Un falso documental Tres documentalistas norteamericanos viajan a Ucrania para investigar acerca del canibalismo que se extendió en ese país durante la hambruna de 1932. Allí comienzan a conocer la vida de Andrei Chicatilo que, nacido en 1936, se había convertido en el peor asesino en serie del que se tenga registro en la Unión Soviética, ya que entre 1978 y 1990 confesó un total de 56 asesinatos y fue juzgado por 53 de ellos y condenado y sentenciado por 52 muertes, y ejecutado en 1992. Los documentalistas, entre ellos una joven dispuesta a conocer todo sobre Chicatilo, se internan en un profundo y frondoso bosque para entrevistar al último sobreviviente conocido de la epidemia de canibalismo, y no tardarán en tener una serie de encuentros sobrenaturales inexplicables llegando a enfrentarse con el malvado espíritu del asesino. Petr Jákl, sin apartarse de las conocidas recetas del género de terror, va puntuando con una cámara en permanente movimiento los temores y los deseos de escapar de los documentalistas, con un suspenso bien dosificado, acompañado por un clima cada vez más tétrico. El coproductor Rob Cohen, director de la exitosa Rápido y furioso, supo entrelazar una historia verídica con pinceladas sangrientas y mucho suspenso, aunque por momentos se reiteren situaciones que pueden llamar a la confusión. Los rubros técnicos se plegaron con calidad a este film que, si bien no escapa de los muy utilizados elementos de este tipo de relatos, convence por su particular forma de narrar una trama que, en su momento, conmocionó a todo un país.
La pasión de un prócer del cine argentino Distribuidor, productor y actor, Pascual Condito hizo del cine una forma de pasión sin fronteras que aún ejerce hoy con enorme amor y entusiasmo. Su ardor por el séptimo arte y su habilidad para los negocios le permitieron sobrevivir a las diferentes crisis económicas que tuvo el país, pero en estos últimos años -sostiene en este documental- las cosas están cambiando profundamente y teme que tanto él como otros distribuidores de films nacionales puedan desaparecer para siempre. Ésta es una realidad que en este film comparte y discute con muchas personas vinculadas al cine argentino que transitan por su emblemática oficina. Cansado del difícil momento por el que está atravesando su distribuidora madura, no obstante, cruciales decisiones que le permitirán proseguir en su mundo, según dice, hasta los últimos días de su vida. A veces con cierto mal humor, otros con pícara sonrisa, Condito sabe que la cinematografía, un entusiasmo que nació en su adolescencia, es para él no sólo su medio de subsistencia, sino, fundamentalmente, una necesidad suya, la de llevar a la pantalla las obras cinematográficas que muchos de sus colegas descartan. El documental registra el momento en que dejó su antiguo edificio de la calle Riobamba para trasladarse a otro edificio más moderno, aunque sin el aroma a celuloide de su antiguo reducto. El director Marcos Martínez supo llevar de la mano a ese Condito que transita con nostalgia por ese edificio que ya, entre ruinas, quedó atrás, y recala en sus hijos, que sienten la misma pasión que su padre por el cine. Este hombre, que ya es un emblema del séptimo arte, un protagonista sobresaliente de la industria, resulta el mejor anfitrión para recorrer este universo.
Las armas del periodismo Jorge Ricardo Masetti fue un periodista argentino que se sintió atraído por la guerrilla castrista de Cuba en la década del 60. Con entusiasmo, llegó a la isla caribeña y, tras tomar contacto con Fidel Castro y Ernesto "Che" Guevara, creó la agencia de noticias Prensa Latina, con objeto, según sus palabras, de quebrar la hegemonía imperialista informativa. De hombre dedicado a la información se transformó en militante revolucionario en los turbulentos días de ese período de la historia cubana para luego regresar a la Argentina y ponerse al frente de un grupo guerrillero con sede en Salta. No mucho más se supo de Masetti luego: lo único que trascendió es que la selva salteña se lo tragó irremediablemente. En este documental, el director Ezequiel Gómez Jungman transita por los aspectos menos conocidos de Masetti, a través de relatos de Rodolfo Walsh y de Graciela Masetti, hija del periodista. El film, al que por momentos le sobran varios minutos, se apoya en fragmentos de noticieros, en recortes de diarios y de revistas y en opiniones de quienes estuvieron cerca del personaje central. De esta manera van transcurriendo las escenas, algunas ilustradas con atractivos dibujos, en las que se muestran los más desconocidos aspectos tanto de un periodista audaz como de un tiempo pleno de violencia y de cambios sociales en toda la América latina.
