"Un talento salvaje" Lo maravilloso, las atracciones visuales y la vida cotidiana. Una comedia romántica sobre el arte de la magia. Giro de ases (2020) es un largometraje argentino dirigido por Sebastián Tabany. Estrena este jueves 17 de septiembre por Cine.Ar TV y Cine.Ar. Martín (Juan Grandinetti) es croupier de blackjack en el Casino de Buenos Aires y es aprendiz de magia. Sus compañeros del oficio (Thelma Fardin y Lautaro Delgado) desean que él avance en la magia con cartas. Una noche Martín asiste a una función de Facundo (Esteban Perez), su compañero mago. Ahí se enamora a primera vista de Sofía (Carolina Kopeliof), estudiante de Historia del Arte en la facultad y novia de Facundo. El problema de Martin será doble: descubrir cuál es su talento oculto y ver cómo acercarse a Sofía. La iluminación del film es muy buena, dado el trabajo con los colores y las fuentes de luz en clave baja. Respecto a la dirección de arte, es destacable la construcción de escenarios abarrotados de objetos; entre estos están el galpón de los amigos de Martín, la mansión de René (Romina Gaetani) y la casa del protagonista. Algunos recursos técnicos del film que sobresalen son travelling in-out, travelling circular, plano fijo, primer plano y angulación en contrapicado. El argumento de esta comedia es sencillo y avanza sin sorpresas. La dirección de casting esta lograda y los actores entran muy bien en la dinámica de los personajes. Sin embargo, la banda de sonido es regular, ya que hay que hacer esfuerzos para entender los diálogos; la música es reiterativa y no genera tensión ni expectativas sobre lo que viene en la banda de imagen. "En conclusión, la película de Tabany tiene una trama concreta y legible. Su factura técnica destaca en la fotografía y la iluminación; aún así, la banda sonora puede mejorarse."
Giro de Ases de Sebastián Tabany. Crítica. Un universo de ilusionistas donde nada es lo que parece. Bruno Calabrese Hace 2 horas 0 3 Este jueves en CineAr Tv y a partir del viernes en la plataforma Cine.Ar Play se estrena la comedia romántica ambientada en un universo de magia e ilusiones. Por Bruno Calabrese. Hagamos un pequeño repaso: Harry Potter y su universo que incluye la saga Animales Fantásticos, El Gran Truco (para muchos la mejor de Nolan), Nada es lo que parece de Louis Laterrier con un gran elenco, el musical El Mago de Oz, hasta el gran Woody Allen se animó a meterse en el mundo de los ilusionistas en la comedia Scoop. El cine argentino muy pocas veces lo ha hecho. Podemos citar la maravillosa El Acto en Cuestión de Agresti, Bruja con Erica Rivas, estrenada el año pasado o el homenaje al cine giallo hecho en 2018 por los hermanos Onetti, Abrakadabra (sin ir más lejos Germán Baudino, su protagonista, hace una aparición en Giro de Ases) , pero no mucho más. Por eso, siempre es bienvenida una película que gire en torno a ese interesante universo de los ilusionistas. Por que, sin ir más lejos, ¿Qué es el cine más que crear una ilusión de que lo que estamos viendo es una historia real, aunque sea durante el tiempo que dure la película?. En esta ocasión estamos ante una comedia romántica, algo que ya marca una diferencia con las producciones anteriores. La historia gira en torno a Martín (Juan Grandinetti), quien trabaja de croupier en el casino durante la noche y durante el día se dedica a estudiar y a practicar magia con cartas. Martín es muy amigo del Rubio (Lautaro Delgado Tymruk), cuyo talento mágico es ser carterista. Martín y el Rubio son habitués del local de magia de Mariana (Thelma Fardin), donde se reúnen para hablar y practicar trucos y compartir momentos de camaradería. Los tres son de ir a nuevos shows de magos y recorrer la escena mágica de la ciudad. Uno de esos nuevos espectáculos es de Arben (Esteban Pérez), un mago de grandes ilusiones. Todo su mundo cambia cuando, la noche del estreno, Martín conoce a Sofía (Carolina Kopelioff), la novia de Arben y queda instantáneamente enamorado de ella. A medida que pasan los días, Martín experimenta un cambio en su magia al pensar más en Sofía. Su interés por ella, el amor que le despertó, provoca también un cambio radical en su forma de hacer ilusiones y lo pone en contacto con un mundo mágico que él no creía que pudiese existir. Pero no solo lo romántico es el sustento del film, con una estética visual donde se respira el hipnótico mundo de René Laband y de sus increíbles trucos con cartas, logra sus momentos más altos en los actos de magia y en ese sinfín de extraños personajes que rodean la mesa de black jack que maneja Martín. Ahí habrá lugar para delirantes anécdotas relacionadas con el mundo de las apuestas e incluso para un sorpresivo cameo de lujo de Andy Muschetti, director de IT y de Mama. Con actuaciones destacadas del trío protagonista (Grandinetti, Delgado y Fardin), Giro de Ases suma muchos puntos por ser un relato sólido donde nada es lo que parece. Un universo de donde aparecerán magos de distintas índoles: estafadores, honestos, solidarios, genios, obsesivos y enamoradizos, como Martìn. Con puntos en común con El Ilusionista de Neil Burger, el director logra construir una atractiva historia de magia donde el amor es lo único verdadero y lo demás forma parte de una ilusión.
