In-Actividad Paranormal es una película que tiene algunas secuencias muy bien logradas y muy divertidas, pero otras un tanto flojas, sobre todo el desenlace y los quince minutos finales que no son tan buenos como deberían. Los adolescentes y lo que gustan del humor bien guarro la van a pasar bomba con esta parodia de películas paranormales, que al igual que la anterior...
Innecesaria y gritona Resulta un tanto estéril preguntarse viendo los resultados de In Actividad paranormal porqué se insiste con estas parodias infradotadas que degradan al término parodia per se y reflejan la falta de talento a la hora de hacer reír sobre todo si la idea proviene de las huestes del insoportable Marlon Wayans, gritón, excitado y reiterativo hasta el hartazgo en lo que no podría ser otro fiasco devenido secuela de la patética ¿Y dónde está el fantasma? El conjuro y Sinister esta vez ocupan el blanco para desatar las referencias paródicas apelando siempre a la obviedad de los lugares comunes y a la escatología simplista como remate de chistes que son tan tontos que la única manera de hacerlos efectivos es con un apunte de mal gusto o humor rancio y chabacano. Era de esperar que la muñeca Abigail, conocida por la platea cultora del género en el prólogo de El conjuro, tuviese aquí un protagonismo fundamental y como era de esperarse también vinculado a la extraña relación con Malcom (Marlon Wayans) que tras exorcizar a su novia Kisha (Essence Atkins) intentará recomponerse y esta vez con una pareja blanca: Megan (Jaime Pressly) y los dos hijos, una adolescente media dark y un pequeño que se contacta con el demonio ancestral que habita en la nueva casa. Con la misma estructura que Actividad Paranormal, es decir el registro del falso documental intrascendente, la galería de exabruptos y apología al consumo de drogas dice presente desde el minuto uno hasta el final. El humor drogón sólo hace reír por unos segundos y luego el efecto acumula la resaca de la falta de ideas o giros entretenidos para que la trama acopie referencias inútiles o refleje su mediocridad en cada remate, siempre con un plus de gritos y caras de susto que Wayans se encarga de hacernos soportar frente al espectáculo de su propia decadencia. A nadie sorprende que se tomara por ejemplo la referencia a la pareja de psíquicos de El conjuro como el estereotipo elemental del matrimonio con problemas y dado el don de la videncia que ella sepa con quién se quiere acostar su esposo. De esas ideas maravillosas y dotadas de un talento abrumador se compone esta insoportable secuela que anticipa una tercera parte. Y si la droga sigue, el número llegará al infinito y más allá.
La bola en la ingle 2 Inactividad Paranormal es la secuela de un film estrenado en nuestro país el pasado año con el nombre de ¿Y Dónde está el Fantasma?. No sé si los distribuidores notaron lo absurdo del título elegido en aquella oportunidad (la original se llama secamente A Hounted House) o tuvieron la cintura para notar que les convenía no relacionar esta nueva entrega con la anterior. Ese mismo año, con motivo del estreno de aquella y Scary Movie 5 deje planteada con bastante claridad mi opinión sobre este tipo de obras por lo que prefiero no extenderme en introducciones esta. Inactividad Paranormal es mala, muy mal. Y puedo asegurar que ese es el calificativo correcto ya que busca dañar la mente del espectador, y eso es maldad. Como breve reseña puedo decir que retoma los hechos al final de la primera entrega para encausarse rápidamente en una nueva historia (nueva respecto a la anterior). Malcom (Marlon Wayans) consigue una nueva novia que por necesidad de la trama tiene dos hijos y se muda junto a ella a una nueva casa. A partir de acá se decide abordar, usando como disparador la película El Conjuro, una línea argumental muy mal trazada que se basa en una muñeca poseída que cela al protagonista. La estructura en la que se organiza esta trama es más o menos esta: Secuencia de Wayans gritando histéricamente, secuencia de chiste étnico, secuencia de misoginia, secuencia de Wayans desnudo (de esa no nos salvamos nunca), secuencia con dialogo de doble sentido (alegoría sexual), secuencia escatológica, segunda secuencia de chiste étnico, segunda secuencia de Wayans gritando, segunda secuencia de misoginia, Wayans grita nuevamente. Fin. Si uno tiene más o menos en la memoria la primera entrega encontrará como dato estructural interesante que las secuencias son las mismas, sólo que con diferentes personajes. No digo esto a grandes rasgos, son realmente exactas. Eso es productividad o como hacer una película por año sin dedicarle más de dos horas al proyecto. La coherencia interna que permite pasar de una secuencia a la otra debe estar bastante codificada porque es muy difícil de localizar. Para los que disfrutan en rastrear las referencias de las parodias temo decir que tampoco es la mejor opción en ese sentido ya que es la que menos cantidad tiene. Algunas son: Actividad Paranormal, la citada El Conjuro, El Resplandor, Posesión Satánica, Sinister y El Último Exorcismo: Parte II. Marlon Wayans tiene bastante ímpetu para seguir realizando films a pesar de los resultados pero parece hacerlos cada vez con menos esfuerzo e intenciones, eso lo convierte en un tipo extraño o en un simple ladrón.
