Un 3 de noviembre de 1965 desapareció el avión TC-48, que transportaba a un grupo de cadetes que realizaba el tradicional vuelo de egresados de la Fuerza Aérea desde Córdoba hacia Estados Unidos. Sin embargo, al poco tiempo de salir de Panamá con rumbo a México el TC-48 dio aviso de emergencia y no se volvió a saber de él ni de su tripulación. A la par viajaba el T-43 llevando a los cadetes restantes que sí llegaron a destino. Mientras que algunos sostienen que el avión cayó al mar, otros aseguran haber visto restos de la nave en la selva de Talamanca, Costa Rica. Lo único que se sabe es que tras 10 días de búsqueda se dio por cerrado el caso y al avión por perdido. “La Última Búsqueda” sigue a Cecilia Viberti, hija del capitán Esteban, piloto del TC-48, en esta interminable investigación de un avión que después de más de 50 años sigue sin aparecer y en el cual 68 personas perdieron la vida. El documental mezcla imágenes de archivo tratadas de forma particular con entrevistas a quienes fueron cadetes del T-43 en ese entonces como también a familiares de las víctimas o personas involucradas en su búsqueda a lo largo de este tiempo. No solo exponen información sobre lo sucedido sino también algunas hipótesis de lo que pudo haber pasado y el mal manejo de la investigación por parte de las autoridades que parecerían haber querido ocultar lo sucedido por fallas propias de los aviones. A través de los testimonios se logra plasmar la emoción acumulada en tantos años, la frustración por no descubrir la verdad sobre lo ocurrido y no poder terminar de hacer un duelo, dejando las heridas abiertas. El público podrá empatizar rápidamente con los protagonistas del film. Asimismo, cabe recalcar el trabajo de producción detrás del documental, ya que el mismo está filmado en Córdoba, Buenos Aires, Panamá y Costa Rica. No solo se vale de la palabra de los testigos, sino también recorre los lugares del hecho en busca de pistas, metiéndose, por ejemplo, en sitios selváticos peligrosos. Las imágenes están muy bien acompañadas por su banda sonora. En síntesis, “La Última Búsqueda” es un emotivo y cuidado documental que busca abordar no solo la investigación del caso en particular, a través de la recopilación de información sobre lo ocurrido, sino también indagar en sentimientos mucho más profundos como hacer un duelo frente a un desaparecido, las esperanzas y frustraciones que surgen a lo largo del tiempo y la complicidad de autoridades que no cumplieron con su tarea ni permitieron una clara búsqueda.
Sin Perder las Esperanzas. Crítica de “La Última Búsqueda” de Pepe Tobal. CINE, CRITICA, DOCUMENTALES, DRAMA, ESTRENOS Con el recuerdo fresco del ARA San Juan, una lección de perseverancia por obtener respuestas ante la desidia, la ignorancia y la mentira. Por Bruno Calabrese. El film acompaña a Cecilia Viberti, hija del capitán Esteban Viberti en la búsqueda del avión desaparecido el 3 de noviembre de 1965, que viajaba con 68 personas a bordo (54 cadetes de la Escuela de aviación militar en Córdoba y 14 personas entre tripulantes y autoridades de las FAA). En la aeronave viajaban cadetes en un vuelo de egresados (una tradición de la FAA), desde Córdoba hacia Estados Unidos. Otro avión, el T-43, que volaba junto al TC-48, llevaba al resto de los cadetes. En el tramo entre Panamá a México, a poco de salir, el TC 48 dio aviso de emergencia y desapareció (entre Panamá y Costa Rica). Desde aquel hecho, distintas versiones rondan la desaparición del Douglas C-54. Hay quienes sostienen que el avión cayó en el mar; otros, aseguran que los restos de la aeronave están aún en la selva de Talamanca (Costa Rica). El avión desapareció el 3 de noviembre de 1965 y después de sólo 7 días de búsqueda fue dado oficialmente por las FAA como caído en el mar y sus ocupantes devorados por los tiburones. Al ver el documental es imposible no caer en la comparación con la tragedia sucedida a fines de 2017 con el ARA San Juan, sobre todo por lo vivida por los familiares de las víctimas. El intento de los organismos oficiales de ocultar pruebas y deslindar responsabilidades cuando pedían explicaciones sobre la búsqueda. De no haber sido por la insistencia de los mismos la búsqueda del ARA San Juan se hubiese terminado sin obtener respuestas. Con mucho respeto y buenas elecciones de material de archivo, el documental logra lo que propone. El director plantea seriamente el relato de un historia repleta de misterios., entendiendo el dolor de los familiares. El seguimiento que haremos junto a Cecilia en la búsqueda de su padre estaá repleto de pistas falsas, sospechas y ocultamiento por parte de la FFAA. Ella está firme en su convicción de que su padre se encuentra