Un surrealista hecho de células. La vida de alguien que más allá de las críticas, supo ser excepcional y curiosamente surrealista. “Salvador Dalí, en busca de la inmortalidad” (2018), es un documental de David Pujol el cual cuenta toda la vida del artista y tanto él y su entorno fue cambiando. Mediante lecturas de cartas, material de archivo y recorridos por los lugares más importantes de la vida de Dalí, se muestra la vida del pintor. La dirección de este documental resulta muy acertada, ya que retoma la importancia que le daba Dalí a su ciudad natal, mostrándola como un personaje más. Mediante la evolución que su casa tuvo, pasando de ser un organismo unicelular, como decía él, a un organismo complejo. Esta evolución no solo genera intriga en el espectador, sino que explora de forma muy entretenida una mente curiosa. Así mismo, la narración en forma de capítulos desarrolla los hechos mas importantes, los cuales suceden en orden cronológico y que funcionan como una especie de célula. Estos fragmentos son independientes, pero relacionados entre sí funcionan como un organismo. Como el mismo Dalí lo explica, esta es la mejor forma de entender su espacio y fuente de inspiración. "Con todo esto, el documental logra mantener ritmo y coherencia, mostrando todo lo posible sin entrar en nimiedades. Siendo un tema de por sí ya interesante, logra engrandecer y volver humana la figura de Dalí, quien supo ser un centro de atención en la pintura moderna. Un documental realmente entretenido para aquellos curiosos del tema." Calificación: 7/10 Ficha Técnica Dirección: David Pujol Guión: Montse Aguer y David Pujol Fotografía: Ivan Carrero Edición: Jordi Muñoz Documentación: Rosa Maria Maurell (Archivo fotográfico) Lucia Moni (Documentos audiovisuales) Cuca Costa (Coordinadora de la Fundación Dalí) Datos Técnicos Título Original: Salvador Dalí, En busca de la inmortalidad Origen: España Género: Documental Calificación: ATP Duración: 110 min.
Salvador Dalí fue el artista más destacado de la vanguardia surrealista y conocido por sus excentricidades. Esto no es lo que muestra el documental, el cual se pone muy rígido en representar la forma de Dalí y no su contenido. La película cuenta la vida de Salvador Dalí y Gala, su esposa, desde 1929 hasta su muerte en 1989. En ningún momento se pierde la cronología, excepto cuando Gala muere y se narra brevemente su vida. Ella está a su lado todo el tiempo, pero solo se la destaca cuando muere y Dali se deprime profundamente; en ese momento, ella cobra importancia y no cuando Dalí brillaba por sus logros y ella era su sostén fundamental. Con la muerte de Gala, Dalí empieza a morir. A pesar de ello, en esta etapa, realizó obras maravillosas propias de “viejos sabios” y construye el teatro-museo Dalí (donde también vivió). No obstante, la narración retrata este momento de su vida de una manera agónica como si Dalí no estuviese alcanzando la inmortalidad, pero ¿cuántos artistas logran en vida tener su propio museo y que sus obras estén en los más prestigiosos del mundo? El punto más interesante de la película es el entramado que se va tejiendo entre la vida de Dalí y la construcción de su casa en Portlligat. Cómo la fue adaptando para que sea, a su vez, su taller. El documental le da mucha importancia a su casa-taller e incluso se puede hacer la pregunta si Dalí y su casa no son lo mismo, ya que no se puede pensar su obra sin ella. Sin embargo, se queda en la casa-taller como forma y se mete poco en los procesos que atravesaba Dalí cuando estaba en allí y creaba. La historia se va contando, por un lado, con voz en off e imágenes y, por otro, con los colaboradores del museo Dalí y por Pitxot, la única persona que participa en el documental que lo conoció. Mientras los colaboradores hablan en un tono muy formal y correcto, Pitxot habla de él, no solo desde el punto de vista artístico, sino también como ser humano. A excepción de Pitxot, los comentarios de los participantes no logran representar toda la locura y creatividad que tanto caracterizan a Dalí ni entrar en su lógica que lo llevó a realizar obras tan significativas. En conclusión, no quedan dudas de todas las andanzas de Dalí, pero el documental no logra adentrarse en ellas y se queda en la superficie. Es un documental correcto, pero que por su tono y sus formas no logra representar la personalidad de Dalí. ---> https://www.youtube.com/watch?v=20Xqh3GrGak Género: Documental Calificación: ATP Duración: 110 minutos
