Del mar nos vieron llegar Lejos de la actividad de Ricardo Preve, entre muchas cosas fotógrafo de tiburones, es el mar el protagonista indiscutible de esta historia. Tal vez otra pasión del documentalista, quien tuvo su aventura de náufrago cuando joven pero que además conoce desde las profundidades cuando lo bucea. Igualmente, un naufragio de la Segunda Guerra Mundial que involucró a submarinistas italianos llegó a oídos de Preve cuando partía de Sudán tras haber terminado su trabajo para National Geographic y allí la resonancia del nombre Carlo Acéfalo, un muchacho que de los 44 tripulantes del submarino italiano “Macalle” encalló en el Mar Rojo pero Acéfalo murió en ese suelo extraño para que su gesta de guerra simplemente se convirtiera a lo largo del tiempo en una leyenda que sólo reconocía su madre y vecinos de su pueblo bajo la poca esperanza de que sus restos regresaran a su tierra. Algo de reparación, algo de misterio que conmueve, llevó a Ricardo Preve a mover cielo y tierra para llevar a cabo la titánica odisea de encontrar los restos de Carlo Acéfalo 78 años después de su fallecimiento, contar con la presencia de un equipo reducido de filmación y de un antropólogo forense para instalarse y verificar si esos huesos podían o no pertenecer al submarinista italiano. El resultado es emocionante y desde la empresa de surcar mares, sortear las tempestades burocráticas y transmitir esa convicción de estar en el camino correcto se concentran en Volviendo a casa, documental y ficción que desde la concepción puramente cinematográfica genera un plus ante la idea de registrar los pormenores de una tarea que llevó 5 años e implicó enormes obstáculos para conseguir apoyo, financiación y entusiasmo de terceros. Seguramente por el respeto a la historia y a la calidad del trabajo, Ricardo Preve apeló a la construcción a escala de un submarino, recreó los momentos cruciales dentro de la cabina con hondo dramatismo y sin ninguna cuota de sobreactuación. Además, la introducción de testimonios y charlas sumamente enriquecedoras aportan un valor agregado a un trabajo muy esmerado y riguroso. Haber conseguido material de archivo y cartas de aquellos italianos que le ganaron la pulseada al enemigo antes de ser rescatados ubica al espectador en el lugar de los hechos y de cierta manera ese olor o perfume del pasado llega no sólo desde el mar o la arena bajo el calcinante sol desértico. Volviendo a casa suma un reconocimiento a las víctimas del Ara San Juan, de hecho está dedicado a otra persona que tampoco podrá ver el resultado de una búsqueda si es que la verdad no naufraga en las arenas del tiempo.
Esta película por designios misteriosos funciona como la profecía no cumplida, el deseo fervoroso de todo nuestro país ante la tragedia del Ara San Juan. Es que Ricardo Preve reconstruye la odisea del naufragio del submarino italiano “Macalle” en el Mar Rojo, durante la Segunda Guerra Mundial, y la increíble historia de cómo 44 tripulantes sobrevivieron al hundimiento en una isla desierta. Solo uno de ellos murió y fue enterrado en el lugar. Ochenta años después, Ricardo Preve y su equipo dedican y registran cinco años de trabajo para recuperar el cuerpo del único fallecido, el Suboficial Carlo Acéfalo y traerlo de regreso a Italia en el 2018. Pero no es solo un documental de gran calidad técnica, con dramatizaciones muy logradas que se hicieron en Claromecó, exigieron armar una maqueta del submarino, sino que reconstruye con emoción lo que ocurrió, los trámites engorrosos, las complicaciones burocráticas pero por sobre todo como pesan esos dolores sin resolver en sus familiares. Y como pudieron cerrar un círculo del sufrimiento con esta restitución de restos. Un trabajo que une la minuciosidad, la pasión por la verdad y la gran producción junto a la calidad.