Pesadilla en lo profundo de la butaca Dos interrogantes cruzarán nuestra mente al ver una tras otra las escenas de In-Actividad Paranormal (A Haunted House 2, 2013): "¿Por qué" y "¿Para qué?"... Difícilmente haya alguna otra manera de expresar la última incursión de Marlon Wayans (Una película de miedo -Scary Movie, 2000- entre otras) quien tropieza dos veces con la misma piedra escribiendo y protagonizando nuevamente la secuela de ¿Y dónde está el fantasma? (A Haunted House), a la cual para mal de males nuestros creativos nacionales -o tal vez regionales- tradujeron In-Actividad Paranormal borrando toda conexión con la anterio entrega, negándole su calidad de secuela. ¿Habrá sido accidental o adrede para que pase de forma más disimulada? Misterio. Respetando el estilo tradicional de este subgénero que parodia otras películas comerciales (Acción, Musicales, Comedia), In-Actividad Paranormal nos presenta un monstruo híbrido-paródico que se alimenta primordialmente de otros éxitos recientes del género de terror como ser Actividad Paranormal (Paranormal Activity, 2007), Sinister (Sinister, 2012) y El conjuro (The Conjuring, 2013). El sentido de "monstruosidad" al que nos referimos queda libre de ser interpretado por cada uno de los lectores. El recurso "cámara en mano" y "varias cámaras filmando todo, todo el tiempo" -a través del cual se dearrolla la historia- es tan o más forzado de lo que ya lo es en aquellas películas a las cuales intenta parodiar; algo así como intentar desarrollar el concepto Panóptico Foucaultiano después de una lobotomía frontal. Lo positivo aquí es que podemos otorgarle el beneficio de la duda al director Michael Tiddes: no sabemos si el recurso es mal utilizado a propósito para exagerar lo paródico, o si realmente resultó de esta forma a pesar de todas sus buenas intenciones. Un extenso muestrario de chistes racistas, misóginos y extremadamente escatológicos podrán hacer las delicias de todo espectador bien predispuesto a ver una película liviana que le permita consumir 86 minutos de su vida sin ton ni son, pero les puedo asegurar que hasta el más despreocupado de la audiencia mirará con ojos sospechosos cuando la película nos exponga al cuarto chiste consecutivo sobre flatulencias o sexo con muñecos poseídos. La ausencia sin aviso de una estructura narrativa minimamente coherente, que solo se limita a presentarnos gags y líneas de acción inconexas entre sí -moneda cada vez más corriente en este subgénero paródico de Wayans- pareciera por momentos intentar reflejar cierta analogía respecto del miedo contemporéano de los jóvenes-adultos al compromiso y la vida en pareja. Pero cualquier intento de lectura a más de un nivel es anulado por un Wayans cuyo único recurso cómico parece ser gritar y gesticular neuróticamente a la cámara. El guión se las ingenia para mencionar entre diálogo y diálogo a celebridades y estrellas bizarras contemporáneas de la industria del entretenimiento yanqui, como ser Hooney Boo Boo (protagonista de un reality sobre concursos de belleza para infantes), Chris Brown (pareja de la cantante Rihanna) y el reality Acumuladores (Hoarders). Nombres que seguramente no muevan un pelo a nadie que no viva en suelo norteamericano o consuma particularmente ese tipo de productos, los cuales difícilmente sigan siendo relevantes en los próximos cinco años. Algo dificil de entender, siendo que la mayoría de las producciones de Hollywood recuperan la mayor parte de su inversión gracias a la taquilla de otros países donde estos nombres dificilmente sean reconocibles. No somos TAN ilusos, no vamos a engañarnos a nosotros mismos pensando que estamos yendo a ver El ciudadano (Citizen Kane, 1941) cuando se trata lisa y llanamente de In-Actividad Paranormal -con todo lo que eso implica- pero todo aquel que guarde esperanzas de ver algo mínimamente cómico debería ser oportunamente advertido: puede llegar a ser testigo de algo más terrorófico que todas aquellas producciones a las cuales se intenta hacer burla, y por los peores motivos imaginables.
