Estamos frente a otra de esas comedias románticas que Hollywood nos tiene acostumbrados, donde resulta imposible encontrar algo nuevo o al menos algo que no hayamos visto muchas veces ("500 Days of Summer" es la única excepción en un largo tiempo). La historia de una mujer que decide sorprender a su novio viajando a Dublín, Irlanda, para pedirle casamiento (impulsada por una ridícula tradición), pero gracias al mal tiempo termina en el pueblo de Dingle. Allí conoce a un malhumorado joven, a quien convence de llevarla hasta Dublín a cambio de dinero. Juntos, estas dos personas (que se detestan) inician un viaje en el que les esperan varios problemas, lo que les dará tiempo para conocerse y ya se imaginan el resto... Uno no encontrará nada original en esta típica historia de dos desconocidos en viaje (escrita por los mismos autores de la horrible "Surviving Christmas"), con situaciones predecibles y clichés por todos lados. Como ejemplo, no falta el momento en el que ambos deben simular estar casados para conseguir una habitación, la cual obvio tiene una sola cama, y terminan viéndose obligados a besarse frente al resto de los huéspedes del alojamiento. El director Anand Tucker ("Shopgirl", "Hilary and Jackie") al menos aprovecha los hermosos paisajes naturales de Irlanda para ambientar la travesía. Pero lo que rescata al film de todas las otras comedias del estilo es la presencia de Amy Adams. Adams tiene un gran encanto y simpatía, que permiten que se luzca inclusive en papeles como éste. Una excelente actriz que cumple en roles dramáticos ("Junebug", "Doubt") y comedia ("Julie & Julia", "Enchanted"). Su compañero es Matthew Goode ("Match Point", "Watchmen"), quien acompaña bien como el irlandés malhumorado, logrando buena química con ella. Además hay pequeñas apariciones de John Lithgow (Arthur Mitchell en "Dexter") como el padre y Kaitlin Olsen ("It`s Always Sunny in Philadelphia") como la amiga. Zafa por Amy Adams, pero si querés ver una buena de éstas, mirá "It Happened One Night".
No voy a matar a esta película porque sea una MUY típica comedia romántica llena de cliches y donde se adivina el final a los quince minutos; si bien es un genero al que no soy muy adepto y tiene que bancar la fama de ser "películas para chicas o para ver en pareja", como cualquier genero puede producir grandes filmes; por ejemplo, '500 días con ella' o muy entretenidos como 'La cruda verdad' En realidad el gran problema que tiene esta película es su protagonista masculino, Matthew Goode. El flaco arranca bien siendo rudo, desagradable y sarcástico pero cuando llega el momento que su personaje se vuelva "más tierno y romántico" sigue haciendo lo mismo! Y ojo, no le hecho la culpa al guión porque los diálogos y situaciones están bien llevados o por lo menos cumplen bien con las recetas del genero. No, simplemente el señor Goode (que tampoco me había despertado mucho simpatía haciendo de Adrian Veidt en 'Watchmen - Los vigilantes') no muestra una gota de carisma y todo el trabajo de llevar el asunto a buen puerto cae en su "partenaire", Amy Adams, que si es una buena actriz y que suele salir bien parada en cualquier tipo de film. En conclusión, es una película que no le va a cambiar la vida a nadie y más de uno la considerara una perdida de tiempo. Pero de seguro la señorita Adams les va a sacar al menos una sonrisa y solo por su esfuerzo vale la pena intentar verla.