Un documentalista estilo Indiana Jones Puede decirse que la filmografía de Ricardo Preve está marcada por intenciones e intereses que van de lo sociológico a lo esencialmente humano, que anteceden a los temas sobre los que luego girarán sus películas. No es osado pensar que para este director el cine es una herramienta de comunicación que le permite amplificar esas intenciones de modo que sus trabajos funcionen como transmisores no tanto de un mensaje, como de una determinada información. Eso es lo que puede pensarse de sus dos producciones dedicadas a abordar el Mal de Chagas, enfermedad rural que simboliza una de las grandes deudas que la Argentina mantiene en el ámbito de la salud pública. Chagas, un mal escondido (2005) y Chagas, el asesino silencioso (2013) marcan además la recurrencia temática, otra de las características de la obra de Preve que su último trabajo, Volviendo a casa, viene a confirmar. El documental cuenta la historia del submarino italiano Macalle, hundido durante la Segunda Guerra Mundial en el Mar Rojo tras embestir por accidente una barrera de coral frente a las costas de una isla desierta que forma parte del territorio de Sudán. Si bien Preve cuenta los pormenores de toda la historia, la película se enfoca sobre la figura de Carlo Acefalo, el único marinero de la tripulación que falleció mientras esperaban ser rescatados, cuyo cuerpo quedó sepultado en aquella isla. Preve divide al relato en tres. Por un lado el documental clásico, compuesto por un coro de cabezas parlantes y material de archivo que el montaje combina con documentos oficiales y fragmentos de los diarios que llevaron algunos náufragos, leídos en off. A eso se suma una reconstrucción ficcional que no ahorra en recursos técnicos que van desde una cuidada fotografía hasta el uso de efectos digitales agregados en post producción. Ambos elementos nunca se corren de lo previsible para este tipo de narraciones: mientras que lo específicamente documental aporta información, la ficción suma sobre todo desde lo emotivo. Lo más interesante de Volviendo a casa aparece en su tercer elemento: la búsqueda de los restos de Acefalo, donde la película asume la máscara de un film de aventura y misterio. Una versión modesta, minimalista y documental de Indiana Jones, en la que el propio Preve asume el rol protagónico (a veces excesivo) y organiza una expedición junto a un arqueólogo forense para regresar a la isla, hallar y repatriar los restos del marino perdido. Es ahí cuando el director logra transmitir la pasión aventurera que parece haberlo impulsado a llevar adelante este proyecto. Como se dijo, Volviendo a casa también marca una recurrencia. Preve ya realizó otro documental en el que la antropología forense era la estrella del relato. Se trata de Los huesos de Catherine, en la que identifica los restos de la primera inmigrante galesa fallecida en la Patagonia. El díptico confirma, entonces, que el cine es también para Preve el vehículo para canalizar algunas obsesiones que lo desvelan.
El 15 de junio de 1940, durante la Segunda Guerra Mundial, el submarino Macallè, de la armada italiana, chocó contra un arrecife de coral en el Mar Rojo y se hundió frente a la costa de Sudán. Sus 45 tripulantes fueron a parar a una isla desierta, Barra Musa Kebir, pero una vez allí uno de ellos murió y fue enterrado en el lugar. El cineasta argentino Ricardo Preve se propuso encontrar los restos del suboficial Carlo Acefalo y repatriarlos a Italia, proceso que registró en Volviendo a casa. El documental intercala la investigación de Preve -entrevistas a familiares, la búsqueda del cuerpo, gestiones ante autoridades para la repatriación- con la dramatización de lo que les sucedió a los marineros antes, durante y después del naufragio. Mientras el grueso de los hombres permanecía en la isla, tres de ellos partieron en un bote a buscar ayuda, y todo ese periplo novelesco quedó registrado a partir de escritos y testimonios de los sobrevivientes. Lo más atractivo de la película es ese relato coral, que una voz en off narra mientras suceden las escenas mudas interpretadas por actores. La teatralización gana en verosimilitud con la lograda reconstrucción a escala real de partes del Macallè: la torreta, la sala de lanzamiento de torpedos, la sala de comandos y el radiotelégrafo. De lo que sucede en el presente, se destaca el proceso de recuperación de los restos de Acefalo, a cargo de un antropólogo forense, para que finalmente descansen en una tumba en Castiglione Falletto, en la región de Piamonte. En cambio, las entrevistas a los parientes de los tripulantes, realizadas por el propio Preve -de un protagonismo excesivo a lo largo de todo el documental-, no aportan demasiado a una historia que deja interrogantes sin explorar, como los motivos del hundimiento o cómo se las arreglaron los marineros durante su estancia en la isla.
