Abre tus alas… Pareciera que la animación latinoamericana no puede encontrar un punto intermedio entre las propuestas independientes, por lo general autofinanciadas con mucho sacrificio, y los productos de base televisiva, como la mediocre y extremadamente conservadora Metegol (2013). La influencia determinante para ambas orillas es el modelo estadounidense, ya sea que pensemos en una colección de dardos irónicos o en el maniqueísmo del mainstream a la Disney, siempre apuntando a los adultos o a los pichones de consumidores y sus padres omnívoros. Se podría decir que Huevocartoon recorrió todo el espectro de la industria: lo que comenzó como una pequeña compañía mexicana que realizaba cortos satíricos para su plataforma de Internet, con el tiempo derivó en un negocio muy redituable y tres películas. Conviene llamar a las cosas por su nombre y aclarar desde el vamos que no estamos ante joyas del humor corrosivo ni planteos precisamente originales. En esencia los trabajos de los hermanos Gabriel y Rodolfo Riva Palacio Alatriste nunca pasaron de una ingenuidad bienintencionada que pretendía mofarse de los clichés en torno al mexicano promedio, basándose en caricaturas de huevos antropomorfizados y otros personajes complementarios. La anodina Un Gallo con Muchos Huevos (2015) cierra una trilogía que se inauguró con Una Película de Huevos (2006) y continuó con Otra Película de Huevos y un Pollo (2009): lamentablemente el único “progreso” de la franquicia se limita al apartado visual, debido a que el tono cómico siempre estuvo atascado en la sencillez y el doble sentido más ramplón. Mientras que la primera ofreció una animación tradicional algo primitiva y la segunda ya incluía detalles y fondos en 3D, la presente es un ejercicio cien por ciento en CGI destinado al jugoso mercado norteamericano. La historia retoma al protagonista de las anteriores, Toto (Bruno Bichir), un ex huevo y hoy gallo que se ve envuelto en un proyecto -un tanto descabellado- para salvar de la bancarrota a la dueña de la granja en la que vive, mediante una pelea pactada con un “capo” del circuito de los combates entre seres emplumados. Con las típicas referencias innecesarias a films como El Padrino (The Godfather, 1972), Rocky (1976) y Karate Kid (The Karate Kid, 1984), la película entrega otra fábula de superación personal desde una soberbia que la va de afilada, aunque a fin de cuentas resulta inofensiva. Como suele ocurrir con casi todos los exponentes de la animación sudamericana, aquí también encontramos un dejo reaccionario “maquillado” a través de la estrategia retórica de pretender legitimar algún elemento desdeñable de la cultura autóctona, en este caso las riñas de gallos (catalizador fundamental del relato en función de su condición de hobby de Toto y de mecanismo de salvataje de su hogar, todo subrepticiamente bajo el halo del boxeo). Si bien estamos ante el mejor eslabón de la saga y algunos chistes son en verdad graciosos, no podemos obviar el hecho de que la obra en su conjunto adquiere la forma de un rip-off muy rudimentario de aquella algarabía patentada por DreamWorks durante la década pasada. La metáfora de abrir las alas y volar queda relegada ante tanta banalidad…
Una pelicula plana que divierte a ratos, no muy recomendable para los más chiquitos de la familia, pues si bien tiene como protagonistas a simpáticos huevitos y animales de granja, los temas que toca no son ideales para esa edad pues nos encontramos con....