en la selva de Talamanca y no en el mar. Nos adentraremos en la selva con la esperanza de que el resultado de esta “última búsqueda” (como a ella le gusta llamarla) arrojará resultados positivos. Pero a medida que vamos avanzando esa esperanza irá decayendo y con eso la desilusión. La música indígena que acompañará la búsqueda dentro de la jungla aporta para que el suspenso vaya in crescendo. Además de testimomios de personas que dan diferentes versiones de los hechos, desde el más racional hasta mitos y leyendas relacionados con indígenas. El documental es una lección emotiva de perseverancia reflejada con suma responsabilidad por el director. Una hija que no pierde la esperanza en encontrar a su padre desaparecido a pesar de las mentiras y sinsabores que va encontrando en el camino. Una búsqueda sin rencores hacia quienes no hicieron nada, con una ilusión que no se esfuma como se esfumó el olor de ese viejo perfume de su padre. PUNTAJE: 75/100.
La última búsqueda. No hay peor lucha que aquella que nunca se hace, y en este caso ese refrán sirve para posicionar el relato de este documental que profundiza en la vida de un grupo de personas, y en particular de una mujer, que reniega de la ineludible verdad, la pérdida inesperada, el dolor arrastrado por años y la certeza que ya nada volverá a ser como era, nunca más.
Vidas que no pudieron ser ¿Cómo se hace para vivir sin hacer el duelo de un ser amado? Es muy difícil asumir la muerte sin cuerpo, las heridas no cicatrizan. Este es sólo uno de los testimonios de familiares de los desaparecidos del TC-48. Dos conclusiones guiaron la investigación: el avión está en el mar o en tierra, en la selva de Talamanca. Esta última pista es la que seguiremos. El cineasta Pepe Tobal, dirige y quiona La última búsqueda (2018), un largometraje documental cordobés que narra la tragedia aérea de mayor relevancia que tuvo la Argentina, la desaparición del TC-48, más conocido como "El avión de los cadetes". El mismo desaparece en Centroamérica en 1965 con 68 personas a bordo; la U.S.A.F. lo buscó sólo 10 días y lo declaró perdido. Existen diversas versiones sobre el siniestro, luego de 53 años, Cecilia Viberti, hija del capitán Esteban Viberti -uno de los pilotos- continúa buscando el avión perdido. Es notable el respeto, profesionalismo y buenas elecciones del cómo y el qué contar, que confluyen en un ambicioso documento a la altura de lo que propone, digno de ver y recomendar. Tobal se planteó seriamente desde qué punto de vista relatar esta historia repleta de incógnitas, ocultamientos, pistas falsas, sospechas, con la sensibilidad apropiada para cuidar el dolor de los familiares. Nos adentramos en la búsqueda del avión junto a Cecilia, -que la plantea como la última búsqueda-, siguiendo la fuerte convicción de que su padre se encuentra en la selva de Talamanca y no en el mar, transmitiendo una enorme expectativa en nosotros y generando el suspenso adecuado gracias a la compañía de la música indígena en la jungla -literalmente nos metemos junto a ella y un equipo de profesionales a explorar con todos los peligros que implica-. Además de testimomios de personas que dan fe de diferentes versiones, desde el más racional hasta mitos y leyendas relacionados con indígenas. En cuanto al estilo estético del director, cabe destacar otro acierto que lo diferencia de otros y lo hace muy ameno, se trata de cómo exhibe el material de archivo (efecto selectivo del foco y fuera de foco con movimiento en recortes de diarios y fotos en blanco y negro), que no es un dato menor, ya que dirige la atención del espectador alejándolo de lo estático. Las tomas aéreas de lo imponente, del inaccesible y lejano lugar en donde se realizó y realizaremos la búsqueda, son majestuosas. Este documental es un hallazgo no sólo por su contenido sino por la responsabilidad que asume el director al acompañar a Cecilia en esta búsqueda tan delicada y apasionada de su padre, sin tener certeza alguna. Sin embargo, la protagonista nos brinda una gran lección, perdonó a quiénes no se encargaron del asunto y miraron para otro lado. Al nacer su primer hijo, luego de un viaje interior, comprendió que debía dejar el pasado atrás para avanzar y sentir paz. Es así que decide soltar a su padre y a esa niña de 9 años que se escondía en el placard para sentir su olor. Tobal le hace honor a la memoria de los 68 desaparecidos del TC-48 y a los 44 del Submarino del Ara San Juan. 52 años separan estas tragedias unidas por el dolor, las mentiras, la negligencia, el ocultamiento, la indiferencia e ineficiencia oficial, generan la memoria mientras que la imposibilidad de cerrar la historia, promueven la búsqueda para llegar a la verdad.
