Almudena Carracedo unen sus esfuerzos para realizar un film insoslayable y estremecedor que interpela la conciencia del espectador sobre el proceso de los reclamos por la memoria, la verdad y la justicia en España, respecto de los crímenes de lesa humanidad durante y después de la dictadura reaccionaria de Francisco Franco, que tuvo lugar entre el año 2010 y el 2016. Con una narración clara y concisa basada en entrevistas y seguimiento de personajes durante el proceso de creación de la querella judicial El Silencio de Otros (2018), film producido por Pedro Almodóvar, entre otros, explica pedagógicamente la historia de España desde la Guerra Civil Española hasta la muerte de Franco y la promulgación en 1977 de la Ley de Amnistía y el acuerdo de perdón mutuo, conocido como Pacto del Olvido, una ley que prohíbe que los genocidas del régimen franquista sean juzgados acorde con la ley, legislación creada para mantener en el poder a los principales funcionarios ejecutivos, legislativos, judiciales y policiales en la cúpula estatal. Esta ley permitió que el aparato represivo franquista se mantenga en funcionamiento varios años después de la muerte del dictador y que los genocidas se mantengan en sus puestos a pesar de los reclamos de las víctimas. El opus recrea el proceso que siguió a la dictadura explicando la transición didácticamente para comprender cómo la sociedad española aceptó estas leyes de impunidad disfrazadas de una amnistía. El pasado se entierra para crear un futuro, pero como las victimas demuestran con sus discursos y vivencias el olvido es completamente imposible y la verdad siempre se abre camino. Solo a través de ella una sociedad puede verdaderamente cerrar sus heridas. Olvidar y ocultar el pasado solo permite contener un impulso que con los años se vuelve insoportable y termina explotando cuando la olla llega a su punto de máxima presión. El relato también revela cómo el gobierno conservador y derechista de Mariano Rajoy del Partido Popular bloquea la querella de los organismos de Derechos Humanos de España protegiendo a los asesinos, torturadores y secuestradores de niños del régimen franquista. Para que estos sean juzgados, los organismos de Derechos Humanos llevan su reclamo a Argentina, donde se lleva a cabo un proceso muy similar que ya estaba avanzado cuando la causa cobra impulso en el año 2010, recayendo en el juzgado de María Servini de Cubría, quien intenta indagar a los acusados a pesar de las trabas que pone el gobierno español, que amenaza incluso con romper sus relaciones diplomáticas con Argentina si la jueza le toma declaración a las víctimas del terrorismo de estado durante el oprobioso régimen franquista. Desde el odio que aún impera en España, reflejado en los disparos sobre unas estatuas recientes que conmemoran a las víctimas de la dictadura franquista hasta el mantenimiento de calles que homenajean a los perversos genocidas y pasando por el desconocimiento de parte de la juventud de la historia española, el documental narra el creciente interés por la memoria de esa época, la necesidad de cerrar las heridas a partir de la revisión de un pasado que los criminales quieren clausurar a su conveniencia y la pérdida de apoyo del franquismo desde la muerte del dictador hasta el presente. Al fracaso de las primeras querellas y el estancamiento momentáneo de la causa a pesar del crecimiento de querellantes le sigue una etapa de búsqueda y creación de lazos entre distintas organizaciones de Derechos Humanos en España y de Argentina para generar un movimiento más amplio que impulse la toma de conciencia en la ciudadanía en torno a conocer la verdad y juzgar a los culpables para recuperar la memoria. El Silencio de Otros también marca los paralelismos, las diferencias y las similitudes entre las leyes de amnistía españolas y las de los países latinoamericanos que también soportaron dictaduras genocidas que cometieron crímenes atroces de lesa humanidad y los impulsos de las organizaciones de Derechos Humanos allí para construir una memoria democrática a partir de la verdad con el fin de impartir justicia a los culpables de los crímenes. El film de Bahar y Carracedo es así un gran homenaje a las víctimas de la dictadura franquista basado en la palabra de ellos mismos, sus emociones ante el comienzo del fin de la impunidad y la reivindicación histórica de conocer la verdad y recibir justicia para ellos y sus parientes asesinados brutalmente. La historia se abre paso aquí una vez más como si las palabras que Luis Cernuda logró componer en su poema 1936 repicaran sin cesar para demostrar que todo crimen tiene su castigo, que la única forma de no repetir el pasado es enfrentando los fantasmas del olvido y que el ejemplo de la lucha contra las injusticias siempre se propaga.
Ni Olvido, Ni Perdón. Crítica de “El Silencio de Los Otros” de Almudena Carracedo y Robert Bahar.InicioDocumentalesNi Olvido, Ni Perdón. Crítica de “El Silencio de Los Otros” de Almudena Carracedo y Robert Bahar. 3 septiembre, 2019 Bruno Calabrese Un documental conmovedor sobre las víctimas del dictador español el general Francisco Franco y su lucha para obtener algún tipo de recuperación legal, que cierren las heridas. Con producción ejecutiva de dos pesos pesados del cine español, Pedro y Augustin Almodóvar. Por Bruno Calabrese El principio de la película está compuesto por una rápida lección de historia que sirve como base para conocer como se llegó a estos horrores no resueltos. Al final de la Guerra Civil española, después de tomar el poder en un golpe militar, el régimen represivo de Franco reprimió cualquier indicio persistente de oposición izquierdista con arrestos masivos, campos de prisioneros, trabajos forzados, tortura y ejecución. Las estimaciones de ejecuciones extrajudiciales durante su gobierno de cuatro décadas superan los 100.000. La España moderna está salpicada de tumbas comunes sin marcar. Cuando Franco murió en 1975, España se volcó a la democracia liberal. En 1977, el Parlamento aprobó la polémica Ley de Amnistía, que no solo liberó a los presos políticos antifranquistas, sino que también perdonó a su ejército en la sombra de asesinos y torturadores. Con el fin de lograr la reconciliación nacional, se exigió un masivo pedido de amnesia colectiva llamado “El Pacto del Olvido”. Luego de ese breve repaso sobre la trágica historia de España, el documental se vuelca en las víctimas de la dictadura franquista con las historias de los individuos, en su mayoría trágicas, otras inspiradoras. Una anciana que atiende un santuario en la carretera donde el cuerpo desnudo de su madre asesinada fue arrojado por la milicia de Franco décadas antes. Una abuela de 80 años viaja en avión alrededor del mundo buscando exhumar los huesos de su padre de una fosa común. Las mujeres cuyos recién nacidos fueron llevados a un siniestro programa eugenésico estatal, todas historias de lucha luchan por exponer la verdad enterrada durante mucho tiempo. Mientras tanto, torturadores de Franco como Antonio González Pacheco, apodado Billy the Kid, todavía caminan impunemente por las calles de Madrid. Como es imposible olvidar y perdonar semejantes atrocidades, todas esas historias se unen para iniciar una campaña popular que buscan revocar la Ley de Amnistía y arrastrar a los secuaces sobrevivientes de Franco a la justicia. Pacientemente, reuniendo material durante seis años, los directores narran el crecimiento de este movimiento de manera periodística, con reportajes y testimonios. El proceso es lento y meticuloso, pero a mitad de la película este grupo de valientes recibe la noticia de que la jueza argentina Maria Servini presentará un desafío legal bajo el derecho internacional, basada en la detención del ex dictador chileno Augusto Pinochet en 1998 bajo una orden de arresto española como precedente. La ONU también ha instado repetidamente a España a derogar la ley, argumentando que no se aplica a los crímenes contra la humanidad. “El silencio de los otros” está narrado de manera convencional en su forma, pero bien elaborado e informativo. Nos dejará un sabor amargo en el cierre, cuando dos activistas claves mueran durante el curso de la producción y la jueza Servini de Cubría presente solicitudes de extradición para más de 20 ex funcionarios gubernamentales sospechosos de abusos contra los derechos humanos que España sigue bloqueando hasta el día de hoy. Los nacionalistas franquistas incluso organizan manifestaciones de protesta rivales. Increiblemente, aún en el siglo XXI, los tiranos todavía tienen sus clubes de admiradores. Igualmente algunas pequeñas victorias son indicadores que nos dan esperanza para el futuro a pesar de que la gran recompensa redentora esté lejos de lograrse. Un documental necesario, un pedido de justicia que no termina ni terminará, aúnque intenten silenciarlo y olvidar. Puntaje: 80/100.
