Resistir: una forma de luchar Este trabajo es un documental que retrata la creación de la intensa lucha por la victoria del pueblo uruguayo para derrotar a la dictadura. Luego de tanto sufrimiento, en 1983 y gracias a la tenacidad de la resistencia, regresa la tan esperada Democracia, dejando claro que la resistencia no se disuelve por decreto. Kollontai, apuntes de resistencia (2018) es el primer largometraje del director Nicolás Méndez Casariego (Buenos Aires, 1975), en donde militantes uruguayos exiliados realizan un congreso clandestino de respuesta masiva, con un pueblo de actitud combativa y que generó miedo a los militares. La denominada "Campaña Alejandra" tenía como objetivo reagrupar a la mayor cantidad de uruguayos exiliados, repatriándolos para derrocar así al gobierno de facto. Los militares escondidos detrás de la prensa tildaban a la resistencia obrero-estudiantil, con titulares como "El sucio ataque de la enseñanza". Coyuntura económica y política de corte intervencionista dados los intereses hegemónicos representados en una clase política local y conservadora y las fuerzas militares dispuestas a defender esos intereses a través de la violencia. El director utiliza testimonios de sobrevivientes, escenas dramatizadas y material de archivo en blanco y negro. La información resultante es de gran relevancia, y tanto su elección y alternancia, le otorgan dinamismo a este documental, al mismo tiempo que se acompaña con música acorde e interesante de la época y ciertas composiciones hechas para el film. Hugo Cores (Profesor de historia, militante y Vicepresidente de la C. N. T), exiliado en Francia, expicó los motivos de su expatriación en una breve entrevista: "A partir del ´72, las fuerzas militares aumentaron la represión contra todas las personas que ellos consideraran peligrosas para la política. La tortura se transformó en un hecho cotidiano. Entre las víctimas hay periodistas, sindicalistas, universitarios y campesinos, y una lista de personas buscadas por los militares." El peor peligro para una dictadura militar es que el pueblo se organice para luchar por una causa justa y colectiva. Sucedió en Chile, Argentina, Paraguay y en todo el cono sur, sobre todo con la lamentable violencia que se desplegó a partir del "Plan Cóndor", gestado por los servicios de inteligencia norteamericanos y sectores dominantes representativos de las oligarquías de cada país, que se valieron de las fuerzas armadas para instalar el terrorismo de estado.
Uruguayos en pie de lucha Con valioso material de archivo, este documental argentino de Nicolás Méndez Casariego es una clase de historia uruguaya reciente. Las ficciones y documentales sobre las atrocidades cometidas durante la última dictadura militar en la Argentina abundan, casi hasta alcanzar un punto de saturación. Pero, aunque cueste creerlo, muy poco es lo que se ha visto sobre lo sucedido en el Uruguay. La noche de 12 años vino a saldar esa deuda desde la ficción basada en hechos reales, y ahora Kollontai, apuntes de resistencia lo hace desde el punto de vista documental. Nicolás Méndez Casariego se propuso contar la formación del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP) y el lanzamiento de la Campaña Alejandra por parte de exiliados uruguayos en Buenos Aires que tenían el propósito de combatir la dictadura cívico-militar de Juan María Bordaberry. Pero para darle un contexto histórico a congreso clandestino que tuvo lugar en Valentín Alsina en 1975, la película arranca a fines de los ’60, cuando toma el poder Jorge Pacheco Areco y el Uruguay empieza a dejar de ser un modelo de democracia a imitar. NEWSLETTERS CLARÍN En primera fila del rock | Te acercamos historias de artistas y canciones que tenés que conocer. En primera fila del rock | Te acercamos historias de artistas y canciones que tenés que conocer. TODOS LOS JUEVES. Recibir newsletter Con valioso material de archivo -que incluye noticieros extranjeros de la época-, el lúcido testimonio de numerosos militantes sobrevivientes a la dictadura, grabaciones inéditas de dirigentes desaparecidos, como Gerardo Gatti, y algunas dramatizaciones, el documental resulta una clase de historia uruguaya reciente. A pesar de la proliferación de siglas (FER, FAU, ROE, OPR-33) que pueden marear a quien no esté familiarizado con el tema, la película logra mantener la claridad. Está montada de tal manera de no perder nunca el dinamismo, y no sólo muestra la lucha del pueblo uruguayo contra la dictadura, sino que establece relaciones con lo que sucedía en aquella convulsionada época en otros países del cono sur, como la Argentina y Chile. Es así que avanza hacia el entramado político-económico del Plan Cóndor, que llevó a que cientos de militantes uruguayos desaparecieran en el centro clandestino porteño Automotores Orletti. De este modo, Kollontai, apuntes de resistencia (por la dirigente comunista rusa Aleksandra Kollontai, que dio nombre a la Campaña Alejandra) resulta didáctica sin ser simplista.
