Usaron todos los gags archiconocidos sobre lo que le puede suceder a un hombre que se hace pasar por una mujer en un ámbito lleno de chicas bonitas. Por momentos parecía que estaba viendo en versión negra una de las viejas películas de Olmedo y Porcel, pues creo que que en este film estaban...
La receta de la abuela Mi abuela es un peligro 3: De tal padre tal hijo (Big Momma´s House 3: Like father, Like son, 2011) es la tercera apuesta a una fórmula aparentemente exitosa: detective afroamericano en problemas; habilidad para el disfraz; pintoresca señora gorda que combina la dulzura de una abuela de barrio con la rudeza de un agente del FBI. Esta vez, para que la fórmula no falle, se le ha agregado un condimento: el amor adolescente. Malcolm Turner (Martin Lawrence) es un agente del FBI que se encuentra tras unos gangsters rusos. Su hijastro Trent (Brandon T. Jackson) está terminando la escuela secundaria y sueña con ser un exitoso cantante de rap. Luego de que Trent intercepte a su padre en plena jornada laboral y sea testigo de un asesinato, ambos deberán disfrazarse para poder evadir a los malvados. El plan será infiltrarse en una escuela de arte para mujeres, caracterizados como Big Momma y su sobrina nieta, Charmaine, hasta obtener la información confidencial que condenará a los criminales. Como una muestra más de su serie, no agrega nada muy novedoso. Un par de escenas graciosas se intercalan con varias demasiado previsibles. El film evoluciona muy poco en cuanto al personaje interpretado por Martin Lawrence, cuyos vestidos y disfraces resultan repetitivos. Los gags no escapan a esta tendencia. La súper agilidad en un cuerpo de abuela y lo grotesco de su sensualidad, siguen siendo los exclusivos artificios cómicos. Tal vez los realizadores intentaron solventar esta falta de originalidad con el personaje de Trent, pero los resultados no han sido muy fructíferos. El inicio del film es desconcertantemente ridículo. Malcolm incurre en una persecución pseudo-policíaca de su cartero, porque está esperando la correspondencia que le informará si su hijito fue admitido o no en la tan preciada Universidad Duke. El personaje del cartero (Ken Jeong) y el de la diva adolescente Mía (Michelle Ang), ambos asiáticos, son particularmente y demasiado tontos. Todo esto viene a ser un poco sazonado con el nuevo ingrediente, la dimensión adolescente. Una serie de conflictos son introducidos: la educación universitaria, la búsqueda de una identidad, el primer amor, etc. Quizá lo que más aporte al film es la presencia de la música: Hip Hop y Pop melódico. El personaje de Trent consigue sus momentos más risibles cuando intenta rapear caracterizado como Charmaine, tratando de dominar su gruesa voz. En definitiva, para los que conocen la receta y les gusta, es una buena opción. Sin embargo, hay que tener en cuenta que una vez más, el recurso al que se apela para provocar la risa es el hombre travestido y sus vicisitudes.
Una comedia amable Sin brillar, se eleva por sobre sus antecesoras en la saga. Si, como suele decirse, segundas partes nunca fueron buenas, ¿qué puede esperarse de la tercera parte de una saga cuyo primer filme ya dejaba mucho que desear? La respuesta es: poco y nada. Y sin embargo, Mi abuela es un peligro 3 echa por tierra aquel lugar común. Quizás porque esperamos poco y nada de ella nos encontramos con una comedia que, sin resultar brillante ni aspirar a quedar en la historia, hace pasar un rato amable y se eleva un poco por sobre sus predecesoras. La premisa es similar a la de las otras: el detective Malcolm (Martin Lawrence, una especie de sub-Eddie Murphy), experto en disfraces, deberá disfrazarse de señora gorda (Big Momma) para infiltrarse y resolver un caso. Pero ahora lo hará acompañado por su hijastro Trent (interpretado por el comediante de stand up Brandon T. Jackson), un aspirante a rapero que es testigo de un crimen y, perseguido por unos matones, se pondrá las faldas para pasar desapercibido. Así, Trent y Malcolm se van a infiltrar en una escuela de artes para señoritas, ocultarse de los matones y encontrar una pista oculta que les permita echarles mano. En esa escuela Trent se va a enamorar de Haley (Jessica Lucas) y así va a peligrar su disfraz. El argumento remite sin demasiado esfuerzo al de Una Eva y dos Adanes , aunque por supuesto que Mi abuela... está lejos de aprovechar las situaciones cómicas planteadas por la trama. El guardia de seguridad que busconea a Big Momma recuerda a aquel millonario que no dejaba en paz a Jack Lemmon, pero esa historia no se cierra magistralmente con el ya clásico “nadie es perfecto”. Una cita ahí hubiera sido mucho pedir. También hay algo de Glee en algún que otro número musical –los mejores momentos de la película- en que Big Momma se luce moviendo su humanidad al ritmo del hip hop arriba de una mesa en el buffet de un colegio. Pero hay que decir que las burlas físicas y el humor escatológico fueron reducidos a la mínima expresión. Los fanáticos de la saga –suponiendo que existan- quizás vean en esta película una versión un poco light de Big Momma. A los detractores seguramente les desagradará mucho menos. Y los indiferentes se encontrarán con una comedia correcta que les arrancará dos o tres carcajadas.