Sin magia para el tono Muchas cosas no se pueden enseñar ni aprender en el cine, no se trata del talento innato sino del sentido del tono. Tal característica es intangible a un nivel que no puede transferirse y que en varias oportunidades su detección tampoco garantiza un análisis asertivo. El tono es una brújula bien calibrada. En Giro de ases no hay brújula, el caos se ve en el horizonte por detrás de lo que sucede narrativamente en el plano de las acciones y los diálogos. El comienzo augura una película de corte familiar, al estilo live action de Disney, por su intento de ternura puesto en el protagonista que, de niño, descubre el amor por los naipes. De adulto lo vemos como croupier de un casino (uno que la puesta de cámara se ocupa de mostrar bien su nombre en un plano) en un día normal, en el que los jugadores tratan de aprovecharse para ganar en el blackjack. La escena permite entender que el mundo extraño de los casinos, sus lugares comunes y los personajes que lo habitan no aparecerán porque el interés de la película se halla en las peripecias del personaje y su búsqueda de lograr confluir su talento con el trabajo. Martín tiene un don; su foco no está puesto en las cartas ni en el mundo del casino sino en la magia, pero la interpretación de Juan Grandinetti no es una interpretación. Solo se para en su marca y recita los diálogos, de la misma manera en la que lo hacía en La maldición del guapo (un estreno de semanas anteriores). No hay posibilidad de empatía por él; el elenco que lo rodea parece sacudirlo para que exprese un sentimiento pero es en vano. En ese aspecto se apoya gran parte de los problemas de tono de la película. En el camino de Martín hay una separación, encuentros con personajes de la magia. Incluso la presencia del mago Henry Evans (que atraviesa toda la película) no parece mover la aguja interpretativa de Grandinetti. La senda del relato tampoco ofrece ondulaciones o curvas narrativas; todo sucede por automatismo y el primer punto de inflexión tarda en llegar, más para una película que dura menos de una hora y media. El tono Disney regresa a la trama en un puñado de escenas, con efectos especiales muy logrados pero algo extraños para una película que se arrastraba entre el drama y el romance bajo una cadencia de reposo, propio de otra clase de películas. Las subtramas que se suceden en el local de magia de Mariana (Thelma Fardin, la mejor de todo el elenco) son las más seductoras pero poco se profundizan, más bien se desvanecen por culpa de Grandinetti, quien hace un esfuerzo encomiable por interactuar con sus compañeros. La pata fantástica (otro ingrediente para formar un tono posible) tiene su costado vergonzoso en la línea de un verosímil endeble que se aprecia en la escena del juego en la calle, en la que un estafador capta víctimas para que adivinen donde está una carta particular. Un escenario común para Hollywood pero no para Buenos Aires. ¿Cuántas veces se vio a alguien jugando a adivinar cartas en una calle oscura en el medio de la noche y con dólares? La escena es además larga en sus tiempos internos, que colaboran a pensar en esta fallida suspensión de la credibilidad; como contrato tácito que los espectadores firman al ver una película. Giro de ases es bien intencionada en presentar una historia sobre una comunidad de magos, ilusionistas y demás personajes de ese mundo, pero sus ejecuciones derriban como un soplido a esas cartas que en los papeles parecían bien ubicadas.
