Una fallida incursión en el género de Hernán Findling La película de Hernán Findling toca un género poco transitado en el cine local con un elenco multiestelar. Tras Crímenes Imposibles (2019), el realizador y productor Hernán Findling se anima en Realidad Virtual (2021) a recorrer el slasher más tradicional en una apuesta que revisita clásicos americanos del género y que tiene en Scream: Vigila quien llama (Scream, 1996) uno de sus más claros referentes. El rodaje de una película de horror y su posterior visionado es la excusa para que una trama que incluye inteligencia artificial sirva a Findling y Lourdes Prado Méndez para recorrer lugares comunes del cine de género, en donde el conocimiento del material, es, también, el origen y la base para fundamentar la fantasía que se cuenta. Guadalupe (González) es la protagonista de una propuesta dirigida por un novel realizador (Guillermo Berthold), quien acepta la invitación de su productor (César Bordon) para utilizar un sistema de finalización que determinará el éxito de la película al llegar a salas. Bajo la premisa de “sin sacrificio, no hay éxito”, la fiesta de celebración por el fin del rodaje, se convertirá en una cacería sangrienta, en donde aquello que sucede en la pantalla, en la ficción, puede convertirse en algo más real que aquello que los actores creen. Sumando roles claves para impulsar la progresión dramática, como el obsesivo asistente (Federico Bal), la estrella madura (Christian Sancho), la coprotagonista que brilla (Sofía del Tuffo) y el hermano de la figura central (Santiago Margariños), Realidad Virtual se esfuerza por evitar una puesta en escena tradicional, asumiendo algunos riesgos con la libertad de la cámara en mano y estilizados movimientos, pero no logra salir del propio esquema sin salida que construye. A medida que avanza la acción, develar el misterio tras cómo se producen las muertes en simultáneo con el correr de la acción de la película es el objetivo del relato, el que, en un punto, prefiere salidas infantiles, dotando de cierta impunidad moral a personajes como los de Bordón y Berthold, y exagerando tics y vicios de otros (Bal, Sancho). Vanessa González, actriz enorme, de gran oficio, lidia como puede con la propuesta, al igual que Margariños, quien con una vasta trayectoria teatral, se permiten construir un verosímil cinematográfico, aun en lo inverosímil de toda la propuesta. Cuando Wes Craven y Kevin Williamson presentaron Scream, su conocimiento profundo del género permitió construir una atrapante saga, plagada de lugares comunes pero inteligente y lúdica, algo que en Realidad Virtual se extraña, y que en la recurrencia de un relato que apuesta a lo seguro, se pierde la oportunidad de generar una película para un público ávido de cine de terror y experto en sagas que aluden a otras producciones.
“Realidad virtual” de Hernán Findling. Crítica Luz, cámara y tu película en acción ¿lo creerías? Andrea Reyes Hace 18 horas 0 56 Con un claro guiño a las películas de terror y ciencia ficción de los años ’70 y ’80, Hernán Findling estrena “Realidad Virtual”, un film que a través del cine de género reflexiona sobre el poder de la inteligencia artificial en nuestras vidas. Protagonizada por Vanesa González, Federico Bal y Christian Sancho, el film se presenta este 18 de marzo mediante la pantalla de Cine.ar TV y en el Cine Gaumont. Se estrena Realidad virtual, nuevo film de terror de Hernán Findling – Funcinema “Realidad virtual” es la última película del director y reconocido productor de films de género, Hernán Findling; protagonizada por Vanesa González, Federico Bal y Christian Sancho. Guada es una actriz que junto a Julián acaba de finalizar las grabaciones de una película de terror. El director, Matías, y el productor buscan el éxito del film a toda costa. Los protagonistas y parte del equipo de la cinta se reúnen en la casa del realizador para ver juntos el primer corte de la película. A partir de ese momento comienzan a sucederse hechos extraños: lo que ocurre en la pantalla se replica en la vida real. Todo se convierte en una realidad virtual controlada por un programa diabólico de inteligencia artificial que hace efectivas las muertes: los actores son parte de un film y no lo saben. Si alguien te lo dice, ¿creerías que sos parte de una película sin saberlo? ¿Qué harías para ganarle a tu destino virtual desde la vida real? Hernán Findling dirigió y co-escribió el guion junto a Lourdes Prado Méndez. Si bien hay una larga lista de películas sobre realidad virtual, comenzando por un clásico de la ciencia ficción como es “Matrix”, el film escrito por Findling y Prado toca un punto de vista interesante: el lado de los actores y equipo técnico que están desarrollando una película de terror, pero a la vez son parte de ella. La trama juega con pasajes de una realidad a otra, aunque en ambas la muerte está al acecho todo el tiempo.