La dictadura de Francisco Franco duró desde 1939 hasta 1975, provocando grandes consecuencias en el pueblo español. Muchos opositores fueron desaparecidos, torturados, asesinados y tirados a fosas comunes sin ningún tipo de identificación. Luego de la muerte de Franco y debido a la Ley de Amnistía promulgada en 1977, no solamente se liberaron presos políticos antifranquistas sino que muchos represores gozaron de impunidad durante décadas, permaneciendo en el poder pese a los reclamos de una parte de la sociedad. “El Silencio de los Otros” es un documental producido por Pedro Almodóvar, que a lo largo de 6 años se centra en retratar a los familiares de las víctimas en busca de justicia. Para ello, los directores Almudena Carracedo y Robert Bahar se van a basar en lo que sucede en España, donde abogados de derechos humanos y víctimas construyen la querella debido a que muchos de los dirigentes que han llegado al gobierno sostienen que el pasado no debe ser removido y que el futuro del país es hacia adelante, y en Argentina, donde la jueza María Servini de Cubría toma el caso bajo el principio de jurisdicción universal para poder hacer valer los derechos de los familiares a pesar de los inconvenientes que surgen desde su lugar de origen. A partir del relato de los familiares de las víctimas, mediante entrevistas y el acompañamiento durante su búsqueda, el film busca retratar este movimiento ciudadano que logró un hecho inédito a pesar de todos los obstáculos con los que se encontraron en su camino. Los testimonios provocan emoción y tristeza, sobre todo por la edad de algunos de los protagonistas que piden justicia por sus padres. Cada uno de ellos logra cierta empatía y que el espectador pueda ponerse en su piel, principalmente teniendo en cuenta las similitudes con nuestro período oscuro de dictadura. A lo largo del documental se abordan varias temáticas, como la memoria colectiva de un pueblo cuyos jóvenes no conocen lo que sucedió porque de eso no se habla, cuyos presidentes no ayudan a hacer justicia y que queda solo en manos de los familiares de las víctimas poder lograrlo; el tiempo, uno de los principales enemigos del recuerdo y de los protagonistas más avanzados en edad; la búsqueda de la verdad para cerrar heridas, entre otros. En cuanto a los aspectos técnicos podemos destacar la producción que hay detrás del documental, debido a los viajes que realizan los protagonistas y las visitas a distintos lugares emblemáticos de su historia. Se nota la investigación y el tiempo invertido para poder contar la historia completa, desde sus inicios en la lucha hasta la conclusión con un sabor agridulce. En síntesis, “El Silencio de Otros” es un interesante documental, cuidado y bien elaborado, que nos interioriza en la lucha de un grupo de familiares de víctimas del franquismo y su búsqueda constante de justicia, a pesar del impedimento puesto por el gobierno español y la ayuda argentina para llevar a cabo este pedido de verdad. Un retrato de la sociedad pasada y actual y un llamado a avivar la memoria colectiva para que no se vuelva a repetir, a partir de testimonios conmovedores y reveladores.
