A partir del mes pasado, comenzó en la Argentina el proyecto denominado "El documental del mes", impulsado por la productora catalana Parallel 40, a través del cual cada mes se estrena un film documental en simultáneo en distintos países del mundo. En septiembre, la película fue Rembrandt J'acusse, de Peter Greenaway, y en octubre es Pax Americana, de Denis Delestrac, la representante del ciclo. Conocemos cuán difícil es que el documental tenga un verdadero acercamiento popular. Efectivamente lo logra, cuando sus temática y realizadores resultan de cierta relevancia para el público local. Tal el caso de las películas de Enrique Piñeyro y Fernando Ezequiel "Pino" Solanas. De esta manera, es sencillo advertir que Denis Delestrac no obtendrá (lo vaticino pues no me cabe duda alguna) el éxito que el ciclo idealmente podría tener. Pax Americana refleja, esencialmente, dos problemas, uno de carácter político y el otro de carácter ambiental. El primero muestra la paradoja de que los EEUU se autoinstituyan como paladines de la libertad y luchen contra el terrorismo armándose como ninguna nación, con un presupuesto récord en defensa. El espacio exterior, los altos cielos de nuestra Tierra es, pues, un tema bajo el cual la argumentación en este sentido resulta fructífera, ya que no se han dado guerras allí, sino tan sólo amenazas (China, Rusia...), teñidas -como es usual- de las más firmes sospechas en cuanto a su veracidad. El segundo de los puntos, se dirige hacia cómo esta carrera armamentística y tecnológica espacial afecta nuestro medio ambiente, social y ecológicamente hablando. Por un lado, los desechos espaciales (space trash) no pueden ser "limpiados" de modo alguno, y su peligrosidad, ya elevada, puede incrementarse si los ensayos, experimentos, y proliferación de satélites y cohetes continúa. Además, debe incluirse entre este tipo de empresas a la investigación de la galaxia en general, por supuesto, aquella que implica misiones espaciales, siempre generadoras de esa basura. ¿Que la ciencia puede ser dañina? ¡Claro que sí! (¿o acaso nadie vio La naranja mecánica?). En cuanto a la relevancia social del espacio, el documental muestra qué desastres tecnológicos podrían ocurrir en caso de que el funcionamiento de los satélites cesara, ya que celulares, GPS, aviones, semáforos, comunicaciones, etc., de todo el mundo se detendrían con el subsiguiente caos alla Y2K. Quien haya leído con entusiasmo mis palabras podrá ver el documental de Delestrac y será informado con algo más de detalle, pero no sin algo de tedio. Pero el público argentino en general disfrutará más un especial de Discovery que esta hora y media cuyo eje pasa, primero, por EEUU y, luego, por el espacio exterior, con el que la Argentina se ha relacionado poco y nada. Por otra parte, hay detalles argumentales del film que el cinéfilo no puede dejar escapar. Los "personajes" de Pax Americana tienen una ambigua constitución de personalidad. Es difícil conocer su postura, pues su ambigüedad no está bien sustentada, a la sazón de que algunos de ellos no son debidamente presentados. Hacia el final del documental, se vislumbra cierta crítica de los propios estudiantes de la Fuerza Aérea yanqui hacia los proyectos espaciales de su país, pero esta caracterización es tan débil como contradictoria, en tanto se basa en un solo entrevistado, cuya postura es altamente confusa. Estas flaquezas de la película de Delestrac no pueden ser dejadas de lado por otras de sus virtudes, puesto que ciertas escenas apuntan a generar dramatismo en dicha consolidación de los personajes sin apoyarse en otras bases (más entrevistados, investigación más profunda al respecto). Los videos de computadora explicativos no pueden, claro, subsanar todo lo anterior, y menos aun, el escaso interés que el tema podría suscitar en nuestro público. De modo que, si se trata de vivificar el documental, este no es el camino. Que el género da para hablar, no hay dudas, y que éste es crucial (e históricamente lo ha sido, ya que los primeros films fueron esencialmente documentales) para la cinematografía, tampoco. No obstante, sencillamente descreo de que se pueda generar un ciclo potente en cada nación participante con un estreno generalizado para todas. Puede nuestro documental del mes ser El rati horror picture show, pero no un documental franco-canadiense sobre la carrera espacial de los Estados Unidos, cuyos recursos no excitan la imaginación del espectador, quien -si no es un interesado en el tema- ha de ser un valerosísimo espectador o un personaje altamente snob, de los que abundan por las salas argentinas, aunque no abundan ellas y en las cuales abundan las obras taquilleras, pesadilla del excéntrico. De todas maneras, hay que celebrar el ciclo: pocas veces llegan documentales internacionales, sea cual fuere su calidad, a los cines de nuestro país, incluyendo algunas ciudades del interior, como Córdoba y Rosario. ¡Por los bodrios y los tedios, que por el Séptimo Arte valen la pena!