Se lo conoce, tristemente, como “el avión de los cadetes”. Eran egresados de la Escuela de Aviación Militar de Córdoba quienes tripulaban, el 3 de noviembre de 1965, el avión militar TC-48 que desaparecería entre Panamá, desde donde partió, y Costa Rica. No hubo rastros. En verdad, sí. Es lo que cuenta con minuciosidad La última búsqueda. Se encontraron pertenencias de los que viajaban, como una cédula. Pero luego distintas pericias determinaron que nunca había tenido contacto con el agua. Porque no se sabe si el avión cayó en tierra o en el mar. Porque ninguno de los familiares y amigos de los que tripulaban el avión pudieron hacer el duelo. Porque los cuerpos no se encontraron. Porque, en verdad, no se sabe nada. El documental de Pepe Tobal está estructurado en dos partes bien diferenciadas. La primera, por cierto más atrapante, cuenta el viaje e incluye testimonios de amigos y compañeros de estudio de los cadetes, y una representación en blanco y negro de lo que pudo ser el accidente, con el motor incendiado. Muchos de los que hablan estaban en el segundo avión hacia los Estados Unidos, que escuchan el llamado de auxilio, pero siguen su rumbo. La segunda parte se centra en el viaje que a Costa Rica hace una de las hijas de los desaparecidos, en medio de la selva, con guías y machetes se van abriendo camino, en busca de lo que sea. Se relata que hubo indios que vieron el avión; que uno de ellos, cuando iba a guiar hacia donde estaban los restos, apareció muerto. La imposibilidad de saber qué es lo que sucedió abre conjeturas, y también siembra incógnitas y permite pensar en complots y ocultamientos. La película no puede resolver la angustia, pero recuerda algo que sucedió, no se sabe si por negligencia, que es a lo que más se apunta, porque el estado de la aeronave no era precisamente el mejor. Está bien narrada, y no deja de inquietar.
“La última búsqueda”, de Pepe Tobal Por Marcela Barbaro Las irregularidades en materia de aviación dieron lugar a las recordadas Whisky Romeo Zulú (2004) y Fuerza Aérea Sociedad Anónima (2006), dirigidas por el ex piloto y director Enrique Piñeyro. En ambas, se puso en agenda denuncias sobre la falta de control y mantenimiento que llevaron al accidente de Lapa, entre otras cuestiones. Bajo esa línea temática, el estreno de La última búsqueda del realizador Pepe Tobal, da luz a otra tragedia aérea que tuvo lugar el 3 de noviembre de 1965. Aquel día, el avión TC-48 de la Fuerza Aérea Argentina con destino a Estados Unidos, desapareció entre Panamá y Costa Rica, llevando a bordo 68 personas, entre ellos 54 cadetes de la Escuela de Aviación Militar en Córdoba, y 14 tripulantes y autoridades. Hasta el día de hoy, nunca se supo la verdad de los hechos y ni se encontró la aeronave con sus integrantes. El documental acompaña la búsqueda que realiza Cecilia Viberti, hija del capitán Esteban Viberti, quien perdió a su padre cuando tenía 9 años. En todos estos años, ella nunca dejó de buscar ni investigar los hechos, debido a que las Fuerzas Armadas dieron oficialmente cerrada la causa, luego de 7 días de búsqueda, argumentando que el avión cayó al mar y sus ocupantes fueron devorados por los tiburones. En aquella jornada fatídica, junto al TC48, volaba el T-43 que llevaba al resto de los cadetes, algunos de ellos, presentes en el documental, recuerdan a sus amigos, y narran que sólo se enteraron de una aviso de emergencia dado por el otro avión, cuando se incendió uno de los motores. La última búsqueda reconstruye la historia un viaje de egresados, teñido de tragedia, que es una tradición dentro de las Fuerzas Armadas de Aviación. Los hechos se exponen a través de imágenes de archivo, fotos de la época, y testimonios a cámara de familiares o compañeros de los cadetes; a la vez que denuncia la indiferencia e ineficacia oficial. El halo de misterio que subiste alrededor de la causa, y la versión que