Tejiendo en el tiempo y el espacio A diferencia de gran parte del cine de animación occidental, el cual a lo largo de las últimas tres décadas experimentó algunos cambios que van en sintonía con la obsesión con emparejar formalmente y conceptualmente casi todos los productos bajo esa triste lógica del capitalismo vinculada a la masividad, a decir verdad el anime no acusó recibo de esta suerte de facilismo a nivel de la producción porque la industria japonesa continúa subdividiendo el abanico de films en una multiplicidad de rubros y motivos cuya riqueza es un tesoro difícil de cuantificar en épocas como la nuestra, siempre cercanas a la chatura y la pobreza estilísticas. Dicho de otro modo, los asiáticos celebran alegremente el hecho de segmentar el mercado vía obras que por un lado se pasean por una serie de géneros y por el otro responden a los diversos intereses de los diferentes targets demográficos en cuestión. Consideremos la realización que nos ocupa, Your Name (Kimi no na wa, 2016), un típico ejemplo de opus orientado en esencia a los adolescentes, con una combinación de fondo que incluye una primera mitad que tiene a las chicas como principal objetivo (premisa fantástica, contexto escolar/ familiar y detalles de romance y de esa vergüenza propia de la edad) y una segunda parte bastante más agitada y trágica, destinada a los chicos (el relato se vuelca hacia la ciencia ficción hardcore, la amistad frustrada y hasta una coyuntura símil apocalipsis). Este mejunje de ingredientes -todo un clásico de los orientales- deriva en una película muy disfrutable que nada tiene que ver con esos productos saturados de secuencias de acción que el mainstream occidental lanza una y otra vez, ya que aquí el tono general está emparentado con la tradición narrativa más mansa, sutil y meticulosa de los japoneses. Para definir a rasgos generales el esquema de base se podría decir que se inspira en uno de los catalizadores prototípicos de La Dimensión Desconocida (The Twilight Zone), aunque encarado desde un tratamiento que unifica la sensibilidad a flor de piel del Studio Ghibli con la parafernalia musical y visual de los animes más recordados de los 70 y 80. La trama gira alrededor del “padecer” de dos jóvenes que intercambian cuerpos de manera intermitente y sin ninguna explicación de por medio, la primera es Mitsuha Miyamizu (Mone Kamishiraishi), una adolescente que vive en Itomori, un pueblito rural, y el segundo es Taki Tachibana (Ryûnosuke Kamiki), un chico de Tokio que tiene un trabajo part-time en un restaurant italiano. Comunicándose a través de notas, Mitsuha ayuda a Taki a ganarse a una compañera de trabajo y éste último ayuda a Mitsuha a ser más popular en el colegio. Desde ya que la transmutación hacia la tragedia llega promediando el relato y sin previo aviso, ahora relacionada con una serie de eventos que se dan en simultáneo: el particular vínculo entre los protagonistas cesa el mismo día en que Itomori celebra su festival folklórico anual y un misterioso cometa pasa muy cerca de la Tierra. Decidido a averiguar qué ocurrió, y ya algo enamorado de su contraparte, Taki parte hacia el pueblo para conocer por fin a Mitsuha. El director y guionista Makoto Shinkai, aquí además adaptando una novela de su autoría, apuesta sin medias tintas al extrañamiento narrativo, el costumbrismo, los inserts musicales no invasivos, un marco místico de angustia púber, una paleta de colores pasteles muy bellos y muchos chispazos de comedia basados fundamentalmente en la afinidad entre los jóvenes y su círculo de familiares, amigos, compañeros y allegados. Shinkai coloca siempre el acento en los lugares correctos porque juega en primera instancia con ese naturalismo quimérico al que están tan apegados los nipones y en segundo término con los preceptos básicos del sintoísmo y el budismo, las dos religiones principales de Japón: la ansiedad adolescente, hoy representada en la impetuosidad vacilante de Taki y en el aburrimiento de Mitsuha para con Itomori y su anhelo de marcharse a Tokio, corre a la par de la conexión entre todos los procesos vitales del tiempo y el espacio, una correlación metamorfoseada en la trama vía el arte ancestral del tejer y sus anudamientos en el fluir y el encontrarse de la naturaleza. Your Name es una pequeña gran propuesta con un corazón enorme que si bien cae en algunos clichés llegando el desenlace, resulta indudable que ofrece la dosis exacta de amor, sonrisas y calamidades en función de un existencialismo etéreo y concienzudo que hasta se permite recuperar a la memoria histórica como rasgo fundamental de la identidad y de nuestro devenir mundano a lo largo y ancho del planeta…