En el cine de terror todo puede pasar. Por ejemplo, que las atrocidades de la pantalla invadan el mundo real. Así sucede en Demonios, de Laberto Bava, y su secuela, y en producciones más oscuras como The Video Dead, donde los zombies emergen de un televisor. Un caso similar sucede en la japonesa Ringu (y de su versión hollywoodense, La llamada), aunque aquí se trata del espectro de una nena espectral y demoníaca. Realidad virtual transita una premisa similar, pero con un giro distinto, más interactivo. Un grupo de cineastas termina de rodar una película de terror, en la que un brutal asesino con armadura aniquila a quien se le cruce. Poco después, algunos integrantes del equipo técnico y artístico se reúnen en casa del director, Matías (Guillermo Berthold) para ver el primer corte. Pero antes de esa proyección privada, Matías obtuvo de su productor (César Bordón) un dispositivo que promete convertir el film en un gran éxito. Una vez que se acciona el botón de Play, las imágenes que se suceden no son exactamente las que filmaron. Pronto descubren que ellos mismos forman parte de la película, y cuando son asesinados allí, también mueren de verdad. Guadalupe (Vanesa González), la actriz que interpreta a la heroína, deberá tomar la iniciativa para detener la masacre. El director Hernán Findling ya había filmado un slasher muy parecido: Director’s Cut, de 2006, realizado en inglés para el mercado internacional (una práctica frecuente en aquella época, lo que permitió el desarrollo de cineastas locales dedicados al género). También se trataba de un ejercicio de cine dentro del cine, con un asesino psicópata y una matanza que iba más allá de la ficción. Realidad virtual lleva el concepto a otro nivel, con más producción, más caras famosas y hablada en castellano, aunque sin demasiados elementos autóctonos. Una de las novedades incluye algunos efectos digitales que, a primera vista, hacen ruido y estropean las escenas. No obstante, esto y algunos aspectos del guión adquieren otro sentido según el código que maneja la propuesta de Findling (revelar más de este asunto sería incurrir en spoilers) Vanesa González es la scream queen delante y detrás de cámara, y sabe transmitir la vulnerabilidad y la fuerza que se requieren para este tipo de roles. Federico Bal interpreta a un editor que representa el estereotipo del nerd y también sale airoso. Christian Sancho compone a un actor con ínfulas de Johnny Depp, mientras que Guillermo Berthold hace de un director con oscuros secretos. Mención especial para César Bordón, quien nos recuerda su facilidad para papeles tenebrosos. Aun cuando pueda prestarse para debates y comentarios, Realidad virtual no deja de funcionar como una eficiente película de terror que nunca deja de involucrar a los espectadores.
En el último día de la filmación de un una película de terror, un famoso productor le propone al director poner en riesgo su vida a cambio de obtener un éxito seguro. Y al realizador que ya ha coqueteado con las fuerzas ocultas y tiene una vanidad sin límites y el maltrato como norma, no le importa aceptar. Claro que el día en que reúne a su elenco y equipo de filmación en su casa, para mostrarles por primera vez su realización terminada, el horror y la sangre se hacen presentes. Lo que se ve en la pantalla no es lo que se filmó y cuando todos se rebelan de una maquiavélica manera se refleja y se mezcla en una suerte de realidad virtual. Las ideas de los guionistas el realizador Hernan Findling junto a Lourdes Prado Méndez son muchas y según el director su idea fue recordar los años ochenta y homenajear a los famosos asesinos seriales, a films como “La rosa púrpura del Cairo” y “El resplandor” y las primeras de “Scream” y” Haloween”. Quizás hubo demasiados objetivos y se olvidaron de dar algún espíritu juguetón, un respiro al espectador, porque la acumulación de horrores puede no tener el efecto deseado. Trabajar desde el punto de vista de los actores es un buen punto de partida para modificar un destino en la ficción y la realidad y quedar atrapados hasta después de los títulos. El elenco encabezado por la versátil Vanesa González reúne a Fede Bal, Christian Sancho, Cesar Bordon –de gran presencia-y Guillermo Berthold.
