Registra un hecho nuevo, un reclamo distinto, una manera de reivindicar derecho de pueblos originarios pero bajo el concepto de «Terricidio»: La tierra explotada sin miramientos que los desaloja y los condena a la miseria y el despojo, pero que también somete a la naturaleza a una explotación sin miramientos. En octubre del 2019 un grupo de mujeres indígenas auto-convocadas de territorio en conflicto, ocuparon pacíficamente el Ministerio del Interior por once días. No fueron escuchadas, la mayoría de la gente y los medios las ignoraron pero también obtuvieron apoyos solidarios. La realizadora María Laura Vásquez participó activamente de la ocupación y nos da los testimonios recogidos. Con la participación de Rita Segato y Nora Cortiñas. Un documental sobre los reclamos y sus nuevos conceptos.
Hace varios años que se están visibilizando masivamente reclamos de los pueblos originarios, pero esta es la primera vez que se observa algo de este estilo. Se está hablando de La Rebelión de las Flores, el documental escrito y dirigido por María Laura Vazquez que se estrenó el viernes 30 de septiembre en el Centro Cultural San Martín y que se proyectará durante los fines de semana del mes siguiente. El film se enfoca en los eventos ocurridos en octubre de 2019, cuando 22 mujeres de diversos pueblos originarios ocuparon pacíficamente el Ministerio del Interior durante 11 días para exigir el cese del terricidio ambiental y el sicariato que ocurre en los territorios que habitan. Como el objetivo del documental es seguir visibilizando las demandas que vienen sucediendo desde hace años, la cámara registra el desarrollo de lo ocurrido sin intromisión, convirtiendo al espectador en testigo ocular de los hechos, incluyendo la respuesta del gobierno y la falta de cobertura mediática del mismo. Además, al intervenir los ruidos caóticos de la ciudad con los calmos y pacíficos sonidos del río, muestran cómo la naturaleza cumple un rol central en la película al hacernos tomar conciencia de lo importante. El medio ambiente corre peligro si avanzan las mega minerías y la construcción de represas que innecesariamente inundarían territorios. Hasta que no haya una respuesta clara por parte de los gobiernos sobre los reclamos de los pueblos originarios, documentales como La Rebelión de las Flores van a seguir existiendo.
Nativas por el derecho al buen vivir El nuevo documental de María Laura Vásquez sobre la movilización de un colectivo de mujeres indígenas al Ministerio del Interior en 2019 tiene gran relevancia en la lectura de la situación actual de los pueblos originarios en Argentina. “Sembraron terricidio. Cosecharon rebelión” reza una pancarta ubicada al frente del Ministerio del Interior de la Nación. Es uno de los lemas que defienden las veintidós mujeres indígenas de territorios en conflicto que, el 9 de octubre de 2019, ocuparon pacíficamente el Ministerio a la espera de una reunión con su entonces responsable, Rogelio Frigerio. Tenían una lista de temas que discutir y de reclamos que elevar, y necesitaban hacerlo con urgencia. En La rebelión de las flores (2022), María Laura Vásquez sigue a las referentes de las comunidades en el proceso de planificación de la ocupación. Conocemos brevemente algunas de sus historias, lo que las moviliza a tomar partido por sus pueblos y por sus tierras, y también cuánto les cuesta poner el cuerpo: son todas mujeres pobres, son madres, son responsables de llevar comida al hogar. Vásquez centra su película en el retrato de las protagonistas, con un gran énfasis en los planos medios y primeros planos. Es un retrato cargado de dolores, de tristeza, de desesperación, de rabia, y también de hermandad y de lucha. El segundo elemento importante en el montaje de este documental son las tomas aéreas de espacios abiertos, los territorios de los que las comunidades nativas están siendo desplazadas, el agua en movimiento. La naturaleza viva, respirando, está en la fuerza de estas mujeres. El racismo estructural que existe en Argentina, en las fuerzas de seguridad, en el Estado es retratado por Vásquez a partir de la lectura de una situación que refleja las características de la época. Condensar ese reclamo en un largometraje, y hacerlo de forma poética, es un logro. En un contexto actual en el se pone en tela de juicio el derecho de las comunidades originarias a vivir en paz, La rebelión de las flores es una película urgente.
LO QUE EL FUEGO NO PUEDE EXTINGUIR En 2019 ocurrió un hecho del que poco se hizo eco en los medios, la ocupación pacífica del Ministerio del Interior por parte de 23 mujeres representantes de pueblos originarios. Un reclamo que viajó cientos de kilómetros, lleno de esperanza, bronca y miedo ante un panorama cada vez más hostil como el terricidio (crímenes contra la naturaleza) que desplaza a sus pobladores. La ocupación duró once días con el fin de entablar una reunión con el ministro a cargo de ese entonces, Rogelio Frigerio, haciéndole llegar el reclamo y dando inicio a La rebelión de las flores. El documental de María Laura Vásquez se divide en los días previos a la intervención y la consolidación de la ocupación. El primer pasaje donde conocemos parte del hermoso paisaje patagónico donde viven. El día a día de estas mujeres, madres, guerreras, defensoras de su nación frente un futuro que parece inevitable. Una de sus referentes, Moira Millán (fundadora del Movimiento Indígena por el Buen Vivir), deja en el documental varias definiciones que usaremos como subtítulos. “Sin espíritu no hay lucha”. Una lucha que no se ha detenido desde hace 500 años, la colonización, conquista y posteriormente, la toma de tierras al conformarse el territorio argentino. “El fuego es el aviso de que están llegando”. Actualmente el principal enemigo son las corporaciones que tienen el aval de los gobiernos de turno para efectuar sus proyectos, quema de bosques intencionales para justificar sus negocios de mega-minería como el fracking y represas. Esta última, siendo el proyecto hidroeléctrico “La Elena” ubicado en Chubut, una de las principales amenazas. En caso de confirmarse, dejaría inundadas 11.000 hectáreas de territorio indígena. “La situación es alarmante”. El documental no solo registra sino que también acompaña, intima en las reuniones donde las madres piden por sus hijos desaparecidos, la represión del Estado y un sistema judicial discriminatorio. A la media hora, la rebelión se materializa en capital, la ocupación del Ministerio, dando inicio a una danza burocrática de secretarios, abogados pero también de personas que se acercan y brindan su apoyo emocional y físico al proveer suministros. Como espectador, La rebelión de las flores logró transmitirme impotencia y frustración; desconozco si ese era el objetivo. Pero traslada esa sensación, que toda persona de ciudad atraviesa al tener que realizar un trámite y las constantes trabas para llegar a su fin; y la traslada a un contexto donde lo que está en juego es mi casa, mi familia, donde vivo e incluso lo espiritual. El documental abre diciendo que la palabra mapuche significa gente de la tierra, determinando cómo se estructura su espiritualidad y cultura. La rebelión de las flores visibiliza una problemática como el terricidio que no solo inquieta a los pueblos indígenas, sino a nosotros mismos, siendo testigos de humaredas y un clima desconcertante. El documental logra representarlos mediante rostros, vivencias, distinto a nuestra cultura o tradición, pero cuyo reclamo también nos afecta y responsabiliza.