“En ocasiones cuando despierto en la mañana estoy llorando. Aquel sueño que tuve no lo puedo recordar. Pero esa sensación de que perdí algo no desaparece tiempo después de despertarme. Siempre siento que hay algo o alguien a quien estoy buscando. Tengo ese sentimiento en mí desde aquel día…Ese día las estrellas caían. Era como si estuviese presenciando un sueño. Simplemente era una hermosa vista”. El párrafo que antecede a esta reseña funciona a modo de introducción de la película, donde los dos personajes exponen sus pensamientos a modo de discurso dialogado, donde ya desde el primer momento se nos adelanta que nos encontraremos con algo extraordinario. Tras un largo retraso, llega a nuestras salas el famoso anime de Makoto Shinkai (“5 centímetros por segundo”), que se posicionó como la película animada más taquillera de la historia de Japón, superando a “El Viaje de Chihiro” del maestro Hayao Miyazaki. Algunos catalogan a Shinkai como el sucesor del fundador de Studio Ghibli, y la verdad no es para menos. Su frescura en la narración, la impecable animación de sus relatos, y su capacidad inventiva consecuencia de una tremenda imaginación, lo vuelven un combo infalible a la hora concebir relatos modernos sobre cuestiones universales. En esta oportunidad, su más reciente film cuenta la historia de Taki y Mitsuha, dos jóvenes que descubren un día que durante el sueño sus cuerpos se intercambian, y comienzan a comunicarse por medio de notas. A medida que consiguen superar torpemente un reto tras otro, se va creando entre los dos un vínculo que poco a poco se convierte en algo más romántico. Quizás resulta un poco simplificadora esta descripción del argumento, pero ahondar más en su trama implicaría contar ciertos mecanismos del relato que sorprenderán al espectador, siendo mejor que cada uno lo descubra por sí mismo. Lo interesante es la sensibilidad con la que el director narra esta peculiar ficción, utilizando un trillado recurso de “cambio de cuerpo” para brindar una cinta brillante que evita todos los lugares comunes de esta dinámica, otorgando al espectador un relato original y atractivo. Los sentimientos, la amistad, la nostalgia, la adolescencia, el amor, la soledad, la memoria y el transcurso del tiempo son algunas cuestiones que toca el realizador para otorgarnos este film que mezcla géneros continuamente de una manera eficaz. Lo que comienza como un film adolescente de enredos se convertirá en una comedia, un drama romántico, y una cinta de ciencia ficción y fantasía. Esta masa heterogénea podría haber sido un rejunte o un sinsentido en manos de un director corriente, pero Shinkai es un hábil narrador y sabe meter las dosis justas de cada elemento teniendo como eje principal las emociones. Además, resulta realmente increíble el nivel de realidad que logra en sus personajes, tratándose de un producto con un verosímil intrincado. Por el lado de los apartados técnicos, debemos decir que el resultado final es realmente impresionante. La animación no solo es totalmente moderna, fresca e innovadora sino que además lleva al anime a un plano de realismo y naturalidad nunca antes visto. Mezclando animación tradicional con 3D con una paleta de colores visualmente extraordinaria y una fotografía que nos da la sensación de ser real, en el sentido literal/existencial de la palabra, y totalmente expresiva como si se tratase de un film live action. Por el lado de la música, la película cuenta con una excelentísima banda sonora que acrecenta las emociones por las que atraviesan los personajes y empatiza con sus estados de ánimo. Respecto al guion ya hablamos de la originalidad de esta suerte de fábula moderna, sin embargo, otro aspecto a destacar tiene que ver con los personajes. Los protagonistas y los personajes secundarios están psicológicamente bien definidos y componen interlocutores tridimensionales bastante complejos y bien delineados. Todo esto hace que el espectador genere empatía con ellos y que se interese por el conflicto que los involucra. En síntesis, “Your Name” resulta ser una excelente propuesta de animación que atrapará a grandes y chicos por igual. Un film inteligente y bien dirigido que resalta tanto a nivel técnico como narrativo. Una verdadera sorpresa cinematográfica.