Imperdonable tercera entrega de las aventuras de un agente disfrazado de anciana En cine hubo, hay y habrá, subproductos como éste, comedias de muy bajo nivel que sólo tienen una explicación comercial, y a esa razón obedece que las distribuidoras (en este caso del sello productor) la exhiban en salas al mismo tiempo que condenan a DVD o a TV a películas seguramente más valiosas. A más de una década de la primera entrega, el actor Martin Lawrence vuelve a interpretar a Malcolm, un agente del FBI que se ve forzado a disfrazarse de una mujer gorda conocida como Big Momma. Como en aquellas comedias bufas locales (mucho más divertidas y en todo caso simpáticas, como Expertos en pinchazos y Los doctores las prefieren desnudas , con los recordados Alberto Olmedo y Jorge Porcel), el título cuenta buena parte de la trama. Para los productores y guionistas, si un actor afroamericano con cintura de llanta de automóvil disfrazado de mujer resulta divertido (¿?), mucho más efectivo lo serán dos. Pero a no confundirse: no se trata de Tony Curtis y Jack Lemmon en Una Eva y dos Adanes , ni su director John Whitesell tiene un pelo de la inteligencia del insuperable Billy Wilder. Pero dejemos la nostalgia a un lado. Está escrito que a quienes les fascinaron las dos primeras entregas de este despropósito la tercera les parecerá a priori interesante, así que los párrafos que siguen difícilmente puedan cambiar su idea al respecto. Esta vez, Malcolm y su hijastro adolescente Trent (encarnado por Brandon T. Jackson) se travisten y se meten en una escuela de arte dramático sólo para mujeres tras ser testigos del crimen cometido por un mafioso ruso. Aparentemente, un alcahuete del FBI escondió una memoria digital en una cajita de música exhibida en el museo del lugar con información acerca del incriminado. Pero todo esto no importa, porque el verdadero gancho es ver a estos dos mamarrachos en situaciones absurdas y, a la vez, poner en ridículo a sus coetáneos que siguen, todavía, luchando contra la discriminación en su tierra. En suma, una vergüenza.
Ese gustito por el humor chabacano... ¿Qué se puede escribir acerca de un mamarracho insalvable como Mi Abuela es un Peligro 3 (Big Mommas: Like Father, Like Son, 2011)? Estamos hablando de la última entrada en la saga de Martin Lawrence quien, bajo la excusa de interpretar al agente encubierto del FBI Malcolm Turner, sigue ventilando su consabido gusto por el humor muy chabacano (a esta altura podríamos afirmar que es algo compulsivo). En esta oportunidad Turner une fuerzas junto a su “hijo” Trent (Brandon T. Jackson toma la posta de Jascha Washington). Además de ser uno de los actores más odiados e insufribles de Estados Unidos, a Lawrence por lo general se le achaca el no haber ofrecido ni siquiera un film decente a lo largo de su carrera, circunstancia que no es tan así porque en sus inicios formó parte del pelotón de Haz lo Correcto (Do the Right Thing, 1989) de Spike Lee: consuelo irrelevante o excepción que confirma la regla, queda en cada uno elegir la respuesta adecuada. Por otro lado, el caso de Jackson es menos grave ya que recién está comenzando y hace poco participó en la excelente Una Guerra de Película (Tropic Thunder, 2008) componiendo a “Alpa Chino”. Mientras que Mi Abuela es un Peligro (Big Momma´s House, 2000) apuntaba a un “público adulto” aunque con un coeficiente mental calamitoso y Mi Abuela es un Peligro 2 (Big Momma´s House 2, 2006) estaba dirigida al “sector familiar” con una capacidad intelectual similar, ahora la presa a engullir son los adolescentes. Precisamente los responsables del convite decidieron ambientar la acción en una Academia de Artes para jovencitas, volcar la balanza hacia el personaje púber de Trent e incluir un manojo de segmentos musicales orientados al soul y el hip hop: la jugada resulta bastante patética y abarca muchos clichés. El paupérrimo realizador televisivo John Whitesell y el guionista Matthew Fogel repiten las estupideces de las anteriores y para colmo no consiguen despertar ni una mísera sonrisa. Todos los involucrados deambulan perdidos en una trama sin alma o convicción que gira alrededor de una suerte de competencia entre los Turner y la mafia rusa por un pen drive con datos incriminatorios: la propuesta funciona como un desastroso sketch de un solo chiste de alguna sitcom berreta norteamericana que ha sido extendido sin el más mínimo sentido a tres largometrajes que bien podemos ubicar entre lo peor del cine contemporáneo.