En el cine infantil el adulto también existe Toto es un gallo joven que está a punto de llegar a la vida adulta por medio de un ritual de crecimiento, que consiste en encontrar su canto de la mañana. Está muy interesado en demostrar que puede cumplir lo que se espera de él, sobre todo porque intenta impresionar a la joven pollita Di, hija del viejo campeón de pelea de gallos. Mientras esto ocurre, la dueña de la granja, donde viven todos estos animales, se entera de que está en la bancarrota y se ve obligada a vender la granja. Cuando los animales se anotician de esta desgracia, pergeñan un plan para salvar la granja y evitar que los separen: apostar la granja en una pelea de gallos organizada por el mafioso Huevo Padrino en el pueblo Tepicoelhoyo. El viejo campeón propone al gángster la apuesta, pero el mafioso acepta sólo si se cumplen 3 condiciones: que la pelea sea en dos semanas; que al padrino lo represente el campeón de peso pesado Bankivoide (una mole de plumas invicta hasta el momento); y que el viejo campeón se haga a un lado y permita que pelee Toto el gallo joven e inexperto. Toto muere de miedo pero acepta el desafío y será adiestrado por un entrenador poco ortodoxo que le enseñará las artes ocultas de la pelea elegante. La película forma parte de Huevocartoon Producciones, que ya había incursionado en estos personajes hueviformes en dos largometrajes anteriores (Una historia de huevos -2006- y Otra historia de huevos y un pollo -2009-). En toda la saga, se desarrolla la vida de Toto, desde que es un pequeño huevo que se niega a ser comido en un desayuno hasta que realiza el rito de madurez. En esta oportunidad, encontramos al gallo protagonista en esta última etapa del pasaje de la adolescencia a la madurez. Cabe aclarar que a pesar de compartir personajes y desarrollarse un argumento vinculado a una historia más general, esta tercera y última parte es autónoma y no se requiere conocimiento de las anteriores. El relato está centrado en la malograda prueba clasificatoria de Toto, que lo lleva a resultar inadecuado para todos los emprendimientos monumentales que se ve obligado a aceptar, más por las circunstancias que por su propia voluntad. Esta inadecuación sostiene estructuralmente la comicidad de toda la narración, hasta contagiar a diversos personajes secundarios, como Patín Patán y las Ratas de la ruta. Sin embargo, esta focalización del personaje principal no llega a significar un menoscabo en el diseño y en el desarrollo de los personajes restantes, que son en gran medida quienes llevan a cabo la acción. De allí que el resultado sea un producto de gran equilibrio narrativo; un relato de gran contrapunto entre parlamentos y personajes, momentos de acción y gags verbales y visuales. La magistral orquestación de todos estos componentes dan cuenta de la maestría de los directores mexicanos. Un último elemento positivo del film y característico del humor de Huevocartoon Producciones a destacar es su estilo humorístico. No siempre encontramos en las películas animadas infantiles películas con estilo humorístico definido; generalmente debemos conformarnos con la puesta en escena de fórmulas mecánicas adaptadas con poca creatividad por parte de los realizadores. Como suele suceder en la lógica de los géneros, las consecuencias del tedio no se encuentran en una fórmula remanida, o en el recurso de apelar a formas preexistentes, sino en la incapacidad de recrear dichas fórmulas, es decir, de insuflarles vida por medio de la creatividad. El film que nos ocupa no sólo cuenta con una excelente capacidad narrativa, desarrollo de personajes y calidad visual, sino que presenta la rara virtud de desarrollar un humor que se percibe por capas, donde se encuentran varios guiños para el adulto, desde citas a películas anteriores como Karate Kid, Rocky, entre otras, hasta algunos parlamentos y escenas de doble sentido que brindan al film una configuración poco habitual para nuestros públicos, acostumbrados a películas animadas excesivamente infantilizadas, que difícilmente suelen tener la amabilidad de considerar que el niño nunca va a solo a verlas. De todos modos, no sería justo desconocer los antecedentes de esta práctica en el cine de animación, que no sólo están desde los orígenes mismos del cine, desarrollados en la Edad de Oro con el personaje hiper erotizado de Betty Boop, pero también las fábulas animadas de Van Beuren y Iwerks, todo ello previo a la era Disney. En los últimos años se intentó recuperar algo de esta tendencia en films como Mulan, Shrek, Caperucita Roja y el escuadrón de los finales felices. Sin embargo estos últimos son casos aislados y no conforman ninguna continuidad o tendencia reconocible. Mientras que Huevocartoon Producciones viene desarrollando desde sus primeros videos este humor irreverente de doble sentido (albur), y ello da esperanzas de que esta línea de trabajo pueda tener alguna perdurabilidad de una buena vez.