UNA PELÍCULA QUE NUNCA EMPIEZA ¿De qué manera se inscribe Giro de ases dentro del panorama actual del cine nacional? La película del periodista y crítico Sebastián Tabany (codirigida por Fernando Díaz) es, en principio, una anomalía. Si bien es cierto que las derivas existenciales del Nuevo Cine Argentino quedaron en gran medida relegadas, y que los géneros son revisados desde distintos estratos de producción (el policial desde el mainstream, el terror desde proyectos más modestos, por poner dos ejemplos), lo que propone Giro de ases es un desplazamiento de esa tendencia; un cruce entre lo fantástico, la comedia romántica y el cine juvenil. Pero no solo eso: el tono que Tabany quiere otorgarle a su película busca desentenderse de cualquier cáscara realista, para trabajar con un verosímil permeable a los estados de ánimo, o las necesidades de una historia que se pretende “mágica”. El problema, claro, es que todo se queda en los papeles. Martín (Juan Grandinetti) trabaja de croupier en el Casino de Buenos Aires, pero su verdadera vocación es la magia. Como dicen un par de veces sus amigos durante la película, Martín es un gran cartomago, pero por alguna razón todavía no se animó a subirse a las tablas. Deprimido por la ruptura con su novia, pasa las tardes mirando videos de Henry Evans (mago al que admira, y que fuera de cámara entrenó a los actores para el rodaje), y atraviesa las noches trabajando en piloto automático. En una función de un colega al que mucho no soporta, queda flechado por Sofía (Carolina Kopelioff), la novia del mago; envalentonado por la posibilidad de un nuevo amor, y acompañado por su grupo de confianza (conformado por magos con distintas especialidades), va a ir descubriendo el alcance de sus verdaderos poderes. Luego de algunos chivos desvergonzados en donde vemos la fachada del casino unos segundos de más, Tabany nos señala a los personajes, nos da breves pistas sobre sus destinos posibles, y después no hace nada más. Resulta llamativo el modo en que la película se demora en delinear su conflicto, casi como si lo esquivara a propósito. Uno atraviesa los minutos preguntándose cuándo empieza, cuándo va a pasar algo, mientras las escenas se suceden sin demostrar interés por el tono, o incluso por el espectador. Si la narración avanzara, quizás sería menos fácil detenerse en las decisiones formales de Tabany, que inunda su película con planos televisivos y con actuaciones afectadas al estilo Cris Morena (Romina Gaetani y Thelma Fardin son ejemplares a este respecto), y que varía el tono sin encontrar nunca una homogeneidad (con raptos de una banda sonora que recuerda a ciertas comedias familiares de los 90, protagonizadas por animales). Pero no. Cuando pareciera que se abren algunas aristas de interés, que finalmente algo va a ocurrir, la película termina. Y la promesa de continuidad, que se revela recién hacia el final, genera una sensación de estafa más que de expectativa. El procedimiento, que tiene su antecedente más cercano en la primera parte de IT, de 2017 (y a juzgar por el cameo de Andy Muschietti, sale de ahí), acá no hace más que promover el enojo. Las posibilidades de un universo poco explorado por el cine argentino (el detrás de escena de la magia profesional) terminan por desplomarse, en una película que apuesta por generar el interés suficiente como para permitirse desarrollar su conflicto en una segunda parte, y que nunca lo consigue. Tabany quiso explorar la relación entre sus dos pasiones (el cine y la magia), pero el truco queda expuesto sin mucho esfuerzo. Lo que queda oculto, irónicamente, es la pasión.
El encanto que conquista los sentidos y libera la creatividad . Crítica de “Giro de ases”. La magia se infiltra en el romance, la infancia, las estafas urbanas y callejeras “Lo esencial es invisible a los ojos”, decía El Principito y ahora el cineasta Sebastián Tabany realiza un filme como antología y compendio de las emociones, sensaciones, reflexiones y reacciones que gesta el universo del ilusionismo. Por. Florencia Fico. Thelma Fardin habló de Giro de ases, su nuevo film: "Te invita a conectar con la fantasía" - Ciudad Magazine La película es acerca de Martín (Juan Grandinetti) un aprendiz de magia . Al anochecer en un show halla a Sofía (Carolina Kopelioff) y termina enamorado. Al pasar los días, su romance transforma su magia llevándolo a un universo inimaginable. Su figura femenina le da una fuerza única al papel que interpreta, posicionando a la mujer en un plano de hombres. La dirección de Sebastian Tabany recrea una comedia romántica con un acentuado tono fantástico donde cine y magia se plasman con humor, amor e ilusión. La película también propicia espacios para el drama