Sin filtro Las últimas comedias provenientes del otro lado de la cordillera que he tenido la oportunidad de ver en este tiempo de pandemia han estado teñidas de cierta cuestión de clase que las convierte en intentos más o menos graciosos pero con fallas estructurales y con la sensación mal organizada a la hora de trazar el camino y el contexto de sus personajes. Parece ser que, a la hora de crear el mundo para ellos, la historia que narrarán, termina pesando más el mensaje (edificante, por cierto) que la realidad que ocupan y el contexto en que se desarrollan y crecen dichas historias. Y es eso justamente lo que hace que se pierdan en una burbuja de sinsentido con chistes desmembrados e ideas sueltas colocadas al azar aquí y allá en una narración con pequeños buenos momentos que solamente se dan en momentos muy puntuales de chistes efectivos y puntos de emocionalidad bien lograda (más algún que otro golpecito bajo) que logran a pesar de cierta aparente desconexión interna. El despliegue interpretativo del elenco en No estoy loca es excelente y es lo que sostiene en pie a la comedia que nos ocupa en esta ocasión, y que puede verse, como algunos de los estrenos de los que he podido hablarles en el último tiempo, en Apple Tv y Google Play. El director Nicolás López, quien cuenta en su haber variadas producciones y entre ellas Sin filtro, a partir de la cual se generaron numerosas remakes en el mundo, incluida la versión argentina con Natalia Oreiro (que tuvo inconvenientes a la hora de pensar su estreno porque se empataba con la española, interpretada por Marivel Verdú y Santiago segura, y entonces las fechas se modificaron) logra llevar con paso firme la historia y el elenco. Al menos se sostiene y logra, a pesar de los chistes muy específicos y contados, un film decente a la hora de sopesar su calidad. No estoy loca es una película aceptable, con buen despliegue interpretativo de los protagonistas, y un trabajo que se sostiene en base a ello y los chistes que, aunque contados, son efectivos.
Comedia dramática de autoayuda chilena dirigida por Nicolás López y coguionada con Guillermo Amoedo se estrena en VOD por Google play y Apple TV. Carolina (Paz Bascuñan) se entera al mismo tiempo, el día después de su cumpleaños 38, que tiene problemas de infertilidad y que su marido la engaña con su mejor amiga y que están esperando un hijo. Toda la alegría del comienzo se evapora en un segundo. A partir de un intento de suicidio es internada en una clínica psiquiátrica para que se “recupere”. De eso va No estoy loca: una comedia dramática que en lo que se refiere a la comedia, recurre al humor facilista y no siempre logrado, y en el drama es superficial. Nicolás López, como director y coguionista, retrata un personaje femenino (se basa en la historia de su madre) y las problemáticas que la aquejan (infidelidad, ruptura de pareja, mandatos maternos, problemas de aceptación) desde una mirada estereotipada (el gusto por el Cosmopolitan y los regalos lujosos, ser madre, etc.). Y no sólo en los personajes (los pacientes son el epítome), sino en las ideas que desarrolla, en los diálogos que elabora y en las resoluciones complacientes y demagógicas. Hay una asociación causal e inmediata que el film establece entre el intento de suicidio y la locura que, como poco, es cuestionable. Y, con seguridad, peligroso. Lo necesita para avanzar en la trama y para desandar unos aforismos, -al mejor estilo sobrecito de azúcar o filosofía new age a lo Osho o Bucay o Chopra-, que utiliza para “resolver” con amabilidad cuestiones muy delicadas. ¿Qué decir del verosímil que modela donde una periodista (Carolina dice que ella es eso, pero apenas la vimos en una redacción hablando con sus amigas y compañeras y en una reunión para definir una tapa. No conocerla antes es un problema para comprender el personaje en acciones, sólo podemos hacerlo por las palabras que intercambian) se sorprende ante el comentario de su psicólogo (es un hombre el que va a ayudar a la mujer a aceptarse tal como es) sobre el “condicionamiento social”? O es bastante pobre en estudios o es muy básico lo que manejan los guionistas como conceptos reveladores y epifánicos. El encierro por locura, las distintas enfermedades o trastornos mentales, el suicidio, son tomados con una liviandad tal que asombra y no se puede dejar pasar por alto. Y menos cuando hasta se aporta como ayuda la idea de “echarse la culpa a sí mismo” como plantea el personaje de una profesional de la salud. Pero no se puede esperar otra cosa de un equipo artístico que también nos regaló “esa mirada superadora y empoderada de la mujer” como fue Sin filtro. Comedia dramática que sólo busca la taquilla engañando con una temática que pretende ser profunda, con una mirada sobre una mujer de este tiempo, y promete una posibilidad de cambio facilista y al alcance de la mano.