El grueso de las mujeres miran este tipo de películas con suma conciencia de los clichés que siempre se dan cita, pero vaya a saber uno por qué, finalmente, entran en la lógica de la protagonista y, pocas veces, falta la respuesta emotiva. Esto es algo que es muy difícil que entendamos nosotros, los hombres, que si notamos los hilos y las costuras de la trama, poco lugar queda para la empatía con los personajes. Esto viene a cuento de que la película, protagonizada por Amy Adams, es previsible desde el minuto uno, tomando un elemento accesorio (el año bisiesto del título original) como excusa para pretender generar sorpresa con una reversión de los roles en la situación de pedido de compromiso. Como las comedias románticas suelen proponernos siempre el mismo esquema, desde la primera escena sabemos que su novio no la merece y que no tardará en conocer a alguien mejor, y ese saber está apoyado incluso en la comparación del futuro prometido de la chica con el muchacho que aparece en el afiche (básicamente, si aparece otro muchacho con ella, es porque ese será su interés romántico). Al comienzo de la película, Anna (Adams) se cruza con su padre y supone que su novio está preparando una cena de compromiso, a lo cual su padre le dice que tuvo suerte de no terminar repitiendo la vieja tradición irlandesa de viajar a ese país el 29 de febrero, con el fin de pedirle matrimonio a él. Este disparador, que viene a poner en escena todo lo que veremos a continuación, es la excusa para poner a John Lithgow en la piel del padre, un actor que merece papeles mucho mejores antes que caer en roles utilitarios como éste. Acto siguiente, y luego de haber sido defraudada por un novio que no le pide casamiento, Anna viaja a Dublín para encontrarse con él y cumplir con la tradición de los años bisiestos. Lo que sigue a continuación es un periplo en el que pasa de todo, incluyendo obstáculos climáticos y todo lo que podemos encontrar en una comedia romántica de una mujer que viaja a un país que no conoce, y choca con un mundo social y culturalmente distinto al de ella. Como podemos imaginar, se encuentra con un muchacho que nada tiene que ver con ella y que la termina enamorando. Algunos elementos resultan graciosos (Adams sabe cómo acercarse a la comedia física), otros mínimos elementos desperdigados en la historia resultan convenientemente sorprendentes, o al menos generan giros poco habituales, pero el resto se ciñe a los principios rectores de la comedia romántica, de tal modo que en prácticamente toda la película podemos augurar lo que ocurrirá en la escena siguiente. Este mal, que aqueja a prácticamente todas las comedias románticas americanas, manifiesta el agotamiento de un género que debería partir de situaciones y de personajes más creíbles, para contar nuevas historias, buceando en las pocas comedias románticas que sí logran esquivar los clichés del género, a fuerza de personajes potentes y de giros tan sorpresivos como propios del devenir de estos personajes. El problema está en que los hacedores del cine americano no entienden esta grave enfermedad del género, o no les importa, porque, a fin de cuentas, las mujeres pueden conocer desde el principio todo lo que sucederá en la película y aún así terminar emocionándose. De todas maneras, sería interesante que los productores se den cuenta de que todas las comedias románticas últimas se parecen tanto entre sí, que están hipotecando un modelo de películas que aún tiene mucho para dar, en cuanto comience a reinventarse y deje de simbolizar el agotamiento de ideas de toda una industria.
Desde Irlanda, con amor No es novedad a estas alturas las enormes dificultades que ha mostrado la comedia romántica para entregar productos acordes a la tradición de su historia. Historia que marco films de la talla de Lo que sucedió aquella noche (It Happened one Night, 1934) de Frank Capra, un icono de la screwball comedy que Año Bisiesto (Leap Year, 2010) indudablemente referencia. Con matices variados a otras historias similares ya contadas en innumerables ocasiones, el realizador Anand Tucker recurre a la conocida y efectiva, pero cuestionada formula. Estamos en presencia de una comedia romántica cuyo punto de partida se encuentra en una antigua leyenda proveniente de Irlanda. Una joven muchacha de Boston viaja hacia el Viejo Continente para pedirle matrimonio a su novio, un día 29 de febrero del año bisiesto, tal como lo indica la ancestral tradición irlandesa. Sin embargo, una serie de eventos fortuitos cambiaran rotundamente sus planes. Contraponiendo el estilo de vida rural con la vorágine urbana, el film se enmarca en las transitadas y repetidas convenciones genéricas. En un ámbito donde la superstición y las creencias populares intentan adornar un pasaje de comedia bastante llano y poco innovador, cuya premisa –la proposición matrimonial- parte de un punto de por si absurdo. Con tendencias un tanto maniqueas, el film pretende mostrar un choque de culturas e idiosincrasia entre la cosmpolita esencia americana y la simple bonhomía irlandesa. Con pasajes mas anecdóticos que relevantes, la trama se abre camino sin demasiado encanto y con una sensación persistente de querer forzar los acontecimientos. Algo de humor ácido pretende hacer despertar a esta inesperada road movie de a ratos, pero la continua recurrencia a clichés del genero termina por empantanar esta propuesta en un mero intento fallido. Sin contar a la fabulosa y prometedora Amy Adams, el film es endeble por donde se lo mire. Como una heroica aventura femenina -como una epopeya de prueba de amor verdadero- el film intenta hacer una fábula de la joven princesa emprendiendo su travesía de espíritu romántico y amor idealista. Una visión que se torna manipuladora y que esconde, camufla -y en ultimo termino justifica- la infidelidad, como un autoengaño que se retroalimenta en la idea del destino. De todas maneras, el final de esta historia se adivinaba desde los títulos iniciales.