El espectador incauto podrá pensar que ha llegado a las salas una nueva parodia a la saga Paranormal Activity pero no, no se dejen engañar. La distribuidora, sabiendo que tiene entre manos algo que tiene que vender a como de lugar, ha retitulado la secuela A Haunted House 2 como In-actividad paranormal, aún cuando la primera parte acá se estrenó como 'Y dónde está el fantasma?. ¿Les habrá gustado más el título nuevo? No lo creo, simplemente quieren venderla como otra producción, cuando bien las tramas de ambas están conectadas -por un diminuto hilo conductor-, y cuando saben que si la gente quiere ver una comedia misógina, vulgar y xenófoba e incluso ver su secuela, sabrán enseguida qué elegir. No hay nada nuevo bajo el sol en A Haunted House 2. El mismo equipo técnico vuelve a hacer de las suyas filmando una película que asombra por haber costado el doble que la original -estamos hablando de 4 millones, tampoco es tanto en la industria- pero que sigue teniendo la misma o peor calidad. En esta ocasión, además de seguir los lineamientos de la saga paranormal cámara en mano, los golpes vienen de la mano de parodias a The Conjuring y Sinister como principales sospechosas, además de The Possession y otras más. Haciéndole honor a su propio estilo de comedia, Marlon Wayans vuelve a componer su veta humorística con un nivel de gritos aún más exasperante que en la anterior y con mucha más piel también. Wayans debe estar orgulloso de su cuerpo y por eso el espectador debe sufrir una repetición constante de escenas en donde el actor se frota y tiene sexo con diferente objetos inanimados como una versión depravada de la muñeca Annabelle o hasta un oso Ted. Nadie está a salvo de la perversión de Wayans. Admito que ciertos chistes tienen su sentido del humor, pero repetirlos hasta el cansancio hacen que se gaste su cuota; básicamente, el mismo error cometido en la primera parte es perpetrado en esta continuación. Es curioso también en cierto momento que Marlon se ría de que siguen haciendo entradas de Scary Movie sin el apoyo de los hermanos Wayans, y que dichas películas apesten -si tenemos en cuenta la deplorable Scary Movie V, está en lo cierto- pero el muerto se ríe del degollado, cuando ese pequeño golpe no refleja en absoluto la calidad de la presente secuela, que es tan miserablemente estúpida como la última entrega de la otra saga. También es triste el hecho de que actrices del calibre de Jaime Pressly y Missi Pyle hayan caído en este hoyo, así como los que regresan Essence Atkins y Cedric the Entertainer, desperdiciando sus talentos en mediocres proyectos como éste. Un año después y acá estamos de nuevo. A Haunted House 2 no ofrece nada novedoso y es un pequeño gran milagro que no le haya ido tan bien en taquilla. Con suerte, la saga de las casas embrujadas y los chistes sobre negros terminarán acá. Pero nada nos hace pensar que no va a haber una A Haunted House 3. Esperemos con los dedos cruzados.