Todos tenemos un lado loco Tener la mejor casa, el mejor auto y los mejores amigos, no te garantiza tener la felicidad. El comprender que las cosas no son lo que parecen puede ser doloroso, sin embargo, descubrirte a ti mismo es la mejor de las recompensas. No estoy loca (2018), comedia chilena del director Nicolás López, sigue a Carolina (Paz Bascuñán) quien tiene una vida perfecta, hasta que descubre que no puede tener hijos… el mismo día que su esposo Fernando(Marcial Tagle) la deja por su mejor amiga Maite (Fernanda Urrejola) a quien acaba de dejar embarazada. El quiebre emocional hará que Carolina pierda sus cabales, razón por la que es internada en una clínica psiquiátrica, donde conocerá a un grupo de "locas" que la ayudarán a sanarse y reencontrar su camino. La dirección de López centra los primeros planos en Bascuñán para detallar sus expresiones, además del uso de su personaje como eje de composición y reflejar su inestable estado emocional. La historia combina drama y comedia, el elenco brinda actuaciones sólidas entre las que destacan Antonia Zegers. No obstante, su guion se esfuerza en enfatizar todos los conflictos a los que se enfrenta la protagonista sin oportunidad a experimentarlos. Hay cierta inspiración que recuerda a (Girl, Interrupted, 1999), sin embargo aquí el manejo de la comedia no se integra bien con los temas a tratar. "Una película para divertirse y de buenos mensajes, aunque el desbalance entre estos puede confundir a la audiencia"
Todos somos tierra fértil para la locura. Crítica de “No estoy loca”. Un filme tragicómico sobre la superación personal de los traumas que siembra la sociedad de la apariencia Florencia Fico Hace 4 días 0 16 “La mejor venganza es ser feliz”, dice un fragmento de la película chilena realizada por Nicolás López quien supo canalizar todo su potencial cómico en un filme con grandes momentos de sátira y drama en el complejo protagónico de la actriz Paz Bascuñán. Por. Florencia Fico. No Estoy Loca | HumoNegro.com El argumento de la película chilena “No estoy loca”, se basa en el personaje de Carolina (Paz Bascuñán) quien cree tener una vida de ensueño, hasta que sabe que no puede gestas, al mismo tiempo se entera que su marido la abandona por su mejor amiga quien se embarazó de él. La ruptura sentimental tendrá en Carolina consecuencias en su salud mental, motivo por el cual es instalada en una clínica psiquiátrica. En el lugar hallara a un conjunto de “locas” que la apoyarán para sanarse y descubrir su destino. No Estoy Loca Trailer 2 (2018) - YouTube El director y guionista chileno Nicolás López continúa acentuando su tan marcada comedia y como antecedente contó en su experiencia en “Sin filtro” un filme que abordó protagonistas fuera de control expuestos con gracia y humor. En el caso de “No estoy loca”, afiló aún más el libreto con sarcasmo, ironía, sensibilidad, retrato íntimo, entorno social y diversidad en la confección de personajes atravesados por realidades contrastantes y coloridas. No Estoy Loca” supera debut de la Mujer Maravilla, la Liga de la ... El texto del realizador López y Guillermo Amoedo profundiza en el contexto de las personas que están en una condición perturbadora, el alcoholismo, las condicionantes sociales, la mirada familiar, los estigmas machistas, los mandatos sociales y parentales a las mujeres, las apariencias, la exploración a las heridas personales y el cruce de los límites. La falta de empatía con éstos sujetos y la desvinculación de sus amigos con ellos. La doble moral y la hipocresía a la orden de una sociedad que simula y finge casi todo el tiempo sus vidas; y les debe conectarse con sus propios sentimientos y deseos. El taquillazo chileno del verano: No estoy loca Y expone un concepto aún no explorado el “terrosimo emocional” que se ancla en individuos que de manera consciente o inconsciente quiere desestabiliza y robar la tranquilidad. La música de Manuel Riveiro usa instrumentación de cuerdas en momentos de angustia y emotividad. Aunque rompe esa sensación con géneros más bailables y dance como: el reggaeton, circense, cumbia; y melodrama con bossa nova. El encargado de fotografía Antonio Quercia monta locaciones con un estilo moderno. Planos cenitales que nos ubica en lo que está pensando la protagonista. Tomas aéreas y giros de cámara que dan vértigo al espectador. Cine: “No estoy loca”, o si? – Revista Humana El reparto compuesto por la protagonista Carolina en la piel de Paz Bascuñan quien va desprendiendo diferentes fasetas tierna, iracunda, divertida y carismática. Su marido en la ficción el actor Marcial Tagle como Fernando le puso el máximo a un hombre desinteresado por sus efectos. La amante, Maite interpretada por Fernanda Urrejola le agrega cinismo.