el avión cayó en medio de la selva de Talamanca en Costa Rica, motivó a Cecilia Viberti a contratar una expedición privada, con quienes emprendió la travesía a través de un territorio inconmensurable, habitado por indígenas, animales y una exuberante vegetación, que dificulta cualquier tipo de hallazgo. Filmada en Córdoba, Buenos Aires, Panamá y Costa Rica, el documental da cuenta de la desidia y negligencia de los responsables, como del encubrimiento de la situación. Tobal se acerca a los familiares, a quienes acompaña el dolor de una búsqueda tan solitaria como impune. La misma impunidad que los conecta a la reciente tragedia del submarino Ara San Juan, a quien rinde homenaje a la memoria de sus tripulantes, sosteniendo, en ambos sucesos, la imposibilidad de cerrar historias cuando se carece de respeto, verdad y justicia. LA ÚLTIMA BÚSQUEDA La última búsqueda. Argentina, 2018. Dirección: Pepe Tobal. Guion: Pepe Tobal. Intérpretes: Cecilia Viberto. Dirección de fotografía: César Boretti/ Sonido: Santiago Rozadas/Música: Horacio Burgos/Montaje: Eduardo Sánchez, María Eugenia Aparicio. Duración: 1.40 minutos.
Mantos de silencio, un dolor que no cesa La correspondencia con la tragedia del ARA San Juan no es antojadiza para la historia que precede este documental que pretende -si la palabra es válida- cerrar un duelo personal y así dar vuelta la página a una larga y penosa búsqueda infructuosa de un padre, misteriosamente desaparecido al perderse el rastro del avión al que subiese como cadete en un vuelo hacia Estados Unidos, práctica habitual de la FAA y que a fuerza de un pacto de silencio arrastrara un tendal de porqués, que lejos de arribar a respuestas sepultan los fragmentos de pequeñas verdades recogidos a lo largo de décadas. La última búsqueda además de ser el título del opus de Pepe Tobal es un gran epílogo para un prólogo sumamente triste y que tiene como protagonista a Cecilia Viberti. En 1965, el avión Douglas C-54 tenía a bordo 68 pasajeros, entre ellos el padre de Cecilia, 54 de ellos eran cadetes de la Escuela de Aviación Militar de Córdoba y el resto eran autoridades de la FAA junto a algunos tripulantes más. Ese avión nunca llegó a destino y la última pista lleva a una zona incierta entre Panamá y Costa Rica, con la hipótesis de haber caído en el mar sin sobrevivientes y otra en la selva de Talamanca (Costa Rica), territorio donde se alojan en la jungla tribus indígenas. El material de archivo aportado es sumamente importante para argumentar todos los secretos que Cecilia intentó revelar en su perseverante búsqueda de la verdad. El ocultamiento evidente por parte de las autoridades, confesiones anónimas sobre un macabro plan que sembrara pistas falsas son apenas una arista que atraviesa el derrotero de la protagonista y el equipo de rodaje que la acompaña. Por momentos la información da lugar a reflexiones y confesiones a cámara no sólo de las experiencias vividas sino de las angustias que implican no llegar a saber qué pasó realmente con el Douglas C-54. La única certeza es que detrás del gran misterio hay un manto de silencio que se extiende por cada lugar en el que se escuche el eco del episodio con el avión TC-48.
Si hay algo que llama poderosamente la atención de este documental es la similitud de la triste historia que cuenta con la reciente tragedia del ARA San Juan. El 3 de noviembre de 1965, un avión que llevaba a 54 cadetes egresados de las Fuerza Aérea hacia los Estados Unidos dio aviso de emergencia y luego desapareció misteriosamente en América Central. Siete días más tarde, luego de un infructuosa búsqueda, las autoridades militares argentinas dieron el caso por cerrado ante la desazón de los familiares (había, además de los egresados, otros 14 tripulantes). A más de 50 años de aquellos hechos, la película retoma con un riguroso trabajo de investigación ese drama, que todavía sigue abierto.