Hay que esperar hasta bien avanzado el metraje de Volviendo a casa para que, efectivamente, alguien vuelva a casa. Lo que narra esta coproducción italo-argentina dirigida por el cineasta, fotógrafo y activista Ricardo Preve es el encomiable trabajo de un grupo de investigadores para rescatar a quien fuera la única víctima del naufragio del submarino italiano Macalle. La nave se hundió en el Mar Rojo a mediados de 1940, cuando la Segunda Guerra Mundial se acercaba a su fin. Fue luego de chocar contra un sector repleto de corales que hirieron de muerte la carrocería. Sin embargo, todos los tripulantes llegaron a una isla. Entre ellos el Suboficial Carlo Acefalo, quien murió luego del naufragio y fue enterrado por sus camaradas. La película reconstruye el caso yendo de lo general a lo particular: el contexto bélico, testimonios de familiares y algunas imágenes de archivo televisivo sobre reencuentros posteriores entre tripulantes. Hay también algunas recreaciones bastante precarias, cuyo diseño remite más a un documental de History Channel que al lenguaje cinematográfico. Pero el centro del relato está en el trabajo de Preve y su grupo para repatriar el cadáver de Acefalo. Más allá de su banda de sonido omnipresente y altisonante y algunas voces en off de ínfulas litúrgicas, Volviendo a casaadquiere interés cuando deja que los investigadores tomen la palabra. Las explicaciones mientras excavan y el análisis pormenorizado de cada hueso son síntomas de un oficio realizado con pasión y esmero que logra transmitirse a través de la pantalla. Esa misma pasión sirve para que ahora, casi 80 años después, aquel marinero regrese a su tierra.
En el Mar Rojo, y durante la Segunda Guerra Mundial, el submarino italiano Macalie naufragó con 44 tripulantes a bordo. Milagrosamente, todos ellos sobrevivieron a la tragedia y llegaron a una isla desierta en la que, y durante meses y tras la muerte de uno de los marinos, fueron rescatados. Ochenta años después, un equipo de antropólogos y de científicos se trasladó a esa isla y comenzó la paciente tarea de investigar el lugar en el que podía estar el cuerpo del suboficial Carlo Acefalo, única víctima del naufragio para llevarlo, en 2018, de regreso a su Italia natal. Con esta historia, el director Ricardo Preve logró un documental tan cálido como dramático en el que se muestra todo el periplo de esos hombres que rastrean la isla palmo a palmo para hallar al marinero que dejó su vida en un paraje tan alejado de su lugar de nacimiento. Paralelamente a esta búsqueda, el realizador dialoga con cada uno de los marinos, con quienes fueron sus parientes o amigos, y muestra recortes de diarios y revistas y escenas de noticieros de la época en los que resaltaban la tragedia. El film, que por momentos reproduce ficcionalmente el drama de los marinos en la isla, subyuga por sus emotivas escenas y rememora, como homenaje, la tragedia ocurrida en nuestro país con el ARA San Juan.
Este documental hablado en italiano reconstruye la odisea del naufragio del submarino italiano Macalle en el Mar Rojo durante la Segunda Guerra Mundial, y la increíble historia de cómo cuarenta y cuatro tripulantes sobrevivieron al hundimiento en una isla desierta. Uno sólo de ellos falleció en la isla y fue enterrado ahí. Ochenta años después, Ricardo Preve y su equipo dedican (y registran) cinco años de trabajo para recuperar el cuerpo de ese único fallecido, el Suboficial Carlo Acefalo, y llevarlo de regreso a Italia en el 2018. Los tripulantes pertenecían a la armada militar del Reino de Italia, que en esa época luchaba bajo las órdenes de líder del Partido Nacional Fascista, Benito Mussolini, que a su vez luchaba junto a los nazis y contra los Aliados en la Segunda Guerra Mundial. El documental tiene muchas escenas de recreación de los eventos que investiga. Estas escenas no superan el nivel de las reconstrucciones de los documentales televisivos y aunque la historia es apasionante y el final de la película es conmovedor, el largometraje se toma demasiado tiempo para contar la historia y eso también se siente. La dedicatoria a los tripulantes del ARA San Juan podrá ser sincera pero ponerlos en el mismo lugar de estos marinos no necesariamente es justo. Los tripulantes del ARA San Juan no peleaban para el fascismo en el momento en el cual encontraron la muerte, sino que realizaban una misión en tiempos de paz y para un gobierno democrático.