Camino a la sanación. Últimamente el cine chileno es un reflejo de un sector muy acotado de la sociedad, dirigido a la clase alta y conservadora, que dificulta su llegada al resto. Por lo que estarán presentes la soberbia, la arrogancia, la discriminación, el machismo, la furia, el perfecto idioma inglés integrado al castellano, y demasiada influencia de Estados Unidos, ambientes laborales superficiales, la tentación, las apariencias, las vidas no elegidas (condicionamiento social y familiar) y, por sobre todo, el dinero; todos estos factores conducen a una depresión reprimida que en algún momento debe explotar. Es el caso de la protagonista de esta comedia dramática. No estoy loca (2018), comedia chilena del director y guionista Nicolás López, sigue a Carolina (Paz Bascuñán) quien cree tener una vida perfecta. Luego de una crisis de nervios y un quiebre emocional, su esposo Fernando (Marcial Tagle) y su mejor amiga Maite (Fernanda Urrejola) la introducen en una clínica psiquiátrica. Ahora la protagonista deberá, a su tiempo, bajar las defensas y elegir: colaborar con el tratamiento o rehusarse y continuar una vida de mentira como un robot. Nuestra protagonista se encontrará con varias sorpresas dentro de la clínica, que jamás hubiese encontrado afuera. Bien podría comprenderse este punto como nuestro interior y el exterior, dado que la terapia ayuda, pero luego hay que enfrentar al mundo exterior en soledad. La dirección de Nicolás López es simple y correcta, las ambientaciones también, destacándose la clínica en interiores, con sus colores pasteles y decoración en general, y en exteriores en donde prevalecen el color verde y la naturaleza, connotando la continuidad de vida de manera permanente e invitando a la persona a transformar su interior y sanarse. Árboles y plantas se volverán protagonistas. Los elementos del género están presentes, la exageración de una situación llevada al límite y la no credibilidad de la premisa principal para lograr la atención del espectador, lo predecible y la incongruencia. La dificultad se presenta allí, a partir del segundo acto y durante el desarrollo de la trama dramática: no hay armonía en la secuencia de escenas para unificar una idea clara. Sin embargo, destaco la actuación de Paz Bascuñan dado que se carga la película y logra nuestra empatía, al igual que algunas de sus compañeras “locas”. Está muy bien logrado el proceso terapéutico, la división entre pacientes y doctores. Todo acompaña para lograr una recuperación, principalmente la música y el baile desestructurados y liberadores. “La mejor venganza/herramienta, es ser feliz” y “Hay que estar demasiado cuerdo para admitir que estás loco”… cito estas frases porque aplica a todos e invita a una reflexión dejando los prejuicios de lado. Hay muchas reminiscencias, es obvio que está todo contado en cine; lo inteligente es descubrir qué película, cuadro, libro, etc., resuena en tu interior para sacar provecho de una creación y sumar. En lo personal me resulta interesante, la similitud o paralelismo con The Truman Show (1998), película muy recomendable, por lo que comentaba al comienzo y sobre todo en una sociedad tan dispar, como la chilena y la estadounidense. Eligen como debemos vivir, desde antes de nacer y revelarse ante eso, luego de “vivir” una vida sin sentir quiénes somos en realidad, debe ser muy difícil. Es el único aliento que me brinda esta película con sus momentos para reir y emocionarse, y, es el principal mensaje que elijo, muy atinado para este tiempo de introspección.