La guerra de las galaxias Siguiendo con el mecanismo de El documental del mes, que consiste en estrenar en diferentes partes del mundo el mismo documental en el mismo mes, llega Pax Americana (2009) de Denis Delestrac. El mismo puede verse en Argentina desde el jueves 7 de Octubre en el Cine Club Mon Amor y el Foro de las artes (Vicente López). A partir del jueves 14 en el Cine El Cairo (Rosario) y desde el jueves 21 en el Cine Gaumont y el Malba (Buenos Aires). El documental de Denis Delestrac funciona como una tesis acerca de la militarización del espacio exterior y como los Estados Unidos se victimiza ante la dominación del mismo por su parte. A raíz de un ataque de China a un satélite se produce un debate en el que el gran país del norte se pone en el lugar del más débil para así seguir sometiendo al mundo entero haciéndonos creer cuan buenos son. Dicho debate perderá sentido y minutos más tardes nadie se acordará del ataque sino que las conjeturas serán otras. Pax Americana juega con la ambigüedad, tanto de unos como de otros. A través de imágenes de archivo, testimonios de especialistas y noticieros se va armando una discusión que no involucra no sólo a los protagonistas sino también al espectador, para así lograr que tome partido por un bando o por el otro y es ahí en donde radica el eje de la cuestión y lo interesante de la forma en que fue concebido. Delestrac, a través de un estilo dinámico, no por eso menor, nos permite adentrarnos en un tema que los grandes medios de comunicación se encargan de oculta muy a menudo y que sólo pueden llegar al público masivo a través de estas propuestas que se estrenan en lugares tan alternativos como las propuestas que presentan.
Un documental a destiempo Pax Romana es el término con el que se conoce el período de relativa estabilidad que gobernó Julio César en la antigüedad. Pax Americana corresponde a la visión norteamericana del orden en el mundo, y del rol que los EE.UU desempeñan en la conservación de ese orden. Bellasombra es una compañía distribuidora dedicada al apoyo de la difusión de documentales. En este ciclo denominado ''El documental del mes'', la distribuidora presenta el trabajo del realizador Denis Delestrac, quien emprende una investigación sobre el posicionamiento militar norteamericano en el espacio, a base de recolección de materiales de archivo de diversos medios de comunicación, y de reportajes a personajes vinculados con el programa de la NASA. El film va dando cuenta del rol que se autoimpuso EE.UU como vigía de occidente, por el cual decreta quiénes acceden o no a la tecnología nuclear, y quiénes acceden o no al posicionamiento estratégico del espacio. El resultado del trabajo de Delestrac, carece, sin embargo, de las sutilezas necesarias para el abordaje de un tema tan complejo y profundo como el que pretende tratar. Incluso, su insistente tono apocalíptico suena un poco demodé. En este sentido, parece un documental a destiempo. En vez de intentar comprender una realidad compleja, y, sobre todo, de permitir al espectador entender una realidad muy lejana a él, termina cosificándose en una fotografía de la omnipotencia, que no por verdadera y cierta resulta en sí misma interesante y productiva como objeto para documentar. La pregunta más interesante -a mi juicio- no debió centrarse en lo que EE. UU hace o deja de hacer en materia del posicionamiento militar; por otra parte, ¿hacía falta un documental sobre este asunto?; ¿Es que alguien dudaba que existieran en el espacio armas anti-satélites? En este tipo de documentales, que pretenden –aparentemente- tomar una posición política lo más interesante es plantear líneas de acción y de posicionamiento. Es decir, ya sabíamos qué es lo que hacía EE.UU. La pregunta, entonces, es: ¿qué podemos hacer nosotros?