Reencuentro en el cielo Queda claro con este documental que lo "imposible" no existe cuando la motivación y la fe son más fuertes que todos los "no" que podamos encontrar a nuestro alrededor. Dos historias en paralelo se cuentan aquí, tal vez más... la del regreso de un joven suboficial submarinista italiano que fallece en una isla de Sudán, y la de una madre que esperó sus restos hasta su muerte para poder despedirse. Es un realizador argentino el que logra esa misión cargando con un silencioso dolor que en vez de paralizarlo, le otorgó la suficiente fuerza para lograr su objetivo más allá de la muerte. Volviendo a casa (2018) es un documental escrito y dirigido por el activista Ricardo Preve, en el que reconstruye la odisea del naufragio del submarino italiano "Macalle" en el Mar Rojo durante la Segunda Guerra Mundial, la inimaginable historia de cómo 44 tripulantes -afectados por la inhalación de un gas letal-, sobrevivieron al hundimiento en una isla desierta. Lamentablemente uno sólo de ellos falleció en la isla y fue enterrado allí. 78 años después, Ricardo Preve y un equipo de expertos dedican (y registran) 5 años de trabajo para recuperar el cuerpo de ese único fallecido, el Suboficial Carlo Acefalo, y la proeza de regresarlo a su hogar italiano en el 2018. El cineasta Ricardo Preve realizó varios trabajos para National Geographic Channel y es conocido por su activismo contra el Mal de Chagas, dirigió y produjo el documental Chagas: un mal escondido (2005), con el apoyo de Médicos Sin Fronteras, entre otros. Con respecto al documental en cuestión, cabe destacar que estando en pleno montaje de Volviendo a casa, sucede la tragedia del Ara San Juan que nos afecta de manera especial a todos los argentinos hasta la actualidad. El estilo del director a la hora de narrar es muy interesante, existe una coherencia entre el qué y el cómo comunicar el mensaje, tal vez, más difícil de conseguir cuando se trata de un formato documental. Este documento es un claro ejemplo de tener y transmitir certeza y claridad con respecto a lo que propone desde el comienzo. En cuanto a lo técnico, destacar que no sólo tiene un excelente manejo de cámara y dirección, sino que además, y tratándose de un argumento tan delicado, supo darle el movimiento adecuado durante todo el desarrollo del mismo. Utiliza material de archivo de manera interactiva con foco y fuera de foco dirigiendo nuestra mirada, y sólo el necesario consiguiendo captar nuestra atención, logrando un dinamismo que lo distingue de los demás y dejando su impronta como cineasta. Además de los testimonios de familiares y de algunos de los sobrevivientes y de las recreaciones del submarino, los marineros y esa madre que deambula vestida de luto. La fluidez del agua desde ya que sobresale muchísimo, sin embargo, la intención de Preve es comunicar con ese recurso y no utilizarlo solo para lucirse por su impecable manejo debajo del mar, constituyéndose en otro gran logro. Si bien esta película podría ser una casualidad por la manera en como el director se entera del caso de Carlo, fueron muchos los factores que interactuaron para conseguir lo que hoy se describe como una verdadera hazaña en una liberadora y sanadora labor para un realizador que relata con una responsabilidad personal, esta historia tan movilizadora. Una madre que literalmente vivió de duelo y esperó los restos de su hijo para poder despedirlo, hasta que falleció, y un comprometido cineasta que tuvo la valentía de regresar un cuerpo que dice mucho, para ser enterrado a su lado. Si bien se trata de un documental, esta historia conmueve hasta las lágrimas por muchas razones, "tiene corazón", y quizás se sienta y valore más porque está presente la voz del autor de manera constante. Historias duras que deben ser contadas y pocos son capaces de realmente lograrlo.
La historia de base es apasionante: un submarino italiano naufraga en el Mar Muerto y la mayoría de sus tripulantes se salva milagrosamente. La historia de base es apasionante: un submarino italiano naufraga en el Mar Muerto y la mayoría de sus tripulantes se salva milagrosamente sobreviviendo en una isla hasta su rescate. Solo uno muere y el film sigue la historia de la búsqueda de ese cuerpo y su repatriación. Una aventura humana contada con la precisión que requiere un buen cuento, sin caer en subrayados dramáticos y ateniéndose en cada escena a lo que realmente importa.