BELLEZA ASIÁTICA A priori, podríamos imaginar que la animación tradicional presentaría ciertas limitaciones en cuanto a la imaginería que un director pueda desplegar. Especifícamente en cuanto a la fluidez de movimientos, expresiones y registros, razones que atentarían a la construcción de la identidad de los personajes. Si bien en general lo primero es cierto -en menor medida en la pelicula que nos compete-, lo segundo no lo es tanto, y aquí tenemos a una joya chino-japonesa que ensaya sobre el amor y la amistad como fuerzas imparables, el pasaje de la adolescencia a la adultez, y la construcción del destino. Abundar en detalles sería arruinar la trama, pero podemos decir que Your Name (traudido literalmente del japonés Kimi no na wa) relata como las vidas de Taki (Ryûnosuke Kamiki) y Mitsuha (Mone Kamishiraishi) se entrecruzan cuando misteriosamente intercambian cuerpos. Él es un chico de ciudad (Tokyo) que va a la secundaria y tiene un trabajo de medio tiempo en un restaurant italiano y ella es una adolescente del pequeño pueblo de Itomori, que descontenta con su vida, desea ser un chico popular y vivir en la ciudad. En la primera mitad, Your Name propone un clima distendido, mas cercano al humor del animé clásico que juega con las expresiones conceptuales y las referencias explícitas al manga. Y si bien repite elementos técnicos -por momentos parece haber un uso del brillo un tanto excesivo- y recursos artísticos ya vistos en el animé moderno -las escenas de las distintas puertas al abrir y cerrar desde un primer plano pueden verse infinitamente- , Shinkai despliega, ensambla e integra estos con pericia y criterio estético, logrando secuencias hermosas, admirables y cargadas de una belleza hipnotizante. Si bien esto último no es un rasgo menor, no es la única pata por la cual Your Name se mantiene. A lo largo de su mas de hora y media, se agradece la ternura en el retrato de la historia, en la construcción de los conflictos y en el amalgama de lo tradicional y lo moderno, que la filosofía milenaria y la tecnologia urbana trazan con una gracia innegable. Y probablemente en este último adjetivo se sintetize el espíritu de Your Name, porque sus tramos circulan con fluidez, creyendo absolutamente en lo que se cuenta, desde el principio humorístico a-la Ranma 1/2 (Rumiko Takahashi, 1989 y 2002), pasando por el nudo que roza lo sobrenatural y terminando en ese final mágico. A pesar de su frondosa trama -sobre todo el nudo-, Your Name es una obra que amaga con ser una amable comedia juvenil, pero termina siendo una experiencia indispensable, un viaje sensorial estimulante que podemos ver, tocar, oler, saborear y oír. Una fábula que nunca aceptamos explícitamente, porque poco a poco nos va capturando en la gentileza de sus manos. Y los espectadores, nos dejamos atrapar mas que contentos.
Los dos espíritus Todo en esta película es dual y, a veces, dicotómico: la relación entre dos personajes cuyo género, extracción social y ascendencia tiende a oponerse no podría ser dibujada de mejor manera. El retrato de un Japón que florece entre el respeto a sus milenarias tradiciones y la más alta tecnología no podría resultar más acertado. La todavía significativa diferencia entre campo y ciudad no podría haber sido tratada de un modo más adecuado, sin romanticismos absurdos y sin idealizaciones groseras, mostrando lo bueno de cada mundo, pero también sus asfixiantes limitaciones. Una de las características de esta pequeña obra de arte se nos presenta igualmente como paradójica: esa tendencia de la animación nipona al detallismo, la precisión en los caprichosos juegos de luz que bailan en un hiperrealismo que se torna, por ello mismo, mágico… y a la vez, esa insistencia en los ojos redondeados que no representan con exactitud fisonómica el rostro japonés pero que han quedado ya como icono de la mirada oriental, junto con la gloriosa resistencia a la animación digital que hace aún más llamativo el altísimo nivel de calidad de sus películas. Your name es, desde un punto de vista artístico, una delicia más que añadir al animé. Desde el punto de vista argumental, un digno entretenimiento que no rehúsa enternecernos y a veces sobrecogernos, encontrando siempre un equilibrio entre el humor, el amor y la maravilla. La película cuenta la historia de dos adolescentes que se “conocen” mediante la autoexploración —a veces entre impúdica y risible— de sus cuerpos, posibilitada por un inexplicable intercambio de espíritus por un lado, y la interacción discursiva, tecnología móvil mediante, de sus respectivos dueños por el otro. Esta premisa del intercambio, tantas veces tratada con desigual fortuna en la cinematografía, no sólo alcanza en manos de Makoto Shinkai altas cotas de originalidad en su tratamiento, sino que además sirve de excusa para esconder una trama mucho más sugerente que va desvelándose a lo largo de la película, de un modo tanto sosegado como abrupto —la cadente presentación de la vida y circunstancias de los personajes desemboca en un hecho inexplicable y chocante, que replantea radicalmente el tono y sentido de la película— y que constituye la verdadera enjundia de un filme que halla, precisamente en estas dualidades y dicotomías, un espacio de deleite para públicos de casi todas las edades: la vida adolescente, la naturaleza humana y la posibilidad de catástrofe deben ser reclamo suficiente para un público muy amplio que puede encontrar en cada uno de esos elementos, un motivo para el visionado de esta película. La habilidad de Shinkai con el montaje y construcción de la historia hace que ésta acabe siendo redonda, pero no esconde el insuficiente desarrollo de algunos personajes y la resolución apresurada de algunos conflictos. Es probablemente el único “pero” que puede ponerse a una película que emociona, tensiona, divierte y sorprende sin recurrir —al menos en exceso— a pasteleos o acción desenfrenada. Your name concluye dejando un muy buen sabor de boca, anticipando una exitosa —y no recién iniciada, por cierto— carrera para Makoto Shinkai, que parece haber encontrado por fin un equilibrio entre el exceso místico-imaginativo y la capacidad para contar una historia que no aburra o canse al espectador con juegos visuales. Esperemos que su fulgurante éxito se constituya en acicate y no en impedimento.