“Lo necesitamos ahora más que nunca” aseguró Lucrecia Martel al término del discurso que ofreció antes de la entrega del León de Oro a Pedro Almodóvar en el 76° Festival internacional de Cine de Venecia. El ahora remite a un presente signado por el avance de la ultraderecha, y por la indiferencia de hombres y mujeres que siguen “mojando sus bikinis en un mar de muertos”. La reivindicación del vínculo vital con el cineasta manchego se basa en una filmografía capaz de inaugurar “territorios donde se puede vivir mejor”. Las palabras de la realizadora salteña llegaron a Buenos Aires justo cuando nuestra ciudad estaba preparándose para (volver a) proyectar una película coproducida por Don Pedro y su hermano Agustín. El silencio de otros se titula este documental de la española Almudena Carracedo y del estadounidense Robert Bahar sobre la querella que sobrevivientes y familiares de las víctimas de la dictadura de Francisco Franco iniciaron ante la Justicia de nuestro país contra los verdugos del Generalísimo. Se exhibió por primera vez en nuestra ciudad en el otoño pasado y en el marco del 18º Festival Internacional de Cine de Derechos Humanos. Carracedo y Bahar se montaron al hombro la titánica tarea de visibilizar la porción de Historia que el statu quo español ocultó desde 1977, mediante la Ley de Amnistía y el consecuente Pacto de Olvido. Los realizadores convirtieron en punta de lanza la demanda que un equipo de abogados encabezado por el argentino Carlos Slepoy presentó el 14 de abril de 2010 en Buenos Aires para pedir que se investigue los crímenes de lesa humanidad cometidos por orden del Caudillo, se identifique a los responsables todavía vivos y se los sancione penalmente. La dupla autoral reconstruye el pasado silenciado con el testimonio de algunos querellantes, y con filmaciones y fotografías tomadas en tiempos de despotismo y de transición democrática. Esas mismas declaraciones también sirven para describir un presente condicionado por la negación de aquel horror y por un sufrimiento tan imprescriptible como los crímenes que lo causaron. Refuerzan el fresco segmentos de informes televisivos y entrevistas a ciudadanos que dan cuenta del daño social que provoca la desmemoria impuesta por el Estado. Llevaría alrededor de 450 horas seguidas revisar el material recopilado a lo largo de seis años. Con sensibilidad y con un indiscutible sentido de la pertinencia informativa y de la perspectiva histórica, Carracedo y Bahar supieron convertir ese crudo en una película de noventa minutos de duración, a la vez reveladora, concientizadora, conmovedora e inspiradora. Como Joshua Oppenheimmer cuando filmó El acto de matar y La mirada del silencio, la dupla autoral puso en evidencia la falacia que reduce el ayer y el hoy a dos compartimentos estancos. A diferencia del colega atento al genocidio indonesio de 1965 y 1966, los ganadores del Premio Goya al mejor documental pueden mostrar indicios de reparación institucional: lo hacen cuando registran el avance de la causa en manos de la jueza María Servini de Cubría y la atención que la prensa española le presta progresivamente a la “Querella Argentina”. Asimismo vale relacionar El silencio… con The Code de Carles Caparrós. Este otro documental español de reciente factoría gira en torno a dos elementos mencionados al pasar en el largometraje de Carracedo y Bahar: el concepto de “justicia universal” y la labor fundamental que el ex juez Baltasar Garzón lleva adelante hace años. Esta co-producción con El Deseo impacta por partida doble en el público argentino. Por un lado, conmueve el rol protagónico que nuestro país juega en esta historia. Por otro lado, la experiencia española muestra el daño que nosotros también habríamos padecido si nuestra sociedad hubiese acatado las consignas de olvido y perdón que impulsaron las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final sancionadas durante el gobierno de Raúl Alfonsín y los indultos decretados por el sucesor Carlos Menem. En este lado del Atlántico, golpea directo el derrotero de María Martín y Ascención Mendieta Ibarra para recuperar los restos de su madre, la primera, y de su padre, la segunda. La lucha incansable de estas mujeres octogenarias emociona tanto como la búsqueda que madres e hijos de nuestros desaparecidos llevan adelante hace décadas. En este marco, El silencio de otros evoca el recuerdo de La memoria de los huesos del argentino Facundo Beraudi. Carracedo y Bahar eligieron cerrar su documental con los versos “Aquí están y vienen los hijos de España / los muertos sin nombre, los rostros sin cara” que Luis Pastor entona mientras la cámara muestra el Monumento a los Olvidados de la Guerra Civil y la Dictadura Franquista que se erige, baleado, en el Valle del Jerte. Algunos espectadores recordamos este poema de Rafael Alberti. Con El silencio de otros queda claro que Almodóvar enfrenta el avance de la ultraderecha no sólo con sus películas sino ayudando a producir proyectos ajenos. Sin dudas, en el documental que Carracedo y Bahar pre-estrenaron en la Berlinale de 2018, la búsqueda de justicia inaugura otro territorio donde se puede vivir mejor.
El proceso de Memoria, Verdad y Justicia iniciado en la Argentina luego de la última dictadura militar, aun con los vaivenes generados por los vientos políticos, abrió un camino seguido por muchos países que atravesaron gobiernos de factos. En España, luego de la larga dictadura franquista, se optó en cambio por una Ley de Amnistía que, en 1977, intentó poner un manto de olvido a los brutales crímenes ocurridos entre 1939 y 1975. Filmada a lo largo de seis años y producida por Pedro Almodóvar, El silencio de otros aborda el tortuoso camino que recorrieron varias víctimas directas e indirectas del franquismo para saber algo más sobre lo ocurrido durante aquellos años. La acción transcurre, por un lado, en España, donde abogados de derechos humanos arman la querella, mientras que en la Argentina la jueza Servini de Cubría se hace cargo del caso basándose en el principio de jurisdicción universal de los crímenes de lesa humanidad. El documental de Almudena Carracedo y Robert Bahar jamás esconde su posición ideológica. Siempre junto a las víctimas, registra las idas y vueltas de un proceso realizado en contra de la voluntad de la Justicia española. En paralelo, aborda varias historias de sobrevivientes a la tortura ("acá vive el hombre que me torturó", dice uno en la puerta de un coqueto edificio madrileño) y de hijos de desaparecidos que, ya ancianos, no cejan en la búsqueda de sus seres queridos. Allí está esa abuela que, envuelta en lágrimas, se entera de que por primera vez abrirán la fosa común en la que está su padre. Con un ritmo que por momentos se asimila al de un thriller judicial, El silencio de otros es de esos documentales cuya valía está más en lo que cuenta que en cómo lo hace. Algo desprolijo en su exposición -da toda la sensación de que la dupla de realizadores quería contar mucho más de lo que pudo- pero de indudable potencia emotiva, se trata de un film testimonial imprescindible para entender los ripiosos pero necesarios caminos que conducen a la construcción de una memoria colectiva.
Como en la Antígona de Sófocles, los susurros de María Martín a la vera de una ruta española inauguran la travesía para enterrar a los muertos del franquismo, para terminar con la impunidad de los verdugos, para recuperar la memoria de la historia española. La referencia trágica nace de declaraciones de Pedro Almodóvar, productor del documental junto a su hermano, y se nutre del arco que atraviesa la película, con las siluetas del Monumento a los Caídos detrás, con la ambición de justicia como horizonte. Los directores Almudena Carracedo y Robert Bahar cuentan la lucha de las víctimas de la dictadura de Franco por alcanzar una verdad silenciada desde la ley de amnistía de 1977. La querella argentina de 2010 es el punto de partida para la investigación del pasado, pero la mirada de los protagonistas es siempre hacia el futuro: gestar en una sociedad que eligió el olvido, la persistencia de los recuerdos que todavía se adeudan. Menos concentrada en el enigma de la resolución judicial que en las peripecias de su trayectoria, la película expone de manera descarnada los testimonios de los sobrevivientes. De Buenos Aires a Madrid, de las tumbas a los tribunales, El silencio de los otros consigue poner en imágenes el fervor y la templanza de sus personajes con los recursos más austeros, siguiendo plano a plano las raíces de una convicción que nunca ha sido erosionada.