Cultura Bélica Inquietante documental de Denis Delestrac, que se encarga de probar que una guerra espacial ya no es cosa de ciencia ficción. Desde hace décadas varios países, y entre ellos principalmente EEUU viene realizando prácticas armamentistas en el espacio. Los satélites de guerra, capaces de poder desintegrar otros satélites y máquinas son una clara muestra de ello. La respuesta a la pregunta: “¿Pueden tratados internacionales mantener el espacio libre de armas?” no parece entonces demasiado halagüeña. Pax Americana, toma su nombre de lo que se llamó Pax romana (o augusta), un período de paz impuesto por el Imperio romano entre los pueblos a los que había sometido. Sin embargo, pensar que EEUU pueda ser un policía galáctico capaz de controlar la jurisdicción mundial, si no amenazador es al menos preocupante, teniendo en cuenta las decisiones y consecuencias de su política exterior en los conflictos de Medio Oriente. Delestrac arma su película a base de material de archivo, y de información obtenida mediante el inusitado acceso a la Unidad Espacial del ejército americano. Con una alta carga de sensacionalismo, reiteración, y bajada de línea constante, este documental cuenta con la participación de múltiples personalidades, (generales, analistas políticos, activistas de la paz, diplomáticos) que dan sus puntos de vista y se posicionan ante el tema. Quizá una de las intervenciones más reconocidas sea la del actor Martin Sheen. Y una de las más acertadas y viscerales, la de Bruce Gagnon- presidente del Global Network Against Weapons & Nuclear- que juzga a los EEUU por ejecutar presidencia tras presidencia, un elevado presupuesto económico, para que el Departamento de Defensa lleve a cabo tareas que no hacen más que crear y difundir una cultura bélica. Esta última obra de Delestrac tiene además de su mencionado carácter de denuncia, un indudable valor didáctico. Sabe exponer e ilustrar (sobre todo en el comienzo) la importancia y la incidencia que tiene el espacio en nuestra vida cotidiana. Con una importante experiencia en la realización de documentales, Denis Delestrac realizó entre otras producciones, Human Rights (2003) que versaba sobre los conflictos armados y los efectos que estos acarreaban a las poblaciones, y participó también en el guión de El Misterio del Nilo (2005) película producida por IMAX. Pax Americana tiene sobrados motivos para ser considerado el documental del mes.
No a la guerra de galaxias Documental antibélico y anticipatorio. Pax Americana es, ante todo, un documental de tesis. Su planteo es que el avance tecnológico de los Estados Unidos, su dominio del espacio exterior y, sobre todo, su multimillonaria carrera galáctico-armamentística (justificada no sólo en la defensa de ese país sino del mundo) ponen en peligro al planeta entero. La película, dinámica, pero un tanto fría, se basa en una sucesión de testimonios importantes (desde Noam Chomsky hasta Martin Sheen), argumentos leídos en off, fragmentos de noticieros, gráficos manejados con tecnología moderna y música tecno machacona. Como otros documentales “portadores de verdades”, sobre todo ecologistas, Pax... , dirigido por Denis Delestrac, se preocupa más por la concientización del espectador que por los aspectos cinematográficos. Por momentos, uno siente que el habitat natural de esta película es la televisión y seguramente lo sea. Igual, el material tiene valor y propicia la reflexión sociopolítica. No es poco. En el comienzo vemos cómo el ataque chino a un satélite provoca una ola de paranoia, alentada desde el poder, con complicidad mediática. La idea de la victimización, del enemigo todopoderoso y del contraataque (ataque preventivo) suena otra vez: como en Vietnam, Irak o Afganistán, sólo que ahora un poco más alto.
