A primera vista, la película parece bien hecha, de estilo europeo y con un inicio muy prometedor. El largometraje es una coproducción de una gran cadena de países: Setembro Cine (España), Pampa Films (Argentina) y Rexin Film (Alemania). Además cuenta con la participación de la cadena pública española RTVE, Amazon Studios y la alemana ZDF. El film es una historia clásica criminal, con un estilo de cine negro clásico y una figura masculina fuerte. Subraya temas realistas como el tráfico de personas y la adopción en negro. Desde una premisa muy interesante, su guion se torna un drama denso. También hay espacio para una historia de amor, algo presuntuosa, que poco a poco cobra protagonismo. Se lucen las destacables locaciones con buena fotografía, ya que fue filmada en gran parte en Madrid, luego en la provincia de Jujuy, y un poco en Buenos Aires. Suma puntos la buena ambientación de la partitura musical y ciertos detalles cuidados en los objetos perdidos del almacén donde trabaja el nerd protagonista.
El relato comienza de manera prometedora, oscura, casi como un capítulo de La dimensión desconocida: un hombre que tiene un “depósito de objetos perdidos” recibe una valija encontrada en el fondo de un río, y dentro de ella, el cráneo de un bebé junto a ropa y otras pertenencias. Segundos antes, el film se había ocupado de mostrar el celo de Mario, el protagonista (Álvaro Morte, el profesor de La casa de papel), por encontrar a cada uno de los propietarios de los elementos que llegan a sus manos, como una manera de conocer y darle conclusión a cada una de las historias que los habitan. Habrá en esa obsesión un hecho del pasado que lo motiva, que se irá revelando conforme avanza la trama. O no. Porque si uno se detiene a pensar unos segundos podrá apartar de su mente el ropaje de policial negro que envuelve a una película como Objetos, y advertir el grueso sinsentido que brota de un guion más preocupado por el aspecto formal que por un contenido que lo sustente y lo lleve adelante. El oscuro pasado de Mario, las motivaciones de la madre de la beba (Eugenia China Suárez, en un papel que no le representa un reto actoral), una subtrama relacionada al tráfico de recién nacidos que tiene a Jujuy como epicentro y a Daniel Aráoz como cabecilla, todo se sostiene con hilos tan delgados como inverosímiles. Tampoco ayuda la pereza en la construcción de vínculos entre los personajes, que habría favorecido un mínimo de empatía, entre ellos y con el espectador. Los objetos no tienen alma si nadie se preocupa por darles un sentido de existir: algo parecido pasa con esta película.
Más española que argentina, no solo porque fue rodada mayormente en la península ibérica, sino porque director, guionista y varios integrantes del elenco son hispanos, Objetos es un thriller con alguna que otra sorpresa que la tornan atractiva. Y una de ellas es Alvaro Morte, protagonista de La casa de papel. Quien fuera El Profesor en la serie de Netflix aquí es Mario, que está a cargo de una oficina de objetos perdidos. Y a la vez que se preocupa por reparar lo que le llega las manos, también atiende al público. Puede recibir a una señora que perdió un paraguas y se quiere llevar uno mejor que el que extravió. O puede examinar una valija de lujo, rescatada del fondo del río, y allí encontrar una batita de bebe. Y restos humanos de un recién nacido. Mario suele recibir, también, la visita de una agente de policía, Helena (Verónica Echegui, de Explota, explota, la película inspirada en canciones de Raffaella Carrá), y cuando entiende que la Policía, tras una visita de rigor de un superior, tras su advertencia, no hará nada por investigar el asunto, la identidad del bebe, y cómo llegó al fondo del agua, bueno, se pondrá a investigar él mismo. Y una de las vueltas del guion es que Mario tiene, tal vez, en una de ésas, sus motivos para hacerlo. No vamos a revelar cómo es que Mario llega hasta a una red de prostitución que opera en un hotel de alta categoría, y descubre que es Sara (la China Suárez) quien en su momento dio a luz a ese bebe. Pero lo que no sabía Sara era que estaba muerto. A partir de allí, la trama de Objetos -que emparienta a las cosas con las mujeres vueltas objetos- se tornará, más que detectivesca, un thriller impensado. Y las acciones que realiza Mario molestan a más de uno, más cuando rescata a Sara de la organización delictiva. Visita inesperada Pero decíamos que Mario recibe a la gente en su oficina, y no tardará en llegar una visita inesperada, alguien que dice buscar no un objeto, sino a una persona, le aclara, hermosa. Daniel Aráoz es Ochoa, y es el único personaje que lamentablemente está bordado con todos los clisés que el guion de Natxo López no le dio a ningún otro de los protagonistas. Ochoa no le permite abordarlo como a sus protagónicos en El hombre de al lado o La noche más larga: se parece más al de Franklin, por ejemplo. Pero las vueltas de tuerca, lo inesperado, es lo que hace que Objetos no se estanque, que el personaje de Morte vaya creciendo secuencia a secuencia y el resto de los personajes lo acompañe. El director Jorge Dorado, que proviene de la televisión, muestra buen pulso para darle bríos a las escenas de acción, y dramaticidad a las que lo requieren. Del lado argentino, además de Suárez, que en el cine parece tener mejor suerte con los papeles -en cuanto a la construcción de los mismos- que los que le ofrecen y acepta en televisión- y Aráoz, aparecen Andy Gorostiaga, visto en la reciente Tres hermanos, y Selva Alemán, precisa y conveniente como siempre.