personal del protagonista, Martín tras la ruptura de una relación. La realización convirtió en una gran recopilación de los distintos tipos y especializaciones en la comunidad maga. A su vez un tributo al ilusionista argentino René Lavand en la piel de Romina Gaetani y trajo a escena al campeón mundial Henry Evans. Estrenos argentinos: “Giro de ases” y dos documentales en Cine.ar - LA GACETA Tucumán El texto de Sebastian Tabany pone en foco un compilado de ramas del repertorio mágico ya sea un cartomago, el ilusionista, la fabrica y el pickpocket. El trasfondo también se hace presente las chicanas entre los magos, las estafas callejeras mediante el uso de éste arte y los trucos que rozan con lo ilegal en apuestas. El backstage y los entretelones le suman un condimento tensional al guion. Además cómo la magia pasa a ser un inductor magnético para desarrollar un ambiente seductor, encantador, tierno y sensible. Giro de Ases, película de Sebastian Tabany - Desde el Pie Se le agrega al filme líneas filosóficas sobre lo que significa ser mago y la representación de su oficio. Algunas de ellas son: “El nuestro arte es arte de la invisibilidad. Uno de los pocos artes como la magia donde la técnica y la habilidad permanecen ocultos no se puede mostrar. El nuestro es el arte de la oscuridad y el tiempo mi querido amigo no siempre esta de nuestro lado”, sobre su habilidad: “El talento no se puede enseñar pero se aprende”, “Los magos son mentirosos legítimos” y su meta: “La misión del artista es hacer creer al mundo la verdad de sus mentiras”. Carolina Kopelioff - responde sobre la película Giro de Ases parte 1 - YouTube La música de Eric Kuchevasky emplea una instrumentación a base de pianos en escenas de conflicto emocional. Las melodías completan y complementan el sentido mágico de la cinta con algunos tramos orquestales con flautas, violines y percusión. Para cada locación un estilo ya sea jazz, rock o ritmos urbanos. Giro de Ases – CS/ Comunicación Efectiva El encargado de fotografía José María Gómez da espectaculares tomas aéreas del casino donde trabaja Martin. Emplea travelings y juega con los espejos que funcionan como retratos de los estados de ánimo del protagonista. Los planos en detalle en las manos de cada mago, planos superpuestos y distintas iluminaciones para generar contrastes emotivos. La película se esmera en efectos especiales para dotar la pantalla de todo el potencial místico e imaginativo que posee la magia. Giro de Ases”: el hilo secreto entre el amor y la magia - Espectáculos En el reparto se encuentran el actor Juan Grandinetti quien le brinda a su papel un compromiso intenso, cariñoso y temperamental; como Martín un crupier y cartomago. La actríz Thelma Fardín como la dueña de un local de magia despliega su faceta más atrayente y cautivadora. La magia de "Giro de Ases" - YouTube El actor Lautaro Delgado compone a “El Rubio” con desfachatez, carisma y picardía a un carterísta de lo más entrañable. Su colega el artista Esteban Pérez interpreta a Facundo con un porte engreído, soberbio y egocéntrico. La actriz Carolina Kopelioff como Sofía encarna su papel con distintas gamas ya sea de forma inocente, contestataria y poética. Mirá el Trailer de la película Giro de Ases - Pokerlogia Por último, la participación de la actriz Romina Gaetani en su personaje hizo homenaje a René Lavand lo que dio un clima esotérico, lúdico, teatral, misterioso y enigmático. Romina Gaetani se convierte en “maga" en la película “Giro de ases” La ópera prima de Sebastián Tabany recrea un filme con un halo de fábula y la narración propia de un cuento de hadas donde sin dudas el espectador encontrará un mundo conmovedor, una hechizante historia de amor y un encuentro cercano con una vibra fantástica. Donde el trío Thelma Fardín, Lautaro Delgado y Juan Grandinetti son un combo lleno de complicidad, comicidad y compañerismo. Puntaje:85
Martín (Juan Grandinetti) es mago y se gana la vida como crupier. Todavía no se larga a realizar shows pero su amiga Mariana (Thelma Fardin), asegura que es el mejor “carto mago” que existe. A partir de la vida de Martín y de la actividad de los magos que se juntan en el negocio de Mariana -que crea trucos- es que se construye Giro de ases de Sebastián Tabany, reconocido periodista y crítico que presenta esta primera película y que pone en ella mucho de sus gustos. La magia en el cine es todo un género y ha dado miles de tìtulos, desde F de falso de Orson Welles hasta Nada es lo que parece de Louis Leterrier, grandes pelìculas y algún que otro fiasco. Tabany que es un cinéfilo de fuste, construye su opera prima sobre una típica historia de comedia romántica envuelta por el mundo de la magia y el gran