Tres para el dolor Daniel se desempeña como guardia de seguridad de un edificio, mientras añora su pasado como policía y se siente abrumado por la pérdida de una hija y por su fracasado matrimonio. Sus pasos por la ciudad lo harán cruzarse con Analía, una mujer distante, obsesiva y bella que rehúye el contacto con los hombres por haber sido víctima de una violación. Ese pasado vuelve cuando Julio, con quien había mantenido un turbulento romance, sale de la cárcel tras purgar un delito. Ella busca en Daniel los brazos que la protejan de la amenaza de Julio, que deja su voz en mensajes telefónicos y que siente que ella tiene una deuda con él y comienza a acosarla. Estos seres se despliegan por la ciudad cruzándose con otros personajes, y entre ellos comenzará un juego de búsquedas que irá tejiendo la trama del crimen, apasionada e inevitablemente. El director Nacho Garassino, quien en 2011 debutó en el largometraje con El túnel de los huesos, supo imponer a su historia toda la violencia y la amargura de sus personajes y logró así un thriller en el que el suspenso va tomando cada vez más ímpetu hasta llegar a un final no por esperado menos dramático. Supo, además, elegir un muy correcto elenco, ya que tanto Juan Palomino como Emilia Attias y Esteban Meloni otorgan a sus dramáticos papeles todo el calor y la emoción que necesitaban este film que habla de violencia ciudadana y, también, retrata con astucia el alma de esos seres siempre dispuestos a escapar de sus tristes destinos.
Cosas que pasan en todas las parejas El amor tiene varias caras que se balancean entre la felicidad, la angustia y un futuro con muchas sorpresas. Esto es, precisamente, lo que les ocurre a Dib y a Lisa, una joven pareja que habita un departamento bastante destartalado en el que él da rienda suelta a su inquietud de baterista, ante el mal humor de sus vecinos. Para ellos, toda su cotidianidad se ubica en ser dichosos y en planificar un tiempo por venir sin ninguna dificultad. Pero el destino les tiene preparada una sorpresa: un día, una llamada telefónica atendida por Lisa pide hablar con una tal María Eugenia, ex propietaria de la línea. Las llamadas se repiten y la muchacha termina obsesionándose con esa mujer que, en definitiva, desea conocer. Para Dib, reciente comprador del departamento, las cosas también se complican, ya que una niña de la planta baja y un ruidoso cachorro labrador alteran sus nervios. La pareja que creía tener comprada la felicidad comienza a distanciarse, y mucho más cuando la madre de Lisa muere de un ataque cardíaco tras enterarse de que su hija convive con su novio y no con una amiga, como ella le había hecho creer. Con escenas que van del realismo al absurdo, la película genera una estética propia que impacta por su planteo dramático y su particular sentido del humor. La directora, Gladys Lizarazu, logra en su primer largometraje insertarse con emoción en ese pequeño mundo donde la pareja central deberá enfrentarse con enorme esfuerzo a sortear los sinsabores que se les presentan. Así, la menuda historia logra recrear esas dos vidas que pasan de la dicha al desamparo, aunque siempre están listas para volver a comenzar. La realizadora supo, también, elegir a sus protagonistas, ya que tanto María Canale como Alberto Rojas Apel aportan sinceridad y calidez a esas dos personalidades que hablan, con voces cotidianas, de las contrariedades que se insertan de golpe en sus existencias. Los rubros técnicos, por su parte, apoyaron esta trama que muestra un micromundo del amor y de todas las situaciones que depara.
El amor en épocas de guerra En junio de 1940, Francia cae en poder de los alemanes y los habitantes galos comienzan su éxodo a París. Es un mundo que se ha vuelto inhabitable y los desconcertados vecinos de Bussy reciben la noticia de que un batallón alemán está a punto de llegar a instalarse en sus hogares. Lucile, una refugiada de París, vive con su distinguida y austera suegra, ya que su marido está prisionero. En la residencia, en un principio intentan ignorar a Bruno, un elegante y refinado oficial alemán a quien se le ha encargado habitar esa mansión, pero Lucile comienza a enamorarse de ese oficial, en una confusión de sentimientos. En tanto, una pareja cercana decide negociar con los alemanes a cambio de obtener un trato favorable, mientras su agricultor arrendatario se siente impulsado por la ocupación a convertirse en miembro de la resistencia. En todos, el miedo a la muerte con cada bomba y disparo invasor. El amor y la contienda se combinan, así, en esta trama coral basada en la novela de Iréne Némirovsky, asesinada en un campo de concentración. El film retrata con emoción, ternura y enorme fuerza dramática cada acontecer de ese grupo humano que, sitiado por la guerra, tratará de salir indemne. El director Saul Dibb logró, sobre la base de una impecable adaptación del libro original, una película que habla tanto del horror de la guerra como de los a veces muy escondidos recovecos del alma de sus personajes. Además, el realizador halló en el elenco sobre todo, en la excelente personificación de Michelle Williams el carisma necesario que pedían esos seres humillados. En tanto, los muy buenos rubros técnicos suman virtudes a este entramado que refleja un momento de la historia en el que la muerte pudo, a veces, anidar en los más puros sentimientos del amor prohibido.