“Antonio González Pacheco vive allí. Convivo a escasos metros con la misma persona que me torturó”, dice uno de los testimoniantes de El silencio de otros, este documental que pone en blanco sobre negro la dura realidad de cientos, miles de españoles que piden justicia tras los crímenes cometidos durante el franquismo. La ley de amnistía aprobada tras el derrocamiento del Generalísimo impiden que criminales sean juzgados, que siguen impunes. Y aunque también se escuche “pero los delitos de lesa humanidad no prescriben ni puede haber amnistía que los pueda tapar”, la realidad, al día de hoy, es que esa ley sigue vigente en España. Por eso es que en la Argentina, por 2010, se presentó una querella contra los crímenes del franquismo. Y la jueza Servini de Cubría fue nombrada jueza instructora de la querella, para dirigir la investigación y preparar el caso para el juicio. No fue fácil que la causa avanzara. Hubo llamados de la embajada de España, que ocasionaron demoras. Y el tiempo pasó a ser un personaje más, porque las víctimas que pueden atestiguar no son precisamente jóvenes... Pedro Almodóvar estuvo en la producción de este documental de Robert Bahar y Almudena Carracedo -que ha producido, escrito, hecho cámara y editado sus tres trabajos documentales- que sigue algunas historias personales y apela también a material de archivo. Unas imágenes valen, como dicen, más que las palabras. Son las de las estatuas a víctimas del franquismo, figuras de pie que han sido disparadas cobardemente por vándalos, y que, según se dice, su escultor sugirió que así estaban completando su obra. Valen también como muestra de un sufrimiento por no obtener justicia -algo se obtuvo, sí, pero la ley de amnistía sigue en vigencia- y no poder reencontrarse con los cuerpos de familiares asesinados.
Pedro Almodóvar produce un relato tan necesario como justo, tan doloroso como valioso, en el que la búsqueda de justicia, representada en la figura de víctimas de la dictadura franquista, solo dispara aún más su universalidad exigiendo que ese silencio al que alude el título sea desterrado de una vez y para siempre.
Texto publicado en edición impresa.
La historia no solo es pasado. También es presente, porque es desde nuestro presente que elegimos recordarla u olvidarla. El silencio de otros trata, por un lado, sobre los crímenes del franquismo, que quedaron impunes tras la Ley de Amnistía de 1977; y por otro, sobre la querella argentina contra esos crímenes, que inició en 2010 y sigue en curso. El documental dibuja un movimiento pendular, entre reflexiones generales sobre la relación de un país con su historia, y el seguimiento periodístico de la querella, que incluye los testimonios de los jueces y querellantes involucrados. La Ley de Amnistía significa, para los españoles, lo que la Ley de Punto Final fue para nosotros en la Argentina. Solo que en el caso español, la ley todavía no se derogó y los culpables de torturas y desapariciones durante el franquismo no han sido condenados. Por eso la querella se presenta en la Argentina, porque el principio de justicia universal permite que los órganos judiciales de un país investiguen crímenes de lesa humanidad cometidos en otros territorios. Almudena Carracedo y Robert Bahar, directores y guionistas, equilibran lo personal y lo social, las historias mínimas de las víctimas y la historia mayúscula de España. Sus temas principales son el olvido y el silencio, conceptos paradójicos, a su vez inevitables e imposibles. Inevitables, porque los muertos ni hablan ni guardan recuerdos. Imposibles, porque lo que se pretende olvidar o callar tiende a reflotar. La Ley de Amnistía proponía un “pacto de olvido”, según el cual lo ocurrido durante el franquismo sería perdonado, superado y sepultado. Pero el pasado siempre vuelve. O mejor dicho, nunca se fue. Sigue ahí, en los nombres de las calles y las plazas, en el duelo de los sobrevivientes y sus parientes, en la convivencia urbana entre torturadores y torturados, en la existencia de fosas comunes con cientos de huesos sin nombre. Y sigue, también, en la sociedad y en prácticas institucionales, en hospitales donde la expropiación de bebés se perpetuó como sistema, incluso en democracia. El pasado sigue ahí hasta cuando se olvida. En un momento del documental, varios millennials españoles son entrevistados en la calle. Ninguno sabe de qué se trata la Ley de Amnistía. Y es que, justamente, el objetivo de la ley era su propio olvido. Como en Shoah de Claude Lanzmann, la propuesta de El silencio de otros es oponer, al silencio del título, las voces de los entrevistados. Porque luego de un período traumático, como fue el franquismo, el silencio es doble: el de quienes ya no están y el de quienes no quieren hablar, por pereza intelectual, por miedo o porque se sienten culpables. Las voces de los entrevistados, en el documental de Carracedo y Bahar, cumplen varias funciones, porque no solo hablan ante la cámara sino también en el contexto de la querella. Son recuerdo vivo y herramienta legal. Lo que encapsula el tema de la película, que el pasado a veces exige más que memorialización; además exige acción en el presente.
Registro documental codirigido por Almudena Carracedo y Robert Bahar y en coproducción con Pedro Almodóvar. El silencio de otros ofrece un retrato cinematográfico del primer intento en la historia de procesar a los criminales de la dictadura franquista (1939-1975), quienes han gozado de impunidad durante décadas debido a la Ley de Amnistía de 1977. Su estructura narrativa se despliega en dos continentes: España, donde abogados de derechos humanos y víctimas construyen la querella, y Argentina, donde la jueza María Servini se hace cargo del caso basándose en el principio de jurisdicción universal. El film avanza mientras se va desarrollando la querella internacional a través de las experiencias vividas de las diferentes víctimas de la dictadura franquista que han decidido romper el “pacto de silencio”. Esta construcción permite abrirnos a conocer íntimamente a las personas querellantes, quienes mediante reflexiones, recuerdos y anhelos se dejan atravesar valientemente por lo no dicho en busca de una justicia que parece no llegar nunca. Les directores utilizan materiales de archivo de prensa para englobar lo sucedido y callado, exponiendo sobre la superficie del film cómo España inicia y sostiene este “pacto de silencio” político y social que busca borrar las heridas indelebles de una historia que sangra en cada rincón del país; entonces apoyados por el liderazgo de Carlos Slepoy, abogado de derechos humanos que llevó adelante el caso contra Pinochet junto a Baltasar Garzón, y Ana Messuti, filósofa del derecho, lograron elevar el sonido de las voces susurrantes de cada querellante. Su asertividad recae en priorizar la dolorosa lucha humana por sobre los datos históricos, convirtiendo a les espectadores en testigos directos de un combate, lento pero valiente, contra un gigante casi imposible: el silencio. Esta cercanía con las historias contadas en primera persona son las que marcan el pulso del relato y nos permiten acompañar a María Martín, por ejemplo, a llevarle flores a su mamá quien está “enterrada” al borde de una ruta, o a Ascensión Mendieta quien observa atenta el desentierro de su padre luego de la autorización de exhumación de su cuerpo en una fosa común, o escuchar a José “Chato” Galante, vecino de su torturador, contándonos que su supervivencia se debió a que ha “aguantado por rabia” y no por ser humano. Estas dolorosas escenas son las que denotan un perdón pero quizás nunca un olvido, donde sus directores como autores toman una posición clara registrando la voz del oprimido mientras reescriben la historia española exponiendo las gravemente agudas consecuencias que arrastran los “pactos de silencio”. Un pueblo sin memoria es un pueblo condenado a repetirse.