Cuando creíamos que nadie iba a poder hacer una comedia más mala que Norbit, Martin Lawrence levantó la apuesta y logró una tarea que en principio parecía imposible. Supongo que un sociólogo podría explicar mejor cómo es posible que una película como Mi abuela es un peligro recaudara más de 170 millones de dólares en los Estados Unidos. Esto generó una secuela en el 2006 que generó otros 138 millones de dólares. Si el chiste de ver a Martin Lawrence disfrazado de una señora mayor se agotó en la primera entrega, la secuela ya era un despropósito. Para la tercera parte los propios actores que formaron parte del reparto de los filmes anteriores, salvo Lawrence, se negaron a trabajar en esta producción porque ellos mismos sentían que no daba para más la historia. Jascha Washington, quien interpretó al hijo de Lawrence, tuvo que ser reemplazado por otro actor porque no hubo manera de hacerlo volver para la nueva película. Lo mismo ocurrió con Nia Long, quien interpretaba la esposa del protagonista y ahora al personaje lo eliminaron directamente de la historia, ya que la actriz se negó a participar en el film. Tenían razón. Si ya es un tormento fumarse esta comedia, no quiero imaginar lo que debe ser trabajar en ella y eso que les pagan. Lo más gracioso de Mi abuela es un peligro 3 es que el propio Martin Lawrence se ve incomodo en el film como si quisiera terminar con cada escena lo más rápido posible para irse a su casa. Algunas cosas no deberían hacerse por dinero. El personaje de Big Mama ya ni siquiera causa gracia y que el hijo de Lawrence en la historia se vista de mujer en esta continuación tampoco ayudó demasiado. Ver la escena musical en la escuela de arte donde este nuevo personaje se pone a cantar y golpearse los dedos de una mano con un martillo es exactamente lo mismo. En fin, otra secuela innecesaria que no hace otra cosa que ocupar espacio en la cartelera.
¿Tuviste problemas de chico con compañeros de colegio que te trataban mal? ¿Te parecieron "lo más" las dos primeras partes de esta saga? ¿Alguna vez la psicopedagoga del colegio le recomendó a tus padres que visitaras un terapeuta? ¿Has visto pocas comedias y te reís fácil con Midachi o engendros similares? ¿No te llevás del todo bien con el cine y además solés aborrecer a películas de Monty Phyton o similares? ¿En los test de IQ todavía intentás colocar un cubo donde va un círculo? Esta es tu película ideal.