Revisión al cine de terror "Film que explora al cine de terror de una forma curiosa y entretenida, brindando un producto cerrado y completo que cumple su función" Realidad Virtual (2021) Guadalupe (Vanesa González) acaba de terminar de filmar una película de terror dirigida por Matías (Guillermo Berthold), un director arrogante que busca junto a su productor (César Bordón) el éxito a toda costa. Cuando convoca al equipo a ver el primer corte del film en su casa, suceden cosas extrañas, aparecen imágenes que no habían sido filmadas y uno a uno comienza a morir. Guadalupe, la heroína de ambas películas, deberá salvarse y salvarlos antes de que sea tarde. El género de terror pertenece a un ámbito muy errático en el cine, siendo fácil caer en clichés y en formatos pre establecidos. La realidad virtual no escapa de los mismos, sino que los utiliza a su favor para explorar una trama entretenida, sin sorprender. Sin embargo, y en este caso, impredecible. La dirección aporta a esta exploración de lo conocido, debido al indispensable ritmo para que la trama dramática, de factura simple y entretenida, logre desarrollarse de manera eficiente. Por otra parte, las actuaciones no son el fuerte de este film, destacándose la fotografía y el sonido. Representando los clichés del cine de terror de manera apropiada. Los personajes carecen de profundidad, funcionando como arquetipos. El guion actúa como apoyo para estas interpretaciones. "Realidad virtual no es una obra maestra del cine, pero sí, considerable película de terror que distrae durante los 90 minutos en que los protagonistas tienen para escapar. Entretenida y completa." Clasificación: 7/10 FICHA TECNICA: Realidad Virtual (Argentina, 2021) 85 min. Ficción / Terror Calificación SAM 13 c/reservas Distribución APIMA Distribución Dirigida por Hernán Findling Escrita por Hernán Findling y Lourdes Prado Méndez Compañía productora Wit Productions Con el apoyo de INCAA Productores Gabriel Lahaye y Hernán Findling Productor Ejecutivo Gabriel Lahaye Dirección de fotografía Nicolas Gorla Elenco: Fede Bal Christian Sancho Guillermo Berthold César Bordón Santiago Magariños Sofía Del Tuffo Francisco González Gil
Guadalupe (Vanesa González) acaba de terminar de filmar una película de terror dirigida por Matías (Guillermo Berthold), un director desesperado, al igual que el productor, por tener éxito. Cuando convoca a una parte del equipo a ver el primer corte de la película en su casa, la versión de la película que ve no coincide con lo filmado. Y los crímenes que aparecen en pantalla empiezan a tener consecuencias en la vida real, poniendo en riesgo la vida de los visitantes. Película de terror cinéfila con guiños a muchos clásicos del género. Citas gratuitas y poco graciosas para una película de terror que tiene muchas ideas pero no consigue que estas se conviertan en una película en sí misma. Incluso al final de los títulos del final aparece una escena que corrobora este deseo de llenar la película con elementos del cine dentro del cine e incluso más allá de la cuarta pared. Ni las actuaciones ni el guión ayudan a que la película tenga lógica o sea entretenida.