Es un documental que emociona profundamente. Porque es la lucha en contra de un olvido transformado en ley en 1977, apneas dos años después de terminado en franquismo que sojuzgó a España, con mano dura, desde l939 a l975. Cuando los legisladores votaron que no se juzgue a nadie por las torturas, fusilamientos masivos de civiles, robo de niños, muertos sin identificar en fosas comunes y tantos otros hechos aberrantes, nunca pensaron que esos crímenes de lesa humanidad no vencen y necesitan de la verdad como única posibilidad de sanación de tantos años de dolores y abusos. Así lo entendieron los realizadores Almuneda Carracedo y Roberto Bahar que durante seis años produjeron 450 hs de filmación, con sobrevivientes, familiares, madres despojadas de sus hijos, por ejemplo por ser solteras como único pecado, hijas pidiendo por los huesos de su padres. Un trabajo intimista y revelador que mereció muchos premios entre ellos el Goya, el platino, en Berlín y otros festivales internacionales. Y que tiene además el seguimiento de lo que se llamo “la querella argentina” ante la jueza María Cervini de Cubría. Es que todo un movimiento ante la imposibilidad de juzgar a los culpables en España decidieron esta querella universal. Un trabajo impecable y revelador.
Querella para taladrar un pacto de olvido A partir de la iniciativa de un abogado, la "querella argentina" abre una grieta posible para investigar los crímenes del franquismo. Y este documental producido por Pedro Almodóvar sigue los hechos en tiempo presente. “Yo tenía 6 años cuando fueron a por mi madre”, dice la señora, octogenaria larga, vestida con el clásico atuendo negro que muchas mujeres españolas aún siguen usando. Afónica crónica, la señora se expresa con un siseo apenas audible. De lo que habla es del día -posterior a la Guerra Civil- en que una patota de vecinos del pueblo asesinó a su madre ante la mirada cómplice de muchos lugareños, parte de un raid que terminó con treinta víctimas. María Martín cavó la tumba de su madre con sus propias manos. Ahora, ochenta años más tarde, quiere que ese crimen se reconozca. Pero hay un problema: el Pacto de Olvido que la Cámara de Diputados aprobó por aplastante mayoría durante el posfranquismo. Sin embargo, con intervención de una jueza dispuesta y presión civil sobre los poderes del Estado, tal vez algunos crímenes del pasado puedan esclarecerse, y algo de justicia se pueda hacer por las víctimas. “Mire, venga”, pide a la cámara un señor sesentón y se para ante la puerta de un edificio. “Aquí vive el que fue mi torturador”, dice José María Galante en referencia al exoficial del ejército al que apodan Billy The Kid. “Vive en la misma calle que yo, a unas pocas cuadras de mi casa. ¿A usted le parece que yo tenga que pasar casi a diario por la puerta de la casa del hombre que me torturó?” Otra mujer muy mayor, Ascensión Mendieta, tiene la certeza de que los restos de su padre están enterrados en una fosa común, ubicada en un cementerio. Pide una exhumación. En un discurso a poco de asumir el cargo, José María Aznar dice que “la pacificación se va a lograr mirando hacia delante, no desenterrando huesos”. En un programa de televisión, gente de a pie sostiene que es necesario olvidar, que debe hacerse borrón y cuenta nueva con el pasado. El abogado argentino Carlos Slepoy, especializado en derechos humanos y radicado en España desde tiempo atrás, está convencido de que para llevar adelante la imputación hay que apoyarse en la idea de la justicia universal, que en 1997 le permitió al juez Baltasar Garzón poner preso a Augusto Pinochet. Es así como se inicia una querella contra los crímenes del franquismo desde la Argentina, contando con dos querellantes, la presencia de la Madre de Plaza de Mayo Taty Almeida y una jueza a cargo, la Dra. María Romilda Servini de Cubría, que no dudará en trasladarse a España. Ha aparecido una grieta en la pared. Producida por Pedro Almodóvar, y dirigida por Almudena Carracedo y Robert Bahar, El silencio de otrossigue estos hechos en tiempo presente, lo cual le da una gran vividez. Parientes y querellantes se enteran de logros cruciales en cámara, con máximo efecto emocional: el de Carracedo y Bahar es un documental al que conviene ir con una caja de pañuelos. Los realizadores ponen tanta atención a la intimidad de los protagonistas como a los hechos en sí. Los planos iniciales sobre María Martín son tan cortos que parecen querer entrar en ella. En un momento, la añosa mujer se pregunta si “va a llegar a tiempo para verlo”. El nerviosismo de la hija de una de las víctimas transmite la mezcla de tensión, angustia y ansiedad propia de la situación. Pero además de la emoción está la batalla estratégica, con las reuniones entre Slepoy, Galante y la abogada argentina Ana Messuti, entre unos cuantos más, analizando cómo seguir, con qué tiempos, qué pasos dar. María de las Mercedes Bueno cuenta la alucinante experiencia del robo de su bebé, práctica común de los obstetras franquistas para con los hijos de los “izquierdosos”: reflejos argentinos se sienten aquí. Los reflejos no son sólo oscuros: “querella argentina” se llama a esa iniciativa dirigida a taladrar aunque sea en parte el pacto de olvido. La solicitud de detención y extradición de veinte ministros, jueces, abogados y hasta el exvicepresidente Martín Villa, por parte de Servini de Cubría es todo un hito en ese sentido.