misterio, que rodea siempre a este asunto de la existencia o no de “poderes” en ese mundo. Sabemos que los refutadores de leyenda gustan de tirar abajo esas teorías y si pudieran, además contarían cuàl es el truco que hace posible la ilusión, pero no es nuestro caso y suponemos que tampoco el de Tabany, que desliza en el desarrollo de toda la historia una sub trama que mejor no revelar pero que está sostenida sobre Romina Gaetani, que encarna a una especie de maestra de magos, y por Lautaro Delgado Tymruk como “El rubio”. Giro de Ases es un buen debut para Tabany, que como buen amante de la magia se guarda algunos trucos bajo la manga. GIRO DE ASES Giro de ases. Argentina, 2020. Dirección: Sebastián Tabany y Fernando Díaz. Guión: Sebastián Tabany. Intérpretes: Juan Grandinetti, Carolina Kopelioff, Lautaro Delgado Tymruk, Romina Gaetani, Esteban Perez, Thelma Fardin, Daniela Urzi, Antonia Bengoechea, Ema Graña, Henry Evans, Migue Di Lemme, Gonzalo Alvarez, Hugo Kato Quiril, Kim Chang Sung y Germán Baudino, y un cameo de Andy Muschietti. Producción: Machaco Films. Director de Fotografía: Pigu Gómez (ADF). Directora de Arte: Victoria Pedemonte. Música: Eric Kuschevatzky. Vestuario: Gabriela Varela Laciar. Maquillaje: María Rebeca Martínez Peralta. Duración: 82 minutos.
“Giro de ases” el arte de la ilusión. Dirigida y escrita por Sebastián Tabany esta entretenida comedia homenajea a la comunidad mágica Ramiro Cruz Hace 21 horas 0 19 El largometraje ubicado en Buenos Aires genera una novedosa producción en torno a la comunidad del mundo mágico que es poco común en el cine argentino. Por lo general, solemos ver documentales sobre magos, sus trucos y todo lo relacionado al “detrás de escena” que conlleva las presentaciones o performances de los magos. Esta es una de las primeras películas nacionales en donde “la magia” es la principal temática, lo que la convierte en una pieza novedosa y atractiva, siendo un buen argumento para cautivar al espectador cansado de ahondar en géneros repetitivos. La historia se centra sobre la vida de Martín – Grandinetti Juan – un aficionado con gran facilidad para los trucos con cartas, quien además, trabaja como croupier en el Casino de Buenos Aires. Junto con sus amigos: Mariana – Fardin Thelma – dueña de un local con artículos para la magia y Arben – Pérez Esteban – quien es también un mago con sorprendentes habilidades, trabajan constantemente para perfeccionar sus técnicas y realizar trucos atractivos. Pero una noche todo cambia para Martín quien a partir del estimulo de un incipiente amor, comienza a experimentar cambios en su vida y que la magia es algo más que un simple hobbie en su vida y además no esta solo. La utilización muy sutil pero efectiva de los efectos especiales genera un equilibrio perfecto para que la película resulte atractiva al espectador y que la linea que divide este mundo fantasioso del real sea verdaderamente delga y difícil de distinguir. Por otra parte, el especial hincapié sobre la importancia del amor y el motor de todo lo fantástico y fabuloso es una interesante interpretación por parte del director sobre lo que moviliza y lleva a los grande magos de la vida a destacarse por sobre el resto. Sin dudas se trata de una producción a destacar que despertará la intriga para esperar por una segunda parte que cuente como Martín desarrollará sus habilidades que, por el momento lo posicionan como una joven promesa en su rubro.
Además de cineasta, periodista, crítico, caricaturista y profesor de artes marciales, Sebastián Tabany es mago profesional. Por eso, no extraña que para su ópera prima como guionista y director haya optado por una comedia romántica ambientada en el mundo de la magia. Martín (Juan Grandinetti) trabaja todas las noches como crupier en el casino porteño y de día se dedica a practicar trucos con cartas. Su mejor amigo es El Rubio (Lautaro Delgado Tymruk), una suerte de gurú pero cuyo principal talento pasa por ser... carterista. Una noche, ambos asisten a un show de magia, donde Martín conoce a Sofía (Carolina Kopelioff), la novia del ilusionista que está sobre el escenario. Es amor a primera vista y, desde entonces, todo cambiará en la vida del protagonista. Incluida su relación con la magia. Lo mejor del film -que tiene un homenaje explícito al mítico René Lavand en el personaje que interpreta Romina Gaetani, cameos como el del director Andy Muschietti y la participación especial de un campeón mundial de magia como Henry Evans- tiene que ver con la recreación de un mundillo que Tabany conoce de primera mano y un buen uso de los efectos visuales para construir la veta fantástica del relato. No se trata de un mérito menor en el contexto actual del cine argentino.