“Volviendo a casa”, de Ricardo Preve Por Ricardo Ottone La forma en que la historia le llegó al fotógrafo y documentalista argentino Ricardo Preve puede haber sido fortuita. De hecho él comenta en el film que la escucho por pura casualidad mientras buceaba en Sudán. La historia en cuestión se remonta a 1940, en plena Segunda Guerra Mundial. Un submarino italiano patrullando el Mar Rojo encalla en una formación de arrecifes. La tripulación debe abandonar la embarcación que se hunde sin remedio y van a parar a una pequeña isla en las proximidades de lo que entonces era la Eritrea italiana y hoy forma parte de Sudán. Así sobreviven 44 submarinistas a duras penas en un lugar desolado en medio de la nada. Pero hay uno de ellos que no sobrevive, el suboficial Carlo Acefalo, quien es enterrado en la isla. Sus compañeros son rescatados unos días después pero el cuerpo de Acéfalo permanecerá allí durante las décadas subsiguientes y hasta la actualidad. Y si, podrá haberle llegado de forma casual, pero fue lo suficientemente atrapante no solo para darle a Preve la idea de hacer una película al respecto, sino para involucrarse personalmente poniendo recursos y el cuerpo en la misión de búsqueda de un soldado caído en África hace casi 80 años para su posterior repatriación a Italia. Es decir, no solo el registro de la empresa sino su misma organización, haciendo además partícipes a los gobiernos italiano y sudanés. Preve toma una historia que parece mínima en el marco masivo y abrumador del mayor conflicto bélico del siglo XX y se concentra tanto en la odisea de estos 44 hombres como también da cuenta de por qué es importante el rescate de ese cuerpo dejado atrás hace tantos años. Una pregunta que puede surgir cuando nos enteramos que ya no queda ningún miembro de la tripulación vivo, apenas algunos de sus hijos en un estado de edad avanzada. Y, sobre todo, no quedan familiares cercanos de Acefalo. La falta de testimonios de primera mano es suplida por la lectura de fragmentos del diario de abordo, cartas de los tripulantes y partes del informe de la comisión investigadora que se formó después del incidente. La música se hace cargo de la emotividad que la falta de testimonios directos escatima, y a veces subraya de más este aspecto. El otro recurso es la reconstrucción con actores, algo que funciona de manera ilustrativa y sin diálogos ya que la voz de los protagonistas ya está presente en las lecturas. Pero además de la reconstrucción histórica, está el aspecto más interesante del film que es el registro de la misión de rescate. En esa línea es Preve quien asume el protagonismo narrativo junto al antropólogo forense Matteo Borrini y es lo que le da al documental un carácter de película de exploración y aventuras. Preve y Borrini viajan a la isla, buscan, localizan, y desentierran los restos de Acefalo, y en ese proceso y bajo el sol abrasador de África del Norte, ambos van dialogando y el antropólogo va haciendo una descripción pormenorizada de los restos, sus características particulares y en qué medida cada pequeño detalle permite confirmar la identidad del sujeto buscado. El objetivo de la misión es rescatar el cuerpo de Acefalo, llevarlo de regreso a su pueblo y enterrarlo junto a la tumba de su madre quien esperó pero no pudo ver el retorno de su hijo ni vivo ni muerto. Esta tarea que no es sencilla y no emplea pocos recursos tiene una importancia que el documental se plantea poner de relieve. Porque aunque no haya parientes cercanos que lo reclamen está claro que no es lo mismo dejarlo donde está que recuperarlo y darle sepultura. Ya sabemos desde Antígona de la importancia de los ritos funerarios en lo que tienen de intrínsecamente humano y la historia de Latinoamérica también nos brinda ejemplos de la importancia de continuar la búsqueda de los restos de los desaparecidos. El documental va de lo universal a lo personal y ese carácter se observa incluso en la dedicatoria final, que va desde todos los marineros italianos caídos, hasta la propia hija de Preve que falleció en 2017 (lo cual habla del valor personal que este le da al proyecto). Y hay además una dedicatoria a los 44 tripulantes del Ara San Juan, un detalle que nos trae inesperadamente a la actualidad y da cuenta de cómo esta historia originada hace 80 años tiene también algo para decir del presente. VOLVIENDO A CASA Volviendo a casa. Argentina/Italia, 2019. Dirección, Producción y Guión: Ricardo Preve. Fotografía: Giulia Scintu. Música: Andrés Rubinsztejn. Edición: Rolando Rauwolf. Sonido: Sergio Albertoni. Producción Ejecutiva: Ramón Cardini. Distribuye: Vi-DOC. Duración: 88 minutos
A veces, lo que uno considera una historia mínima puede ser toda una odisea para otros. Es el caso de Volviendo a casa, donde el documentalista Ricardo Preve hila la tristemente fascinante pero no por ello menos relevante historia de Carlo Acefalo, un oficial submarinista que resultó el único fallecido durante el hundimiento de la nave Macalle, y cuyo cuerpo yació durante casi 80 años en un islote en el Mar Rojo.