Un gallo con muchos huevos nimación digital mexicana de gran taquilla, Un gallo con muchos huevos es la tercera de la serie luego de Una película de huevos (2006) y Otra película de huevos y un pollo (2009), de la gente de HuevoCartoon. Hay huevos que hablan, un tocino con ojos, gallos y patos que hablan y pelean, y gallinas que también cantan. El protagonista es el gallo Toto, que termina en el mundo de las riñas (más bien boxeo) de gallos para poder salvar la granja en la que vive. Un mundo de fantasía que se aprovecha a medias (o todavía a menos), entre referencias diversas y adocenadas a películas como Rocky, canciones ya usadas antes de forma parecida y varias líneas de doble sentido. Éste es el tipo de film animado de relato, antes que sencillo, de fórmula irreflexiva, escasamente imaginativa, casi desganada, con una asombrosa lentitud narrativa. Un gallo con muchos huevos es una de esas películas que, más allá de algunos detalles aislados en forma de chiste o de algún personaje simpáticamente absurdo (esos roedores que quieren comer pollo, los patos con onomatopeyas de historieta), ofrecen escuálidos atractivos. La animación, lejos de cualquier amateurismo, sufre de cierta fijación un tanto televisiva al pensar la mayoría de los planos de forma excesivamente centralizada.
Cacareando en el reñidero La historia gira alrededor de la riña de gallos, y es celebratoria de esa práctica deleznable. Algún desprevenido podría pensar que es un documental sobre fútbol de ascenso o una obra del off Carlos Paz, pero no: Un gallo con muchos huevos es una película para niños pequeños, pese a su título. Y pese a su contenido: si nos pusiéramos moralistas, esta animación mexicana no merecería ni un clarincito, porque toda la historia gira alrededor de esa práctica deleznable conocida como riña de gallos. El tema es que la granja de una dulce abuelita viuda está por ser rematada a raíz de sus deudas. Y entonces, un viejo gallo retirado de los rings decide volver a pelear para ganar el dinero que solucione la situación, pero el huevo -sí, el huevo: hay cantidad de huevitos humanizados- mafioso que regentea el negocio de las apuestas establece que debe pelear el gallo novato de la granja. Hay que entrenarlo en dos semanas, y en eso consiste la mayor parte de la cuestión, además del gran combate final y, en el camino, otro par de peleas. Por lo demás, lo previsible: guiños para adultos con parodias de películas como El Padrino o Rocky, y cantidad de chistes con juegos de palabras -nada subido de tono, obviamente- sobre huevos, gallos y gallinas. Ah, y un par de clips musicales, como para que no falte ninguno de los elementos imprescindibles en estos productos destinados a los chicos. Mejor, si de aves y niños se trata, remitirse a la vieja y querida Pollitos en fuga. O, de última, al Gallo Claudio o Chicken Little, o cualquiera de los plumíferos que hayan sabido mantenerse alejados de los reñideros.