Mario (Alvaro Morte) trabaja en un gran almacén de objetos perdidos donde custodia todo tipo de enseres acumulados durante décadas. Hace tiempo que decidió apartarse de las personas, se ha vuelto casi un huraño, invierte su tiempo libre en investigar la procedencia de los objetos para devolver a sus dueños pedazos perdidos de sus vidas. Tan sólo Helena (Veronica Echegui), una joven policía que visita el almacén con frecuencia, tiene cierta ascendencia con él, ha podido atravesar levemente su coraza. Un día llega al almacén una maleta rescatada del fondo del río. Dentro, encuentra ropa de bebé junto restos humanos. Mario decide investigar por su cuenta y siguiendo el rastro de la maleta llega hasta Sara (China Suarez), una joven atrapada desde niña en una organización internacional de tráfico de personas y prostitución. Cuyo jefe, Ochoa (Daniel Araoz) ha construido una red
“Objetos” con Álvaro Morte y Eugenia “China” Suárez. Crítica Una compleja historia sobre el oscuro mundo del tráfico de personas Andrea Reyes Hace 1 día 0 119 Objetos un thriller de suspenso con Álvaro Morte, China Suárez y Verónica Echegui, se estrena en Argentina este 18 de mayo. La película de Jorge Dorado propone una trama interesante sobre la red de personas y reúne un elenco de primeras figuras.Crítica de "Objetos", un thriller inquietante que aborda la esclavitud modernaMario (Álvaro Morte) trabaja junto a Andrés (Zorion Eguileor) en la oficina de objetos perdidos, un gran depósito donde se puede encontrar de todo, desde joyas, bicicletas, hasta un viejo velador musical. Como un héroe anónimo él repara las piezas que están rotas y se encarga de que cada objeto extraviado llegue a las manos de sus dueños. Ya desde el inicio se lo presenta como un justiciero introvertido, solitario y misterioso. Sólo mantiene contacto social con una oficial, Helena (Verónica Echegui). La tranquilidad de su vida rutinaria se ve interrumpida cuando a su almacén llega una maleta roja, y en su interior encuentra ropa de bebé con las iniciales de su nombre y restos humanos. Ante la inacción de la policía, Mario se siente movilizado por el misterio y decide investigar por su cuenta, pero esto lo lleva hasta el oscuro mundo de Sara (China Suárez), una joven cautivante atrapada por una red de trata de personas.Crítica de "Objetos", un thriller inquietante que aborda la esclavitud moderna El planteamiento inicial de la película es atrapante y prometedor, pero lo que en un principio parecía ser un thriller de suspenso perturbador, en un segundo acto se enfoca en la repentina relación amorosa entre Mario y Sara. El director Jorge Dorado con guion de Natxo López propone una trama de suspenso abordando en todos sus vértices el oscuro mundo de la trata de personas. Se inmiscuye en la esclavitud humana como objetos sexuales en tiempos modernos y, al mismo tiempo, relata otro tema escalofriante como es la red de venta de bebés. La propuesta cinematográfica es muy interesante con una bella estética, y la narrativa oscila alternativamente entre el conflicto principal y el romance de los personajes. Crítica de "Objetos", un thriller inquietante que aborda la esclavitud moderna Sobresale en la película la lograda actuación de Álvaro Morte (La casa de papel), quien logra comunicar su aflicción y su inquebrantable postura justiciera. También China Suárez tiene una correcta interpretación y logra transmitir la fragilidad, resignación y angustia de su personaje. Asimismo, Daniel Aráoz, Andy Gorostiaga, Verónica Echegui, Maitane San Nicolás, Selva Alemán y Zorion Eguileor dan lo mejor de cada uno en los roles que interpretan. Con lo cual, el elenco es convincente y resalta a un guion con una construcción, por momentos, poco sólida.