Dentro del terreno del documental “VOLVIENDO A CASA” presenta un formato y una mirada más alejada de lo tradicional. Es así como Ricardo Preve reconstruye la historia de una forma no tan convencional, sin apelar a los conocidos y desgastados recursos de la voz en off, o a entrevistas frente a cámara o a las largas explicaciones enciclopédicas, herramientas tan utilizadas dentro de los documentales argentinos estrenados en esta última temporada y del que se despega completamente desde las primeras escenas. Preve, dentro de su trabajo para National Geographic escucha la historia de Carlo Acéfalo, uno de los 44 tripulantes del submarino italiano “Macalle” que encalla en el Mar Rojo durante la Segunda Guerra Mundial, en el mes de Junio de 1940. Al chocar con un arrecife de coral, el submarino se hunde frente a las cosas de Sudán y todos sus tripulantes terminan solos en una lejana isla desierta. Acéfalo muere en esas tierras inhóspitas y es enterrado allí, momento en el cual se convierte, a lo largo del tiempo, en una mera leyenda. Sus restos jamás han podido ser regresados a su ciudad en donde su madre, desde aquel momento, siguió esperando esa oportunidad tan ansiada. Pasaron casi ochenta años de ocurrido este hecho y es justamente Preve quien impulsa y fomenta la faraónica tarea de encontrar los restos de este marinero, en aquella lejana isla, para devolverlos a su hogar. Preve convierte a “VOLVIENDO A CASA” en un detallado diario, como una bitácora en la que irá pormenorizadamente registrando cada uno de los hechos acontecidos en los poco más de cinco años de proceso. El equipo de filmación ha trabajado conjuntamente con un equipo forense abocado a determinar si los huesos encontrados, frutos de las excavaciones, eran efectivamente pertenecientes a Acéfalo. Este es el momento donde este nuevo trabajo de Preve dialoga con un film anterior de su autoría “Los huesos de Catherine” en donde se relataba un proceso similar, en este caso, el de identificación de los restos de la primera inmigrante galesa, que había fallecido en nuestra Patagonia. En “VOLVIENDO A CASA” combina, conjuntamente a este acompañamiento en el proceso de encontrar e identificar los restos y los posteriores trámites de repatriación, escenas de dramatización de lo sucedido que se funden armónicamente con la parte de documental propiamente dicha, acompañando perfectamente la historia. Y para estas recreaciones se han reconstruido, en escala real, ciertas partes del submarino que han permitido que estos momentos ganen en verosimilitud e ilustren activamente la historia que el documental pretende narrar. Con un rico material de archivo en donde hay desde testimonios hasta cartas y escritos de la época describiendo las situaciones y los testimonios de los sobrevivientes e inclusive dando cuenta en forma rigurosa de toda la tarea de “rescate” a cargo de tres marineros que salieron en un bote por fuera de la isla para poder solicitar ayuda, el documental nos va llevando de la mano hasta acercarnos el momento donde, en una tumba de Piamonte, estos restos descansen en paz. Con un tramo final de gran emotividad, este nuevo trabajo de Preve encuentra en su manera de acceder y de contar la historia, una pasión y una fuerza de la que otros documentales carecen. Sobre el final, aunque con puntos de contacto y otros de gran diferencia, se suma un reconocimiento a las víctimas de Ara San Juan que han pedido su vida dentro del submarino, que ha sufrido una implosión y estuvo “misteriosamente” desapareció por varios meses.
Volviendo a casa es un documental producido y dirigido por Ricardo Preve, cineasta, fotógrafo y activista argentino. El film reconstruye la odisea del naufragio del submarino italiano Macalle en el Mar Rojo durante la Segunda Guerra Mundial, en el que 44 tripulantes lograron sobrevivir al hundimiento en una isla desierta. Igualmente la historia parece centrarse en el único suboficial fallecido en la isla, Carlo Acefalo, quien fue enterrado allí en Sudán. El director, motivado por la búsqueda del cuerpo para poder regresarlo a su hogar italiano, decide iniciar la exploración y registrarla paso a paso. La película, contada casi en su totalidad en idioma italiano, da su apertura a través de planos detalles de documentos que parecieran ser archivos oficiales secretos pertenecientes al naufragio. Desde esta decisión formal podemos denotar que el tono del relato se irá apoyando bajo una estructura de investigación en la que el realizador resuelve posicionarse frente a cámara como herramienta de guía mientras avanza desglosando la información a través de diferentes recursos, tales como testimonios, entrevistas, emisiones de programas de televisión, e incluso archivos personales de los sobrevivientes que irán desde postales, fotografías, cartas, objetos y culminarán en un diario de viaje perteneciente a uno de sus navegantes, el cual será el elemento clave para la reconstrucción de las escenas ficcionales que narrarán en primera persona todo lo acontecido durante el hundimiento. Ricardo Preve es un galardonado fotógrafo mundialmente conocido y su cámara lo pone de manifiesto en este film. Por ejemplo, nos entrega amaneceres y ocasos que reposan sobre un mar tan cargado como silencioso, secuencias muy necesarias en la película porque le dan respiros a una trama ajustada y difícil de sobrellevar. Esta sensación se produce porque el director direcciona al público en qué y cómo mirar y escuchar lo que le ofrece, no dejándole espacios a la reflexión de sus espectadores. Este tipo de estructura, también es resultante de un bombardeo de información audiovisual activa, donde todo parece ser prioridad, poniendo en peligro la empatía del público para con la historia, y transformando algo tan emocionante como lo es “el regreso de un hijo a casa con su madre”, en una historia cargada pero que, a pesar de su esfuerzo evidente, construye una barrera sentimental, en la que terminaremos por preguntarnos si dicha heroicidad del rescate mismo no opaca el ansiado retorno. Volviendo a casa es una historia cruzada sobre una madre que espera y un hijo que no regresa, una repatriación que merecía ser contada, pero en donde la emoción se pierde ante un mar complejo de información y detalle.
