Contra todo pronóstico esta divertida comedia recupera lo mejor de las clásicas romcom de antaño narrando la imposible historia de amor entre un buscapleitos y una joven que intenta escapar de su pasado y que se verá obligada a convivir con este por 30 días. ¿Nacerá el amor? ¿El pasado volverá para acosar a la joven? Entretenida y efectiva.
A pesar de tener bastantes clichés, Maravilloso Desastre sabe entretener, oscilando entre momentos dramáticos y cómicos; donde. aunque sea un tanto bipolar, la trama del pasado de la protagonista resulta lo más interesante.
En el pasado, la literatura adolescente que amalgamaba el romance con un tímido erotismo poblaba los quioscos de revistas y las bateas más escondidas de las librerías. Colecciones de Corín Tellado y del mentado sello Jazmín eran materia prima de todo tipo de fantasías en la era previa al mundo digital. Hoy el mercado literario adolescente ha transformado aquella tradición sin ningún prestigio en una suculenta lista de best-sellers cuyos fervientes seguidores han impulsado su desembarco en la pantalla grande. Maravilloso desastre, creación de Jamie McGuire (autora cotizada en el género), no escapa a una de las consabidas fórmulas de ese filón: chico y chica de ambiente universitario se enamoran en un rápido flechazo y surfean la trama en idas y vueltas siempre que el deseo se alimente de la postergación del sexo. Lo distintivo quizás sea el pasado de estrella del póquer de Amy (Virginia Gardner) -regenteada por su padre en Las Vegas-, o las peleas clandestinas del apuesto Travis (Dylan Sprouse) –con las que financia el préstamo universitario-, aunque esos signos son un detalle que la película asume apenas como condimento. Personajes secundarios de cartón, chistes sin demasiado ingenio y un erotismo publicitario son las restantes vestiduras de un paquete cuyo contenido ya sabemos de antemano. El único guiño simpático es el rescate de algunas estrellas televisivas de los 90 –Brian Austin Green de Beverly Hills 90210, Rob Estes de Melrose Place- como homenaje a aquellas narrativas juveniles sin prestigio que hoy se agigantan en la comparación.
Inspirada en la serie de libros escritos por Jamie McGuire, ella escribió el guión con el director Roger Kumble, es la típica relación de jóvenes que se basa en la atracción de los opuestos. Travis Maddox es un estudiante que por las noches participa de peleas clandestinas para ganar dinero. Ella es Abby, una joven prodigio en el poker, obligada por su padre aun siendo menor a transitar los caminos de lo ludopatía, que huye de las Las Vegas para transformarse en una estudiante modelo. Lo que menos desea es relacionarse con el chico malo que la hace caer en la trampa de una apuesta y por eso ella se ve obligada a convivir con el, a compartir la misma cama sin otros derechos. Por un mes. A partir de allí comienzan los momentos graciosos y otros melodramáticos que surgen cuando el pasado aflora. Con momentos de humor, dedicado a un público adolescente que disfrutara de escenas con ingenio y cierto picante.
Promocionada como película para adolescentes, (Todavía no se si por la temática o porque los tratan de estúpidos), le hace honores desde el titulo. La sinopsis del filme nos cuenta que Travis Maddox (Dylan Sprouse) es exactamente lo que Abby Abernathy (Virginia Gardner) necesita y quiere... evitar en su primer año de universidad. Pasa las noches peleando en combates clandestinos de boxeo, y durante el día es un estudiante ejemplar y el seductor del campus. Abby no quiere tener nada que ver con Travis, pero él le propone una apuesta: si pierde su próxima pelea, estará un mes entero sin sexo; si gana, Abby deberá vivir en su apartamento durante ese tiempo. (¿QUE?). Travis no tiene ni idea de que el oscuro pasado de Abby está a punto de salir a la luz, desatando un tornado de emociones, obsesiones y juegos que los terminará dañando... aunque puede que también los una para siempre. El interrogante agrandado es mio, personal. El filme tiene mucho de desastre y nada de maravilloso, con una estética demasiado inocua y una estructura narrativa tan
RELACIONES MUY POCO PELIGROSAS En 1999 el director Roger Kumble estrenaba Juegos sexuales, adaptación filtrada por la estética del MTV noventoso de la novela Les liaisons dangereuses de Pierre Choderlos de Laclos, con la presencia de las figuritas candentes y juveniles: Sarah Michelle Gellar, Ryan Phillippe y Reese Witherspoon. Tres años después aprovechaba el post Loco por Mary con la escatológica La cosa más dulce, protagonizada por Cameron Diaz, Christina Applegate y Selma Blair. Ambas películas, bastante exitosas, eran también el ejemplo de un cine del ahora, con estéticas muy actualizadas y las figuras del momento. Pasaron veinte años y la carrera de Kumble perdió esa centralidad, aunque a punto de cumplir los 57 parece querer mantenerse en ese lugar de cineasta que dialoga con la generación de jóvenes espectadores. Maravilloso desastre, desde su elenco y sus tonos, quiere ser otra muestra de esa búsqueda incesante de juventud. Y es una mezcla de la utilización de jóvenes candentes de la primera con el humor sexual e incorrecto de la segunda. Pero nada de eso funciona, y ni siquiera vuelve a reproducirse con la gracia -si la tenía- de aquellas. Abby (Virginia Gardner) es una joven que quiere dejar atrás el vínculo con su padre, quien le enseñó desde muy chica a jugar al