EL PESO DE LA HISTORIA A lo largo de los siglos, la historia entre España y Argentina ha tenido diferentes capítulos. Algunos de cercanías, otros de enfrentamientos y distancias. Y en este último tiempo, ha surgido un nuevo punto de encuentro entre ambos países: la lucha de las víctimas de la dictadura franquista, que al no obtener respuesta de la justicia local, decidieron intentar que los tribunales argentinos pudieran lograr desentrañar la realidad de lo sucedido. Siguiendo todo este proceso, el documental ibérico El silencio de otros presenta al detalle todo el entramado de esta lucha que lleva muchos años y aún no ha terminado. Desde el punto de vista formal, la película es impecable, con un gran manejo de la narración, la dosis justa de emoción sin caer en el golpe bajo y un destacado trabajo visual, con un magistral uso de las imágenes de archivo. El resultado de este trabajo es tan clarificador que impacta, teniendo como una de sus principales virtudes su gran realización, ya que expone en forma perfecta la temática y la aborda con tanta maestría que sólo queda observar y dejarse interiorizar de esta historia. Y es ahí el otro punto destacado: los hechos que cuenta. Lamentable y trágicamente, lo sucedido en España resulta tan similar a lo acontecido en nuestro país, que estremece de sólo verlo. Y quizás al entender su historia, también entendemos la nuestra. Resulta difícil de asimilar que si la dictadura argentina en siete años efectuó tal desastre en todos los niveles de la sociedad, siendo el capítulo más oscuro de nuestra historia, lo que pudo hacer Franco en los cuarenta años en que lideró a la península ibérica resulta impensado, implicando que lo sucedido aquí sea sólo una pequeña porción de lo vivido por aquellos lugares. También sorprende observar cómo un país europeo, el cual pareciera vivir en otra realidad mucho más avanzada que la nuestra, y que ha sido partícipe de diferentes conflictos alrededor del mundo como restaurador de estados, haya olvidado todo lo sucedido durante esa etapa por obligación, porque las autoridades lo impusieron mediante una ley, barriendo la basura debajo de la alfombra, sin siquiera dar lugar al recuerdo y a la memoria de lo que aconteció. Es por ello que El silencio de otros resulta una gran producción de la cual se debe recomendar su visionado, ya que lo que cuenta no sólo le ha pasado a España, ha acontecido en muchos otros lugares y es importante tenerlo presente para que nunca más suceda.
El documental abre con la voz de una anciana, ajada por el tiempo, relatando su historia de vida. A cámara confiesa parte de la historia que irá develando “yo tenía seis años cuando fueron a por mi madre. Gente del pueblo. Todos de blanco”. "EL SILENCIO DE OTROS", el documental de Almudena Carracedo y Robert Bahar, que ha sido recientemente ganador del Premio Goya como Mejor Documental y que ha ganado además el premio del público en la sección Panorama Documental del Festival de Berlín 2018, pone el foco en la búsqueda silenciada que emprendieron los familiares de las víctimas del régimen Franquista que aún después de tantas décadas de dolor, siguen desaparecidas, pese a la incesante lucha y a la decisión de no bajar los brazos de los querellantes. Después de décadas y décadas los familiares no ceden y siguen buscando justicia, reclamando los cuerpos de sus familiares que aún no han podido ser identificados. Se sabe que fue una cruenta dictadura, con excesos de todo tipo –que la emparentan ineludiblemente con nuestra historia reciente- en donde centenares de niños fueron apropiados, miles de personas han sido torturadas y hasta se han efectuado ejecuciones extra judiciales, arrojándolos a fosas comunes y perdiendo absolutamente todo el rastro. La lucha incluye asimismo todo un proceso judicial internacional que es la llamada Querella Argentina, presentada en Abril de 2010 en la que se investigan los crímenes de lesa humanidad cometidos por el franquismo entre 1936 y 1977 (más de cuarenta años!) y que finalmente, con la intervención de la Jueza Servini de Cubría se ha logrado dictar sentencia contra cuatro de los torturadores de este periodo nefasto de la historia española. El documental tiene un fuerte tinte de denuncia, ya que a medida que se ha desarrollado la querella argentina, el Estado Español sistemática se ha mostrado como un gran aparato obstaculizador de ese proceso, poco propenso a la gestión de una reparación para los familiares y abogando mucho más por la impunidad que por la búsqueda de justicia. España, en este caso, ni investigó ni ofreció la mínima colaboración con la justicia argentina. Lo más notable en “EL SILENCIO DE LOS OTROS” es que está narrado desde las voces de los propios protagonistas, lo que le da una entrega particular, con una enorme sensibilidad con la que es casi imponible no emocionarse, aun cuando los directores han preferido no apelar a ningún tipo de sensacionalismos. Filmada a lo largo de más de seis años, es fundamentalmente uno de esos documentales tan dolorosos como necesarios. Que gana plena vigencia y se fortalece a través de una trágica historia compartida con nuestro país, en una de nuestras épocas más oscuras y terribles. Carracedo y Bahar inteligentemente nos sumergen en la historia con un clima de thriller judicial del que no se apartan, independientemente de todo lo que el documental representa como denuncia y pedido de auxilio ante una justicia española que no escucha ni colabora. Es imposible no quebrarse junto con los testimonios que incesantemente siguen buscando justicia por el alma familiar después de tantos años necesita reconstituirse y encontrar su propia paz. Las familias siguen luchando, sostienen viva la esperanza de construir su presente reconstruyendo su pasado y de esta forma llegar a un futuro con otra conciencia y otro registro de la propia Historia . “EL SILENCIO DE OTROS” es de esos documentales que por momentos nos dejan sin respiración, pero que agradecemos que existan para que siga manteniéndose viva la memoria activa y que se castigue a los culpables.
La dictadura de Franco y sus consecuencias El silencio de los otros aborda uno de los temas más complejos y duros de la historia de España: la dictadura de Franco y sus consecuencias. Desaparecidos, asesinatos, torturas son solo unas de las palabras que relacionamos con este momento histórico y que podemos escuchar de la boca de los protagonistas de esta historia. Este documental producido por Pedro y Agustín Almodóvar busca darle voz a los familiares de las víctimas que buscan hacer justicia después de tantos años. La película transcurre entre España y Argentina, mostrando tanto a las víctimas como abogados y jueces que se ocupan del caso, demuestra las similitudes y diferencias entre las leyes de amnistía españolas y las de los países latinoamericanos que también soportaron dictaduras y crímenes de lesa humanidad. Los reclamos por la memoria y la verdad se destacan durante toda la película y se vuelven el principal mensaje que busca dejar el documental. El pasado deja sus huellas en el presente y en un futuro que busca ser cada vez más justo. El silencio de otros tiene algunas escenas estremecedoras que llevarán al espectador que no conocía la historia a sorprenderse con lo estremecedor de la historia de ciertas víctimas. A través de varias entrevistas, llegamos a conocer numerosas historias diferentes pero con un denominador común: el dolor y la búsqueda de justicia. La película es muy fuerte e impactante. Si bien solemos ver la historia desde libros o documentos, verlos desde la perspectiva de aquellos que la sufrieron y buscan justicia es una experiencia única. La calidad de las entrevistas, la producción, las locaciones, son elegidas de forma excepcional y se nota. El final es muy duro y desesperanzador pero necesario. Es la mejor forma de pedir justicia por aquellos que ya no pueden. El documental logra recuperar algunos temas que habían quedado en el silencio y pone a la búsqueda de la verdad como un imperativo para lograr ser más libres.