Si hay algo claro en Tornando a casa es su punto de partida y su finalidad: los documentos de la familia Acefalo para hacer un recorrido pormenorizado en la vida como marinero de Carlo, hijo perdido en la Segunda Guerra Mundial. La decisión de contrastar esto con actores que reinterpreten las vidas de los marineros en el submarino Macalle, donde trabajó Carlo; es arriesgada porque apela al nivel más evidente del artificio, que con frecuencia desligamos de los documentales. Estamos, entonces, ante una obra que alterna entrevistas, material histórico y ficción. Cierto tono lastimero, delatado por la banda sonora de Andrés Rubinsztejn, nos saca por momentos de la película. Y tal distracción nos abre una pregunta: ¿Basta que un documental trabaje con material histórico para hacerlo interesante? Por un lado, la frase “los huesos están vivos”, dicha por el antropólogo forense Matteo Borrini, nos da cuenta de que el documental aprovecha plenamente el diario de guerra del submarino, cartas, la participación de uno de los sobrevivientes en un programa de la RAI, fotografías e, incluso, ilustraciones de Roberto Molino en torno al naufragio. Preve, director y guionista, está armando una arqueología de Carlo Acefalo como un cadáver al que le queda vida mientras no esté enterrado donde debería. Y esto lleva a Borrini y Preve a una excavación arqueológica. Antes del minuto treinta de la película, nos enteramos de la finalidad última de esta: que se traslade el cadáver de Carlo desde Sudán hasta su patria italiana, junto a la lápida de su madre. Se trata de un registro (parcialmente) documental de repatriación. Pero la obra flaquea en los segmentos donde se nos muestra el lado ficcional de la ‘historia’. Como si desconfiara del material comprobable, las escenas en las que los actores interpretan las desventuras de los marineros sólo ilustran lo leído por la voz en off o lo que reflexionan los especialistas. Esta llaneza termina perjudicando nuestro interés. Si el objetivo está delimitado y hay suficiente material por sí solo, ¿realmente hacen falta estos segmentos para ilustrarnos una metodología de investigación tan potente? La respuesta está en que, cuando llegamos al sitio donde debe estaría el cadáver, el director procede a mostrarnos a los actores como marineros arribando a esa costa después del naufragio. Si se supone que en ese momento sintamos algo por lo sugerido con la música, no ocurre tal cosa. Y quien crea que la emoción depende nada más de la subjetividad de cada espectador, está omitiendo el hecho de que la idea del documental tiene su raigambre: los documentos son como los huesos. Ambos nos cuentan una vida coagulada en el tiempo, aunque el material histórico lo haga desde lo intelectual y los segundos, desde lo genético. Documentar algo apunta a la raíz de esa historia y aquí la ficción nos está distrayendo del objetivo. Simbólicamente, es muy valioso que el apellido del protagonista sea Acefalo y el objetivo del realizador sea la repatriación de una de las ‘cabezas’ de la familia a su tierra nativa. Esto queda claro no por el camino evidente de remitir a la etimología de la palabra acéfalo (sin cabeza), sino cuando, en el segmento más ficcional, los marineros entierran el cadáver de Carlo y la voz en off de Borrini, el antropólogo, concluye “ya empezamos a ver a una persona”. Si bien suponemos que se refiere al proceso de excavación, emprendido unos minutos antes; el corte siguiente nos muestra una fotografía en primer plano del rostro de Carlo. Al final, Ricardo Preve le está brindando su lugar primordial a la antropología forense como vía para desentrañar la historia ‘incompleta’ de un individuo desde su identidad más profunda y su repercusión en una sociedad, a pesar de que el lado ilustrativo de su obra postergue en exceso esta conclusión.