póker y la convirtió en una suerte de prodigio de ese juego. Ella quiere estudiar en la universidad, ser alguien. Travis (Dylan Sprouse) es un joven aventurero que hace dinero peleando a puño sangrante en clubes nocturnos. No se saben muy bien qué quiere, o si quiere algo, pero lo que sí es seguro es que se enamoró de Abby y hará todo lo posible para conseguir su amor. Amor consensuado, obvio, como es norma en este cine actual donde la provocación encuentra los límites de los discursos de época. Porque Maravilloso desastre, a partir de las constantes parrafadas de ella sobre Travis y todos los hombres del universo, pretende tener esa aire superado, y muy generacional, de personajes que se las saben todas y suponen estar construyendo nuevos tipos de vínculos, más sexuales y menos pensados desde la pertenencia de la vida en pareja. Que si son con el nivel de histeria que manifiestan Abby y Travis, mejor volvamos a las fuentes. Maravilloso desastre es canchera y quiere convertir a sus dos protagonistas en una suerte de fuerza de la naturaleza, que destrozan un baño de hotel mientras garchan. Pero todo huele a impostura, a provocación marketinera, bien fotografiada y vestida (o desvestida) para la ocasión. Hasta los chistes sexuales lucen poco convencidos y todo se sostiene dentro del terreno de lo soportable gracias al carisma de Gardner y Sprouse. Maravilloso desastre va saltando de tonos y registros un poco fallidamente, pero lo peor llega sobre el final cuando saca de la galera una situación dramática excesivamente remarcada, porque si hay algo en lo que se especializa esta generación es en agotar las posibilidades de la comedia y el romance en pos del dramatismo agobiante. De ahí el éxito de dramas sobre enfermedades como Bajo la misma estrella o A dos metros de ti. Porque nada debe ser lo suficientemente ligero y solo aquello que nos hace padecer tiene su valor. Al final hay una versión bajas calorías de la secuencia de créditos de ¿Qué pasó ayer?, con fotos de una fiestonga en Las Vegas más cercana a un pelotero.
Maravilloso Desastre es la nueva película romántica adolescente basada en el libro homónimo escrito por Jamie McGuire que fue muy popular hace algunos años cuando los fanfics e historias similares estaban de moda. Dirigida por Roger Kumble y protagonizada por Dylan Sprouse y Virginia Gardner no es más que otra película de amor cargada de clichés y escenas ridículas que en ciertas situaciones a uno como espectador le dan vergüenza ajena. Abby (Gardner) es la típica chica buena que estudia, no sale de fiesta ni se mete en problemas. Tratando de huir de su complicado pasado, y de su padre, se escapa a la universidad en otro estado para empezar una nueva vida. En su nuevo hogar conoce a Travis “Mad Dog” Maddox (Sprouse), un chico que va a su misma universidad y que durante las noches participa en peleas clandestinas para ganar dinero. Él es un típico “chico malo”, la clase de hombre que ella quiere evitar. Una noche hacen una apuesta, si Travis pierde su próxima pelea no tendrá sexo con nadie durante un mes; si gana, Abby vivirá con él durante un mes. A que no te imaginas que sucede. La trama entre un chico malo y una chica buena, y más con una apuesta de por medio es algo que ya hemos visto muchas veces. La saga After, cuya segunda entrega es dirigida por Roger Kumble al igual que Maravilloso Desastre, es un ejemplo de esto. Incluso en una escena del reciente largometraje hay una referencia a After: En mil pedazos, la segunda cinta de la saga protagonizada por Hero Finnes Stephen y Josephine Langford. La película contiene todos los elementos que la gente que desprestigia las películas para adolescentes utiliza como argumento para criticarlas; personajes sin mucho desarrollo, chistes que causan gracia solo de los malos que son, una trama chata, un apodo que solo él le dice a la protagonista, muchas escenas sexuales o situaciones referidas al sexo, entre otras cosas. La realidad es que la mayoría de las personas que va a ver la película que vio el tráiler anteriormente o sabe de qué va y conoce cintas similares no espera ver una gran historia de amor cargada de mensajes, frases memorables o fotografía magistral. Por esto la película tampoco es que no da lo que promete, porque realmente no promete nada muy glorioso. El pasado de la protagonista es una de las pocas cosas que están buenas del film. No es algo tan trillado, es bastante diferente. Sin embargo, además de eso no sucede nada inesperado sino que todo es predecible. A las personas que les gusto el libro o lo leyeron cuando eran más chicos es posible que les de nostalgia ver la historia adaptada en la pantalla. A sí que, a pesar de no ser una gran película por muchas razones, si leíste el libro hace un tiempo y te gusto, te entretuvo o lo que sea puede ser que la disfrutes. Y también entre nosotros, muchas veces disfrutamos de ver estas películas sabiendo que hay muchísimas mejores y ser conscientes de ello. Maravilloso Desastre se mete en la lista de las películas más olvidables de este año. No trae nada nuevo a los miles de cintas similares que ya existen. Es la clase de largometraje que recurres a ver cuándo quieres ver algo cliché, ridículo, malo y vergonzoso en la pantalla y así no pensar en tus problemas por un rato. Se pueden hacer películas románticas de adolescentes excelentes y dignas de un Oscar, pero esta no es el caso ni por asomo.