El film enlaza inteligentemente una pelea por la reivindicación de derechos que trasciende todas las temporalidades. La imagen de una mujer desnuda, con alas, se yergue sobre las llamas. El documental argentino “Juanas, bravas mujeres”, de Sandra Godoy, cruza la lucha política de Juana Rouco Buela y de miles de feministas en la actualidad; reactualizando la insubordinación como símbolo de quienes crean un pensamiento independiente a través de sus propias experiencias. Este film, que se estrena el 1 de septiembre en la plataforma CINE.AR, retrata en primera persona, a través de una voz en off, la vida de una militante anarquista de comienzos del siglo XX. Su pelea fue por los derechos de las mujeres y por los de aquellos desposeídos silenciados por un sistema opresor. Ella se destacó por su participación en la “Huelga de los Inquilinos” (1907) y en la de los “Talleres Vasena” (1919). “Salimos a la lucha…sin Dios…sin jefe”, reza una publicación del periódico rosarino “La voz de la mujer”, dirigido por Virginia Bolten. Juana y otras correligionarias también levantaron sus brazos en contra de otros anarquistas que no veían bien la participación de las mujeres en este movimiento. Ella se propuso desterrar enérgicamente ese mandato, heredero del patriarcado. Sus descendientes y compañeras ganan las calles. Hoy sus alas se tiñen de verde. Las nuevas voces indómitas aún exasperan a la violencia machista. Los reclamos construyen una agenda renovada: la violencia sexual que arrastra el arco de todas durezas del patriarcado. “Vivas nos queremos”; “Somos las nietas de las brujas que nunca pudieron quemar”, son las actuales banderas. Juana fue repudiada en su época por no obedecer ninguna imposición. Sólo la que le dictaba su propia conciencia. Pocos días antes de las conmemoraciones oficiales para el Centenario, participó de una huelga de la Federación Obrera Regional Argentina. La policía la detuvo – una vez más- y la encarceló porque era considerada “una activista peligrosa”. Días de lluvia. Los paraguas abiertos cubren las calles del centro porteño. Otras, que son miles, ganan territorios. Ahora la lucha engendra rituales festivos. Los gritos se oyen más fuertes: “Se va a caer. El patriarcado se va a caer”. Juana, a sus quince años, hubiera estado en este mismo lugar. Su nieta está allí y confiesa: “La abuela diría: ‘libertad para decidir’”. "Juanas, bravas mujeres". Crítica Dirección Montaje Arte y Fotografía Música El documental argentino “Juanas, bravas mujeres”, de Sandra Godoy, cruza la lucha política de Juana Rouco Buela y de miles de feministas en la actualidad; reactualizando la insubordinación como símbolo de quienes crean un pensamiento independiente a través de sus propias experiencias. Se estrena el 1 de septiembre a las 18 horas por Cine.ar
Lucha, vida y la nueva marea. La vida de la anarquista Juana Rouco Buela se retrata en esta película escrita y dirigida por Sandra Godoy con el objetivo de dialogar con las “Juanas” de hoy en día sobre la continua lucha por los derechos de las mujeres, repesando la enorme historia que tiene detrás esta vanguardista del movimiento anticapitalista y patriarcal. Y es Juana justamente (bajo la voz e interpretación de Mónica Cabrera) quien nos irá contando su historia de vida con voz en off, con la idea principal de darle relleno a las entrevistas realizadas que buscan desglosar e ir armando una suerte de rompecabezas entre su agitada vida y el feminismo actual que reside en nuestro país. Al ser tan clara la conexión entre una cosa y la otra, la película consigue un ritmo soñado para este tipo de narrativas, en donde siempre se está en búsqueda de ideales políticos que hagan foco en lo actual, dado que Juana fue de aquellas inmigrantes que arribaron al país por el 1900. Es por eso que el recorrido de Juana pasa a ser el puente que une el pasado con el presente dando lugar así a un pensamiento lógico que flota durante toda la película: esta marea feminista actual es posible porque hubo muchas Juanas tiempo atrás. Juanas es un documental que intenta -y consigue- plasmar el impacto al escuchar el relato de los hechos que cambiaron el presente. Se podría considerar como un viaje temporal que refuerza estos ideales de lucha por una sociedad más justa y libre, a los que tantas mujeres se han afianzado con el correr de los años. La directora Sandra Godoy hace de esta película un gran y merecido reconocimiento a una luchadora incansable que, junto con otras compañeras, se encargaron de seguir construyendo un camino de equidad y justicia. Justicia para la mujer.