Un humor todo viejo y repetitivo Desde el debut de la saga en 2000, cada cinco o seis años aparece una nueva entrega de esta comedia protagonizada por Martin Lawrence, ahora menos escatológico y sexista. Mi abuela es un peligro 3 es, como su nombre lo indica, la tercera parte de una serie de comedias donde un agente del FBI (Martin Lawrence) se disfraza de mujer mayor gorda para resolver diferentes casos en los que se ve envuelto. Tan conocida es la historia que en esta ocasión él y su hijo aparecen ya disfrazados ante el primer giro de guión, sin que nadie explique nada más. Con algún préstamo de la recordada –y extraordinaria– comedia Una Eva y dos Adanes, los protagonistas se disfrazan de mujer para ocultarse de unos asesinos. Juntos van a una escuela de arte exclusiva para mujeres, donde al parecer está la resolución del caso. Quienes hayan visto las dos películas anteriores podrían imaginar a partir de esto que se repiten los mismos chistes sexistas, el humor escatológico y la burla hacia la gente gorda. Pero no, parece que en estos años los realizadores asumieron que eso ya no vende e intentaron bajar el humor de mal gusto, erradicar el humor sexista y generar un discurso a favor de la gente con sobrepeso. Para que el cambio sea total, le agregaron suficientes canciones que hacen que la película esté más cerca de Glee que de los filmes previos. Aun así, el humor es todo viejo y repetitivo, y los números musicales son tan livianos y poco elaborados que tienden a generar incomodidad. Sin embargo, y para ser justos, se trata en este caso de una película más mediocre que ofensiva, más trillada que desagradable y eso demuestra que los paradigmas van cambiando. Sólo resta pensar los motivos por los cuales se hace una tercera parte que no sigue la línea de las posteriores. Todo parece señalar que la idea era explotar la franquicia, manteniendo al público cautivo desde antes y tratando de sumar nuevos adeptos. La ecuación sólo resultará efectiva para quienes sin desearlo se crucen con este filme. Lo mejor que se puede decir de Mi abuela es un peligro 3 es que resulta indiferente y que desde ahí hace menos daño al buen gusto que los otros dos títulos. Para los admiradores de los dos primeros filmes –hay gente para todo, como se suele decir– este no tiene nada que ver, y a quienes amen el musical estilo Glee o High School Musical, esta película no le aportará nada. El consejo es obvio pero valioso: ver Una Eva y dos Adanes y disfrutar de Tony Curtis, Jack Lemmon y Marilyn Monroe. No sólo es mejor comedia, sino que allí los hombres disfrazados de mujeres aprendían a entender y respetar el mundo femenino, a diferencia de lo que ocurre acá, donde son las mujeres las que deben aprender de ellos.
Big Momma está de vuelta, pero en esta ocasión cuenta con una gran ayuda: Trent, su hijastro adolescente que sueña con ser rapero y necesita la firma de un adulto para su contrato discográfico. Martin Lawrence (quien junto a Will Smith realizaro las entregas de Bad Boys y efectuó la versión norteamericana de Un Funeral de Muerte 2010) regresa como el agente del FBI Malcolm Turner en esta tercera entrega de la súper agente secreta Big Momma, donde se combina humor, acción y los consejos sabios de una señora entrada en años y kilos. A Turner se le une Trent (Brandon T. Jackson) y se hacen pasar por agentes secretos en una escuela de arte exclusiva para mujeres, después de que Trent es testigo de un asesinato. Convirtiéndose en Big Momma y la robusta colegiala Charmaine, deberán encontrar al asesino antes de que él los encuentre a ellos. Si bien los hombres disfrazados de mujeres están muy visto en el cine tanto de la mano de Eddie Murphy, John Travolta o Robin Williams, el tema del detective en un mundo de mujeres que ya es un trillado asunto de los estudios cinematográficos (Donde están las Rubias o el mismísimo Tommy Lee Jones con El hombre de la casa). Pero cabe reconocer que Big Momma también es pionera en este mundo del camuflaje, ya que en el año 2000 se lanzó la primera entrega de esta saga con gran éxito. Mi Abuela es un Peligro 3 es una cinta familiar, con menos ritmo que las anteriores, pero con un encuadre sano. Quizás le juegue en contra que la historia se disipe demasiado en el amorío de Trent y no tanto en las andanzas de Big M. En la tercera entrega estos detectives por partida doble salen ilesos y sin heridas graves, pero es para un público que busca una película sin demasiadas exigencias.