“Nosotros no fuimos huérfanos de un momento al otro, era una situación media en el limbo […], éramos hijos de un desaparecido que podía volver en cualquier momento, nosotros lo esperábamos”. Cecilia Viberti tenía nueve años cuando su padre desapareció en la mayor tragedia de la Fuerza Aérea Argentina; 50 años después, sigue buscando. La Última Búsqueda es un documental dirigido por Pepe Tobal que muestra, con un enorme corazón, la odisea que recorrieron los familiares y compañeros de los 68 desaparecidos del TC-48, en 1965.
Con la dirección, la cámara, el guión de Pepe Tobal, este film acompaña a Cecilia Viverti, hija del capitán Esteban Viverti en la búsqueda del avión TC-48, mas conocido como “El avión de los cadetes” que desapareció el 3 de noviembre de l965, en el que perdieron la vida 68 aviadores (54 cadetes de la Escuela de Aviación militar en Córdoba, 14 entre tripulantes y autoridades de las FFAA). Ese vuelo es una tradición de la graduación de los cadetes. Iban dos aviones, el desaparecido y un TC-43. En el tramo Panamá-México, el TC-48 dio aviso de emergencia y nunca más se supo su destino. Con poca investigación (la búsqueda duro solo 7 días) se dijo oficialmente que el avión desapareció en el mar. Muchos creen que en realidad se estrelló en la selva de Talamanca en Costa Rica, según leyendas y versiones del lugar. Muchos familiares intentaron búsquedas individuales. Cecilia Viverti fue la más persistente hasta hoy. El director sigue su obsesión, muestra esa selva majestuosa e impenetrable y traza un paralelo con otra tragedia cercana, la del submarino Ara San Juan donde observa mecanismo de reacciones y retaceo de la misma índole de esa otra tragedia de l965. Emotivo resultado de un trabajo realizado en Córdoba, Buenos Aires, Panamá y Costa Rica.
La última búsqueda es un documental argentino dirigido por Pepe Tobal que habla sobre la búsqueda del avión de la Fuerza Aérea Argentina TC – 48, desaparecido el 3 de noviembre de 1965, en el que se calcula que perdieron la vida 68 personas. Este avión hacia un recorrido desde Córdoba a Estados Unidos, transportando cadetes de dicha fuerza acompañados de algunos oficiales, pero algunas hipótesis dicen que cayó al mar y otras que se estrelló en la selva de Talamanca. Este documental se divide en dos actos: en el primero se nos cuenta lo sucedido en 1965, donde con testimonios de una gran cantidad de personas vinculadas a aquella tragedia se reconstruyen los hechos. Y en el segundo vemos lo que ocurre en la actualidad, con la expedición de Cecilia Viberti, hija del capitán Esteban Viberti, a la selva de Talamanca para encontrar el avión y así poder elaborar el duelo. Lo primero que vale la pena destacar es el enorme trabajo de investigación llevado a cabo por el equipo de producción, lo que permite dar a conocer este trágico acontecimiento a nuevas generaciones que quizás no estaban al tanto de lo sucedido. Lo segundo es la forma ordenada de relatar los hechos, que permite que el espectador los reconstruya en su cabeza sin dificultad. Esto le permite generar empatía con su protagonista y mantener el interés por lo acontecido a la espera del resultado de la expedición, que bien podría servir de inspiración para una próxima película de Werner Herzog. Y lo tercero y último es la objetividad con la que se trata el tema, mostrando una amplia variedad de hipótesis sobre lo acontecido que intentan explicar este misterio, que pueden ser científicas, como que dicho avión cayó al mar, o fantásticas, como que los indígenas hicieran un hechizo para hacerlo desaparecer. En conclusión, La última búsqueda es una película que complementa de manera armónica la objetividad con la que se intentan reconstruir los hechos históricos y la subjetividad de Cecilia Viberti, quien hace más de cincuenta años busca saber la verdad sobre lo que le ocurrió a su padre.