Escrita por Sebastián Tabany y codirigida junto a Fernando Díaz, se estrena a través de Cine.Ar TV y Cine.Ar Play Giro de ases, una película sobre magia en Buenos Aires. Martín (Juan Grandinetti), desde pequeño, elige la magia, más específicamente las cartas. Después de una linda secuencia inicial de créditos animada, ya de adulto lo vemos desempeñarse como croupier en el Casino de Buenos Aires, pero en sus tiempos libres practica la cartomagia como en una especie de doble vida. A los pocos minutos de empezar la película, su novia lo abandona y su mundo parece empezar a tambalearse y se lo ve más distraído. A su alrededor, un colorido conjunto de personajes se van desplegando. Una encantadora maga de salón (Thelma Fardin), un tipo que aprovecha sus dedos mágicos para robar billeteras (Lautaro Delgado Tymruk), un mago de escenario más preocupado por la fama que por la magia (Esteban Pérez) y, la novia de este último, Sofía (Carolina Kopelioff). Es ella quien despertará en Martín algo desconocido, poderoso e incierto. Una joven que estudia artes y a quien su novio maltrata bastante desde lo psicológico. Y entonces Martín la ve y la conexión entre ellos parece mágica. Con Giro de ases nos encontramos ante una película sobre la magia con un acercamiento fantástico pero muy ligado a lo cotidiano. Acá hay algo, una energía quizás, que no se ve pero que le permite sólo a unos pocos personajes desplegar un tipo de magia para la cual no se necesitan trucos, para la cual no hay que distraer miradas hacia otro lado. Así, la película se mueve entre lo romántico y lo mágico, ambas cuestiones están conectadas. La trama plantea un mundo colorido, con diferentes personajes a los cuales se encarga de desarrollar, pero no termina de aprovechar todo aquello que expone. Hacia el final nos podemos quedar con ganas de más, pero también terminar decepcionados por ese mismo motivo. En el medio, trucos de magia, momentos más entretenidos que otros (en alguno la trama se estanca) y algún cameo curioso. “Un mago, por más hábil que sea, necesita renovar sus trucos si quiere mantener su reputación”, escribió Steven Millhauser en el cuento que sentaría las bases de la película El ilusionista, a la cual Giro de ases remite de manera irremediable. Acá, Tabany, alguien muy cercano al mundo que retrata, agota sus trucos antes de lo necesario. A la película se la siente recargada de estímulos e indecisa en su tono. “Algunas veces las cosas no suceden cuando queremos que sucedan. Algunas veces es cuestión de confiar en el destino”. Giro de ases apuesta a confiar en el azar, no por nada se sucede bastante en el terreno del juego, aunque las escenas relacionadas a este tema se mueven más entre anécdotas y algún malentendido antes que introducirse en temáticas más complejas, como por ejemplo el de la adicción. Pero también a confiar en uno mismo y a dejarse guiar por los maestros que la vida nos presenta (ahí entran en juego Romina Gaetani con un intrigante personaje y el mago Henry Evans). Giro de ases presenta una estética colorida y brillante que no puede evitar sentirse artificial. Y, aunque parte de una premisa y de personajes atractivos, elige quedarse en el planteo y apostar por un final abrupto que promete más de lo que entrega. Antes que una comedia romántica (no es muy graciosa y lo romántico tampoco ocupa el rol principal), es una historia sobre descubrirse y descubrir de lo que somos capaces.