Un documental que dialoga con las mujeres de hoy El retroceso y el sometimiento es algo que, claro, moviliza. Y largamente y muy al inicio del siglo, algunas mujeres (con posterioridad a las que lucharon junto a los ejércitos que liberaron la región) se rebelaron también a las injusticias e hicieron frente al maltrato y al sometimiento barbárico de los poderes brutales. Así el anarquismo tomó su fuerza y se enfrentó al sometimiento. ¿Acaso había algo que perder que no estuviera ya perdido en esa vida de maltrato? Así es que se cuenta en Juana bravas mujeres la historia de Juana Rouco Buela y su lucha por los derechos de la mujer, recopilación de anécdotas y material basado en un relato autobigráfico (1964) y con testimonios de compañeros de militancia y de sus nietas. La Fora y la mención de las bibliotecas en cada sindicato anarquista, son una muestra de un espacio político de lucha que también era de aprendizaje y apertura a nuevas ideas. Nuevas ideas que invitaban a luchas como las que Juana realizó, por ejemplo, en su participación en las huelgas de inquilinos en 1907 (ocasión en que Juana es deportada a partir de la aplicación de la ley de residencia, que databa de 1902) y, posteriormente a su regreso, en que su actividad no se detuvo, la de los Talleres Vasena en 1919. Muy temprano en la historia política y sindical argentina el anarquismo se hizo presente con múltiples órganos comunicadores y luchas acordes con la época y la situación de los trabajadores del momento. Y así lo hizo también Juana junto a las compañeras designadas con Nuestra tribuna, el periódico publicado por ellas y repartido por todo el país. Interesante modo de revisar y enfocarse en la historia de parte de Sandra Godoy, la directora del muy buen documental que recorre la historia de Juana Rouco Buela e invita a la vez que ilustra a las nuevas generaciones respecto de los grandes luchadoras anarquistas del siglo pasado.
Sandra Godoy bucea en la vida de Juana Rouco Buela, una feminista de primera hora, quien su participación política y las páginas de La voz de la mujer, quincenario feminista, supo plasmar la lucha por los derechos de las mujeres e igualdad. Una figura clave para entender un movimiento necesario
PARA LAS MUJERES UN POQUITO DE SOL Insolentes al sistema patriarcal, más miserable que el que vivimos hoy, las primeras feministas tuvieron que irrumpir, hacerse lugar en donde nadie las invitó. Juana Rouco Buela luchó por los derechos sindicales de los trabajadores, pero entendió que esos reclamos debían sumar a las mujeres. No bastaba con tener lugar para ella, había que hacer espacio para todas. El documental Juanas: bravas mujeres explora la vida de Juana Rouco Buela desde su activismo. Accedemos a su militancia a través de diferentes personas que la conocieron, documentos y archivos que se lograron recabar. Su figura toma renombre por una lucha incansable por el derecho de las mujeres en espacios de participación. Aparecen en el film entrevistas a sus compañeros de militancia. Es a partir de las anécdotas que se reconstruye el carácter de esta mujer. Muestran los ojos y las palabras de estos hombres la admiración por su persona, así como también el asombro por su tenacidad y por ser siempre llamativa en donde participara. Las entrevistas a las nietas son una entrada a la intimidad de Juana. Por un lado, como abuela, como mujer que llevaba su lucha a todos los ámbitos de la vida. Ellas la recuerdan desde la coherencia de una persona que les enseñó a reclamar por sus derechos desde el discurso y desde la acción. Por otro lado, acercan sus tesoros, sus libros y recortes periodísticos, para dar lugar a dos aspectos que fueron muy importantes en su vida, la formación académica y la difusión de sus ideas. El documental tiene ya desde un principio los cantos de las luchas actuales. Y es que Juana es motivo por el que las calles hoy sean conquistadas por las mujeres para peticionar por más derechos. Y aunque la lucha haya incluido en la agenda muchos temas que no estaban presentes en el primer feminismo, como la violencia, hoy se siguen reclamando algunos derechos que ya aparecían a mediados del Siglo XX. La participación de las mujeres en espacios de poder es algo que aún no está saldado. Hay mujeres como Juana, que hicieron historia, de las que sabemos muy poco. Recomponer nuestro pasado, integrando a todas las luchadoras que hicieron posible que hoy seamos escuchadas, es también un motivo de celebración y una forma de continuar su legado.