André Breton, considerado el padre del surrealismo, afirmaba: «No ha de ser el miedo a la locura lo que me obligue a bajar la bandera de la imaginación». El movimiento artístico surgido luego de la Primera Guerra Mundial, buscaba representar el funcionamiento del subconsciente basándose en teorías psicoanalíticas y dejando de lado todo control racional. Además de Bretón, redactor del «manifiesto del surrealismo» (1924), podemos pensar en René Magritte, Luis Buñuel, Man Ray y Salvador Dalí como los grandes exponentes de dicha corriente. En este contexto comenzó el viaje de Dalí hacia lo surreal. En 1929 conoció a Buñuel y otras personalidades que marcaron un punto de quiebre tanto para su carrera profesional como para su vida personal: sería el surgimiento del Dalí que todos conocemos. Y como no puede ser de otra manera, en ese punto de su historia comienza «Salvador Dalí: en busca de la inmortalidad»; un documental que nos relata vida y obra del artista. Su objetivo es dar a conocer al hombre detrás del personaje, comprendiendo sus motivaciones y excentricidades que levantaron la bandera de la imaginación por sobre todas las cosas. El largometraje es dirigido por David Pujol, un documentalista español que viene trabajando en el rubro desde 2009, y producido por la Fundación Gala Salvador Dalí. Trabajan en conjunto desde 2013 y anteriormente gestaron los metrajes: «Dalí Pixot, la alegoría de la memoria» (2014), ganadora a mejor documental del AVICOM; y «Dalí, la última gran obra» (2015) donde explora la creación del Teatro-museo Dalí. El guión fue desarrollado en conjunto con Montse Aguer, una filóloga experta en la figura de Salvador y directora de los museos de la fundación, por lo que está asegurada la veracidad de lo narrado y la legitimidad de los documentos expuestos en la cinta. El filme gira en torno a tres grandes ejes. Por un lado, existe un fuerte énfasis en la importancia de los paisajes para el pintor. Se hace referencia en múltiples oportunidades a los tres escenarios donde su creatividad fluía: Figueres, ciudad natal y donde se encuentra su teatro-museo; Portlligat, donde se encuentra su casa taller; y Púbol donde está el castillo que le regaló a Gala (su esposa). El segundo eje es la relación con su familia, la cual se ve entorpecida luego de su incursión en el surrealismo. Y por último se detalla la relación con su gran «musa» y compañera, Gala, inseparables desde finales de la década del 20. La película cuenta con un gran caudal de información, pues se resume toda su vida y obra. Pero lejos de ser un bodrio, logra un gran ritmo narrativo estructurado en capítulos que nos presenta cada temática que se va a desarrollar. Es difícil evaluar su fotografía, ya que gran parte de la obra es material de archivo. Pero se las arreglan para crear un satisfactorio formato en donde los contenidos provenientes de múltiples plataformas (archivos fotográficos de diferentes relaciones de aspectos; archivos fílmicos antiguos y modernos; videos caseros y profesionales; imágenes a color y de blanco y negro; e imágenes estáticas y de movimiento) sepan amalgamarse y concreten una interesante propuesta estética. En cuanto a la banda sonora, y aquí viene lo negativo, la misma está presente en gran parte del largometraje y eso resulta un poco excesivo de a momentos. Tal vez no fue una selección acertada o quizás solo fue un problema de volúmenes que resulta en confusión o aturdimiento. Lo cierto es que lo más chocante se encuentra en su inicio, donde se presenta un documental que tiene un audio original al que se le superpone la voz en off de un locutor que básicamente tapa todo lo que se esté reproduciendo. La poca elegancia a la hora de mezclar sonidos puede llegar a ser lo más desilusionante de la obra, puesto que uno espera más sutileza en dichas cuestiones. De todas formas, una vez que nos acostumbramos al estilo, ya no molesta en lo absoluto. En conclusión, podemos decir que estamos frente a un documental de contenido específico, que encantará a los seguidores del genio, interesará a los afines al arte y puede despertar curiosidad en el resto de los espectadores. Su opulenta recolección de información brinda una agradable experiencia visual e informativa que logra mostrarnos quién era el verdadero Salvador y qué lo motivo a crear ese fantástico y peculiar arte que trascendió el lienzo para llegar a todo tipo de plataforma artística (cine, fotografía, performances, happenings, etc.) y convertirse en una forma totalmente radical de comprender el mundo: la visión daliliana.