La suerte está echada Una muy buena y novedosa propuesta relacionada con la magia y sus personajes se puede encontrar en Giro de ases, la ópera prima de Sebastián Tabany con producción de Machaco Films, a través de Fernando Díaz. Y es que la película integra el mundo de la magia y la ilusión con la cotidianeidad de personajes urbanos que buscan, también, el amor. Crea, de este modo, un interesante universo generando una historia y un contexto sólido para un grupo de ilusionistas que, cada uno de ellos con una característica identificatoria, cimentan el camino para que dicho universo amplifique su cuento de cara al futuro. Juan Grandinetti como Martín, el personaje del joven mago atribulado que se desempeña como croupier en un casino y es dueño de un don que descubre de a poco y por casualidad y que no sabe cómo manejar, encontrará en el personaje de Lautaro Delgado Tymruk (El rubio), a la vez una especie de guía y mentor. Mientras tanto, y en paralelo, comienza su búsqueda del interés amoroso por Sofía (Carolina Kopelioff). Los efectos relacionados con los diferentes trucos de magia son efectivos, y muy bien planteados tanto como creíbles visualmente, y se corresponden con lo necesario para establecer la base de la narración, involucrarnos y lograr que entremos en el juego. La figura misteriosa de Romina Gaetani es quien se convertirá en… hoy en día esto podría bien ser considerado un spoiler. Dejemos en algún lugar la sorpresa. El límite entre el bien y el mal es fino y hasta difuso en más de una ocasión, pero como dice y subraya Martín, esto es “Un acuerdo entre dos que va más allá del engaño”. Y, claro, funciona a muchos niveles. La mención sutil de aquel gran ilusionista que muchos deben recordar por sus presentaciones en teatro y TVes un gran guiño que sienta además las bases de lo que seguirá, en el marco de la historia del círculo de magos que aún no sabe del todo que lo es. La película completa su elenco con Thelma Fardin como Mariana y Esteban Pérez como Arben. También se cuentan en los intérpretes excelentes actores como personajes de reparto y la aparición del mago Henry Evans, como elemento de unión en los puntos de la historia, además de un cameo genial que seguramente disfrutarán.
Crítica emitida en radio. Escuchar en link.
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Creer para ver. En esta ópera prima, cuyo título alude a la jerga de los magos, Sebastián Tabany junto a Fernando Díaz -en su rol de co- director- mezcla dos energías que atraviesan su carrera, la magia y el cine. Además de crítico, el conductor del recordado ciclo televisivo El Acomodador nos introduce con Giro de ases en el territorio de la comedia romántica, pero tal vez de esas historias de amor que no necesariamente obedecen a dos personas sino a otro tipo de amor como por ejemplo a la magia; al arte de los magos y a la cartomagia, donde la suspensión de credulidad es la carta escondida en el mazo de la inocencia. Recuperar el asombro ante un truco de magia bien realizado es algo similar a dejarse llevar por lo inexplicable como ocurre con la atracción amorosa entre Martín (Juan Grandinetti) y su musa Sofía, interpretada por Carolina Kopelioff. Además de contar con el don de los elegidos, el protagonista debe trabajar de croupier en una mesa de Blackjack y ocultarse ante la mirada de un jefe que sólo piensa en el dinero y la adicción de los habituales ludópatas que se presentan en la mesa. Pero las diferentes formas de magia como la de salón, el ilusionismo o inclusive el arte del punguista (el elegante no el mediocre) también están presentes en las acciones de los personajes que acompañan a Grandinetti como por ejemplo El Rubio en la piel de Lautaro Delgado Tymruk, Thelma Fardin y la participación especial de Romina Gaetani, a quien le reservaron el lugar de maestra y el nombre del ya fallecido mago René Lavand, único en su especie. De este modo, y enfocado en un público amplio, el opus de Sebastián Tabany se aleja en primer término de su anterior incursión con Ezio Masa en el género de terror para apostar a la candidez de una historia sencilla que potencia el valor de creer aunque más no sea por un rato, donde la galera y el conejo entonces proponen un viaje al pasado, sin escala en la nostalgia.
La ópera prima de Sebastián Tabany, Giro de Ases (2020), se introduce de lleno, por primera vez en el cine local, en el universo de la magia, un espacio en el que las reglas parecen haberse hecho para engañar, pero que en realidad sirven como sustento para transitar la vida buscando objetivos sin tener que pedir la aprobación del otro para ser quien realmente uno debe ser. Martín (Juan Grandinetti) es el joven empleado de un gran Casino, vive a contramano del mundo, trabaja de noche, duerme de día, y aún se encuentra dolido por una reciente separación amorosa. Al conocer a Sofía (Carolina Kopelioff), la novia de uno de sus amigos magos (Esteban Pérez), sentirá un flechazo instantáneo por ella, pero se resistirá a responder al llamado de Cupido hasta tanto comprenda cuál es su lugar en el mundo, y, particularmente, en el mundo de la magia. Acompañado por El Rubio (Lautaro Delgado Tymruk), una suerte de guía o sensei espiritual, y Mariana (Thelma Fardin), su amiga de toda la vida, Martín deberá asumir su rol y posición, descubriendo su verdadera capacidad y potencial en la magia, más allá de su carácter recreativo para los espectadores, decidiendo qué pasos deberá tomar para no perder la oportunidad de ser quien realmente desea ser. Tabany, cinéfilo de pura cepa, imprime a Giro de Ases una narrativa propia y distinta, que se funda en la nostalgia por un cine de otro tiempo, aquel que reunía frente a la pantalla al público y proponía historias clásicas de amor y aventuras, recuperándolo en esta oportunidad, con atmósferas y situaciones que aluden a producciones de los años ochenta del siglo pasado y en las que el espíritu de un cine recreativo familiar supo potenciar a directores y estudios, pero, principalmente, pudo sostener relatos con los que rápidamente se empatizaba por su fácil identificación de personajes y acciones. Así, magos y magas, y una misteriosa historia tras estos, es la base para que el guion, también de Tabany, se permita transitar, sin brindar mucha información, por cierto, por el romance, el suspenso y la intriga por dosis iguales, fortaleciendo, con trucos y algunos momentos de suspenso, el enigma sobre el origen de Martín y su participación en un linaje de magos del que heredará leyes y una manera de ser en el mundo.