En esta estólida e innecesaria secuela de una comedia de medio pelo el cómico Martin Lawrence vuelve como el detective del FBI (y maestro del disfraz) que una vez más deviene en una abuela obesa para resolver un caso que involucra a la mafia extranjera. El relato transcurre en una escuela de arte de mujeres; Big Momma y su “hija”, un rapero narcisista y testigo involuntario de un asesinato, y por necesidad también convertido en mujer, mientras protegen su identidad y buscan un USB con información clave para arrestar al mafioso de turno, se unirán a la institución artística como bedel y alumna respectivamente. Los gags resultan mecánicos, no menos desangelados que su trama ridículamente impune. Una secuencia vergonzosa remite a Fama, aunque la filosofía retrógrada del film se puede constatar en su visión sobre las mujeres y la obesidad, a pesar del intento democrático de concebir la belleza femenina más allá de los kilos de Big Momma, que posa como modelo para una pintura colegial. La simpatía de un guardia de seguridad con más de 170 kilos no alcanza para redimir este producto insólito que ni siquiera puede despertar el interés de Cormillot y los productores de programas de televisión en donde la obesidad goza de buen rating.
Luego de que su hijastro Trent sea testigo de un asesinato, el agente Malcolm Turner deberá asumir nuevamente el rol de Big Momma, acompañado por su sobrina Charmaine, para desenmascarar a un peligroso delincuente. Tal y como se ha hecho evidente en los últimos años, Martin Lawrence no se encuentra en el mejor momento de su carrera. Sus películas son cada vez menos relevantes y espaciadas en el tiempo, algo que no suele suceder con los comediantes, que en un año pueden llegar a ser parte de cuatro producciones o más, cuando él sólo participa de una o dos que podrían pasar directo a la televisión por cable. En este sentido se entiende el motivo por el que una vez más reflota a su alter ego Hattie Mae Pierce o por qué se rumorea que va a reponer a su personaje de Bad Boys en una tercera parte. No es que se crea que recurriendo a una fórmula probada se logre una buena película, sino que con el recuerdo reciente del debut de Big Momma's House 2 encabezando la taquilla en el 2006, hay una posibilidad doble de recaudar y a la vez devolver a su protagonista a la pantalla grande. En esta oportunidad el agente Malcolm Turner debe infiltrarse en una escuela de arte, donde un informante escondió un pendrive con información suficiente como para encerrar a un peligroso mafioso. Por supuesto cabría la pregunta de por qué este “soplón” se reunió con los delincuentes, o por qué no entregó directamente la memoria al FBI y así conservaría la vida, pero es una licencia gruesa que los autores se permiten para lograr que Lawrence se calce nuevamente el vestido, sin importar lo ridículo que eso parezca. Hay que destacar que el comienzo promete, la aparición del genial Ken Jeong, Mr. Chow en ¿Qué pasó ayer? o Señor Chang en la serie Community, habilita la posibilidad de que se trate de una de esas películas en las que diferentes estrellas tienen desopilantes participaciones cortas, idea que se desvanece con el transcurso de los minutos. Se da paso entonces a una serie de chistes gastados incapaces de sacar una sonrisa al espectador más dispuesto, porque si había algo de original en Mi abuela es un peligro eso se perdió luego de haberlos usado también para una segunda parte. Un aspecto que dotaba a la primera de un plus adicional, algo que a la distancia se extraña mucho, es el de los roles secundarios interpretados por actores familiares como Anthony Anderson, Terrence Howard o Paul Giamatti, que cada uno a su manera aportaban para que la película funcionara. En esta tercera parte, además de un Martin Lawrence devaluado hay un elenco sin nombres encabezado por Brandon T. Jackson, quien demostró ser divertido como Alpa Chino en Tropic Thunder, pero sin figuras que lo sostengan esa gracia parece no fluir. John Whitesell, director acostumbrado a realizar películas en las que la risa debe ser buscada con lupa, se encuentra otra vez detrás de este proyecto como hiciera con la secuela. Nuevamente ofrece un producto gastado y descolorido que ni siquiera puede recibir el adjetivo de simpático. Hay quienes dirán que por lo menos es mejor que la segunda, otros nos preguntamos si eso puede considerarse un logro.