Este documental de Nicolás Méndez Casariego reconstruye durante dos horas el trabajo de la resistencia (primero dentro del país y luego desde el exterior) a la dictadura uruguaya. La película ofrece, mediante un patchwork que incluye filmaciones, fotos, grabaciones de audio, volantes, afiches, documentos políticos, publicidades y canciones de la época, algunas recreaciones que no agregan demasiado y múltiples testimonios (algunos bastante autocríticos), lo que confirma un panorama amplio y bien contextualizado sobre las actividades de los movimientos sindicales y estudiantiles, la lucha armada, la clandestinidad, el exilio con base en Buenos Aires y los efectos del Plan Cóndor. Una investigación valiosa y rigurosa destinada a los interesados en la historia de la izquierda en América Latina.
Un muy interesante documental sobre los años de plomo en el Uruguay. Como ocurrió en casi toda Latinoamérica una situación social inestable, crisis económicas y la efervescencia de la militancia política de fines de los 60 y principio de los 70. Medidas extremas desde el poder, la llegada de los militares y como consecuencia detenciones, muertos, detenidos y exiliados. Y la resistencia. De eso trata este trabajo minucioso y valioso. Con testimonio de los protagonistas, materiales inéditos, y muchos datos imprescindibles. En 1975 un grupo de militantes uruguayos exiliados realizan un congreso clandestino, con el objetivo de formar un partido para volver a Uruguay y reorganizar la resistencia contra el gobierno de Bordaberry, lo que fue la “Campaña Alejandra” que estableció contacto con cientos de uruguayos y uno de los hitos de esa militancia. Cuarenta años después los testimonios de primera agua son fundamentales, igual que los archivos audiovisuales de la época, material sonoro conocido por primera vez y la recreación dramática de muchas acciones. Un trabajo con guion y dirección de Nicolás Méndez Casarieg, muy meritorio.
Del otro lado del charco también… Son escasos los documentales que abordan otras dictaduras que no sean la Argentina, no porque no existan sino porque la cartelera local prefiere lo propio a lo ajeno. Aunque ajeno en realidad resulta peyorativo si se toma como término o etiqueta, entonces comienzan los vasos comunicantes, el contexto de una época compartida, así como los focos de resistencia nacidos en un pensamiento proveniente de corrientes de lo que otrora se denominaba marxismo o maoísmo, y que eclosionó en distintas latitudes de Latinoamérica allá por los 70 con un faro puesto en la independencia de los pueblos frente a regímenes totalitarios. El choque de ideologías abrieron el camino de disputas entre el poder y los pequeños focos de resistencia política, primero en universidades desde el debate político y allí un torbellino de decisiones para cambiar el aire viciado de las dictaduras que decidió, en algunos no contaminados por la retórica de las palabras, pasar a la acción, desde la clandestinidad y la violencia como único recurso posible en una guerra no declarada contra un enemigo adentro al que había que derrotar cueste lo que cueste y frente a muchos enemigos afuera. Kollontai era el nombre de una joven idealista que tomó contacto con la resistencia uruguaya, concentrada en una prolongada acción que a la violencia armada también le sumó estrategias para ganar una batalla cultural silenciosa, y que tenía por objeto entrar en el sistema, infiltrarse en sus huecos vulnerables y así destruirlo sin dudar un segundo. Este documental reconstruye desde el punto cero el inicio de un turbulento accionar en la República Oriental del Uruguay con el agregado de un riguroso trabajo de investigación y una propuesta audiovisual integrada a testimonios de cabezas parlantes, partícipes en su juventud de movimientos políticos, clandestinos, y que dieron su vida y cuerpo a la causa Sin demasiada autocrítica, pero apoyados en una coherencia testimonial, los fragmentos más interesantes de este recorrido se relacionan con los nexos entre nuestro país y el Uruguay, incluso en el pequeño alivio de ese momento de “primavera” que llevó al Frente Amplio a la presidencia con elecciones libres, mientras por estos lares seguía gritando el plomo de la dictadura. Recomendable como parte de una ilustrada lección de otra historia para aquellos que quieran recordar y para quienes busquen otro tipo de información sobre épocas ya extintas.
Otro estreno de la semana pasada en salas es el documental Kollontai, apuntes de resistencia, la ópera prima del director Nicolás Méndez Casariego. A fines de la década del ’70, militantes uruguayos exiliados realizan un congreso clandestino. Su objetivo es formar un partido para volver a Uruguay y reorganizar la resistencia contra la dictadura de Bordaberry. La denominada “Campaña Alejandra” establecerá contacto con cientos de uruguayos y se convertirá en uno de los hitos de la resistencia antidictatorial del continente. Kollontai, apuntes de resistencia es el primer largometraje del director Nicolás Méndez Casariego y retrata, paso a paso, el camino de resistencia hacia un objetivo que se empieza a lograr gracias a la unidad de un pueblo. El director presenta de manera audaz testimonios, recortes periodísticos, imágenes de archivo e incluso representaciones de los eventos. Esa mezcla logra un documental mucho más dinámico. Es un trabajo riguroso y con mucho peso en la edición final. Da cuenta del llamado Plan Cóndor y cómo se conformaron las diversas dictaduras en América Latina, haciendo foco también en Argentina. El documental cierra con la frase «siempre que haya dictadura va a haber gente que va a resistir, sin medir mucho las consecuencias».
