Finalmente se estrena esta película de Lisandro Listorti en la que espejando la preservación cinematográfica con la botánica, el director configura un bello ejercicio documental. Hipnótico, distinto, por este trabajo se llevó el Premio José Martínez Suárez al Mejor Director de la Competencia Argentina del 37 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.
Flores y planos, o plantas y películas sobreviven en el hermoso ensayo de Listorti.
Leandro Listorti sobre la preservación de las especies y el cine El realizador de "Los jóvenes muertos" (2010) y "La película infinita" (2018) regresa con una original propuesta que entrelaza la biología con el cine para hablar de la preservación. Herbaria (2022), ganadora del Premio del Jurado Society of Coastal Hoteliers en la sección Burning Lights de Visions du Réel, resulta un hipnótico y apasionante tratado sobre la preservación botánica y fílmica Listorti establece de manera muy original, y a través de un mismo apellido, una serie de paralelismos entre la extinción de las plantas y los archivos cinematográficos conectando a Cristóbal María Hicken y Pablo Cristian Ducros Hicken, abuelo y nieto, uno el botánico argentino más importante del siglo XX, y el otro, uno de los más mayores coleccionistas de proyectores del mundo, con cuyo nombre fue honrado el Museo del Cine porteño. Rodada en 16 mm y 35 mm en locaciones de Berlín, Nueva York, Buenos Aires o Bariloche, y compuesta por material de archivo de varias épocas, Herbaria es una película de texturas fílmicas y narrativas, de la que se desprenden muchas capas, algunas sutiles, otras explicitas. La tesis de Listorti trabaja distintas hipótesis, pero la conclusión final es categórica e irrefutable. Épocas, espacios y tópicos se entrecruzan generando una atemporalidad visual donde todo es pasado, presente y futuro. En Herbaria el cine y la naturaleza son atravesados por los mismos peligros. Son acechados por el fantasma de la destrucción. Porque, así como desde 1750 más de 500 especies de plantas se han extinguido, el cine mudo sufrió las mismas consecuencias.
¿Qué tienen en común el mundo de las plantas y el del cine? El director de Los jóvenes muertos y La película infinita concibió un fascinante ensayo en el que habla de dos universos en crisis: por un lado, desde 1750 hasta la fecha se han perdido más de 500 especies, mientras el planeta sufre el avance de las fronteras agropecuarias, el cambio climático y cada vez menos biodiversidad; por el otro, el 90 por ciento del cine mudo y el 50 por ciento del sonoro también se han perdido para siempre. Listorti reconstruye la historia de la preservación, tanto de plantas como de cine, la tarea de los pioneros, apela a material de archivo y a imágenes actuales (en 16 mm y Súper 8, claro), expone cómo algunas colecciones históricas de especies naturales se conservan solo en la Argentina (porque muchas se perdieron en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial) y hasta encuentra conexiones familiares entre ambas disciplinas: Cristobal Hicken (1875-1933) fue un botánico tan destacado que hoy la principal escuela de la especialidad lleva su nombre, mientras que Pablo Ducrós Hicken (1903-1969), su sobrino, fue un coleccionista cuya pasión por el séptimo arte fue la base para el Museo del Cine que lleva su nombre. Con la ayuda de algunos testimonios en off de especialistas y de unos pocos carteles explicativos, Listorti va mostrando las técnicas tradicionales de búsqueda, identificación, catalogación y preservación que se mantienen desde hace décadas (siglos) y el paciente trabajo de los especialistas. Un film bello y delicado sobre un oficio, un universo y el trabajo casi invisible (o invisibilizado desde el poder) para que la memoria y la historia no mueran.
Herbaria es un documental hecho solo con imágenes, algunos textos y comentarios de quienes se dedican a las diversas tareas de preservación de las distintas áreas.
La creación de Leandro Listorti es una hipnótica construcción que establece lazos únicos e impensables entre la preservación de las especies botánicas y la producción fílmica. Con ese encanto especial que tiene el mundo de los trabajadores minuciosos y pacientes que se dedican a documentar, restaurar, guardar nuestro presente, para comprender nuestro pasado, para no llorar, después, por lo perdido. Desde 1750 a nuestros días han desaparecido 500 especies, una cantidad muy superior a pájaros, anfibios y mamíferos juntos. Algo parecido ocurre por ejemplo con casi todo el cine mudo. Plantas y películas que no han resistido el paso del tiempo. Filmada en 16 y 35 mm, toda la película iguala el material de archivo con lo obtenido en Nueva York, Berlín, Buenos Aires y Bariloche. Una coincidencia familiar, la de Cristóbal María Hickern botánico y Pablo Ducros Hicken coleccionista de proyectores, abrió para Listorti el mundo de Herbaria, único e imprescindible, un documental fascinante y un mandato que nadie debería ignorar: preservar para el futuro.
SAVIA Y CELULOIDE Preservar nuestro patrimonio alcanza distintos significados en este documental de Leandro Listorti que conecta al naturalismo y la botánica con el cine, sin que esto resulte forzado por el apellido en cuestión. Lo que a priori puede no ser del todo atractivo termina resultando en una curiosa propuesta visual que remite a catálogos botánicos antiguos o enciclopedias que se han perdido en las bibliotecas del tiempo. Sumado a los registros del enorme archivo fílmico del Museo del Cine que son apenas imágenes inconexas, el film adquiere un tono melancólico que se focaliza tanto en la pérdida como en el sacrificado trabajo por preservar la memoria y las especies. El apellido que conecta ambos universos es Hicken y se extiende primero a la preservación y estudio del reino vegetal (Cristóbal María Hicken) para, en otra generación, dedicarse a la minuciosa preservación del patrimonio fílmico (Pablo C. Ducros Hicken). El film propone un paralelismo entre las dos tareas con acierto, sumergiéndonos en un mundo donde la conservación de especies y material fílmico es frágil y el riesgo de perder un elemento implica una tragedia. Esto es lo que hace que Herbaria alcance cierto tono elegíaco por la pérdida tanto de especies como de material fílmico, a pesar del esfuerzo titánico de investigadores y aficionados. La propuesta de Listorti establece un puente entre disciplinas distantes desde la curiosidad por descubrir ese mundo con material de archivo, testimonios y un aproximamiento experimental desde el sonido. El montaje da a este museo de imágenes movimiento, desarrollando un gran trabajo investigativo que parecen fragmentos cinematográficos de la legendaria Enciclopedia Británica.