Apasionante relato documental sobre el artista y su relación con su mujer, y también sobre aquellos lugares que determinaron como su "lugar en el mundo". Genio y figura recuperado en una propuesta que posee mucho de convencional, pero que gracias a la obra del artista, permite potenciar cada imagen, cada trabajo, cada fotografía que se muestran.
Sólo hoy y el sábado se exhibe, en los Cinepolis, este interesante documental sobre el singular Salvador Dalí. Parte de su rincón en el mundo, el pueblito costero de Portligat, donde el artista se fue haciendo su casa-taller a lo largo de los años; pasa por París, Londres, Nueva York, Hollywood y el castillo de Púbol, y se detiene en Figueres, donde fue haciendo, también a lo largo de los años, su famoso y estrafalario Teatro-Museo, que él mismo definía como “un inmenso objeto surrealista”, “un monumento único en el mundo, en honor a todos los enigmas”. Entre sus propios enigmas, aquí se develan, discretamente, la relación de amor, distanciamiento y reencuentro con el padre y la hermana, la razón “por la que me vi obligado a perpetrar toda serie de excentricidades”; su mantenida atracción por “Tristán e Isolda”; los tangos de Agustín Irusta y “El Angelus” de Jean-François Millet, que tantas veces reinterpretó a su gusto y antojo; el endiosamiento de la fea y dominante Gala, que le hizo juntar millones y pelearse con la familia y los viejos amigos; la confesada necesidad de creer en Dios, y la angustia de mantener la lucidez habiendo perdido la salud. Entre las imágenes se alternan registros de lo más diversos, como una performance con un piano colgando y una vaca en la Inglaterra de 1940; la humorística “Dizzy Dali Dinner”, con Jackie Cogan y Bob Hope; un cortito casero de Buñuel, “Comiendo erizos”; un noticiero franquista, elogioso; el reportaje de la TV francesa “Quand passent les girafes”, y una selección de cuadros que va desde 1921 (hermoso, “Muchacha en la ventana” para el que posó Ana Dalí, que entonces lo adoraba), hasta 1981, con “Gala contemplando la aparición del príncipe Baltazar Carlos”. Punto en contra, una autoridad de la Fundación Gala-Dalí (productora del film) dictando cátedra de forma almidonada.
“Salvador dalí en búsqueda de la inmortalidad” Crítica Dalí, una vida de película. Salvador Dalí fue un polifacético artista español del siglo XX (nació el 11 de mayo de 1904 y murió el 23 de enero de 1989) conocido principalmente por ser uno de los máximos representantes del movimiento surrealista. La vida de Salvador Dali es extraordinaria desde sus inicios hasta su muerte, y el documental trata de eso, pero también va más allá. Trata sobre como Dalí siempre buscó la inmortalidad, a través de su arte. La película tiene un archivo de video y fotográfico extraordinario, que acompaña muy bien a la historia de Dalí narrada en una voz en off, además de entrevistas actuales a especialistas sobre el artista. El documental es, también, un recorrido arquitectónico sobre los lugares donde el pintor vivió, y los lugares que lo marcaron. Todo acompañado de una relajante música clásica. La película está dividida en varios segmentos, a forma de cuadros, que cuentan una historia particular pero que todos juntos hacen una cinta que cuenta una sola historia:la búsqueda de la inmortalidad de un artista.