En "Año Bisiesto" todo se centra en una ancestral tradicion irlandesa que al pedir matrimonio un 29 de Febrero (sólo entonces sucede en años bisiestos), ese matrimonio tendrá que ser concretado sin posibilidad de recibir un "NO" como respuesta. Después de cuatro años de pareja, Ann, la jóven protagonista de esta comedia romántica encarnada por Amy Adams ("Encantada" "Julie & Julia" y "Sunshine Cleaning" -también recientemente editada directo en DVD (comentario aquí) ) se decide a viajar a Dublin para proponerle definitivamente matrimonio a su novio. Elegirá entonces viajar en ese día tan especial que indica la tradición, y así tomarlo por sorpresa e interrumpir con esta buena noticia su adicción al trabajo. Pero nada será tan fácil como parece y una serie de eventos desafortunados como el mal tiempo, problemas en los vuelos y otras viscisitudes harán que la jóven bostoniana termine exactamente en la otra punta del mapa. En un pueblito típicamente irish tendrá que pedir auxilio y en ese momento es donde brilla un poco más con esos personajes pueblerinos, con muchas reminiscencias de "El Divino Ned" el tono de comedia que quiere imprimir el guión. Estos pasos de comedia, justamente, se basarán en la dualidad megaciudad-pueblo y la dificultad de la protagonista de sortear estos primeros escollos que se le presentan y que cada vez y a medida que pase el tiempo se le irán complicando aún más. En este pequeño pueblo conocerá a Declan, quien la ayudará en su travesía de atravesar el país y encontrar a su novio. Recalando en varios lugares comunes como esa dicotomía pueblo-ciudad y una pareja que como sucede en la mayoría de las comedias románticas, primeramente se repele con muchísima fuerza funcionando perfectamente sobre el final, el esquema de que los opuestos se atraen (archiconocido por cierto) la trama va avanzando sin mayores sobresaltos y sin tampoco ningún rasgo de genialidad en el guión, contando entonces con la típica situación de la pareja sometida por un tema del azar a pasar varios dias juntos. Contar, para este tipo de roles, con el protagónico de Amy Adams es como llegar a buen puerto en forma segura. Ella da perfectamente con la típica heroína de comedia romántica y aunque por supuesto la trama es complamente previsible, algunas de los problemas que tienen que resolver los protagonistas hacen esbozar una sonrisa. Y la pareja funciona (Amy Adams tiene como partener a Matthew Goode, el de "Watchmen" y la reciente "Regreso a la Mansión Brideshead") por lo que logra entretener, que es el fundamental objetivo de esta simpática comedia que no tiene mucho más que eso y que, aún pudiendo haber hecho una diferencia recalando en los personajes pueblerinos, elige centrarse en la típica comedia romántica sosteniendo que el destino pone el amor en el momento menos pensado. En DVD, se deja ver.