Tizas manchadas con sangre Se podría pensar de antemano que un documental sobre Carlos Fuentealba, docente asesinado por la policía neuquina mientras participaba de una manifestación en abril de 2007, focalizará únicamente sobre ese momento puntual o sobre las causales de ese hecho. Pero En obra (2013), del periodista Ariel Borenstein y Damián Finvarb, aborda otras aristas de su vida para construir un retrato audiovisual sobre la militancia política de Fuentealba en tres décadas de historia Argentina. Los realizadores bucean por la vida de Fuentealba dividiendo el documental en tres episodios centrales y determinantes para su vida. En obra comienza con una suerte de prólogo evocativo con el testimonio de aquellos compañeros que presenciaron su asesinato el 4 de abril de 2007, para luego centrarse en el primer capítulo que abarcará la iniciación política y el rol desempeñado durante la experiencia antiburocrática en el sindicato de la UOCRA de Neuquén, liderado por Alcides Christiensen en momentos que se construía Piedra del Águila. La segunda parte mostrará la faceta militante en el movimiento de desocupados que en el 95 tomó la casa de gobierno neuquina, para finalizar en la lucha docente provincial que terminó con su vida. Construido con un formato clásico, en el que se priorizan las entrevistas por sobre el material de archivo, En obra es un documental periodístico, de alto voltaje político, basado en su mayor medida en testimonios, de quienes en las diferentes etapas tuvieron alguna vinculación con Fuentealba, que arman el rompecabezas que ayudará a contextualizar los diferentes hechos y sus causales. Los realizadores no buscaron crear un mito sino que sabiamente muestran a un hombre comprometido social y políticamente, con una ideología inclaudicable que mantuvo hasta su muerte. Pero En obra no solo reconstruye la historia de Fuentealba sino que en una segunda línea de acción apunta directamente al no juzgamiento del ex gobernador Jorge Sobisch, responsable ideológico de su asesinato. Un epilogo que deja abierta una puerta para un debate que trasciende lo cinematográfico. Como todo documental En obra muestra un recorte de la vida y de lo que sucedió. Habrá otras historias, otras vivencias, otros momentos, otras luchas. Esta es solo una parte, tan válida y honesta como todas las demás.
Todo sucedió al costado de la ruta y ahí empieza este documental. Todo ocurrió en abril de 2007, en Neuquén, cuando una protesta de los docentes de la provincia terminó con una violenta represión y la muerte de un maestro llamado Carlos Fuentealba. Claro que más allá de la tragedia, de la noticia que recorrió el país y de una provincia en llamas, el film de Ariel Borenstein y Damián Finvarb eligió bucear en el pasado de Fuentealba, en su historia de lucha sindical. De lo particular el documental se extiende a lo general construyevndo ese pasaje con cada uno de los valiosos testimonios conseguidos por los realizadores, todos grandes personajes que, poco a poco, pintan el duro cuadro de la militancia sindical. Dividido en tres partes -"la construcción", "la desocupación" y "la docencia"-, el film cuenta también con interesante material de archivo que contribuye a comprender algo mejor la situación de los trabajadores neuquinos y sus dirigentes, y en ese contexto la trayectoria de Fuentealba desde el gremio de la construcción al docente. Lo que en otro trabajo documental podría resultar repetitivo y hasta demasiado sesgado, en el caso de En obra , cada testimonio interesa. Eso tal vez ocurra por la elocuencia de los testigos, en particular la del dirigente y padrino político de Fuentealba, Alcides Cristiansen, y tal vez por las épocas que describen con precisión. Con respetuoso tratamiento de la emoción de quienes cuentan la historia aunque sin dejarla de lado tampoco, pese a que nunca se desprende de ciertos convencionalismos del género documental, el relato fluye con naturalidad.