Atrapada en el manicomio Hay algo ideológicamente muy complicado en No estoy loca (2018), película de Nicolás López, con Paz Bascuñan encabezando el elenco, y es el creer, primero, que es una película lo que se presenta, y, segundo, que se puede seguir haciendo humor con misoginia, discriminación y, en este caso, reírse de personas con trastornos y enfermedades mentales, y, también, problemas de fertilidad. Claro está que se pueden construir relatos sobre cualquier tópico que se desee, y que muchas veces eso de “sólo el humor nos salvará”, es verdad, pero para hacerlo se debe tomar con inteligencia la tarea y no hacerlo desde una repetición de fórmulas y clichés, que no hacen otra cosa que copiar cosas ya probadas comercialmente hasta el hartazgo y denigrar a sus personajes aludiendo a cierta “originalidad” en su propuesta. Carolina (Paz Bascuñan) es una mujer casada, a punto de cumplir 40 años, y a la que la sociedad, su madre, y su entorno, le comienzan a advertir sobre la imposibilidad de que a su edad tenga hijos y se realice como mujer (?). Allí Nicolás López cree que lo mejor que puede hacer por su personaje es presentarlo como que en el alcohol ha encontrado la solución a todas sus penas, para superar cosas horribles que le dicen todos. Pero para complicar aún más el relato, cuando su marido le revela que está esperando un hijo con una de sus mejores amigas, nada la haría suponer que terminaría, tras tres botellas de vino, internada en una clínica psiquiátrica en donde se enfrentará a si misma con revelaciones que sólo ella podrá ver. Carolina es periodista, trabaja en una revista muy masiva, está casada hace ocho años, pero aun con este background, de cómo se la quiere presentar, se termina pincelando, desde una fantasía, un Chile que nada tiene que ver con el real y un personaje patético. Cuando Barbra Streisand, de la mano de Martin Ritt, contaban en Me quieren volver loca (Nuts, 1987) la historia de una mujer acusada de un crimen y que era encerrada por familiares y amigos en una clínica psiquiátrica (porque ya no soportaban sus verdades a los gritos), nada haría suponer que funcionaría, más de 30 años después, como inspiración de una nueva propuesta. Me quieren volver loca posee un mensaje misógino lleno de lugares comunes y en donde la mujer, principalmente, es denigrada a niveles insospechados de violencia machista y expresiones desafortunadas. Es asombroso cómo una copia puede ser tan poco fiel a la versión original y eso que no es que No estoy loca sea una “remake” del film de Ritt, pero en la similitud con su historia y en continuar con una línea de relatos que toman a una mujer despertándose, tras años de mandatos y deberes impuestos, como algo fuera de lo común, es que valdría la pena preguntarse sobre qué está pasando en el país vecino con la comedia, las mujeres y el humor. Trazos gruesos, estereotipos, la salud mental tomada a la ligera, la xenofobia en cada oportunidad, obligando a los actores a decir barbaridades como “mi carrera como contador finalizó cuando llegaron profesionales de países como Bolivia y Perú que no sólo te resolvían las finanzas sino que por el mismo monto además te limpiaban el baño”, configuran un panorama desolador para el espectador. Golpes bajos, comparaciones desafortunadas (“tu marido es un talibán y vos sos las torres gemelas”) y un elenco que hace lo que puede con su débil propuesta dramática, no hacen otra cosa que reafirmar el estado calamitoso del género en el país vecino, con un humor básico que subestima todo el tiempo al espectador que se atreve a sentarse en su casa a consumir esta película y lo expulsa de la comunicación sagrada del ritual del cine.
Del mismo creador de la película “Sin Filtro” el mayor éxito de la taquilla de Chile, que tuvo remakes en distintos países del mundo, entre nosotros con Natalia Oreiro, ahora llega esta entrega. La misma actriz de aquel fenómeno, Paz Bascuñan ahora es una mujer que descubre que no podrá tener hijos, el mismo día en que su marido le anuncia que la abandona porque está enamorado de su mejor amiga y compañera de trabajo. Un intento de suicidio la hace aterrizar en una clínica psiquiátrica donde Nicolás López, director y co-guionista despliega todos los lugares comunes de la locura, con una troupe de buenos actores atrapados en tics archiconocidos sobre manías en un ritmo que va desde el delirio al melodrama y la “comprensión”. Un entretenimiento liviano para pasar el rato.