No puede decirse que Salvador Dalí, en busca de la inmortalidad escatime información. Al contrario: el documental del catalán David Pujol sobre esta figura central de la pintura (y el arte en general) del siglo pasado es todo lo acabado, prolijo y estético que exige un encargo oficial (fue producido por la Fundación Salvador Dalí-Gala), aunque tampoco va mucho más allá de un convencional repaso de vida y obra.
Dalí, salvador de la eterna genialidad artística Después de dos años desde su realización, llega a proyectarse en Argentina el documental Salvador Dalí: En Busca de la Inmortalidad (2018), sobre el inigualable artista plástico. Dicho largometraje, realizado por el documentalista David Pujol, además de numerosas y pertinentes imágenes de archivo, cuenta con los testimonios de Montse Aguer (experta en la figura de Salvador Dalí, filóloga y directora de los museos de la Fundación Gala-Salvador Dalí) y Jordi Artigas (coordinador de las casas-museo de Púbol y Portlligat, de la Fundación Dalí). La composición retórica espacial de Salvador Dalí: En Busca de la Inmortalidad remite instantáneamente -para los conocedores de la obra de español- a sus formas, sus juegos entre figura y fondo, sus horizontes lejanos y sus figuras inquietantes. La finalidad principal de Salvador Dalí: En Busca de la Inmortalidad es la difusión global de la obra del artista. Sin dudas logra cumplir su objetivo, puesto que después de contemplar el documental es posible que el público tenga ganas de visitar y ver personalmente las maravillas que este hombre ha creado, las cuales incluyen la arquitectura de los tres espacios en los que transcurre principalmente esta obra audiovisual. En primer lugar, la ciudad de Figueras en la que Dalí ha nacido (1904) y -no azarosamente- fallecido (1989), en la cual tiene sede el Teatro-Museo Dalí. En segundo lugar, la que también actualmente es la Casa-Museo situada en Portlligat, Cadaqués, que constituyó el lugar de veraneos familiares y de consolidación artística y personal de Dalí. Y por último Púbol, Girona, específicamente un castillo originario del Siglo XI que obsequió a su pareja Gala en los 70. Cada uno de estos tres espacios está ligado estrechamente a tres momentos distintos de la vida de Salvador Dalí, los cuales -como la metafórica circularidad de sus “huevos gigantes” de plástico- se superponen en la vida de quien logró volverse eterno e inmortal a través de su arte. Aquellos huevos, representación de su efervescencia creativa, son síntoma del constante renacer de un artista polifacético que nunca dejó de reinventarse, saliendo de un nuevo huevo una y otra vez. Después de todo, este documental expresa también la mirada nostálgica de Dalí sobre su pasado y su miedo constante a la muerte, su pelea con la misma, que es lo que ha formado su temperamento y hecho su vida tan prolífera. En dicho sentido, Portlligat representa su juventud y dicha casa -que se fue expandiendo conforme el nivel creativo de Dalí- representa también el comienzo de una vida junto a su pareja Gala. Espacio que se fue modificando también de acuerdo a los distintos movimientos artísticos del contexto cultural de los que Dalí lograba participar de diversas maneras. Por otro lado, el castillo de Púbol, su más profunda demostración de afecto hacia Gala y lugar de los más exuberantes deseos decorativos por parte de ambos, fue el espacio de la plena adultez y paradójicamente el castillo que albergó el amor y el duelo, como si fuese un cuento de hadas. Por último, la ciudad de Figueras representa el apogeo de su madurez y en palabras de los expertos, su máxima obra y el