Inactividad total y absoluta de índole creativa Tal como sucedió con la saga de "Una película de miedo" el año pasado, el actor y guionista Marlon Wayans logró un respetable éxito de taquilla con la divertida pero bastante elemental "¿Y dónde está el fantasma?" que apeló a todo tipo de guarradas para burlarse de la última generación de películas de terror basadas en la repetidísima fórmula de cámaras de video de seguridad que enfocan fantasmas y demonios al por mayor. Pero, esta vez, Wayans y el director Michael Tides no sólo se limitaron a repetir la misma fórmula y el mismo tipo de sentido del humor minimalista, sino que, salvo algunos detalles sueltos, se limitaron a simplemente repetirlo todo de nuevo. Esto obviamente tiene que ver con que en sólo un año no hay tantas películas nuevas de las que burlarse y por otro lado, varias de las que aparecieron son sólo secuelas o subproductos de las que ya habían sido parodiadas en el film anterior, lo que más allá de que hayan tenido ganas de exprimirse un poco más las neuronas, no les hubiera quedado mucho resto con que trabajar en sus chistes. De ahí tenemos que una vez que el protagonista se muda a una nueva casa con una nueva novia, encuentra una misteriosa muñeca antigua por la que siente una extraña atracción, y pronto todos los mismos eventos paranormales de corte ultratonto y escatológico empiezan a repetirse sin pausa ni el más mínimo asomo de vergüenza . Todo sigue así hasta que aparece el mismo exsorcista de la película anterior, que dado que está a cargo del talentoso Cedric The Entertainer, aporta algunos chistes bobos pero graciosos, aunque en realidad con sutiles diferencias hace las mismas tonterías que en la primer "A Haunted House" No hay mucho mas que decir sobre esta película , excepto que la mayor "inactividad" fue la de índole creativa. Si se la ve en un zapping del cable, puede arrancar algunas risas, pero para ir al cine, realmente no da, incluso para el más indiscriminado.
Bromas sobre las películas de terror ya vimos tantas y ahora llega esta con chistes obvios y repetidos, escatológicos y sexuales, supuestamente ingeniosos. La creatividad bien gracias, no se encuentra en esta película.
Con "Inactividad Paranormal" supuestamente buscaban que uno se ría... Espero que te pase eso, cosa que a mí no. Durante casi hora y media vas a tolerar (si vas a verla) los gritos de Marlon Wayans (quien también es el guionista de la misma) que hace lo que puede para remontar lo que está pasando minuto a minuto. Claro, hacen chistes a varias películas de terror que hemos visto en los últimos años, sobre todo a la perfecta "El Conjuro". 600 gags que creo a mi no me funcionó ninguno, ahora sí, que algo quede bien claro, lo que gritan en la película es digno para darles un premio, creo que nunca vas a salir más aturdido/a de una sala de cine. Ya lo sabes, supuestamente deberías ir a buscar risas yendo a ver esta peli, yo solo salí buscando unos buenos tapones y gotas para mis oídos.
Marlon Wayans encontró una veta parodiando películas. El problema es que repite gags hasta el hartazgo. Y harta. El negocio es redondo: primero hacemos las franquicias, y después hacemos las parodias de las franquicias, que a su vez se convierten en franquicias. Hay parte 1, parte 2, parte 3 y así hasta que el limón no da más jugo, y entonces empieza la parte 1, parte 2 y parte 3 de la parodia. El pillín que está aprovechando esta veta a más no poder es Marlon Wayans, una especie de Will Smith clase B. Primero, junto a su hermano Shawn, escribió las dos primeras entregas de Una película de miedo-dirigidas por un tercer hermano, Kennen Ivory Wayans-, versión humorística de Scream y otras del género. Y ahora escribió -esta vez con Rick Alvarez- y también protagonizó las dos primeras de In-actividad paranormal, burla de, claro está, Actividad paranormal. El problema de todo esto está en el origen: si la materia prima a tomar en broma no es demasiado buena que digamos, ¿qué se puede esperar de la parodia? No seamos tan duros: hay algún que otro chiste que puede llegar a hacernos esbozar algo parecido a una sonrisa. Como los comentarios racialmente incorrectos acerca de negros, mexicanos y blancos. El tema es que Wayans se entusiasmó tanto con esta línea que la repite hasta el hartazgo. En realidad, la repetición es un recurso que utiliza para casi todos los gags. Algo así como humor por cansancio: si no te reíste la primera vez, por ahí te logre causarte gracia en la segunda o la tercera. Así, hay continuamente bromas sexualmente explícitas, que sólo podrían divertir a algún que otro adolescente borracho. Como las secuencias en las que Wayans tiene sexo con una de esas muñecas siniestras típicas de las películas de terror. O los chistes de doble sentido: él está hablando de una caja, pero parece que estuviera refiriéndose a la vagina de su hijastra. Desopilante. Otra veta hiperexplotada es la del enmascarado siniestro al que le sale todo mal. Es puro humor físico, y una vez es efectivo, pero termina cansando. O la de los poseídos onda Linda Blair: ¿cuántas veces se puede parodiar a El exorcista? En fin. Wayans tiene algo lejanamente parecido al carisma y la simpatía de Will Smith, pero está tan pasado de revoluciones, sin parar de vociferar ni un minuto, que se vuelve insoportable. Quizá, si se calmara un poco...