Terceras partes también son buenas Tras el éxito internacional de "Una película de huevos" y su continuación, "Otra película de huevos y un pollo", la empresa mexicana Huevocartoon Producciones ataca de nuevo, y ahora que el pollo está creciendo nos vende "Un gallo con muchos huevos". Toto alcanzó la adolescencia y pronto empezará a despertar a todos con su canto. Lástima que se encuentra justo en la peor etapa del cambio de voz. No importa: cosas peores ha de enfrentar en las próximas dos semanas. Por ejemplo, una pelea con el peso pesado Bankivoide (criado a esteroides) para salvar la granja. ¿Otra vez hay que salvar la granja? Sí, señor. Y otra vez aparecen Willy, Bibi, Confi, Tocino y varios personajes más, de los dibujos anteriores. Algunos, apenas como cameo, entre ellos los Huevos Rancheros y la Hueva Lancha. Buscando problemas aparecen el citado Bankivoide, una "poule-fatal", cantante del Salón de Gallos, y El Padrino, el huevo de buitre que regentea El Palenque, donde se juegan las grandes apuestas por peleas semiclandestinas de gallos (y patos). Y para contribuir a la solución de los problemas, aparece Patin Patan, un huevo medio loco y acelerado, que merecería estar doblado por Fabio Posca. Pero el doblaje es enteramente mexicano, con Bruno Bichir a la cabeza. Y también casi todo el trabajo técnico impulsado por los creadores de esta singularísima granja avícola, los hermanos Gabriel (guión y dirección) y Rodolfo (acá sólo producción) Riva Palacio Alatriste. En verdad, lo triste es que ya no vemos la enorme participación argentina del primer largo, y en los créditos apenas figuran unos pocos connacionales, como los animadores Pablo Lorenzo, Paola Ricci y Mauro Serei. Se dice que ahora hay asesores de DreamWorks. La verdad, si era por asesorarse en el paso al 3D, acá hay gente más que capacitada para explicarles cómo es el trámite, y hasta les hubiera salido mejor. Pero si era por asegurarse la penetración en el mercado angloparlante de EE.UU., bueno, la hicieron bien. La película no irá al Oscar, pero está haciendo buenas cifras en aquel mercado. Fuera de eso, se trata de una buena tercera parte, ágil, bien hecha, naturalmente previsible, lo que no es molestia, con una merecida autorreferencia (en un negocio están viendo "Una película de huevos" por televisión), algunas alusiones a "Rocky", "El karate kid", etc., y, eso sí, varios chistes de doble sentido a propósito de huevos. Algunos padres pueden sentirse molestos por eso, de modo que cumplimos en avisarles.
Un gallo de temer Para aquellos que son ajenos al fenómeno mexicano de “Huevocartoons”, tan sólo les basta poner en el buscador de su navegador el nombre para que comprendan cómo una serie de pequeños cortos terminaron por construir un imperio, el que, regenteado por los hermanos Gabriel y Rodolfo Riva-Palacio Alatriste, ya ha generado varias producciones cinematográficas y una franquicia que no se agota. Un gallo con muchos huevos (2015) es la nueva película de la dupla, y que en esta oportunidad decidió dejar de lado a los famosos huevos para adentrarse en una historia mucho más universal (aclarando que sin dejar de lado los regionalismos o el folclore típico de México), para poder llegar a más mercados y así aumentar ganancias. En la película, el huevo Toto se transforma en un pequeño gallo de granja de un día para el otro ante los atónitos ojos de Willy, Bibi. Confi y Tocino, sus amigos, por lo que deberá, de a poco, asumir nuevas responsabilidades con su nueva forma como por ejemplo cantar por las mañanas para despertar a todos los del lugar. Pero Toto es un gallo extraño, no posee ni la voz ni el cuerpo como para poder cumplir con esa misión, y mucho menos con una que le llega de casualidad, la que lo lleva a enfrentarse en un cuadrilátero al gallo Bankivoide, el campeón de todos los gallos de pelea. En una primera instancia la película se planteaba como una suerte de fresco de la vida en la granja, con desvío hacia una historia al mejor estilo Rocky (1976) y así ampliar sus posibilidades narrativas, con una animación mucho más acabada y lograda que sus predecesoras. Es que si bien la saga de los Huevocartoons exploró el gag y el sketch para construir su sentido narrativo, Un gallo con muchos huevos posee una estructura mucho más convencional, que además se apoya en un guión dinámico con múltiples referencias Karate Kid (1984) con un mentor guiando los pasos de un joven aprendiz. Igualmente cabe mencionar que no por esto la película dejará de lado el costado soez de los cortos, con bromas escatológicas por doquier y múltiples referencias de doble sentido que quizás resientan la propuesta. Un gallo con muchos huevos es un entretenido film para toda la familia, que explora con humor temas universales como el amor, la amistad y el trabajo en equipo para cumplir metas y superar obstáculos.
