El apodado Tetsuo Lumière, compone con esta continuación a TL1: Mi Reino por un Platillo Volador, un film constituido por un sin fin de recursos cinematograficos en una producción de muy bajo presupuesto pero con originalidad y dosis de disparatadas situaciones, escatològicas. TL2 representa a ese “otro tipo” de cine que se realiza en Argentina, amateur, independiente, sin la posibilidad de llegar a un público en salas por el escaso compromiso de productoras en mostrar éste tipo de films, en formatos de video, que encuentran anualmente a su audiencia gracias a la existencia de Internet, festivales como el BARS y muestras alrededor del pais. En ésta ocasión presentada en el MALBA. TL2 trata sobre el repetido y cansador ensaño de TL por conseguir filmar su primer película de ciencia ficción, para ello, desarrolla sus vivencias con un relato que las une gracias al documentado de uno de sus mejores amigos. Un triangulo amoroso, idas y venidas, TL utiliza recursos inimaginables a la hora de poder insertarlos en su film, incluyendo una filmación de una Monster Walk realizada oportunamente en Buenos Aires. Es referencial su amor por los films mudos, Chaplin, Buster Keaton… Una de las mas gratas sorpresas del Festival. Actualización: Ganadora del Premio a Mejor Largometraje en Competencia Argentina 24ºFestival Internacional de Cine de Mar del Plata.
El imaginario mundo del Dr. Lumière En cada fotograma, en cada una de las secuencias libertinas y efervescentes que componen el metraje de TL-2: La felicidad es una leyenda urbana (2009), Tetsuo Lumière manifiesta un amor revitalizante por el cine. Con los bolsillos flacos de dinero pero repletos de ideas, la continuación del film de culto recientemente editado en DVD TL1: Mi reino por un platillo volador (2004) es un torrente de desenfado en la usualmente timorata cartelera porteña.
El cine y la vida Pocas películas transmiten tanto amor por el cine como las de Tetsuo Lumière, un joven cineasta misterioso cuyo nombre real se desconoce, pues su vida parece identificarse con sus películas. Es evidente que la pasión desmedida del personaje, capaz de todo con tal de hacer su gran película sobre platillos voladores, ahora titulada Invasores del centro de la Tierra, es una transposición poética e hiperbólica del entusiasmo que el verdadero Lumière manifiesta por su cine. Como sucedía en TL-1, Lumière hace un falso documental sobre la propia historia del director de su ficción. Diversas novias y amantes, productores y el desopilante camarógrafo de sus filmes cuentan anécdotas de la vida del realizador, que se representan y que se entrecruzan con fragmentos de supuestos cortometrajes de su propia autoría, entre ellos, uno que tiene como protagonista a su psicóloga de la infancia, Vivian Chantal. El pasaje en el que la analista y Tetsuo fuman canabis mientras un gato los acompaña justifica la película. Que TL-2: la felicidad es una leyenda urbana sea un filme clase B no significa que no sea una gran película. Este Ed Wood de las pampas, que parece conocer la gramática y la comicidad del cine mudo a la perfección, no deja de sugerir el enorme costo que tiene para cualquier artista seguir su propio camino. Los sueños y los delirios de Lumière constituyen una sana resistencia.
¿Se puede aspirar a ser Harold Lloyd, Chaplin, Keaton, Ed Wood todos a la vez y vivir y producir cine en la Argentina?. Pregunta posible y respuesta aparentemente imposible que consigue una cierta certeza en esta película rara, divertida, irracional y complejísima que es TL2 La felicidad es una leyenda urbana. Es que uno de los grandes méritos de TL2 es que nos recuerda un poco a todo, sin la sensación de que repita nada. A Lloyd, cuando su protagonista se pone los anteojos o cuelga acrobaticamente de algún caño, haciendo malabarismos improbables; a Keaton en ese tono melancólico que subyace al insistente capricho de hacer cine, a Ed Wood, bueno, todo el tiempo. Inclusive hay un sesgo de esa estética pobre y paródica del mejor momento de algunos programas de tv argentinos como De la cabeza o Cha Cha Cha. Muchas historias en una, entrelazadas vertiginosamente, Lumière enamora chicas extremadamente lindas, mudas,o ciegas; a la vez sale a robar un banco para obtener plata para su película, a la vez que encuentra a su padre, un indio perdido e impresentable, chamánico y espiritualista que termina salvándole la vida, a la vez participa de una pelea de monstruos en un MonsterWalk (real por otra parte). El sueño a cumplir: realizar el famoso opus con platillos voladores invadiendo la tierra. Porque para Tetsuo Lumière, personaje entrañable que apellida como los inventores del cine, en las categorías de eso precisamente que es el cine, operación artesanal más que simbólica: el de vampiros está por debajo del de platos voladores. El vertiginoso ritmo de sus más de 70 minutos es sostenido por un interés casi infantil. Buscando un estilo propio, Lumière pone al cine mudo en el centro del relato, y en ese lugar es casi comparable con La antena de Sapir por su intención de nutrirse de una tradición del primitivismo cinematográfico, aunque en su caso claramente en el slapstick con su violencia física y el gag. Cuando Sapir busca la gravedad del expresionismo Tetsuo juega a ser un comico mudo argentino haciendo cine con su vhs, un cine que remite a un pasado inventado, rememorado a su vez por distintos testimonios, voces, que nos traen al presente (dije que era vertiginosa y compleja). Continuidad natural de una primera parte Tl1-Mi reino por un platillo volador, a TL2 le tocó jugar en primera. Tras ser rechazada por el BAFICI en el 2009, el mismo año gana un gran premio en Mar del Plata. Internas festivaleras aparte, TL2 es puro aire fresco, tuvo sus funciones de culto en el MALBA por estos dias, acaba de ganar el premio al mejor guión en el Festival de Gualeguaychú y ya tiene sus amantes seguidores que esperan el final de la saga: TL3, claro.
Tetsuo Lumiere es ya un director de culto. Con un solo largometraje previo y una perseverancia militante en el complejo entramado del cine argentino, el hombre llegó a la competencia oficial del festival de Mar del Plata con un trabajo prolijo y uniforme. TL-2 (Tetsuo Lumiere 2, por si hace falta aclarar) relata el derrotero casi autobiográfico de su alterego, quien busca productores para una película que parece nunca poder ser terminada. El film es, entre otras cosas, la constatación de que su director es quien mejor maneja los códigos, pelos y señales del cine mudo dentro de las fronteras argentinas. La película es en si apócrifamente documental, aunque incluye momentos de ficción al viejo estilo, con los fotogramas por segundo necesarios como para aplicar dentro del formato silente y con un estilo que recala con plena certeza en la slapstick del enorme Buster Keaton. Por otro lado, el bienvenido delirio general de la puesta, sumado a la brillantez de gran parte de los gags y la exactitud del homenaje retro conforman un trabajo imperdible para cualquier cinéfilo atento a los guiños. Y cuidado con el Tetsuo intérprete, todo un hallazgo hasta ahora no del todo explorado.