La maldición de las parodias sin fin Las parodias tienen una vida útil limitada. Se necesita mucho talento para que una parodia consiga tener la trascendencia del material elegido para parodiar o incluso superarlo. In-actividad paranormal es la secuela de ¿Y dónde está el fantasma? (A Haunted House), pero las absurdas traducciones para el estreno local parecen querer disimular la conexión entre ambas películas. Las parodias tienen una vida útil limitada. Se necesita mucho talento para que una parodia consiga tener la trascendencia del material elegido para parodiar o incluso superarlo. In-actividad paranormal es la secuela de ¿Y dónde está el fantasma? (A Haunted House), pero las absurdas traducciones para el estreno local parecen querer disimular la conexión entre ambas películas. Sin embargo, la conexión es clarísima: son las dos espantosas. Una vez más, el material de base es la película Actividad paranormal, que ya bastante agotada está como fórmula en sí misma. El protagonista de la película, Malcolm (Marlon Wayans), se va a vivir con su nueva novia (Jaime Pressly) y sus dos hijos. Pronto descubrirá que algo raro hay en la nueva casa y, al uso de los films que parodia, descubrirá poco a poco qué es lo que pasa. A la parodia a Actividad paranormal se le suman elementos de otros dos films de terror exitosos como Sinister y El conjuro. La explotación de éxitos como elemento de parodia urgente y atolondrada ya hace rato que se ha convertido en un cine que no debería ni asomarse por las salas de cine comercial. Pero al parecer espectadores que no se quieren mucho a sí mismos aceptan que les vendan estos sub-productos lamentables. Los mejores chistes del film aparecen al comienzo, cuando todavía hay energía para tolerar los malos. En menos de media hora, la película está agotada y lo que sigue es simplemente cumplir con la duración estándar para la explotación comercial. Las parodias buenas vale la penas verlas en cine, las mediocres suelen ser aceptables en cable, las tan malas como esta es mejor no verlas jamás. La única maldición que refleja bien al género de terror es que las sigan haciendo. Ojalá esta sea la última.
Parodia esquemática En algún momento, las parodias formaron parte del mainstream y gozaron de cierta consideración: el cine de Mel Brooks o películas como Top Secret!, La pistola desnuda, ¿Y dónde está el piloto? llegaban a un público amplio. También hace décadas los actores negros podían ser supertaquilleros en la Argentina, como por ejemplo Eddie Murphy en los ochenta. En los últimos años, los grandes éxitos protagonizados por estrellas negras apenas llegan a la cartelera local más allá de Denzel Washington. In-actividad paranormal o ¿Y donde está el fantasma 2?, protagonizada y escrita por Marlon Wayans (Scary Movie), parodia las últimas películas de terror (El conjuro, principalmente) y también de la obsesión o facilismo del género por el uso y el abuso de la cámara en mano. También se agregan al cóctel menciones a la actualidad de famosos en Estados Unidos (que en ocasiones pueden escaparse) y a la obsesión por la corrección política. Los chistes acerca de los estereotipos sobre los negros y sobre los mexicanos se suceden hasta con gracia y velocidad. Wayans por momentos acierta en la gestualidad, en el humor físico (gran pelea con un gallo), en lo demente y descerebrado de algunas situaciones (los perros, el sexo con la muñeca) y hay que decir que se carga la película al hombro, a veces hasta el punto del exceso y de convertir esta parodia en un unipersonal cómico con algunos efectos especiales y referencias a posesiones demoníacas como ingrediente principal (aunque también a Breaking Bad). La película está lejos del desastre y hay que decir que no es más floja que la más respetada A Million Ways to Die in the West. El gran problema de In-actividad paranormal 2 no es que carezca de chistes o que hable más de lo que muestra sino que no tiene el menor respeto por sí misma: los personajes serían más atractivos e impedirían la sensación de estiramiento si estuvieran mínimamente construidos y existiera algún tipo de entramado más allá de las referencias a otras películas. Ser una serie de notas al pie cómicas es el lugar que tiene (o se ha asignado a sí misma) esta película, y es lo que pasa en general con la parodia hoy en día. De esta manera el subgénero que se ha convertido en marginal, con el descenso de categoría y calidad que eso conlleva.