ESPACIOS PARA RESISTIR AL CÓNDOR Kollontai, apuntes de resistencia, ópera prima de Nicolás Méndez Casariego, parece el trabajo de un experimentado documentalista, a pesar de tratarse de su primer film. Esto evidencia por lo tanto un trabajo de investigación profundo y exhaustivo que se ha acoplado a un guion que por momentos parece desbordar información y en otros resulta confuso, aunque sabe cerrar cada uno de sus vértices investigativos para dar un panorama amplio y resuelto de la lucha de distintas agrupaciones de izquierda durante la dictadura de Bordaberry en Uruguay. Pero el documental sabe atrapar no solo desde la catarata de testimonios e información, sino también desde algunos segmentos ficcionalizados, anécdotas de una riqueza notable (la de Vilox o la de encuentros clandestinos con túnicas son algunas de las más ocurrentes) y un acertado trabajo de montaje. Entre los elementos más óptimos del film se encuentra un detallado mapa de las agrupaciones de izquierda, algo que ayuda a identificar cada uno de los grupos y comprender mejor los debates internos que se daban dentro de las mismas, así como los planes de lucha. El enorme abanico de nombres que se presenta luego entre los testimonios y su identificación ayudan a que, si tenemos un conocimiento ligero, podamos seguir la narración sin problemas ni el riesgo de enredarnos con los datos. Los segmentos ficcionalizados quizá no tienen el mejor tono actoral pero la dirección, que recurre a clichés visuales ya canónicos de los filmes de espionaje, resulta efectiva y añade una valiosa dosis de entretenimiento que no obstaculiza la sobriedad informativa del guion. La larga introducción prepara todas las piezas para comprender las repercusiones de la operación Alejandra, que implicaba la reaparición del PVP (Partido por la Victoria del Pueblo), tras su exilio forzado. La sangrienta persecución durante esta operación, en consonancia con la intensificación de la represión en Uruguay y otros países de la región, resulta en algunos de los momentos de mayor riqueza del documental. En particular la mención al caso de la persecución en Brasil de Lilián Celiberti, que demuestra las conexiones entre los gobiernos dictatoriales de la región en operaciones clandestinas. Otro detalle enriquecedor del documental es que nunca pierde perspectiva de cómo lo ocurrido en la región está alineado con lo ocurrido en Uruguay, ofreciendo un panorama global del siniestro Plan Cóndor. En definitiva, un documental que sabe atrapar y al mismo tiempo ofrecer una perspectiva profunda de las agrupaciones de resistencia en el país vecino.
Para que la memoria quede más viva que nunca En Sudamérica comenzaron a ocurrir agitaciones sociales en las décadas del ´50 y ´60 por parte de personas que reclamaban mejores condiciones de vida, salud y trabajo, mucho más similares a las de clases sociales altas. Uruguay no fue la excepción. En los años ´60 germinaron las protestas ciudadanas y, a partir de 1968, quién estaba al mando del Estado Nacional de origen político, no militar, como Jorge Pacheco, decidió perseguir y reprimir esos reclamos populares. Esta situación derivó, años más tarde, en la toma del poder a comienzos de 1973, tras un golpe por parte de la dictadura militar. Nicolás Méndez Casariego dirigió este documental, con la gran tarea de su equipo de producción detrás, para investigar, estudiar, analizar, buscar protagonistas, etc., y con todos esos elementos armar un importante rompecabezas cinematográfico, con la intención de comprender, divulgar y enseñarles a los propios uruguayos, y a los demás países vecinos, que ellos no estaban ajenos a los movimientos radicalizados que pululaban en la región. A través de los testimonios de quienes estuvieron ahí en su juventud, luchando por sus ideales y convicciones políticas, la narración es una sucesión cronológica de todos los hechos que acontecieron desde que asumió la presidencia Pacheco, hasta 1983, cuando los militares abandonaron el poder. Ellos describen minuciosamente cada situación, que, junto a los archivos fílmicos, fotográficos, sonoros, recortes de diarios, publicidades televisivas de la época y comunicados de prensa escritos a máquina, por parte de las distintas agrupaciones políticas de izquierda que surgían, le dan un sustento mucho más firme y poderoso para que la memoria quede más viva que nunca. Estas declaraciones son breves y las van alternando con los archivos y recreaciones ficcionadas con actores para convertir al relato en algo ameno de ver. Porque no aburre, la compaginación le da un gran dinamismo a la narración, junto a las canciones a tono de lo que se está contando No se apunta a la solemnidad ni al dramatismo para provocar la lágrima fácil. Las emociones son dejadas de lado. Tampoco se busca la victimización de los protagonistas. Sólo ser lo más claro, didáctico y objetivo posible, para contar el peor período de la historia uruguaya, que fue muy poco tratado por los medios artísticos del país oriental, muy por el contrario de lo que se hizo, y se sigue haciendo, en nuestro país. Gracias a una sólida crónica y a un importante trabajo en equipo, podemos darnos cuenta de que, en esos tiempos, de este lado del mapa, se cocieron las mismas habas sin importar los padecimientos de los países afectados bajo las doctrinas de las dictaduras militares.