Una linda historia para los mas chiquitos, divertida, bien colorida y graciosa. Un grato pasatiempo con algunos mensajes positivos, para pasarla bien en familia.
Escuchá el audio haciendo clic en "ver crítica original". Los sábados de 16 a 18 hs. por Radio AM750. Con las voces de Fernando Juan Lima y Sergio Napoli.
Parece que en México no se andan con eufemismos ni sutilezas. Huevo, la metáfora tribunera del coraje y la valentía, está precisamente utilizado de esa manera en el título “Un gallo con muchos huevos” que se estrena esta semana, pues es la historia de Toto, un joven aspirante a despertador matinal de granja, que se ve, obligado por las circunstancias, a aceptar el desafío de un gallo de riña campeón que mandó al hospital sin escalas a varios de sus coetáneos. Esta es la trama central y casi exclusiva de éste producto animado que viene a ocupar los pocos espacios que quedan en la agitada exhibición vernácula. Pensada por Andrezj Rattinger junto a Gabriel y Rodolfo Riva-Palacio Alatriste (estos dos últimos, también directores) para los chicos, la película contará las desventuras que Toto (y algunos amigos ocasionales), quien sufre para poder encontrar quien lo entrene, y si se quiere, en este punto es bastante parecida a una road movie. Tal vez lo más rescatable sea el hecho de no querer parecer (ni ser) una obra profunda, sino más bien pasatista, apoyada en diálogos picados y una animación claramente televisiva e industrial. Si se quiere, en este punto también resulta efectiva, porque la sucesión de hechos y circunstancias por las que atraviesan los personajes combinan obviedades con algunas líneas bien apuntadas hacia la comedia. Los más puristas observarán algún tema relacionado con la crueldad cultural que implica aceptar la riña de gallos como una cuestión inherente a las costumbres del país de origen. Hasta se podría decir que “Un gallo con muchos huevos”, lejos de criticar esta práctica, la avala y la reivindica, pero no se puede pedir peras al olmo, y menos con una propuesta que se adivina como ignorante de la posibilidad de reflexionar en este punto. Si no están en la tele, se los puede ver en el cine. Así parece resumirse esta idea con momentos de comicidad bien logrados y otros que caen en la obviedad. El público se renueva. No es excusa, pero a veces funciona.
Con algo de “Creed”, pero animada “Un gallo con muchos huevos” es una sencilla comedia mexicana situada en el mundo pugilístico. Por apenas una semana y en coincidencia con el estreno de Creed, la spin off de Rocky, llegó a las pantallas de Bahía Blanca Un gallo con muchos huevos, una comedia y aventura animada mexicana que ya se está despidiendo, dentro de una grilla que se puebla de títulos candidateados a los próximos premios Oscar. Como si se tratara de un homenaje a la saga iniciada en los años '70 por Silvester Stallone, este cuento apto para todo público pero recomendable para los más chicos de la familia, se sitúa en el mundo del boxeo, entre las esperanzas de los nobles y las especulaciones de quienes manejan el bajomundo de los negocios deportivos, por supuesto, todo llevado a un plano un poco más simple que el de la saga dramática. Con una animación sencilla pero bien lograda, la historia es la de Toto, quien ya rompió el huevo y es un joven gallo que lejos de aspirar al puesto de cantor tempranero, pretende convertirse en un gran gallo de pelea en el palenque del pueblo. Y las circunstancias se dan para que termine enfrentándose ni más ni menos que con el campeón de campeones, el temido gallo Bankivoide. El temas es que es algo escuálido y torpe. Pero como no está solo, sus amigos se ocupan de buscarle un entrenador, leyenda del palenque, que pueda ayudar a su amigo. Nada es sencillo en el mundo pugilístico y hay varias trabas a sortear. Esta cinta es secuela de Una película de huevos (2006) y Otra película de huevos y un pollo (2009).