La peligrosa conquista del espacio exterior Un documental muy convencional En la producción de documentales, el hecho de contar con un tema interesante, novedoso o sensible para el público supone un gran inicio, la mitad de la batalla cinematográfica ganada a la que luego se suman las formas que conseguirán-o no-, completar un película entretenida e informativa. En el caso de Pax Americana y la conquista militar del espacio, entre una temática significativa y atrapante y su puesta en escena algo se perdió en el camino. Convencional y obvia en sus planteos estéticos, la película no logra despegar de cierto didactismo que la acerca más a un informe televisivo que a films como los de Michael Moore, vinculación inevitable teniendo en cuenta el tema del film. Aunque Moore sea un cineasta maniqueo en sus planteos y esté a veces más interesado en aparecer como un paladín de la justicia que en ser un realizador, lo cierto es que sabe cómo manejar los hilos del documental actual, algo que el francés Denis Delestrac no parece haber captado del todo. Aquí no hay personajes con los que comprometerse, ni historias en minúscula que seguir sino que todo gira en torno de la militarización del espacio, un proyecto del Departamento de Defensa de los Estados Unidos. A partir del concepto de Pax Americana, el film explora los planes de ese país por mantener su rol de policía planetaria desde el espacio exterior. Así, el film reconstruye ayudado por una voz en off-un híbrido entre las que se escuchan en los ascensores y los contestadores automáticos-, y una batería de expertos que nunca identifica, la historia de la conquista del espacio desde las iniciativas del nazismo hasta la era del satélite. Guerra de las galaxias Por momentos, cuando Delestrac se mete en las clases de la escuela militar de aviación y presenta a uno de sus cadetes, el film insinúa una línea de desarrollo que luego no consigue completar, aunque es notable el acceso que logra a esos espacios en los que la guerra de las galaxias es mucho más que una película fantástica para chicos. Allí, la idea de que el espacio es el nuevo campo de batalla, la zona de conflicto del futuro no es una cuestión de ciencia ficción sino de política exterior de la potencia más guerrera del mundo. A modo de señal de emergencia, la película explica cómo la intención de lanzar al espacio satélites munidos de armas provocará un desastre planetario inédito. Para apoyar su tesis, el director convocó a un grupo de expertos entre los que aparece el lingüista y ensayista Noam Chomsky y el actor y activista Martin Sheen. Claro que, inexplicablemente, el director decide no presentar a ninguno de sus opinólogos, un olvido que le quita fuerza a sus declaraciones. Aunque resulta especialmente alarmante y muy interesante desde un punto de vista político, la nueva carrera armamentista emprendida por los Estados Unidos, lo cierto es que este documental carece de la calidad que su temática requería.
Ciencia ficción que es demasiado real La película realizada por el canadiense Denis Delestrac expone con lujo de detalles los desvelos del ejército estadounidense en pos del control del espacio exterior. Y lo hace sin ceder al hippismo exagerado, el efectismo o el tono de panfleto. Desde sus inicios, una de las funciones del documental ha sido la pedagógica, informando al espectador de algo que no se conoce o se conoce poco o mal. Es el caso de Pax americana y la conquista militar del espacio, segunda entrega del ciclo “El documental del mes”, que estrena todos los meses una muestra del rubro. Aunque crucial, el tema abordado por el canadiense Denis Delestrac no es de los que llegan a primera plana. Se trata de la lucha por el control del espacio, que las superpotencias libran aquí y ahora. Teniendo en cuenta que un enfrentamiento armado en esa arena podría acarrear el fin de la vida sobre la Tierra, no es difícil advertir que no se trata de un tema menor. Pax americana tiene la virtud de exponerlo en todo detalle, sin confundir divulgación con banalización, información con meloneo o toma de posición con panfleto. “Por sobre todo”, exhibe como lema el escudo de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. De esa fuerza depende el llamado Mando Espacial de los Ejércitos del Aire, que no es un nombre de ciencia ficción, sino del ente estatal que coordina y supervisa la política espacial del imperio. Uno de los logros de este documental francocanadiense consiste en hacer ver que lo que hasta ahora se suponía de ciencia ficción es parte esencial de la política contemporánea. “Me parece perfecto”, declara un halcón del ejército estadounidense, cuando le informan sobre una gigantesca marcha globalifóbica. “Mientras ellos pierden tiempo protestando contra los misiles continentales, nosotros nos ocupamos de la guerra espacial.” Siguiendo la escolástica clásica, Pax americana cede la palabra a quienes sostienen que la amenaza a la paz espacial viene de China, Corea del Norte o Irán, para demostrar luego que la verdadera amenaza reside en la militarización del espacio. Militarización cuya vanguardia representan –obviously!