último legado que nos dejó antes de partir físicamente de este mundo. Ciudad en la que Dalí fue bautizado y en la que significativamente decidió ser enterrado. El documental en cuestión está dividido estructuralmente en más de veinte partes, que enuncian los diversos momentos artísticos y personales en la vida del artista, en los cuales Gala siempre está presente. Hay que reconocer que este documental le otorga a Gala el lugar en la historia del arte que se merece puesto que ella era una intelectual que -entre muchas otras cuestiones de gran relevancia- conseguía los mecenas para Dalí. El largometraje también esboza la complicada relación entre Dalí y su familia, los acercamientos y las diferencias. Salvador Dalí: En Busca de la Inmortalidad es un recorrido muy completo que logra desarrollar casi todas las aristas de este magnífico y excéntrico artista, quien ha incursionado en varias técnicas y lenguajes: pintura, escultura, dibujo, fotografía, cine, performance, grabado y arquitectura. David Pujol logra establecer a lo largo del relato la conexión entre las obras y la vida, pero sin perder de vista que su existencia en sí misma es su obra. Quizás le ha faltado ahondar en la formación de Dalí como artista, su aprendizaje previo y sus estadías en París, e indagar en las cuestiones referentes a su sexualidad o prácticas por fuera de las normas de aquel entonces, más allá de su profundo vínculo amoroso con Gala. Pero es cierto que con una vida tan extensa es imposible abarcarlo todo, y siempre hay que proponer un punto de vista y una selección. Aunque parezca extraño para un derrotero tan extenso de 84 años de edad, y muy productivo en cuanto a la creación cultural y artística, no hay tantos documentales sobre Dalí y menos aún sobre la figura de Gala. Uno de ellos es Salvador Dalí: A Soft Self-Portrait (1970), dirigido por Jean-Christophe Averty y narrado por nada menos que Orson Welles, que alterna entre el género documental y una performance de Dalí. Por dicha razón, es más que pertinente y un gran aporte la realización del presente trabajo, el cual consigue retratar la mentalidad y personalidad de un genio contemporáneo que ha logrado a través de su obra trascender los tiempos e historias, logrando su lugar de pertenencia en la eternidad. Porque volviendo al inicio, lo espacial es fundamental en este documental, ya que parece que a Dalí todos los espacios le resultaban pequeños. Desde los lienzos de sus pinturas hasta donde vivía. El hombre se iba expandiendo cada vez más, de lo plano a lo tridimensional, de lo pequeño a lo escenográfico y grandilocuente, incluso esta esfera que llamamos mundo le quedó minúscula… Pues, ¿qué hubiese sido del Siglo XX sin estos artistas-genios?
Un documental para no perderse que solo se dará los días 27 y 28 en Cinepolis Recoleta, Caballito, Pilar y Neuquén, realizado por David Pujol con el apoyo de la fundación del pintor y su esposa. Un recorrido por la vida y el genio de un pintor, escultor, performer único, grabador, escenógrafo, escritor, que trabajo toda su vida no para el éxito sino, según sus propias palabras, para la eternidad. El recorrido de sus creaciones, su vida y relaciones familiares conflictivas, sus pensamientos y posturas. Desde l929, cuando ingresa en el grupo surrealista donde conoce a Gala, la gran inspiradora, marchat de su obra y compañera constante, hasta su último suspiro. Reportajes y encuentros, testimonios y un recorrido por los escenarios de su vida Port Lligat, Figueras, Cadaqués, Púbol. Documentos e imágenes para indagar en el recorrido vital de un creador inclasificable y deslumbrante.