Las coproducciones en el cine tienen una cuestión a resolver y son los acentos de los protagonistas. Parece mentira que en plena globalización, donde la fusión de culturas y nacionalidades está a la orden del día, tengamos que escuchar a un actor forzando su lenguaje. Si Maluma con su spanglish hace colaboraciones con todos los artistas del mundo y es un éxito, por qué tenemos que oír a Daniel Aráoz -en pleno clímax del filme, con un arma en la mano y sin saber quién va a morir- decir 'apártate' en su cordobés ibérico. Para los españoles debe ser un insulto a la lengua madre y para nosotros, motivo de risa. En ese preciso momento, presenciamos uno de los tantos alejamientos de la historia. 'Objetos' tiene otro conflicto de raíz, la lucha entre el registro cinematográfico del protagonista, Alvaro Morte ('La casa de papel'), quien maneja el suspenso con todos los músculos de la cara y agudiza esa vibra con el tono que le imprima a su voz, con la estética publicitaria y televisiva de Eugenia 'China' Suárez, la coprotagonista. Ya en su pose y en su gestualidad se nota la escuela de Cris Morena, que no está mal pero en cine, sobre todo en el español, de tamiz tan lúgubre, hace ruido y desconcentra. Y cuando las escenas comienzan con ella, llegan los otros momentos donde nos distanciamos de todo y no sabemos si estamos frente a un videoclip, una entrevista en la que se niega hablar de Rusherking o alguna de sus colaboraciones especiales en televisión. Sin embargo, cuando nos obligamos a seguir el hilo conductor, 'Objetos' se vuelve un relato interesante. Un hombre, del cual sabemos poco y nada, que trabaja en un gran almacén de objetos perdidos en Madrid, al cual la gente acude en busca de algo que extravió, sea una bicicleta o una billetera. Y como quien no tiene vida, o la misma le pasa por el costado por alguna pena que desconocemos, Mario (Morte) comienza a investigar el origen del objeto que más le llama la atención. Una valija que estuvo meses en el fondo del mar con ropa de bebé y un cadáver, es el inicio de su faceta detectivesca, que de la noche a la mañana lo convierte en un Agente 007. Claro, se topa con la bella Sara (Suárez) y todo empieza a tomar otro interés. INESPERADO Al guion se le podría cuestionar que cae en el prejuicio típico de que la trata de personas, en este caso de bebés, tiene su sede en la Argentina, regenteada por el inefable Ochoa (Aráoz). Pero no cambia una ecuación que da un número certero. Algunos guiños nos sacan una sonrisa, como la participación de Selva Alemán, los paisajes del norte jujeño y personajes logrados como la policía que secunda a Mario (Verónica Echegui). La dirección es eficaz en su tensión, en sus puntos de giro y, sobre todo en el final, para engañarnos pensando una cosa cuando lo que termina sucediendo es lo que debía suceder. Un filme entretenido, inesperado en algunos puntos, típico en otros; pero con personajes con los que empatizamos desde el minuto uno y nos hacen más llevadero todo lo que no está bien de un thriller de género.
Es un policial que toca temas serios y activos en nuestra sociedad. Como es una coproducción española, argentina y alemana, reúne talentos como Arturo Morte, ( el famosísimo “profe” de La Casa de Papel), a Verónica Echegui y de la parte local China Suarez, Daniel Araoz, Selva Aleman y Andy Gorostiaga. El director Jorge Dorado con el guión de Natxo López redondea un thriller con vuelas de tuerca y ocultamientos pero que tiene como telón de fondo la trata de personas, la prostitución de lujo, el tráfico de bebés, las mujeres explotas, obligadas a alquilar sus vientres. Temas tratados con altura que no interfieren en una acción sostenida de impecable factura técnica. Donde los escenarios son Madrid y el Norte andino Argentino. Si hay algo para reprocharle es cierto paso abrupto que resuelve sin profundizar sobre algunos personajes. Nada grave. Morte se impone como un hombre con secretos que está al frente de una oficina de objetos perdidos que se presenta en un comienzo y que hace que el espectador imagine una serie con cada cosa que encuentra en ese lugar lúgubre y mágico al mismo tiempo. La química con Eugenia China Suarez se establece rápidamente y transforma al protagonista en un hombre un hombre que tomará todos los riesgos tozudamente. Un antihéroe taciturno y querible.
Un hombre que se dedica a juntar y rastrear historias detrás de objetos; una policía logra acercarse a él un poco. Aparece una valija con ropa y restos humanos. Ambos seres solitarios descubrirán detrás una red de trata de personas. El problema de esta película correcta en lo formal consiste en que, después de darle visos de verdad a algo casi irreal (el hombre de los objetos) disuelve su potencia poética en las procelosas aguas del cliché.