– los Estados Unidos. Con testimonios de especialistas –a los que lamentablemente no se identifica mediante videograph, como si diera lo mismo lo que puedan decir Noam Chomsky, John Smith, un opinator cualquiera, un alto mando o un graduado de Harvard– y una estructura narrativa clara, prolija e informada, Pax... da voz a halcones y palomas (en ese orden, queda dicho), sin pecar de ingenuidades o hippismos. Se compara el rol que el espacio estelar tiene para las potencias actuales con el que el mar tuvo en los siglos XV o XVI, y se halla, en la estrategia por el control del high ground o terreno elevado, una continuidad que va de las guerras terrestres del pasado a las star wars de este siglo. Se cuestiona el dominio satelital global por parte de EE.UU., tanto como el carácter de “policía espacial” que ese país se arroga. Se despliegan abundantes testimonios del clásico mesianismo salvacionista con que la primera potencia mundial justifica y enmascara su política imperial. Desde el púlpito, un primado castrense da letra a un grupo de cadetes de la Fuerza Aérea, haciendo el elogio del emperador Augusto y equiparando la pax romana con lo que él mismo llama pax americana. “Es la más grande estafa en la historia del Departamento de Defensa”, dice alguien (¿quién?, maldito videograph), en referencia a la difundida idea de que países periféricos, representantes del “terrorismo internacional”, estarían en condiciones de poner en peligro la paz mundial. No son sólo palabras lo de Pax americana: basta ver un esquema de las llamadas “varas de Dios” para que la piel se erice. Ultimo grito de la moda militar-espacial imperial, las varas son barras de tungsteno diseñadas para ser arrojadas desde satélites, cayendo sobre la Tierra con un poder de aniquilación que es de imaginar. Que cualquier espectador pueda informarse sobre la existencia de una superarma del futuro, actualmente en fase experimental, prueba, por sí solo, el valor que un buen documental de investigación puede tener.
En el ciclo “El documental del mes”, que consiste en estrenar simultáneamente la misma realización del género en diferentes lugares del mundo, se conoció esta producción franco-canadiense del documentalista francés Denis Delestrac, también autor del guión junto a Harold Crooks. Cuando guionaron optaron por titular a su trabajo, quizá irónicamente, “Pax americana” con referencia al período del Imperio Romano que los historiadores llaman “Pax romana”. La época que abarcó “Pax romana” es contemporánea a la del comienzo de la Era Cristiana y consistió en una etapa en la que los romanos no tuvieron ni iniciaron guerras de expansión El ejército romano se limitó a “vigilar y proteger” a todos con quienes el Imperio tenía fronteras y a sofocar revueltas de sus sometidos (por ejemplo las del pueblo judío, que marcaron el inicio de su diáspora). El emperador Augusto apeló a toda la maquinaria de difusión de la época para instalar en la mente de la plebe los beneficios que traía aparejados vivir en esa paz. Delestrac, presenta en este documental a la carrera armamentista del espacio y los avances del control del mismo por parte de los EE.UU. en pos de la paz mundial. En los primeros minutos vemos como el país del Norte cuando uno de sus satélites es atacado por un misil chino se pone en la posición de “víctima”, lo que le servirá posteriormente para justificar su pretensión de ubicarse como “policía del mundo” para evitar que haya guerras que se desarrollen en el espacio. Por lo tanto, ése es el ámbito donde pondrá su esfuerzo (a un costo supermillonario) para tener el absoluto control y poder vigilar desde allí lo que sucede o tenga posibilidades de suceder. Por supuesto que la misión “policiaca” de los EE.UU. está sostenida por una fuerte y costosísima campaña publicitaria dirigida a que toda la humanidad perciba los beneficios que traerá aparejados que ese país la proteja de sí misma. Se ven en este documental los intentos, con la misma intención, que tuvo el régimen nazi cuyos científicos y especialistas en el tema llegaron, sin problemas después de la guerra, a EE.UU. para proseguir con el desarrollo de sus proyectos espaciales. Hay mucha información en esta obra cinematográfica, también algunas revelaciones, variados testimonios y el mensaje bien claro que enviar al espacio satélites que en realidad son armas potentísimas pondrá al planeta en riesgo de un desastre de magnitud inimaginable que muy posiblemente lo lleve a la destrucción. Los testimonios que se dan en pantalla son muy interesantes, pero quienes los dicen no son identificados mediante videograph y permanecen en el anonimato para la mayoría del público, salvo alguno que otro que es muy conocido como el caso de los activistas antibélicos Noam Chomsky y Martin Sheen. Este documental tiene mucho de didáctico, como debe tenerlo toda obra del género, y posee dinamismo narrativo al tener un formato más televisivo que cinematográfico, pero se asemeja mucho a una tesis tanto de cine como científica y por lo tanto hay momentos en que no logra mantener la atención del espectador.