“El silencio de otros”, de Robert Bahar y Almudena Carracedo Por Mariana Zabaleta Lo documental y lo testimonial se sacan chispas, relucen en esta propuesta que como un torbellino no para destruyendo el anquilosado silencio y el falso olvido. La cultura de la memoria es un valor que todos los argentinos sentimos propio, este documental permite conocer la relevancia de tamaña empresa que aún hoy tiene universales e innumerables batallas por conquistar. La voz en off es concisa, nos conduce a través del proceso judicial denominado “Querella Argentina”, iniciada en 2010 por la jueza María Servini. Iniciando con solo dos querellantes los testimonios comienzan a sumarse lentamente, la enunciación se encarga de revisar y corroborar el porqué del reinante silencio. La Ley de Amnistía Española fue firmada en 1977 por el rey Juan Carlos II, aún vigente reproduce vívidamente el flagelo a una población que aboga por el silencio ante el horror. El aparato estatal Español, en su conjunto, se ampara bajo ella para seguir reivindicando el silencio por sobre la justicia. La cámara encauza, nuevamente, al testimonio como punta de lanza. El terror como herencia se reformula en fuerza vital, asistimos al traspaso generacional de un legado en búsqueda de justicia. Ya sean restos de un familiar fusilado, la búsqueda de un hijo perdido, o el reclamo por la impunidad de los represores vivos, todo lo expuesto muestra la extensa y emotiva complejidad de los hechos pasados y presentes. Desde el suelo argento la impasividad e irresponsabilidad maligna del aparato estatal Español resulta desdeñable. Podemos ver como el titánico trabajo de los querellantes y los abogados que siguen la causa se ve continuamente frustrado por el poder español. El fantasma de Franco es el ánima del mencionado aparato estatal, el olvido pisa con impotencia un pacto social sumamente endeble pero que hace estragos en las nuevas generaciones que desconocen, sin tapujo, su más pesada herencia. La tiranía del olvido nunca reina, las múltiples líneas del sistema represivo pasado y actual son denunciadas a viva voz. Mucho más que una película, un gesto de hermandad en pos de romper con tan pesadas cadenas. A donde vayan, por más recóndito y perverso sea el sistema que los ampare, los iremos a buscar. EL SILENCIO DE OTROS El silencio de otros. España/Francia/Canadá/Estados Unidos, 2018. Dirección: Robert Bahar y Almudena Carracedo. Guión: Robert Bahar, Almudena Carracedo, Kim Roberts y Ricardo Acosta. Elenco: María Martín, José María Galante, Carlos Slepoy, Ana Messuti, María Servini, Felisa Echegoyen, María Ángeles Martín, Ascensión Mendieta, María de las Mercedes Bueno, Jesús Muñecas Aguilar. Duración: 96 minutos.
Con ese impactante título se estrenó el documental que trata sobre la lucha de las víctimas de la dictadura franquista por justicia. Se proyecta en la sala Leopoldo Lugones (Complejo San Martín-CABA) hasta el 11 de septiembre, todos los días a las 19 h. Producida por Pedro Almodovar y dirigida por Almudena Carracedo y Rober Bahar, este documental ha recibido varios premios. Entre ellos el del Festival Internacional de Cine de Berlin y este año el Goya (el Oscar español) al mejor documental. Fue realizado a lo largo de seis años y muestra la dura lucha de familiares de las víctimas y sobrevivientes contra la impunidad de los crímenes brutales del franquismo e incluso de algunos posteriores con el retorno de la “democracia”. En abril del 2010 se organizan y comienzan la llamada Querella Argentina. Esta consiste en que, dado que en España no se puede juzgar a los autores porque hay una ley que los amnistía, recurren a la justicia argentina para que investigue y sancione esos crímenes de lesa humanidad que como tal no prescriben ni tienen fronteras. La jueza es la conocida Dra. Romilda Servini de Cubría, que choca contra el régimen monárquico. La jueza argentina les dice a los querellantes que necesita testigos. Son varias las víctimas que se presentan. Servini le pide al Consulado argentino en Madrid que disponga lo necesario para realizar las testimoniales vía conferencia por internet, y cuando se están por realizar, la embajada española en Buenos Aires llama al Gobierno para exigir que no se realicen dichas conferencias porque implicarían una ruptura de relaciones con Argentina. Desazón en las víctimas y una de ellas, muy mayor, viajará a Buenos Aires para testimoniar personalmente frente a la jueza. El documental muestra a Aznar y Rajoy, ambos expresidentes de gobierno y del PP (Partido Popular), con declaraciones de “olvidar y no remover el pasado”, coincidentes con las mismas palabras de Franco y de los reyes Juan Carlos I y su hijo Felipe VI que provocan indignación. No todo se dice Pero lo que el film no muestra es la complicidad abierta de los dirigentes del PSOE (Partido Socialista Obrero Español), como Felipe González y del PCE (Partido Comunista de España), como Santiago Carrilllo, en ese gran pacto de impunidad. Hay imágenes de cuando en octubre de 1977, en las recién elegidas Cortes (parlamento), se vota la ley de amnistía casi por unanimidad pero no se nombra a los partidos que la apoyan. En 1977, el PCE y PSOE, que eran los partidos mayoritarios entre los trabajadores y que casi habían ganado las elecciones, votaron esa ley infame que les dio libertad a los presos que quedaban a costa de darle impunidad a los crímenes franquistas. Se ha comprobado que son más de 100.000 los desaparecidos (muchos en fosas comunes como se ve en el documental), sin tener en cuenta a los miles de presos y torturados. En 1978 también votan la nueva Constitución, se acepta la monarquía constitucional como régimen político renegando de la República y se firma el famoso Pacto de la Moncloa. Se montaba así la llamada Transición y el régimen del ’78. Cuarenta años después las víctimas se chocan contra el mismo pacto de impunidad, ya que ante el pedido de derogar la ley de amnistía de 1977 es el PSOE quien se niega (el PCE desapareció). Conmovedora por sus relatos e imágenes, el film ha tenido gran difusión en Europa donde se estima que la vieron más de un millón de personas.
La memoria del olvido El documental dirigido por Almudena Carracedo y Robert Bahar, da testimonio de la extensa lucha de las víctimas del régimen de Francisco Franco en su búsqueda de justicia a través de un intrincado proceso judicial que tramita ante la justicia argentina debido a la ley de amnistía vigente en España. Desde el punto estrictamente formal, la construcción de esta multipremiada obra carece de méritos suficientes para ser destacada, asemejándose más a un documental televisivo que a una obra cinematográfica. Aunque por momentos, algunos elementos del thriller judicial parecerían surgir en el relato, los realizadores deciden volver a centrarse en los testimonios, en el material de archivo que pone al descubierto la indiferencia de quienes detentan (y detentaron el poder), hasta llegar a algunos pasajes que rozan con una sensiblería innecesaria. Sin embargo, la crudeza de las historias narradas, los testimonios desgarradores de los protagonistas, y su lucha constante contra el olvido del horror pasado, se alzan por encima de cualquier debilidad narrativa. El silencio de otros (2019) descubre una historia que muchos quieren silenciar. Allí, sin ninguna duda, radica su mayor virtud, al darle voz a las víctimas del régimen franquista que durante casi cuarenta años asesinó a miles de personas. Producida por Pedro Almodóvar, la película construye un espacio para la memoria, para que esa historia silenciada durante tantos años pueda salir a la luz, para que alguna vez, se pueda hacer justicia.