Al fin llega a nuestras pantallas de cine este fascinante documental de un artista fascinante que tuvo una vida y una obra también fascinante. Y es que el estreno de Dalí, en busca de la Inmortalidad fue allá lejos y hace tiempo, precisamente en el 2018 y que por esos misterios de la distribución, la oportunidad o alguna otra problemática que desconozco, aterrizó en estas latitudes dos años después. Cosas tan surrealistas como el mismo artista. - Publicidad - Contar la vida de Salvador Dalí no es tarea fácil, y no por carecer de información o no tener los suficientes datos como para hacerlo. Al contrario, la vida de Dalí siempre estuvo en primera plana, ya sea por sus excentricidades que aparecían en diarios y revistas, por su obra monumental que asombraba a críticos y público en general o por su coqueteo incesante con la prensa escrita o audiovisual a través apariciones públicas siempre irreverentes y, como no podía ser de otra manera, exhuberantes. De hecho, en uno de los tantísimos reportajes que dio habla de la importancia que tenía para él el cine, los medios gráficos, el periodismo y la fotografía. Es por ello que siempre estaba a disposición de fotógrafos y admiradores, es decir, no escatimaba esfuerzos en ubicarse en el centro de atracción para que no lo olviden, para hacerse inmortal. Porque de eso se trata el documental de David Pujol: de cómo el Dalí mortal quiere trascender y hacerse inmortal ya sea por medio de su obra, de sus dichos —que siempre causaban polémica—, de su irrefrenable tendencia de trastocar la realidad en simbolismos pictóricos que aún hoy son materia de estudio de críticos de arte o por un amor que siempre estuvo expuesto a la luz de los reflectores mediáticos: Gala, su mujer, musa, modelo, marchante y compañera de toda la vida. Como bien sabemos, Dalí es uno de los más importantes referentes del surrealismo —movimiento artístico que nació en Francia en la década del ´20 y que influyó no solo en la pintura sino todas las demás artes— pero el enfoque original de Pujol no está centrado tanto en su obra como en la eterna búsqueda de un espacio propio. Por momentos el documental del director español parece un deslumbrante recorrido arquitectónico sobre las diferentes viviendas de Dalí, búsquedas de lugares cada vez más espaciosos que ocuparon gran parte de la vida del artista catalán. Desde el progresivo desarrollo de su casa-taller en Portlligat —que iba creciendo a medida que adquiría las diferentes barracas de pescadores y que iba acoplando a las anteriores—, la construcción del Teatro Museo Dalí en Figueres, o la refacción del imponente castillo Púbol que Dalí le obsequió a su mujer. Es así que vamos recorriendo facetas poco conocidas del artista, tanto en su conexión con el entorno paisajístico como el arquitectónico. “Dalí sin su paisaje no se entiende”, dice Montse Dever, directora del Museo Dalí y guionista del documental. Dalí y su relación amor-odio con su padre y su familia, Dalí como estandarte del surrealismo europeo en pleno suelo americano —más precisamente en New York—, Dalí como un ser lleno de contradicciones entre su muerte —a la que le temía— y su creencia en que nunca iba a morir, Dalí y sus actitudes narcisistas y ególatras que tenían un solo propósito: elevarse por sobre el fantasma de su hermano muerto a fuerza de mostrarse siempre vivo e irreverente. Dividida en más de veinte segmentos, en donde cada uno lleva un título, como si de capítulos de una novela se tratara, Dalí, en busca de la Inmortalidad, es un pantallazo que abarca la vida del artista desde sus primeras incursiones en el arte siendo un adolescente, su amistad con grandes artistas de la época como Buñuel —con quien realizó Un Perro Andaluz (1929), uno de los cortos más controversiales de todos los tiempos y La Edad de Oro (1930)—, Paul Eluard —primer marido de Gala—, Man Ray, Federico García Lorca y hasta con Walt Disney con quien realizó el corto animado Destino que si bien fue un proyecto iniciado por ambos en 1945, recién se estrenó en el 2003 y hasta con un ferviente admirador como lo fue Alfred Hitchcock a quién le creó los decorados para su película Spellbound (1945). Producida por la Fundació Gala-Salvador Dalí, este documental de casi dos horas de duración, en donde no faltan una gran cantidad de fotos y videos de archivo, es una mirada original sobre un genio del siglo XX, una mirada lateral —no exenta de sus grandes obras pictóricas que aparecen para maravillarnos, como La Persistencia