La ópera prima de Sebastián Tabany nos introduce en el mundo de la magia, a través de una historia de amor y fantasía ¿Quién acaso cuando era chico no pensó alguna vez en convertirse en mago y sorprender a amigos con trucos y hazañas increíbles? Pues se sabe que un truco de magia rompe los esquemas lógicos de nuestra mente. Los objetos levitan, las monedas desaparecen y las cartas de la baraja se transforman. Delante de nuestros ojos suceden cosas imposibles. Al ver un acto de prestidigitación, mentalismo o de naipes, volvemos a ser niños y nos dejamos invadir por el misterio de lo inexplicable. Martin (Juan Grandinetti) eligió ese camino desde pequeño, más específicamente la vocación de convertirse en cartomago. Ya de grande su afición va de la mano con su trabajo: croupier del turno nocturno en el Casino flotante de Buenos Aires. Su historia comienza cuando es abandonado por su novia y su mundo comienza a tambalearse. Sin embargo, Martin no está del todo solo. El círculo de magos en el que se mueve no lo abandona. Durante el día pasa las horas con El Rubio (Lautaro Delgado Tymruk) en el local de magia de Mariana (Thelma Fardin), pensando trucos y aprendiendo más. Un variopinto y deleitable grupo de personajes con historias bien desarrolladas entre los que se encuentra de vez en cuando Arben (Esteban Perez), un mago más preocupado por la popularidad que por la magia en sí misma. Cuando el grupo asiste al nuevo show de Arben, Martin conoce allí a su novia Sofía (Carolina Kopelioff) enamorándose de inmediato, lo que despertará no sólo nuevos sentimientos sino también nuevas capacidades en el joven mago. Docente, crítico de cine, periodista, conductor, guionista, mago profesional y ahora director, Tabany sorprende con un producto argentino único, ya que películas nacionales de magos era un campo inexistente en las salas (ahora virtuales) argentinas. Si bien se fundamenta como una mezcla de géneros (tantos como las facetas del director), apunta a una trama lo suficientemente simple para entretener pero lo bastante mágica para recomendarla. Y es que los papeles de Grandinetti, Fardin y Delgado Tymruk, más allá de ser sólidas interpretaciones, establecen personajes cercanos en todo momento asentando una película romántica y cotidiana con una pizca de fantasía. No es sencillo actuar de cantante, ni de boxeador o incluso de bailarín si uno nunca ha practicado tales movimientos. Pues actuar de mago tampoco es algo fácil de realizar si lo que se busca es un resultado diferente a películas como Now you see me (2013), en las que el recurso de la magia es prácticamente un elemento de ciencia ficción y los personajes solo chasquean los dedos y esbozan una sonrisa. Aunque saber rozar lo absurdamente fantástico, si es bien realizado, puede conducir a éxitos como The Incredible Burt Wonderstone (2013). Es por ello que se le encargó a Henry Evans (campeón mundial de magia) la preparación de los jóvenes actores para poder realizar los trucos ellos mismos. Tabany deseaba sostener escenas sin dobles ni cortes de cámara para un realismo visual tal que el espectador sienta que está observando una performance en vivo y en directo. Dicho esfuerzo rinde frutos y se nota. Un film de ilusiones e historias agradables en las que la participación de Evans no es la única: Romina Gaetani (Soy Gitano, El Hombre de tu Vida) hace acto de presencia con un misterioso personaje inspirado en el gran mago argentino René Lavand. Incluso Andy Muschieti (It, Mamá) tiene su pequeño cameo. En definitiva, ochenta minutos de disfrute y con un acto final que los va a hacer emocionar y querer aplaudir como si estuvieran allí.