El misterio continúa en pie El film repasa la desaparición de un avión de la Escuela de Aviación Militar en 1965. El 3 de noviembre de 1965, dos aviones de la Escuela de Aviación Militar despegaron rumbo a Estados Unidos, llevando a más de un centenar de cadetes recién recibidos, forma de festejo tradicional para los graduados de esa institución. Uno de los TC-48 llegó. El otro no. La versión oficial dice que la nave cayó al mar, pero son muchos los que sospechan que no fue así. La institución educativa y la Fuerza Aérea en general se abroquelaron detrás de esa versión, sin avalar ninguna investigación y cerrando rápidamente el caso en la Justicia. Familiares de los desaparecidos, sin embargo, investigaron por su cuenta el que se considera el accidente más grave en la historia de la Fuerza Aérea Argentina. Más grave que otros más famosos, por cierto, como el choque del avión de LAPA en 1999 o el conocido como “la tragedia de Los Andes”, en 1972. La primera mitad de La última búsqueda -film escrito y dirigido por el documentalista cordobés Pepe Tobal- tiene como guía la voz de Cecilia Viberti, que siendo niña perdió para siempre a su padre capitán. Viberti cuenta su experiencia personal y reconstruye a la vez la historia de la desaparición de la nave y sus secuelas. “Yo miraba hacia la puerta de casa, porque una adivina nos había dicho que mi marido iba a volver disfrazado de cura”, recuerda la exesposa de uno de los cadetes. En el plano general, la historia del fotógrafo que descubrió algo que no debía y recibió amenazas si daba a conocer su hallazgo. El relato es veloz; pasa de una historia a otra con fluidez. De Cecilia Viberti, refugiada en el placard de su padre, hablando allí “con él”, a un brigadier que duda seriamente de la versión oficial de la fuerza a la que sirve. El testimonio que asegura que la cédula de identidad que en fecha muy reciente se les entregó a los familiares, asegurando que se había hallado en el mar, no tenía sin embargo rastros de agua marina. La carta anónima enviada a los familiares por un miembro de la fuerza, arrepentido de haber participado de ese engaño. La segunda mitad narra el viaje de Cecilia Viberti a la selva costarricense, lo cual entraña una mutación de estilo. Ya no más testimonios ni reconstrucción de lo sucedido; ahora, un modo de relato que recuerda, bajo un aura trágica, al de un film de aventuras. Siguiendo los pasos de varios familiares que hicieron lo mismo en el pasado, Viberti se adentra en la selva, en la convicción de que allí hallarán restos de la nave. Lo hace acompañada de un geólogo, un cazador y un miembro de la Cruz Roja, entre otros. La apoyan relatos y leyendas. Los relatos hablan de un ala de avión en medio de la espesura. Las leyendas, de que los indios de la zona se habrían hecho de esos restos como una forma de venganza hacia el hombre blanco, que habrían lanzado una maldición a quienes emprendieran la búsqueda y que por lo menos uno de ellos apareció muerto. El relato en presente y el viaje hacia lo desconocido intensifican la narración. El excesivo protagonismo de Viberti, así como un metraje que de a ratos parece rodado al servicio del Ministerio de Turismo costarricense, la debilitan. El misterio queda en pie y el paralelismo con el hundimiento del ARA San Juan se impone, a medio siglo de distancia. Que a las madres de los cadetes se las calificara como “locas” por meter demasiado las narices trae otra clase de resonancias, siempre de tono oscuro.
El documental de Pepe Tobal reconstruye la historia del avión argentino, conocido como “de los cadetes”, caído en vuelo en 1965. El 3 de noviembre de 1965 desapareció el TC-48, un avión de la Fuerza Aérea Argentina que trasladaba a cadetes de la Escuela de aviación de Córdoba en su clásico viaje de final de estudios con destino a Estados Unidos. Una semana después la FAA dio por muertos a todos y cerró el caso. Tobal inicia el documental a través de la voz y la figura de Cecilia Viberti, hija de uno de los desaparecidos, y a partir de allí reconstruye los hechos anteriores e inmediatamente posteriores al siniestro del avión utilizando material de archivo (diarios, fotos y noticieros televisivos) y entrevistas propias a los compañeros de graduación de las víctimas que viajaban en el otro avión que había salido con el mismo objetivo. Como si fuera un thriller (por el manejo de la información desplegado, el uso de la música y el montaje), el desarrollo del documental sostiene la tensión ante un hecho histórico poco conocido y desgrana un drama lamentablemente repetido en nuestro país que mezcla la desidia de los gobiernos con la irresponsabilidad de sus funcionarios y de las fuerzas vivas y el ocultamiento de la información. Corrupción, fraude, mentiras, manipulación de datos, engaños, etc. sostienen las teorías conspirativas y paranoicas tan proclives a lo humano, llevándose puesto el dolor de las familias sobrevivientes, a lo que además se suman los lugares americanos que aún se mantienen vírgenes de la «urbanidad civilizatoria» para el desarrollo de mitos y leyendas. Para cerrar el círculo, la parte final de La última búsqueda regresa a Viberti en lo que será su último viaje expedicionario a Costa Rica, en terrenos selváticos e inhóspitos, donde se sospecha pudo haber caído la nave, para dar con algún resto de la misma, alguna pista, que permita atravesar el duelo, tan imposible con la ausencia de los cuerpos. Quizás una extensión menor del film y el evitar cierto ejercicio actoral de los protagonistas hubiera servido para sostener aún más la atención y no exponerlos (aunque se los cuida bastante en la exteriorización de sus sentimientos), lo cierto es que mientras el film avanza uno no puede dejar de pensar en tantas tragedias evitables que hemos padecido como sociedad y la del submarino ARA San Juan aparece a la cabeza.