de la Memoria, La Tentación de San Antonio, Muchacha en la Ventana, Cristo de San Juan de la Cruz, La última Cena, La Madonna de Port Ligat, Reminiscencia Arqueológica del Ángelus de Millet —en donde vemos la importancia casi obsesiva que Dalí le dio al cuadro El Ängelus, de Millet y que luego plasmó en infinidad de sus propias obras— , Galatea de las Esferas, y tantos otros que sería imposible de enumerar—, como así también de sus esculturas como el Retrato de Mae West o instalaciones de neto corte onírico. Porque si bien la trascendencia de Dalí reside en haber roto las fronteras entre la realidad y el sueño, que es una realidad deformada por el subconsciente, también fue un hombre en continuo conflicto con su falta de fe, lo que de alguna manera y aunque suene paradójico, lo hace mucho más humano. Ferviente seguidor de las últimas teorías físicas y matemáticas, dotó a sus cuadros no solo de extrañas criaturas imposibles sino de complejas estructuras tridimensionales; de figuras propias del clasicismo y del Renacimiento que ubicó en planos totalmente inusuales, casi extraterrestres, y de la figura casi omnipresente de Gala. Dalí, en Busca de la Inmortalidad nos habla de eso y mucho más, y ese mucho más es lo valioso en este filme. Porque, todos reconocemos de inmediato el “cuadro de los relojes blandos”, pero pocos sabemos que uno de los últimos libros que pidió que le leyeran poco antes de morir, fue “La Teoría del Todo” de Stephen Hawking, o que para visitar el Castillo de Púbol, en donde residía su amada Gala, tenía que ser invitado mediante una nota escrita. De todo eso nos habla Pujol en esta gran película. Deslumbrante, luminosa y sumamente creativa, como al gran Salvador Dalí le hubiese gustado hacerla.
SALIR DE LA TELA Cuando accedemos a la biografía de un artista nos adentramos en su mundo, en su intimidad. Pero en el caso de Salvador Dalí pareciera que aún muerto siguiera trabajando desde el engaño y la sospecha a las posibles perspectivas ¿Dónde empieza el artista y termina la persona? Dalí se vuelve actor de su propio teatro o mejor dicho reconoce muy bien que todos formamos parte de un gran espectáculo. Es por eso que los límites de su obra se desdibujan para formar parte de un todo con su vida. Su obra, como el documental Salvador Dalí: en busca de la inmortalidad trabaja, se vuelve en sí un laberinto que difícilmente podremos apreciar sin sentir que nos estamos perdiendo de un montón de otras interpretaciones. El montaje pausado permite mirar los lienzos y da una primera aproximación a los detalles. Pero deja la sensación de tener que explorar por fuera más detenidamente. Mientras, se escuchan a especialistas hablando de su obra o los mismos escritos del artista. Esto permite también vincular ciertos acontecimientos con lo que se está observando, pero lejos está de establecer una sola posible mirada. La obra no permite pensar en un entendimiento lineal. Aún recorriendo toda su vida, el documental parece desbordar de información al punto de quedar corto. Pero esto es debido a la magnitud de la obra del artista. Se genera la sensación de que apenas se llegan a recorrer ciertos aspectos. Esto es un gran acierto en la forma en la que está realizado el film, porque abre puertas para que luego los espectadores sigan recorriendo. El documental cuenta con un material muy interesante y lo recorre mostrando la majestuosidad de que tuvo Dalí para construir un mundo. Sus obras salieron de la tela para armar un show, tanto de su persona como de sus hogares. La vanguardia y la rebeldía que manifestaba para su época hacen que la vigencia de su arte siga intacta. Los diseños arquitectónicos que realizó tienen gran importancia para la mirada del film. Es por eso que aparecen, como complemento del recorrido por estas estructuras, los testimonios de Dalí y Gala sobre las expectativas que tenían acerca de lo que iban diseñando y construyendo. Los bocetos y la fotografía también forman parte de esta aparición gradual de habitaciones que se iban sumando a la casa inicial. A la par de Dalí, el documental pone bastante foco en la figura de Gala. No se queda con la idea de pareja y musa inspiradora sino que muestra cómo ella fue parte de la distribución y comercialización de la obra. Se enfoca en la idea un amor que les ayudó a sostenerse mutuamente, muy atravesado por el juego. Sin embargo, lo más interesante que el film plantea sobre ellos es ese velo de misterio, esa idea de no llegar a conocerlos del todo.