Resulta un documental muy conmovedor que se filmó a lo largo de 6 años. Este largometraje se encuentra relacionado con la dictadura franquista (1939-1975), los opositores que fueron torturados, desaparecidos, asesinados y tirados a fosas comunes sin ningún tipo de identificación, mientras los victimarios gozaron de impunidad durante décadas debido a la “Ley de Amnistía” de 1977. Se realiza un buen repaso por la historia de España, donde también están los que no quieren hablar, los que no se hacen cargo y quienes desconocen que fue el franquismo. El relato se desarrolla en dos países: en España, donde abogados de derechos humanos y víctimas elaboran la querella, y en Argentina, quien interviene es la jueza Servini de Cubría. Allí están los familiares de aquellas victimas y de quienes sufrieron, sus testimonios, sus recuerdos, su dolor, con imágenes y testimonios que emocionan y dan angustia. Es muy duro enfrentarse con ciertos hechos y la mayor satisfacción se da cuando nos encontramos con la justicia, aunque en algunos momentos te deje un sabor agridulce. Se encuentra muy bien contada y filmada, con un gran trabajo de producción y de compromiso de todos los que participaron e hicieron posible mostrar una verdad que se ocultó durante muchos años.
EL SILENCIO DE OTROS, UN DOCUMENTAL IMPRESCINDIBLE (Por Patricia Chaina) "El Silencio de Otros es un documental precioso, imprescindible y sobrecogedor. Desde el primer susurro de María, hasta el último plano en lo alto de la montaña, vivimos y respiramos seis años de una lucha tan básica como la de Antígona: enterrar a nuestros muertos con dignidad, conocer la verdad antes de que sea demasiado tarde, y que se haga por fin justicia. Estoy muy orgulloso de presentar esta película y espero que se vea en todos los rincones del mundo”, dice Pedro Almodóvar, productor ejecutivo del filme. Efectivamente, “El Silencio de Otros”, dirigido por Almudena Carracedo y Robert Bahar es un documental imprescindible. Se anima a mostrar la injusticia que habita un silencio añejo. Rompe el pacto de silencio producto de la histórica Ley de Amnistía que en 1977, en España, calla el reclamo de justicia por los crímenes del franquismo. Con esa decisión, el filme, de una extraña densidad al mismo tiempo sólida y sutil, acompaña esra lucha en busca de justicia. Y se convierte en un ‘retrato cinematográfico’ del primer intento en la historia de procesar a criminales del régimen (1939-1975). Fue filmada a lo largo de seis años y cuenta cómo se organizan el reclamo judicial denominado “Querella Argentina” con el que se confronta el pacto del olvido. Así, lo que empieza como un movimiento ciudadano logra llegar a los primeros arrestos -de torturadores, ministros y médicos implicados en robo de niños-, en España. Allí se construye en 2010 la Querella Argentina que reúne 500 querellas pero representa a 9.000 víctimas –algunas son querellas múltiples. En la Argentina la causa es tomada por la jueza María Romilda Servini de Cubría en base al principio de jurisdicción universal, y avanza sostenida por los querellantes, a pesar de la mordaza con que la sociedad española intenta silenciarla. El recorrido cronológico está bordado cuidadosamente por los testimonios de las personas afectadas. En lo genuino de esas palabras, en esos gestos simples y en la sensibilidad con la que se construye desde ahí el relato, radica su mayor virtud cinematográfica. “El silencio de Otros” transmite la dolencia de la falta, mantiene la memoria en forma activa y aporta al reclamo de justicia al traer el tema a la agenda pública, en la actualidad. FICHA: País: España-Estados Unidos / Año: 2018 / Dirección: Almudena Carracedo y Robert Bahar / Guion: Almudena Carracedo y Robert Bahar / Fotografía: Almudena Carracedo / Edición: Kim Roberts, Ricardo Acosta / Duración: 96 minutos / Calificación: apta para mayores de 13 años.- ··
El Silencio de Otros ofrece es un documental que narra el primer intento en la historia de procesar a los criminales de la larga dictadura franquista (1939-1975), quienes han gozado de impunidad durante décadas debido a la Ley de Amnistía de 1977. A diferencia de lo que ocurrió en otros países, llevó mucho tiempo en España comenzar este proceso, ya que la Amnistía fue muy cercana al final de la dictadura franquista. Un largo proceso de años llevó construir este documental cuyo tema es de enorme potencia pero cuya realización claramente tiene un formato televisivo. No hay que confundir la terrible denuncia que el film hace con la forma en que está filmada la película. El justo reclamo por verdad y justicia e incluso el hecho de que algunos delitos, como el robo de bebés, siguieron aun luego de la dictadura, es motivo suficiente para prestar atención a esta historia. Pero seguramente un libro o un artículo le harían más justicia a la historia que esta película. No es tampoco obligatorio mostrar todos los puntos de vista si uno desea hacer una denuncia contra crímenes espantosos, pero elegir hacer con solo un plano o una declaración contraria a la idea del film resulta torpe y hubiera sido más honesta obviarla. La fascinación por Argentina tal vez le impide mostrar la fuerte conexión entre el franquismo y el peronismo, movimiento este último contrario a los juicios a las Juntas realizados en Argentina en la década de los ochenta. No es culpa de quienes hacen este film que en los últimos años muchos defensores de derechos humanos se hayan corrompido y vendido a los gobiernos populistas de Latinoamérica. Los actos del presente no borran ni uno solo de los atroces crímenes del pasado. Y es motivo de orgullo que Argentina haya tenido un comportamiento más duro con los crímenes de la dictadura. Lamentablemente por la mencionada corrupción hoy la justicia argentina corre riesgo de mantener aquella hidalguía en favor del espíritu democrático. Las víctimas en España piden con derecho que se haga justicia y que se puedan identificar los restos de los asesinados durante la dictadura de Franco. Este pedido es tan humano y justo que no merecería ser aclarado, pero lamentablemente hasta el día de hoy no se ha logrado que la justicia española se haga cargos de todos los crímenes cometidos por el franquismo.