UN COVER SIN ALMA Las intenciones de Realidad virtual son evidentes, y el mismo director, Hernán Findling, se encargó de aclararlo en distintas entrevistas: evocar y homenajear al cine de terror de los 80 y 90, ese que en Argentina se consumió principalmente a través del videoclub y la televisión, y que ahora goza de cierta reivindicación, con directores y críticos que se formaron rebobinando VHS. Es cierto que muchos crecieron manteniendo las obsesiones, pero se olvidaron de jugar, y buscando prestigio se volvieron serios, solemnes y literales, y filmaron IT Parte 2. Pero otros se mantuvieron apegados a un espíritu clase B, al componente lúdico que caracterizó al terror de aquellos años, y con esa libertad para lo bizarro siguen filmando películas que todavía no encuentran su lugar, más allá de algún festival especializado y de los fans de toda la vida. No sé si Findling pertenece a este grupo, porque de su obra previa solo vi (y aguanté) unos minutos de Crímenes imposibles, pero lo cierto es que Realidad virtual mantiene un tono general que la acerca, a pesar de su pretendido marco de referencias, a ese slasher autoparódico y crepuscular de fines de los 80, un momento en el que valía todo y no importaba nada. Lo que no quiere decir que su película sea buena, porque está lejos de serlo, pero lo que llama la atención es que cumple su cometido. Es falopa, se asume como tal, y para los tiempos que corren, hay algo de mérito en ese proceso. La historia es la del rodaje de una película de terror sobre un asesino enmascarado, en plan Jason medieval, conocido como El Celta. Hay un actor pésimo (interpretado por el también pésimo Christian Sancho), un montajista gordito nerd (Fede Bal, saludablemente desmarcado de sí mismo y convencido de que puede ser un actor de cine), una protagonista con un trasfondo trágico que hace las veces de final girl (Vanesa González, que no parece muy convencida), y un director megalómano y sin talento (Guillermo Berthold, qué decir). También hay otros personajes, como el hermano menor de la protagonista, otra actriz, el productor o el asistente de dirección, pero son principalmente los cuatro que nombramos los que llevan adelante todo. Y ese todo es una premisa absurda, digna de la época que imita: ante la falta de éxito, el director consigue un pendrive con una inteligencia artificial, que le permite cambiar la realidad a partir de la ficción, y así conseguir un hit que lo glorifique. Para eso, claro, necesita matar a todos los involucrados. Lo que sucede con Realidad virtual no deja de ser curioso: un poco funciona como el homenaje pretendido, y a la vez nunca logra constituirse como una película en sus propios términos. Hay algo del cine de terror norteamericano (y más aún, ochentoso) que resulta inexportable, que tiene sentido únicamente en el contexto en el cual es producido (salvo en algunas excepciones honrosas, como la reciente Al morir la matinée). Porque mientras se apilan los cadáveres, slasher tras slasher (y es cierto que la película no quiere ser estrictamente un slasher, si no que busca ampliar el espectro de fuentes de las que bebe, aunque en definitiva responde a las reglas del subgénero), a nadie le molestan las malas actuaciones, los guiones calcados, los personajes descartables. Pero en el traslado de estos componentes al habla rioplatense hay algo que falla. Sí, las actuaciones también son malas, y quizás haya un trabajo para buscar un tono, pero lo cierto es que ese tono nunca es uniforme, y el elenco fluctúa entre la canchereada y escuela de Cris Morena. Lo más decepcionante, igual, viene por el lado de las muertes, porque aunque Findling tiene cierta vocación por el gore, e incluso imaginación para poner en escena la relación entre la pantalla asesina y sus víctimas, todo termina resultando bastante flojo. A pesar de algunos momentos cercanos a la diversión, lo de Realidad virtual es un terror descafeinado, que mira al horizonte de referencias con demasiado respeto como para ser libre. Una película que nunca llega a comprometerse, que lo intenta y que tiene materiales para hacerlo, pero que lamentablemente no apuesta por diferenciarse y ser un tributo digno de atención.
El terror de los 80 revive en un film nacional El terror se mezcla con el humor y las referencias cinéfilas en esta divertida película de Hernan Findling, que logra algo tan difícil como llevar a la Argentina del siglo XXI el estilo y sobre todo el ritmo de las películas norteamericanas de la década del ’80. “Realidad virtual” parte de la parodia y también del disparate: comienza con la película de terror dentro de la película de terror, la última escena que los personajes filman con un chico insoportable que asusta a su niñera en una Noche de Brujas. El género de este film es el del “cine dentro del cine”, con el director, los actores y algunos miembros del equipo encerrados en la primera exhibición del montaje terminado mientras son liquidados uno por uno, según la lista de bajas que se ve en la pantalla. La película que ven no es exactamente la que filmaron, y la culpa la tiene el director, que hizo un ritual pagano, y el productor que le dio un programa de edición con “inteligencia artificial” que funciona con sangre. Findling se las arregla con pocos elementos para mantener el pulso narrativo y, sobre todo, el ritmo basado en un contrapunto permanente entre tensión y gore, en este caso más que generoso aunque nunca tan tremendo como para que el resultado sobrepase el entretenimiento familiar. Las actuaciones son sólidas, ya que no es éste el tipo de película que requiera un Laurence Olivier. Los rubros técnicos son de buen nivel, en especial la fotografía que hace un excelente doble trabajo al darle estéticas diferentes al film que se proyecta dentro de la película.