Nos encontramos frente a un documental muy interesante sobre la mayor tragedia de la Fuerza Aérea Argentina cuando el 3 de noviembre de 1965 perdieron la vida 68 personas entre Panamá y Costa Rica. Pasaron más de 50 años no apareció nada y prácticamente muy poco se sabe. Los familiares aun no pudieron tener su duelo porque no tienen un cuerpo para llorar, velar o llevarle una flor y a esto lo acompañan distintas situaciones muy conmovedoras. Se recopilaron una serie de datos, hay testimonios de amigos, familiares, compañeros y pobladores, entre otros, además de filmaciones, fotos y periódicos. La fuerza aérea americana también investigó el caso y no encontró mucho. Una de las hipótesis es que se cayó al mar pero se dice que lo que el mar se lleva este lo devuelve y esto no sucedió, la teoría que suena más es que se cayó en la selva de Costa Rica y puede significar buscar una aguja en un pajar. Existen muchas generaciones que no conocen esta historia y esta es una buena oportunidad para ver este film y tomar un poco de partido al respecto.
ORFANDAD POR DECRETO Los minutos iniciales de La última búsqueda nos ponen en situación a partir de testimonios, sobre todo el de Cecilia Viberti, la protagonista. En noviembre de 1965, su padre piloteaba uno de los dos aviones de la Escuela Militar que se dirigían a EE.UU. con cadetes graduados. Uno de los dos no llegó. Las circunstancias de la desaparición continúan siendo un enigma que abarca desde explicaciones oficiales a versiones sobre negligencia, pasando por leyendas y relatos que quedarán en el acervo de la oralidad. Sin embargo, el dolor de los familiares es real y así se siente en sus palabras y en la persistente búsqueda. “Éramos ni”, dice Cecilia, «huérfanos por decreto de la Fuerza Aérea». De allí la necesidad de continuar indagando para obtener alguna certeza en medio de tantas expectativas encontradas e ilusiones permanentes. La primera mitad del documental de Pepe Tobal se detiene fundamentalmente en los registros verbales. El seguimiento es un tanto recurrente en las formas: alternancia de voces con un piano de fondo e imágenes que ilustran antes que crear. Hay una férrea voluntad por no perder nunca la cordura expositiva ni desviarse del tono de respeto hacia la causa que siguen los familiares. Este carácter inofensivo deviene progresivamente en un camino monótono. No obstante, parece haber un leve quiebre en el momento en que Tobal elige puntualizar «la última búsqueda» que refiere el título, el momento en que la protagonista viaja a Costa Rica. Por un lado, se materializa la esperanza de hallar alguna novedad; por el otro, parece ser el eslabón que faltaba para poder «soltar» al padre luego de tanto sacrificio para que ambos descansen en paz. En este tramo, lamentablemente, vuelve a ser discutible la forma que el realizador utiliza para poner en escena ese momento, más cercana a las historias de programas televisivos que manipulan a los espectadores que del cine mismo. Más allá de lo anterior, las buenas intenciones son visibles. Las palabras sobre fondo negro empleadas al final vinculan este hecho desgraciado con el ARA San Juan. Hay aquí una punta de ovillo sumamente interesante que podría dar origen a otra película, tal vez la que muchos hubieran querido ver.