Menor y aburrido retorno de la Mamma A veces uno se piensa que el trabajo del crítico es algo maravilloso. Ven las películas antes que uno, tienen funciones especiales para ellos, reciben material promocional, escriben sobre lo que ven...Pero un periodista que se dedica a cubrir cine, tiene que ver todo tipo de films. No sólo los que le gustan, o interesan, sino los que la gente pide. "Big Momma 3" es uno de esos casos en que entrar a la sala es difícil y uno hace esfuerzos sobrehumanos para predisponerse... Y no lo logra. Este es el tipo de cine que más me cuesta ver,...Ojo, me cae bien Martin Lawrence y sin ir más lejos, la saga "Bad Boys" me gusta. No digo que sea buen cine, pero es entretenimiento bien filmado, sin mayores pretenciones. Bueno, aquí, vamos a la que lleva adelante uno de los comediantes más taquilleros de los Estados Unidos. Lawrence factura alrededor de diez millones de dólares por película. Por qué? Bueno, "Big Momma 2" abrió con un box office de 28 millones la primer semana que se estrenó en 2006... Casi 70 en territorio americano y alrededor de 135 internacionalmente, así que era de esperarse una tercera parte donde los bolsillos de todos los involucrados se volvieran a llenar a tope. De eso se trata "La abuela es un peligro 3". De llenarse los bolsillos a tope. Ustedes dirán...¿Por qué hablás tanto de cifras y tan poco de cine? Simple. Este Lawrence es un fenónemo en la taquilla y te puede gustar o no lo que hace, pero los fríos números dicen que a mucha gente, definitivamente le gusta su trabajo. Según datos en las revistas especializadas, nuestro comediante en cuestión quería relanzar la saga y redireccionar un poco el film hacia los adolescentes. Es así que esta parte vuelve a traer los elementos probados que ya han funcionado en las dos anteriores (a ver, en el sentido de que la audiencia los ha aceptado, no que sean dignos de mención) e intenta situarse en un marco que le de un poco de aire a la historia. En esa dirección fue el conocido director John Whitesell, con vasta experiencia en productos masivos (viene de la televisión) y que ya condujo la anterior: pensar una película con mucho gancho para los teens y abrir un mercado nuevo (las anteriores eran más para chicos). Para los que no conocen de que va la saga, Martin Lawrence es Malcolm, un policía honesto que hace un par de films atrás, descubrió que vestirse de mujer grandota y fingir que es una abuela sureña y mandona es buen negocio. Digamos que es su alter ego! Hablando en serio (si esto se puede hacer, cosa que no creo), Malcolm debe recurrir a su disfraz lleno de goma espuma y a kilos de maquillaje para ser una abuela querible, intensa y divertida capaz de resolver las conspiraciones más peligrosas. Bue, tampoco para tanto! Aquí, nuestro amigo está en un operativo para dar con unos delicuentes cuando recibe la noticia de que su hijastro Trent (Brandon T Jackson) ha sido aceptado en la universidad de Duke. Lo que él no sabe, es que Trent se dedica a la música urbana (el rap-hip-hop o lo que sea), y no tiene ninguna intención de ir a cumplir el sueño de su padre. Para colmo, recibe una oferta millonaria para irse de gira con un grupo de jóvenes raperos y si no tiene autorización firmada de Malcolm, no podrá ir. Esto dinamita la relación justo en un momento crítico, accidentalmente Trent es testigo de un asesinato y su padre tendrá doble trabajo: protegerlo de los delincuentes que saben quien es y además, dar con una memoria usb que contiene datos importantes para encerrar a un jefe mafioso. El pendrive está en algún lugar en una escuela de artes, donde padre e hijo irán caracterizados como mujeres (Big Momma y Charmaine). Allí, harán migas con las chicas del lugar, la pasarán bien y tratarán de descubrir quien tiene la memoria para resolver la cuestión. Lo primero que hay que decir, es que Brandon T Jackson le pone mucho ritmo a la cinta. Su habilidad para la música le permite mantener algo de interés y en los cuadros musicales en los que aparece, "Big Momma 3" cobra algo de vida. Hay mucho pop y buen rap en la película y eso ayuda. Es lo que más trabajaron, me atrevería a decir. El resto, gags sobre la desnudez, los problemas para ir al baño, el acoso de algunos hombres a los que les gustan las mujeres entradas en carnes y... No mucho más. Sin embargo, "Big..." se alcanza a soportar, sobre todo porque Lawrence tiene algo de oficio probado y Jackson le pone mucha atención a su rol. Pero el guión (guión???) se puede definir como "espejitos de colores"... No hay nada que valga la pena y solo los fans de la franquicia saldrán satisfechos de la sala. El resto, se preguntará seguramente cómo hizo para venir a ver "Mi abuela es un peligro 3". Sinceramente, quién podría ir a verla en este mercado? Las cifras de recaudación nos darán una idea si estrenarla fue un fracaso o no. En mi humilde opinión, es sólo una pobre y menor comedia a la que el DVD le queda hasta grande, diría...