Para quienes estén ausentes de los movimientos y causas políticas quizás les resulte difícil comprender los difusos límites del reclamo, las elecciones de los participantes que se juegan por lo que creen; pero ahí están, ellos ponen sus ideales ante todo. Trabajos documentales como En Obra vienen a poner de manifiesto el entendimiento de un reclamo y explicitan el terrible dolor de las vidas muy injustamente perdidas en lo que debería ser un hecho pacífico. El nombre de Carlos Fuentealba cobró un trágico renombre cuando en 2007 fue asesinado a quemarropa por las fuerzas policiales neuquinas en medio de una protesta docente. Como ocurre muchas veces con las víctimas inocentes, de inmediato se convirtió en una insignia en contra de la represión en tiempos de democracia, en una estampita de la que luego se siguió adelante, y aunque se condenó al policía responsable de la muerte al año siguiente, y de hecho fue la muerte política de su gobernador Jorge Sobisch, quedó en la provincia y en el país un sabor a impunidad del poder. Los directores Damián Finvarb y Ariel Borenstein buscan con este documental recuperar esa imagen perdida, demostrar que no se continúa y se olvida, que para los que luchan, las causas siempre están presentes. Con una estructura de documental clásico, En Obra sigue la vida de Fuentealba a través de entrevistas y archivos. Se lo sigue desde la militancia, el foco principal es ese, como hombre político que peleaba por causas justas, claro que al ir de la mano la vida privada también estará presente. Fuentealba comenzó su lucha organizando el sindicato de la UOCRA cuando Neuquen creció en base a la construcción en Piedra del Águila; y de ahí emprendió un camino junto a los necesitados que no abandonaría cuando ingresara en la docencia cuando emprendería un nuevo desafío sindical. Lo llamativo de En Obra es que en sus dos horas de duración predominan los momentos previos a la docencia, destacando los momentos en que participó activamente en política de raíz. Los testimonios son variados y valederos, lo mismo que la información sobre la continuación de las causas por la que luchó y las consecuencias de su muerte. Carlos-Fuentealba El tinte es claramente político y hasta si se quiere partidario, y no esta mal que así sea, buscar objetividad en estos temas es una tarea imposible y falsa. Un trabajo hecho a pulmón y con mucha colaboración de los intervinientes, quizás no sea lo más cinematográfico, como suele suceder con este tipo de films, quizás no tenga el ritmo de la ficción ni su edición cuidada, el fraccionamiento es típico de los documentales que intercalan muchas entrevistas y de distinto tipo y origen. Pero En Obra importa por su peso testimonial, por lo que se dice más que por lo que (y cómo) se ve; la riqueza de los valores, y de descubrir una personalidad jugada, interesada por los demás; para luego caer en el peso de su “absurda” muerte y pensar en por qué no han tenido mayor reconocimiento en vida, el análisis es siempre el mismo.
La historia de Carlos Fuentealba debería, como mínimo, haber cambiado la historia del accionar de la justicia contra la corrupción y la impunidad de los dirigentes argentinos. Pero eso no ocurrió a la luz de las circunstancias. El que disparó estaba preso, pero ya no. Nada de lo que debería haber ocurrido, ocurrió. No es el único caso, pero es el que abordaron Ariel Borenstein y Damián Finvarb con el objetivo concreto de dejar un legado que al menos sirva a los efectos de no olvidar y acaso actuar. Horas y horas de entrevistas a amigos, ex dirigentes de la UOCRA, militantes y colegas docentes que abordaron distintas etapas de Carlos. “En obra” hace un repaso minucioso por los ochenta y los noventa para que conozcamos los antecedentes gremiales y políticos que llevaron al docente a aquella ruta en ese fatídico 04 de abril del 2007. Así conocemos su paso por la construcción, por la docencia, la política, la militancia y, por supuesto, como hombre comprometido con la vida y sus amigos. La estructura pasa casi exclusivamente por el formato de informe que alterna entrevistas con materiales de archivo, algunos de los cuales esclarecen algunos puntos no tan conocidos en su momento, como las repercusiones en la prensa y televisión neuquinas. En este aspecto, bien podría ser un informe especial de televisión. Sucede que la temática y el hombre superan la propuesta estética, y la realización se convierte en un gran aporte a la historia reciente. Conmueven tanto los datos como algunas imágenes, en especial una que da cuenta del paisaje con una foto en la ruta, un viento casi desértico, el pasar de autos y una bandera argentina rota flameando: “Aquí dio su última clase” se lee, y esta película está para que no lo olvidemos.
“Los jueces siempre los ponen los patrones”, es una de las frases más fuertes del documental “En Obra”. Y si bien, la justicia ha actuado y emitido veredicto en el caso del asesinato del docente neuquino Carlos Fuentealba, lo cierto es que el responsable del mismo, estaría libre, a pocos años de una sentencia lograda con mucho esfuerzo por parte de los fiscales intervinientes. Esta afirmación, dura y tajante, puede ser entendida como una manifestación de enojo, pero lo cierto es que es un reclamo que debe ser leído, más allá de este caso, una necesidad popular de ser tratados y respetados como iguales, independientemente de la ubicación que ostenten en la pirámide social. Para quienes no lo recuerden, Fuentealba fue asesinado cuando participaba de una marcha en el marco de un paro docente en Neuquén, por un oficial de la fuerza de seguridad de la provincia en 2007. A lo largo de este trabajo de investigación de Ariel Borenstein y Damián Finvarb, veremos como los estamentos del poder de turno (representado en varios ámbitos), accionan para perpetuarse y obturar reclamos legítimos en varios frentes. El documental está estructurado en tres partes, todas referentes a conflictos gremiales serios en el Sur del país. En cada una de ellas, hay presencia de Carlos Fuentealba, quien transitó por esos espacios, dado que era un hombre comprometido políticamente con la sociedad. A lo largo del prolijo y metódico seguimiento que hacen los documentalistas, el eje será la militancia, la búsqueda de los trabajadores por hacer oir su reclamo, y las respuestas de quienes están aliados para sostener el “status quo”, a cualquier precio. Hay valiosos testimonios, fragmentos que sorprenderán al espectador (un dirigente gremial suspendido por “99 años”?) y la descripción de un hombre que, en todos los espacios que ocupó, fue consecuente con la defensa del derecho de sus conciudadanos. Necesario, complejo y arriesgado registro, sin dudas. La memoria de Carlos, no merecía menos.