Si hay algo que no falta actualmente en la pantalla grande, son las películas de superhéroes. Y cuán en serio se las toma la gente… Pero hay también quienes deciden reírse un poco de todo y nos traen joyitas como esta.
Se estrena la película francesa Super-héros malgré lui. Si respetaramos el francés original, se llamaría “Superhéroe a pesar de sí mismo”, pero en latinoamérica se presenta como Super… ¿quién?. Una historia donde el protagonista es un actor fracasado que consigue el papel de su vida, interpretando al superhéroe en una nueva película. De a ratos invita a reírse con su humor absurdo al provocar una masacre en un acto escolar. Pero también juega con lo sensual, lo cual deja en el olvido, o empequeñece, las escenas de verdadera acción que quiso sumar a la producción. Este humor avasallador sin casi límites que coquetea con lo políticamente correcto, es otra apuesta a alejarse aún más del típico cine aleccionador norteamericano.
Phillipe Lacheau la escribe, la dirige y la protagoniza, y sabe que cuando una película dura lo justo y solo tiene como pretensión hacer reír ya tiene parte de la partida ganada. Si a eso se le suma que es una sátira al mundo de los súper-héroes, especialmente dedicada a los fanáticos del género, la propuesta tarda un poco en arrancar, pero después se desliza hacia las situaciones bien logradas, algunas observaciones críticas y a la construcción de la psicología del eterno perdedor. En la trama a un actor que no triunfa ni por casualidad le llega, un poco a los tropezones, la posibilidad de protagonizar a un súper héroe francés, en una producción clase B que a él le suena a gloria. Mucho más cuando sabe que trabajará al lado del actor que inspiró su vocación. Como un giro gracioso, cuando está caracterizado como “Badman” tiene un accidente, pierde la memoria y cuando reacciona se cree realmente un hombre de acción destinado a combatir el mal. Acumulación de equívocos, con frescura y liviandad.
Divertida y entretenida comedia que se basa en la confusión para construir un relato/respuesta a la avanzada cinematográfica americana y sus mecanismos de reproducir hasta el hartazgo películas de superhéroes.
Cedric, un actor en problemas que parece destinado a tener una vida de perdedor no tiene ni un centavo y su novia lo ha abandonado. Cuando por fin obtiene un rol principal como un superhéroe llamado “Badman” siente que todo es posible, pero el destino vuelve a atacar. A partir de un accidente, todo lo que debería ser ficción pasa a ser realidad para Cedric (Philippe Lacheau), eso da lugar a infinidad de gags, unos mejor resueltos que otros, para configurar una sátira a los filmes de superhéroes, muy a la francesa, o sea con pocos recursos económicos. Con algunas vueltas narrativas para hacer creíble el relato, en las que incluye al padre, la hermana, la novia y sus amigos para configurar todo el entramado. Si algo sostiene el
El sufrido y frustrado actor Cedric (Philippe Lacheau) parece condenado a llevar la vida de un perdedor. Su vida parece estar completamente arruinada, su novia lo dejó y su padre no siente más que vergüenza por su persona. Su hermana y sus amigos han perdido completamente su fe en él y en su capacidad de poder llegar a alcanzar algo verdaderamente en la vida. Tras algunas situaciones completamente hilarantes, obtendrá el papel protagónico de su vida, lo que podrá, eventualmente, llevarlo al estrellato que siempre ha deseado. Cedric interpretará en la gran pantalla al gran superhéroe “Badman”, por lo que al fin logrará ganarse el respeto de todos y todas. ¿A caso logrará trascender como actor y podrá ganarse finalmente el respecto de su padre y de su familia?
Uno pensaba que estas películas ya no se hacían, pero sí. Un actor en la mala consigue un papel de superhéroe en una película, las cosas salen mal y termina siendo algo parecido al peor superhéroe del mundo en la vida real. El humor es absolutamente televisivo (aunque eso no implique que no haya buenos chistes cada tanto), en un rango que va de -para entendernos, Chá-chá-chá a Rompeportones, a veces sin escalas. Igual despierta algo de simpatía, no crea.