A las mujeres... El 1° de Septiembre llega a Cine.ar el hermoso y emotivo documental de Sandra Godoy, el cual homenajea a Juana Rouco Buela, símbolo feminista, luchadora inagotable y de una vitalidad inexplicable. Juanas, bravas mujeres (2019) reconstruye la vida y lucha de Juana Rouco Buela por los derechos de las mujeres. A través de su relato autobiográfico publicado en 1964, conocemos los inicios de la participación de las mujeres en las constantes luchas obreras que se sucedían en Argentina en las primeras décadas del siglo XX; huelgas como la de los Inquilinos en 1907 y la de los Talleres Vasena en 1919, en las que tuvo activa participación. Juana Buela fue deportada por la Ley de Residencia varias veces; escapó escondida en un barco y sorteó disfrazada a la policía. En su recorrido también formó parte de protestas obreras en Brasil y Uruguay. Publicó su periódico Nuestra Tribuna, escrito y dirigido por mujeres, convirtiéndose en una de las activistas anarquistas más relevantes del Río de la Plata. El documental definitivamente le hace honor a la figura de Buela. Las entrevistas y testimonios de sus seguidores, colegas militantes y familia, ayudan a la reconstrucción de su carácter y naturaleza de una manera digna y respetuosa. Asimismo, las reproducciones de los diferentes hechos y sucesos de su vida, acompañados de magníficas ilustraciones y de material de archivo rescatado de diversos centros, bibliotecas y aportes, realzan y rememoran sus momentos más importantes, los cuales también quedan inmortalizados en la visualización de varios de sus textos y en la voz de Mónica Cabrera, quien le da alma y piel a su personaje, recitando su autobiografía en primera persona. En su conjunto, un trabajo impecable de dirección, fotografía, edición y arte. “Por lo tanto, considero que Juanas, bravas mujeres es un documental que vale la pena no perderse. Es feminista, sincero y, sobretodo, es el recordatorio de cuánto camino nos falta por recorrer para conquistar nuestros derechos, como mujeres y como parte de la sociedad, al mismo tiempo que es un incentivo para no bajar los brazos”.