Recuerdo de una odisea Ricardo Preve, cineasta, fotógrafo y activista, quien ha realizado diversos contenidos audiovisuales, algunos de ellos para la pantalla de National Geographic, trae este excelente documental sobre la pérdida de un submarino, el desembarco de sus tripulantes en una isla perdida, y la búsqueda y repatriación de Carlo Acefalo, el único tripulante fallecido. Una historia trágica y dolorosa sobre un encuentro imposible en vida, pero que puede transformarse en un homenaje. La marca de la guerra y la violencia confluyendo en la destrucción de una familia, y el dolor narrado por los integrantes de la misma, en pos de la recuperación de los restos de Acéfalo. La narración es llevadera e instructiva. Visualmente interesante, mueve al espectador a las vivencias de las personas que se menciona. Muy buenas las escenas de reconstrucción de época, como así también la presentación de documentación y archivo. El relato coral sirve como amalgama e hilo conductor junto con el off narrativo, guiando en la apreciación histórica de los hechos y testimonios que completa la historia compartida. Volviendo a casa es una excelente narración documental que, conjuntamente con el archivo, los testimonios y la reconstrucción histórica, acompañan y dan todo de sí para adentrar al público en una odisea increíble, con un epílogo que brinda un cierre, ochenta años después.
EN TIERRAS EXTRAÑAS Volviendo a casa, del argentino Ricardo Preve, se focaliza en la singular odisea del submarino italiano Macalle durante la Segunda Guerra Mundial. Tras sufrir el hundimiento por diferentes inconvenientes técnicos en el Mar Rojo, naufraga en Sudán, donde muere uno de sus tripulantes, el suboficial Carlos Acefalo. El documental reconstruye el naufragio y la supervivencia de la tripulación así como la búsqueda de los restos de Acefalo por parte del documentalista, para la repatriación de los restos tras el hallazgo arqueológico. La narración intercala el esfuerzo de las dos odiseas con efectividad, aunque a veces cae en cierta sensiblería televisiva propia de formatos que no son cinematográficos. Esto no quita algunos hallazgos visuales, en particular en la reconstrucción histórica de los eventos que llevan a la tragedia. El punto más fuerte del documental constituye la reconstrucción de los hechos: algunas secuencias resultan sumamente didácticas para comprender los inconvenientes que se le presentaron a la tripulación a bordo, economizando recursos y con un trabajo actoral verosímil. Esto puede presentar un contraste fuerte con la reconstrucción del proceso que llevó a hallar los restos de Acefalo en el presente. Resulta por momentos desconcertante la elección de secuencias que provocan más un efecto cómico que dramático, en parte porque el énfasis puesto en la banda sonora y el abuso de clichés tiene poco que ver con el registro realista que se pretende a través de los testimonios. Lo mismo sucede en la exhaustiva reconstrucción histórica: cuando Preve pone sus ojos en construir el melodrama, es imposible no pensar en lo más rancio de la esfera televisiva, en particular cuando se focaliza en Chiquina, la madre del suboficial muerto. Sin embargo, podemos rescatar el enorme trabajo de entrevistas que, a modo de coro y memoria emotiva, van dando entidad a los segmentos ficcionalizados, en particular a la odisea de los sobrevivientes tras el hundimiento del submarino. Lo mismo se puede decir de algunas imágenes de una riqueza visual notable durante el hallazgo de los restos de Acefalo. Las postales en el medio del desierto sudanés generan curiosidad por el singular contraste visual que ofrece: el trabajo arqueológico clínico se encuentra entre sombrillas de colores aislado en el hostil desierto, entregando una secuencia memorable por su cuota de drama pero también patetismo. Cuando no se encarga de subrayar a través del relato en off o la banda sonora, el documental de Preve encuentra momentos brillantes. Por momentos de una sensiblería alarmante que dista del registro realista de los testimonios o parte de la reconstrucción de los hechos, Volviendo a casa atrapa por su narración directa y la fascinación que producen los personajes que protagonizan esta historia.
Los protagonistas de este interesante documental son el mar y sus misterios, todo se va conociendo a través de documentos, imágenes de archivo y testimonios, entre otros elementos. Un film que inquieta y emociona, todo bajo una estupenda fotografía. Es un homenaje a los tripulantes de aquel submarino “Macalle”.