En busca de la gracia perdida Después de exorcizar la casa donde vivía con su familia, un hombre de color, joven, simpático y algo chiflado, se muda con una rubia atlética y mamá de dos pequeños en esta secuela. Pero los fantasmas lo persiguen. Una y otra vez, cuando revisa las cámaras de seguridad de la mansión donde reside, encuentra seres que mientras juegan a las escondidas los amenazan cada vez más peligrosamente. El factótum detrás de esta película es el actor negro Marlon Wayans, que la coescribió y coprotagonizó. Su apellido es popular en los EE.UU., sobre todo en Nueva York. Pertenece a una familia de artistas, integrada por varios hermanos que se dedican a tareas similares, con irregulares resultados. Su gran éxito original fue en la televisión, con una serie llamada In living colour donde participaron actores como Will Smith o Jim Carrey. A nivel internacional, el más conocido es su hermano Keenen Wayans, por filmar parodias de los éxitos de taquilla o de las películas de moda en Hollywood, siendo las más destacadas Scary movie 1 y 2, que aquí en Argentina se estrenaron como Una película de miedo 1 y 2. Pero Marlon está teniendo ahora una oportunidad. Inactividad paranormal es la secuela de ¿Y dónde está el fantasma? (2013) y por supuesto intenta explotar el éxito de Actividad paranormal, saga de terror puro surgida en 2007, que ya lleva cinco capítulos y alrededor de 400 millones de dólares de recaudación total y global. Pero ni la repercusión es tanta, ni el motivo del estreno internacional de estas parodias está tan claro. Diciéndolo sin vueltas, Inactividad paranormal no es demasiado divertida. Es obvia y un poco aburrida. Parece hecha con esfuerzo, como si hacer una comedia fuera solamente un trabajo y no algo, además, entretenido y placentero. Además, está repleta de chistes para norteamericanos, o para la idiosincrasia del espectador estadounidense. Un estrenoque responde más a los negocios y caprichos de distribuidores y exhibidores que al deseo del público.
Una película sólo para fanáticos y seguidores. El protagonista es el actor, productor, escritor y director norteamericano Marlon Wayans, conocido por sus trabajos en: “¿Y dónde están las rubias?”(2004); "Scary movie 2: Otra película de miedo" (2001); "Una película de miedo" (2000); entre otras, y una vez más vuelve a la parodia. La anterior obtuvo una recaudación aceptable, ahora vuelve satirizando otras películas y si esta obtiene la aceptación de los espectadores se viene una tercera parte. Ahora llega con una mujer diferente, Megan (Jaime Pressly), esta tiene dos hijos, Becky (Ashley Rickards), que es algo dark y Wyatt (Steele Stebbins),el niño que se contacta rápidamente con fantasmas que habitan en la casa, no existen demasiadas sorpresas en esta” In-actividad paranormal” o “¿Y dónde está el fantasma 2?”, en esta nueva entrega, que carece de un sólido guión, comienzan a parodiarse películas como: “Sinister”, “La posesión”, "El Último Exorcismo: Parte II", “La conjuración” e incluso los “Paranormal Activity”. El dueño de casa pronto siente que no se encuentra solo, a través de las grabaciones de distintas situaciones se encuentra con presencias y objetos demoniacos; una de las personas que habita la casa pronto se encuentra poseída por un espíritu maligno, de esta forma aparece un cura ex convicto, el Padre Williams (Cedric the Entertainer), para exorcizar el demonio que habita en su novia antes de que arruine la relación y su vida sexual. Además de los que ya mencionamos en los roles principales,los actores secundarios que participan en distintas escenas son: Essence Atkins y Dave Sheridan y Gabriel Iglesias, entre otros. Se continúa con la misma estructura como falso documental, contiene un abuso en este caso de cámara en mano, los chistes son típicos de los que caracterizan a estas historias, una serie de exabruptos y apología al consumo de drogas, como se referencia a una película en particular en varias secuencias del film. Resulta infaltable la muñeca Abigail, con quien mantiene varios gags, muchas de las escenas son muy gritadas configurando otro de los excesos, como así también lo escatológico, el sexo, chistes racistas, misóginos, humor burdo y chabacano. A la historia le sobra media hora, y aunque la crítica no la favorezca eso no interesa demasiado porque en la primera de la saga y con un presupuesto de 2,5 millones de dólares aproximadamente recaudaron más de 60 millones, por lo tanto mientras los números den la historia continuará.