Sandra Godoy emprende el retrato de Juana Ruoco Buela, en su pluma, en la voz que atraviesa varias generaciones y en su legado, para permitirse establecer puntos de contacto con los movimientos, la lucha por los derechos y las reivindicaciones que persiguen, hoy por hoy, otras “Juanas” que tomaron la posta y siguieron su proceso, con un diálogo que parece no tener tiempo y que sigue construyendo un puente desde ese pasado con proyección hacia el futuro. Godoy logra dar con el tono indicado para ir enhebrando el relato de esta militante anarquista que frente a la posibilidad de hacer escuchar la acallada voz de las mujeres, participó tanto de la huelga de los inquilinos (en 1907, excelentemente retratada en las historias de la obra teatral “La huelga de las escobas” de Patricia Suárez – Mónica Ogando y Roxana Aramburú) y en la de los Talleres Vasena en 1919. El retrato es a la vez su propia historia pero se agiganta como forma de dar reconocimiento a aquellas inmigrantes que llegaron a nuestro país allá por los inicios del siglo pasado, y rompiendo con todos los estereotipos y los mandatos de la época, fueron imponiendo nuevos status quo y aún con muy pocas herramientas formales, sin estudios universitarios ni posiciones sociales privilegiadas, comenzaron a construir una búsqueda de justicia y equidad para el colectivo femenino. La potencia de algunas entrevistas -sobre todo aquellas que presentan una mayor emocionalidad y que muestran a Juana no solamente en su faceta de luchadora infatigable por los derechos de la mujer sino en un entorno familiar o en su faceta creativa en sus momentos de escritura-, pierde fuerza por algunas decisiones de la puesta. Godoy, a fin de relatar la historia de Juana, incluye fragmentos de animación con la voz en off de la excelente Mónica Cabrera (que en esta oportunidad no suena armoniosa con el relato y la propuesta general del filme, sino que más bien distrae y hacer perder fluidez a los testimonios) que no ensamblan ni guardan coherencia con el tono del relato, rompiendo el clima y dejando un sesgo algo escolar que no favorece a la propuesta. Sin embargo, es posible rearmar ese rompecabezas caleidoscópico de las múltiples Juanas que vivían en Rouco Buela al mismo tiempo y que, poco a poco, van sentando las bases de aquella idealista, feminista de vanguardia que ha allanado el necesario camino, tan imprescindible para que hoy la lucha continúe y se haga cada vez más fuerte en cada una de las mujeres militantes que tiñen de verde cada marcha sosteniendo, entre tantas otras cosas “Somos las nietas de las brujas que nunca pudieron quemar” “Vivas nos queremos” “Ni una menos” y tantos otros pedidos para una sociedad, que aún con sus cambios y sus progresos, sigue siendo refractaria a muchos de los pedidos de justicia e inclusión de cada uno de estos movimientos.
“Es necesario ser leonas ante tanto crimen y oprobio”, eso decía esta luchadora anarquista, Juana Rouco Buela en su relato autobiográfico publicado en l964, eso pensaba y así actuaba ante la lo que se llamo la Huelga de los Inquilinos en l907 o la de los Talleres Vasena en l919, o en tantas acciones que le valieron elogios, cárcel, persecuciones. Una activista incansable que publicó su periódico “Nuestra Tribuna”, escrito y dirigido por mujeres. La realizadora Sandra Godoy se interesó por la lucha de las mujeres, esas primeras feministas de comienzos del siglo XX y simbolizó en Rouco Buela, cuya autobiografía es considerada la primera obra anarquista escrita por una mujer, a todas esas juanas rebeldes. Adorada por sus nietos, admirada por compañeros de lucha, recordada en mil anécdotas que hablan de su bravura y coherencia.
La mejor de todas Juanas. Bravas mujeres (2020) recupera la vida de Juana Rouco Buela y su camino por la militancia anarquista, pero fundamentalmente por su lucha por los derechos de las mujeres. La directora Sandra Godoy encuentra en esta historia pasada una correspondencia posible entre la fuerte marea verde de los últimos años. Se narra el relato autobiográfico de Juana publicado en el año 1964 y se reconstruyen los primeros momentos de la participación de mujeres en la luchas obreras de Argentina de las primeras décadas del siglo XX. Confluyen sensaciones de cercanía y distancia con la actualidad en el paisaje que se recuerda. Entre los textos se cuelan escenas animadas, material de archivo y entrevistas con testimonios vivos de sus compañeros de lucha o sus descendientes. La película encuentra momentos de planicie y no encuentra el carácter y la presencia que su propia protagonista le ofrece con su agitada vida, sin embargo es evidente la admiración genuina por Juana. La evolución en cuanto al feminismo y su reverbero en la construcción de una agenda que reconsidere la violencia sexual y las distintas violencias patriarcales son el punto en el que nos encontramos hoy, y Juana Rouco Buela fue vanguardia y es testimonio del camino recorrido no solo propio, sino colectivo. El documental, a partir de lo reconstruido, la imagina hoy de frente al feminismo que tomó las calles en los últimos años.