Detective por obligación Lucas es un joven abogado y un apasionado lector de novelas policiales. Designado por su hermano mayor Max como padrino para su boda el muchacho no está muy dispuesto a acceder al pedido, pero su familia judía lo insta a que no deponga tal honor. Lucas, quien había ahorrado una importante suma de dinero para adquirir un departamento, comenzará a frecuentar la vida nocturna para olvidar, aunque sea por unas horas, el momento en que conducirá a la novia hasta el altar, y en un bar conocerá a una muchacha con quien pasará la noche. Pero cuando despierta comprueba, alarmado, que tanto el dinero de sus ahorros como su ocasional acompañante han desaparecido. Convencido de que el robo fue planeado y que alguien lo vendió, sospecha de sus amigos, de sus compañeros de oficina y hasta de su familia y comienza a investigar con la ayuda de su hermano, la única persona en quien aún confía. Convertido en atolondrado detective, seguirá una serie de pistas para tratar de recuperar su preciado dinero. Gabriel Lichtmann (Judíos en el espacio) logró dotar a su nueva propuesta de cierto aire entre picaresco y humorístico sin desdeñar algunas pinceladas de thriller alocado, elementos que convierten a la historia en un ágil pasatiempo.En el parejo elenco sobresale la muy buena composición de Martín Slipak en el protagónico.
Terror verdadero La última dictadura militar llevó adelante un plan sistemático de apropiación de menores, cuyo punto más siniestro fue el funcionamiento de maternidades dentro de los centros clandestinos de detención. Los directores Gato Martínez Cantó, Santiago Nacif Cabrera y Roberto Persano se propusieron en este documental realizar un viaje que busca "dar luz sobre los lugares en donde se dio a luz". A través de tres historias de nietos restituidos, y con artísticos dibujos que van pautando la narración, el film va mostrando los lugares tenebrosos donde las mujeres embarazadas eran sometidas a los brutales castigos y se detiene a fines de 2012, cuando concluyó el juicio por el Plan Sistemático de Apropiación de Menores, donde se condenó a los principales responsables de orquestar esos métodos macabros.
Sencilla historia de amor y soledad Uno es un muchacho que vive solo en la casa que perteneció a sus padres. Se entretiene fumando en el patio, escuchando música y bailando solo con pasos poco ortodoxos. Su trabajo es tan simple como monótono: con un cartel indica, a la salida de una escuela, el paso de peatones y de vehículos. Hincha furioso de Quilmes asiste a cada encuentro con su amigo Bigote, infaltable compañero de juergas. En una de esas salidas nocturnas, Uno conoce a Una y comienzan una relación amorosa. Pronto, Uno comienza a extrañar su soledad y los partidos de fútbol que compartía con sus compañeros. Claro que cuando ella decide abandonarlo, él se da cuenta de que la necesita. El director y guionista Gabriel Arregui logró, con estos pocos pero sabrosos elementos, hacer un film tierno, por momentos humorístico, que cuenta con el buen trabajo del Chino Darín, en el rol protagónico.
Historia, dejadez e ideales en un documental A fines de 2012 se creó la Reserva Integral de Laguna de Rocha, en las afueras de Monte Grande, cerca de Buenos Aires. Un territorio de fuertes contrastes sociales de barrios cerrados y tierras tomadas, hermosos paisajes naturales y construcciones de un gran valor histórico rodeadas de misterio y abandono. Este documental muestra el transcurso de un año en ese lugar, con sus cambios marcados por los ciclos naturales de plantas y aves, con los riesgos constantes de la basura y los incendios intencionales y la presencia de quienes habitan el lugar, lo protegen o trabajan en él. La laguna, nacida hace mucho tiempo, fue mutando entre la dejadez y, hoy, el intento de reconstruir la idea de paisaje respetando su identidad para lograr una vida más digna para todos. Todo entra en un relato con una enorme calidez, en las voces de sus vecinos y en imágenes plenas de esplendor.