Esta es una gran película, que además se ha convertido en un fenómeno internacional. Dos adolescentes, un chico y una chica, que viven muy distanciados, intercambian cuerpos y tienen que hallar la manera de encontrarse. La fantasía sirve en este ejemplo perfecto del mejor animé para hablar de identidad, de tolerancia, de cómo se descubre el mundo, de tristezas y alegrías. Y además, es un film de notable belleza y delicado diseño.
Kimi No Na Wa, conocida en inglés como Your Name, no sólo es la mejor película romántica del año sino el estreno más destacado en el género de animación. Una obra brillante y compleja que consolida al director Makoto Shinkai entre los talentos prometedores de este arte en Japón. Un digno heredero de Hayao Miyazaki, Isao Takahata y en especial Yoshifumi Kondo (Susurros del corazón), quien hasta ahora demostró una gran sensibilidad para abordar el drama y el romance con propuestas inteligentes. Hoy es uno de los grandes cineastas de autor que existen en la animación japonesa y su nueva obra mantiene la calidad artística que previamente ofreció en 5 Centimeter Per Second y la serie The Garden of Words (2013). No es casualidad que la prensa del continente asiático los haya calificado como “el nuevo Miyazaki” porque se puede establecer una clara conexión entre sus trabajos y las películas del fundador del estudio Ghibli. Sobre todo por la sensibilidad que suelen tener sus obras. Your Name tiene como protagonista a Mitsuha, una chica adolescente que vive en una zona rural de la región de Hida. Abrumada por el tedio que le ocasiona vivir en ese lugar y las tradiciones que mantiene su familia, un día expresa en voz alta el deseo de ser un chico que viva en Tokio en su próxima vida. El universo responde su deseo antes de lo esperado y un día la protagonista se despierta en el cuerpo masculino de un joven de la ciudad, mientras que Taki, el chico al que pertenece ese cuerpo, amanece con la apariencia femenina de Mitsuha. Este curioso disparador, que en un principio parece una comedia tonta de enredos para adolescentes, con el paso del tiempo se convierte en un complejo dramón romántico que se vuelve apasionante. El director aborda los roles de los géneros en la sociedad, las vidas pasadas y la dinámica de las energías masculinas y femeninas en una historia de fantasía que tiene un profundo contenido metafísico. Muy especialmente hacia la segunda mitad de la historia, Your Name adquiere una complejidad inesperada donde rompe con todos los elementos trillados del género Coming- of- age. Desde los aspectos técnicos la película no sólo es hermosa sino que además tiene el standard de calidad de lo que solían ser las producciones del estudio Ghibli. La curiosa historia de amor entre Mitsuha y Taki termina por ser apasionante y si la escena final no te genera ninguna emoción controlá tu pulso porque a lo mejor estás muerto y no te diste cuenta. Una de las mejores películas de este 2017 que ningún amante de la animación debería desconocer.
Your Name: Amores como el nuestro… Llega finalmente a cines, la cinta de animé que más recaudó el año pasado y batió records. Antes que nada, voy a decir que no soy espectador de animé (más allá de Dragon Ball Z o Supercampeones en mi infancia), pero cuando un film excede sus fronteras y bate records de críticas y público, se animado o live-action, no solo me llama la atención sino que me invita a ampliar mis horizontes. Y debo decir que Your Name (Kimi No Nawa, 2016) es una película que es imprescindible para cualquier espectador. Una fábula. Una historia de amor. Un film de ciencia ficción. Una comedia romántica. Todo eso y mucho más. Una cinta llena de experiencias emocionales y sensoriales que es obligatorio ver. En este film dirigido por Makoto Shinkai (El Jardín de las Palabras) seguimos la historia de Mitsuha, una joven de un pueblo bien tradicionalista que vive con su abuela y su pequeña hermana. Mitsuha se debate entre las firmes tradiciones y su deseo de salir de ese lugar que parece anclado en el tiempo. A su vez, en el otro lado del país (más precisamente en Tokyo), tenemos a Taki, un pibe que estudia y trabaja como mesero en un restaurante italiano. Las vidas de Taki y Mitsuha se cruzarán de manera misteriosa y literal cuando uno despierte en el cuerpo del otro y deban vivir un día cada tanto las experiencias de jóvenes tan distintos culturalmente y tan separados. Esta unión (al parecer por un pedido a los dioses de parte de Mitsuha) hará que los jóvenes entiendan más sobre su parte interior femenina (en el chico) y masculina (en la chica). Pero no solo esto, sino que las experiencias se complementarán en toda la duración del film, llevándonos desde la risa a la emoción, haciéndonos entender que no somo tan diferentes. Valorando tanto la naturaleza, las tradiciones, como la vida urbana tan bien plasmada por Shinkai; así como también que estamos conectados de alguna manera desde el microcosmos hacia el macrocosmos. No quiero abundar en detalles porque sería spoilear un film que es menester SENTIRLO con todos los sentidos. La animación tradicional con la moderna se fusionan de una manera armónica, así como la banda sonora, pieza esencial en todos los pasajes de la cinta. Un disfrute distinto, con un argumento tan emocional como sorprendente y fresco. Una película y un director que se encuentran entre los más grandes del género en Japón. Y si no les, debería serlo.
La mejor definición de esta película es la que me dijo una amiga que ya la vio: una montaña rusa de emociones. Es una película que te hace sentir, y sentir bien fuerte. En la sinopsis parece la típica película que hay un cambio de cuerpo y se torna predecible y aburrida. De hecho en los primeros momentos de la película fue lo que pensé y me empezaba a dar sueño. Luego pasó algo en la trama que me hizo casi pedir perdón por creerme que me las se todas. “Siento que todo el tiempo estoy buscando a alguien” una frase que se repite mucho en la película y que va creciendo en significado. Es una película que te hace reír, te hace llorar y también te hace reír mientras lloras. La dirección y el guion son magníficos. Las vueltas de tuerca que tiene la trama son magníficas (estoy tan perplejo por la película que no me salen las palabras “técnicas”) estás confiado y pensando “Va a pasar tal cosa” pero no. Pasa otra cosa que hace que la quijada choque contra el piso. Hace mucho, pero mucho, que no me encontraba deseando internamente que pase algo en la película, es decir pensando para mis adentros “Ojalá pasa esto, por favor” y estos pensamientos iban acompañados de frustración cuando no pasaba y de alegría, hasta casi festejo, cuando si pasaba e iba acompañado de algunas lágrimas. Pasó casi una hora desde que vi la película y aún tengo una sensación rara adentro. Felicidad/tristeza. Es como un vacío. La idea de sentir que estás todo el tiempo buscando a alguien es muy verdadera. Voy por el suspiro número 86 en esta hora que pasó luego de los 106 minutos de esta maravilla de Makoto Shinkai. Quiero decir tantas cosas de la película, pero no encuentro palabras, me encantaría poder explicar lo que quiero decir con miradas y suspiros, pero aún eso es imposible. Todo lo que me hizo sentir, hace la puntuación final. ZONA DE SPOILERS Historias del hilo rojo que conecta a las personas hemos escuchado y quizás visto muchas (con suerte no viste la Argentina) pero esta va más allá. El hilo que atraviesa el tiempo y el espacio, que se enreda para luego desenredarse. A veces se rompe, pero se vuelve a unir. El tiempo que hay entre los adolescentes, cuando él se da cuenta que ella…ella no está. Uff!! Indescriptible con palabras. Mi recomendación: Hermosa película de animación japonesa. Preciosa por donde se la mire, recomendable a toda persona que tenga ganas de sentir.
Se estrena en los cines argentinos Your Name (Kimi No Na Wa, en su idioma natal), la última película animada del japonés Makoto Shinkai (El jardín de las palabras). Si bien su lanzamiento oficial fue hace ya más de un año -por agosto del 2016-, el éxito que tuvo en distintos festivales internacionales -incluido el que se llevó a cabo en la ciudad de Mar Del Plata-, convirtió al film en un suceso mundial.